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martes, 9 de marzo de 2021

El fetiche

El fetichismo constituye una oportunidad excepcional para examinar una serie de problemas centrales de la teoría psicoanalítica que trasciende la importancia de esta perversión.

En “Tres ensayos para una teoría sexual” Freud diferencia entre condición fetichista y fetichismo. La condición fetichista es el requisito que debe cumplir el objeto sexual a fin de que tenga ese carácter para el sujeto, para que pueda devenir en un objeto de su deseo. Esto nos señala ya que el objeto sexual no es de por sí, por su simple naturaleza, sino en la medida en que posea determinados atributos que sean significativos para ese individuo en particular. Se trata entonces de examinar cuáles son las circunstancias, pero sobre todo los mecanismos que conducen a que un rasgo se convierta en condición de amor.

Tenemos entonces que en la ”condición fetichista”, se conserva lo que se le llama el fin sexual normal: el acoplamiento de los genitales en el acto conocido como copulación. El punto de contacto del fetichismo con lo normal está provisto por la esencial sobre valoración psicológica del objeto sexual que inevitablemente se extiende a todo lo que está asociado con él. Con lo de inevitablemente se está indicando que no se trata de algo ocasional, sino que es una forma esencial del funcionamiento psíquico: el fenómeno del desplazamiento, del valor o del interés que se produce con todo lo que asociativamente esté ligado con aquello que significativo para el sujeto, desplazamiento que no se produce solamente con el objeto de deseo sino también con lo displacentero, como el caso de las fobias lo ilustra suficientemente.

Pero el punto a destacar en el caso de la “condición fetichista” o del amor normal es que el desplazamiento no tiene carácter defensivo: no por ser estimulante el rasgo que ha devenido en “condición” el sujeto deja de estar estimulado por el genital. El fin sexual normal se conserva, la copulación no es evitada. Se podría decir que se “extiende”, o sea, abarca nuevas áreas. Este desplazamiento no sólo es un fenómeno al servicio de la defensa sino algo que caracteriza al funcionamiento psíquico, cantó al proceso primario; en el que hay desplazamiento de cargas, como el proceso secundario en que el desplazamiento es de pequeñas cargas, pero desplazamiento al fin.

A diferencia de este tipo de desplazamiento, en el caso del fetichismo se produce un fenómeno muy singular: el fetiche se separa de una persona en particular y deviene el sólo objeto sexual. El fetiche está entonces en una relación inversa con respecto al genital: si uno es estimulado entonces no el otro. El fetiche es excitante, sobrevalorado, en reemplazo del genital.

Que el genital pasé a ser indiferente para la conciencia del sujeto, o que le inspira horror no es lo esencial, sino que se ha sustituido. La noción del sustituto que aparece así el juego en el caso del fetiche lejos de ser privativa de esta anomalía, es capital en toda la psicopatología freudiana: el síntoma histérico es sustituto de otra cosa que permanece por fuera de la conciencia, igual con la fobia, con la obsesión , con el recuerdo encubridor, con el contenido manifiesto del sueño en vez del contenido latente. En todos estos casos el sustituto permite que algo no se ha sabido por el sujeto: función defensiva de desconocimiento.

Volviendo al fetichismo tras la digresión que intentaba señalar que su conceptualización es en la obra freudiana el resultado de la aplicación del modelo psicopatologico básico. El fetiche cumple la finalidad de evitar el desarrollo de angustia. En una nota agregada por Freud el 1915 dice: el psicoanálisis ha demostrado que el fenómeno puede ser también accidentalmente determinado por la currencia de una temprana disuasión de la actividad sexual debido al temor, que puede apartar al sujeto delfín sexual normal y alentarlo a buscar un sustituto para el mismo.

Pero la evitación del desarrollo de angustia mediante el uso del fetiche no es totalmente equiparable a la evitación fóbica, como por ejemplo el adolescente que se masturba por temor a iniciar el contacto con el objeto sexual, pero que lo hace con la conservación de la imagen y del deseo de ese objeto sexual. La foto del desnudo que puede actuar como estímulo en la masturbación, aún cuando se disponga a total voluntad, como también sucede con el fetiche. Se diferencia sin embargo claramente de éste: el fetichista ha hecho una modificación en el objeto de su deseo, gracias a que algo está sobrevalorado, el genital deja de estarlo.

En un artículo de Freud de 1927 sobre el fetichismo, menciona qué el fetiche es el sustituto del pene de la madre. En este artículo propone que el propósito del fetiche es permitir la renegación de la castración, es la prueba del triunfo sobre ella. El fetiche, sustituto del pene materno permite seguir creyendo que aquel existe y por lo tanto que la castración no es una eventualidad que pueda ocurrirle al sujeto.

Por ejemplo, el chico espiando desde abajo el genital femenino en el momento en que la mujer se desnuda elige como fetiche al pie, la ropa interior, el vello púbico, porque ahí se “cristaliza” el último momento en que la mujer podía ser considerada como falica. Se ha producido entonces un desplazamiento del falo prejuzgado como existente hacia algo que está contigo témporo-espacialmente. Por el desplazamiento no es en sí lo que crea el fetiche, sólo relaciona el falo con lo consigo. Se requerirá por lo menos una operación adicional para que lo contigo devenga en fetiche: el mecanismo de la renegación.

viernes, 24 de abril de 2020

Metáfora y metonimia. Metáfora paterna.

Fuente: Clase de Daniel Zimmerman del 13/9/12, cátedra "Psicoanálisis 2" - UMSA.
Hoy vamos a ver el tercer aspecto del módulo de la cursada, tratando de aproximarnos a esta afirmación de Lacan acerca de que el inconsciente, tal como lo presenta Freud, estaría estructurado como un lenguaje. Lo anterior que habíamos visto, podríamos graficarlo:


Leyendo el texto de Jakobson, habíamos dicho que el citaba otro texto que nos parecía interesante para aproximar la última vuelta en esta cuestión del lenguaje y cómo funciona el inconsciente, a partir de aproximarnos a lo que ya habíamos anticipado como eje de similutud y contigüidad, que Jakobson daba por sabido para referirse a cómo funcionaba el mensaje poético y que nos va a llevar en la medida que leamos este texto, a vincularlo con la metáfora y la metonimia en el sentido poético del lenguaje para vincularlo con la vuelta de tuerca que le da Lacan en relación a los procesos que intervienen en el trabajo del inconsciente.

FUNDAMENTOS DEL LENGUAJEPARTE II: DOS ASPECTOS DEL LENGUAJE Y DOS TIPOS DE AFASIASI. LA AFASIA COMO PROBLEMA LINGÜÍSTICOSi la afasia es un trastorno del lenguaje, según sugiere el propio término, entonces todo intento de descripción y clasificación de los síndromes afásicos debe empezar por la cuestión de saber cuáles son los aspectos del lenguaje alterados en las diversas clases de afasia.
Ese es el eje que va a encauzar su pregunta.
II. EL DOBLE CARÁCTER DEL LENGUAJE.Hablar implica efectuar dos series de operaciones simultáneas: por un lado, supone la selección de determinadas entidades lingüísticas [por ejemplo, cierta cantidad de palabras del léxico] y, por el otro su Combinación en unidades lingüísticas de un nivel de complejidad superior [de este modo se realiza una división del lenguaje según dos direcciones: la de las  selecciones y la de las combinaciones]. Esto se ve claramente al nivel del léxico: el hablante [locutor]  selecciona palabras y las combina formando frases de acuerdo con el sistema sintáctico de la lengua que emplea, y a su vez, las oraciones se combinan en enunciados.
Está claro que cuando yo digo esto, estoy seleccionando entidades lingüísticas. Este próximo párrafo me gustaría subrayarlo por lo que van a ver en la psicosis:
Pero el hablante no es en modo alguno un agente totalmente libre en su elección de palabras: la selección (excepto en el caso infrecuente de un auténtico neologismo) debe hacerse a partir del tesoro léxico que él mismo y el destinatario del mensaje tienen en común.
Es decir, nosotros estamos forzados a elegirlas y ponerlas en continuidad con el repertorio que tenemos. En el caso que no se cumpla esa regla, es un caso infrecuente de neologismo. Acá neologismo es un sentido amplio, porque a medida que la lengua se va recreando permanentemente, siempre hay palabras nuevas que en un primer momento se llaman neologismos y que después adquieren una significación común y son incorporadas a la lengua. Lo que van a ver en la psicosis, es que justamente el lenguaje se va perturbar de tal modo que el sujeto va a romper esta regla y va a referir a palabras existentes de significados inusuales, o va a inventar palabras para expresar significaciones también particulares.
Incluso cuando teóricamente son posibles otras combinaciones de fonemas, el hablante, por regla general, es sólo un usuario de palabras [word-user] y no un acuñador [creador] de palabras [word-coiner].
“Por regla general” dice. Ya vimos que un chiste puede basarse en una palabra que no existe, como famillionarmente. Esto es un neologismo, en sentido estricto, porque la palabra es inventada. Podríamos ver también que no solo en la psicosis, sino en el polo extremo, la poesía misma puede hacer un uso más libre del lenguaje. Incluso el poeta puede inventar palabras a los fines de su expresión de lo que quiere decir.
Todo signo lingüístico se dispone según dos modos:1) La combinación.- Todo signo está formado de otros signos constitutivos y / o aparece únicamente en combinación con otros signos. Esto significa que toda unidad lingüística sirve a la vez como contexto para las unidades más simples y/o encuentra su propio contexto en una unidad lingüística más compleja. De aquí que todo agrupamiento efectivo de unidades lingüísticas las englobe en una unidad superior: combinación y contextura son dos caras de la misma operación.
Con contextura se refiere al contexto en el que aparece. Si usamos el ejemplo del significante “mate”, según cómo lo combinemos va a dar su significación.
2) La selección.- Una selección entre alternativas implica la posibilidad de sustituir una por la otra, equivalente a la anterior en un aspecto y diferente de ella en otro. De hecho, selección y sustitución son dos caras de la misma operación.
Está claro ahora por qué nos refería en el otro texto a que fuéramos a éste. Es lo que él decía: cuando un poeta elige, puede elegir entre pibe, muchacho, o lo que fuera. Hay un criterio para elegirlo, que es equivalente en cierto modo pero diferente en otro. Va a poner el acento en cómo suena pero una palabra que tenga un punto de equivalencia con la otra, juega a su vez una diferencia.
Está claro que los trastornos del habla pueden afectar en grado variable la capacidad del individuo para combinar y seleccionar las unidades lingüísticas; de hecho, la cuestión de saber cuál de estas dos operaciones resulta principalmente dañada, alcanza notable importancia en la descripción, análisis y clasificación de las diversas formas de afasia.
Repasa clasificaciones previas, y luego da ejemplos:
Para los afásicos del primer tipo (los de la selección deficiente), el contexto constituye un factor indispensable y decisivo. Cuando se les muestran retazos de palabras o frases, tales pacientes las completan rápidamente. Hablan por pura reacción: mantienen fácilmente una conversación, pero les es difícil iniciar un diálogo; son capaces de replicar a un interlocutor real o imaginario cuando son, o creen ser, los destinatarios del mensaje. Les cuesta especialmente practicar, e incluso comprender, un discurso cerrado como el monólogo. Cuanto más dependan sus palabras del contexto, más éxito tendrán en sus esfuerzos de expresión. Se muestran incapaces de articular una frase que no responda ni a una réplica de su interlocutor ni a la situación que se les presenta. La frase “está lloviendo” no puede articularse a menos que el sujeto vea realmente que llueve.
Este es otro ejemplo:
«Tengo un piso muy bonito, vestíbulo, dormitorio, cocina», dice la paciente de Goldstein. «No, también hay pisos grandes, sólo en la parte de atrás viven los solteros» En lugar de  solteros, podría haber escogido una forma más explícita, el grupo  gente no casada, pero la hablante prefirió emplear un solo término; cuando se le insistió para que respondiera lo que era un soltero, la paciente no contestó: «aparentemente estaba distraída» […] Los términos equivalentes se transforman en partes correlativas de la frase y como tales ligadas por la contigüidad. La paciente era capaz de escoger el término adecuado, soltero, cuando se apoyaba en el contexto de una conversación habitual sobre los «pisos de soltero», pero no podía utilizar el grupo de sustitución  soltero = hombre no casado como tema de la frase, porque se encontraba alterada su capacidad de efectuar selecciones y sustituciones autónomas.[…]La misma dificultad surge cuando se pide al paciente que nombre un objeto que el observador señala o maneja. El afásico cuya facultad de sustitución se encuentra alterada no podrá completar con el nombre de un objeto el gesto que hace el observador al indicarlo o tomarlo. En lugar de decir «eso se llama un lápiz», se contentará con añadir una observación elíptica acerca de su uso: «escribir».
O por ahí, en vez de “tía” dice “la hermana de mi papá”. Los afásicos van a refugiarse en la contigüidad al no poder encontrar la sustitución. Éstos son todos ejemplos donde está afectado… También podríamos subrayar esto:
Los afásicos de este tipo no pueden pasar de una palabra a sus sinónimos o circunlocuciones ni a sus heterónimos, es decir, a las expresiones equivalentes en otros idiomas. La pérdida de la capacidad políglota y consiguiente confinamiento en una sola variedad dialectal de una única lengua son manifestaciones sintomáticas de este trastorno.[…]«Cuando no conseguía recordar la palabra ‘negro’, describía este color como ‘lo que se hace por los muertos’, lo que abreviaba diciendo ‘muerto’»Tales metonimias pueden caracterizarse como proyecciones de la línea del contexto habitual sobre la línea de sustitución y selección: un signo (tenedor, por ejemplo) que suele aparecer junto a otro (cuchillo) puede usarse en lugar de este último. Expresiones como «cuchillo y tenedor», «lámpara de mesa» o «fumar en pipa» han provocado las metonimias tenedor, mesa, fumar; la relación entre el uso de un objeto (una tostada por ejemplo) y el medio de producirlo da lugar a la metonimia comer por tostadora.[…]Cuando la capacidad de efectuar selecciones está seriamente dañada y se conserva, al menos parcialmente, la facultad combinatoria, entonces la contigüidad determina la totalidad de la conducta verbal del paciente, dando lugar a un tipo de afasia que podemos llamar trastorno de la semejanza.
Entonces, va a tomar este primer trastorno de afasia, trastorno de la semejanza. En la medida en que está afectado la selección, parcialmente conservada la capacidad de combinación y acá dijo metonimia. Metonimia como vamos a ver más adelante. Ya podemos decir, según los términos que encontramos acá:
  • Contigüidad
  • Concatenación
  • Combinación.           
  • Metonimia
Se trata del procesamiento de palabra a palabra. Una palabra induce a otra palabra. En estos tipos de afasia, lo que predomina en el trastorno es en el eje de la semejanza.
IV. El trastorno de la contigüidad. […]En esta afasia, en la que se altera la capacidad de contextura, que podría llamarse trastorno de contigüidad , disminuye la extensión y variedad de las frases. Se pierden las reglas sintácticas que disponen las palabras en unidades superiores; esta pérdida, llamada agramatismo, es causa de que la frase degenere en “mero montón de palabras”, usando la imagen de Jackson. El orden de las palabras se vuelve caótico y desaparecen los vínculos de la coordinación y la subordinación gramaticales, tanto de concordancia como de régimen. […] de ello surge el modo de expresión que se ha dado en llamar “estilo telegráfico”. La palabra que menos dependa gramaticalmente del contexto, será la que mejor se mantenga en el habla de los afectados por un trastorno de contigüidad y la que antes se pierda como consecuencia de un trastorno de las semejanza. Por ello, el sujeto, pieza clave de la frase, es el primer elemento que hacen desaparecer de esta los trastornos de la semejanza y el que más tardan en destruir las afasias de tipo opuesto.O sea que al anterior le costaba poner el sujeto. Ésta es lo primero que pone en la oración.Una vez que falla la contextura, el paciente, que sólo puede intercambiar los elementos de que dispone, maneja semejanzas y cuando identifica algo lo hace de modo metafórico, no ya metonímicamente como los afásicos de tipo contrario. Catalejo por microscopio y fuego por luz de gas son ejemplos típicos de tales expresiones, que Jackson denominó cuasi metafóricas, ya que se distinguen de las metáforas retóricas o poéticas por no presentar una transferencia de significado deliberada.
¿Acá que palabras tendríamos?
  • Sustitución
  • Selección,
  • Continuidad
  • Metáfora.
Todas estas tienen dificultades para sustituir una palabra por otra. En el último punto, Jakobson va a poner las palabras que pusimos al final: metáfora y metonimia. Metáfora es palabra por palabra, la sustitución de una palabra por otra palabra. Y metonimia implica la concatenación (o la relación) de una palabra a otra. Esto es lo que desarrolla en el último punto.
V. LOS POLOS METAFÓRICO Y METONÍMICOLa afasia presenta numerosas variedades muy dispares, pero todas ellas oscilan entre uno y otro de los dos polos que acabamos de describir. Toda forma de trastorno afásico consiste en una alteración cualquiera, más o menos grave, de la facultad de selección y sustitución o de la facultad de combinación y contextura. En el primer caso se produce un deterioro de las operaciones metalingüísticas, mientras que el segundo perjudica la capacidad del sujeto para mantener la jerarquía de las unidades lingüísticas. El primer tipo de afasia suprime la relación de semejanza; el segundo la de contigüidad. La metáfora resulta imposibilitada en el trastorno de la semejanza y la metonimia en el de la contigüidad.
Sería adecuado hablar del desarrollo metafórico del primer tipo discurso y desarrollo metonímico para el segundo, dado que la inscripción más concisa de cada uno de ellos se contiene en la metáfora y en la metonimia respectivamente.
En un conocido test psicológico, se presenta un nombre a unos niños y se les pide que manifiesten la primera respuesta verbal que les venga a la cabeza.
Se les dan unas palabras y se les pide que asocien.
Una de las respuestas al estímulo cabaña (hut) fue  se ha quemado (o quemada: burnt out en el original, T.); otro, es una casa pequeña pobre. Ambas reacciones son predicativas, pero la primera crea un contexto puramente narrativo, mientras que en la segunda se establece un doble enlace con el sujeto hut: por un lado, una contigüidad de posición (en este caso sintáctica), y por otro una semejanza semántica.El mismo estímulo produjo también las siguientes reacciones sustitutivas: la tautología cabaña; los sinónimos choza y chamizo (cabin y hovel) ; el antónimo  palacio (palace) y las metáforas antro y madriguera (den y burrow). La capacidad que tienendos palabras de reemplazarse la una a la otra nos da un ejemplo de semejanza posicional; […] Las respuestas metonímicas al mismo estímulo, como chamiza, lecho de paja o pobreza (thatch, litter y poverty) combinan y contrastan la similitud posicional con la contigüidad semántica.[…]En poesía diferentes razones pueden determinar la elección entre estos dos tropos. La primacía del proceso metafórico en las escuelas literarias del romanticismo y del simbolismo se ha subrayado repetidas veces, pero todavía no se ha comprendido suficiente que en la base de la corriente llamada “realista”, que pertenece a una etapa intermedia entre la decadencia del romanticismo y el auge del simbolismo y se opone a ambos, se halla, rigiéndola de hecho, el predominio de la metonimia. Siguiendo la vía de las relaciones de contigüidad, el autor realista opera disgresiones metonímicas de la intriga a la atmósfera de los personajes al marco espacio-temporal. Gusta de los detalles cuya función es la de una sinécdoque.
Sinécdoque es tomar la parte por el todo.
En la escena del suicidio de Anna Karenina, la atención artística de Tolstoi se concentra en el bolso de la heroína; y, en Guerra y pazelmismo autor emplea las sinécdoques “pelo en el labio superior” y “hombros desnudos” para referirse a los personajes femeninos a quienes pertenecen tales rasgos.
Esa cuestión de la parte por el todo, que tiene que ver con el realismo y con la metonimia, se ve muy claro en el cine. Cuando de repente, a un personaje que ya conocemos por alguna característica, se abre una puerta y lo primero que se ve es un cigarro. Y todos decimos “es fulano”.
Un destacado ejemplo de la historia de la pintura es la manifiesta orientación metonímica del cubismo, el cual transforma cualquier objeto en un conjunto de sinécdoques;
Recuerden la parte por el todo. En poesía sería “En el horizonte se formaron 3 mástiles”. Nadie va a imaginar que en el horizonte aparecieron 3 palitos solos. El mástil está formando como parte del todo “barco”. Otro podría ser “Hoy entraron al mercado de Liniers 400 cabezas”. Eso es una sinécdoque, que funciona.
Mi gran sorpresa es que Jakobson, antes que Lacan, se mete en temas freudianos. Hacia el final dice:

En todo proceso simbólico, tanto intrasubjetivo como social se manifiesta la competencia entre los dos procedimientos metafórico y metonímico. Por ello, en una investigación acerca de la estructura de los sueños, la cuestión decisiva es saber si los símbolos y las secuencias temporales utilizadas se basan en la contigüidad (“desplazamiento” metonímico, y “condensación” sinécdoquica freudianos) o en la similaridad (“identificación” y “simbolismo” freudianos).
Esto lo dice Jakobson y lo dice al pasar, pero no se mete más que en esto. Jakobson dice que reconoce en el desplazamiento de Freud la metonimia y propone para la condensación la sinécdoque. Parece que en la contigüidad estarían basados el desplazamiento y la condensación, las 2. Y en la semejanza, la identificación y el simbolismo.
Si la condensación es la parte por el todo, uno podría en cierta manera estar de acuerdo. Si la sinécdoque es la parte por el todo y la condensación es juntar varios aspectos en una sola cosa (cada aspecto remite al todo), entonces es bastante coherente.
Freud dice que soñar salir del agua tiene que ver con nacer. No dice condensación ni desplazamiento, Freud dice simbolismo. Él nos autoriza a decir que en una escena donde alguien es rescatado del agua, puede leerse como nacimiento. O tiene que subir escaleras, puede ser el símbolo del acto sexual. Jakobson dice que se está privilegiando el eje de sustitución. Y por último, el último párrafo dice:

El principio de la semejanza rige la poesía; el paralelismo métrico de los versos o la equivalencia fónica de las palabras que riman suscitan la cuestión de la semejanza y el contraste semánticos; existen, por ejemplo, rimas gramaticales y antigramaticales, pero nunca rimas agramaticales. La prosa, en cambio, se desarrolla ante todo por contigüidad.Hasta acá sería el desarrollo lingüístico. Hemos resumido, a propósito de la afasia, para conocer estos ejes de sustitución y de contigüidad que nos llevaron a la metáfora y la metonimia.
Lacan, en el texto “La Instancia de la letra en el Inconsciente”, va a desarrollar sus cuestiones sobre la metáfora y la metonimia. Plantea el algoritmo del inconsciente (S/s) y se mete en este texto de Jakobson. Lacan menciona la formulación de Jakobson, y va a subrayar la relación de la metonimia como palabra a palabra y la metáfora como una palabra por otra.
La clave que va a poner Lacan en esta cuestión es que si hay sustitución y hay contigüidad, decimos en principio “palabra a palabra”, pero si buscamos decirlo de una manera más estricta, vamos a volver a poner en primer plano al significante para decir que son operaciones de estructuras que tienen que ver con la sustitución de un significante a otro o, en la contigüidad, un significante por otro.
Según Lacan, el inconsciente funciona con el algoritmo S/s. Él va a proponer 2 fórmulas, para la metáfora y la metonimia para después ligar la metáfora a la condensación y el desplazamiento a la metonimia.
Lo que este nos permitió desarrollar en cuanto a la incidencia del significante sobre el significado permite su transformación en
F(S) 1/s

Fue de la copresencia no sólo de los elementos de la cadena significante horizontal, sino de sus contigüidades verticales, en el significado, de las que mostramos los efectos repartidos según dos estructuras fundamentales en la metonimia y en la metáfora.
Podemos simbolizarla así:
¿Cómo se lee la fórmula?
[…]es la conexión del significante con el significante la que permite la elisión por la cual el significante instala la carencia de ser en la relación de objeto, utilizando el valor de remisión de la significación para llenarlo con el deseo vivo que apunta hacia esa carencia a la que sostiene. El signo - situado entre ( ) manifiesta aquí el mantenimiento de la barra -, que en el primer algoritmo marca la irreductibilidad en que se constituye en las relaciones del significante con el significado la resistencia de la significación.
La metonimia es palabra a palabra, esto está en contigüidad. Un significante está en continuación con otro. La función metonímica, es decir, la función de relación entre un significante a otro significante, es congruente con (acuérdense que esta es la barra de la represión. Entonces dice, es congruente con el “mantenimiento de la barra”, que tiene que ver con la resistencia a la significación, es decir, que podemos inferir que en la medida que esto se mantiene, todavía no se ha producido nada que tenga que ver con el atravezamiento de esa barra que es lo que va a tener que ver con la metáfora. Según Lacan, en la metonimia lo que se verifica es que la relación entre los significantes es de contigüidad y esa contigüidad es congruente con el mantenimiento de la barra. Podemos decir que es el modo de hablar hasta que se produce el tropiezo, o el olvido.

Hagamos el contraste con la metáfora. Lacan, a la metáfora la escribe así: 
S’ viene a sustituir a S, porque es la metáfora. Eso es congruente con S (+) s. Eso debe leerse así:
La estructura metafórica indicando que es en la sustitución del significante por el significante donde se produce un efecto de significación que es de poesía o de creación, dicho de otra manera de advenimiento de la significación en cuestión. El signo + colocado entre paréntesis manifiesta aquí la trasposición de la barra - y el valor constituyente de esa trasposición para la emergencia de la significación.
Esto funciona tanto para la poesía como para un chiste. O el fallido de “putear” por “tutear”, llegado al extremo. La otra lectura que se puede hacer de ese (+) es que el significante queda cargado con un plus de significación. Está en el chiste, en el sueño y el paso fuerte sería afirmar que también ocurre en el síntoma neurótico.
La metáfora paterna es una especie de metáfora, donde hay una sustitución que es crucial que el sujeto haga. Entonces decir que hay un problema con la metáfora paterna es decir que hay un problema en la psicosis al nivel del significante. El agujero es simbólico. Lacan dice que en un determinado momento puede haber una invitación a un determinado sujeto a intentar a hacer metáfora con un significante y resulta que ese significante el sujeto no lo tiene. El agujero del que habla, en esta fórmula, estaría acá:
Ese sería el problema en la psicosis para Lacan. Una determinada situación de la vida apremia al sujeto a sostenerse en el universo simbólico. Y cuando tiene que ponerse en la operación de sustituir significantes, se encuentra con que hay un significante que falta: el nombre del padre. El nombre del padre es un significante y no un significante cualquiera. Es un significante primordial. Entonces, decir que falta la metáfora paterna quiere decir que falla en la obligación de sustitución de un significante, una metáfora. Y no una metáfora cualquiera: aquella en la que el significante “nombre del padre” tiene que devenir de su función sustituyente. Una situación típica sería un hombre al que la esposa le anuncia que está embarazada, ese sujeto, para sostenerse de la novedad de la paternidad necesita del apoyo significante simbólico del nombre del padre. Y cuando lo va a buscar, no está, no lo tiene. Ahí la estructura se descompensa. La falla estaba, pero nunca se había puesto en manifiesto. Esto ocurre tanto en hombres como en mujeres.
El delirio, en esta teoría, la reacción vecina al agujero, resultado de la confrontación con la falla. El delirio es la reacción significante, la conmoción significante, frente a la confrontación del agujero. El delirio no llena el agujero.
Finalmente, el psicótico tiene un hablar más bien metonímico y falla en algunas metáforas.

Próxima clase: El síntoma como metáfora.

viernes, 22 de noviembre de 2019

Teoría de los sueños según Sigmund Freud.

Sigmund Freud postuló una teoría de los sueños que renovó profundamente la manera en que se entienden las experiencias oníricas. Superó los tipos de explicación “casi-científica” que existían en su época y esclareció cómo se crean y componen los sueños. También reconoció que la interpretación popular de los sueños tenía algunos puntos en común con su teoría de los sueños y, finalmente, logró comprobar la relación entre las ideas reprimidas en el inconsciente y el contenido de las “narraciones oníricas”.

Esta entrada es al mismo tiempo un breve análisis, reseña y comentario al libro Los Sueños, publicado por Alianza Editorial en 1995. Dice la editorial Alianza que esta publicación hace parte del primero de tres volúmenes publicados de La interpretación de los sueños. Como siempre, se agradece la confiable e histórica traducción de Luis López-Ballesteros y de Torres. El contenido del libro aquí comentado tiene un equivalente en la Segunda Parte del libro Introducción General al Psicoanálisis.

El sueño como relato visual
Uno de los puntos que más me llama la atención de los sueños es que son un tipo de relato. Una experiencia que tiene principio y fin, que se puede contar. Son como historietas que pueden ser claras, disparatadas, incongruentes u oscuras. Me interesa mucho que Freud haya intentado descubrir cómo se llegan a componer esos relatos en la mente. Que haya investigado cómo se construyen esos relatos escritos con imágenes mentales, a partir de cuáles elementos narrativos se desarrolla esa narración onírica, la cual es ajena a la lógica y a los tipos de narración más coherentes de la vida despierta.

Es evidente que Freud entendía los sueños como algo que se puede contar, como una vivencia onírica que tiene partes, sucesos, personajes, lugares y tiempos. Entender el significado de estos elementos fue el objetivo de su interpretación, la cual concebía cada uno de los elementos del sueño como un símbolo. El relato que se recuerda la y vivencia onírica es lo que él llamó contenido manifiesto, es decir, que se manifiesta a la conciencia.

El contenido manifiesto sería como un significante. Y al significado de esa manifestación y génesis de ese contenido, le llamó contenido latente. El contenido latente es una o más ideas ancladas en el inconsciente, ideas que no se “ven”, significados ocultos a la conciencia y que solo se expresan a través de representaciones disímiles con un contenido simbólico.

Los sueños son fugaces, ambiguos y repulsivos ¿por qué?
Los sueños han sido desde siempre un fenómeno que ha interesado a filósofos, chamanes, médicos y lectores del pasado y del futuro. Para Freud, los sueños eran uno de los grandes enigmas sin resolver de su época y un efecto claro e importante de la actividad psicológica del individuo. Pese a los intentos de explicación, lectura e interpretación de los sueños que se hacía a finales de siglo XIX, dice Freud, aún quedaban grandes preguntas sin resolver.

Freud empieza su argumentación exponiendo que ninguna explicación mágica, religiosa o popular, había logrado responder a tres cuestiones básicas de los sueños: 1) las singularidades de su contenido, que muchas veces repugnan al pensamiento despierto; 2) la incongruencia entre el contenido de los sueños y los afectos o sentimientos ligados a ellos; y 3) la “fugacidad y repulsa para el pensamiento despierto, que considerándolos como algo extraño a él, los mutila y extingue de la memoria” (p.8).

Seguramente, las explicaciones mágicas y religiosas son más interesantes que la opinión de la mayoría de los médicos de segunda mitad de siglo XIX. Freud afirma los médicos de aquellos años se equivocaban en su entendimiento sobre los sueños, como Binz (1876), quien consideraba a los sueños como un proceso inútil del cuerpo, residual, sin valor psíquico y a veces solo patológico. Freud también descarta la opinión de filósofos como Schubert (1862), quien consideraba al sueño como cierto tipo de liberación del espíritu de la naturaleza exterior.

Freud creía que los sueños no eran ni efectos biológicos residuales e inútiles, ni liberaciones del alma de sus cercos físicos y naturales. Freud buscaba algo distinto, la función del sueño en el complejo sistema psíquico del ser humano.

Usar la “plantilla” del psicoanálisis para explicar los sueños, pero ¿qué es el psicoanálisis?
Freud buscaba llegar a una teoría consistente de los sueños que sirviera no solo para explicarlos, sino para tratar a sus pacientes. Descartadas las aproximaciones médicas y filosóficas de su época, planteó la necesidad de un nuevo método de investigación. Si el psicoanálisis había prestado excelentes servicios en la solución de fobias, obsesiones y delirios ¿por qué no usar el mismo método para explicar los sueños?

El psicoanálisis busca la procedencia y génesis de las formaciones psicopáticas. Encontrar estas fuentes de los problemas psicológicos es el objetivo. Pero ¿cómo hacerlo? Freud entendía que hay “rutas mentales” que conectan la manifestación del problema psicológico, como las ideas morbosas y los comportamientos patológicos, con una causa o fuente de ese problema. Estas rutas mentales están ocultas a la conciencia, y para descubrirlas es necesario desenmarañar un laberinto de ideas, recuerdos y representaciones que están entre la génesis del problema y la manifestación del problema. Descubrir esta ruta “equivale a una solución de los sistemas patológicos, solución que trae consigo el dominio de la hasta entonces irrefrenable idea” (p.12).
Psicoanálisis e interpretación de los sueños

De manera análoga al psicoanálisis, Freud intentó descubrir la génesis o ideas fuente que generan la formación de los sueños. Y el proceso de interpretación del sueño buscaba emular el procedimiento utilizado en la psicoterapia. La asociación libre, el análisis de los episodios intensos de la niñez, entre otros factores, también son piezas clave en la interpretación de los sueños. Brevemente, el psicoanálisis, explica Freud, se compone de estos pasos:

1. Se demanda al paciente que dirija la atención sobre la idea que le causa problemas.

2. Se le pide que lo haga no como lo ha hecho hasta entonces, meditando sobre ella, sino solo para observar, describir, comunicar, sin excepción alguna (esto es una regla) todo lo que se le ocurra al respecto.

3. El paciente dice que no se le ocurre nada

4. El médico afirma, categóricamente, que eso es absolutamente imposible.

5. Entonces se presentan numerosas ocurrencias, a las que se ligan otras nuevas.

6. El paciente expresa un juicio totalmente desfavorable de sus ocurrencias. Las tacha de nimias, insensatas, sin conexión con el tema.

7. Esta crítica así expresada por el paciente, es lo que hasta ahora ha impedido que dichas ocurrencias se exteriorizaran. Y también lo que impidió que antes pudieran hacerse conscientes. La conciencia las juzga como ocurrencias sin valor ni sentido.

8. Si puede conseguirse que el individuo renuncie a esa crítica desfavorable de sus ocurrencias y continúe tejiendo las series de ideas que surgen en su mente…

9. Si lo hace, estará entregando un material psíquico que por un lado u otro terminará enlazándose más claramente con la idea o manifestación morbosa.

10. Dice Freud que el sujeto “revelará sus conexiones con otras ideas, y permitirá, por último, sustituirla por otra nueva que se incluya de manera inteligible en el acervo ideológico del paciente” (P.13)

Las ideas sin conexión aparente con un tema o problema, es sobre lo cual se pone la lupa, es esa falta aparente de conexión la manera que encuentra el inconsciente de surgir al nivel de la conciencia.

Partes y mecanismos de elaboración del sueño
Teniendo en cuenta los 10 anteriores pasos, en la interpretación de los sueños según Sigmund Freud, el contenido que se manifiesta en el sueño, por lo general incongruente y rápidamente olvidado, está conectado con una serie de ideas subyacentes o latentes. Descubrir la ruta de conexión, oculta a la conciencia, entre el contenido manifiesto en el sueño y las ideas latentes, que laten profundamente, permitiría interpretar los sueños y entender qué quieren decir.

Las ideas sin conexión aparente con un tema o problema, es sobre lo cual se pone la lupa, es esa falta aparente de conexión la manera que encuentra el inconsciente de surgir al nivel de la conciencia.

El sueño es entonces un relato onírico complejo la mayoría de los casos. Excepto por el sueño infantil, el cual es comúnmente es la realización o cumplimiento de un intenso deseo de la vida despierta. Por el contrario, El sueño adulto comúnmente es extraño y no hay nada en su material, en su dramatización, que pudiera identificarse directamente con la mera realización de un deseo.

En el sueño adulto parece ser que la incongruencia de sus representaciones se debe al efecto de dos principales “mecanismos narrativos”: La condensación y el desplazamiento.

La condensación onírica
Freud explica que la condensación es uno de los procesos de elaboración del sueño. Consiste en superposición de elementos comunes. Por ejemplo si el sueño muestra cosas que parecen dispares como una mesa y una vaca, es posible que estén juntas y condensadas, porque tal vez la idea latente está relacionada con la idea de 4 patas: “el contenido del sueño nos dice que todas aquellas cosas tienen una X común” (P.38).

Los elementos del contenido del sueño dependen no solo de una idea latente, sino de toda una serie de ellas, las cuales no necesitan estar muy cerca entre ellas dentro del contenido latente: “pueden pertenecer a los sectores más diferentes del tejido ideológico“, dice Freud. Por lo cual, en un sueño puede haber más de un efecto de condensación. Freud comenta que la condensación, en parte, funciona como los retratos compuestos del eugenista Francis Galton.

El contenido del sueño, cada una de sus partes, cada elemento de su composición “es una representación en el contenido manifiesto de todo ese material” (P.39).

En estas representaciones pueden estar condensadas varias ideas latentes, y una idea latente puede estar expresada en varias imágenes sobrepuestas. Explica que “Así como desde cada elemento del sueño conducen conexiones a varias ideas latentes, también generalmente, se halla representada una sola idea por más de un elemento” (P.40).

Desplazamiento del sueño
Afirma Freud que en los sueños más complejos, durante la elaboración del sueño “pasa la intensidad psíquica de las ideas y representaciones a otros… que no tienen derecho a tal acentuación” (p.42). Quiere decir que algunos elementos del sueño, que en apariencia son insignificantes, contienen la máxima relevancia y expresan en alto grado a las ideas latentes. Por desplazamiento, se les ha entregado el papel de representar eso que en el inconsciente necesita expresarse y que no puede hacerlo literalmente. Comenta Freud que “comúnmente, un elemento impreciso constituye el más directo representante de la principal idea latente” (p.42).

Al desplazamiento le llama también Transmutación de los valores psíquicos. El desplazamiento es tanto y más frecuente, cuanto más oscuro e incongruente es el sueño. Parece comúnmente que el contenido manifiesto del sueño se ocupa de nimiedades de la vida despierta, y en parte, por eso lo despreciamos, porque parece no querer decir nada. Pero el análisis demuestra las conexiones, ocultas en un principio a la conciencia, que unen lo indiferente con lo valioso.

Hacia una Teoría de los sueños según Freud
Tiene mucho de semiológico el acercamiento freudiano a los sueños. El contenido del sueño son representaciones simbólicas, comparaciones, inversiones y metáforas. Son elaboradas gracias a los efectos de la condensación y el desplazamiento. Además, el hecho de que el sueño exprese un conjunto de “cosas” juntas, implica que tienen algún tipo de relación. También afirma que la mayoría de las veces hay la participación de recuerdos de la niñez. Es como si Freud sugiriera que hay un “idioma” de los sueños, y que se puede leer. Solo que sus letras son símbolos y su sintaxis una suerte de juego de analogías, antagonías y coincidencias a partir de lo cual son posibles los mecanismos de la condensación y el desplazamiento. “Elaboración del sueño significa la traslación de ideas del sueño al contenido del mismo… dicha elaboración no es creadora… su función se limita a condensar el material dado, desplazarlo y hacerlo apto para la representación visual” (P.61).

La elaboración del sueño es por lo tanto un proceso psíquico especial y tiene similitudes con otros procesos y psicopatologías la condensación y el desplazamiento nunca faltan. Por ejemplo, la condensación y el desplazamiento nunca faltan en otros procesos como síntomas histéricos, ideas angustiosas, obsesivas y delirantes. De ahí que seguir la guía del psicoanálisis para la interpretación de los sueños tenga sentido.

La elaboración del sueño
La elaboración del sueño es entonces un proceso de la psique. Y el sueño es su resultado, su producto. Es una conversión de ideas en imágenes visuales oníricas. Y lo más importante: hay una relación causal entre el contenido manifiesto, tantas veces incongruente y oscuro, y las ideas reprimidas, apresadas, cautivas en el inconsciente. “El sueño tiene que ser oscuro para no revelar las prohibidas ideas latentes” (P.69). Hay entonces una relación entre la ocultación de ideas reprimidas y la deformación de ideas en el sueño. Es consecuente preguntarse si la interpretación del sueño puede ayudar al tratamiento de algún problema psicopático. Freud dice que si. Que el descubrimiento de la idea reprimida es un tipo de efecto catártico que alivia los síntomas del problema.

El sueño como descanso y relajación de la censura
Resalta Freud que, por supuesto, dormir es un proceso de descanso. Y que en esta relajación permite que haya lugar para una actividad onírica. Los sueños son los protectores del dormir dice Freud, porque permiten que esas ideas reprimidas se realicen, calman la excitación que causan y permiten el reposo. También subraya que la transformación que sufre el contenido manifiesto es debido a las censuras que se han puesto sobre el material reprimido. Este concepto de censura es muy interesante y expresivo porque enseña que la psique del sujeto ha prohibido o escondido esas ideas y experiencias intensas que le han afectado, dañado o impactado de una manera traumática.

Ponemos una censura ideológica sobre ese material que termina siendo reprimido. Durante el reposo, esa censura también se relaja y debilita, y permite que esas ideas latentes se filtren y expresen. Traspasan la censura, pero no literalmente, sino simbólicamente. La censura sobre lo reprimido no desaparece. El sueño funciona entonces como un tipo de desahogo psíquico.

Los deseos sexuales reprimidos en la infancia
Se ha insistido mucho y caricaturizado cierto reduccionismo sexual en las teorías de Freud. Hay un punto clave para entender por qué Freud decía que, por ejemplo, los sueños, eran en muchos de los casos la realización simbólica de deseos sexuales reprimidos.

El libro la interpretación de los sueños fue publicado en el año 1900. En la Europa de esa época la sexualidad era objeto de intensas reprobaciones y represiones. La homosexualidad era penalizada y el deseo sexual era objeto de control religioso e ideológico.

Para Freud era claro que la sociedad europea tenía una cultura basada en la represión ideológica sexual que caía sobre el sujeto desde su más tierna infancia. Expone los siguientes 5 puntos:

1. En los adultos, muchos sueños son la realización de deseos sexuales, aun cuando el contenido onírico no es sexual

2. Los instintos sexuales son los que más han sido sojuzgados por la educación civilizada.

3. Al mismo tiempo, son los que más “se filtran” a través de las brechas de la censura.

4. Casi todas las personas mantienen su conformación sexual infantil.

5. Los deseos sexuales infantiles reprimidos son fuente de frecuentes y poderosas fuerzas instintivas para la formación de sueños.

Los sueños son por lo tanto, realizaciones enmascaradas de deseos, representaciones que disfrazan deseos reprimidos. Algunos sueños son comprensibles y tienen un sentido claro, mientras que otros son embrollados y oscuros. Pero también hay otros sueños que representan un deseo reprimido, pero sin disfraz o mal disfrazados. Estos últimos usualmente están acompañados de un sentimiento de angustia.

¿Qué son las pesadillas según Freud?
Dice que son casos en los que el sueño no puede proteger el proceso natural de reposo. Entonces, con las pesadillas la función del sueño cambia: ya no para proteger el reposo, sino para interrumpirlo ¿por qué interrumpirlo? Para que las perturbaciones cesen. Para que esos eventos oníricos terriblemente perturbadores de la pesadilla no prolonguen su efecto traumático.

Cuando despertamos de una pesadilla, la perturbación se detiene, se corta, ha sido la función del sueño que nos ha salvado de esa mala sensación. La pesadilla y los sueños recurrentes angustiosos son objeto de análisis psicopatológico para Freud, pero en el libro aquí reseñado no se aborda mucho más sobre este interesante tema.

Conclusión
Una de las observaciones más interesantes en la teoría de los sueños de Freud es que hay dos instancias generadoras de actividad psíquica: actividad inconsciente y actividad consciente. Y en la frontera entre ambas habría un ejercicio de censura, que no deja pasar ciertas cosas (reprimidas), siempre en la dirección inconsciente a consciente.

Esta censura funciona como un lente a través del cual se proyecta lo reprimido, transformado en elementos simbólicos. En el sueño la censura se  abre como si se tratase de poros que permiten transitar de un lado a otro información valiosa.

El reto enorme es estudiar la simbología onírica. En este punto, tan concluyente, es donde hay un puente con las interpretaciones populares de los pueblos antiguos, los cuales veían en los sueños símbolos de otras fuerzas o mensajes.

Freud, tiene una orientación mucho más pragmática y afirma que en su mayoría esos símbolos representan personas, partes del cuerpo, órganos genitales y actos sexuales. De hacer una clasificación de los símbolos oníricos, casi que se podría prescindir de la participación del paciente, pero esto es rechazado por Freud. Él creía en que el paciente debía participar en la experiencia de hacer la asociación y descubrimiento de esos símbolos. Además “hay símbolos de difusión universal… otros de limitadísima aparición individual” (P.89). Tal vez se podría llegar a un “lenguaje de los sueños”, pero duda, o prefiere, que no se abandone la interrogación al sujeto.

Fuente: Lectura abierta.

miércoles, 28 de agosto de 2019

De una adicción a otra.

Resumen: El trabajo revisa la noción de fijación freudiana para localizar el elemento en común entre el sin número de adicciones existentes en la actualidad. Palabras clave: psicoanálisis, adicciones, fijación, goce  

La propuesta para este texto es abordar el concepto de la Fixierung freudiana y de sus lazos con las adicciones.

La fijación a una fase libidinal fue una de las acepciones del término «Fixierung» en Freud (Freud, 1905). En psicoanálisis, el término fijación caracteriza el modo de apego de la libido a la organización de las fases de la evolución según la teoría de la sexualidad infantil en los Tres ensayos para una teoría sexual. Es en este texto donde evoca la fijación oral, anal y fálica.

La fijación testimonia del peso del pasado (regresión) y de la dificultad para despegarse de él. Este término está más presente en la primera tópica, y en la segunda es citado en las fases de regresión de la cura psicoanalítica. Este concepto remite a la predominancia de un tipo de satisfacción, que podemos transpolar a cierto tipo de goce.

En su texto sobre los complejos familiares de 1938, Jacques Lacan evoca los impasses en el complejo de destete: «el destete es un traumatismo psíquico cuyos efectos individuales, anorexias mentales, toxicomanías orales, neurosis gástricas, revelan sus causas al psicoanálisis» (Lacan, 1984, p. 27&34). ¿No es acaso en Lacan una manera de abordar la fijación oral? Allí hace referencia al «envenenamiento lento de toxicomanías orales» y la anorexia mental como un regreso a la madre a través de la muerte. Una manera de evocar ciertas formas clínicas con una pendiente mortífera.


Desplazamientos: de una addicción a otra

En ciertos casos, la constancia del objeto de adicción puede verificarse en el consumo compulsivo de un solo tipo de substancia («mi droga»). Sin embargo, actualmente en la clínica se constata que los sujetos adictos consumen varias substancias en sus trayectorias adictivas, aunque una de ellas pueda tener el lugar principal.

En otros casos, la constancia puede referirse a un modo particular de consumo: inyectarse en las venas, fumar o inhalar, beber o el sniff.

En la Europa de los años 80, la toxicomanía heroinómana ocupó un lugar central en la escena de la toxicomanía endovenosa. Posteriormente, los consumos fueron cambiando y extendiéndose a otras substancias como la cocaína inhalada a partir de los años 90, y, a partir de los años 2000, la expansión de las nuevas drogas de síntesis.

En ciertas situaciones clínicas, un sujeto adicto deja de consumir una substancia de la que era dependiente y los terapeutas que trabajan con él pueden pensar que el tratamiento ha sido eficaz. Pero, al poco tiempo, se comprueba que, luego de haber dejado el alcohol, el sujeto prosigue su adicción de otra manera: con otra substancia, con el uso compulsivo de tranquilizantes o con otra adicción.

La adicción se ha desplazado de un objeto a otro, el tratamiento pudo favorecer un cambio, pero la modali- dad adictiva persiste de otra manera. Se podrá poner a prueba si esta nueva adicción es menos autodestructiva o no, pues puede implicar algún tipo de desplazamiento en los riesgos y en el tipo de satisfacción y de goce, lo cual es a analizar caso por caso.

En el caso de los tratamientos de substitución con heroína sintética, los pacientes tratados en estos centros entran en un dispositivo médico de consumo regulado; refieren que el efecto mismo de la substancia es mu- cho menos intenso pese a una mayor pureza que la droga de la calle: no es el mismo goce, algo se ha perdido (Feldman, 2014, p. 41-44).


Las nuevas adicciones

En su editorial de la revista “La cause freudienne” sobre la experiencia de los adictos, Marie Hélène Brousse afirma que el significante «adicción está en boca de todos, brilla en el discurso contemporáneo, reemplaza pasión o hábito y es síntoma del imperativo de goce» (Brousse, 2014, pp. 5-6). Ernesto Sinatra, con su teorización acerca de la toxicomanía «generalizada», nos acerca también a esta «multiplicación de los cocteles infinitos de drogas ofrecidos al consumidor» (Sinatra, 2010, p. 13-14).

En la clínica se verifica una nueva presentación de sujetos que se apropian de este significante y consultan por «adicciones sin substancia»: juego patológico, ciberadicciones, adicciones sexuales (hypersexuality), compras compulsivas, workaholics, dependencias «afectivas». Es el campo que las recientes lecciones del TyA denomina las adixiones.

¿Cuál es el punto en común de estas modalidades tan diversas? El goce repetitivo es el punto en común que reúne modalidades tan diversas con la queja de pérdida de control y el componente compulsivo. En todas ellas se verifica un efecto en el cuerpo a través de la sensación de goce que procuran: el efecto de anticipación y excitación (craving), la tensión que precede a la práctica seguida de la sensación de descarga. El cuerpo participa de manera diferente pues no es comparable una inyección endovenosa con una máquina tragamonedas. Pero sí hay una fijación a una modalidad adictiva que remite a un circuito de goce y a la compulsión de repetición. Hay, entonces, una substancia gozante (substance jouissante), aunque se las denomine adicciones «sin substancia». Jacques-Alain Miller recuerda que «el goce repetitivo, el goce de la adicción es lo que Lacan denomina el sinthome, correlativo de la adicción» (Miller, 2011, clase del 23 de marzo).

La función subjetiva para cada sujeto es lo que permitirá precisar lo singular de esa práctica y la construcción del caso. Esta clínica del caso por caso es lo que permite no caer en la generalización de un tratamiento uniforme para todos. La clínica podrá avanzar a partir de los significantes que cada sujeto aporta a la propuesta del analista de trabajar a partir de su palabra. En sujetos que consultan por una misma modalidad adictiva, la función puede ser muy diferente.


Un caso

Mr. L consulta por una «adicción a las imágenes pornográficas». Directivo de una empresa, se siente desbor-dado por la compulsión a mirar imágenes homosexuales, no sólo en los momentos libres, sino también en su lugar de trabajo, durante las pausas, en el baño o incluso mientras conduce su vehículo. La pérdida de control en la visión cada vez más intensa de esas imágenes lo impulsa a consultar y viene con una pregunta: ¿por qué esa fijación?

Desde hace años, ha hecho una elección homosexual y vive con su pareja, aunque no tiene relaciones con la frecuencia que desearía; se siente atraído por su partenaire. A través del trabajo en sesión rememora algunos detalles familiares: su hermano mayor, con trastornos psíquicos severos, se masturbaba en su presencia. El hecho de hablar de esta contingencia no tuvo un efecto resolutivo, pero sí aportó al sujeto, a través del trabajo asociativo, la posibilidad de abordar cierta fijación a un goce que lo invade, y de reconocer ciertos significantes que pudieron participar de la elección de las imágenes. Este trabajo asociativo trae una mirada sobre sus prácticas y la compulsión repetitiva a ese tipo goce. El esfuerzo por hablar e interrogarse le aportó cierto alivio y la atenuación del desborde pulsional. Al mismo tiempo, develar cierto sentido no es resolutivo de este tipo de compulsión. Como lo señala J.-A. Miller: «a diferencia del síntoma, el sinthome no es correlativo de una revelación, sino de una constatación» y está por fuera del saber y del sentido, dificultad mayor en esta clínica (6).

Queda otro punto central: ¿qué tipo de goce procuran esas imágenes, acceder y realizar fantasmas inconscientes, una satisfacción escópica a través la mirada? La pulsión escópica tiene sus puntos de fijación y un desborde pulsional. Son cuestiones a elucidar.

Como S. Freud lo señala en La interpretación de los sueños, siempre habrá un resto imposible de interpretar, «un punto oscuro» (Freud, 1987, p. 446), y ese resto de real por fuera del sentido está presente en la clínica de las adicciones.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS BROUSSE, M. H. “L’expérience des addicts ou le surmoi dans tous ses états”, en Revue La cause du désir, N° 88, Navarin Éditeur, 2014, pp. 5-6. FELDMAN, N. “Les lieux de la drogue: l’expérience suisse”, en Revue La cause du désir, N°88, Navarin Éditeur, 2014, pp. 41-44. FREUD, S. “L’interprétation des rêves”, chapitre VII, Presses universitaires de France, 1987, p. 446. FREUD, S. “Los tres ensayos para una teoría sexual” (1905), en Obras completas, tomo II, Biblioteca Nueva, 1981, pp. 1169-1271. LACAN, J. “Les complexes familiaux”, Navarin Éditeur, 1984. MILLER, J.-A. “L’être et l’Un”, inédito, 2011. SINATRA, E. “¿Todo sobre las drogas?”, Grama Ediciones, 2010, p. 13-14

Fuente; Feldman, Nelson "De una adicción a otra", p. 73 - Revista PHARMAKON digital.