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jueves, 13 de marzo de 2025

El principio de placer y su revisión freudiana

Desde sus primeros desarrollos teóricos, Freud sostuvo al principio de placer como eje central del proceso primario. En su Proyecto de una psicología para neurólogos (1895), concibió el aparato psíquico desde una perspectiva económica, afirmando que su función primaria es la descarga de excitación mediante facilitaciones.

Aunque en esa etapa Freud no utilizaba el término estructura, la dimensión económica fue cobrando un peso progresivo en su obra, delimitando lo irreductible e incluso lo incurable dentro de lo estrictamente analítico. Durante décadas, hasta Más allá del principio de placer (1920), Freud se aferró a la idea del predominio del principio de placer, aunque ciertas manifestaciones clínicas pusieron en cuestión su absoluto reinado.

Las Neurosis Actuales como Precursoras del Giro Freudiano

Uno de los grandes desafíos teóricos para Freud fue la existencia de las neurosis actuales, cuyos modos de sufrimiento subjetivo no encajaban del todo en la lógica del principio de placer. Estas neurosis pueden considerarse el antecedente conceptual de las neurosis traumáticas, cuya observación clínica llevó a Freud, en 1920, a reformular de manera sustancial sus postulados.

El interrogante que Freud exploró a lo largo de los años fue hasta qué punto era posible sostener el principio de placer como rector absoluto del aparato psíquico. En este punto, cabe destacar su honestidad intelectual, al modificar un principio que había sido el eje de su teoría durante tres décadas.

El Estatuto Económico del Trauma

Ya en el Proyecto de 1895, Freud había postulado el principio de constancia, que implicaba que el aparato psíquico no podía reducir la excitación a cero, sino que requería una cantidad mínima de energía para su funcionamiento.

Sin embargo, lo que con el tiempo se volvió determinante fue el estatuto económico del trauma, es decir, el problema de cómo el aparato psíquico se defiende de cantidades de excitación potencialmente dañinas.

Las neurosis traumáticas fueron el campo clínico que permitió a Freud abordar esta cuestión. Hoy, podríamos preguntarnos: ¿cómo nombramos en la actualidad a estas estructuras clínicas?

lunes, 2 de noviembre de 2020

Diccionario de psicoanálisis: ¿Qué es el principio de constancia?

El principio de constancia fue propuesto por S. Freud como el fundamento económico del principio de placer y por el cual el aparato psíquico buscaría mantener constante su nivel de excitación por medio de diversos mecanismos de autorregulación.


G. Fechner, en 1873, había emitido ya la hipótesis de un principio de estabilidad que extendía al dominio de la psicofisiología el principio general de la conservación de la energía. En sus primeras formulaciones teóricas (1895), Freud no se empeña (al revés de Breuer) en describir un sistema de autorregulación del organismo en el que domina el principio de constancia. Desde su punto de vista, el funcionamiento del sistema nervioso está sometido al principio de inercia, lo que para Freud significa que obedece a la tendencia de las neuronas a desembarazarse de cierta cantidad de excitación. La ley de constancia no es entonces más que el desvío provisional del principio de inercia impuesto por las urgencias de la da. Esta hipótesis será retomada y precisada en La interpretación de los sueños ( 1900), donde se ve que el libre fluir de las excitaciones que caracteriza al sistema inconciente se encuentra inhibido en el sistema preconciente-conciente. Esta hipótesis prefigura la oposición entre el principio de placer y el principio de realidad, oposición marcada por la tendencia a mantener constante el nivel de excitación.

Sólo en 1920, en Más allá del principio de placer, se encuentra la formulación definitiva del principio de constancia. Este último es a similado allí al principio de nirvana entendido como «tendencia a la reducción, a la supresión de excitación interna>>. Esta indicación parece marcar el abandono del distingo entre principio de inercia y principio de constancia, pero posiblemente tal abandono sólo es aparente en la medida en que Freud caracteriza la pulsión de muerte por la tendencia a la reducción absoluta de las tensiones y encuentra en la pulsión de vida la modificación de esta tendencia bajo el efecto organizador de Eros.

Fuente: Chemama, Roland (1996) "Diccionario de Psicoanálisis" -. Amorrortu editores.

martes, 28 de abril de 2020

Los principios económicos, esencia de la dinámica psíquica


Hoy veremos uno de los aspectos de la metapsicología: los principios económicos. Previamente, vimos las fuerzas Eros-Muerte, que se encientran detrás de las complejas dinpamicas del aparato psíquico.

Habíamos dicho que los componentes de las instancias son las representaciones o ideas, que esas ideas son fuerzas. En tanto fuerzas, en las distintas instancias tienen regímenes, es decir, maneras de ser dirigidas. El aparato psíquico en su totalidad es subtendido por el principio de constancia. El principio de constancia quiere decir que en cada instancia, ello o inconsciente, yo de realidad definitivo preconsciente, superyó, ideal del yo preconsciente consciente, debe tratar de mantener de la mejor manera posible las fuerzas de sus ideas y del funcionamiento de las mismas.


La primera forma de responder al princio de constancia, apenas nacemos, es el principio de Nirvana: grito, llanto, pataleo, tratando de sacarnos de encima la excitación. Ante las primeras experiencias de satisfacción, ocurren las primeras inscripciones, que son experiencias de representaciones fusionadas mamá-bebé. A esto le vamos a dar mayor importancia en sucesivas entradas. 



Estas representaciones fusionadas retienen energía, fuerza. El primer funcionamiento de la fuerza de esa idea es la repetición alucinatoria. Con este ejemplo se muestran dos funcionamientos contradictorios que están en el ello. Es pulsar la energía, que es tratar de no tener ningún estímulo retenido como idea, que es el principio de Nirvana y el otro funcionamiento es tratar de repetir la experiencia de satisfacción como alucinación primitiva. La alucinación primitiva, según Freud, reconocida por otros posfreudianos también, es el primer funcionamiento psíquico y va a ser uno de nuestros funcionamientos permanentes en los sueños. Los sueños son alucinaciones. La alucinación primitiva inaugura otro principio psíquico, que es el principio de placer. Este principio realiza alucinatoriamente el deseo y se contrapone a la expulsión de fuerza, a la descarga neuronal primitiva del principio de Nirvana. 

Por supuesto, ningún bebé sobrevive alucinando. La alucinación fracasa y tiene que venir la madre a satisfacer realmente a ese hambre. De todos modos, aunque la alucinación primitiva fracase, todas las pulsiones tienden a funcionar compulsivamente hacia la alucinación, aunque no lleguen a ella. Entonces, el principio de placer tiene dos vertientes:

- Tendencia a la realización compulsiva del placer 
- Evitación compulsiva del displacer. 

Completo, se llama principio de placer-displacer. Este es el régimen y el ordenamiento, el principio que da dirección a las fuerzas pulsionales que ordenan el funcionamiento del ello. La realización de deseos, que es el fin de la pulsión (por eso el fin del principio del placer es la realización compulsiva de los deseos) no es "tener ganas de comer chocolate y comerlo", sino alucinar que se come chocolate, o querer que aparezca el chocolate. Ese es el funcionamiento pulsional. 

El otro aspecto sumamente importante es la evitación compulsiva del displacer, la huída sin examen de todo aquello que cause displacer. No huir de aquello que nos cause displacer puede ser fatal. El principio de placer-displacer es incompatible con la realidad. En la medida en que se va avanzando en el establecimiento de mayor organización de las representaciones y se llega al planteo, tránsito y naufragio del Complejo de Edipo, por este último señala la represión primaria y la transformación del principio de placer-displacer (búsqueda compulsiva del placer, evitación compulsiva del displacer) su transformación en el principio de realidad.

El principio de realidad, que rige en el yo de realidad preconsciente-consciente, al que también debe obedecer un superyó sano, no es enemigo del placer ni es amigo del displacer. Muy por el contrario, el principio de realidad es el que trata de que podamos satisfacer nuestros deseos con el examen de realidad, que nos va aindicar las posibilidades y los peligros de esa satisfacción que buscamos y este examen de realidad implica también la atención a la dirección de los valores del superyó. O sea, es un principio de realidad que evita la compulsión del principio del placer-displacer. 

Hay que hacer incapié que el principio de realidad, como examina la realidad, tiene que reconocer la verdad, ue implica reconocer lo que me gusta y lo que no, lo bueno y lo malo. Es decir, me impide huir de lo que no me gusta. Esto no quiere decir que me guste lo que no me gusta, sino que quiere decir que hay que reconocerlo para arreglarlo, para evitarlo, hacer algo con eso que no me gusta. 

El principio de placer-displacer, como dijimos, regimenta a las pulsiones. Las pulsiones tienen drang, el empuje, que es compulsivo. Las representaciones, como dijmos, son representaciones cosa a predominio perceptivo. El principio de realidad regimenta ya representaciones a predominio del lenguaje verbal y esto quiere decir, a predominio de significaciones conceptuales susceptibles de los desarrollos de los pensamientos secundarios y sometidos a los valores, con suerte, más altos. No sólo de los valores secundarios, sino también del superyó. El superyó individual está articulado al superyó cultural, que es el superyó que nos toca en cada época histórico-cultural y en cada subcultura que nos toque a cada quien.

Tópica y principios económicos son absolutamente indisociables y tienen que ver con la dinpamica del aparato psiquico y su funcionamiento. Esto no es abstracto y saberlo nos da capacidad diagnóstica. En cada sesión uno tiene que ver la compulsividad de cada paciente, detectar si hay un predominio del principio del placer, detectar si algo está regimentado ajo el principio de realidad y ni que decir si uno detecta que algo está regimentado al principio de Nirvana.

Las fuerzas que responden a los principios económicos, como las fuerzas que responden a las super pulsiones (Eros y Muerte) no son fuerzas externas a las representaciones que se les sobreimprimen, sino que son las fuerzas mismas de las representaciones, que toman una direccionalidad u otra, teniendo un procesamiento diferente a partir de cada principio y de cada super-pulsión. Hay una dialéctica Eros-Muerte. 


Cada principio está cruzado y tiene predominio de Eros Muerte, que atraviesa todo el aparato psíquico. Desde ya que si la constancia queda del lado del principio de realidad que rige las instancias preconscientes consciente, el triunfo relativo de Eros está del lado del principio de realidad, o sea del lado de las instancias preconscientes conscientes, yo de realidad definitivo, superyó, ideal del yo. 



El principio de placer tiene un relativo predominio de Muerte, porque tiende a una descarga inmediata. No permite pensar, sino alucinar, soñar. Soñar ya es una producción psíquica, pero no dejan de ser sueños. Lo que es totalmente predominio de Muerte es el principio de Nirvana. El principio de Nirvana ni siquiera permite soñar: es un principio representador total. Trata de sacarse de encima el estímulo. El sueño es al menos un intento de hacer algo con el deseo, aunque sea para permitirnos dormir. El principio de constancia es sostenido a nivel representacional. Nirvana es una constancia de vaciar al aparato de energía. Entonces, el principio de Nirvana es realmente la cara de Muerte.


Hay un trabajo que es fundamental. Dice Freud que el aparato psíquico nace con la labor de vencimiento de estímulos. Eto quiere decir que todos nosotros constuimos un aparato psíquico porque tramitamos los esímulos, transformamos los estímulos en informaciónes, en representaciones. No hay mayor mentira que tratar de biologista a Freud que este principio fundamental del aparato psiquico freudiano. El aparato psíquico freudiano nace transformando las experiencias en imformaciones, representaciones. 

Hay 4 Principos económicos o sea regímenes para las fuerzas inherentes a las Representaciones que son sus Investiduras. El Principo básico es el de Constancia que subtiende a los otros 3: 

1°) El Principio de Nirvana que es expulsivo de la excitación y por lo tanto interfiere en la instalación de Representaciones,su transformación en el Principio de Placer-Displacer que, enunciado completamente, es : Principio de Búsqueda compulsiva del Placer-Evitación también compulsiva del Displacer; estos dos principios del nivel 1° rigen en el Ello-Inc. o Inconciente Tópico. 

2°)La transformacion superior del Principio de Placer-Displacer es el Principio de Realidad que puede enunciarse así: Búsqueda del placer o de sus objetivos en consideración al Examen de Realidad del Yo RD y los Valores del SuperYO o sea rigen en el Yo y en un Sy sano.-

¿Qué es el principio de inercia neuronal?
Principio de la Inercia Neuronal es el antecesor en el Proyecto de lo que será el Principio de Nirvana,es decir es un antecesor histórico y no se los debe confundir pero El Principio de Nirvana tiende a la inercia y al menor gasto energético posible,es decir tiende a la tranquilidad,a la quietud,en este sentido es la primera respuesta a ese otro Principio que rige constantemente al Aparato Psíquico que es el Principio de Constancia,pero este acepta diferentes formas de constancias ya que el Ap.Psíq.debe responder a las exigencias de la vida ,por eso el Principio de Constancia que primero responde con el Principio de Nirvana,despues responde con el Principio de Placer-Displacer y,finalmente con el Principio de Realidad con el cual culmina su manera de mantener la constancia energética del Ap. Psíq.

Próxima entrada: Las distintas organizaciones del yo

miércoles, 13 de noviembre de 2019

Pulsión de muerte. Conferencia 1991 (Silvia Bleichmar)

Conferencia dictada por Silvia Bleichmar, el 27 de septiembre de 1991 en el marco de XIV Encuentro de discusión y IX Simposium organizado por la Asociación Escuela Argentina de Psicoterapia para Graduados.
Le decía antes de empezar, a Luis Córdoba que sentía mucho entusiasmo de poder debatir este tema, tema controvertido en Psicoanálisis -ya parece que hubo controversias en las reuniones de ayer- tema que confronta problemas nodales de la teoría y la clínica freudiana y que implica además abordar una cierta audacia porque al enfrentarlo uno tiene que ir desplegando las contradicciones de la obra freudiana y al mismo tiempo replanteándose qué validez conserva hoy este concepto en nuestra práctica y en nuestra teoría. Hasta dónde el concepto de Pulsión de Muerte sigue teniendo algún tipo de raigambre en nuestro pensamiento cuando nos dirigimos al proceso de la cura y cuando abordamos los fenómenos resultantes o los obstáculos del proceso de la cura en el movimiento de teorizarlos.
De qué manera funciona el concepto de Pulsión de Muerte en la metapsicología de bolsillo de los analistas, como dice Laplanche. Cada psicoanalista tiene una metapsicología de bolsillo, un conjunto de conceptos con los cuales se aproxima a la clínica, con los que la piensa y que está permanentemente en el trasfondo de su procesamiento. Y de qué manera hay conceptos que implican tal vez elementos últimos a partir de los cuales parecerían no estar implicados directamente en los pequeños movimientos con los que vamos resolviendo nuestra tarea y que sin embargo, ofrecen un horizonte de fondo sobre el cual se van pensando.
Yo creo que el concepto de pulsión mismo es un concepto en discusión hoy en Psicoanálisis. Es un concepto en discusión desde varios ángulos. Desde los ordenamientos que se hicieron a partir de los años 60' aproximadamente en Francia, a partir de los 70' en Argentina, fue desgajándose cada vez más un claro intento por desbiologizar la pulsión y por ubicar una perspectiva para ella que la desprendiera definitivamente del instinto.
Es muy interesante... en el Coloquio de la Federación Europea de Psicoanálisis, al cual me voy a referir varias veces, Coloquio de 1984, Hanna Segal dijo que los ingleses debían revisar su traducción del concepto y que no podían seguir llamando instinto al Trieb freudiano sino que tenían que empezar a llamarlo pulsión, en el sentido en que fue planteado por los franceses. Modelo, si Uds. quieren, de pensamiento psicoanalítico en una psicoanalista consagrada que, después de años, se va replanteando hasta dónde siguen siendo válidos los postulados de los cuales partió.