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viernes, 3 de diciembre de 2021

Angustia: llamado al Otro o pasaje al acto

Durante su trayectoria, Freud fue ocupándose de la angustia y regalándonos diferentes conceptos sobre la misma, concepto que dada su valentía teórica, no tenía dificultad y refaccionar, reparar o reformular. En este seminario va a diferenciar la angustia de otros sentimientos y afectos. Por ejemplo, el miedo, el horror y otros.  Hace hincapié en que a diferencia de lo que sucede con el miedo, la angustia no tiene un objeto definible por el cual aparecerá, entonces, diría Freud que la angustia no tiene un objeto. 

Por otra parte, va a diferenciar lo que es angustia señal de la angustia automática, diciéndonos que la angustia señal es frente a un peligro interno o externo que se avecina, siendo la angustia lo que nos posibilita organizarnos para enfrentar dicho obstáculo. Aquí tenemos una dificultad, porque ya con Lacan y frente a lo que nos graficamos como la banda de Möbius,  sabemos que no es tan sencillo deelimitar interior de exterior. Por ejemplo, un examen puede generar un montón administrable de angustia para algunos y desparramar una angustia soportable para otros. O sea, el peligro supuesto exterior lo enfrentamos seún lo interior.

Esta angustia automática, que despedaza, para freud remitea lo que conocemos como estado de desamparo, que por ejemplo es el que vive el  el niño pequeño cuando es separado de su madre. Freud insinúa que la angustia es frente a la pérdida del objeto.  Freud va a tomar algunos episodios de separación, como es la angustia del nacimiento, el destete, la angustide castración, como improntas de angustias que padece el infantil sujeto. Podríamos decir, entonc,es que el crecimiento y la vida no es sin pasaje por la angustia. 

Freud señala la diferencia entre la angustia automática y angustia señal, conceptos que va a tomar y retomar Lacan, hablando de el estatuto más radical de la angustia y equipararlo al desamparo de Freud y también la angustia señal.El tema es que aquí y aparece una cierta contradicción: Freud dice que la angustia es sin objeto, mientras Lacan dice que hay un objeto preciso de la angustia. La angustia aparece frente a la presencia de un objeto, al cual él llamará objeto a. 

Recordemos que en muchos seminarios, Lacan va a decir de objeto a es su único invento. Claro que para entender este invento, hace falta todo un recorrido cierto por el camino lacaniano, pero al principio vamos a decir que si el sujeto no es sin el Otro. O sea, no podríamos pensar sujetos sin el baño de cultura, del lenguaje, caricias, miradas, alojamiento, por el lado del Otro. Los niños de Spitz nos gritaron en el silencio de sus muertes que no basta la asistencia médica para sobrevivir. El máximo deseo para Lacan es el de un deseo no anónimo, un deseo que se haga cargo de este infante, que será atravesado por este Otro para poder convertirse en sujeto.

En la constitución subjetiva hay un resto indivisible, hay algo que no termina de partirse: es un resto resto irreductible, que no encuentra un número específico, algo que no puede situarse en la recta numérica. No tiene representación y no tiene simbolización. Este es el objeto a, que en el seminario de la identificación Lacan lo va a representar por ese número que conocemos como la raíz cuadrada de menos uno. La raíz cuadrada de un número negativo no tiene resolución, no hay posibilidad de ubicar en el conjunto numérico a la raíz cuadrada de ningún número negativo. Éste es un número imposible de representación ni simbolización. 

Cuando Lacan habla de los tres registros -real, simbólico imaginario- los coloca anudados de manera tal que el desencadenamiento de uno, representaría el desencadenamiento de los otros dos. 
El registro de lo simbólico es un registro propiamente humano: es el registro de las palabras, el registro de los vocablos, de las frases. 
El registro del imaginario, como su nombre lo indica, es el registro de la ilustración de la representación. 
El registro de lo real quizás sea el registro más difícil, porque justamente lo real es lo inefable, lo indecible, lo irrepresentable. Lo real es lo que no se registra ni por la vida y lo simbólico, por la vía de la representación, o por la vía de la imagen. Una vez anudado a lo simbólico de lo real, deja de ser un real puro. 

En la intersección de estos tres registros, ubicamos este famoso objeto a.  Vamos a decir entonces que el objeto a es lo que resta lo simbólico, porque no tiene representación; lo que resta a lo imaginario, porque no es representable. Es decir, no tiene manera de ser simbolizado, no tiene manera de ser imaginarizado y resta a lo real porque ya no es un real puro.

Volvamos al seminario de la angustia, donde Lacan nos invita a pensar el momento de la angustia como un supuesto encuentro entre una persona que porta una máscara de una mantis y una mantis religiosa. Lacan nos recuerda que la hembra de la mantis religiosa tiene el hábito de decapitar al macho durante la cópula y luego se lo devora. 

Entonces textualmente dice: Pueden imaginar fácilmente que tenía alguna razón para no estar tranquilo ante la posibilidad de que debido a algún azar aquella máscara fuese impropia, induciendo mi partenaire a algún error sobre mi identidad. La cosa quedaba acentuada por lo siguiente que añadía, yo no veía mi propia imagen en el espejo neumático del globo ocular del insecto.  (página 14 del seminario de la angustia) 

De esta manera, hay un estatuto más radical de la angustia, donde el sujeto no sabe si va a ser gozado, devorado por el Otro y donde su identidad fracasa en algún punto: no sé quién soy para el Otro.

Caso clínico
Se presenta Teresa, derivada por una de sus profesoras de su carrera universitaria. Teresa no puede acercarse a rendir ningún examen, está detenida en su trayectoria de estudiante, pues una angustia despedazante la invade al momento de asistir a la mesa que la examinará. Durante el trabajo que realizamos en sesiones, nos contará que hace años no se visita con sus padres. La reconstrucción de algunas escenas nos permitirá ubicar el momento de su infancia, donde la madre abandona el hogar para marcharse con el novio de turno. Antes de esta huida, Teresa es abusada por su abuelo materno, situación que como tantas otras, deberá ser silenciada. Teresa no podía decir lo que sabía que pasaba. Cuando su padre ingresa a la casa a la mujer, ella quemará todo lo que pudiera representar la presencia de Teresa: fotos, cuadernos, cartas, etc. Podríamos decir que la decisión de no ver a sus padres apacgua en parte su angustia desbordante, pero no alcanza. Teresa se queda sin cuerpo al momento de presentarse a rendir.

Freud nos habla en varias oportunidades de la transferencia de sentimientos que se realizan de los padres a los docentes. Enfrentar a estos equivale a enfrentar a sus genitores. Es bastante sabido que con frecuencia presentarse a rendir, ser aprobado ó desaprobado, suscita la presencia de la angustia; pero mientras que para unos está se presenta en el modo señal, preparando al sujeto en este cimbronazo como para no estrellarse, cuando la señal fracasa nos la vemos con la mantis sin saber quiénes somos. 

Cuando en una sesión de teresa la analista pregunta por qué tanto miedo a reunirse con su madre, ella sin vacilar responde "temo que me coma". El Otro para Teresa es un gozador que devora, sin que ella cuente de momento con la manera de enfrentarlo, regresando así a la máxima sensación de desamparo. En otro trayecto de su análisis me pide que la acompañe a rendir. Me pide, de alguna manera, que donde mi cuerpo para soportar con algún recurso enfrentarse al Otro, en este caso representado por los profesores, pudiendo decir lo que sabe. Así fue enfrentando a diversas materias, afortunadamente con éxito. Este acompañamiento forma parte del trabajo terapéutico de un analista. El trabajo analítico seguirá desarrollándose en el marco del consultorio. 

Es interesante remarcar esta diferencia entre el trabajo terapéutico de un analista y el trabajo propiamente analítico, porque forma parte de la responsabilidad ética que nos cabe, poder administrar y dosificar el monto de angustia en un paciente así. Lacan dijo que  actuar es arrancar a la angustia una certeza. Podemos pensar que Teresa ha podido realizar un acto fecundo, un actor verdadero al poder pedir ayuda para enfrentar a esta angustia devoradora y efectivamente, hacer lugar a su deseo de poder graduarse. 

Hay que diferenciar al acto del acting out ó pasaje al acto. En el seminario 10 nos encontramos que en el primer capítulo nos va a proponer un cuadro de doble entrada:



De un lado, va a poner de izquierda a derecha a la dificultad, con una flecha indica que esta irá en aumento. Hacia abajo, menciona el movimiento. Inhibición, síntoma y angustia se encuentran intercalados con otros títulos, como el pedimento, el embarazo, la emoción, la turbación. 

Del lado de la máxima imposibilidad del movimiento, Lacan va a poner a la inhibición, planteada como un síntoma en el museo. Se trata de un síntoma que no puede trabajarse durante el análisis, a no ser que pase justamente de la inhibición al síntoma analítico, eso que un sujeto siente como extraño al yo y que en general promueve la angustia.

Hacia abajo de la inhibición  nos encontramos con la emoción y la turbación, cuando se desarrolla el movimiento. Podríamos decir que es algo que mueve a la inhibición y que Lacan lo llama turbación y es la evocación de un poder que no se presenta. El impedimento, para Lacan, está más del lado de la trampa, de algo que nos deja actuar, que nos impide, que no es más que la trampa narcisista: una trampa en el armado del narcisismo, donde el sujeto se queda capturado por la imagen especular. 

El embarazo sería la forma más ligera de la angustia y la angustia, que pone en el extremo máximo de la dificultad y el movimiento, queda empadronada y enmarcada por dos grandes incógnitas que demorará Lacan de ubicar: el pasaje al astro y el acting out. Esto pasará en la clase del 19 de diciembre de 1962. 

Observamos entonces que muy cerca de la angustia está el pasaje al acto y el anting out. Lacan ilustra con el relato hizo Freud de la joven homosexual paseándose con mujer de mala reputación. Ella camina a su lado hasta qué se topa con la figura de su padre y al encontrar en su mirada un gran rechazo, se arroja del puente hacia las vías del tren. Lacan propone a esta mostración como un llamado al padre y a esto lo llama acting out.  El arrojarse ya es una pérdida de la subjetividad, es como si el sujeto estuviese siendo presentificado por el objeto a; ese resto que debe perderse se hace cuerpo, en esta paciente que ya no llama al Otro, sino que en su desesperanza queda hecha trizas.

El más común de los pasajes al acto es el acto del suicidio: aquí ya no hay llamado ni esperanza: el sujeto se objetaliza. El suicidio un pasaje al acto propio de la melancolía, aunque también puede encontrarse en otras estructuras. En Duelo y Melancolía, Freud dice que la sombra del objeto recayó sobre el yo. Es una anticipación al concepto de objeto a lacaniano, pues este objeto incluye el objeto pulsional de Freud, el objeto transicional de Winnicot, pero que requiere de una formaización más compleja.  En la melancolía elo que vemos es s la tiranía del objeto a, que no deja lugar a la palabra, no deja lugar al llamado. 

Si volvemos a Teresa, podríamos decir que el acto de pedir ayuda es un acto propio de su deseo de deseo,  de su deseo de reconocerse como graduada y es una manera de salir de la angustia y del impedimento, pudiendo avanzar sobre su carrera. En estos tiempos de pandemia, a Teresa se le ocurre que como los exámenes van a ser virtuales, ella va a poder rendir virtualmente desde su casa cinco materias en dos semanas. Va, se inscribe y me lo informa, diciendo que "es una locura". La analistaa decide seguir acompañándola. En la primera materia es aplazada y esto desencadena un ataque de pánico del cual le cuesta salir. Esta locura que ella señala es un acting out. Es un darle a ver al analista y convocar la función paterna. 

Por suerte en las otras materias le va mejor, y cuando vuelve a la presencialidad del consultorio se trabaja sobre lo que ella ha hecho, algo así como  una pirueta sin red, que le ha costado un gran padecimiento y que ha tenido un gran costo subjetivo. Le lleva varios días poder calmarse y la analista le dice que posiblemente ha actuado para no recordar algo. Inmediatamente Teresa responde que lo estuvo pensando y sabee con certeza que por esto ya pasó y el trabajo de análisis continúa con su curso. 

El acting out muchas veces ocurre en el transcurso del análisis, sin que el analista pueda impedirlo. Freud nos recuerda que a veces el paciente actúa para no recordar. En este caso, esta paciente con su acting ha producido un recuerdo que continuaremos analizando en sesión. 

Hay una aparente contradicción respecto a lo que dijo Freud sobre la falta de objeto y sobre lo que dice Lacan sobre que la angustia no es sin objeto. Freud dijo que la angustia surge como reacción al hecho de advertir la falta de objeto. Más adelante dice que el miedo a la castración tiene por contenido la separación de un objeto muy estimado. ¿Ćomo articular esta frase con lo que nos dice Lacan cuando enuncia...?: 
"lo más angustiante que hay para el niño se produce, precisamente, cuando la relación sobre la cual él se instituye, la de la falta que produce deseo es perturbada y ésta es perturbar al máximo cuando no hay posibilidad de falta, cuando tiene a la madre siempre encima, en especial limpiandole en el culo, modelo de la demanda que no puede fallecer.

En principio, el sujeto y el objeto no están dados desde siempre. Si el sujeto es a advenir y ese advenimiento requiere del encuentro y la división con el Otro, produciéndose un resto que debe darse por perdido (objeto a), vamos a concluir que hay tiempos instituyentes. Por ejemplo, podríamos mencionar la primera, la segunda y la tercera identificación. En cada una de ellas, el sujeto se encuentra con el Otro y se desprende un objeto. Claro que estas identificaciones pueden estar fallidas, aún sin pensar nos en el campo de la psicosis. 

¿Cómo sale el niño del Otro? Mediante una invención del niño que conocemos como fort-da. El infante fabrica su juguete, en este caso un carretel, por el cual no sólo va a elaborar la presencia-ausencia de la madre, sino que como nos dice Freud al pie de página, mirándose al espejo diciendo "El bebé ohhh", el bebé se sale del Otro. Cuando se sale del Otro, lo deja en falta. El niño ya no completa, dando lugar al deseo. Faltarle al otro significa  no ser el objeto del Otro, por lo tanto, hacer lugar al deseo. 

La angustia de castración también tiene dos derroteros diferentes para el varón y para la niña. El varón lo resolverá día la represión, renunciando a su madre. Pero es una renuncia que permite desear a todas las otras. En la niña, las cosas serán más complejas y la cuestión se resolverá por desplazamiento. La angustia, en muchos casos, es la antesala del deseo en los tiempos instituyentes, donde el sujeto se barra  y barra al Otro, aceptando una perdida, que es el objeto a. 

Este objeto debe estar perdido, es decir, fuera del sujeto. El problema es cuando se presentifica al modo de la melancolía, por ejemplo, o al modo de ese acto por el cual frecuentemente un sujeto se arroja desde la ventana, convirtiéndose el mismo todo el en objeto a. Si en el sujeto el objeto a se encuentra separado, éste puede funcionar como causa del deseo, mientras que si está en el sujeto, puede dar lugar al pasaje al acto, por ejemplo. Esta operación, en los adultos, se reinicia.

Otro caso
María llega a la consulta derivada por la médica de emergencias. Ha tomado un frasco de pastillas y a posteriori llamó a sus padres. Cuando llegan los médicos, la encuentran somnolienta, sin reflejos. 

Llega a la consulta apesadumbrada. Su primer relato consiste en el conteo del sinnúmero de especialistas que la han examinado, sin encontrar causa ni tratamiento para un dolor intenso de ingle y pierna derecha. Está casada, tiene un hijo de aproximadamente 10 años. Sus problemas conyugales la desanimaron para tener otras hijos: discusiones, agresiones físicas y verbales. 

María dice sentirse desvalorizada y abofeteada en su autoestima. Es muy difícil alojar a María, que habla sin parar, sin pausas y sin escansiones. La analista no puede puntuar ni decir "hasta aquí por hoy". Algo le impide levantarse para terminar la sesión. A moso de acto analítico, la analista diagrama sesiones más largas. ¿Cómo se frena una hemorragia verbal, sino es dejando que drene? ¿En qué punto de su historia no hubo pausa para ser escuchada? 

Maria está tomada por una gran impulsividad, que la lleva a realizar conductas intespestivas y a comer vorazmente. Su cuerpo le pesa tanto como su vida. Es muy difícil reconstruir su historia e historizar su infancia. ¿Hay neurosis infantil? Sabemos que es la menor de tres hermanos, pero antes de ella naciera murió Luisa. María nace a continuación de esta muerte. ¿Habrá Luisa podido ser duelada, sepultada simbólicamente? ¿O seguirá como en tantas pérdidas no elaboradas simbólicamente, presentificándose?

Muy de a poco aparecen palabras que dicen, es decir, palabras que no se deslizan metonímicamente sin enunciar nada. María ha desistido de su vida sexual. La mirada de su esposo se le torna insoportable, sieniestra. Podemos recordar al hombre de los lobos en sus sueños de angustia, observado por las miradas perseguidoras invasivas de los lobos. María no trabaja, ni tiene amigos. Simbólicamente, habita la casa de sus padres. Dice que le gusta la pintura. 

¿Cuál es la estructura de María? No estamos en el campo en la psicosis y mucho menos en el de la perversión, pero tengo mis dudas de poder encuadrarla dentro de una neurosis. De momento, su transferencia es imaginaria, María no puede asociar ni recortar su síntoma. dentro del  poco margen de acción que me confiere, la ayudo y la estímulo digamos a ir a un taller para poder dedicarse a la pintura y pensarse como artista plástica. Afortunadamente, María puede sublimar y pintando, es ahora ella la que mira. Sublimación que produce alivio, sublimación o sinthome que viene siempre bien a la estructura, sea ésta cual fuere.

Tomar un frasco de pastillas, ¿un pasaje del acto o un acting out? Aquí hay un llamado, descifrar ese mensaje tomará tiempo y no sabemos si será posible. ¿Quería María representarse como muerta, tal como la hermana que la precedió? ¿Por qué se sostiene María en el hohgar de su infancia?  Son sólo preguntas.

Mientras tanto, Maria ha construido nuevos lazos y ha mejorado la imagen de sí misma. Recordemos que el acting out es un llamado a la función paterna, un llamado para que esta función de corte haga corte y recorte lo que debe perderse. Es decir, el objeto perdido debe estar perdido para hacer lugar al deseo. En este sentido, Lacan nos dice que la angustia aparece cuando falta la falta, es decir, cuando no hay lugar para la inscripción de la falta que genere el deseo. Falo es el significante de la falta en el Otro y también el significante del deseo. Por eso, dosificar la angustia no significa anularla, ya que es ella la que indica el movimiento, mostrándose en las antípodas de la inhibición. 

La angustia es la señal que nos convoca a salir del goce del Otro, sea como fuere que se presente, ya que no siempre aparece bajo la imagen de la mantis. Puede, por ejemplo, presentificarse bajo la forma de una satisfacción pulsional peligrosa para el sujeto, ya que este exceso podría dejarlo al margen del deseo. 

Recordemos también que la función paterna es la que anuda el deseo a la ley. En este sentido, el deseo nada tiene que ver con el capricho. La angustia, entonces, es la guardiana del deseo y opera como función paterna o convoca a la misma. Por supuesto, cuando la angustia fracasa en su función no lleva al acto, sino al acting out o al pasaje al acto.  

La angustia, nos dice Lacan, es un afecto, en el sentido de que el sujeto está afectado. Es el único afecto que no engaña, en tanto que los otros afectos y sentimientos, como el amor, el odio... pueden estar desplazados o sustituidos ya que los significantes que los amarran están reprimidos. La angustia, como emergencia de lo real se siente en el yo, se siente en el cuerpo. La angustia está presente en todas las estructuras. Quizás sea el autismo la defensa más radical contra la angustia, al externarse el autista del yo y del Otro. 

Fuente: Notas de la conferencia dictada por Clemencia Baraldi 30 de junio 2020 en la Institución Fernando Ulloa. 

miércoles, 15 de julio de 2020

Acting out y pasaje al acto: su relación con la angustia.

Clase de Daniel Zimmerman del 01/11/12, cátedra "Psicoanálisis II" en UMSA.

El pasaje al acto ofrece una salida. Ante un punto de dificultad ofrece una salida costosa. En el ejemplo del insomnio que vimos, el pasaje al acto suicida le ofreció una salida, pero esa salida no solo se llevó el insomnio, sino la vida misma.

El gráfico de Lacan.
En el seminario de Lacan sobre la angustia, Lacan dialoga con Freud e interroga “Inhibición, Síntoma y Angustia”. En nuestro horizonte tenemos la dimensión de pasaje al acto y acting out.

Lo que Lacan de entrada pone cuestión en las primeras clases del seminario 10 es si inhibición, síntoma y angustia, tal como Freud los plantea, se corresponden en una serie homogénea o no. Lo que va a plantear es que no, que son términos heterogéneos entre sí. Y una manera de presentar esa idea es escalonadamente. Lacan va a poner flechas así:

Al distribuir a la inhibición, el síntoma y angustia así, le permite tener espacios que tienen diferentes vecindades. Lacan va a convertir los ejes en una matriz. Los 2 ejes son crecientes de arriba hacia abajo. El eje horizontal va a corresponder a una dificultad creciente. Mientras que el eje vertical, hacia abajo, va a indicar una perturbación creciente en el movimiento.

Entonces va a decir que si la INHIBICIÓN, tal como Freud la plantea en “Inhibición, Síntoma y Angustia”, es un punto de máxima detención del movimiento, en el eje de la dificultad creciente nos va a proponer al nivel del síntoma el término IMPEDIMENTO. Un sujeto con impedimento dice “No puedo”. Si bien eso no es un síntoma, aparece mucho en la consulta.

En la tercer columna, Lacan va a proponer el término EMBARAZO, de la situación embarazosa. El embarazo es el punto extremo de la dificultad de un sujeto.


En la columna vertical, a partir de la inhibición, Lacan va a usar el término EMOCIÓN, pero dándole una vuelta diferente. Lacan dice que emoción viene de emovere, lo usa en sentido de movimiento para rescatar que emovere tiene que ver con un movimiento de salida, un movimiento hacia afuera.

Y en el extremo de esta columna, el término TURBACIÓN, que ha dado dolores de cabeza para traducirlo al español. Es la perturbación máxima del movimiento.
Lacan se toma un par de clases para completar los casilleros que faltan. Y oh casualidad, son los casilleros vecinos de la angustia. Si no hubiéramos hecho la introducción sería más enigmático, pero ya podemos escribir pasaje al acto y acting out:
¿Cómo leer el pasaje al acto a partir de estas coordenadas?
Si admitimos que el pasaje al acto va a surgir en la encrucijada del término que está por encima más el que está en la punta, podríamos decir que PASAJE AL ACTO es una situación de embarazo, entendido como un punto extremo de dificultad de un sujeto, con el agregado de la emoción como perturbación del movimiento, el sujeto sale despedido de la escena agregando que identificamos al sujeto como resto o desecho. La dificultad ha ganado, como en el ejemplo de Piñera. O en Dora, porque la situación de extremo embarazo que la coloca la frase del Sr. K “Mi mujer no es nada para mí”, con el agregado de emoción, entendida como perturbación del movimiento, sale despedido al modo de una cachetada dejándola a ella fuera de la escena que mantenía su deseo.


Para saber si algo es o no un pasaje al acto, acá tenemos un criterio clínico con inmediatas consecuencias de intervención. El suicidio es paradigmático, pero no lo podemos dejar reservado a esa categoría. Hay muchas acciones que han dejado al sujeto fuera del escenario. Por ejemplo, un cabezazo de un jugador de futbol a su contrincante. En el fantasma, el pasaje al acto deja al sujeto arrasado por esta barra.

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Acting out:
Es una acción del sujeto tendiente a sostenerlo en la escena, por el deseo a ser reconocido. Tiene un franco carácter mostrativo. Si seguimos el cuadro, el acting out parece surgir de algo en el orden del impedimento, algo del deseo del sujeto está impedido en su reconocimiento. Y como maniobra para lograrlo, eso que no se reconoce sube a escena y se muestra. En la joven homosexual, la escena que ella monta paseándose con la Cocot es una mostración, dirigida a Otro, para buscar reconocimiento. Cuando el padre la desaprueba, ella sale despedida de la escena a las vías del tren (pasaje al acto).

En el impedimento del reconocimiento, Lacan va a plantear que en un análisis puede surgir un acting out de parte del paciente cuando el analista no escucha adecuadamente lo que le está diciendo. En el análisis, el lugar del Otro, está ocupado por el analista. Un acting out puede progresar a un pasaje al acto.

Daniel José Zimmerman falleció el 18-1-2019. Fue un excelente docente, muy claro en sus exposiciones y reconocido por articular en ellas viñetas de la literatura y el cine como casos clínicos. Podés ver más de este prestigioso psicoanalista aquí

miércoles, 10 de octubre de 2018

Las presentaciones clínicas de la angustia.

Apuntes de la conferencia dictada por Raul Yafar, el 19/09/2017

Lacan menciona varias veces que la angustia es la guía de la clínica durante sus seminarios intermedios. La angustia es la presentificación del objeto y marca la dirección de la cura. Lacan dedica el seminario X a la angustia y hace un cuadro que no va a volver a repetir en ningún otro seminario. Se trata de un cuadro que tiene algunas desprolijidades, pero como en todos sus seminarios, él lanza nuevas nociones, mientras que revisita otras.

El cuadro tiene doble entrada y redefiniremos sus términos para que se aproximen más al uso cotidiano que tenemos nosotros en Buenos Aires. Se trata de un cuadro muy rico para la práctica psicoanalítica, pero al mismo tiempo se basa en la etimología del lenguaje francés. Nosotros necesitamos retraducir, ampliar, darle una significación más abierta a algunos términos para que nos remita a otros fenómenos que nosotros podamos inteligir todos los días en nuestro trabajo. También agregaré algunos vectores y me referiré al tema del acto, que aparece en el seminario X y se va ampliando durante los años posteriores.

Lacan empieza con el famoso retorno a Freud de sus primeros escritos y los primeros seminarios. Pero a partir del seminario 7, Lacan hace un giro y empieza a concentrarse cada vez más en las temáticas del fantasma y de lo que él llama el objeto del psicoanálisis, al que nombra como objeto a. El objeto a es el objeto que se presentifica en la angustia. Hay un recorrido desde el seminario 7 hasta el X, donde va situando cada vez más esta noción. Esta configuración nos habla del recorrido de un análisis y da una definición más acabada de lo que podría ser un recorrido completo de inicio, duración, dirección y finalización de un análisis. Esto concluye en el seminario de la lógica del fantasma, que es el 14, el acto analítico, que es el 15. En este momento Lacan funda su institución, porque estamos en un momento de un Lacan lleno de ideas que acababa de abandonar una institución internacional, la IPA y está fundando su propio recorrido, más allá del retorno a Freud. Los últimos seminarios de Lacan son más cambiantes: los discursos, las fórmulas de la sexuación, pero no nos vamos a meter con eso.


El cuadro de la angustia aparece en un solo seminario, el 10 y da cuenta de un momento fundamental de una obra de Lacan. Aquí Lacan define a la angustia como la guía de la clínica, en la medida que la angustia está ligada a lo más real del aparato psíquico y es una señal que nos marca por dónde va el real del sujeto. Veamos el cuadro:


Lacan toma las nociones de inhibición, síntoma y angustia de Freud. Como la teoría de Lacan de la angustia no se parece mucho a la de Freud (la de Freud está ligada a la angustia de castración, al complejo de Edipo y a la articulación de la función paterna). la angustia lacaniana está más ligada a un texto de Freud que se llama “Lo siniestro”. No es angustia de castración, sino angustia a secas. Lacan toma “Inhibición, síntoma y angustia” y dice que lo único que va a usar es el título y no el texto. Con eso abre un cuadro de doble entrada y coloca 3 los términos en el centro, en diagonal. Por otro lado, Lacan supone que hay 2 vectores: el eje de la dificultad y el eje del movimiento.
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Este esquema, para que no sea chato, hay que pensarlo en movimiento. Tenemos un vector en el medio y otros 2 vectores. Lacan aprovecha el título de Freud para hablar de algo que comienza en la inhibición, que prosigue hasta convertirse en un síntoma y si supera el síntoma se encuentra con la angustia.


Es decir, el eje diagonal nos habla del recorrido del deseo. Puse punto 0 del deseo (esto lo agregué yo), inicio del movimiento del deseo en la búsqueda de un acto que lo satisfaga. El deseo busca la realización desde el punto 0 hasta su concreción. Pero cuando el deseo empieza a avanzar, se topa primero con las inhibiciones, luego con los síntomas y después con las angustias. Si el punto cero concluyera en un acto, el cuadro se auto-disolvería y no existiría como tal. Este cuadro da cuenta de la psicopatología lacaniana de la vida cotidiana.

El deseo comienza en el punto cero y el vector marca que se va topando con distintas dificultades. Se atravesara todo este recorrido, terminaría fuera del cuadro en un acto de deseo. En el medio están los obstáculos. Si no hubiera obstáculos y el nacimiento del deseo condujera directamente al acto del deseo, no habría cuadro como tal ni psicopatología de la vida cotidiana. Todo este cuadro ocupa el lugar de un acto no realizado, un acto imposibilitado.

¿Qué es lo que le pasa al sujeto cuando se va topando con las distintas dificultades que el cuadro menciona? Atraviesa instancias críticas, podríamos decir. Una crisis (del griego Krino, que significa declinar, caer, desfallecer) es cuando algo se cae y todavía no surgió algo nuevo en su lugar. Cuando uno se muda pasa por el momento desolador de ver la casa anterior vacía. Uno se sube al camión de la mudanza hacia su nuevo hogar, pero todavía no lo tiene. Acaban de perder el hogar anterior y esa etapa entre la disolución de lo antiguo y el nacimiento de lo nuevo, es una crisis. Si el sujeto comenzara por el punto 0 y llegara al acto y a la realización subjetiva, no entraría en crisis. La crisis son todos los movimientos y dificultades que se dan cuando tropieza con los distintos lugares del cuadro.

La psicopatología cotidiana de Freud tiene que ver con los lapsus, los olvidos y las demás formaciones del inconsciente, que son tramas fundamentalmente significantes. En este caso a Lacan no le va a preocupar esto, precisamente porque es el seminario de la angustia donde desarrolla el concepto de objeto a, porque es un cuadro de psicopatología objetal, no significante. Acá no hay olvidos, las consideraciones de descifrado del síntoma… Todo lo que va a mencionar estará ligado a variantes de las presentaciones del objeto. No van a tener ustedes nada que descifrar, nada que abrir en tanto a la trama significante e inconsciente. Tampoco es un cuadro que tenga tanto que ver con el inconsciente, sino con el actuar o no actuar, la posición de hacer o no hacer, el logro o no, si el deseo conduce o no a un acto. Por eso, el gran inicio del cuadro está en la punta de la inhibición. La palabra inhibición es fundamental en el seminario 10, en el de la angustia. La inhibición es la contraposición del actuar. Estar inhibido es el opuesto de poder actuar conforme al deseo propio.

Repitamos que el cuadro existe porque desde el punto 0 del deseo, lo primero con lo que nos topamos es con la inhibición. Si no hubiera inhibición, luego síntoma y luego angustia, tendríamos acto y este cuadro no tendría sentido. Por eso, al final del seminario, Lacan retoma este cuadro y lo aplica al obsesivo. El obsesivo, justamente, es un sujeto que huye de los actos. Desplaza el sentido de su deseo, está siempre fuera de sí. Por lo tanto, el cuadro es ideal para ver cómo un neurótico obsesivo se desplaza por el cuadro y no puede salir. Si el obsesivo no lo fuera, haría lo que tiene que hacer. Un obsesivo, si tiene que hacer una llamada telefónica y la hace, no tiene cuadro, no hay inhibición, síntoma, impedimento, ni embarazo… Habría acto. Lacan hace una lectura de la neurosis obsesiva según este cuadro.

Otra cosa que nos interesa es que los “casilleros importantes”, que marqué con negro, que son las nociones de impedimento, embarazo, emoción y turbación. Hay 2 novedades en este cuadro, aparte del movimiento de la diagonal freudiana de inhibición, síntoma y angustia. Podemos hacer:
  • Un movimiento elíptico del impedimento-embarazo-pasaje al acto.
  • Un movimiento elíptico emoción, turbación, acting out.


Ahora, si miramos la angustia, veremos que arriba está el pasaje al acto y a la izquieda el acting out. Si del punto 0 pudiéramos recorrer sin tanto obstáculo, sin tanta crisis, el recorrido más allá de las inhibiciones, los síntomas y las angustias, llegarían al acto. Entonces, acá hay un trípode en relación a la angustia, que es el trípode del actuar, que es central en el seminario:
Del acto Lacan habla poco, pero hay una novedad. Lacan antes hablaba del deseo como metonímico, el deseo deslizamiento. El deseo, como noción teórica en este seminario, se parte en 2: el mismo deseo metonímico e interminable y está lo que él llama deseo-en-acto. El deseo se vuelve una noción dúplice, se quiebra en 2 nociones distintas. Aquel deseo que nosotros recordábamos, ese deseo histérico insatisfecho de la dirección de la cura, del deseo interminable, metonímico, el que se deslizaba por las cadenas de la demanda, sufre una torsión porque este cuadro lo está llevando a otro lugar, que es el lugar del actuar. En realidad, muy cerca de la angustia, están los distintos modos del actuar. Los más trabajados por Lacan en este seminario son el pasaje al acto y el acting out, pero el actuar está mencionado como deseo-en-acto, que después aparece como trazado en acto en relación a la pulsión en el Seminario 11, pero todas estas son las formas de la respuesta a la angustia en su relación con el acto, con el actuar en sí.

Pongamos el cuadro a trabajar:
  1. La diagonal. Es virtual, empieza en el 0, en el inicio del movimiento del deseo, atraviesa las distintas crisis subjetivas que implican la inhibición, el síntoma y la angustia, y arribaría a través de esa diagonal al acto. Si el punto cero llega al acto, el cuadro desaparece y tenemos el cero como inicio y final. No ocurre porque tenemos la psicopatología lacaniana.
  2. La angustia es el concepto central, aunque la puso en el ángulo del cuadro. Alrededor están todas las cuestiones ligadas al actuar.
  3. Aparecen nociones novedosas que ocupan los casilleros alrededor del eje freudiano: impedimento y embarazo de un lado, que conduce a una noción psiquiátrica que Lacan está refutando, el pasaje al acto. El pasaje al acto no viene del psicoanálisis. También están las categorías de emoción y turbación que conducen a algo muy conocido, que está en la obra de Freud y que alcanzó en la escuela kleiniana su más alto grado, que es el acting out. Entonces están estos 2 vectores con movimiento envolvente, por un lado y por el otro, dirigiéndose hacia la angustia también.


El eje superior es el eje de la dificultad y el eje vertical es del movimiento. Ambos términos, considero, son absolutamente desacertados. Si uno empieza a atender a estas nociones, tenemos que la palabra movimiento no está en el mismo rango que la palabra dificultad. Lo que vamos a pensar es que este eje llamado “dificultad”, está ligado al FRENADO DEL SUJETO ante el acto del deseo por dificultades que le resultan exteriores. Y al eje vertical lo vamos a llamar eje de AGITACIÓN PSICOFÍSICA.
FRENADO DEL SUJETO EN LO EXTERNO: El primer punto es el impedimento. El impedimento es una noción que ocurre todo el tiempo. ¿Qué los detendría a hacerme una pregunta con el micrófono, por ejemplo? Lo que detiene a cualquiera de los actos cotidianos es la captura narcisisita. Impedimento viene de impedicare, del latín “caer en la trampa”, la trampa de la captura narcisista. Uno, al tomar el micrófono, puede pensar que va a preguntar una pavada. En el camino del deseo, se detiene, mira hacia el costado en el espejo, se ve y dice “Yo no quiero que mi imagen se quiebre”. Para sostener esa imagen en la que me detengo, por las dudas no pregunto. El impedimento es la caída en la trampa del narcisismo. El deseo lleva a salir del narcisismo y a actualizar algo del orden del deseo. Aparece el sujeto rebelado en quien es. Si en el camino al deseo el sujeto se topa con la imagen de sí a la que quiere preservar a toda costa, se ve impedido. Los impedimentos nos atraviesan más allá de la estructura, de la histeria, de la neurosis obsesiva. Por supuesto, el impedimento es muy característico de la fobia. Pero más allá de esto, el impedimento es algo que nos ocurre todo el tiempo.

El sujeto avanza y se topa con sus impedimentos. Supongamos que se anima a seguir adelante y atraviesa la captura narcisista. Sale a escena, es observado, pero queda demasiado expuesto. Supongamos que todos nos miran, nos tropezamos y nos caemos. O al hablar de algunas cuestiones, cometemos un lapsus. O una mujer que se le engancha la ropa al bajar del auto y se le rompe la pollera. Ese segundo fenómeno es ya una salida de la captura narcisista y es lo que Lacan llama el embarazo. Hay que aclarar que los términos Lacan los usa de modo muy específico. Nosotros en la vida cotidiana los utilizamos de manera inespecífica. En castellano la palabra embarazo está más ligada a la preñez de la mujer. También lo podemos usar en sentido de sentirse embarazado por algo que ocurrió y este es el sentido que le quiere dar Lacan. Embarazo es salir del impedimento, salir a escena y toparse con algún ideal, con alguna exigencia superyoica que nos parte por la mitad.

Supongamos que alguien estaba impedido de estudiar canto. Se anima, sale del impedimento y tiene que cantar una canción frente al público, donde el instrumento es la propia voz. Entonces, supongamos que canta y desafina porque se pone nervioso o le da vergüenza. Hay ahí muchas miradas sobre ese que salió del impedimento y de la captura narcisista (o sea, a una dimensión más deseante), pero se arriesga a pasar por momentos de embarazo. Embarazo viene de que le cae la barra encima y parte al sujeto por la mitad: desafina delante del público. ¿Cuál sería el movimiento siguiente? ¡Que lo trague la tierra! Y ahí viene la segunda conclusión del pasaje al acto. Por eso digo que la palabra dificultad no me dice nada, yo diría que el sujeto sale de su escondrijo, sale del impedimento, se arriesga al embarazo y cuando le va mal se topa con la necesidad de salir de la escena violentamente, en un pasaje al acto. Entonces, este eje curvo de dificultad - embarazo - pasaje al acto es el eje del frenado del sujeto en lo externo. ¿Agarro el micrófono o no lo hago? ¿Empiezo a estudiar canto o no? ¿Me arriesgo al embarazo? ¿Salgo corriendo de la escena y huyo? Esta secuencia viene eslabonada una con la otra y es la secuencia del posible frenado del sujeto ante el camino de su deseo. Pero es una secuencia que se hace en base a algo exterior.  

AGITACIÓN PSICOFÍSICA: Lo primero que nos topamos es con lo que Lacan llama emoción. El término para nosotros se relaciona más con los sentimientos como cuando estamos poseídos por algo. Él dice que a la emoción hay que agregarle un toquecito goldsteniano. Kurt Goldstein fue un psiquiatra americano que le hacía entrevistas a los ex-combatientes de la Guerra. Luego de años de haber terminado la guerra, Kurt Goldstein les hacía unas entrevistas donde empezaba suavecito, pero tarde o temprano llegaba a que hablaran del trauma, de cómo fue que perdieron la pierna, por ejemplo. Él decía que cuando se llegaba a ese punto, se producía lo que se llamaba una reacción catastrófica. El sujeto, que parecía muy entero en su silla de ruedas, años después de terminada la guerra (años 60), cuando Goldstein llegaba a ese punto los sujetos se desmoronaban. Lacan dice, si bien habla de emoción, que para entender mejor esto hay que agregarle un toquecito goldsteniano. Se refiere a Kurt Goldstein el de la reacción catastrófica. El psiquiatra, que le hacía reportajes a los sobrevivientes, a los mutilados, esperaba a que bajaran la guardia y ahí les hablaba del trauma y él notaba que se desmoronaban, se agrietaban, perdían el color o sea, sufrían intensamente, rememorando traumáticamente y vivenciando los momentos de su pérdida en ese momento de la guerra, habiendo pasado muchos años. Cuando pasa esto, el yo sufre una especie de conmoción. Podemos entender la emoción como algo que nos perturba, nos inunda… Pero es muy inespecífico. Acá se tratan de emociones catastróficas, que van en la línea de los sufrimientos.

Si la emoción prosigue, va a un segundo término que se ha traducido como turbación. En francés es émoi. Quiere decir “caída de la potencia”. Lacan habla de esto también en el seminario VII. Émoi es cuando ocurre algo que hace que nos quedemos sin recursos subjetivos. Se tratan de esas situaciones donde alguien se confronta a una potencia emergente que le resta toda posibilidad de sostenerse. Podría caer desmayado, o que se le caiga un vaso. Si fuera una relación sexual, podría ser perder la erección. Si fuera que está sosteniendo un objeto, se le cae. El émoi es caída de la potencia. En la traducción castellana se lo tradujo turbación, pero no nos dice absolutamente nada. De hecho, nuestros pacientes pueden referirse a estos términos, pero refiriéndose a otra cosa. Hay que tener cuidado con la utilización cotidiana de los términos, porque tenemos que entender a qué se refiere Lacan con estas nociones.

Si primero se agitó emocionalmente, luego avanzó hasta un elemento que lo turba y le hace caer la potencia, la posibilidad de sostenerse. Cuando siente que se derrumba, que se desmaya, el sujeto va a sentir que lo traga la tierra. Quiere reingresar en la escena y entra en acting-out. El acting out es un reingreso en la escena, mientras que el pasaje al acto es una salida de la escena. En el acting-out hay convocatoria al Otro, porque el sujeto se siente derrumbarse y cuando se está por caer convoca al Otro. Como ven, los 3 términos vuelven a estar emparentados. Lo que pasa es que donde antes teníamos el movimiento de frenado del sujeto hacia el exterior y acá tenemos la agitación psicofísica en el interior del sujeto. Los fenómenos de este vector de la emoción, la turbación y el acting out conciernen a algo que les pasa en el interior. En vez de poner movimiento, que no me dice nada, yo prefiero pensar en una especie de agitación interna, psicofísica, que el sujeto no puede superar. Ambos vectores se complementan: agitación psicofísica por un lado y frenado del sujeto en sus actos por el otro.

Intentos de suicidio. Los intentos de suicidio son actos que no se pueden interpretar al modo del sueño. Cuando la joven homosexual se tira a las vías, Freud lo toma como una formación del inconsciente. Hace la relación entre caer, parir, etc. como si fuera un sueño. Pero una cosa es que alguien sueñe que cae por una baranda y uno tome el relato del sueño y lo descifre, y otra cosa es que alguien efectivamente se tire por la baranda, lo cual está más del lado del acto que de la formación del inconsciente. Freud reduce según su método a que todas las conductas del sujeto a descifrados significantes posibles. Este cuadro no es de descifrado, no hay ninguna formación del inconsciente acá. Cuando a alguien le dicen algo terrible en una reunión y se le cae el vaso al suelo, a nadie se le ocurre preguntarle qué asocia con vaso. No tiene nada que ver con la cadena significante. Este cuadro está ligado al actuar y a la presencia del objeto en el nivel de la presentificación de la angustia. Está más ligado al acto, al fantasma y a la angustia, no al descifrado de las formaciones del inconsciente.

Los intentos de suicidio son actos y no formaciones del inconsciente. Si ustedes piensan en el intento de suicidio, se haya matado el sujeto o no, no es lo mismo pensarlo como acting-out que como pasaje al acto. Si alguien se va al cuarto de al lado y se trata de abrir las venas con una cucharita habiendo 17 personas en el otro cuarto, es probable que eso sea un acting out, que está dirigido a un Otro al cual le está diciendo “siento que me traga la tierra, necesito que me agarren fuerte y me traigan a la escena de nuevo”. Ahora, el resultado del acto puede ser que igual se muera haciendo eso, pero no es lo que nos interesa acá. La posición del sujeto en el acting-out es de reingreso en la escena. En el acting out hay una convocatoria. El acting out cleptómano busca la mirada del Otro, sino sería un chorro. Al cleptómano lo ve todo el mundo y está convocando ser visto. En el acting hay un pedido de volver a ingresar en la cadena.

En el pasaje al acto, ya no hay Otro. Se trata de que lo trague la tierra, entonces si alguien se va a otra ciudad, se alquila un cuarto de hotel y se pega un tiro con una escopeta para matarse, ese no está dirigiendo ninguna demanda y no es un acting out. Si de todas formas no logra matarse porque la escopeta se traba, es otra cosa. En un intento de suicidio al modo pasaje al acto, no hay demanda dirigida, por lo que el sujeto ya no soporta su inserción en el Otro y quiere que lo trague la tierra, saliendo de la escena. En el pasaje al acto hay una renuncia al establecimiento del sujeto dentro del campo del Otro.

Hay que evaluar en qué condiciones se da estos actuares para poder definir de qué hablamos, incluso para determinar la gravedad. Los actings pueden ser muy destructivos, porque pueden salir mal. La descripción de las conductas no nos dice por sí misma lo que está pasando. La posición del sujeto se define a través de sus dichos.

Este cuadro tiene diverso valor para el psicoanálisis. La utilidad, a fines de que un análisis se instale, es diverso. Lacan sitúa al embarazo como cercano a la entrada en análisis. Es decir, en el momento en el cual concluyen las entrevistas preliminares y el sujeto se enfrenta a algunas cuestiones de lo personal que lo embarazan, que lo avergüenzan, que lo conmocionan, es una vergüenza productiva que hace que pueda entrar en análisis. Lacan le da más valor al embarazo que a la turbación, si bien la turbación se da en la vida cotidiana constantemente.

Si un analizante, al modo de transferencia negativa, hace un acting dentro de la conducta actuada en transferencia, como dice Lacan, en la transferencia salvaje hay que meter al caballo en el picadero. Hay que tomar la transferencia y trabajar sobre ella. Hay nociones dentro de este cuadro que a Lacan le parecen más útiles para el trabajo analítico que otras. El pasaje al acto no es una de ellas y la turbación tampoco. La emoción de Goldstein tampoco.

Por supuesto, entre nosotros, este cuadro es un poco desprolijo. El impedimento está al lado de la inhibición, el síntoma está ahí en el medio… Hay cosas que Lacan mucho no explica. Este cuadro a él le sirvió para lanzar un montón de nociones. Lo trabajó durante un par de clases, luego lo dejó por otras ocho clases en suspenso. En el seminario, él trabaja pasaje al acto y acting-out, trabaja Dora y la joven homosexual, y luego explica el cuadro en la neurosis obsesiva, no en la histeria. Trabaja el cuadro en relación a la pulsión escópica en la neurosis obsesiva.

Pregunta: ¿Podrías ubicar la depresión en este cuadro?
R.Y.: Me parece que la depresión se trata de un sujeto que se para al borde de los actos del deseo y no encuentra en los objetos del mundo ninguna motivación para ingresar al mundo a desear. La depresión se sitúa antes del punto 0 del deseo. El depresivo se pregunta para qué, si no vale la pena. Se sitúa en el borde externo de la psicopatología de la vida cotidiana. Hay que tener un poco de agallas para meterse con el cuadro, a mi me parece que la depresión queda fuera del cuadro.

La palabra que no aparece en este cuadro es la satisfacción pulsional. En un alto grado de realización pulsional, que uno lo puede pensar como un trazado en acto. Si después que el sujeto realiza el acto y viene angustiado, sería otra cosa. Yo no llamaría acto a eso, como los que fracasan al triunfar. Hay algo que el sujeto no está asumiendo como acto él mismo, sino no quedaría terriblemente angustiado.

Supongamos que hay alguien que los padres querían que fuera médico y el muchacho descubre que le encanta cantar. Da su primer show y le va muy bien. Pero cuanto mejor canta, más queda desprendido del campo del Otro, ya no tiene que ver con el padre y la madre. En un primer show, la realización pulsional está acompañada por un padecimiento del Otro. Cuanto mejor canta él, más huérfano es, está solo en el escenario él con su pulsión, gozando de lo que puede producir cuando canta. Ahí la angustia no es ante la propia pulsión, sino ante la caída del Otro.

Pregunta: Entre el deseo y el goce, está la angustia en el medio.
R.Y.: Si el goce de la satisfacción pulsional está ligado al acto, al trazado en acto pulsional, algo de la angustia tiene que ser resuelto para que el sujeto alcance el goce pulsional más allá de un deseo que se meramente metonimia. Lo que pasa es que este deseo, en la medida que es un deseo en acto, se hace deseo cargado de pulsión.

Pregunta: ¿Cómo entender la inhibición como síntoma puesto en el museo?
R.Y.: El impedimento, que está al lado de la inhibición, es cuestión de todos los días. La inhibición es un listado clasificatorio de los impedimentos. El impedimento, puesto en el museo, es la inhibición.