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lunes, 26 de mayo de 2025

Niños y Niñas Imparables - Cuerpo, Juego e Hiperactividad

 La Angustia Infantil: Una Ausencia Imperdonable en los Manuales DiagnósticosEl Olvido de la Angustia en la Infancia

A pesar de los avances en la psicología y la psiquiatría, los manuales diagnósticos actuales siguen omitiendo un aspecto central en la subjetividad infantil: la angustia. En su lugar, se enfocan únicamente en conductas que, al compararse con un ideal de “normalidad”, son catalogadas como alteradas, sin reconocer la verdad subjetiva que subyace en ellas.

El Psicoanálisis y la Angustia en los Niños

Desde su origen, el psicoanálisis ha situado la angustia como un elemento esencial en la constitución psíquica de la infancia. Un caso emblemático es el de Juanito, donde Freud mostró cómo la angustia se manifiesta en los niños. Una de sus formas privilegiadas de expresión es el cuerpo y, en muchas ocasiones, la acción.

El Movimiento como Expresión del Sufrimiento

Como clínicos, es crucial comprender que cuando un niño o niña se mueve en exceso y parece incapaz de regular sus acciones, nos está comunicando su sufrimiento. Ese movimiento desbordado es un llamado a descubrir la causa subyacente, en lugar de apresurarse a etiquetarlo bajo un diagnóstico rígido.

Las Series Complementarias de Freud: Un Enfoque Clínico Integral

Freud sostenía que los conflictos psíquicos resultan de la interacción entre factores internos (psíquicos) y externos (familia, ambiente). Dependiendo de la intensidad de cada uno, el otro factor puede cobrar mayor relevancia, lo que exige un abordaje clínico que contemple ambas dimensiones.

Las Causas del Movimiento Excesivo en la Infancia

El exceso de movimiento en los niños puede responder a diversas causas, entre ellas:

  • Dificultades en la estructuración del aparato psíquico: Cuando la envoltura yoica primaria no logra contener la fuerza pulsional, el niño se mueve en exceso para regular esa energía desbordante.
  • Fallas en la construcción de representaciones simbólicas: La falta de actividad ligadora en el aparato psíquico lleva a que el movimiento intente suplirla sin éxito.
  • Duelos y cambios significativos: Pérdidas, mudanzas o cambios escolares pueden generar angustia, que se manifiesta a través de la hiperactividad como una forma de negar la ausencia.
  • Ansiedad ante la muerte propia o de seres queridos: La angustia por la finitud puede expresarse en un movimiento incesante como defensa frente a lo innombrable.
  • Abuso o violencia: En estos casos, la descarga motriz excesiva puede ser la única vía que encuentra el niño para expresar un secreto traumático que lo atormenta.
  • Falta de sostén parental o social: La ausencia de figuras protectoras genera una sensación de desamparo, y la hiperactividad se convierte en un grito de auxilio dirigido a quienes no logran percibir su malestar.

Un Aparato Psíquico con Potencial

La infancia, por fortuna, cuenta con la plasticidad necesaria para abrirse a nuevas oportunidades. La intervención clínica, siempre enmarcada en la escena lúdica, tiene la tarea de reactivar procesos psíquicos que han quedado suspendidos.

Más allá de una etiqueta diagnóstica, lo esencial es preguntarse: ¿qué es lo que este niño o niña nos está diciendo con su angustia? La verdadera intervención ética radica en darle voz a ese sufrimiento y abrir un espacio donde pueda ser elaborado.

martes, 29 de abril de 2025

Niños hiper estimulados: consecuencias clínicas

FuenteAndrew J. Smart (2014) "EL ARTE Y LA CIENCIA DE NO HACER NADA" 

Cuando los niños empiezan la escuela (y cada vez más, antes de iniciar su escolaridad), los padres llenan sus vidas con una inacabable serie de actividades: deportes, clases de música de iniciación temprana, escuela de chino con inmersión en la lengua extranjera, campamentos de verano, tareas de voluntariado en organizaciones caritativas, clases de equitación, teatro, preparación para olimpíadas matemáticas y talleres de ciencias. Cierta clase de padres parece experimentar un temor ubicuo y profundo de que sus hijos puedan disponer de tiempo para no hacer nada y ser niños. Los padres se ven en la necesidad de trabajar cada vez más horas, a veces por el mismo salario. Obligamos a nuestros hijos a soportar un bombardeo interminable de actividades que ofician de padres sustitutos, como una manera de convencernos de que todavía participamos en la vida de nuestros hijos de algún modo significativo. 

Podemos recibir el informe de los maestros o de los entrenadores y profesores acerca de los avances de nuestros hijos, sin haberlos visto jamás llevar a cabo la actividad en la que los inscribimos. Después de todo, tenemos cosas más importantes que hacer, como trabajar. No debería sorprendernos que a medida que las «citas de juego» hayan reemplazado la actividad de pasar el rato con amigos y jugando al aire libre, los índices de angustia y depresión infantil se hayan disparado por las nubes, así como la obesidad infantil. 

Es posible que la actual generación de niños sea la primera que tenga menor esperanza de vida que la generación anterior. Más allá del volumen de datos epidemiológicos y clínicos que esperemos ver para convencernos de que esta posibilidad es real, la causa subyacente es bastante sencilla: los niños que no pasan varias horas todos los días corriendo al aire libre, compartiendo con amigos, sin hacer nada en especial y, en cambio, destinan cada instante del día a tareas y clases inducidas por sus padres, a verse con sus amigos con horario, comer alimentos procesados y jugar a los videojuegos para explorar sus mundos virtuales, aumentan de peso y se deprimen.

Existen cientos de libros y artículos de revistas acerca de la administración del tiempo infantil, con títulos como Organización-, Administración del tiempo y habilidades de estudio para niños-, Tarde, perdido y sin preparación: guía parapadres sobre cómo ayudar a sus hijos con las funciones ejecutivas-, y ¡Organiza a tu hijo! 

Para esos padres y estudiantes obsesionados con el éxito para los cuales la manipulación farmacológica innecesaria con medicación para el tdah derivada de las anfetaminas no es financiera ni moralmente problemática, existen, en apariencia, muchísimos médicos que no le huyen al dopaje académico y estarán dispuestos a recetar medicamentos para tratar el tdah a estudiantes a quienes no se les ha diagnosticado el trastorno, para que puedan lograr una concentración artificial agudísima y aplastar a sus competidores en sus exámenes. 

Esos médicos en nada se diferencian, desde el punto de vista ético, de los oscuros médicos del submundo del doping que suelen encontrarse en los deportes profesionales. Y sostendría que es la misma cultura de «ganar a cualquier precio» la que alimenta el deseo de usar cualquier medio necesario para lograr resultados en pruebas que, en esencia, nada significan.

Obligar a un niño a ser un miniadulto hiperorganizado, estimulado farmacéuticamente, a una edad temprana anula la sensación de control sobre su propio mundo de ese niño. La depresión y la angustia se encuentran fuertemente correlacionadas con la sensación de falta de control de la propia vida de un individuo.

(...)

Rilke describió el ingreso a la escuela como el ingreso a la cautividad. Los padres modernos están más obsesionados con las actividades orientadas a promover el desarrollo que, en teoría, mejoran las probabilidades de que sus hijos alcancen el éxito aun antes de que empiece la escuela, un éxito que se define en función de títulos obtenidos, sueldos futuros y distinciones. 

En el poema «Biografía imaginaria», Rilke describe el horror de empezar la escuela; mi experiencia personal incluyó el llanto, en el momento en que mi madre me dejó en la fila junto a otros niños aparentemente felices frente a la puerta del jardín de infantes: 

Primero una infancia sin lindes y sin 

renuncia ni meta. Oh delicia inconsciente. 

De pronto miedo, barreras, escuela, vasallaje y 

caída en la tentación y la pérdida.

jueves, 20 de marzo de 2025

Más allá del diagnóstico: repensando el TDAH y la Infancia

 La Gran Bolsa del TDAH

"Niños de 5 años que se mueven demasiado, niños ensimismados, niños que hablan de modo desafiante, niños con dificultades para armar pensamientos, todos son englobados en esta gran bolsa de gatos en que se ha convertido el déficit de atención con o sin hiperactividad."
— Beatriz Janin

En la actualidad, la etiqueta diagnóstica del TDAH se ha convertido en un cajón de sastre donde caben múltiples expresiones del sufrimiento infantil. En lugar de escuchar lo que cada niño intenta comunicar con su conducta, se opta por reducir su complejidad a un diagnóstico rígido, perdiendo en el proceso la oportunidad de comprender su singularidad.

El Peligro de Congelar los Síntomas

Sigmund Freud hablaba del "sentido de los síntomas": una clave para acceder a la verdad subjetiva del niño. Sin embargo, cuando se patologiza la infancia de manera mecánica, se reemplaza ese sentido por una identidad prefabricada, vaciando de contenido la experiencia psíquica.

Esta supresión del conflicto en la infancia no desaparece, sino que resurge con mayor fuerza en la adolescencia, manifestándose en impulsiones, compulsiones, acting out, problemas con la ley o con el propio cuerpo.

Un Enfoque Ético en la Clínica Infantil

El trabajo del psicoanalista con niños debe basarse en premisas fundamentales:

  • Reconocer que el psiquismo infantil está en formación, abierto a transformaciones y nuevas posibilidades.
  • Respetar el derecho del niño a tener síntomas, pues estos expresan su verdad subjetiva.
  • Escuchar y descifrar el síntoma, siguiendo la enseñanza de Jacques Lacan: “El síntoma representa la verdad de su subjetividad.”
  • Incluir a las figuras parentales, estableciendo con ellas una transferencia positiva, sin culpabilizarlas, pero ayudándolas a asumir su responsabilidad.

El Contexto: Una Variable Ineludible

No se puede abordar el sufrimiento infantil sin analizar el entorno en el que el niño crece y se desarrolla. Las condiciones sociales y culturales de cada época atraviesan la crianza y modelan las problemáticas psíquicas.

El Psicoanalista como "Prestador"

Trabajar con la infancia es una labor artesanal. El psicoanalista no solo escucha, sino que también presta aquello que el niño necesita para estructurarse psíquicamente:

  • Un límite cuando está incierto.
  • Atención y amor cuando han sido insuficientes.
  • Un borde corporal cuando este se encuentra desdibujado.
  • El juego cuando ha quedado detenido.
  • Significaciones menos normativas y más deseantes.

La clínica infantil no puede limitarse a una etiqueta diagnóstica; debe abrirse a la escucha genuina del sufrimiento, ofreciendo herramientas para que el niño pueda simbolizar lo que hoy solo puede expresar con su cuerpo y su acción.

sábado, 21 de diciembre de 2024

Los traumas reales en la infancia y las intervenciones del analista

En el ámbito clínico, es cada vez más habitual que los profesionales que trabajan con niños y niñas se enfrenten, ya sea de manera explícita o disfrazada, a manifestaciones perturbadoras derivadas de Traumas Reales vividos durante la infancia. Estas experiencias impactan con tal intensidad en el psiquismo infantil que superan su capacidad para procesarlas y elaborarlas.

Los traumas en edades tempranas suelen originarse en situaciones de negligencia, maltrato psicológico y/o físico, abuso sexual y otras experiencias dañinas que afectan las relaciones familiares o el entorno vincular.

La Realidad Actual: Datos Alarmantes

En la actualidad, se observa que:

  • El 54,4% de los niños y niñas son víctimas de castigo físico.
  • El 62,5% sufre agresión verbal.
  • El 62,9% padece otras formas de violencia.

Indicadores Clínicos de un Trauma Temprano

Los signos más frecuentes en los niños y niñas afectados por traumas incluyen:

  • Actitud de cautela y miedo en el contacto con adultos.
  • Conductas regresivas, como enuresis o encopresis.
  • Cambios drásticos en el comportamiento, como aislamiento o retraimiento.
  • Episodios de depresión.
  • Conductas autodestructivas.
  • Problemas escolares, ya sea a nivel cognitivo o en la relación con pares.

Elaborar lo Traumático: Un Derecho Fundamental

Todo niño o niña que ha vivido un trauma tiene el derecho inalienable a procesarlo y comprenderlo. Cuando estas experiencias no se elaboran adecuadamente:

  • Se convierten en cicatrices emocionales que afectan la constitución psíquica y emocional.
  • En la adolescencia y adultez, pueden dar lugar a manifestaciones clínicas como acting out, pasajes al acto, enfermedades psicosomáticas, depresiones y melancolía.

Intervenciones Clínicas

El trabajo clínico con niños y niñas requiere acciones específicas:

  1. Involucrar a los adultos responsables en el proceso terapéutico. En muchos casos, es esencial trabajar de manera interdisciplinaria.
  2. Reactivar el juego detenido, que funciona como una herramienta terapéutica para transformar la pasividad en actividad. A través del juego, emergen miedos, agresividad, ambivalencias y aspectos de la sexualidad que el analista debe interpretar.
  3. Garantizar el derecho a la palabra, permitiendo que el niño o niña exprese su experiencia.
  4. Acompañar el proceso de elaboración del trauma, proporcionando un entorno seguro y constante.

La Importancia de la Ternura

Durante el tratamiento, es esencial que el analista reintroduzca la ternura que fue negada al niño o niña. La falta de ternura en la experiencia traumática refleja un fracaso fundamental en el entorno cuidador.

Como dice Fernando Ulloa:
"La ternura crea el alma como patria primera del sujeto."

lunes, 9 de diciembre de 2024

Las intervenciones del analista frente al sufrimiento infantil

 En la Clínica Infantil, los motivos más comunes de consulta suelen estar relacionados con inquietudes manifestadas por los padres o cuidadores respecto a sus hijos. Estas preocupaciones incluyen dificultades de atención en la escuela, donde los niños parecen enfocados en otras escenas, comportamientos calificados como “malos” que se traducen en movimientos hiperquinéticos sin un rumbo claro, regresiones conductuales como encopresis o enuresis, crisis de angustia repentinas y actitudes de negativismo persistente.

Para orientar las intervenciones en estos casos, es fundamental reflexionar sobre aspectos clave del mundo interno y relacional del niño. Es importante comprender cuál es su lugar dentro de la estructura familiar, los rasgos o situaciones con los que se identifica, las idealizaciones o mandatos que recaen sobre él, así como los recursos subjetivos y defensas psíquicas con los que cuenta. También se debe analizar cómo expresa su angustia, cuál es el estado de su narcisismo en el momento de la consulta y si posee la capacidad de juego simbólico, esto es, un juego que no sea meramente automatizado. Es esencial observar si el niño o niña puede construir una narrativa lúdica y qué escenas tiende a repetir en este espacio de expresión.

En este trabajo clínico, es imprescindible dar cabida a las preocupaciones de madres, padres, cuidadores e incluso del entorno educativo. Sin embargo, es fundamental no quedar atrapados por las demandas que estos Otros significativos puedan plantear. La prioridad del analista debe ser el bienestar del niño y su proceso subjetivo.

El sostén que ofrece el analista es un recurso invaluable. Este sostén permite al niño desplegar sus fantasías y miedos inconscientes, escenificar sus conflictos edípicos y encontrar, a través del juego, una salida simbólica que le permita integrar sus experiencias.

La mirada del analista debe estar orientada siempre hacia la potencia infantil, hacia aquello que el niño tiene la capacidad de construir en su presente y que podrá expandirse en el futuro. Es crucial recordar que el psiquismo infantil está en plena estructuración y que ningún estado, por angustiante que parezca, es definitivo. Frente a las preocupaciones de los adultos y del propio niño, resulta vital sostener la certeza de que “nada es para siempre”.

viernes, 4 de octubre de 2024

El autismo en la niñez: intervenciones clínicas

 No es el cerebro quien sufre

Frente a un cuadro de Autismo, el psicoanalista sostendrá su posición de vincularse y dirigirse a la subjetividad del niño o niña que sufre. 

Distinciones Clínicas del Autismo

Si bien el cuadro del Autismo -que habrá que dilucidar con extremo cuidado- presenta en cada infante problemáticas diferentes y singulares, las expresiones más distintivas son:

  • Dificultades con el lenguaje (campo de lo simbólico)

  • Aislamiento, con dificultades para la constitución del Otro (campo de lo imaginario)

  • Alteraciones en la constitución de la imágen especular (campo de lo imaginario)

  • Movimientos repetitivos (campo de lo real pulsional)


La responsabilidad del analista

Resulta fundamental la posición ética del analista sostenida en: la incompletud de nuestro saber, la inexistencia de lo generalizable, el rechazo a los diagnósticos cerrados y la creencia en la apertura y plasticidad del psiquismo infantil. 

Un diagnóstico sirve para orientar un tratamiento, jamás para cerrarle las posibilidades transformadoras a un sujeto en formación. 

La Posición del Clínico

El analista pondrá a disposición del niño o la niña, con afecto, su cuerpo, el juego y la palabra. Mirada Clínica que tanto difiere del esquema biologicista del estímulo-respuesta.
Recordemos que la etimología de la palabra “Clínica” deriva del griego y dice: “El Clínico es quien se inclina hacia el otro, de manera cercana”. 

La introducción del universo simbólico

En las presentaciones clínicas del Autismo, el lenguaje (campo de lo simbólico) es experimentado por el infante como intrusivo y arrollador. 
Le hablaremos al niño de manera amorosa, le pondremos nombre a aquello que el infante vive como traumático en el cotidiano, a través del juego, de la lectura de cuentos y/o los relatos en tercera persona.

Una pieza fundamental del tratamiento: Las Figuras Parentales

Es fundamental que las figuras parentales se vinculen libidinalmente con el infante.
Por este motivo se hace necesario que nuestras intervenciones puedan extraer la fijeza de los Diagnósticos Cerrados, que tanta angustia provocaron en ellas.

El “Estar ahí” del analista

Todo lo que hemos desarrollado hasta aquí explica la importancia de "Estar Ahí", en cuerpo presente, para un niño o niña que, si sufre, lo hace a partir de sentirse aterrado de caer en un vacío. 
Hecho por el cual, en muchas oportunidades, se ve forzado a construir un retraimiento que lo aísla de sus Otros significativos y/o de sus semejantes.

lunes, 2 de septiembre de 2024

Cuando un niño “no juega” ¿Por qué el analista tiene que inventar el Juego?

 

¿Sabías que el Juego en la niñez…?

  • No es innato.

  • No se hereda genéticamente .

  • No está asegurado ni garantizado para el niño.

  • Es algo a construir, desarrollar, entre el niño o niña y sus Otros significativos

El Juego
¿Por qué es una pieza constitutiva del psiquismo infantil?


El Juego permite poner en escena las fantasías, la sexualidad, los síntomas, las inhibiciones y los hechos significativos que han sido vividos pasivamente por el niño o niña. 

El Juego resignifica y transforma las experiencias traumáticas de la niñez. Permite también la distinción entre el Yo y el otro semejante. 

Por este motivo, el Juego es una pieza fundamental en el armado y constitución del psiquismo infantil.

La terapia del Juego

La actividad lúdica tiene en sí misma una dimensión terapéutica. En el juego el niño o la niña crea un mundo aparte: fuera del espacio y tiempo común. 
El Juego es una escena a la que el infante le pone una cantidad de libido muy importante y hace de cuenta que es otro (una persona grande, un mago, un superhéroe, alguien de la realeza).

Freud nos afirma en el texto “El poeta y los sueños diurnos” que: “Todo niño que juega se conduce como un poeta, creándose su mundo propio, o, más exactamente, situando las cosas de su mundo en un orden nuevo”.

La Inhibición para Jugar
Si el niño o la niña está inhibido de jugar, puede desarrollar:

Una posición melancólica, que sea puerta de entrada a una posición autista.

Una pobre autopercepción del sí mismo.

La sensación de indefensión unida al  sentimiento de inferioridad.

Un empobrecimiento significativo de sus vínculos familiares y sociales.

Problemas en la escuela (cognitivos y/o con los pares).

¿Cómo intervenir cuando el niño o niña están inhibidos en su Juego?

Nuestro accionar clínico apuntará a “abrir la puerta” para que el infante salga a jugar. Les donaremos nuestra experiencia infantil (nuestro cuerpo y nuestra disponibilidad a jugar). Crearemos personajes que dialogan entre ellos y situaciones que los mismos tienen que atravesar. 

Se construirá -”sin querer queriendo” y sin forzamientos- una escena, vez por vez. En donde el niño o la niña, a su manera, nos guiarán a encontrar “la llave lúdica” que permitirá abrir el juego.

¡¡Clave Clínica!!
¿Qué nos aporta la presencia o la ausencia del Juego en la niñez?

La actividad lúdica es, por excelencia, aquello que permite la simbolización en la infancia (es decir, pasar de la cosa a la representación). El terapeuta debe apostar siempre a producir el Juego si este está bloqueado o inhibido. 

Como analistas, dependemos de aquello que en el Juego se manifiesta. Solo la lectura de la escena lúdica -desde dentro de la escena, con nosotros implicados- es la que nos enseña y nos orienta sobre las líneas clínicas y los modos de intervención de nuestro accionar en la práctica.

lunes, 26 de agosto de 2024

Algunas orientaciones clínicas para el tratamiento con niñas y niños

 

Comenzar un tratamiento con un infante incluye un pedido por parte del analista de entrevistar a su madre y/o padre, en tanto el niño es portador de una historia que lo antecede: deseos familiares, ideales, mandatos e identificaciones que le son propuestas. 

Orientaciones Clínicas en las Entrevistas a la Pareja Parental


Escucharemos en el relato de las madres y los padres:

  • Qué lugar ocupa el niño en la pareja parental. Los ideales.

  • Los mitos familiares (en los silenciamientos, en los secretos familiares).

  • Las marcas traumáticas no simbolizadas en esta familia.

  • Los mandatos generacionales de la pareja parental.

 

Orientaciones Clínicas en el Tratamiento con el Infante

A través del juego, haremos una lectura de cómo el niño o la niña pone en escena:

  • Sus posibilidades y/o sus dificultades de armar un juego simbólico 

  • Aquello que repite en el juego.

  • La manifestación de su angustia, sus miedos, sus fobias infantiles.

  • El despliegue de su cuerpo y la disposición a servirse de él. 

La Clave Clínica en la Terapéutica de la Niñez

El Juego 

En los Tratamientos Infantiles, nuestro tesoro irremplazable es el Juego, obviamente enlazado a nuestras palabras.

El Juego es el que le permite al infante crear, inventar mundos imaginarios, poner en escena sus miedos, su agresividad, su ambivalencia, su sexualidad, el lugar que ocupa fantasmáticamente en la pareja parental. Su posición subjetiva (psíquica y corporal) frente a las demandas de los adultos responsables de su crianza.


El Efecto del Jugar: Un Doble Movimiento Constitutivo

En el Juego se produce un Doble Movimiento Constitutivo: 

  • El infante repite lo displacentero, al tiempo que lo elabora. 

  • También vivencia otras experiencias -hasta aquí inéditas- que construyen inscripciones novedosas en su subjetividad.

Nuestro Foco y Horizonte Clínico

El psiquismo del niño y la niña está en plena estructuración, nada es para siempre. Por este motivo, como analistas pondremos siempre el Foco en la Potencia Infantil, en lo que aún tiene la posibilidad cierta de crearse y construirse en el tiempo presente, y que encontrará un despliegue mayor en el horizonte futuro del niño. 

Una Gran Oportunidad. En la Clínica de la Infancia queda demostrada la gran permeabilidad y apertura que tienen las niñas y los niños para desanudar y desarmar sus conflictivas edípicas. 

El Tratamiento temprano en la infancia posee una gran eficacia clínica, comprobable en la vida de los niños. 

Enorme es el don y el aporte de los analistas que deciden orientarse a la clínica infantil. 

sábado, 3 de agosto de 2024

Alteraciones del lenguaje en la infancia y la adolescencia - Ejes Clínicos

 ¿Cómo diferenciar el cuadro clínico del autismo, la psicosis y la neurosis?

LAS ALTERACIONES DEL LENGUAJE EN LA NEUROSIS

El Mutismo Selectivo


Las alteraciones del lenguaje en la neurosis, tal como lo es el mutismo selectivo, se constituyen como un síntoma. Reflejan un conflicto a nivel inconsciente, simbólico. Comprobamos en la clínica que el niño o púber deja de hablar frente a las personas o ambientes que le producen un monto de angustia o ansiedad, que no puede procesar psíquicamente.

El síntoma del mutismo selectivo:  Causas y Tratamientos

El mutismo selectivo es un síntoma defensivo que tiene su causa en acontecimientos traumáticos sin derivación psíquica. Decido por el infante o el núcleo familiar. En el tratamiento resulta fundamental el trabajo con los padres, la historización de los vínculos. Como analistas, seremos el oído y la boca que nombra a los acontecimientos traumáticos que han dejado mudos y, muchas veces, arrasados a la pareja parental o al niño.



LAS ALTERACIONES DEL LENGUAJE EN LA PSICOSIS:

Los Fenómenos Psicóticos

Las alteraciones del lenguaje en la psicosis se presentan como fenómenos, a diferencia del síntoma neurótico. Es decir, como manifestaciones súbitas de aquello que carece de inscripción en los simbólico, inconciente, y retorna en lo real. Los fenómenos psicóticos más frecuentes son los neologismos, las frases interrumpidas, la  holofrase y la alucinación.

Los Fenómenos Psicóticos: Causas y Tratamientos

Los fenómenos psicóticos tienen su causa en la alienación a los sentidos y demandas del  Otro primordial, sin separación. De esta manera, el sujeto queda invadido por el goce del Otro excesivo, por la ausencia de la regulación que ofrece el Nombre del Padre (significante que permite inscribir la castración del Otro primordial). En los tratamientos resulta fundamental la ubicación del analista como terceridad, es decir, como instancia simbólica que opera una separación del Otro, legalizando y acotando su goce.


LAS ALTERACIONES DEL LENGUAJE EN EL ESPECTRO AUTISTA

El lenguaje como signo


Las alteraciones del lenguaje en el espectro autista se presentan el modo de una lengua estereotipada y opaca, que saltea la enunciación. Un lenguaje de signos, con sentido fijo y único para cada palabra, si está logra ser pronunciada.

El Lenguaje como signo: Causas y Tratamiento

Los fenómenos del espectro autista evidencian una experiencia de separación del  Otro primordial que ha ocurrido de manera demasiado temprana. Esto provoca una ausencia fundamental: contar con la barrera de protección frente a la angustia, la cual impediría vivirla como intolerable y amenazadora de la vida. En el tratamiento resulta fundamental entender que el autismo, lejos de ser un déficit, es un autotratamiento de la angustia. Por este motivo, sin forzamientos, intentaremos producir algo nuevo en la repetición estereotipada, tomando siempre en cuenta los intereses específicos del niño.

domingo, 21 de julio de 2024

Juguetes y sus puntos de vista: ¿Desde el niño o el adulto?

 El gran Filósofo del arte y crítico de arte Walter Benjamín (figura importante de la Escuela Frankfurt), en 1928 ya definió aspectos que más adelante elaboró Winnicott sobre juguetes. Dice W. Benjamín:

"el jugar sigue considerándose desde el punto de vista del adulto, y teniéndose casi exclusivamente como un ejercicio de imitación del mundo del adulto. Hasta el siglo XIX se desconocía al bebé en tanto ser dotado de espíritu propio: el adulto era el ideal en cuya imagen el educador trataba de formar a los niños. Ese racionalismo que veía en el niño un adulto en miniatura. Para el niño que juega, la muñeca puede ser niña o adulta.
Los objetos de tamaño casi natural son expresión de la inseguridad que el burgués no es capaz de superar al tratar con el niño. La conciencia de culpa, encaja perfectamente con los tamaños tontamente desproporcionados."
Continúa Benjamín (1928) empleando a Freud, añadiendo:
"Sabemos que para niño el alma del juego radica en eso, que nada lo hace más feliz que el "¡otra vez!". El oscuro afán de reiteración no es menos poderoso ni menos astuto en el juego, que el impulso sexual en el amor. No en vano creía Freud haber descubierto en él un "más allá del principio del placer". En efecto, toda vivencia profunda busca insaciablemente, hasta el final, repetición y retorno, busca el restablecimiento.
Todo podría lograrse a la perfección, si las cosas pudieran realizarse dos veces"; el niño procede de acuerdo con este verso de Goethe. Pero para él no han de ser dos las veces, sino una y otra vez, cien, mil veces. Esto no sólo es el modo de dominar experiencias primitivamente terroríficas mediante el embotamiento, la provocación traviesa, la parodia, sino también la de gozar una y otra vez, y del modo más intenso, de triunfos y victorias. El adulto libera su corazón del temor y disfruta nuevamente de su dicha, cuando habla de ellos. El niño los recrea, vuelve a empezar. La esencia del jugar no es un "hacer como...", sino un "hacer una y otra vez", la transformación de la vivencia más emocionante en un hábito. Porque el juego, y ninguna otra cosa, es la partera de todo hábito. Comer, dormir, vestirse, lavarse, tienen que inculcarse al pequeño en forma de juego, al ritmo que marcan las canciones infantiles. El hábito entra en la vida como juego; en él aun en sus formas más rígidas, perdura una pizca de juego hasta el final."
Para concluir con Benjamín (1928) no debemos olvidar aquel: "error fundamental de considerar la carga imaginativa de los juguetes como determinante del juego del niño; en realidad, sucede más bien al revés. Si el niño quiere arrastrar algo, se convierte en caballo. Conocemos algunos juguetes antiquísimos que prescinden de toda máscara imaginativa, tanto más genuinos cuanto menos le significan para el adulto. Porque cuanto más atractivos, son los juguetes, tanto menos "útiles" son para jugar; cuanto más ilimitada se manifiesta en ellos la imitación, tanto más se alejan del juego real, vivido".

viernes, 29 de diciembre de 2023

El sufrimiento infantil ¿Qué-hacer en la clínica?

¿Cómo reconocer en la clínica si un infante sufre?

Es frecuente recibir en el consultorio niños y niñas que expresan su sufrimiento, siempre de acuerdo a las particularidades de su subjetividad y su historia. Desatentos (o mejor dicho, con la atención puesta en otra escena), otros que padecen conductas regresivas (encopresis, enuresis), infantes que se mueven sin orientación ni rumbo, y tantos otros que presentan crisis de angustia a la manera de berrinches y negativismos persistentes.

¿Qué-hacer para ayudarlos?

Te compartimos 5 recomendaciones que te resultarán beneficiosas.

1° RECOMENDACIÓN

Cuando recibimos a un niño en tratamiento, resulta fundamental preguntarnos:

✅¿En qué lugar está ubicado ese niño en su complejo familiar?

¿Con qué rasgo y/o situación el niño o la niña se halla identificado?

¿Qué idealizaciones y/o mandatos recaen sobre el infante?

¿Cuáles son los recursos subjetivos y/o defensas psíquicas que prevalecen en ese niño o niña? ¿Qué idealizaciones y/o mandatos recaen sobre el infante?

¿De qué forma, con los recursos que ya posee y aún con los que no, expresa su angustia?

¿Cómo se halla configurado su narcisismo en el tiempo de la consulta?

¿Posee la posibilidad del juego simbólico, es decir no automatizado?

¿Puede el niño o la niña armar de manera lúdica una historia, que exprese alguna narrativa?

¿Qué escenas repite en el juego?

2° RECOMENDACIÓN

Intentaremos tener siempre presente que nuestro paciente es el niño o la niña.

En la clínica infantil nos encontramos con múltiples actores que van más allá de nuestro paciente: madres, padres y cuidadores preocupados, docentes e instituciones que solicitan el logro de ciertos “objetivos escolares”, y otros discursos terceros, con prejuicios arraigados, en los que corremos el riesgo de quedar atrapados.

Por este motivo y por tanto más, resulta siempre fundamental mantener una disponibilidad abierta hacia el niño o la niña, que lo aloje y lo abrace en su sufrimiento, en su subjetividad irrepetible, ayudándolo a que pueda a abrir la puerta para “ir a jugar su juego”, en el que se incluya con su propia traza subjetiva entre sus otros familiares y sus otros semejantes.

3° RECOMENDACIÓN

Un tesoro inigualable: nuestro sostén

Una función fundamental del analista en la clínica infantil es “el Sostén” -al decir de Winnicott-, esto implica posibilitarle al niño o la niña un despliegue de sus pulsiones. El analista funcionará como el que puede recibir y devolver de manera ligada el des-borde pulsional. Nuestra palabra, narración, presencia, intentará oficiar de espacio seguro para que el infante escenifique sus encerronas edípicas, orientandolo siempre a que encuentre su subjetividad encuentre una puerta de salida.

4° RECOMENDACIÓN

Estar siempre dispuestos a lo que “sí” puede ocurrir: una apertura al acontecimiento

Como analistas, nos apartaremos de la “posición negativista” que es la que pone el foco en aquello que el niño o la niña no puede hacer, ni decir, ni representar, ni jugar, ni crear. Intentaremos corrernos, así, de la angustia de los Otros familiares y/o los establecimientos educativos y recreativos.

Por el contrario, nos sostendremos en lo que se halla en plena potencia, es decir, en plena capacidad de estar construyéndose en tiempo presente, y que encontrará un despliegue mayor en su futuro mediato.

5° RECOMENDACIÓN

Enseñanza fundamental: Clave Clínica

El niño o la niña nunca están parados en el mismo lugar, aunque no nos sea visible de manera directa. Y nosotros, como analistas, así se lo haremos saber y oficiaremos de apoyo y respaldo con nuestras palabras, nuestros gestos y nuestras acciones.

martes, 31 de octubre de 2023

Los diagnósticos en la infancia

¿Qué recibe un analista en la clínica de la infancia?
Atenderemos en primera instancia a las figuras parentales (madres, padres, abuelos) que llegan sobre todo angustiados. La angustia tiene diferentes caras, por lo cual adopta diferentes expresiones: desborde, enojo, irritabilidad. Nos hablarán de un niño que está por fuera del ideal que ellos esperaban o, incluso, el que la propia escuela considera como “correcto”.

Se presentarán luego los niños y niñas que fundamentalmente sufren y que también lo expresarán de diversos modos -de acuerdo a sus recursos psíquicos-. Lo hacen a través de berrinches, ataques de llanto, estados de apatía y desinterés, desatención, inhibiciones, conductas regresivas.

¿Cuál es el mayor riesgo de la clínica infantil en esta época?

El mayor riesgo que corren los niños y niñas en nuestra contemporaneidad es que, madres, padres, cuidadores y maestros, por seguir un “ideal de normalidad”, se sienten exigidos a rápidamente buscar un diagnóstico que dé respuestas a las supuestas “fallas”.

Se realizan “diagnósticos a la carrera”, que terminan transformándose en etiquetas identificatorias, catalogando a los niños y niñas por los síntomas que presentan, borrándose sin miramiento lo más preciado del infante: su subjetividad única, irrepetible y repleta de enormes potencialidades.

¿A qué abismo nos confronta “La Pastilla”?

Cuando aparece “La Pastilla” para modificar la conducta, toda pregunta que nos podemos formular y el llamado de auxilio por parte del niño o la niña queda sepultado. El fármaco, en algunos casos, podría ser un recurso eficaz -en tanto leve y transitorio, para facilitar la palabra y el juego cuando este está impedido-, pero siempre y en todos los casos debería ser complementario a un abordaje psicoterapéutico, donde el infante sea alojado y escuchado en la particularidad de su sufrimiento.

Cada vez estará en nuestro propósito ayudarlo, y por sobre todo, apostar activamente a que el niño o la niña pueda construir o recuperar su infancia.

¿Qué es la “iatrogenia profesional”?

Es el ejercicio de un daño (no necesariamente intencional) que viene desde el lado de una autoridad, que puede estar encarnada en un profesional.

En el caso de los infantes la iatrogenia profesional estaría dada por desconocer que el psiquismo en estos tiempos está en permanente estructuración. Esto quiere decir que está abierto a múltiples y variadas transformaciones. Sigmund Freud así nos lo fundamenta y nos lo enseña cuando conceptualiza el primer despertar sexual, seguido de la latencia y el segundo despertar sexual.

Hacer un diagnóstico cerrado en los tiempos de la infancia es colocar una sentencia inexorable, un “Destino” que no se puede detener, para el niño o la niña. .

Proponemos, entonces, como reverso a esta iatrogenia, tomar como joya conceptual y clínica el decir de Gisela Untoglich: “Los diagnósticos en la infancia se escriben con lápiz”.

¿Qué-hacer en la clínica frente al sufrimiento infantil?

- Como analistas es fundamental alojar activamente los decires del niño y su familia; principalmente, escuchar en qué lugar es situado por sus figuras primarias, qué mandatos pesan sobre él y las idealizaciones en juego.

- Ayudarlo en su sufrimiento, con el firme propósito de rescatar el derecho a su subjetividad y su potencia siempre abierta y expansiva.

- Mirar, leer y analizar, a través de todas las variables que tengamos a nuestro alcance (juegos, sueños, dibujos, actuaciones), cuál es la conflictiva predominante.

- Descifrar los recursos psíquicos del niño o la niña para hacer frente a sus dificultades internas y externas.


domingo, 15 de octubre de 2023

Las entrevistas con madres y padres en la clínica infantil - ¿Cómo intervenir en la vertiente simbólica, imaginaria y real de la transferencia?

¿Qué significa nacer dos veces durante la crianza?
Como sujetos humanos, estamos destinados a experimentar, al momento de nacer a la vida, el desvalimiento (Hiflosigkeit) en relación al Otro de los primeros cuidados.

El infante depende absolutamente del Otro primordial, porque es quien -eso es lo esperable- le brinda “la condición de existencia” real y psíquica. Esto ocurre porque el futuro sujeto representa aquello que al Otro le falta.

El Otro primordial le donará los significantes con los cuales el infante se va a nombrar y que le permitirán, a su vez, la constitución del cuerpo.

Estas representaciones-palabra forman parte de una trama aún mayor: la de los deseos y goces de las otras generaciones. Así, madres y padres posibilitarán el “primer nacimiento psíquico”: la transformación de un ser que nace viviente a un sujeto del lenguaje.

Como consecuencia, surge -del lado del niñx- en estos tiempos, la angustia en su vertiente traumática.

A la salida de la adolescencia, se produce un “segundo nacimiento psíquico”: el sujeto en tanto tal -sujeto del inconsciente, portador de su propio deseo-.

El sujeto del inconsciente, esto es fundamental, nacerá en el lugar vacío de la cadena significante del Otro primordial, aquello que J. Lacan denominara “el enigma del Otro”.

La consecuencia de nacer -como sujeto del inconsciente- a partir del vacío de los significantes y significaciones del Otro primordial, es el despertar de las huellas del desamparo originario con el que nacimos a la vida. Como efecto, surgirá -del lado del púber y/o el adolescente- la angustia en su vertiente señal.

Beatriz Janin afirma: “En tanto extensión del psiquismo del infante, los padres están indefectiblemente involucrados en el tratamiento del niño o la niña”.

Por lo tanto, lo primero a tener en cuenta, del lado del analista, es la importancia y la necesariedad que adquiere -por estructura- el trabajo con los padres en la clínica con niños, niñas y adolescentes.

Tres modos transferenciales con los que se presentan en la consulta los padres y las madres

Vertiente simbólica de la transferencia: las figuras parentales pueden presentarse a la consulta formulando preguntas, en la búsqueda de un saber -que le es otorgado al analista- con respecto a la problemática que padece el niño o niña. Esta modalidad transferencial se denomina “vertiente simbólica de la transferencia”.

La vertiente simbólica de la transferencia es, así, la más propicia para la labor analítica.

Vertiente imaginaria de la transferencia: las figuras parentales pueden presentarse a la consulta con teorías imaginarias que cierran conclusiones acerca del niño o la niña, sin implicación alguna en la problemática. Esta modalidad transferencial se denomina “vertiente imaginaria de la transferencia”.

La primer tarea del analista será introducir una pausa, un corte, en el conjunto de lo que imaginan acerca de la problemática del infante. Se apuntará, de a poco, a construir -junto a la participación de los padres y las madres- una causalidad para el sufrimiento infantil. Asimismo, se intentará que las figuras familiares se anuden a la conflictiva.

Vertiente real de la transferencia: las figuras parentales pueden presentarse a la consulta por demanda de otros (maestros, psicopedagogos, pediatras, jueces). Lo hacen sin ninguna implicación subjetiva, incluso desmintiendo las problemáticas del infante y tomando las intervenciones del analista de manera persecutoria. Esta modalidad transferencial se denomina “vertiente real de la transferencia”. Esta “vertiente transferencial”, tan compleja, despliega el campo de las pulsiones (pasiones) parentales.

La primer tarea del analista será jugar su posición entre la suma paciencia y, en muchas ocasiones, la puesta de limites -que están tan desdibujadas en estas figuras parentales-.

sábado, 30 de septiembre de 2023

Cuento para niños (3 años) que pegan: "El Oso Abrazador"



Había una vez en el bosque encantado un osito llamado Oli. Oli era un osito muy simpático y amigable, pero a veces, cuando se enojaba, le daban ganas de pegar a sus amigos. Y como todos sabemos, los osos tienen mucha fuerza. Un día, Oli estaba jugando con sus amigos conejitos, Lila y Tito, cerca del gran árbol del abrazo.

Estaban jugando al escondite, y Oli se escondió detrás de un arbusto. Mientras esperaba a que Lila y Tito lo buscaran, comenzó a sentirse un poco impaciente. Cuando finalmente Lila y Tito lo encontraron, Oli se puso muy molesto porque había esperado mucho tiempo.

En lugar de hablar sobre cómo se sentía, Oli golpeó suavemente a Tito en el brazo. Tito se sorprendió y comenzó a llorar, porque le dolió. Lila, al ver lo que había sucedido, se acercó y le dijo a Oli: "Oli, no está bien pegar a nuestros amigos. Eso lastima sus sentimientos."

Oli se sintió triste por lo que había hecho y se dio cuenta de que tenía que hacer algo para arreglarlo. Se disculpó con Tito y le prometió que no volvería a pegar a nadie nunca más.

Lila, Tito y Oli continuaron jugando juntos, pero esta vez se aseguraron de hablar sobre sus sentimientos en lugar de usar las manos para resolver sus problemas. Comprendieron que los amigos son importantes y que es mejor abrazarlos y consolarlos cuando se sienten tristes o enojados.

Desde aquel día, Oli se convirtió en el osito abrazador del bosque. Siempre estaba dispuesto a dar abrazos y consuelo a sus amigos cuando se sentían tristes o enojados. Y todos los animales del bosque aprendieron que no debían pegarse, sino que debían hablar sobre sus sentimientos y cuidarse mutuamente.

La moraleja de la historia es que no debemos pegar a nuestros amigos cuando nos enojamos. En su lugar, podemos hablar sobre nuestros sentimientos y ser amables, como Oli, el osito abrazador.

viernes, 18 de agosto de 2023

Pesadillas nocturnas en la infancia ¿Cómo intervenir frente a lo traumático?

El “sueño” que escenifica el horror: La Pesadilla
Son cada vez más los infantes que consultan a analistas por padecer pesadillas recurrentes, donde el horror es escenificado durante el dormir: un Otro lo persigue, hasta despertar en el instante exacto de lo soportable. El Otro en cuestión puede tener mil caras: vampiros, brujas, hombres lobos, diablos, zombis, animales y hasta ladrones. Fracasa entonces, al decir de S. Freud, la función del sueño, que es proteger el dormir.

El niño sufre y a la vez las figuras de cuidado se angustian. Son despertadas forzosamente por el pedido de ayuda, los gritos y sobresaltos de terror del niño o la niña.

Las pesadillas y lo traumático

Desde tiempos tempranos de su obra, Freud explica a las pesadillas a partir del estatuto de lo traumático. En Inhibición, síntoma y angustia, nos enseña que lo traumático designa una situación de desvalimiento (sea de orden sexual, pérdidas tempranas abruptas y/o muy significativas, la violencia de cualquier índole, las rupturas muy dolorosas), ante la cual el sujeto se encuentra sin recursos reales o simbólicos para elaborar la intrusión de una intensidad sin medida para el aparato psíquico.

Más adelante, expresa que: “en la primera infancia, no se está, de hecho, preparado para dominar psíquicamente las grandes sumas de excitación que llegan de adentro o de afuera”. El dominio de esa excitación requiere todavía de un Otro, que le confiere, aún, cuerpo a su psiquismo en formación.

Lo traumático: Aquello que “no cesa de no inscribirse”. ¿Por qué?

En tantas oportunidades, lo traumático no logra ser reprimido, no llega a hacerse inconsciente y, por lo tanto, no puede ser simbolizado. Esta circunstancia psíquica le impedirá al sujeto -en cualquier tiempo de su constitución- la capacidad de recordar y de poner en palabras lo que le pasa.

Aquellas situaciones que desbordan al aparato psíquico se expresan de forma directa y abrupta -por ejemplo, mediante el repentino terror nocturno-, en lugar del clásico retorno de lo reprimido (inhibiciones, síntomas y angustia).

La vivencia subjetiva (manifestada de diferentes modos) es la de quedar reducido y convertido en un objeto pasivo del Otro, con una amenaza cierta de desaparecer.

¿Qué-hacer del analista para ayudar a los niños que padecen pesadillas?

La labor clínica del analista se basará, fundamentalmente, en la utilización de la ficción y el juego, como recursos elaborativos del carozo traumático, que quedó enquistado en la vida del infante.

Al decir de Esteban Levin: “El juego no es inocente; más bien es la caída de la inocencia, ya que el niño juega lo irrepresentable, el placer, el dolor, la tragedia, el sufrimiento, y los hace posibles en la ficción, en la creación de mundos imaginarios”.

Intervenciones del analista

. Alojaremos, con un interés genuino, las historias que trae a consulta el niño o la niña sobre sus terrores nocturnos y atribuiremos valor a sus miedos, con amorosidad y paciencia.

. Nos situaremos como barrera de protección, en acto, del aparato psíquico desbordado del infante. Este es un hecho mayor porque se produce, en tiempo presente, una disminución de su sufrimiento.

. Oficiaremos de favorecedores de las posibilidades lúdicas propias de cada niño o niña (juego simbólico y de roles, dibujos, construcción de ficciones con títeres). Y también le prestaremos palabras para que, a su manera, arme un relato acerca de su sufrimiento.

. Haremos una lectura -en transferencia- de cuál es el lugar en donde la niña o el niño se siente atrapado -sin salida-, como objeto pasivo del Otro significativo.

. Mantendremos entrevistas con los Otros primordiales del infante que tenemos en tratamiento: permitiremos el despliegue de lo que tienen para decir y le brindaremos contención a su angustia.

. Le haremos saber a los Otros primordiales de la crianza que están implicados en aquello que los trae a la consulta. Con sumo cuidado de no deslizar en nuestros decires “culpabilidad” por el sufrimiento de su hijo


sábado, 5 de agosto de 2023

¿Cuáles son los componentes del universo infantil?

El amigo, para un niño, es una figura decisiva en su estructuración subjetiva. Dicho amigo se constituye en un espacio intermedio (ni exterior, ni interior), libre de amenazas.
Por brindarle un suelo de confianza, le permite al niño lanzarse a jugar, con la libertad de “hacer como si”, haciendo de cuenta que es otro (una persona grande, un mago, un superhéroe, alguien de la realeza). Los amigos dan rienda suelta a fantasías que se despliegan en forma conjunta. Situaciones lúdicas que permiten elaborar -uno con otro- miedos, angustias, fantasmas y deseos.

El juguete: la creación en acto

Si se le pregunta a un infante muy pequeño cuál es el mejor amigo, no nos sorprendería si responde "mi osito". El juguete es, para él, mucho más que un objeto inanimado, en tanto le otorga su don amoroso y su fantasía. Es el mismo niño el que lo crea, en el preciso momento que lo transforma en otra cosa y le otorga vida propia. A esta invención, Donald Winnicott la denomina: “creación en acto”.

Importante conclusión: ¡¡No confundamos un juguete con un producto ya fabricado y envasado!!

El juego

La actividad lúdica tiene en sí misma una dimensión terapéutica (tal como Freud nos lo señala en “Más allá del Principio de Placer”). En el juego el niño crea un mundo aparte, fuera del espacio y tiempo común. Lo inviste con mucho afecto, repite lo displacentero al tiempo que lo elabora y vivencia otras experiencias -hasta aquí inéditas-.

Asimismo, Freud nos afirma en el texto “El poeta y los sueños diurnos” que: “Todo niño que juega se conduce como un poeta, creándose su mundo propio, o, más exactamente, situando las cosas de su mundo en un orden nuevo”.

El “amigo imaginario”

En la infancia aparecen los amigos imaginarios. Este fenómeno se encuentra dentro del desarrollo esperable de la fantasía infantil, la creatividad y la imaginación, tramas fundamentales de la salud psíquica del niño/a.

¿Y qué función cumple el “amigo imaginario”?

Se trata de un personaje que el mismo infante crea, y le otorga la posibilidad de depositar allí sus frustraciones, sus deseos y sus primeras elecciones de objeto. Se transforma en una herramienta lúdica, que permite tener más confianza en sí mismo y temerle menos al afuera, facilitándole, así, la sociabilización y el armado de nuevos vínculos.

¡Aclaración!

El “amigo imaginario” suele patologizarse y confundirse con una alucinación. Sin embargo, la diferencia fundamental con dicho fenómeno radica en que, además de crearlo, el infante le otorga la función que él desea y lo tiene bajo su control -lo puede invocar y hacerlo desaparecer cuando quiera-. Con la madurez creciente del niño, el amigo imaginario toma su maleta invisible y decae.

La comunidad de amigos: una apuesta imprescindible

Es tan importante para el niño introducirse dentro de un grupo de amigos, ya que este hecho le permite desarrollar un sentido de pertenencia y de descentramiento de su narcisismo. Ser uno entre otros. Comenzará a lograr autonomía de los adultos, aprenderá a relacionarse con sus pares, compartir intereses, respetar las reglas del juego y apoyarse mutuamente en los amigos. Todo este acontecimiento ocurre, generalmente, en la edad escolar.


domingo, 18 de diciembre de 2022

Las mentiras en los niños

 En términos generales, la pregunta inicial cuando el mentir forma parte del motivo de consulta es plantearnos: ¿Por qué miente un niño? ¿Que busca con ello?, ¿A quienes le miente?, ¿miente en general o en algunas circunstancias? El mentir: ¿Le genera culpa, le despierta ansiedad? o por el contrario lo ve como algo sin importancia.

Puede suceder que el niño no asuma que lo que cuenta o dice es mentira.
Para evaluar la mentira infantil como un síntoma en la clínica, es importante considerar dos cuestiones: 1) la edad del niño, 2) y si cuando de alguna manera se le hace ver o pensar en lo que está contando puede ver que se trata de una fantasía y no de una realidad.
Evolutivamente en los niños es común recurrir a la mentira pero como producto del pensamiento mágico por sobre el pensamiento lógico, así como en los dibujos infantiles el niño antropomorfiza distintos objetos y así el sol tiene rostro, las nubes y las flores se sonríen o expresan distintas emociones, así también la mentira es una manera de moverse en la realidad, una forma de sentirse como los grandes a la altura de ella. Lo diferencial aquí es que estas construcciones fantasiosas que nos cuenta el niño como proezas, hazañas pueden ser tomadas como una veta mas del jugar. Algo así sucede con el amigo imaginario que algunos niños dicen tener; amigo con el que juega, es decir un lugar de proyección de muchas emociones y pensamientos que siente pero no puede comprender, así es al “amigo “ al que le pasan cosas.
No obstante ya a partir de los 5 años si se le pregunta con insistencia al respecto de lo que los papas pueden pensar como que se trata de una mentira puede diferenciar entre lo que es cierto y lo que no es. Para ellos no es una mentira ya que forma parte de su imaginario y lo viven como el jugar.
Ahora bien hay una edad en donde si el niño sigue con sus fantasías y mentiras y sobre todo si es muy intenso este comportamiento puede constituirse en una formación sintomática.
Esa edad de transición es entre los 6 y los 7 años.
A partir de esta edad podríamos pensar la actitud de mentir como al servicio de una necesidad. Algo en el niño se siente como carente aunque no sepa el mismo bien que es lo que le falta, que es lo que está necesitando. La mentira en niños más allá de esta edad puede ser tomada como una señal de alarma que el niño comunica hacia su ambiente. Como una señal de auxilio.
En un Seminario de Lacan en uno de sus textos que tiene el título de “Nota sobre el niño” el ubica al síntoma del niño como respuesta a lo que hay de sintomático en la estructura familiar y muy particularmente con el apego al deseo materno.
En el material de hoy nos gustaría reflexionar sobre el mentir como síntoma en la clínica con niños. Síntoma que por supuesto nunca es único sino que se entrelaza con otros síntomas con los que guarda una relación de sentido, sentido por supuesto a develar y construir. A veces como en el caso que hoy compartimos la mentira está presente aunque no tanto como un síntoma destacado por la mirada de los padres que si lo ven pero no le dan un peso destacado, pero significativamente si por el niño que es traído a la consulta .
Comencemos entonces...
Se trata de un niño de 9 años, por lo cual además de otros indicadores sintomáticos la mentira podía considerarse aquí como un síntoma neurótico del cual – y esto es muy positivo- el niño tenía plena conciencia.


Transcribimos el relato espontaneo que hace el niño ante la consigna del Test de Redacción: “Yo”, en el le pedimos al niño que escriba lo que se le ocurra en relación a su Yo.
El niño escribe lo siguiente: “Yo soy XX un chico común y corriente a veces excitado también creo todo lo que me dicen y a veces miento me paso a la cama de mis padres todas las noches y a veces me hago el dormido y duermo con padres de una y así soy Yo.
Hemos resaltado algunas palabras significativas y muy relacionadas con el motivo de consulta.
Principalmente desde los padres la preocupación por su hijo giraba en torno a que lo ven con dificultades en el área de relación con sus pares, que tiene pocos amigos, que tiene en ocasiones reacciones de mal carácter, se frustra y llora, tiene miedo a los ladrones y a la oscuridad.
Ahora bien significativamente el tema de la mentira, el hecho que es un niño grande para dormir con sus padres (a diario), si bien los padres lo comentan no lo presentan al Evaluador en la entrevista inicial como significativos.
Es muy interesante y llamativo que sin embargo sea el niño el que tenga más conciencia de sus dificultades tan claramente. En el test de redacción el mismo sintetiza algunas cuestiones de su carácter y en la sesiones durante la administración de los test y en la comunicaciones con el Evaluador el mismo niño decía que se sentía mal por mentir pero que no podía evitarlo, a la vez que el no consideraba que tenía pocos amigos, el estaba contento con los que tenían que eran los que compartían actividades extraescolares con él.
En cierta forma en razón de lo comentado podríamos decir que hay en muchos aspectos una ajenidad de los padres a lo que realmente le genera ansiedad al niño.
Un hecho significativo es que un niño de esa edad no debería dormir con sus padres, esto pone una dinámica significativa en la relación de los padres como pareja, es una pareja que deja de compartir la cama (espacio de intimidad) para hacerlo con su hijo que queda en una posición de intermediario y espectador. Pensemos desde las conceptualizaciones psicoanalíticas como enlaza esta situación con la fantasía de la escena primaria (la relación sexual entre los padres), fantasía que es evolutivamente constituyente y necesaria en la evolución psicosexual del niño, pero que además es natural de los primeros años de vida pre-y durante la etapa edípica. Significativamente en la Lamina 5 del CAT-A que explora la escena primaria y como el niño la vivencia, el niño dice: “no la entiendo mucho esta imagen”–Que ves “Una cama, una cuna y dos ositos.Primero comen milanesas con papas fritas(ansiedad oral) Como el chiquito tenía miedo el otro fue a dormir con él” ¿De que tenían miedo? “de la oscuridad. Porque creían que había monstruos”. – ¿Y los papás?- “Están trabajando.
Aquí el niño no ve en la cama la silueta de alguien durmiendo (padres), afloran ansiedades persecutorias y orales denotando su necesidad de protección y dependencia, el sentirse expuesto. Recordemos la palabra excitaciónen el relato del niño. Es también significativa una frase de la mama refiriéndose al niño: “A veces siento que lo quiero ayudar y lo dejo solo o lo asfixio, que no lo alcanzo a comprender como niño en constante cambio”. El síntoma aquí pone al descubierto las conflictivas en la pareja parental. Probablemente la sintomatología del niño sea un emergente más de la dinámica familiar.
Regresando al marco conceptual en torno al significado del mentir en los niños, la mentira en este caso puede considerarse como un síntoma neurótico. Psicológicamente puede entenderse como una defensa frente al nivel alto de ansiedad y temor del niño y sus sentimientos de preocupación e inestabilidad personal.
Como otras lecturas vinculadas a la mentira infantil en niños más allá de los 6 o7 años pueden relacionarse con:
· Un modo de enfrentar sentimientos de inseguridad, timidez.
· Necesidad de aprobación (padres, pares, maestros) al contar historias o situaciones fantásticas en donde él es el protagonista principal.
· Modo de alejarse de la realidad.
· Según el tipo de mentira puede ser una forma de venganza frente a alguien a quien se envidia (ejemplo decir una mentira de otro compañero…etc.) Son formas de revalorizarse, desvalorizando a otro.
· Desafío al adulto a ver si es tan inteligente para darse cuenta. (es una forma de descargar la agresión que le despierta sentirse defraudados o no cuidados por estos, se trate de padres, otros seres queridos).
· temor a la desaprobación o al castigo por parte de la madre o del padre, se ven llevados a falsear la verdad.
· exceso de exigencia o presión parental. De esta forma el niño intenta hacerle creer (a quien le miente) que está al nivel de sus expectativas. Que por supuesto no quiere defraudar.
Finalmente acompañamos también a este trabajo el protocolo del niño que hemos comentado en este trabajo del Dibujo de la Persona (DFH) y el de la Persona Bajo la Lluvia (DFHBLL) realizados por el niño. En ellos pueden observarse la presencia de varios indicadores emocionales tales como:
  • Omisión de la boca en ambos dibujos
  • Figura inclinada solo en el DFH ( denota Timidez y falta de estabilidad actual)
  • Figura humana pequeña en ambos (aunque más grande el DFHBLL también sigue siendo de tamaño pequeño) indican retraimiento, inseguridad y depresión
  • Brazo largos en el DFHBLL se asocian a necesidad de mayor valoración y actuación en el ámbito social por lo cual puede darse que el niño haga una inclusión agresiva en el ambiente. Existen fuertes necesidades agresivas dirigidas hacia afuera pero paradójicamente también una búsqueda activa de amor y afecto de su entorno.
De estos indicadores es clínicamente significativa la omisión de la boca, sobre todo porque se reitera en el DHBLL que da cuenta de aspectos más profundos del psiquismo. Pensemos en este caso lo significativo del tema relacionado con lo que este niño comunica abiertamente: mentir, estar en desacuerdo con los padres (por lo de su vida social), por mentir para pasarse a la cama de sus padres sabiendo que esto no está bien, que él ya es grande). La omisión de la boca se asocia principalmente a estados de angustia, inseguridad, retraimiento, resistencia pasiva, rechazo o incapacidad del niño para comunicarse, también a temores reprimidos, depresión por exceso de autoexigencia y perfeccionismo.
Sabemos que a partir de dos indicadores en más puede considerarse que el niño está atravesando una problemática tanto emocional como interpersonal significativa.
Sin embargo como potencial salugenico en el niño más allá de su situación familiar y personal actual podemos decir que el niño en cierta forma está intentando dejar su posición de objeto (del deseo y las dificultades parentales) para ser sujeto de sus verdaderos deseos y necesidades. Por supuesto luego del proceso Psicodiagnóstico y la devolución tanto a los padres (que habían solicitado el Psicodiagnóstico) y al niño seria indicado una recomendación de orientación terapéutica a los padres e individual con el niño.