Mostrando las entradas con la etiqueta cero. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta cero. Mostrar todas las entradas

miércoles, 13 de agosto de 2025

Dos Unos y la imposibilidad de escribir la proporción sexual

La fundamentación lógica de la inexistencia sostiene que la falta es el fundamento del Uno. Esto introduce una modificación en lo que podríamos llamar el régimen de la repetición, al permitir separar dos dimensiones del Uno.

Por un lado, encontramos un Uno producto de que el sujeto goza por hablar, un S1 con un carácter más discursivo. Por otro, un Uno que se repite como inscripción de la inexistencia: otro matiz del S1, más cercano a lo real.

Estos dos campos pueden repartirse —siguiendo a Frege— según la disparidad entre el 0 y el 1. En esa relación se sostiene la verdad: no hay verdad sin el lazo fundante entre 0 y 1. Así, se articulan dos modalidades de lo existencial (en sentido lógico, no filosófico): de un lado, una existencia que se afirma; del otro, una inexistencia que se inscribe en el lugar del Otro. Esto conduce a interrogar si aquí se juega la imposibilidad del dos. Lacan, en el Seminario 21, lo formula diciendo: hay del Uno que no alcanza al dos; hay del Uno que no llega al Otro significante, inscribiendo así la imposibilidad de escribir la proporción sexual.

El apoyo en la teoría de conjuntos se vuelve indispensable porque permite demostrar precisamente esa imposibilidad de escritura, que obstaculiza un saber sobre la verdad en tanto ésta es no-toda y efecto de la función f(x). La oposición ya no se plantea únicamente entre existencia y esencia —imposible, por lo demás—, sino entre la verdad y lo real; entre la verdad y lo demostrable.

En este punto, el recurso al matema resulta decisivo: es con él que Lacan logra tal demostración, hasta el punto de afirmar, no sin cierta ironía, “no encontré nada mejor…”.

martes, 18 de marzo de 2025

El Uno: más allá de la universalidad

Uno de los pilares en la construcción del concepto de significante en psicoanálisis es la exploración de las distintas formas que ha asumido la idea de Uno a lo largo de la historia del pensamiento. Este recorrido alcanza un punto de llegada con la formulación lacaniana: “Hay de lo Uno”.

Este planteo no implica concebir el Uno como una fusión o totalidad. Por el contrario, toda la enseñanza de Lacan, desarrollada a lo largo de más de tres décadas, se caracteriza por su oposición a cualquier noción de universalidad, que solo puede existir como una ilusión. En este sentido, puede encontrarse un eco en Freud cuando introduce la dimensión del Eros: aunque tiende a la unión, esta aspiración encuentra su límite en la pulsión de muerte, en aquello que escapa al lazo.

El “Hay de lo Uno” lacaniano se inscribe en la tensión entre cero y uno. Mientras el cero remite a la relación entre lo necesario y lo posible, el uno introduce la discordancia entre lo imposible y lo contingente.

Se trata, entonces, de dos campos de goce, en los cuales un sujeto puede situarse con independencia de la diferencia biológica.

  • En el campo del Uno, el acceso al cuerpo del partenaire —donde la mujer, según Lacan, encarna lo real del partenaire— exige la castración, lo que genera una tensión entre la ilusoria universalidad del campo fálico y una excepción que la desmiente.
  • En el campo del cero, en cambio, emerge una negación que afecta al cuantor, pero no a la función: no-todo x responde a la función fálica. Esto implica que quien se sitúe allí tendrá una relación no-toda con el falo, lo que introduce una dimensión de negatividad con implicaciones denotativas.