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viernes, 17 de enero de 2025

El desafío clínico de abordar subjetividades complejas

 Es frecuente la desorientación de los profesionales clínicos frente a pacientes cuya problemática o estructura no corresponde a una neurosis tipo. Se trata de sujetos cuya subjetividad se organiza en torno al “carácter” freudiano, con tendencia a la actuación o a una estructura yoica débil. Estos pacientes suelen presentarse con una aparente superioridad yoica que enmascara su vulnerabilidad, lo que los convierte en desafiantes y problemáticos en el contexto terapéutico.

La conexión directa entre el yo y el ello pulsional en estos casos evidencia una fragilidad en el dique de la castración, permitiendo que las pulsiones puras capturen al yo y lo mantengan en servidumbre. Esta condición se traduce en un yo rígido, carente de la flexibilidad que otorga la angustia de castración en el síntoma neurótico tipo, lo que genera rechazo social y dificultades en el vínculo terapéutico.

En este contexto, el analista desempeña un papel fundamental, actuando como una barrera protectora frente al desborde pulsional. Con paciencia, amor y ternura, el analista facilita un proceso de contención y acompaña al paciente en la construcción de nuevas posibilidades subjetivas. Este enfoque requiere intervenciones que delimiten lo permitido y lo prohibido, con preguntas que promuevan la reflexión y el movimiento interno del paciente.

La práctica con estos pacientes demanda un análisis preciso de las propias resistencias del analista, evitando respuestas especulares que personalicen las conductas transferenciales. Se trata de un desafío que confronta al analista con la complejidad de la psiquis en su tiempo primario de constitución, donde las pulsiones, desprovistas de ligaduras, se presentan en su forma más elemental.

Estos pacientes nos enseñan sobre la profundidad y las dimensiones del aparato psíquico, permitiendo verificar de manera concreta la metapsicología freudiana. A través de un abordaje cuidadoso y respetuoso, el analista no solo contribuye a aliviar el sufrimiento humano, sino que también encuentra en estos casos graves un motor para el avance teórico y clínico del psicoanálisis.

Freud, con su lúcido escepticismo respecto al bienestar absoluto, nos recuerda que es precisamente en el trabajo con las dificultades donde el psicoanálisis encuentra su mayor potencial para transformar, en la medida de lo posible, el malestar humano en una oportunidad de vida más digna.

lunes, 20 de marzo de 2023

La inhibición y sus dos caras

La inhibición es definida por S. Freud desde dos perspectivas:

Es una operación fundante del aparato psíquico: el Yo inhibe montos de energía (pulsional) cuya irrupción causaría un impacto con consecuencias muy perturbadoras y sufrientes para el sujeto.

¿Qué cuadros clínicos se presentan cuando el Yo no puede inhibir el des-borde de las pulsiones?
  • Impulsividad, Agresividad.
  • Acting out y Pasaje al acto.
  • Ataque de pánico.
  • Cutting.
  • Problemáticas alimentarias (Anorexia, Bulimia).
B) La inhibición desde su costado perjudicial para el sujeto: el “Yo inhibido”

Esto ocurre cuando el Yo del sujeto se inmoviliza y se paraliza, como acción de defensa muda contra la angustia.

¿Qué cuadros clínicos se presentan cuando el Yo se paraliza -para defenderse de la angustia- y se inhibe de ejercer sus funciones?

La duda neurótica (sin salida) que, en oportunidades, arrastra al sujeto -como intento de “solución”- a cometer acciones compulsivas para salir de la tortura de la duda.

La fobia, que le ocasiona al sujeto, en el cotidiano vivir, todo tipo de limitaciones en los diferentes espacios de su vida.

Neurosis de carácter, donde el sujeto está inhibido en sus funciones deseantes pero no es consciente de ello y expresa: “Yo soy así”.

Duelos patológicos, que ocurre cuando la libido inhibida por el proceso del duelo no vuelve a resurgir -en un tiempo esperable de elaboración- para investir nuevamente los objetos del mundo.

“Inhibiciones morales”, así denomina S. Freud a los sujetos que renuncian a sus deseos por mandatos del Superyó.

¡¡Importante conclusión clínica!!:

Las inhibiciones producidas por un yo que no puede inhibir los impulsos necesitan un tratamiento psicoterapéutico, porque el sujeto tiene que contar con la castración, operando con eficacia en el cotidiano vivir.

Las inhibiciones producidas por parálisis del yo necesitan de un tratamiento psicoterapéutico, porque sujeto sólo se realiza en el movimiento deseante.

miércoles, 2 de febrero de 2022

¿Qué son las neurosis de carácter?

Frases como "No voy a cambiar", "Yo soy así", "No esperes de mí otra cosa"  son expresiones que suelen utilizarse para justificar comportamientos y procederes que generan malestar en el entorno familiar, social y/ò familiar, por ejemplo, el despotismo, la arrogancia, la terquedad y la avaricia.

Se tratan de presentaciones de la subjetividad que no demuestran síntomas propiamente dichos, sino rasgos de carácter, personalidad actitudes o comportamientos rígidos que ocasionan indefectiblemente dificultades en los vínculos.

A esto, en psicoanálisis, lo llamamos neurosis de carácter.

En la neurosis clásica nos encontramos con las inhibiciones, síntomas y/ó angustias que hacen sufrir al sujeto, lo incomodan, lo movilizan a intentar encontrar una salida. La consulta terapéutica, entonces, frecuentemente se precipita.

En las neurosis de carácter, en cambio, los rasgos de carácter son sentidos como algo propio del yo y el sujeto no los reconoce como conflictivos. 

En muchos sujetos, los rasgos de carácter se inscriben desde temprana edad, producto de identificaciones con Otros significativos, ligadas a mandatos superyoicos que no pudieron ser interrogados por el sujeto. Conforman así "un modo de ser" rígido, y por ende problemático, especialmente para quienes lo rodean. 

En la clínica, los rasgos de carácter son muy difíciles de conmover y por este motivo, las intervenciones típicas (como la interpretación, los señalamientos) no resultan eficaces.

¿Por qué estos sujetos llegan a consulta, si ellos están acomodados en su forma de ser? Generalmente, porque su entorno les advierte que no tolerarán más su carácter o porque está en riesgo algo que no están dispuestos a perder (un vínculo, una posición, un trabajo).

Estas variaciones de la neurosis clásica son frecuentes en la práctica cotidiana y se caracterizan por resistirse a la cura tipo, presentándole al analista un verdadero desafío. Además de las neurosis de carácter, otras variaciones de las neurosis clásicas son las neurosis melancolizadas y las neurosis que tienden al pasaje al acto y al acting-out.

Destacaremos el valor que para este tipo de presentaciones adquieren el diálogo, la paciencia y la tolerancia -que son todas expresiones del alojamiento amoroso-, las explicaciones más detalladas que lo corriente, a fin de evitar “interpretaciones” de índole paranoica por parte del paciente, que suelen terminar en un corte abrupto del tratamiento.

Nuestra función será ubicar las marcas castratorias que toda vida lleva consigo. Serán intervenciones orientadas a delimitar lo que se puede y no se puede, incluyendo preguntas que intentaremos que el sujeto se formule –a su modo y a su tiempo-.

La contratransferencia al acecho:

La labor clínica con estos pacientes, requieren de un fino y preciso análisis del propio analista que nos posibilite trabajar aquellos puntos ciegos en nuestra propia historia y subjetividad que nos hacen tomar como de índole personal los decires y las acciones -en muchas ocasiones, nada agradables- que estos pacientes despliegan.