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lunes, 29 de agosto de 2022

La muerte de la política:

Han anuncia el fin de la democracia. La causa: es la muerte de la política, social y partidaria, debido a la mutación de la esfera pública en el mundo digital, una comunicación sin comunidad marcaría el fin de la acción comunicativa que dio origen a la política: nace la Infocracia o el dataísmo político.
Para Byung-Chul Han el mundo contemporáneo, o más precisamente, el mundo del “capitalismo digital” ya no explota más “cuerpos y energías, sino información y datos”. Los dispositivos digitales de todo tipo en especial los smartphones es donde el nuevo poder se reproduce ya que los teléfonos inteligentes “transforman todo el hogar en una prisión digital que registra de manera minuciosa nuestra vida cotidiana” .

Los medios de comunicación electrónicos destruyen el discurso racional determinado por la cultura del libro, nace una mediocracia. Que, a diferencia del público lector, la audiencia televisiva está “expuesta al peligro de recaída en la inmadurez”. En la mediocracia también la política se somete a la lógica de los medios de masas. Para BCH “el infoentretenimiento conduce al declive del juicio humano y sume a la democracia en una crisis. La democracia se convierte en telecracia”. Y como consecuencia directa “la distinción entre ficción y realidad se torna difusa”. Al parecer, el autor, sostiene que la red digital creó las condiciones estructurales para las distorsiones de la democracia a partir de las fake news. Por ejemplo, en las campañas electorales entendidas como guerras de información, no son ya los mejores argumentos los que prevalecen, sino los algoritmos más inteligentes. En esta infocracia, es esta guerra de información, no hay lugar para el discurso.

La democracia para BCH se hunde en una jungla impenetrable de información. El argumento se basa en la tesis de la incapacidad por parte de los seres humanos contemporáneos de poder organizarse colectivamente (políticamente hablando) debido a que la democracia es una comunidad de oyentes y como la comunicación digital es una “comunicación sin comunidad destruye la política basada en escuchar. Entonces solo nos escuchamos a nosotros mismos. Eso sería el fin de la acción comunicativa”. Sostiene que la digitalización del mundo en que vivimos avanza inexorablemente. Somete nuestra percepción, nuestra relación con el mundo. Esto llegó a tal punto que las redes sociales y la información que por ahí circula es para BCH el eje del poder hoy. Sin ir más lejos afirma que “Lo decisivo para obtener el poder es ahora la posesión de la información. No es la propaganda de los medios de masas, sino la información, la que asegura el dominio … soberano es quien manda sobre la información en la red”.

Byung-Chul Han entiende a la pantalla o telepantalla como un aparato disciplinario del tipo biopolítico. Que al obtener datos personales de los individuos se puede realizar una psicografía de los sujetos para poder influenciar políticamente por medio de la psicopolítica. “Con suficientes datos, es posible incluso generar información más allá de lo que creemos saber de nosotros mismos”.

Fuente: (Byung-Chul Han: “Infocracia: La digitalización y la crisis de la democracia”, 2022) Por Javier Occhiuzzi (LID)

lunes, 31 de agosto de 2020

La adaptación a la realidad y su relación con la represión.


Un colega en formación en Instituto de la ApA comentó un trabajo de un reconocido analista de habla inglesa para quién la represión permite la vida social, y adapta a la realidad. Y que el analista no tiene que levantar la represión siempre y hay veces en que es conveniente mantenerla o hacerla aparecer. ¿Entienden cuando a veces decimos que hemos aceptado como regalo al caballo de Troya en el psicoanálisis?

Toda represiṕn es una defensa patologica. El yo solo puede domeñar a lo que no esta reprimido. El inconsciente reprimido está fuera del dominio del yo. El inconsciente no reprimido, en cambio, es domesticable.

La represión originaria, que es la única represión, no actua "para lograr el acceso a la cultura". La cultura no es consecuencia de la represión sino de lo que retorna de lo reprimido. Los deseo parricidas e incestuosos reprimidos son irrefrenables, no dominables, domesticables, domeñables o sofocables por el yo. Sólo el levantamiento de la represión puede poner al impulso instintivo en manos del yo y llevarlos a un juicio en el cual decidirá si llevarlos a cabo o no, cuando y dónde hacerlo o si renunciar a ellos, pero ya bajo su dominio. No hay otra represión que la originaria, lo demás son efectos secundarios de la represión.

Llama la atencion la dificultad que produce al lado de la claridad conceptual y expositiva de Freud: Todos los llamados mecanismos de defensas, la represión y todas las demás, son patológicas. Hay defensas normales, son las que no producen inconscientización: lucha, fuga, desestimación por el juicio, elaboración, representaciones de expectativa, atención.

Creo que una lectura de Freud hasta el final, ej. Construcciones en el análisis, harían innecesarias estas aclaraciones. Y con respecto al levantamiento de las represiones: eso que se acostumbró a denominar interpretación, Freud hubiese preferido llamar construcciones.

Pregunta: ¿Podría desarrollar la idea respecto de el Inconsciente no reprimido es domésticable?

Sólo cuando se levanta la represión, es decir, cuando acabamos con la represión de lo inconsciente, este puede ser dominado. Mientras esté reprimido, no tiene acceso a la conciencia y el Yo no puede hacer nada con él. Más aún, el Yo es arrollado por lo inconsciente reprimido. Tomemos un ejemplo sencillo; un tic. El yo se desespera por controlarlo, por dominarlo, se angustia y no puede hacerlo. Sólo haciendo consciente el deseo inconsciente y las escenas inconscientes el yo puede elegir satisfacerlo, posponerlo, o renunciar definitivamente a él, pero ya no genera síntomas, en última instancia frustración. Pero la frustración es algo de la vida cotidiana, no es un síntoma.

Ya desde 1894/1896: la represion desaloja representaciones del prec, y como estas estan indisolublemente unidas a un trozo de realidad, la represión aleja de la realidad.

Pregunta: ¿Estamos en estado de pura pulsion ?
No, retornamos al momento que Freud describe en el tomo V, pág. 588, en la que el chico pasa del proceso primario al secundario y viceversa sin obstáculos. Esa distinción entre Cc e Incc se da al principio y la represión sólo se instala una vez que esa separación haya sido nítida. Los partidarios del superyó y la represión advierten del peligro de su levantamiento, como si eso pudiera llevar a una actividad instintiva sin frenos. Todo lo contrario: sólo los instintos reprimidos son irrefrenables. La represión es un perjucio mayor a la cultura que su levantamiento. (La moral sexual cultural y la nerviosidad moderna, Malestar en la Cultura, etc, etc.)
 La famosa frase del artículo La represión remite a esa parte de la interpretación de los sueños.

Este texto se compuso en base a un debate originado en el grupo "Conceptos Fundamentales de Psicoanálisis: Grupo de Intercambio", dirigido por José Treszesamsky


viernes, 14 de febrero de 2020

El amor y el narcisismo de la época: presentaciones clínicas.


El amor va tomando distintas coloraturas a través de las épocas, a partir de que los significantes epocales van definiendo determinados modos de relacionarse con el semejante. Partimos del amor cortés en la época del medioevo y vamos asistiendo ahora a un fenómeno nuevo, que es el amor en la época del post-capitalismo. El discurso capitalista forcluye las cosas del amor y decreta que todo es posible, todo se puede conseguir y tener. Con lo cual, no hay una barrera al goce ni nada se pierde. 

Sabemos que en el amor hay una pérdida y una ganancia. El amor, como dice Freud, puede tener que ver con el narcisismo, pero también se puede elegir amorosamente por apuntalamiento al modo del amor materno. Siempre en el amor se deposita algo en el otro que le es propio, por eso no hay que hablar demasiado mal de la pareja. No solo en relación al amor, sino también en relación al deseo, donde algo del objeto a (ese objeto de deseo de cada quien) también se deposita en el otro, quien es un soporte que encubre ese objeto a que es propio. El amor incluye una dosis de narcisismo, pero para que exista la posibilidad de amar, hay que dar lo que no se tiene. Es decir, dar una falta al otro, para que él pueda constituirse como nuestro objeto a. ¿Qué pasa en estos tiempos donde pareciera que la falta tiene que ser rápidamente borrada? 

El sujeto, en el discurso capitalista, es considerado un objeto a consumir y a consumirse. Hay un empuje al goce absoluto y a la consumición de objetos. Ya Lacan había anticipado esto en El reverso del psicoanálisis, diciendo que el mundo se estaba transformando en un mundo de letosas y gadgets. Los gadgets son los objetos tecnológicos que el sujeto consume. En este momento, el mundo es un espectáculo donde se da a ver todo aquello que no hace mancha en el cuadro. Lo que muestran las redes sociales es siempre el lado menos oscuro de la vida. Es decir, una imagen plena que captura al espectador. El sujeto mira lo que el otro consume, tiene y hace. Y cuando esa imagen que aparece en la pantalla no refleja lo que a él le puede pasar, aparecen distintos fenómenos como la depresión, el aislamiento y la dificultad de relacionarse amorosamente con el otro. 

Cuando hablamos del amor, no hablamos solamente del amor al partenaire, sino del amor de la amistad, de esa relación que conlleva mirarse a los ojos y escuchar y hacerse escuchar. En los tiempos actuales, esta intermediación de las pantallas, donde todo pareciera ser un espectáculo y donde no hay lugar a la intimidad del sujeto porque todo se muestra, el sujeto aparece como una pura mirada que mira, pero que no se mira a si mismo. Cuando no hay el mirarse (segundo tiempo de la pulsión), tampoco hay posibilidad de pensarse. El sujeto muchas veces no viene representado por las formaciones del inconsciente, sino que aparecen las adicciones, los actings, los pasajes al acto o los problemas en el cuerpo. Los analistas no podemos intervenir al modo tradicional del desciframiento del inconsciente y de la lectura jeroglífica de los sueños, sino que tenemos que pensar otros modos de abordaje. El sujeto está anudado borromeicamente - real, imaginario y simbólico-. Este anudamiento tiene que darse de un modo particular, con lo cual nos permite pensar en modos diferentes de intervención: intervenciones en lo real, en lo imaginario y en lo simbólico. 

En estas nuevas modalidades de presentación, desde hace algunos años aparecieron más demandas de parejas y familias que consultan y que muchas veces es la antesala a la posibilidad de un tratamiento individual. Dentro del psicoanálisis estaba muy mal visto quienes pecábamos en investigar esta especificidad y nadie contaba en voz alta algo de esto. Actualmente las cosas cambiaron y la gente puede cambiar más tranquilamente de por qué a veces uno invita a una pareja o a la familia. 

El análisis individual, aunque sea un análisis exitoso (reciclando goces y sostiene su posición deseante) muchas veces deja por fuera de discurso algunas situaciones de pareja o familia que muchas veces pueden ser leídas o pensadas a partir de la escena que se arma en el consultorio de una analista, donde él ocupa el lugar de tercero a descifrar eso que ocurre en la tensión, ya sea gozosa o deseante en una familia. Eso que no aparece en el discurso individual se muestra, se da a ver discursivamente en la escena con un analista. Ciertas intervenciones permiten descoagular o interrogar algunos silencios y algunas situaciones gozosas que no podían ser puestas en discurso en un análisis individual. Por eso creo que es importante en esta época, donde muchos analizantes no vienen representados por formaciones del inconsciente sino que vienen con mostraciones o adicciones, poder ampliar desde el psicoanálisis nuestra lectura. 

Lacan decía que el psicoanalista que no puede leer los significantes epocales pierde su rumbo. ¿Cuáles son esos significantes epocales que se toman como naturales? Nos encontramos con una falta de deseo sexual en parejas jóvenes, un afán de tenencia material, apresuramientos que no permite llegar a un acto verdadero, donde el sujeto se pierde es pos de un consumo (de éxito profesional o consumo tangible de ciertos bienes). hay apresuramiento, que es diferente al tiempo subjetivo, donde mirar, comprender y concluir en un acto verdadero hace que el sujeto emerja en ese lugar en otra posición subjetiva y que haya la posibilidad del encuentro con la posición deseante y un soltar de los goces mortíferos.

Caso clínico.
Pareja de profesionales de alrededor de 40 años de edad, hace 20 que están juntos. Exitosos ellos y con un gran nivel de peleas. No pueden dejar de pelear, incluso en las sesiones de entrevistas. Se gritan, lloran, se enojan y no tienen la posibilidad de pensarse. Cuentan que luego de muchos años de tratamientos infructuosos por temas de esterilidad sin causa (nunca se pudo diagnosticar), a partir de varios tratamientos logran tener unos mellizos hace 4 años. A partir del nacimiento de los mellizos, dejan de tener relaciones sexuales, pero que esto nunca les hio ningún obstáculo, que les parece absolutamente normal. Cuando les pregunto qué los trae a la consulta, dicen que es el nivel de peleas y un hecho que aconteció hace unos meses, cuando volvían de un evento familiar. El celular del caballero dispara un mensaje. Ella descubre que él está coqueteando vía chat con una alumna de él. Él es docente en una universidad. Él dice que simplemente estaba tratando de ser amable. Ella se pone a llorar y él le intenta explicar que era solamente un chat.

Una de las preguntas que yo hago en las entrevistas de pareja para poder ubicar algo de lo que pasa actualmente, es que primero me hagan una especie de raconto de cómo se conocieron y qué es lo que los enamoró el uno del otro.

Ella había estado en pareja, pero ese muchacho tenía una doble vida. El novio de ella tenía otra novia y a las 2 las llevaba a la casa paterna. Con lo cual, en la familia nadie decía nada y aceptaban que este muchacho tuviera 2 novias oficiales. Cuando ella se entera de esto, deja esa relación e inmediatamente, sin tiempo de duelo, se engancha casi en simultáneo con este hombre, que hoy es su marido. En un momento, ella decide que tiene que ir al psiquiatra porque no puede dormir, porque no podía dejar de mirar la pantalla. Ella averigua cómo hackear el celular y le instala un sistema donde se puede chequear dónde anda cada quien. Ella entonces se dedica a chequear dónde está la ubicación de él. Todo esto, seguido de escenas de celos, de ruptura de objetos de la casa y en una sesión lo toma a él del cuello. No había intermediación de la palabra, en tanto simbólica. Hay una actuación permanente. 

Cuando intento abrir el tema de las no-relaciones sexuales, ambos dicen que no es un tema que les interesen, pero eventualmente ella dice que él descuidó su cuerpo y engordó un poco y ella había engordado después del parto aproximadamente 30 kg. En las primeras entrevistas ella parecía una mujer mucho más grande que la edad que tenía. Pero esto de mirarse no había entrado en la cuenta de ella. 

Cuando intento abrir a la cuestión de a ver qué pasa cuando ellos obtienen esto que desean, que son los hijos, qué estarán pagando de más con esta imposibilidad un sumar de un tener fálico a eso que ya venían teniendo. Ellos tenían los títulos, el bienestar económico, todo entra en la ecuación: heces, pene, niño, regalos. Las entrevistas se suscitaron por un tiempo en un clima hostil, donde ella tenía miedo que yo me ubicara de parte del marido y que no la escuchara a ella. Cuando ella empieza a poder hablar algo de su historia, cuenta que es la mayor de 4 hermanos, donde ella es la única mujer. Fue la única profesional de la familia y la que llevó adelante su casa. Dice que sus hermanos son un desastre, que tienen muchos problemas laborales y que además tienen muchos problemas afectivos con las ex-mujeres y con la tenencia de los hijos, que la culpa no es de ella ni cómo se crió, dice que lo que a ella le pasa es actual y tiene que ver con esto que el marido le hizo que es chatear con la otra.

El marido decide dejar clases en esa universidad para que ella se tranquiliza. Él cree en los dichos de ella y ella se transform en un agente superyoico que indica qué se debe/puede hacer y qué no. Uno podría decir que esto de dejar una actividad fálica que tenía brillo para él (a él le gustaba la docencia) para que la mujer se tranquilice, fue un craso error porque esto no generó tranquilidad en ella. A ella se le acrecentó la idea cuasi delirante de que él se había ido porque algo había pasado. El tema de las pantallas insiste y ella entra en TindR bajo un seudónimo. Rastrea y lo engancha a él en esa aplicación. Hace una cita para que ambos se encuentren en una confitería. Él va y por supuesto, ella fue a corroborar que él fuera, pero sin hacerse ver. Cuando él vuelve a la casa, ella le tira todas las cosas fuera del departamento y él se va a dormir a la casa de la madre.
Él es hijo único de una señora viuda y ella dice que este hombre, por ser hijo punico, se cree el ganador. Él se va y pide un analista para él. Lo derivo para un análisis individual. En todas estas entrevistas, él fue dejando todas sus cosas para que ella se tranquilizara, cosa que no dio resultado. 

A partir de Tindr, ella empieza a conocer otros señores y empieza a salir indiscriminadamente con uno, con otro, sin ningún tipo de cuidado sobre su persona o su propio cuerpo. Esto lo cuenta en las entrevistas de pareja con cierta obscenidad, donde no hay ningún velo. Yo les digo que cuenten lo que sea contable y aquello de lo cual se puedan arrepentir y no poder volver atrás, que no se cuenta en la sesión. esto lo digo porque hay algunas cuestiones que alimentan el goce de la pelea y no permiten abrir o escribir otra cosa. Ella dice que es frontal y amante de la verdad. Le digo que una cosa es ser amante de la verdad y otra ser sincericida, con lo cual ella frena los insultos y sus historias con los tipos. Al tiempo, ella decide empezar a salir con un peluquero que ella tiene, que es un señor que tiene varias relaciones simultáneas con sus clientas. 

Tenemos que hacer una distinción del poliamor y la cuestión del deseo. El deseo es aquello que puede abrir a varias relaciones. El amor implica siempre la castración. Si 2 se aman, hay castración de por medio. Sino, hay una renegación de la castración y en el varón, si recuerdan en Freud La degradación de la vida erótica, tiene una escisión entre la corriente amorosa y la corriente deseante, en la medida que tiene que resolver su propia historia edípica -Freud dice, con su madre y su hermana- para poder hacer converger en una mujer las 2 corrientes: la sensual y la amorosa. Es decir, el deseo y el amor. En el varón está planteada, por su posición, esa divergencia. En la mujer, hay otra relación con el amor y Lacan dice que la mujer tiene una facilidad estructural para semblantear el objeto causa de deseo de un varón. Una mujer se tienta tentando a un varón y un hombre es el alfarero que va a rodear eso que aparece en ella como causa de deseo. Esto está en el seminario de la angustia, donde él plantea la disimetría entre amor, deseo y goce en varones y mujeres y toma La Metamorfosis de Ovidio para plantear cómo alguien que pudo tener las 2 posiciones sexuadas para saber de qué se trata la masculinidad y la femineidad. La posición sexuada tiene que ver con su relación al falo, como cada quien se ubique en relación al falo y a la falta. Acá había, en esta mujer, una posición reivindicativa que no pasaba por la posición femenina, donde ella no tenía en su disposición esto de ser causa de deseo del Otro. Lo quería imponer por decreto.

Con el peluquero, ella también tiene una relación donde hay peleas, desplantes y todo un armado que hubo de trabajar, porque ella no ponía velo a esto, frente a sus hijos. En un momento yo decido interrumpir las entrevistas de pareja porque el que se angustiaba frente a esto que contaba era él, mientras ella seguía en un nivel de actuación sin poder implicarse en eso que ocurría. 

Pregunta: ¿Por qué seguían teniendo entrevistas de pareja?
Era una demanda que ellos tenían, porque no podían dialogar por fuera de las entrevistas y lo que les preocupaba era que en el colegio de los niños habían empezado a llamarlos porque los chicos iban al jardín con una serie de síntomas. El nene mordía, pegaba y se hacía pis. La nena se iba del jardín, salía, insultaba a la maestra. El jardín les había sugerido que siguieran con las entrevistas de pareja. Yo escuché la demanda un tiempo, hasta que decidí la interrupción para que siguieran análisis individual. Había algo del lado de ella que escapaba a la posibilidad de trabajar los 3. Ella pide un análisis individual conmigo. Sigue un tiempo conmigo, con muchos llamados por fuera de la sesión, con muchas dificultades para asociar libremente y para historizarse en aquello que le acontecía.

En las entrevistas de pareja uno intenta localizar cuál es el pacto fantasmático que se juega entre ambos, de qué se trata. Cada uno viene con su historia, con su singularidad y su pacto fantasmático. La dificultad, por lo general, es poder tolerar esa diferencia que hace del otro un prójimo y no un semejante. En estos tiempos, esta dificultad de ubicar al otro como prójimo da lugar a que emerja la agresividad especular, es decir, que cada uno responda imaginariamente en espejo frente al otro. En esta pareja no había lugar para que se inscribiera, desde lo simbólico, algo en relación a la diferencia que ellos tenían como sujeto, por historia y por posición sexuada, que es lo que hace tolerable la relación con el otro. Cuando la diferencia es borrada, prima lo más primario de la agresividad especular, donde “es el otro o yo”, por eso esas escenas de tanta violencia, generalmente más ejercidas por ella. Una vez lo encerró en el baño y le tiró toda la ropa por la ventana. No llegó a eso que a veces leemos en los diarios, porque había tallado algo del Nombre del Padre como límite simbólico. 

Cuando se llega a ese nivel donde es el otro o yo y se juega esa escena del cuerpo a cuerpo, donde la única chance es eliminar al otro, hacerlo desaparecer de la faz de la tierra, yo tengo algunas hipótesis al respecto: asistimos a una época de cambio de paradigmas en lo que es la vida familiar y también se viene anticipando esto que se nombra como la degradación del Nombre del Padre. El N del P opera en los 3 registros -real, simbólico e imaginario- y del padre hay que valerse para ir más allá de él. El padre es real, imaginario y simbólico. El padre simbólico que interdicta el goce de la madre para que pueda no hacer de sus hijos objeto de su propio goce y pueda largarlos al mundo para que sean sujetos deseantes. En el seminario R.S.I., dice que si un hombre hace de su mujer un objeto causa de su deseo, aparta a los hijos de su propio goce, es decir, estos no quedan bajo la égida incestuosa del Otro materno. Es el agente que irrumpe el incesto con el Otro materno. 

En estas cuestiones donde todo se puede y todo vale, se ha perdido el falo como vector indicador de los goces posibles. Si todo se puede, nada se pierde y todo vale, entonces hay algo de esa ley (que acota el goce incestuoso) que se está perdiendo. Se pierde, pero también se pierde para aquellos que se ubican del lado varón de la fórmula de la sexuación, en tanto quedan arrinconados en el lugar de falos anónimos, no falóforos n valiosos. Si un hombre queda arrinconado en esa posición donde lo que él tiene no sirve para causar el deseo de una mujer ni para limitar el goce de una madre, ese hombre pierde valía fálica y queda en una posición de objeto. Si queda en una posición de objeto, sólo puede actuar, hacer un pasaje al acto. El modo de castrar a lo que aparece como La Mujer, toda completa, es el asesinato. 

Pregunta: No entendí esto último. 
El falo es un vector organizador de la subjetividad. Un hombre se representa del lado fálico en las fórmulas de la sexuación. Él tiene y porta el falo. Cuando ese brillo fálico es denotado, dejado de lado, no considerado, queda caído como varón falóforo, queda como puro resto, puro objeto. Al ser puro resto, puro objeto, no dispone del capital simbólico de la palabra para perforar o agujerear de lo que viene del lado de la demanda de una mujer. Y esta se transforma en un oráculo, o en una Medusa que se lo va a tragar y el único modo de no creer en los dichos de ella, es decir, de agujerear lo que ella dice, es hacer un pasaje al acto. El pasaje al acto es operar sobre el cuerpo de la mujer, matándola. Ahí ya no se dispone del capital simbĺico que permite soportar la diferencia. Cuando ese capital no está, queda lo imaginario, que es el sentido sin agujerear que cada uno le da a las palabras del otro. Entonces, si una mujer le dice a un varón “idiota”, este queda coagulado en ese “idiota” sin poder decir, por ejemplo, que está enojada con otra persona. 

Cuando uno escucha estos casos muy graves, vemos que el que se ubica del lado hombre se queda sin recursos simbólicos para decir “Detrás de eso que me dice, ¿qué quiere?” Porque la pregunta fundante en el sujeto es qué quiere el Otro de mi. Esa pregunta primero se efectúa con el Otro materno. De las distintas demandas del Otro, el sujeto va a deducir me quiere la linda, el feo, la perrita, etc., hay posibilidad de que el sujeto responda con una posición fantasmática al qué quiere el Otro. Cuando ese sujeto no puede leer en las demandas del Otro materno un agujero que alojara su falta para él ubicarse ahí, llenando ese lugar de falo imaginario del Otro, ahí aparecen estas patologías graves. No existe la posibilidad de construcción de una respuesta fantasmática. Entonces, el encuentro con cualquier semejante se torna de un encuentro de cuerpo a cuerpo. No hay mediatización simbólica. Aparece un borramiento de la escena y el sujeto queda desdibujado. 

Un sujeto con un armado fantasmático logrado, cuando una mujer se enoja, puede preguntarse “Detrás de eso que me dice, ¿qué me querrá?” Recordemos la pregunta freudiana de qué quieren las mujeres, pero ahí hay una interrogación del decir. El decir no opera matando la posibilidad de la interrogación. Cuando un hombre cree totalmente en lo que una mujer dice, se transforma en eso y una mujer se transforma en la voz superyoica. La voz superyoica es aquello que dice “Así como el padre debes ser, así como el padre no debes ser”, con lo cual es una paradoja irresoluble, porque encierra 2 términos contradictorios. Lacan dice que la mujer puede ser un síntoma para el hombre, es decir, dar lugar a otra cosa; ser aquello que le permite vehiculizar su deseo, pero el partenaire también puede transformarse en un superyó cruel que ordena gozar. El superyó insiste en que el sujeto goce. Si el sujeto está bajo el mandato de goce, no hay posibilidad de desear, porque el deseo siempre aliviana el discurso injurioso del Otro. O sea, ante un insulto uno puede salir de la escena o hacer un chiste. Cuando alguien queda bajo el mandato, no puede hacer otra cosa más que actuar. Acuérdense que el superyó es también el heredero de los padres y aunque sea insoportable, a veces es también una compañía.

En estas entrevistas, la mujer cuando hablaba obscenamente de la cualidad sexual del marido, lo condenaba a él a ese lugar donde él se la pasaba pensando si era suficientemente o no. En la historia de ella, habían muchos silencios, desde la época de sus abuelos. Recordemos que el sujeto es efecto de 3 generaciones. Es decir, aquello que fue silenciado y(o renegado en lo simbólico, siempre aparece en lo real. Cuando fuimos abriendo en el análisis de ella algunos lugares de los varones, aparecían historias de devaluación, no solo del abuelo, sino del padre de ella en el decir de las mujeres. No eran sujetos aptos para ser amados y/o deseados. Con lo cual esta chica actuaba lo que ya venía desde hace 2 generaciones. Freud decía, en las series complementarias, la filogenia, la ontogenia, y el discurso actual. 

Volvamos al discurso actual, que promueve la devaluación del Nombre del Padre, la devaluación de lo simbólico y la objetalización de los sujetos. Si los sujeto son objetalizados, son cosas que se pueden destruir, tirar por la borda o hacer cualquier cosa. 

Pregunta: ¿Y cuál era la posición de él?
Él estaba en la posición de hijo de madre viuda, a la que había que conformar con sus logros profesionales y tenía una sumisión a la palabra de la madre, donde la madre era bastante similar a lo que era esta mujer. Era una mujer que lo denotaba, aunque por el otro lo ensalzaba como el muchacho con logros. Pero para esta madre, siempre le faltaba algo y lo comparaba con su propio padre, con el abuelo de este muchacho, donde él siempre quedaba en cierta minusvalía. Por otro lado, había una historia del lado de la madre de él y la hermana, donde también los hombres de su lado, venían siempre en ese lugar de criticados, denotados, de poca valía. En ese sentido, se enganchaba fuertemente el fantasma de él con el encuentro de esta mujer que tenía eso. Por lo tanto, estaban perfectamente casados en la medida que había la ilusión de la relación sexual -que no existe- porque cada uno hacía empalme en su propio goce. Él no podía interrogarla a ella, porque el lugar de los hombres de su familia era un lugar en menos, una posición un tanto masoquista. Era la ilusión de que si él hacía eso, ella iba a ser otra distinta. Él hacía lo imposible para que tanto la madre como la esposa pudieran aceptarlo. Aún cuando él se ofreciera como estropajo, uno advertía su goce ahí.

Pregunta: Esto del goce de él, ¿se lee en la escena?
Justamente, si nosotros decimos que hay una escena, hay una apuesta de los cuerpos en esa escena que se da a ver y el analista puede leer la posición corporal, la mirada de cada uno. Ella ocupaba la mayor parte de la escena con sus movimientos, gritos y llantos. Él aparecía sentado en la silla como una especie de pollito mojado. Ahí estaba gráficamente cuál era el interjuego entre ambos, donde ella aparecía como que siempre se había sacrificado por el bienestar económico, y ella decía que él estudió esa carrera universitaria gracias a ella. Arrogarse que el partenaire estudia algo es complicado, porque es no darle crédito que esa carrera la había hecho él. Cuando él hace su análisis individual, cambia algo de esta posición y un día le dice “Yo hoy me voy a sentar acá y vos ahí”. 

Hay parejas que se miran cuando se hablan, que intercambian los lugares en el consultorio, otras que no se miran o me hablan a mi… Todos esos son indicadores en la escena de que hay algo ahí, en esa pareja, de cómo funciona. Obviamente, después vamos a leer los significantes en juego de cómo se conoció la pareja, cuál fue su historia de esa pareja, qué le gustó del otro y lo que a ella le gustó es que él fuera seductor. A él le gustó que ella fuera decidida y arrogante. O sea, ellos consultan porque él seduce a otra por chat y él padece de la arrogancia y el empuje de ella, quedando fuera de juego.

La mayor parte de las consultas de 20 años atrás eran las dificultades sexuales, la caída del deseo, si uno quería y el otro no… En este momento, esto del deseo sexual pareciera no ser motivo de consulta. Incluso, a veces de varias entrevistas y con las preguntas que uno hace, aparece esto de que no hay deseo sexual. Aparece como natural, por lo cual podríamos investigar que si el deseo desaparece del mapa, ¿cómo se juega ahí el a que hace diferente a un sujeto del otro? El objeto a es en principio de fijación y que luego es objeto causa del deseo, no solamente en relación a una pareja, sino en relación a cualquier cosa de la ida. Aparece como una carrera, un sin tiempo, una inscripción del deseo en tanto falta que motoriza lo viviente de un sujeto. Si no hay motor deseante, lo que va a reinar va a ser más el imperio de goce mortífero, que deja al sujeto en una posición incestuosa, con lo cual no hay lugar a un otro.

También se ha ido perdiendo el arte de la conversación. Conversar con el otro implica mirarlo a los ojos, escuchar el tono de voz, escuchar la enunciación. Si eso se pierde, el sujeto queda como en una especie de máquina que pone likes y la gente ahora viene de acuerdo a los likes que tienen: si hay muchos están contentos; si hay pocos, se ponen tristes o se deprimen. Los síntomas actuales dicen que esto que aparece, si pensamos al sujeto como efecto de la palabra, podemos apostar a una dignidad del sujeto al pensar y describir la tecnología en otro orden. La tecnología está, ¿pero qué hacemos los psicoanalistas con eso cuando a veces los sujetos nos dicen que tienen una relación y el hablar es chatear y la relación es solo virtual, en el sentido que no hay estrechamiento de cuerpos. El cuerpo implica el cuerpo propio y el del otro, la alteridad de los sentidos: el olor del otro, el aspecto de la piel, la tersura de la piel, la mirada, etc. Es el otro en tanto cuerpo y se está perdiendo el encuentro de los cuerpos y avanza algo que deja al sujeto fuera de juego y con síntomas muy complejos que a veces no se advierten, porque estamos todos metidos en este mundo de la carrera y se olvida de eso que hace al encuentro con el otro y está marcado al inicio, cuando le dona la voz al bebé. Cuando una madre lo mira y lo acaricia, le está donando algo de su cuerpo para que después, en el estadío del espejo, pueda armar no solamente su imagen yoica, sino también una dimensión del propio cuerpo.

En este tiempo, ¿qué se le da a un bebé muy pequeño? Un celular. Los padres miran también el celular, ¿cómo se dona voz y mirada, que son los 2 objetos primordiales que hacen a la imagen yoica y a la libidinización del cuerpo, si no hay esa donación previa? El trabajo con padres y parejas también implica interrogar esto, cómo se están haciendo estos niños, qué se les ofrece. Estos mellizos que yo les contaba del caso, no tenían la disponibilidad de estos 2 padres, en relación a la donación de esto para después poder conformar un cuerpo pulsional, donde la pulsión pueda hacer el tour por los bordes erógenos: mirar, hacerse mirar, mirarse. Eran chicos que habían sido muy buscados, con muchos tratamientos, dinero y tiempo, pero podían sostenerlos porque estaban empeñados en las peleas de ellos y en seguir creciendo económicamente. Los nenes eran unos “tecnócratas”, según ellos. Cuando investigo esto, resulta que desde muy niñitos, tenían pantallas y por lo tanto eran chicos que no perturbaban ese lugar de los padres ni les demandaban tiempo. Hacer un niño implica tiempo y donación de la falta y ahí no faltaba nada. estaban los chicos para la postal de la familia tipo. Mi preocupación como analista es que cada vez hay más de este tipo de consultas.

Las dificultades de ahora son las peleas, dificultades donde hay un cuerpo a cuerpo, insultos y la cosa del actuar y no soportar la intimidad del otro. Porque mirar en el celular del otro es no respetarlo en su intimidad. Hay un avasallamiento del semejante, ¿cómo se genera una confianza en el otro si hay que estar todo el tiempo chequeando si eso que dice coincide con eso que marca el GPS de dónde está el otro? Antes había una interrogación por el cuerpo, la sexualidad-cuerpo. Ahora, viene la queja y la actuación, donde se borra el cuerpo del otro, porque no respetar esa intimidad es también avanzar sobre el cuerpo del otro. Estar pendiente de dónde está en cada momento, lo convierte en una especie de objeto que se puede controlar y manipular. La sociedad actual tiene 2 mecanismos fuertes que tienen que ver con el discurso capitalista, que es el control y la manipulación. 

Como analistas, ¿cómo inscribimos algo de esto en los tratamientos que conducimos? Ya Freud hablaba de los velos, cuando el niño miente para que el padre o la madre respeten su -φ, o sea, esa posibilidad que tenemos de sustraernos al Otro. Más allá de que ese discurso no permita fácilmente esa sustracción del Otro, ¿cómo operar en aquellas familias donde esto está todo el tiempo a la vista? Sustraerse es respetar la diferencia. 

El sujeto se transforma en un autómata en estos puntos, con la posibilidad de ser controlados para hacer lo que otro quiera. Ella decía lo que él tenía que hacer y él obedecía por su posición fantasmática. Ahí hay un casamiento fantasmático, podríamos decir, tal para cual. Se trata de un pacto inconsciente que se puede empezar a develar en las entrevistas de pareja, pero que después cada uno tendrá que trabajar para ver cómo repacta eso. Cuando las parejas van cambiando, cada tiempo de la vida implica un reordenamiento imaginario y simbólico frente al nuevo real. Esto de ser padres implicó hacer un movimiento que ellos no habían hecho. A ella le jugó en el cuerpo, ella engordando en demasía; él avocado en trabajar y ganar dinero, pero no hubo un cuestionamiento de cómo construir esa familia.

Pregunta: La falta de deseo de la pareja, ¿fue motivo de desconfianza?
Es interesante, porque justamente en esta pareja, en los primeros tiempos de las entrevistas, a ninguno de los 2 le hacía pregunta que no tuvieran relaciones sexuales hacía 4 años. Esto de la tercera posible, que yo en algún momento señalé, aparece la posibilidad de preguntarse por eso. En las relaciones virtuales, vemos que el encuentro con el cuerpo del otro no está puesto en discusión. 

Superyó: en los casos de impertivo superyoico, la culpa incestuosa está más acentuada y eso detiene al sujeto frente a la posibilidad de avanzar en relación a lo que desea. Es lo que Freud intentó transmitir en su recuerdo de la Acrópolis, Él se encuentra con el hermano y no puede creer que hayan llegado tan lejos. Al sujeto le cuesta avanzar en eso que desea porque en el camino aparece la culpa incestuosa y el imperio del superyó. A más voz del superyó, mayor detenimiento del sujeto. Por eso, un análisis que avanza hacia su límite intenta que el superyó sea una voz menos audible y una mirada menos penetrante para que no caiga como peso sobre el sujeto. En estos momentos hay un imperio superyoico, porque se puede todo es la dificultad de poder sustraerse del superyó. 

Los neuróticos tenemos nuestro superyó e intentamos hacer algo con eso. Cuando el superyó está puesto afuera, va más allá del narcisismo, se trata de otra cosa. El superyó puede encarnarse en el otro y no es posible barrarlo. La única horadación posible es eliminarlo o matarlo. 

Pregunta: ¿Qué es el amor para el psicoanálisis?
Freud decía que para que un sujeto pudiera constituirse como tal, era necesario amar y trabajar. El amor es aquello que hace falta, que no se tiene y se da y es también aquello que permite el intercambio de dones: recibir y dar. También hace a la vida más vivible. No solo se trata del amor de las parejas, sino el poder estar con otros, amigos, para que el sujeto tenga en cuenta su dimensión humana. 

(Pregunta por el obsesivo)
El padre muerto, para que opere, tiene que operar como padre simbólico, que da lugar a la primera identificación y esa identificación es por amor a ese padre. Es lo que determina la posibilidad de desear. La neurosis obsesiva tiene una particularidad en relación a este tema, donde el otro es su amo pero a medias… No siempre se transforma en ese amo absoluto del superyó. El partenaire, decía Lacan, puede ser el superyó y juega con lo de la mitad: si el otro es tu mitad, es un problema, porque se depende dee sa mitad para constituirse. La neurosis obsesiva, en algún momento interroga a ese otro con el enojo, pero tiene otro mecanismo. El neurótico obsesivo en algún momento puede desbancar a ese otro como amo.  

La idea es poder pactar la pareja desde otro lugar, que se pueda preguntar lo que se dice. Hay parejas que pueden repactar y otras que necesitan la separación en lo real, porque no hay pacto simbólico posible.

lunes, 3 de febrero de 2020

¿Cómo recuperar la confianza?


¿Cómo pensar en la convivencia cuando falla la confianza? La confianza sostiene el lazo social y esta implica una suposición de saber en el otro, que no carece de sus limitaciones.  Por otra parte, Freud hablaba de la imposibilidad de educar, curar y gobernar. ¿Cómo ubicar el lugar de la verdad allí? Recuperar la confianza, en estas coordenadas, no es tarea sencilla. El autor reflexiona también acerca del fenómeno informático, con una interesante reflexión acerca de la actualidad.

miércoles, 29 de enero de 2020

TICs: un precio del progreso.

Los estadounidenses estudiaron la caída de la creencia religiosa de su país. Han detectado que las iglesias se han estado fundiendo tan rápido como los centros comerciales (sorpesa). Entre las personas mayores, el 88% está afiliado a algún tipo de religión, mientras que entre las personas menores de 30 años, solo el 62%. ¿Qué ha causado este cambio? Internet: cuanto más se usa, pareciera que menos religiosos somos. Si antes Dios era ese Otro que tenía todas las respuestas, hoy en día Él compite con los algoritmos de Google.

¿Progresión o progreso? Recordemos que en el progreso, siempre se pierde algo.

Las personas que no asisten regularmente a la iglesia tienen más estrés y mueren antes. Además, tienen mayores tasas de depresión. Incluso las personas sin una religión organizada (por ejemplo, meditación) están más deprimidos que las personas que pertenecen a una iglesia.


El fenómeno, digámoslo pronto, no tiene otra mística más que la pérdida de la red de apoyo social. Para muchos estadounidenses, es el pastor quien los casa, los forma y los entierra. Los miembros de la congregación visitan al enfermo en el hospital, asisten a las fiestas de cumpleaños, o recaudan dinero si sufren alguna desgracia. Muchos adolescentes son contenidos en esta etapa tan especial por los grupos y campamentos de la iglesia y es donde las personas hicieron a sus amigos, sus contactos profesionales, el consejo y han hallado algún significado de la vida.


¿Alguien se puso a pensar en el esfuerzo que implica recuperar individualmente todos estos aspectos que antes se brindaban en un solo lugar? Francamente no podría decir que una cultura sin religión sea más feliz. Aún, tampoco podría afirmar que haya contribuido en la salud mental.

lunes, 11 de marzo de 2019

La era Digital.

Fuente: Thompson, Santiago (2018) "La era Digital" El Sigma.


Procuro aquí continuar con mis indagaciones en el campo de las redes sociales, desde una perspectiva psicoanalítica. En otras publicaciones he dado cuenta de los efectos subjetivos de las redes a un nivel descriptivo. Me propongo ahora situar algunos puntos de ruptura inherentes a la progresiva mutación en las configuraciones del lazo social a la que asistimos. Apunto, en esta vía, a sacar de la ambigüedad que sobrecarga, en la comunidad analítica, la alusión a “la época” y situar las coordenadas de la era digital. Como veremos, lo digital no alude meramente a los gadgets tecnológicos, sino que los precede y supone su oposición a las regulaciones analógicas del lazo social.

Las sociedades disciplinarias y el discurso del amo.
  Las sociedades disciplinarias, tal como las sitúa Foucault, llegan a su apogeo a principios del siglo XX. Suponen la organización de grandes lugares de encierro: la escuela, la cárcel, la fábrica, que ordenan el tiempo y el espacio. Los muros aparecen como la materialización de tales sociedades. Las paredes son un método analógico de disciplinamiento y organización social.

  Lo cual es patente en las formas de opresión que sintetiza el film “Pink Floyd The Wall” (1982): la familia, la escuela, el matrimonio, los líderes totalitarios. Un entorno que exige someterse a la norma y a la normalidad. Un sujeto preso de sus contradicciones internas, y sometido a elegir entre la obediencia o la locura.

  En las sociedades disciplinarias el trabajador es un ente vigilado, y está sujeto a la coerción de métodos mecánicos y analógicos. Las sociedades disciplinarias son asimilables a lo que Lacan propone como discurso del amo: una regulación del lazo social que apunta a la normalización, hecho para que las cosas marchen. Un discurso que conlleva la asimetría entre el agente y el partenaire: por un lado, aquel que tiene los títulos y el poder, por el otro, el trabajador anónimo.

Las sociedades de control y el discurso capitalista.
   “La mediocridad para algunos es normal, la locura es poder ver más allá” cantaba Charly García en la década del setenta. Es patente que, para la cultura contemporánea, el “poder ver más allá” dejó de ser una locura, y es un imperativo.

  “Impossible is nothing” arenga una campaña publicitaria de Adidas. “Think Different” es el slogan que marcó el resurgimiento de Apple, la empresa que introdujo en el mercado el gadget emblemático de la era digital: el iPhone.

  En 1989, la caída del muro de Berlín sanciona el triunfo del capitalismo a nivel global. Un año después, Gilles Deleuze da cuenta de la crisis de las sociedades disciplinarias, y de su paulatino relevo por lo que denomina sociedades de control:

“Estamos en una crisis generalizada de todos los lugares de encierro: prisión, hospital, fábrica, escuela, familia. La familia es un “interior” en crisis como todos los interiores, escolares, profesionales, etc. Los ministros competentes no han dejado de anunciar reformas supuestamente necesarias. Reformar la escuela, reformar la industria, el hospital, el ejército, la prisión: pero todos saben que estas instituciones están terminadas, a más o menos corto plazo. Sólo se trata de administrar su agonía y de ocupar a la gente hasta la instalación de las nuevas fuerzas que están golpeando la puerta. Son las sociedades de control las que están reemplazando a las sociedades disciplinarias.”

  ¿En qué consisten las sociedades de control? Deleuze alude a “formas ultrarrápidas de control al aire libre, que reemplazan a las viejas disciplinas que operan en la duración de un sistema cerrado”. El lenguaje común de los espacios de encierro es analógico, mientras que “los diferentes aparatos de control son variaciones inseparables, que forman un sistema de geometría variable cuyo lenguaje es numérico”.

  Opone, entonces, lo analógico a un lenguaje numérico, digital. Un sistema cerrado y rígido de coerción a uno abierto y maleable. El trabajador vigilado deja su lugar al prestador freelance, y el patrón al “emprendedor”. La empresa “no cesa de introducir una rivalidad inexplicable como sana emulación, excelente motivación que opone a los individuos entre ellos y atraviesa a cada uno, dividiéndolo en sí mismo”.

  Al lugar del trabajador oprimido por el amo le sucede el trabajador entregado a la competencia con sus pares. La ficha de entrada es relevada por el control estadístico de la productividad. Un paciente me relataba el argumento hoy inobjetable por el cual lo invitaban a un retiro voluntario: “hace más de un año que tus números de ventas están por debajo de la media”. Resignado, tomó a su cargo el déficit expuesto: “me hice echar”.

  Este relevo de las sociedades disciplinarias por las sociedades de control, entiendo, es solidario de lo que Lacan ubica como la subversión del discurso del amo, que deviene entonces discurso capitalista por una inversión entre los lugares del S1 y el sujeto.

  Tal discurso se presenta como un continuo, sin los cortes que, en los cuatro discursos, ubican la imposibilidad entre el lugar del agente y el otro, y la impotencia del producto para reintegrar la verdad. Este continuo es característico de las redes sociales: cada uno está siempre visible y conectado, siempre potencialmente disponible. Sin muros de por medio, el discurso capitalista funciona en tiempo real: “marcha demasiado rápido, se consuma, se consuma tan bien que se consume” (Lacan 1972).

  Mientras que las sociedades disciplinarias apuntan a la igualación de los individuos para que respondan a la norma, las sociedades de control empujan hacia la optimización constante:así como la empresa reemplaza a la fábrica, la formación permanente tiende a reemplazar a la escuela, y la evaluación continua al examen”.

  Las nuevas tecnologías aparecen al servicio de las sociedades de control y el discurso capitalista. Estas tecnologías proponen como señala la antropóloga Paula Sibilia una forma de lazo social. Las redes atraviesan las paredes y crean un continuo donde había compartimentos estancos. Cada uno es partícipe de un panóptico digital donde controla y es controlado.

  El estadio del espejo que propone Lacan implica que el yo se constituye en función de un ideal que depende de un gran Otro. El cambio de paradigma en la regulación del lazo social tiene como efecto que la propia imagen no se ordene respecto de un Otro, sino de los semejantes. Las redes sociales ponen en números el valor de la imagen que proyecta el yo: en cantidad de seguidores, contactos, likes.

  En variados campos el arte y la gastronomía, entre otros la función del crítico especializado se desvanece, cediendo su lugar a la opinión del conjunto de consumidores; a la hora del marketing, proliferan los influencers.

  Deleuze grafica los modos de lazo a los que dan lugar las sociedades de control en estos términos:

“El hombre de las disciplinas era un productor discontinuo de energía, pero el hombre del control es más bien ondulatorio, en órbita sobre un haz continuo. (…) El control es a corto plazo y de rotación rápida, pero también continuo e ilimitado, mientras que la disciplina era de larga duración, infinita y discontinua. El hombre ya no es el hombre encerrado, sino el hombre endeudado.” (Deleuze 1990)

  El ser hablante ya no se encuentra oprimido por los muros, sino que está sujeto a un déficit constante: siempre comprando en cuotas, siempre en falta respecto de su formación profesional. El cuerpo está atravesado por la misma lógica; ya no se trata de un cuerpo normalizado, sino de un cuerpo siempre en deuda respecto de un estado óptimo: nunca lo suficientemente atlético, nunca a la altura de los ideales de juventud y belleza.

  Los métodos analógicos de disciplinamiento son progresivamente relevados por otros que actúan modificando directamente el cuerpo: la psicofarmacología desplaza al asilo y los chalecos de fuerza, la pastilla anticonceptiva abrió el camino para la disyunción entre reproducción y sexualidad.

  Si la escuela moderna estaba signada por la opresión que produce sujetos en serie los adolescentes sometidos a la picadora de carne que figura el mencionado film “The Wall hoy los alumnos no ven al maestro como una amenaza opresora… sino a sus pares. El bullying virtual manifestación contemporánea del malestar escolar proviene de los mismos compañeros.

  Ya el alumno no está signado por el deber de cumplir su tarea sino por el peligro de la vergüenza a la que estos lo podrían exponer. La serie 13 Reasons Why exhibe esta problemática, como una suerte de up-to-date de “The Wall” en la era digital.

  Desde esta perspectiva, la invención del smartphone no da inicio a la era digital, sino que, más bien, marca la plasmación en un gadget de una forma de lazo social. En otros términos: el celular no sólo propone un modo de interacción, sino que responde a un discurso que lo precede.


  Ser psicoanalista implica decantar las consecuencias de este cambio de paradigma, en las lógicas de la vida amorosa. Apenas esbozaré aquí algunas líneas de trabajo en tal sentido.

  En las parejas, la opacidad y la confianza ceden ante la demanda de transparencia. El amor es el amor público y publicado. La familia burguesa a cuya declinación asistimosestá regulada por el discurso del amo. En la era digital, los partenaires quedan librados a una lógica de optimización de los lazos. El otro deviene así, en ocasiones, instrumental e intercambiable.

  Los movimientos feministas denuncian la declinación del amo antiguo: la tan mentada caída del patriarcado traduce en estos movimientos la subversión del discurso del amo por el discurso capitalista. El patriarcado fue, en sus orígenes, un método de dominación analógico para asegurar la paternidad. Hoy la paternidad se verifica de modo digital, en un laboratorio.

  Los partenaires siempre visibles, siempre conectados, quedan expuestos a la descarga inmediata de los afectos. El filósofo Byung Chul Han subraya que “la comunicación digital hace posible un transporte inmediato del afecto. En virtud de su temporalidad, transporta más afectos que la comunicación analógica” (Han 2013, 16).

  El lazo “marcha demasiado rápido” y muchas veces la ausencia de paredes simbólicas precipita las rupturas: la agresividad no mediada por un tiempo diferido, que habilite un momento de comprender– se tramita en tiempo real vía chat, con efectos a veces irreversibles.

  En nuestros días, el imperativo de transparencia “hace sospechoso todo lo que no se somete a la visibilidad” (Han 2012, 31). En las relaciones amorosas, emergen disyuntivas que van desde el respeto de la privacidad del otro como pacto implícito, hasta la transparencia como don de amor.

  “No tengo nada que ocultar” es una frase que circula y somete al otro a la prueba compartir su celular y sus contraseñas. El film “Perfectos desconocidos” expone como tal condicionamiento respecto del partenaire lleva a una potencial destrucción de los lazos. El amor requiere de opacidades, el panóptico digital hace tambalear las ficciones que sostienen una relación.

  La monogamia, entonces, se derrumba como norma reguladora: “la fidelidad, brumosa palabra, con su antigua lista de gestos prohibidos, muerde siempre menos de lo que ladra” dice una canción de Jorge Drexler. Como una suerte de blanqueo, aparecen propuestas alternativas el poliamor y sus variantes.

  Una consigna que circula en un grupo de Facebook dedicado al amor libre proclama “Si la otra persona no sabe ¡no es amor libre!”. Bajo el velo de la libertad, lo que se sostiene allí es el imperativo de transparencia.

Bibliografía

Deleuze, G. (1990) “Posdata sobre las sociedades de control”, en Christian Ferrer (Comp.) El lenguaje literario, Tº 2, Ed. Nordan, Montevideo, 1991.
Han, B.-C. (2012) La sociedad de la transparencia. Barcelona, Herder, 2013.
Han, B.-C. (2013) En el enjambre. Barcelona, Herder, 2013.
Lacan, J. (1972) “Del Discurso Psicoanalítico”.
Sibilia, P. (2008) La intimidad como espectáculo. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica, 2017.

miércoles, 9 de enero de 2019

Menores en riesgo: ¿Qué es el Grooming?

Por Lic. Lucas Vazquez Topssian.
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Existen diversos estudios acerca del abuso sexual de menores en donde no median las tecnologías de información y comunicación (TICs). Previo a su surgimiento, los victimarios y abusadores debían están, por lo general, muy cerca del niño, puesto a que esta era la única vía para concretar el abuso. Muchas veces era la misma familia donde se originaba la violencia. A partir del efecto que tuvieron las TICs sobre las relaciones sociales, fue de esperar que también se actualizaran estas antiguas formas graves de acoso, como lo es el abuso de menores de edad. Entramos así, en el terreno de lo que se ha dado en llamar grooming (en inglés, acicalar). En el grooming, un adulto utiliza las redes sociales para crear una conexión emocional con un menor de edad, para posteriormente abusar sexualmente de él bajo diversas modalidades. En Argentina durante el 2016 se registraron 8800 denuncias por grooming; en 2017, el número de denuncias aumentó a más de 23.500. Durante el año 2017, el 85% de los ciberdelitos que se investigaron en la Ciudad de Buenos Aires estaban vinculados con la pornografía infantil.

Empecemos aclarando un hecho, que quizá resulte obvio: la relación entre un adulto y un niño siempre es asimétrica. Para afrontar las vicisitudes de la vida, un adulto dispone de un cuerpo sexualmente desarrollado, un aparato psíquico clivado, mecanismos de defensa maduros y diversos recursos expresivos para tramitar y elaborar su padecer, como es el caso del uso de la palabra. Los menores, en cambio, son sujetos en constitución. Aunque los niños y las niñas estén determinados por la excitación sexual, aún son inmaduros y necesitan de los adultos que lo cuidan para que éste le preste palabras, les expliquen y que lo acompañen. En el mejor de los casos, el adulto reconoce esta asimetría e intenta limitar el acceso al niño a ciertos contenidos, especialmente los violentos y los sexuales, provengan éstos de la realidad o de la ficción. Esto se debe a que en todos los casos, el adulto dispone de recursos más elaborados ante las diversas situaciones de la vida cotidiana.

Otra aclaración. Los menores, frecuentemente atraídos por las novedades tecnológicas, no son evolutivamente más maduros que los niños de antes, no van a otra velocidad ni es cierto sean más inteligentes. Diremos, en todo caso, que la inteligencia es meritoria de quienes diseñaron esas novedades tecnológicas para que sean del agrado del menor de edad consumidor. Por otra parte, sí es cierto que los niños hoy tienen acceso a más información que los niños previos a la era digital, pero de ahí a que la sepan utilizar es otra historia.

Los abusadores implicados en los casos de grooming utilizan las diferentes redes sociales para contactarse con menores de edad. Pueden hacerse pasar por otro niño o niña para crear lazos emocionales con el menor. La relación comienza siendo amistosa, pero a medida que el menor confía y se desinhibe, el acosador apela a la seducción y a la provocación. El abusador puede enviarle fotos pornográficas, u ofrecer algo que el menor quiera, para conseguir que el niño realice un acto sexual, como tomarse fotos desnudo. Bajo el pretexto de un regalo, pueden habilitarle al menor nuevos dispositivos ajenos al conocimiento de los adultos responsables.

El abusador recopila progresivamente los datos personales del menor, como su número de contacto, los ámbitos que frecuenta o el nombre de sus familiares. A partir de ahí, el acosador puede chantajear al niño o al adolescente para obtener cada vez más material sexual o tener un encuentro físico con el menor para abusar sexualmente de él. La producción de este material también se logra presencialmente cuando el abusador logra establecer una relación de confianza con los responsables del menor, por ejemplo cuando estos los dejan a su cargo por motivos laborales, situación que aprovechan para abusar sexualmente del niño y grabar el hecho. Ningún pedófilo se conforma con tener siempre el mismo material, por eso la demanda de nuevas fotografías y videos de menores teniendo relaciones sexuales permanece inelástica. A esta demanda le corresponde la oferta, creando un negocio millonario a nivel mundial.

Mayoritariamente, el intercambio de material pornográfico infantil ocurre en las partes de la red no indexada por los motores de búsqueda (Deep Web) y donde mediante diversos recursos informáticos los abusadores logran no ser detectados. Una vez allí, los pedófilos se encuentran virtualmente entre ellos e intercambian material. El ingreso a muchas de estas páginas requiere invitación de algún miembro, la participación activa en el aporte de material o la entrega de dinero. Por supuesto, el intercambio de material también puede darse con otros soportes tecnológicos, como los DVDs o las antiguas cintas VHS.

En la web, los pedófilos resultan difíciles de rastrear porque son conscientes de la ilegalidad de sus hechos. Se comunican utilizando términos ambiguos como el acrónimo CP (child porn), o “amigos jóvenes” (niños). No dan detalles acerca de su identidad ni de su ubicación, ni aún entre ellos.

Existir a partir de mostrar. Niños y adolescentes en riesgo.
La era de las pantallas trajo, para algunos sujetos, la creencia que la que la imagen que está puesta es la sustancia de ese sujeto. Para ellos, no estar en la pantalla les desencadena una sensación de inexistencia: no hay valor en los eventos de la vida sino se muestran. Cada vez más se observa la tendencia a mostrar todo, todo el tiempo. Y si por algún motivo el sujeto se ve privado de sus like por lo que hayan subido a la red, se sumen en una profunda anomia, en una caída tensional de lo pulsional deseante. Es como si desaparecieran esos otros que no certifican que existe en la pantalla.

La pantalla no muestra agujeros, es plena y está todo el tiempo vigente. Es una lógica que reniega cualquier falta, enemiga del duelo, que justamente implica que hay algo que no se puede mostrar, que hay algo que se pierde y que hay algo que tenemos que elaborar como agujero. En este caso, hay dificultades con que en algún momento el sujeto no sea visto, o que el sujeto desaparezca de la escena por un rato. Esto fomenta a que algunas personas acepten solicitudes de personas que no conozca.

Sabemos que actualmente las TICs se presentan como una parte importante de la vida social de los niños y adolescentes. La adolescencia, evolutivamente hablando, es un complejo proceso de cambio y transición del sujeto, que implica el recorrido de la infancia hacia la adultez. A partir de la emergencia de la madurez sexual, conocida como pubertad, al sujeto adolescente le toca enfrentarse a diversos desafíos con los recursos particulares del caso por caso. Muchos padres y educadores de adolescentes son testigos de los permanentes desequilibrios e inestabilidad emocionales que caracterizan a esta etapa de la vida.

Internet y las redes sociales constituyen, en la actualidad, un medio ideal que soporta estas vicisitudes, siendo uno de los más notables es el ajuste de su nuevo esquema corporal. A los cambios biológicos que le acontecen, el adolescente debe ajustar la representación mental que tiene de él mismo y adaptarse a su nuevo cuerpo. Los adolescentes experimentan con su apariencia, muestran y dar a conocer, publican, editan y se ocultan. Los adolescentes, que son menores, pueden no estar advertidos de otras formas graves de acoso que los acechan, como la que se describió anteriormente: el grooming.

Los victimarios conocen esta tendencia y de esta forma, tras seleccionar a una posible víctima, comienzan a recopilar información personal de la misma. Logran formarse un perfil basado en lo que los usuarios publicaron: fotos (y lo que comentan sus amigos), colegios en los que ha estudiado, lugares que frecuenta, gustos, actividades, viajes, quiénes son sus amigos, entre otros. Esta información puede ser utilizada para:
  • Ayudarle al delincuente crear su plan: Por ejemplo, un delincuente puede utilizar los datos publicados y conocer dónde y cuándo el adolescente se encuentra solo.
  • Hacer robo de identidad. A veces, mediante perfiles falsos, se engaña a una víctima para que envíe fotos o dinero a un estafador bajo la falsa afirmación de que están en una especie de relación cibernética. Los usuarios menores de edad pueden ser engañados por falsos perfiles creados por pedófilos. A veces este perfil puede ser clonado del amigo del menor.

El abusador puede dedicar semanas, incluso meses, a la tarea progresiva de acercarse al niño o al adolescente. Puede abordarlo mediante juegos on-line o las redes sociales. Los objetivos del acosador son diversos, pero siempre con el denominador común del abuso del menor bajo diversas modalidades: encuentro con el menor para abusarlo sexualmente, producción de imágenes (fotos y videos) de índole sexual y/o explotación sexual, prostitución y trata de personas.

Lucas Vazquez Topssian es psicólogo, director de la Asociación Argentina de Lucha contra el Cibercrimen, espacio de investigación, prevención y contención a las víctimas.