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jueves, 3 de abril de 2025

“No hay relación sexual”: lazo, goce y deseo

El aforismo lacaniano “No hay relación sexual” es una de las frases más repetidas dentro del psicoanálisis, aunque a menudo se malinterpreta o se toma de manera superficial. Su significado implica una direccionalidad precisa en la enseñanza de Freud y Lacan, señalando un impasse estructural en el sujeto hablante: la imposibilidad de una relación complementaria en el campo de la sexualidad.

El Obstáculo en el Psicoanálisis

La práctica psicoanalítica avanza en dos tiempos. En un primer momento, la palabra parece ofrecer soluciones, generando la ilusión de un progreso en la cura. Sin embargo, más adelante, lo que emerge es el obstáculo: un límite que la palabra no puede franquear y que se manifiesta como una imposibilidad fundamental.

Este límite, según el psicoanálisis, se encuentra en el campo de lo sexual y debe ser abordado desde una perspectiva lógica y topológica, ya que el lenguaje, en sí mismo, no es suficiente para captarlo. El sujeto hablante, al estar capturado por el significante, queda separado de cualquier posibilidad de totalización o complementariedad. En otras palabras, hablar implica perder la relación natural con el goce.

El axioma “No hay relación sexual” señala que la complementariedad plena entre los sexos es imposible para el sujeto estructurado por el lenguaje. En su lugar, lo que existe son relaciones sintomáticas o fantasmáticas, intentos de compensación que nunca alcanzan la armonía idealizada. Es en la distancia entre lo que se busca y lo que se encuentra donde aparece el deseo, impulsando la dinámica del sujeto.

Los Lazos Gozosos y la Triada de Lacan

Si en el campo de la sexualidad no hay naturalidad, algo debe operar como conector en las relaciones. En este punto, Lacan introduce una triada fundamental:

  1. Demanda
  2. Deseo
  3. Goce

Las relaciones entre sujetos pueden organizarse en torno a estas dimensiones, pero en la experiencia analítica se observa que, en la mayoría de los casos, una de ellas predomina sobre las otras.

Un ejemplo recurrente en la clínica es el de los lazos gozosos: relaciones en las que los sujetos se sienten atrapados sin poder abandonarlas, señalando la presencia de un “algo” indeterminado que los retiene. Este algo no se encuentra en la persona del partenaire, sino en el lazo mismo, que se vuelve fuente de goce.

Este goce no es placentero, sino inercial y repetitivo, un punto de satisfacción que escapa a la significación y que sostiene la relación más allá del deseo. Es aquí donde el trabajo analítico consiste en activar la palabra y llevar a cabo una lectura detallada que permita identificar el rasgo singular que sostiene ese lazo.

Finalmente, el proceso lleva al sujeto a reconocer que el verdadero vínculo no es con el partenaire, sino con un Otro primario, origen de su estructura psíquica. Es este desplazamiento lo que abre la posibilidad de un cambio en la relación con su propio deseo.

lunes, 23 de diciembre de 2024

¿Dónde ubicar al partenaire del sujeto?

En la experiencia clínica psicoanalítica, es verificable que el discurso del sujeto está, en la mayoría de los casos, profundamente marcado por su vida amorosa. Sin embargo, esta no debe entenderse exclusivamente como los vínculos románticos, matrimonios o relaciones sexuales que el sujeto establece, sino como un campo más amplio que abarca las modalidades de deseo, demanda y goce que configuran su relación con el Otro.

En este contexto, es crucial explorar qué o quién constituye el partenaire del sujeto. Este concepto adquiere relevancia porque el sujeto carece de un complemento innato, un objeto natural que le otorgue identidad o lo complete plenamente.

Inicialmente, el Otro, como garante de la verdad en el esquema L, puede ocupar la posición de partenaire para el sujeto. Sin embargo, la práctica psicoanalítica muestra que el Otro no es inmune a la castración; esta lo afecta igualmente, desvaneciendo su función como garante. Su inexistencia, entonces, impide que el Otro se constituya como un partenaire definitivo.

Ante esta falta, surge la pregunta: ¿dónde localizar al partenaire del sujeto? Un punto clave para identificarlo son los rasgos que comandan el campo de la satisfacción en el sujeto, aquellos que delinean sus recortes pulsionales. Estos recortes orientan la elección de objeto, configurando preferencias o fijaciones que el sujeto, aunque pueda quejarse de ellas, no abandona fácilmente.

En este proceso, el partenaire se desubjetiviza y despersonaliza, reduciéndose a aquello que sostiene una condición de goce para el sujeto. Así, el partenaire deja de ser una persona en su dimensión simbólica para convertirse en una función ligada al campo del goce, marcando la manera en que el sujeto se relaciona con lo que le falta y con el deseo del Otro.

domingo, 18 de agosto de 2024

La Pareja como Síntoma ¿Cómo reconocerla clínicamente?

 La Pareja como Síntoma ¿Cómo reconocerla clínicamente?

Cada vez son más frecuentes los casos de parejas que consultan por:

  • Dependencia Extrema en el vínculo.

  • Desconfianza y Celos Patológicos. 

  • Violencia verbal, psicológica y/o física.

  • Desborde y/o desgaste en el vínculo. 

Estos son SÍNTOMAS DE LA PAREJA, pero… ¿Qué significa clínicamente: “La Pareja como Síntoma, El Compañero como Síntoma”?

“La Pareja como Síntoma”: 3 manifestaciones que reconocemos en la Clínica

A) La pareja (el compañero) puede representar un estado fijo y salvaje -que no llega a lograr la metaforización y el desplazamiento característico del síntoma-. 

Produce así un puro padecimiento, del cual los sujetos se hallan imposibilitados -psíquicamente- de desprenderse. 

El compañero adquiere el estatuto de un “deseo loco”, por estar enlazado a un extremo y totalizante ideal.


B) La pareja puede representar un síntoma asimilado al Yo, al que se le encuentra un beneficio.

No se tolera al compañero, pero el vínculo brinda tantas ganancias (económicas, reguladoras y convenientes para otros órdenes de la vida), que se prefiere hacer la vista a un lado. Así, estamos en el plano de lo que S. Freud denomina “beneficio secundario del síntoma”.


C) La pareja puede representarle al sujeto un enigma que cause su propia interrogación, tal como ocurre cuando un síntoma está siendo analizado.

Así, a partir del vínculo con el compañero, el partenaire es capaz de hacerse una pregunta que lo implique subjetivamente en aquello que lo concierne a lo íntimo de su ser. De esta forma, se le concede a la pareja el don de la palabra y la escucha, lejos de que sus dichos sean tomados como un ataque o una desestabilización afectiva.

 

Una enseñanza de J. Lacan: 
“No hay relación sexual”

domingo, 5 de mayo de 2024

Los vínculos tóxicos ¿Cómo intervenir en la clínica?

 

¿Cómo funciona un “vínculo tóxico”? 

Los “vínculos tóxicos” funcionan del mismo modo que las sustancias nocivas: Nos hacen daño, hasta nos pueden matar. Se vinculan a un “placer” sumamente doloroso, que el sujeto reconoce dañino, pero que no puede abandonar. 

Cuando los sujetos construyen un vínculo tóxico, el sufrimiento se expresa a través de: un daño severo de su autoestima, de su confianza en sí mismo y los otros y una pérdida enorme de libertad.

¿Cuáles son las situaciones que se presentan en las consultas?

 

  • Los relatos padecientes de dependencia extrema en el vínculo.

  • Los severos conflictos a partir de la desconfianza y los celos patológicos (no se reconoce al otro como un otro separado, no se le valida sus opiniones, sentimiento y/o privacidad). 


¿Cómo se construyen los “vínculos tóxicos”?

Un vínculo  -de cualquier índole- se construye como tóxico, cuando uno de los miembros toma al otro por entero. La creencia que se impone es que al otro “no se lo puede perder”. Las expresiones y/o fantasías alienantes que rodean al vínculo son: “Lo/a necesito para vivir”, “De él o ella depende mi existencia”. 


El psicoanalista Gabriel Rolón manifiesta: 

“Ningún amor debería costar un precio tan alto. No todos los amores merecen la pena ser vividos. Porque algunos amores lastiman, hacen daño, limitan nuestro crecimiento, no nos dan libertad”. 


¿Cuál es la diferencia entre un “vínculo tóxico” y un “vínculo amigo de la vida”? 

Un “vínculo amigo de la vida”, está marcado por la falta, la incompletud. Esto quiere decir que, a diferencia de la dinámica que se construye en un “vínculo tóxico”, el otro no estará al servicio de completarme como un entero, sino de complementar mi falta. Se trata, en definitiva, del difícil trabajo de aceptar la castración.


¿Cómo interviene el analista ante los “vínculos tóxicos”?

El psicoanalista interviene como un tercero de apelación, porque se orienta a legalizar -introducir la Ley- en el vínculo, con toda la dificultad que esto implica. Esto quiere decir, inscribir a nivel subjetivo que “no todo se puede”. Función de la falta, la castración.  Localizar el deseo singular del sujeto que se haya extraviado en el fantasma de “somos uno”, marca nuestra orientación clínica.


¿Qué debemos tratar de evitar como analistas?

  • El tomar partido por alguno de los miembros, culpabilizando al compañero/a del vínculo tóxico construido. 

  • El realizar señalamientos morales (de lo que está “bien” o “mal” y/o los que están basados en creencias y valores propios).

  • El proponer un “modelo de funcionamiento ideal” para el vínculo.

  • El intentar perpetuar el vínculo, evitando que se produzca una separación (si algún miembro así lo desea).

sábado, 24 de junio de 2023

Goce femenino (¡Con ejemplos clínicos!)

Con ejemplos clínicos, la autora desarrolla la noción de “goce femenino” y señala cómo el superyó puede transformarlo en “estrago”. Y, ya en su relación con el hombre, la mujer puede asumir para él una función escondida, la de “sínthoma”, sin que ella ni él quieran saberlo.

Una mujer, al referirse a su primer amor en la adolescencia, dice que ella experimentaba algo muy extraño en el cuerpo. Cuando su pareja –un hombre mayor que había sido escogido como objeto de amor a partir de una referencia paterna– se acercaba, a una cierta distancia donde sus cuerpos aún no podían tocarse, todo su cuerpo comenzaba a temblar, sus piernas se debilitaban y sólo con dificultad se mantenía en pie, porque, como ella misma decía, todo su cuerpo comenzaba a gozar locamente. Esa pasión no duró mucho. El efecto de esa experiencia fue una defensa radical contra ese goce. Pasó a vivir dedicada al amor materno por su hija y descartaba constituir una pareja con un hombre porque “es difícil para un hombre vivir conmigo, pues cuando tengo un hombre preciso tener relaciones sexuales todos los días”. La defensa era: vivir sin un hombre.

Ese goce del cuerpo fue nombrado por Lacan como “goce femenino” a diferencia del “goce fálico”. Este último se experimenta de un modo puntual, localizado en un determinado contexto o en zonas específicas del cuerpo; está articulado a lo simbólico, marcado por la castración, por un límite. Es muy diferente del goce femenino, que no conoce límites ni zonas específicas del cuerpo, instituyéndose así como un goce desmedido.

Tanto las mujeres como los hombres pueden aproximarse al goce femenino. Sin embargo, como las mujeres no tienen pene se encuentran más abiertas a la posibilidad de experimentar ese goce del cuerpo. Los hombres tienden a ocuparse y a embrollarse con el funcionamiento de sus penes, que toman como referencia para su masculinidad, poniendo así una distancia al goce del cuerpo. Las mujeres, cuando comienzan a experimentar ese goce del cuerpo, tienden a asustarse por su fuerza incontrolable: ¿será que me estoy volviendo ninfómana? ¿Van a pensar que soy una puta? Temor muy presente en las mujeres ya que la voz del superyó toma, comúnmente, la forma de la injuria: “Puta”.

Son muchas las ocasiones en que una mujer podrá escuchar, desde la voz del superyó, la injuria silenciosa “puta”: cuando se presente muy disponible a las demandas sexuales de los hombres, o si son muchos los hombres con los que transó, o cuando es mujer de un solo hombre pero disfruta del placer sexual por demás, o si la frecuencia con la que desea tener sexo es mucha, o si es infiel al marido, o si usa ropa provocativa, en fin, una lista infinita de situaciones donde una mujer es tomada por su sexualidad. La voz silenciosa del superyó tampoco descansa cuando una mujer desiste de su sexualidad, sea por la vía de la maternidad, sea intentando ser santa o haciéndose la niña ingenua. Freud decía que los grandes moralistas que buscan la santidad son atormentados por la culpa y se sienten los peores pecadores, es decir que reprimir los impulsos sexuales no libra al sujeto de la culpabilidad impuesta por el superyó.

En las mujeres histéricas, la culpabilidad superyoica generalmente se mantiene en el registro del inconsciente. Aun cuando una mujer venga a decir “soy una mujer moderna y, por la tanto, soy dueña de mi cuerpo”, eso no significa que esté liberada de su superyó. La injuria superyoica puede advenir en el temor “pero ¿qué va a pensar él de mí?” o “¿qué va a pensar todo el mundo de mí?”. Así las mujeres proyectan en su pareja, o en “todo el mundo”, la voz de su propio superyó.

El goce femenino es solidario de una vivificación de la mujer, mientras que el goce del superyó conduce a la mortificación. El problema es que la gran mayoría de las mujeres se defiende del goce femenino porque el superyó, vertiente mortífera de este goce, tiende a infiltrarse fácilmente cuando se lo experimenta. En otras palabras, hay en las neurosis femeninas lo que Lacan denominó “estrago”, que corresponde exactamente a la infiltración de ese goce mortífero del superyó en el campo del goce femenino.

Hay relatos de mujeres en los que, si bien dicen de su experiencia en relación con el goce femenino, se trata de un goce femenino fuertemente infiltrado por el superyó y, como resultado, a la experimentación de un profundo éxtasis le sigue un estado de mortificación, culpa o devastación. Otros relatos de mujeres hablan de la experiencia de un estado avasallador poco común. Se trata de fenómenos que indican la entrada en la dimensión de la vertiente mortífera del goce del cuerpo. Así, una mujer no experimentaba ninguna sensación de libido con relación a sus actividades diarias: dar clases en la universidad, atender pacientes, ocuparse de su hijo. Su sensación era que ella no existía, era apenas un semblante de lo que intentaba demostrar para los otros, pues nada sentía en su cuerpo. Ella se sentía una cáscara vacía sin su ser. A la noche, cuando se desocupaba de sus quehaceres y se encontraba sola, experimentaba en su cuerpo la sensación de un horror tan profundo, tan terrorífico que sólo le advenía una significación: voy a morir. Así alternaba dos estados: un estado de ausencia de sí misma, también cuando estaba en contacto con sus parejas; y, cuando se encontraba sola, en contacto consigo misma, experimentaba todo su cuerpo tomado por una sensación de muerte. Este tipo de experiencia no es común: se trata de una travesía en el campo del goce mortificante, lo que generalmente resulta en un efecto de decisión subjetiva de salida del campo del estrago, operando una separación del goce femenino del goce mortificante al que estaba enganchado. Así, una mujer podrá usufructuar la experiencia del goce femenino extrayendo de allí una vivificación, además de pasar a tener condiciones subjetivas para no alojarse en el estrago.

“Sínthoma”

Lacan define el sínthoma (sinthome) como el modo singular de goce de cada uno. Se trata del goce del cuerpo, un goce sin ley que reside en el silencio, un goce esencialmente singular, privado, no transmisible ni compartido. En las neurosis, ese modo singular de goce se mantiene recubierto por la fantasía, al tiempo que es desvirtuado por las defensas, aunque manteniéndose como el eje que subsiste en lo real. Hablaré ahora de la mujer como sínthoma de otro cuerpo: la mujer como sínthoma del cuerpo del hombre. Pero, si ese goce es singular, ¿cómo una mujer podrá ser sínthoma del cuerpo de un hombre?

Cuando un hombre elige como pareja una mujer adecuada a sus condiciones de goce, esa mujer asume para este hombre la condición de funcionar como su sínthoma. Les traigo un ejemplo clínico. Un hombre, que tenía fuertes dificultades para asegurarse su virilidad, se casó con una mujer que le permitía sustentar frente a ella una posición viril. Sin embargo, restaba una cuestión inquietante: el temor de que ella deseara tener un hijo suyo, ya que él no se sentía en condiciones subjetivas para sustentar una paternidad. Cuando la conoció, ella ya tenía un hijo con quien él estableció una relación de compañerismo, satisfactoria para ambos pero que no correspondía exactamente a una posición de paternidad. El sólo pudo apaciguar el tormento relativo al temor de la paternidad cuando su mujer hizo una menopausia precoz, antes de los 40 años. ¿De qué modo esta mujer es sínthoma del cuerpo de este hombre? En la subjetividad de ella tiene que haber algo, ya que sólo después de conocerla pasó a experimentar una posición viril en el campo del sexo y el amor, y se decidió a casarse. Y ella respondió de modo efectivamente acogedor, al encarnar en su propio cuerpo la marca del sínthoma de él, cuando la menopausia precoz instituyó en su cuerpo el impedimento a la paternidad.

De este modo, ellos establecieron una pareja muy bien fijada, de tal manera que podríamos decir que, en este caso, hay una relación sexual, como dice Lacan en el Seminario 23: “Allí donde hay relación (sexual) es en la medida en que hay sinthome, esto es, en que el otro sexo es soportado por el sinthome. Me permito afirmar que el sinthome es precisamente el sexo al que no pertenezco, es decir, una mujer”.

En un texto más antiguo, La dirección de la cura y los principios de su poder, Lacan mencionó el ejemplo clínico de un paciente suyo que había presentado una impotencia frente a su amante y entonces “le propone que se acueste con otro hombre a ver qué pasa”. Esa misma noche ella tiene un sueño e inmediatamente se lo cuenta a él: “Ella tiene un falo, siente su forma bajo su ropa, lo cual no le impide tener también una vagina, ni mucho menos desear que ese falo se meta allí”. Lacan agrega: “Nuestro paciente, al oír tal, recupera ipsofacto sus capacidades y lo demuestra brillantemente a su comadre”. El inconsciente de la mujer produjo un sueño que funcionó para el hombre como una interpretación analítica reasegurándole su virilidad. Lacan señala, en ella, “la concordancia con los deseos del paciente, pero más aún con los postulados inconscientes que mantiene”. Al formular esta concordancia entre la mujer y los postulados inconscientes de los deseos del hombre, Lacan anticipaba lo que posteriormente formuló como mujer sínthoma del hombre.

Casados con el superyó

Hay otros casos de pareja sinthomática en los que se verifica una prevalencia de goce superyoico en la fijación del lazo. Algunos hombres buscan análisis subyugados por las quejas proferidas por su mujer, al punto de presentarse como culpables de todas las cosas de las que son acusados: se presentan alienados en el discurso de su mujer, sintiéndose siempre en deuda con ella, una deuda eterna, inextinguible, frente a la cual sólo él encuentra una posibilidad: torturarse. Uno de estos hombres, cuando se dio cuenta de las artimañas de su mujer para hacerlo sentir siempre culpable, y conociendo algunos términos psicoanalíticos, dijo: “Ahora sé que me casé con mi superyó”, nombrando así la vertiente sinthomática que su mujer encarnaba; él mantenía la convicción de su culpabilidad a pesar de ofrecerle a su mujer amor, sexo, fidelidad, los hijos que ella quería y su trabajo desmedido para aumentar el patrimonio para uso de ella. Este ejemplo clínico da noción del usufructo que la mujer extraía de la posición de sínthoma del hombre. Aunque tal usufructo puede cuestionarse desde una perspectiva ética, es también evidente que la culpabilidad cultivada en él era la condición para que se mantuviera la pareja. No siempre las mujeres se dan cuenta de la importancia que ellas tienen para el hombre en la condición de sínthoma.

Las mujeres, en su propia neurosis, pueden terminar encerrándose en el campo de la devastación. En ese mismo Seminario 23, Lacan dice: “Si una mujer es un sinthome para todo hombre, queda absolutamente claro que hay necesidad de encontrar un otro nombre para lo que el hombre es para una mujer (...) Se puede decir que el hombre es para una mujer todo lo que les guste, a saber, una aflicción peor que un sinthome (...) Incluso es un estrago”. El estrago es el gran tormento femenino en las neurosis, y lleva a la mujer a sentir, pensar y actuar contra su propio deseo de ser feliz en el amor.

En el estado de enamoramiento el estrago podrá advenir bajo el modo de un temor a sufrir, a perder el amor, a ser engañada, desvalorizada, temores superyoicos inconscientes sobre la sexualidad femenina. El estrago acaba produciendo un estado tan aprensivo que la estrategia utilizada por algunas mujeres para apaciguar ese tormento acaba siendo una trampa peligrosa. Muchas veces piensan que, para no perder el amor de su pareja, lo mejor sería convertirse en la Mujer que él desea, respondiendo a las demandas de él, a sus exigencias, y entregarse a ese servilismo de modo incondicional, otorgando a la mortificación su vida, sus posesiones, su ser, su cuerpo y su existencia.

Recibí en mi consultorio una mujer que no entendía por qué no había continuado su carrera universitaria en dirección al doctorado. Se presentó como feliz en su matrimonio, diciendo que había compañerismo y que las decisiones sobre la vida de la pareja eran siempre tomadas democráticamente en diálogos amistosos. El análisis le permitió constatar que esa versión sobre su casamiento, en la cual ella había creído hasta entonces, era una gran mentira. A través de la subjetivación de elementos hasta entonces inconscientes descubrió que los muebles y la decoración de su casa, que había decidido en conjunto con su marido, no correspondían en nada a su gusto, sino exclusivamente al gusto de él. Advirtió que los diálogos que mantenía con su marido eran sólo oportunidades para descubrir lo que él quería a fin de decidir conforme al deseo que ella suponía ser de él. Se dio cuenta de que no había hecho el doctorado para que su marido no se sintiera avergonzado con su propia carrera profesional, que ella consideraba mediocre. También se dio cuenta de que había engordado mucho para no sentirse bonita, intentando evitar el riesgo de desear y ser deseada por otros hombres. Un síntoma que la atormentaba y que había sido motivo de la demanda de análisis –despertaba en la madrugada sintiendo que estaba muriendo– mudó radicalmente: percibió que las reacciones corporales que experimentaba como preanuncio de muerte correspondían a intensos orgasmos, vividos en los sueños. Comenzó así a distanciarse del impulso de entregarse ciegamente a las demandas de su pareja, admitiendo para sí misma sus sueños y deseos olvidados, avanzando en la dirección de vivificar su cuerpo de mujer, antes mortificado por la devastación.

* Texto extractado del trabajo “Mujer, sínthoma del hombre”, que puede leerse completo en Virtualia, revista digital de la Escuela de la Orientación Lacaniana, Nº 28, julio de 2014, http://vir tualia.eol.org.ar/

miércoles, 1 de marzo de 2023

Derrapando en el puerperio

Por Melina Bronfman

Se me ocurrió este título luego de ver muchas personas públicamente expuestas, atravesar su materpaternidad. Se veian ultrafelices. Mostraban la habitación del bebé. Y los regalos del baby shower.

Pero algunos meses después del nacimiento, toda esa idealización que mostraban durante la gestación, se había hecho trizas ante un puerperio implacable y devastador.😣
Ruptura escandalosa de la pareja. Demandas. Juicios. Mucho enojo y una guerra desatada.

👉🏻¿Por qué sucede eso?
Porque el puerperio es el momento de la VERDAD. De toda la verdad. Y de algunas confusiones también.
👉🏻Mi experiencia: maternando a mi bebé, descubrí que antes habia estado maternando a mi compañero.
Por lo que, durante el puerperio, necesitaba un par, y no tener 2 bebés, uno grande y otro real.
Mi compañero se vio expulsado del paraíso de cuidados que yo solía prodigarle, y hubo reclamos, muchos.
Frustración y enojo de su parte por mi ausencia sin aviso. Y lo mismo, de la mía, necesitaba un par, relevo, y cuidados de su parte para poder cuidar.
Fuimos civilizados y logramos una crianza en paz, aunque la pareja no regresó… porque en realidad ya no estaba desde antes.
El puerperio es un golpe de realidad, sin anestesia y sin dosificar.
Mucha información a procesar, no siempre fácil de digerir.
A veces trae dolor. Memorias de carencias. El amor duele, cuando no lo tuvimos.
Pero también es una oportunidad de reconstruirse, si tenemos la valentía de mirar la herida, reconocerla y trabajar en pos de la reparación.
Pero el derrape inicial, es casi inevitable.

jueves, 4 de agosto de 2022

Elogio del amor

 La complejidad de un vínculo de pareja puede resumirse en esta historieta:


Alain Badiou fue un filósofo francés, nacido en 1937, discípulo de L. Althusser. Escribió Teoría del sujeto, El ser y el acontecimiento, Lógica de los mundos, Las 4 condiciones de la filosofía. En esta última obra, habla del sabio, del artista, del militante y el amante.

El elogio al amor es un texto brevemente producido a partir de del encuentro en Teoría de las ideas en julio del 2008, en conjunto con el Festival de Avignon, con Nicolás Truong, con quien mantiene una conversación. Este último es periodista de Le Monde y responsable del teatro de las ideas del Festival de Avignon, un espacio artístico, basado en el diálogo entre intelectuales, en el que se abordan y analizan diversas propuestas artísticas.

Badiou cuenta la experiencia de los afiches de publicidad sobre un sitio de citas llamado Meetic. A él le llamaron la atención ciertos slogans que manejaban: "Se puede estar enamorado sin caer en el amor", "Ud. puede enamorarse sin sufrir", "Tenga el amor sin riesgo". Es decir, planteaba un amor como aseguración, un amor seguro contra todo riesgo...

pensado desde ese lugar, para Badiou el amor representa dos amenazas:

La primera amenaza es evitar toda casualidad (contingencia), todo encuentro y finalmente toda poesía existencial en nombre de la categoría fundamental de la ausencia de riesgos. A esto se responde con arreglos de antemano que evite el encuentro con lo azaroso. 

La segunda amenaza es la afirmación de que el amor es solo una variante del hedonismo generalizando una variante de las distintas formas del goce. Así se evita toda prueba inmediata, toda experiencia auténtica y profunda de la alteridad, el entramado máximo del amor.

Toda experiencia real y profunda de la alteridad y del entramado mismo del amor se pierde. Los enemigos del amor, de esta manera, la seguridad del contrato de aseguración y la comodidad del goce limitado. Badiou dice: "Es necesario reinventar el riesgo y la aventura en contra de la seguridad y la comodidad".

En el segundo capítulo menciona a Lacan y su aforismo "No hay relación sexual", a partir de que se lo pregunta el periodista. Badiou responde que en la sexualidad, cada uno está en la suya, aunque exista la mediación del cuerpo del otro. Lo sexual no junta, sino que separa, aunque exista en lo imaginario el estar juntos (lazo), pues lo real del goce (narcisístico) lleva a uno lejos del otro. 

Badiou explica que Lacan no dice que el amor sea el disfraz de la relación sexual, sino que afirma que no hay relación sexual posible, que el amor es lo que está en el lugar de esta no-relación. En el amor, el sujeto intenta abordar "el ser del otro", yendo más allá de sí mismo, más allá de su narcisismo. "En el sexo, usted está al fin y al cabo en relación con usted mismo, mediado por el otro".

Hay otro capítulo donde se aborda la construcción amorosa. En primer lugar, dirá que el amor parte de una desunión, en la sencilla diferencia entre dos personas. En la figura del amor no aparece El Uno como en el enamoramiento, sino que aparece la figura de la disyunción, la separación.

También relata distintas concepciones del amor:

En la concepción romántica, al tipo Romeo y Julieta, el amor se consuma en el encuentro, de una manera intensa, pasional y tanática. Más cercana a la idea de la fusión, luego de un acto heroico por parte de los amantes.

La concepción comercial se encuentra actualmente vigente. El amor como contrato entre sujetos libres, que tienen una independencia y libertad. Los sujetos son iguales desde el punto de vista del intercambio, relacionada a la lógica del don que hablaba Lacan. 

También hay una concepción escéptica del amor, el amor como ilusión, algo fantasioso.

Badiou habló de la duración de las parejas, precisando que no es que el amor perdura, sino que la pareja mediante el amor inventa una duración, haciendo una apelación al trabajo de esa construcción. El amor es una reinvención de la vida; reinventar el amor es reinventar esa reinvención. 

La propuesta de Badiou es que el amor no se reduce a ninguna de las anteriores tentativas. El amor es una construcción de verdad. La verdad que surge de la experiencia del Dos. Verdad acerca de cómo es el el mundo experimentado del Dos y no del Uno. El mundo, examinado, puesto en práctica y vivido a partir de la diferencia y no de la identidad.

"El proyecto, que incluye el deseo sexual y sus pruebas, el nacimiento de un niño, pero también mil cosas más, en realidad, cualquier cosa. La cuestión es vivir una prueba desde el punto de vista de la diferencia."

Diferencia con E. Levinas: "Construcción del mundo a partir de una diferencia nada tiene que ver con la experiencia de la diferencia"

El amo tiene carácter de acontecimiento:
Primera cuestión: Hay una disyunción, una separación, una diferencia. Hay un Dos.
Segunda cuestión: La contingencia. El encuentro. El amor inicia siempre con un encuentro.

En esta escena del dos, el amor no queda establecido en ese primer encuentro...


El amor no es solo el encuentro. Hay una concepción romántica del amor todavía muy presente que, de alguna manera, lo agota en el encuentro. Es decir, el amor se quema, consuma y consume todo a un tiempo, en el encuentro, en un momento de mágica exterioridad del mundo tal como es.

Hay algo ahí que acontece y es del orden del milagro, una intensidad de la existencia, un encuentro que es una fusión. En el "Amor fusión" está en juego la escena del Uno, fusión que a menudo conduce a la muerte. 

El amor exige la necesidad de construir afecciones sustentadas en la confianza, ya que vamos a aceptar que ese otro está presente en nuestra vida, y que nuestra vida está ligada íntimamente a la existencia de ese otro.

El amor no es solo un encuentro, porque es una construcción. es ante todo una construcción duradera, una aventura obstinada. Un amor verdadero es aquel que triunfa en el tiempo, durablemente, a pesar de los obstáculos que el espacio, el mundo y el tiempo le oponen. 

Es un transcurrir, como el vivir, es lo que pasa, se produce "entre". No hay allí posibilidad de apropiación alguna, como al deseo que solo le cabe desear, al amor solo le cabe estar en movimiento. Si no, como le acontece al acróbata, cae. Crece al límite de su propia fuerza. Sólo puede violentar, presentarse. Y ahí nacen los sueños y el amor a vivir.


Si no hay disponibilidad, tampoco puede caber condición de posibilidad.  Es atreverse, nada más ni nada menos, a vivir en desequilibrio. No caben amores donde no haya hospitalidad. Amores grandes, chicos, de un día, eterno.

Los enemigos acechantes del amor, como señala Badiou, son la seguridad y la comodidad. Ya que los amores acontecen en la experiencia de una intrusión. Puro efecto de esa diferencia que trae algo nuevo y singular. 

No hay vida posible sin riesgo, sin arriesgar. Invisible o ruidoso, el amor late al mismo ritmo que el deseo.  Y allí, en un rapto, en el instante de la decisión -como dice Dufourmantelle- el riesgo inaugura un tiempo otro, dibuja territorios inéditos, donde las fuerzas pueden dejar pulsar su fuerza. El riesgo, entonces, brinda materia de acontecimiento, para aquel dispuesto a jugar. El amor es contingente, azaroso, nos secuestra de nosotros mismos, sacude la mismidad.

Amores

Pensar amores, es desde un devenir, desde ese amorosear (como dice Laura Berenstein), desde lo que está pasando, desde su propia potencia, desde los afectos capaces de producir.

Enm el amor hay composición de un cuerpo con otro, hay devenir y lo que sucede no es del orden del reconocimiento, ni del juicio, ni de la captura o el robo. 

Ante el evento del amor, el mundo se expande. Diferencia, es descubrir ignorancias. Es un acto micropolítico.

El juego del vivir

El juego de lo otro y con lo otro, que es el juego de vivir, se da allí donde cada cual le hace tope a cada uno. Tope que no debe cercenar los flujos deseantes dispuestos a jugar. Si no, como en el juego entre los niños, este se detendrá.

Decir amores, pliegues y despliegues, es expresar movimientos de relación y diferencia. Es experimentar el mundo o tal vez debamos decir los mundos, desde el Dos. No es una negociación aristotélica entre dos individuos. Es efecto de lo discontínuo. Creación en interminable movimiento, efecto de la diferencia y por ella será siempre inanticipable.

miércoles, 3 de agosto de 2022

¿Qué es una pareja? ¿Qué analizamos?

Levi Strauss estableció a la pareja como un vínculo de alianza para la formación de una nueva familia, sistema de paretenzco y tribu. Vimos como la pareja cambió a lo largo de los tiempos. Las configuraciones eróticas y amatorias también se fueron transformando. 

El vínculo de pareja, al menos desde la cultura, es el único vínculo donde están habilitadas las relaciones sexuales, de manera que es un vínculo que está atravesado por eso. Además, en las parejas hay una frecuencia y una sostenibilidad a lo largo del tiempo. En esos encuentros participa la cotidianeidad, parámetro que menciona Isidoro Berenstein. También el autor habla de un proyecto compartido en ese lazo amoroso. Mediante alianzas y velamientos inconscientes se constituyen como una pareja, en ese espacio intersubjetivo que van formando, de manera de formar un "nosotros".

A veces en la clínica notamos personas que se presentan como pareja, pero no hay allí tal cosa, aun que vivan juntos desde hace tiempo. Si pensáramos a la pareja a partir de lo anterior, deberíamos revisar qué es lo que se entiende por amor. ¿El amor está en el polo apuesto del odio? ¿El enamoramiento es lo mismo que el amor? 

En el enamoramiento hay una ilusión de completud. Puget y Berenstein hablan de la búsqueda de amparo, donde el otro, vía el enamoramiento, es idealizado para intentar que ese estado desaparezca. En el encuentro cada uno recorta al otro de acuerdo a su propia historia. 

El odio y el amor conforman hebras conjuntas que están en el mismo polo. En el otro polo está la indiferencia. 

En el encuentro con el otro se van construyendo las alianzas inconscientes, las cuales son importantes para la vida psíquica de cada uno de los que conforman la pareja. Para la construcción de esas alianzas se ponen en juego los pactos denegativos, que posibilita el establecimiento del vínculo. La trama que se va construyendo en el espacio intersubjetivo es importante, porque se va determinando la forma o la modalidad de los encuentros de la pareja, sus desencuentros, la sexualidad, la cotidianeidad, la tendencia monogámica, la fidelidad, etc. 

En las tramas de alianzas hay una circulación deseante, poniéndose en juego las pulsiones en la pareja. Es importante saber cómo se construyeron las alianzas inconscientes, siguiendo a Kaes, porque determinan el estilo de funcionamiento del vínculo, que es la puesta en acto de esa intersubjetividad. Esto es lo que vemos en el consultorio: las producciones, eso que dicen, lo que no dicen... Todo eso da cuenta de la modalidad de funcionamiento vincular. 

Las modalidades de funcionamiento vincular está determinado por el mecanismo de defensa preponderante en ese vínculo. El pacto denegativo pone a jugar mecanismos defensivos y algunos priman: forclusión, represión y desmentida.  Cuando una pareja tiene un funcionamiento con predominio de la desmentida son grandes niveles de violencia. La desmentida es un mecanismo perverso, pero hablamos del funcionamiento vincular y no de los sujetos, que pueden no serlo.

En un primer tiempo, el ligamen de la pareja se da por enamoramiento, donde el otro pasa a ser un objeto privilegiado. Es un momento donde prima el principio de placer. Lo castratorio en este primer momento no opera, hay una idea de completud. Es un tiempo necesario, constitutivo del enlace psíquico. ¿Pero qué pasa cuando no se encuentra esa vía de relación al objeto? Un yo maduro requiere de haber pasado por al experiencia del objeto bueno y el objeto malo, inscribiendo ciertas operaciones psíquicas, de manera que aunque el objeto sea bueno, sea tolerable su frustración (que siempre ocurre). Cuando el yo no se desarrolla adecuadamente, se queda en esa fas de pegoteo y rechazo muy peligroso.

También encontramos posicionamientos, en la pareja, que van por la vía narcisista. No es lo mismo que el otro objeto de deseo a que sea objeto de necesidad. "Necesito que me ames para yo poder verme", de manera que la mirada del otro a mi me otorga una identidad y es el espejo donde me reflejo. Encontrarse con el deseo es algo que mata al narcisismo, por eso cuesta tanto: el deseo incomoda. 

Un caso

Ella es sin edad y cabello recogido tras la nica, un traje de color neutro. Su cara porta los rasgos de la ausencia, como si ella no estuviera verdaderamente allí. Avanza en la habitación, cada uno de sus gestos es desmesurado. La vida amorosa no parece ejercer ninguna ocupación en ese cuerpo. Su belleza es formal, sin ningún signo que pudiera, desde el exterior, identificarla. 

- Yo quisiera que usted me sacara de encima el amor.

La psicoanalista no puede evitar una sonrisa, ante esa declaración. 

- Yo sería incapaz, señora. Pero quizá puede decirme lo que usted entiende por amor. 

- Es por eso que vengo. No quiero saber nada del amor. Yo quisiera que usted pudiera evitarme toda relación con eso de ahora en adelante. 

Entonces habría un antes -le pregunta.

La mujer se inclina sobre su bolso de mano que apoyó contra el sillón.

- No estoy enferma ni delirante, solamente triste. No tengo intensión de hablarle de mi pasado, no tengo nada para revelar de eso que le interesa a priori a su profesión. Vine a verla porque un día la escuché por azar en la radio y supuse que podía ayudarme, eso es todo.

La analista se queda ante esa demanda, en otra entrevista dice.

Usted no podría jamás sacarse de encima el amor -Le dice en desprecio de las reglas freudianas más elementales. -Nosotros venimos de allá, del enlace, acordonados como los alpinistas, amarrados a un vientre, a un alma, a las tripas, una voz. Nosotros no venimos de a dos, nosotros morimos solos, esa es una certeza. Y para nacer es necesario pasar por un desgarramiento del que no tenemos ni idea. Si es de este amor que habla, no hay nada que hacer: está en sus pulmones, su cerebro, en lo más mínimo de sus gestos; la preexiste a usted, y sin socorro alguno de un dios él está enraizado en usted como la marca del primer enlace. Y también si su madre la hubiera rechazado, abandonado, odiado, lo que yo llamo acá amor es la capacidad de un soplido que hizo de usted un ser viviente antes, vivo y esperanzado.

💙

Cuando nosotros vamos pensando cómo se va estableciendo esa trama vincular, podemos pensar en los movimientos que van teniendo las alianzas, que se constituyen, se modifican, se destituyen... Por ejemplo, una pareja puede pasar del noviazgo hacia la construcción amorosa. Intentamos pensar cuál es la función psíquica que el otro cumple en el fantasma. ¿Qué es lo que los hace estar juntos? 

El otro siempre frustra y nunca está en el lugar donde el sujeto espera que esté. De manera, que aparece la figura de la hostilidad. El amor hunde sus raíces en la hostilidad y no es raro un pasaje de uno al otro. Claro que hay que distinguir la hostilidad de la violencia. 

Una cosa es que la pareja sea el síntoma del sujeto y algo diferente es el síntoma de la pareja. 



La figura del acto es propia cuando el mecanismo de funcionamiento de la pareja es por la represión. REn el acto, uno se puede ubicar subjetivamente en otro lugar. 

martes, 28 de junio de 2022

La familia y la pareja

 En el sufrimiento vincular, ¿Cómo interviene las distintas configuraciones familiares a lo largo de la historia? cada época va configurando los criterios de verdad y van instituyendo las prácticas con las que los sujetos se reconocen en esa experiencia. La historicidad de las familias nos permite interrogar:

- ¿Cómo eran en el pasado este tipo de organización social?

- ¿Eran iguales todas las representaciones y comunidades?

- Son iguales a las de ahora?

Nos convoca a representaciones que tenemos de la familia. Es pensar al sujeto con otros, un sujeto siempre entramado en una dimensión histórica y perteneciente a diferentes espacios de pertenencia.

Familias en perspectiva histórica: tipos ideales.



La novedad de la modernidad es la de pensar un sujeto vivido en primera persona. Hay un conflicto entre el ideal social y lo que el sujeto desea y aspira como sujeto. El sujeto moderno se encuentra entre estas dos voces.

De esta manera, las funciones maternas y paternas dejan da ser ejercidas por la comunidad y pasan a ser nucleares. 

También hay experiencias afectivas de otro tipo. En el binomio madre-hijo, impensable en sociedades antiguas, empieza a ocurrir. También se descubrió la infancia, donde se la piensa diferencialmente del adulto. Esta nueva sensibilidad tendrá consecuencias en el modelo social.

Con la familia moderna aparece la familia nuclear, donde comienza a cuestionarse el patriarcado. Los vínculos afectivos e íntimos aparecen y los cuidados pasan a ser nucleares. 

Veamos, como ejemplo, lo diferente que era la familia espartana a la actual respecto al tratamiento del recién nacido:


La familia es una producción cultural que tiene un papel fundamental en el proceso de hominización de la cría humana y en la transmisión de la cultura.

Definición de la familia desde la antropología
Para Lévi Strauss, los sistemas de parentesco crean a la estructura de la sociedad, aunque hoy en día estos aportes son insuficientes.

Lévi Strauss propuso el concepto de vínculo de alianza, de manera que donde hay familia hay una alianza. La alianza produce filiación.
En toda sociedad existe una organización cuya estructura está atravesada por el Tabú del incesto, que establece prohibiciones y prescripciones. Opera como reguladora de los intercambios entre los miembros del conjunto y éste con otros grupos.

Los vínculos de alianza:
- Funcionan como bisagra para el pasaje de la endogamia a partir de las leyes intercambio/reciprocidad.
- Alude al vínculo matrimonial, conyugal y de pareja.
- Asigna los lugares y las relaciones entre sus miembros.
- Los miembros de la familia están unidos por lazos legales de derechos y prohibiciones sexuales.

Los aportes de Lévi Strauss no llegan a explicar totalmente lo que sucede actualmente. No toda organización familiar tiene este tipo de alianzas vitalicias. No toda relación actual se funda en las relaciones sexuales, ni siempre entre un hombre y una mujer.

La familia
Podemos pensarla en dos ejes o parámetros que están siempre:
- Eje social, ligado a la socialización (pensar el contrato narcisista).
- Eje biológico, que tiene que ver con la consanguineidad.

En el armado de una familia o una pareja se ponen en juego dos exigencias de trabajo, una proveniente de la cultura y otra de los sujetos del vínculo.

Procura recomenzar en cada generación los requisitos imprescindibles para la continuidad de la organización social, la circulación de los bienes, el sistema del la lengua, la regulación de la sexualidad, la procreación y el cuidado de la descendencia.

Viñeta clínica 1
Pedro, estanislao y Ofelia son hermanos. Concurren a una entrevista.

Pedro: -Bueno, vinimos porque me lo sugirió mi analista. No nos podemos poner de acuerdo respecto a la herencia. Mi papá murió hace varios meses y no pudimos hacer la sucesión.
Ofelia: -tenemos situaciones muy diferentes. Yo soy viuda, no tengo hijos y no puedo trabajar por mi enfermedad. En cambio, ellos se hicieron cargo de empresa familiar y tienen una situación económica mejor que la mía.
Estanislao: -Por eso, justamente decidimos pasarte una suma mensual extra.
Ofelia (enojada): -¡Papá hizo testamento y me otorgó una donación del 20% justamente por mi situación!
Pedro: Lo que Ofelia no quiere aceptar es que papá hizo lo mismo con todos. cada vez que se enojaba con alguno, rompía el testamento y hacía uno nuevo. En el último, ella no figura.
Ofelia: - ¡Ustedes me quieren estafar, voy a recurrir a un  abogado y los voy a destruir.

Acá lo que vemos es un padre caprichoso que empuja a los hermanos a una contienda, respecto al intercambio de los bienes.

Viñeta 2
La familia Iribarne solicita una entrevista por indicación de la escuela de María Pia. La niña, de cinco años, le pidió a dos compañeritos que se bajaran los pantalones y le mostraran la cola.
Rosalía: -No entiendo lo que está pasando. Nosotros somos muy religiosos, en casa no se habla de esos temas delante de los chicos, no sé de dónde pudo haberlo sacado.
Juan Carlos: -Para mí que los chicos quisieron hacerlo y después dijeron que había sido ella.

María Pia juega con una muñeca. La acuesta en una cuna e introduce un elefante también.

María Pia: - La nena está durmiendo con elefante. ¡La aplasta, la aplasta!
Terapeuta: -Un elefante es algo muy grande para que duerma con una nena.
Rosalía: -Ella es muy imaginativa.
María Pia: -Cuando duermo con el abuelo, me aplasta y me quiere ver la cola.
Juan Carlos: -¿Qué decís? ¿Cómo se te ocurre decir esa pavada?
Terapeuta: -¿María Pia duerme con el abuelo?
Rosalía: -Lo que pasa es que mi mamá murió y mi papá se quedó solo y estaba tan triste que nosotros la llevamos muchas veces a dormir con él, porque eso lo pone contento. Pero de ahí a lo que ella dice... Por eso yo digo que es muy imaginativa.
María Pía: -El abuelo me aplasta y me toca.
Juan Carlos: -Estaría dormido.
María Pía: -No, no está dormido, tiene los ojos abiertos.

Esta familia se maneja bajo la desmentida. Hay un posible abuso, pero los padres ponen la culpa en la nena. Hay una cuestión endogámica en tanto a la lealtad a su padre, que ofrece el cuerpo de su hija para la satisfacción del padre. 

La familia desde el psicoanálisis vincular
Isidoro Berenstein piensa a la familia como un conjunto de sujetos, donde todos y cada uno de ellos son diferentes entre si, dentro de esa semejanza que marca el pertenecer a un parentesco, es decir a una relación que los hace parientes.

Los familiares son semejantes en que cada uno es diferente a otro. Hace un contrapunto, en este punto, con la idea de homogeneidad.

Hay una fuerte creencia que existe un vínculo familiar dado por los vínculos de sangre. Esto genera una marca de de extranjeridad, como los familiares políticos: Los que pertenecen a él consideran dicho vínculo como propio y suponen habitarlo del lado de adentro, en tanto que los extraños estarán del lado de afuera del límite familiar.

El vínculo familiar resulta de un hacer entre los sujetos mediante el cual devienen sujetos otros. Ese hacer actual produce presente. Los orígenes establecen una continuidad entre un presente y un pasado. La familia encuentra un sentido en aquello que relata como orígen, es decir, que hay un presente que encuentra un pasado.

En la familia existen dos funciones adscriptas:

Función paterna: función de corte relacionada con la capacidad de enunciar una ley la cual puede ser sostenida y más aún en aquel que la enuncia. 
Función materna: función de sostén, relacionada con la capacidad de amparo y de sostén con la erogenización y narcisización del hijo.

Ambas funciones deben ser solidarias, pues posibilitarán el desarrollo suficientemente bueno en esos espacios intra e intersubjetivos articulados entre sí y con el espacio transubjetivo para comprender la realidad social y cultural.

Además, se agrega la función fraterna: función que posibilitaría una distribución equitativa del poder en la familia.

La horda primitiva deviene de una alianza fraterna. Desde Freud, es el primer colectivo cultural que posibilita esa aparición de un campo simbólico donde el asesinato del padre aparece en esa presencia simbólica de la ley.

La familia desde el psicoanálisis vincular
En una familia hay conflictos, hay complicidades, el modo de pelearse, hablarse, de los haceres, ese modo de vivir con el otro.

Cada familia va existiendo en su particularidad a partir de la propia historia construida conjuntamente y la historia de sus antepasados, generando sus propias lógicas de intercambio con sistemas sociales más amplios que lo contienen y que determinan en gran medida las normas y los valores que rigen su organización; ejemplo: las nuevas configuraciones familiares.

lunes, 27 de junio de 2022

Clínica de pareja y familias: la perspectiva vincular

Silvia Gomel, en "Familias, parejas, analistas. la escena clínica" (2020) dice:

"Es una perspectiva que se nos presenta en la actualidad con una cartografía de conceptos teóricos y estregias clínicas, cuales ya no pueden ser abarcadas exclusivamente desde la solidez del corpus teórico psicoanalítico edificado a partir de un sujeto cuyo psiquismo parecía hasta en ocasiones inmune a las determinaciones históricas sociales e vinculares"

La intersubjetividad es el marco donde tiene cabida lo vincular. Supone discontinuidad, separación y diferencia entre los sujos en relación, la trama emergente entre los sujetos ligados entre sí, la trama de anudamientos instituyentes de subjetividad. Somos a la vez cada uno solo y cada uno en permanente interrelación con otros. 

Noción de sujeto sustentado en la multiplicidad

Frases como las que siguen nos da la pauta del efecto sujeto producido por la situación vincular:

"Esto hijo saca mi peor versión, saca lo por de mi"

"Cuando estoy con él siento que soy otra, aparece algo de mi que desconocía"

A propósito de esto:

"El hombre rara vez es integralmente bueno o malo, casi siempre es bueno en esta relación, malo en aquella otra o bueno bajo ciertas condiciones exteriores y bajo otras decididamente malo" (S. Freud)

"El Anti-Edipo lo escribimos a dúo. Como cada uno de nosotros era varios, en total ya éramos muchos. Aquí hemos utilizado todo lo que nos unía, desde lo más próximo a lo más lejano".
Mil Mesetas (Mille Plateaux, 1980) del filósofo francés Gilles Deleuze (1925-1995) y del psicoanálisis Félix Guattari (1930.1992)

¿A qué llamamos vínculo?

Hay dos grandes líneas para pensarlo.

Desde Kaës:

Los sujetos determinan su relación. El supuesto de una psique constituida por un conjunto (acotado) de potencialidades que pueden o no desplegarse.

Todas las posibilidades estarían dadas de inicio y el lazo solo desencadenaría lo que ya estaba allí, a la espera. 

Se privilegia la repetición de modelos infantiles, ligados a los avatares de la trama edípica. "Todo encuentro es en realidad un reencuentro".

Desde Puget, junto a Berenstein:

Hace una distinción: vínculo no es lo mismo que relación. Puget es muy spinoziana, y Spinoza hablaba de que las relaciones constituyen a las personas. 

La relación determina a los sujetos, relación que está en inmanencia (relacionada a los pensadores del devenir). Es un punto de vista diferente, en tanto la relación construye a los sujetos. Cada uno de los términos del conjunto resulta definido por la relación. Cada encuentro (figura que ella ubica) opera como un nuevo comienzo, una situación emergente. 

Su modo de pensamiento "patea el tablero", al plantear que no hay individualidades plasmadas, sino que el vínculo produce efectos que no están determinados previamente. Propone un psiquismo como una tábula rasa subjetiva que va inscribiendo la fluidez, lo inédito, lo nuevo. 

Para este tipo de perspectiva, las historias previas no tienen un carácter importante. Uno puede preguntarse si esto es psicoanálisis, acá la clave más bien es pensar en el devenir.

Podemos pensar que el concepto de lo vincular tiene un poco de las dos posturas. Se produce una composición sustentado entre anclajes y novedades.

Lo vincular excede de la relación sujeto-objeto. Los sujetos están entramados como objetos, objetos de deseo, de amor, de pulsión que simultáneamente imponen su presencia como un otro, no abarcables por la fantasía y la representación. Esa presencia no termina de ser abarcable por la fantasía o la representación.

Los encuentros introducen con frecuencia transformaciones no anticipables, no previstas desde los ya conocido.

Ya no se trata únicamente de los efectos en el psiquismo creados desde el otro, sino también con el otro.

Un caso:

Vanina: Yo jamás desconfié de él, siempre le creí. Pero hace unos meses nuestra hija estaba jugando con el teléfono y de golpe vi unas fotos raras. Y ahí me metí y me metí, y encontré lo que nunca hubiera querido encontrar: mensajes, fotos, mails. Me destruyó.

Pablo: Eso fue hace mucho y le pedí perdón. Incluso le di todas mis claves, todo para que se fije cuando quiera.

Vanina: Al principio hice eso, pero me hacía mucho mal. Yo no quiero estar en el papel de la mujer celosa que revisa, nunca lo hice en parejas anteriores. Soy por naturaleza confiada, no quiero ese papel. No me gusta esta versión de mí misma que me lleva a hurgar y revolver. Quiero que nos separemos, no quiero estar en ese lugar pero me vuelve la desconfianza, ya no le creo, me mintió mirándome a los ojos. Necesito separarme de él y de lo que me convierto cuando estoy con él.

Acá vemos como el sujeto se produce en la situación vincular, a partir de lo que ella encuentra en el teléfono de la pareja. Ahí uno puede ubicar las dimensiones de Berenstein de la semejanza, ajenidad y la diferencia. Ella se encuentra con eso y se topa con la ajenidad, donde al otro lo desconoce y también a ella misma en esa versión que aparece. 

¿Qué producciones vinculares exploramos?

- Alianzas conscientes e inconscientes.

- Discursos conjuntos o interdiscursividad.

- Las producciones de escenas, eso que hacen.

- Las tramas interfantasmáticas e identificatorias.

- Los engarces transferenciales.

- Las producciones del decir.

- Las precipitaciones del hacer.

- Los funcionamientos vinculares. Las tramas vinculares establecidas, alianzas inconscientes mediante, operan bajo mecanismos defensivos. En algunas situaciones, los mecanismos que predominan en el conjunto pueden ser a predominio de la desmentida, a predominio de la represión o la forclusión. Eso va a establecer los modos de funcionamiento de ese conjunto.

El concepto de inconsciente y su lugar en lo vincular
También en el conjunto aparecen situaciones que responden a un no sabido que circula produciendo efectos.

Janine Puget señala que no podría afirmar cuál es el estatus de lo inconsciente para un vínculo. Sin embargo, señala que el espacio edificado entre dos a la manera de un flujo posibilitador para la emergencia del querer estar juntos. Ese tipo de flujo refiere, basándose en Spinoza, en un flujo deseante que habla de una potencia y que hace que dos personas deseen estar juntas. Para ella, es ese flujo deseante el que está implicado en el inconsciente singular.

René Kaës, con su concepto de alianzas inconscientes, investiga los efectos de subjetividad que crea el entrelazamiento entre sujetos. Pactos, alianzas inconscientes.

Las alianzas que se despliegan en la trama vincular albergan, entre sus condiciones de producción, las regulaciones culturales, -que son la prescripción de la exogamia y el tabú del incesto- figuras de la renuncia pulsional necesaria para la constitución del lazo con el otro, con el semejante, como también alberga los diferentes mecanismos puestos en juego para enfrentar dichas regulaciones, que van delineando un espacio de modo tal que habilita la constitución de la trama interfantasmática.

- Las alianzas inconscientes, en tanto formaciones intersubjetivas, resultan soportes eficaces de la producción inconsciente, cuyos efectos retornan a través de la trama en todos los actores.
- Producen vínculo. Son formaciones que conforman lo posible de una relación, dejando fuera todo contenido que lo ponga en jaque.
- Invisibiliza aquellas representaciones que pudiesen quebrar el vínculo, o la completud narcisista de los sujetos que participan en ella, a partir  de un movimiento de expulsión de lo no acordado.

Trama interfantasmática.
Es una red de lugares o espacios interconectados a partir de la interdiscursividad y la puesta en escena de las producciones vinculares. Una red tejida con anudamientos y espacios vacíos, que enlaza algunos fragmentos fantasmáticos de los sujetos y los dispone de manera cambiante.

Ejemplo: el lugar de un hijo se encuentra íntimamente ligado al entretejido fantasmático de la pareja parental y su oferta deseante para el niño. Se apoyan en los diversos modos de renuncia y goce endogámico que marcan la impronta, tanto de las escenas de alianza como la de filiación.

Viñeta clínica

Natalia tiene 19 años y pide "hablar con una psicóloga" porque no se siente bien. Pese a haber sido una decisión propia, presenta una gran dificultad para instalarse en su tratamiento. 
Su tema recurrente es que se siente diferente a las otras chicas y no se divierte saliendo saliendo con gente de su edad. Las sesiones suceden en forma monótona.
En una sesión Natalia pregunta su puede venir con su familia, en realidad con sus papás, porque sus hermanos son mucho mayores y viven en otro país.

Entrevista vincular: Llegan los papás, María Eugenia y Roberto. Sé que tienen alrededor de sesenta años, pero parecen mucho más jóvenes. La forma de vestirse cuasi adolescente, la apariencia física, la modalidad corporal. Llegan riéndose y súper contestos.

María Eugenia: Nos pusimos re-contentos de que Nati quisiera que viniéramos. la verdad es que tenemos una relación re cercana, entre los tres, sobre todo desde que mis dos hijos mayores se fueron a vivir a otro país.

Roberto: -Nati es nuestro bebé.

Natalia: -Por favor no me digas así.

Roberto: ¡Pero es que es cierto! Elloa nació con mucha diferencia de los hermanos y fue como un baño de juventud, de vigor. Nos hizo sentir jóvenes.

María Eugenia: Nati nunca dio problemas, la nena diez. Todo le sale bien.

Natalia: -Todo no, me cuesta salir con mis compañeros.

María Eugenia: -¿Y eso está mal? Nosotros la pasamos bomba los tres juntos. Ella no sale porque es muy madura, nos quedamos en casa y jugamos con la play o miramos series juntos. Cuando mi segundo hijo se fue me dijo: "me quedo tranquilo porque la tienen a Natalia".

Natalia: -Pero no es así, no es que yo no salgo porque me divierto más con ustedes.

Roberto: -¿Y entonces por qué?

Natalia: (se pone a llorar y dice con gran dificultad): No sé... Por ahí porque tengo miedo de que si crezco y salgo con mis amigos ustedes se van a sentir viejos y se van a morir.

En esta viñeta, vemos que la exogamia está complicada para esta chica. Esta hija aparece como garante para el detenimiento del tiempo y de su eterna juventud. El conflicto lo trae la hija, que se dabate entre salir o quedarse con los padres que ella sostiene como vigorosos, que no les pasa el tiempo. Ella sufre en este tironeo, en esta tensión.