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sábado, 30 de agosto de 2025

El sujeto indeterminado: entre el intervalo y la temporalidad verbal

Venimos señalando distintas aristas de la indeterminación que Lacan introduce en la definición del sujeto. Esta indeterminación es tanto espacial como temporal, lo que pone de relieve la importancia que la ciencia tiene para el psicoanálisis: ambas coordenadas resultan decisivas en el surgimiento mismo de la ciencia y alcanzan un punto de inflexión con la teoría de la relatividad.

En el plano espacial, el sujeto se define por habitar el intervalo. Al no disponer de un significante que lo nombre, se cuenta como falta y se inscribe en el lugar del –1. Bajo esta perspectiva, el sujeto se presenta como privación en el nivel del Otro tomado como conjunto significante.

En el plano temporal, en cambio, Lacan se apoya en referencias como el aoristo griego, un tiempo verbal que no fija con claridad el momento de la acción. El sujeto es solidario de esta indeterminación: su temporalidad se liga al “imperfecto” e incluso al “futuro anterior”, en una paradoja que subraya su estatuto incierto.

¿Cómo comprender esta insistencia en la indeterminación? Ella indica que el sujeto es solidario de la vacilación, un “ser-de-no-ente” cuya apoyatura se encuentra en el Da-Sein heideggeriano. Esto abre la posibilidad de pensar un estatuto no ontológico ni metafísico de la existencia, que justifica el pasaje de la categoría de “ser” a la de “existencia”. Con Heidegger, se trata de concebir un ser/estar ahí: algo que adviene al Ser sin consistir como ente.

Las consecuencias para la praxis son decisivas. A falta de un ser consistente, lo que se privilegia es una acción, y la clínica se sostiene precisamente en ello. Esto involucra a la transferencia, a la posición del analista y, en última instancia, a la ética misma del psicoanálisis.

miércoles, 21 de mayo de 2025

La compacidad de la falla y el ser sexuado: entre el impasse lógico y el goce

Desde el seminario La identificación, Lacan se propone demostrar que la falla estructural que atraviesa al sujeto no es dispersa ni caótica, sino compacta, organizada por una lógica precisa. Esta línea encuentra su consolidación en Aún, donde las fórmulas de la sexuación, junto con su correlato modal, permiten formalizar esa falla como imposibilidad de escribir la relación sexual.

La compacidad de la falla no proviene de una carencia empírica, sino de la demostración lógica de su imposibilidad. En Aún, esta imposibilidad se articula con lo innombrable, con lo que excede el campo del lenguaje y remite a una infinitud no representable. Este planteo se inscribe en una vía que ya no es la de la predicación clásica del ser, sino la que Lacan denomina más allá del atributo.

Siguiendo su razonamiento, Lacan señala:

Todo lo que se ha articulado del ser supone que se pueda rehusar el predicado y decir ‘el hombre es’, por ejemplo, sin decir qué. Lo tocante al ser está estrechamente ligado a esta sección del predicado.”

Es decir, cuando se intenta decir algo del ser en su forma absoluta, se cae en rodeos que culminan en impasses, en demostraciones de imposibilidad lógica, porque ningún predicado es suficiente. El ser que se pretende absoluto aparece entonces como interrupción, como fractura en la fórmula “ser sexuado”. Y es precisamente desde esta grieta que el ser sexuado queda afectado por el goce.

Lacan cuestiona así el modo tradicional de concebir la predicación: no se trata de describir al sujeto por sus atributos, sino de situar los puntos de real que lo constituyen, aquellos que surgen a partir de las aporías estructurales que el significante no puede resolver.

En este sentido, decir que el sujeto es “un ser sexuado” no es una predicación en el sentido clásico. Es, más bien, una manera de nombrar el real que lo afecta, el punto de fractura estructural donde el goce se entrelaza con el lenguaje y lo menoscaba. Estar “interesado en el goce” significa estar marcado por esa hiancia, por ese corte que impide cerrar la totalidad del campo del goce en una fórmula universal.

jueves, 17 de abril de 2025

No hay mas que modos de ser

En el seminario 21, Lacan define con precisión el rasgo distintivo del anudamiento borromeo: no solo la estructura se desarma si se corta una de sus consistencias, sino que también estas se sostienen juntas sin interpenetrarse.

Real, Simbólico e Imaginario (R, S e I) son presentados como “modos de acceso” a una existencia, dado que el ser solo puede darse a través de modos, en un campo donde la inmanencia está vedada por el lenguaje. Es en estos modos donde algo ex-siste, es decir, donde puede surgir la posibilidad de entrada en el registro del ser.

El sostén de esta posibilidad es la escritura, ya que el mero dicho resulta insuficiente. Aunque Lacan reconoce que es el dicho lo que ciñe, destaca que este requiere de un decir que lo sostenga, otorgándole una dimensión de escritura.

El anudamiento borromeo, en tanto escritura, implica el uso de la cuerda y un paso esencial: el achatamiento. Si la cuerda permite salir del plano bidimensional, el achatamiento posibilita la lectura de las consecuencias de la estructura particular del lazo entre R, S e I. Este procedimiento no solo delimita un espacio, sino que también introduce un tiempo, una temporalidad “tironeada” que emerge de la espacialidad en juego.

Este tiempo “tironeado” alude a una transición: del campo del Otro como un lugar a la temporalidad que implica a un sujeto. Dicho sujeto, a su vez, queda estirado entre los cuatro puntos del esquema L simplificado, en función de lo que ocurre en el Otro.

Además, la temporalidad borromea está atravesada por la repetición. Dos elementos se articulan aquí: el espacio y el tiempo. La repetición inaugura el tiempo en su dimensión discreta, ligada al corte y a lo contable; mientras que la identificación introduce la posibilidad de un punto fijo, sin el cual el sujeto no podría sostenerse en su relación con el Otro.

miércoles, 12 de marzo de 2025

El problema del sujeto que se nombra a sí mismo

 El sujeto no puede ser al mismo tiempo el que nombra y el que es nombrado sin generar una contradicción porque el lenguaje introduce una división estructural en el sujeto. Esta división es similar a la paradoja de Russell y tiene que ver con la imposibilidad de un autorreconocimiento total en el lenguaje.

Veamos esto paso a paso:

1. La división del sujeto en el lenguaje

Para Lacan, el sujeto del inconsciente es un efecto del lenguaje, pero al entrar en el lenguaje, pierde algo de sí mismo. Al decir “yo”, el sujeto se designa con un significante, pero ese significante no agota todo lo que el sujeto es.

  • Cuando digo “yo soy”, el yo que dice (sujeto de la enunciación) no es idéntico al yo del que se habla (sujeto del enunciado).
  • Hay una distancia entre quien habla y la identidad que esa palabra designa.

Este desfase genera una hiancia, una falta estructural que impide al sujeto coincidir completamente consigo mismo.

2. Relación con la paradoja de Russell

Vayamos a la paradoja de Russell:

  • El conjunto R se define a partir de una condición que se refiere a sí misma, lo que genera una contradicción.
  • De manera análoga, el sujeto intenta nombrarse a sí mismo dentro del lenguaje, pero como está atrapado en la estructura simbólica, siempre hay un resto que queda fuera.

Si el sujeto pudiera capturarse completamente en un enunciado, eso significaría que hay un significante último que lo representa de manera total, lo cual es imposible en el sistema del lenguaje.

3. Ejemplo cotidiano: el espejo y la identidad

Imagina que te miras al espejo. Lo que ves es una imagen de ti, pero no eres tú mismo en sentido absoluto, sino una representación.

  • El nombre propio es como ese espejo: te da una identidad, pero no es tu ser en su totalidad.
  • Siempre hay algo del sujeto que no se deja atrapar por el lenguaje.
4. Consecuencias clínicas y filosóficas
  • El sujeto está dividido, nunca es idéntico a sí mismo.
  • La búsqueda de un sentido total de la identidad es imposible porque el lenguaje siempre deja un vacío.
  • La falta que introduce el lenguaje es lo que sostiene el deseo: siempre hay algo más allá de lo que podemos decir sobre nosotros mismos.

El intento del sujeto de nombrarse completamente a sí mismo genera un cortocircuito lógico porque el lenguaje es estructuralmente incompleto. Así como en la paradoja de Russell el conjunto R no puede decidir si se pertenece o no,
el sujeto nunca puede cerrarse completamente en una definición de sí mismo sin dejar algo fuera.

lunes, 10 de febrero de 2025

Leemos "Heráclito y Parménides " de Juan Ferrer García (2015)

Marco Teórico y Contexto Histórico📖

Heráclito y Parménides , escrita por Juan Ferrer García en 2015, es una obra que explora las filosofías de dos de los pensadores más influyentes de la tradición presocrática: Heráclito de Éfeso y Parménides de Elea . Este estudio no solo analiza sus ideas individuales, sino que también examina las tensiones y complementariedades entre ambos filósofos, cuyas visiones del cosmos y la realidad marcaron un punto de inflexión en la historia del pensamiento occidental.
El contexto histórico de Heráclito y Parménides está marcado por el surgimiento de la filosofía racional en la Grecia arcaica, un período en el que los mitos tradicionales comenzaron a ser reemplazados por explicaciones basadas en la razón y la observación. Aunque ambos filósofos vivieron aproximadamente en el mismo período (siglo V a.C.), sus enfoques sobre la naturaleza de la realidad son diametralmente opuestos: Heráclito enfatiza el cambio constante y la fluidez del mundo sensible, mientras que Parménides defiende la unidad, inmutabilidad y eternidad del ser.
Ferrer García aborda estas diferencias desde una perspectiva crítica y comparativa, destacando cómo las ideas de Heráclito y Parménides influyeron en el desarrollo de la filosofía griega y sentaron las bases para debates posteriores sobre la naturaleza del ser, el conocimiento y la realidad. Esta obra es particularmente valiosa porque ofrece una interpretación accesible y rigurosa de dos figuras complejas, contextualizándolas dentro de la tradición filosófica occidental.

Análisis de los Principios Fundamentales
1. Heráclito: El Flujo Constante del Cosmos
Uno de los conceptos centrales del análisis de Ferrer García es la filosofía de Heráclito , quien argumenta que el cambio es la única constante en el universo. Según Heráclito, todo fluye (panta rhei ), y la realidad está en un estado perpetuo de transformación. Esta visión se ejemplifica en su famosa afirmación de que "no puedes bañarte dos veces en el mismo río", ya que tanto el agua como el propio individuo están en constante cambio.
Heráclito introduce el concepto del logos , entendido como un principio racional que subyace al orden del cosmos, aunque este orden no es estático, sino dinámico. Para él, el conflicto y la oposición (como el día y la noche, la vida y la muerte) son fundamentales para el equilibrio del universo.
"El cambio es la esencia de la realidad; el logos es el principio que lo gobierna."
Este principio subraya cómo Ferrer García interpreta a Heráclito como un filósofo del devenir, cuya visión celebra la complejidad y dinamismo del mundo.
2. Parménides: La Unidad y Eternidad del Ser
En contraste con Heráclito, Parménides sostiene que el ser es uno, inmutable y eterno. Según Ferrer García, Parménides utiliza un razonamiento lógico para demostrar que el cambio y la multiplicidad percibidos en el mundo sensible son ilusiones. En su poema, Parménides distingue entre dos caminos: la vía de la verdad , que revela la naturaleza inmutable del ser, y la vía de la opinión , que describe las apariencias engañosas del mundo físico.
Para Parménides, el ser no puede surgir del no-ser ni transformarse en algo distinto, ya que esto implicaría una contradicción lógica. Su filosofía desafía las intuiciones sensoriales y establece un ideal de conocimiento basado en la razón pura.
"El ser es, y el no-ser no es; esta es la base de toda verdad."
Este principio resalta cómo Ferrer García presenta a Parménides como un defensor del ser absoluto, cuya filosofía busca trascender las limitaciones de la percepción humana.
3. Tensión entre Cambio y Permanencia
Un elemento distintivo del análisis de Ferrer García es su exploración de la tensión entre cambio y permanencia en las filosofías de Heráclito y Parménides. Mientras que Heráclito ve el cambio como la esencia de la realidad, Parménides lo rechaza como una ilusión. Esta oposición refleja dos enfoques fundamentales sobre la naturaleza del cosmos: uno dinámico y otro estático.
Ferrer García argumenta que esta tensión no es meramente histórica, sino que sigue siendo relevante en debates filosóficos contemporáneos sobre la naturaleza del tiempo, el cambio y la realidad. Además, señala que figuras como Platón intentaron reconciliar estas perspectivas al integrarlas en su teoría de las formas.
"La tensión entre Heráclito y Parménides es el origen de muchos debates filosóficos sobre la naturaleza de la realidad."
Este enfoque muestra cómo Ferrer García ve esta dicotomía como un motor del pensamiento filosófico occidental.
4. El Papel del Logos en Ambas Filosofías
Aunque Heráclito y Parménides difieren en sus visiones del cosmos, ambos comparten un énfasis en el logos como principio fundamental. Para Heráclito, el logos es un orden dinámico que gobierna el flujo constante del universo, mientras que para Parménides, el logos es una estructura lógica que revela la unidad y eternidad del ser.
Ferrer García destaca cómo el concepto de logos evolucionó en la filosofía griega, influyendo en pensadores como Platón y Aristóteles, quienes adaptaron esta idea para desarrollar sus propias teorías sobre el orden racional del cosmos.
"El logos es el puente entre el cambio y la permanencia, conectando las filosofías de Heráclito y Parménides."
Este principio subraya cómo Ferrer García identifica puntos de convergencia entre ambos filósofos.
5. Influencia en la Tradición Filosófica Occidental
Finalmente, Ferrer García explora la influencia duradera de Heráclito y Parménides en la filosofía occidental. Argumenta que las ideas de Heráclito sobre el cambio y el conflicto influyeron en pensadores como Hegel, quien desarrolló su dialéctica basándose en la noción de oposición y síntesis. Por otro lado, la filosofía de Parménides inspiró a Platón y a los neoplatónicos, quienes adoptaron su énfasis en la unidad y la trascendencia del ser.
Además, Ferrer García señala que la tensión entre cambio y permanencia sigue siendo central en debates contemporáneos sobre metafísica, epistemología y ciencia.
"Las ideas de Heráclito y Parménides son pilares fundamentales de la filosofía occidental, cuya influencia perdura hasta nuestros días."
Este principio resalta cómo Ferrer García sitúa a ambos filósofos en el corazón de la tradición filosófica.
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Críticas y Debates Interpretativos
Oposición vs. Complementariedad
¿Son las filosofías de Heráclito y Parménides completamente opuestas, o pueden ser vistas como complementarias?
→ Réplica : Ferrer García sugiere que ambas ofrecen perspectivas válidas sobre diferentes aspectos de la realidad.
Relevancia Contemporánea
¿Cómo pueden las ideas de Heráclito y Parménides aplicarse a debates modernos sobre ciencia, tecnología y sociedad?
→ Réplica : Su análisis de cambio y permanencia sigue siendo útil para entender fenómenos como la evolución tecnológica y la sostenibilidad ambiental.
Interpretación del Logos
¿Es posible reconciliar las interpretaciones dinámica y estática del logos en una síntesis filosófica coherente?
→ Réplica: Ferrer García deja abierta esta posibilidad, señalando que figuras como Platón intentaron precisamente eso.
❓ Cuestiones Abiertas en Filosofía y Metafísica
Cambio vs. Permanencia : ¿Cómo equilibrar estas perspectivas en nuestra comprensión del universo?
Logos y Razón : ¿Qué papel juega el logos en la búsqueda de conocimiento en el mundo moderno?
Influencia Filosófica : ¿Cómo han evolucionado las ideas de Heráclito y Parménides en contextos culturales y científicos contemporáneos?