viernes, 28 de octubre de 2022
lunes, 5 de septiembre de 2022
Borges, sobre la Tauromaquia: bufones de la valentía
Carrizo: Borges, ¿Qué opina de la tauromaquia? ¿Cuál es su concepto sobre la figura del torero?
miércoles, 1 de diciembre de 2021
El maltrato infantil y sus indicadores en el dibujo
sábado, 15 de mayo de 2021
Las vulnerabilidades de la mujer maltratada
La mayor parte de los profesionales han dejado de estigmatizar a las mujeres víctimas de violencia conyugal y están de acuerdo en afirmar que no presentan un perfil típico, que se encuentran en todos los grupos sociales y en todos los niveles socioculturales. “La persona de la mujer maltratada no presenta fallos particulares que la harían susceptible de dejarse encerrar en una relación violenta: la configuración de la relación basta para explicar la trampa”. La vulnerabilidad de las mujeres es de orden social, vinculado a su posición de mujer, o de orden psicológico, relacionado con su historia o, incluso, con su personalidad.
La vulnerabilidad de las mujeres:
Vulnerabilidad social:
La dificultad que tienen todas las mujeres para abandonar a un cónyuge violento sólo se comprende si se tiene en cuenta el estatus de la mujer en nuestra sociedad y las relaciones de sumisión/dominación que ello impone. En la sociedad, se continúa percibiendo a los hombres como activos y dominantes, y a las mujeres como pasivas y sumisas. Las madres contribuyen a alimentar estos estereotipos educando a sus hijos para que sean fuertes, valientes, para que no lloren, dejen a un lado su sensibilidad y sus emociones, mientras que enseñan a las hijas a ser dulces, amables, comprensivas y a centrarse en las necesidades de los demás. La misión de las mujeres sigue siendo la reproducción de la especie y la protección del hogar. La dominación de los hombres sobre las mujeres es localizable tanto en el nivel social, donde persisten desigualdades y discriminación, como en el plano de los valores, donde todo lo que atañe a lo femenino es minusvalorado sistemáticamente. La violencia ejercida contra las mujeres se traduce de modo distinto según el contexto, pero, en el fondo, se trata del mismo fenómeno. Se denomina “malos tratos” en una relación de pareja, “agresiones sexuales” de todo tipo en la sociedad y “acoso sexual” en el mundo laboral. siempre se hace recaer en la mujer la responsabilidad del éxito de la pareja y, aunque ahora se les reconoce el derecho al placer, también se les pide que estén sexualmente liberadas, que sean atractivas y seductoras. Esta violencia vinculada al patriarcado y tolerada desde hace largo tiempo fue denunciada contra las mujeres, al reforzar su dependencia, permite a los hombres continuar ejerciendo su control y autoridad. Al principio, se hablaba de mujeres golpeadas, puesto que era necesario solucionar lo más urgente y más visible; es decir, la violencia física. El término malos tratos se introdujo después para demostrar que no sólo había golpes. En la sociedad, se educa a las niñas para que esperen al príncipe encantado y, por otro lado, se las pone en guardia contra todos los demás hombres. Cuando son mujeres, no han aprendido a confiar en sus sentimientos y filtrar los auténticos peligros. En caso de agresión, dudan de su propia percepción de la realidad e, incluso, puede suceder que no mencionen la agresión que han sufrido, por miedo a que las ridiculicen o las culpabilicen todavía más. La feminidad todavía consiste, para muchas chicas jóvenes, en ser atractivas en el plano físico, agradables, dulces y estar atentas a las necesidades de los demás, y ellas lo expresan por mediación de la sumisión, la dependencia, la fragilidad. Es preciso que sean seductora, pero no demasiado, ya que, si no, podrían pasar por provocativas y, si el chico se muestra violento, podrían decir que ellas lo han buscado. Las mujeres se forjan un “yo ideal” en función de las normas sociales vehiculadas por su familia y la sociedad. por eso algunas, siguiendo el modelo de la madre disponible y entregada, piensan que, para conservar a un hombre, hay que demostrar abnegación y sumisión. Como socialmente a las mujeres se las considera responsables del éxito de la pareja, si el cónyuge pierde el control y adopta aptitudes violentas, ellas se sentirán fracasadas. Sentirán vergüenza por no ser capaces de cambiar la situación, por dejarse tratar así, por ser incapaces a los ojos del mundo de satisfacer a su cónyuge. La vergüenza impedirá a las mujeres rebelarse ante la situación y, en consecuencia, constituirá un obstáculo suplementario para ponerle fin.
Vulnerabilidad psicológica:
Según una lectura equivocada sobre el discurso freudiano, el masoquismo femenino sería algo propio del ser de la mujer y estaría relacionado con su pasividad. Sin embargo, en la relación sadomasoquista, es el propio masoquista quien más allá de las apariencias ejerce un poder sobre su compañero sádico al marcar en cierto modo las reglas del juego. En el sadomasoquismo los daños corporales estás limitados, aceptados. Esto no sucede en modo alguno en el caso de una mujer que sufre en su pareja una violencia que no ha elegido en absoluto. Como muchas mujeres víctimas de su pareja han sufrido violencia en la infancia, muchos psicoanalistas consideran que ellas experimentarían una satisfacción de orden masoquista al ser objeto de malos tratos y, de este modo, bajo los golpes de su cónyuge, obtendrían placer al recuperar la proximidad con el cuerpo del progenitor violento. Según ellos, por mecanismos de repetición, una persona tiende a reproducir el modelo de pareja que formaban sus padres, porque ha conservado de ella una nostalgia inconsciente. Efectivamente, los estudios demuestran que las mujeres que han sido objeto de maltrato físico o moral durante la infancia corren un riesgo mayor de acabar siendo, a su vez, víctimas de violencia conyugal. de igual modo han demostrado que el hecho de haber crecido en un contexto donde el padre se comportaba violentamente con la madre incrementa la probabilidad de ser violento si es un chico y de acabar siendo víctima de un hombre violento si se es una chica. Puede pensarse que estos niños han aprendido, por imitación, que la violencia era normal en una vida de pareja. Se explica esta debilidad vinculada con traumas pasados por el hecho de que un condicionamiento a la violencia desde la infancia predispone a una dependencia del mismo tipo en la vida.
Problemáticas psíquicas complementarias:
La elección amorosa se realiza por lo general a partir de problemáticas físicas complementaarias.
Numerosas mujeres sienten tan poca autoestima que se sitúan de entrada en una posición de sumisión. Para ellas, la violencia es una fatalidad, piensan que es su sino y que no hay otra solución. Al haber sido objeto de rechazo o malos tratos en la infancia, piensan que sólo podrán amar a hombres difíciles. Otras, como no han recibido seguridad afectiva por parte de sus padres, no se consideran dignas de ser amadas y estarán dispuestas a todas las renuncias para tener derecho a un poco de felicidad. Otras, finalmente, al haber tenido una madre poco afectuosa o infantil, han aprendido muy pronto que debían mostrarse reparadoras para merecer el amor de alguien a quien se ama.
Otras veces las mujeres sólo sientes que existen cuando alguien las necesita. Viven a través de quienes desean reparar y a quien desean entregárselo todo. En su generosidad, hacen una cuestión de honor el no pedir nunca nada, comprenderlo todo y perdonarlo todo.
Es posible encontrar un equilibrio, mientras el compañero manifieste reconocimiento por todo lo que se hace por él. Pero, a poco que se muestre ingrato o indiferente, la mujer que mima demasiado corre el peligro de sentirse rechazada y reclamar más afecto. El hombre, abrumado por esta demanda, puede reaccionar de manera violenta. Los hombres violentos saben detectar perfectamente el lado reparador de una mujer y aprovecharlo para justificar sus deslices de comportamiento.
miércoles, 10 de febrero de 2021
Maltrato infantil: factores de riesgo y etiología del matrato
Familias vulnerables: el papel de los factores de riesgo
FACTORES DE RIESGO | ||
INDIVIDUALES | DE LOS PADRES | Historia de malos tratos en la infancia; agresividad; baja tolerancia a la frustración; expectativas inapropiadas con respecto a la edad de los hijos; baja autoestima; pobres habilidades interpersonales; desórdenes psicológicos; baja tolerancia al estrés. |
DE LOS HIJOS | Nacimiento prematuro; bajo peso al nacer; hándicaps físicos o psíquicos; hiperactividad; temperamento difícil; baja responsividad; problemas en el sueño y la alimentación. | |
INTERACCIÓN FAMILIAR | ENTRE PADRES E HIJOS | Agresividad física y verbal; técnicas de disciplinas coercitivas y negligentes; ciclo ascendente de conflicto y agresión; problemas de comunicación. |
EN LAS RELACIONES CONYUGALES | Conflicto conyugal; estrés permanente; violencia y agresión; desplazamiento de la agresión hacia los hijos; hijos no deseados. | |
SOCIALES | Desempleo; problemas económicos; insatisfacción laboral; tensión en el trabajo; aislamiento social; vecindario de alto riesgo. | |
CULTURALES | Aceptación del castigo corporal de los niños; construcción social del concepto de maternidad/paternidad; aprobación cultural del uso de la violencia. |
Serie de situaciones vitales que influyen directamente en la etiología del maltrato
Transmisión intergeneracional del maltrato: repitencia del maltrato a través de diferentes generaciones. Las teorías psicodinámicas se han referido a la transmisión de patrones maltratantes que se trasladas de familia en familia a lo largo de su historia y sustentan la violencia. Resultado de un estudio: Los patrones familiares aversivos y hostiles influían en la descendencia de padres inestables. Estos patrones se reproducen en la siguiente generación con el desarrollo de los hijos que en la madurez experimentan dificultades en desarrollar y mantener relaciones duraderas. Dado el carácter multifacético de este problema, se debería profundizar en la detección y el estudio de aquellas variables que hacen que un sujeto se convierta o no en un maltratador de sus hijos. Son aspectos fundamentales a tener en cuenta los siguientes: cómo se integró esta situación de historia de maltrato, o si en algún momento surgió alguna figura de apoyo en la infancia. Las madres que no repitieron la historia tenían conciencia de su situación pasada y del efecto que ella podría tener en sus hijos.
Factores socioeconómicos: se debe tener en cuenta que el maltrato puede producirse de manera similar en todos los estratos sociales, pero sólo se conocen y detectan los de los estratos sociales más desfavorecidos que son los que acceden con mayor frecuencia a los servicios sociales públicos.
Estrés: el maltrato suele aumentar cuando el nivel de estrés que experimentan los padres es superior a su capacidad para afrontarlo. Sin embargo, el estrés no es causa necesaria o suficiente para que se produzca el maltrato infantil. Este maltrato sería una expresión de las carencias de recursos o habilidades para manejar y superar situaciones que arrastran un alto nivel de estrés. Se trata de familias que presentan características que las hacen más propensas a responder a la presión psicológica con la violencia, en lugar de desarrollar comportamientos adaptativos.
Desempleo: los estudios muestran que la situación de desocupado conlleva experiencias frustrantes como no poder satisfacer las necesidades económicas de la familia, una creciente desvalorización, se incrementa el contacto y, por lo tanto, el conflicto con los hijos y los problemas con la esposa.
Familia monoparental: la influencia del progenitor único en la etiología del maltrato se produce por varias circunstancias, como el estar sólo en la crianza de un hijo, los problemas económicos sobre todo para las mujeres jefas del hogar, la vivienda inapropiada, tener muchos hijos, etc.
Aislamiento social: son familias que se encuentran aisladas no sólo de las instituciones informales sino también de las redes informales de apoyo. Los padres que maltratan a sus hijos prefieren resolver por sí solos el problema sin consultar ni pedir ayuda. Cuando una familia está socialmente aislada significa que se encuentra alejada de sistemas de apoyo personales, es decir, de aquellos conjuntos de relaciones que proporcionan ayuda, apoyo y estímulo, y que “dicen a los individuos lo que se espera de ellos y les guían en lo que tienen que hacer, sistemas que vigilan y juzgan el desempeño del rol parental”.
Barrio o zonas de alto riesgo: en comunidades donde no existen el sentido de identidad y de responsabilidad colectiva y donde las condiciones de vida dominantes se caracterizan por la pobreza, el desempleo, la delincuencia, pobres condiciones de vivienda y carencias de recursos materiales y sociales, el maltrato aparece con mayor probabilidad.
Problemas psicopatológicos: en general se observan alteraciones psicológicas que no responden a alteraciones concretas y diagnosticables. Se ha encontrado en estos padres una mayor tendencia a la impulsividad, a la expresión de cólera y a la excitabilidad, mayor desorganización, lenguaje incoherente. En los maltratadores físicos se encontraron mayormente conductas antisociales y personalidad lábil.
Factores de vulnerabilidad infantil: el maltrato decrece con la edad; los niños más pequeños son mayormente las principales víctimas del maltrato físico, porque por su corta edad tienen menos posibilidad de defenderse, controlan en menor medida aquellas conductas que irritan a sus padres y son más dependientes física y psíquicamente. Los niños con dificultades de salud física, como los prematuros y de bajo peso al nacer que requieren cuidados especiales, implican un alto nivel de exigencia para los padres. Aunque no se ha corroborado de manera generalizada este abuso, es un aspecto de riesgo a tener en cuenta. Lo mismo ocurre con los hijos de embarazos no deseados, del sexo no esperado o conflictivo y los que poseen algún tipo de discapacidad.
Competencia educativa como padres: los maltratadores tienen una imagen negativa de sus hijos y su nivel de expectativas respecto a lo que pueden lograr es muy alto, no coincidiendo muchas veces con las capacidades del niño. En general tienden a interpretar las conductas de sus hijos como dirigidas intencionalmente a molestarlos. Aunque su coeficiente intelectual sea semejante al de otros niños, se lo visualiza como limitado o atrasado, por eso se suele hablar de la percepción que los padres tienen del niño como “subjetiva”, ya que no suele responder a la realidad. Además, presentan expectativas negativas frente a sus posibilidades como padres para influir sobre la conducta de sus hijos.
Edad de la madre al tener su primer hijo: el embarazo adolescente debe ser tenido especialmente en cuenta.
El análisis de los factores de riesgo que puede sufrir una familia nos muestra un camino a seguir para detectar lo que se suelen llamar familias vulnerables. “Vulnerable” añade al concepto de familia el de “que puede ser herida, dañada, física o moralmente”. Este término aplicado a familias describe a aquellas que por factores determinados de riesgo ocurridos a lo largo de su ciclo vital, en constante interacción con otras características individuales, pueden ser dañadas en mayor grado que las familias “sanas”. Cuando hablamos de una familia vulnerable estamos especificando que ya cuenta con un riesgo interno que la hace sensible, en mayor medida, a los riesgos normales de vivir. Tipos de familias vulnerables:
Desfavorecidas o en desventaja | Aquellas que cuentan con hándicaps socioculturales. |
Familias monoparentales o incompletas | Aquellas que presentan una vulnerabilidad acentuada debido a las dificultades en su estructura, con respecto a las figuras padre/madre. Las causas pueden ser múltiples (madres solteras, encarceladas, viudas); desde lo estructural tienen una diferente configuración, que generalmente se trata de hogares con jefatura femenina. |
Disociadas | Aquellas que por factores internos o externos muestran signos de disfunción. Presentan dificultades debido a la presencia de problemas psicopatológicos de gravedad o enfermedades físicas crónicas. |
Articulación factores de riesgo y familias vulnerables.
Ambos son necesarios para que el maltrato infantil ocurra. Los factores de riesgo pueden estar presentes y el maltrato infantil no ocurrir porque la familia no es vulnerable; en otros casos, una familia vulnerable está cubierta por adecuadas políticas sociales y el trabajo de prevención impide la concreción de la respuesta violenta. Lamentablemente, cuando las familias vulnerables se cruzan con los factores de riesgo sin ninguna mediación, la situación es altamente peligrosa.
viernes, 25 de septiembre de 2020
¿Qué formas adopta el maltrato infantil?
Maltrato físico: cualquier acción no accidental por parte de los padres que provoque daño físico o enfermedad en el niño o lo coloque en grave riesgo de padecerlo. Incluye: golpes, quemaduras, fracturas, dislocaciones, mordeduras humanas, cortes, lesiones internas, ahogamiento, fractura de cráneo.
Abandono físico: aquella situación en la que las necesidades físicas básicas del menos no son atendidas temporal o permanentemente por ningún miembro del grupo que convive con el niño.
Maltrato emocional: hostilidad verbal crónica en forma de insulto, burla, desprecio, crítica y amenaza de abandono, y constante bloqueo de las iniciativas de interacción infantiles por parte de cualquier miembro adulto del grupo familiar. Incluye: exclusión de las actividades familiares; conductas de amenaza e intimidación; situaciones ambiguas en la comunicación; aislamiento; prohibición de participar de las actividades con sus pares.
Abandono emocional: falta persistente de respuestas a las señales, expresiones emocionales y conductas procuradoras de proximidad e interacción iniciadas por el niño y la falta de iniciativa de interacción y contacto por parte de alguna figura adulta estable. Incluye: no responder a las conductas sociales espontáneas del niño; no participar en las actividades diarias del niño; no apoyarlo o defenderlo frente a los problemas escolares o sociales.
Abuso sexual: cualquier clase de contacto sexual en un niño menor de 18 años por parte de un familiar desde una posición de poder o autoridad sobre el niño. Incluye: incesto (parientes con consanguinidad lineal o figuras parentales); violación (personas desconocidas); vejación sexual, manoseo, toqueteos al niño o provocar los del niño al adulto; abuso sexual sin contacto físico.
Explotación laboral o mendicidad: los padres asignan al niño con carácter obligatorio la realización continuada de trabajos que exceden los límites de lo habitual, que deberían ser realizados por adultos y que interfieren de manera clara en las actividades y necesidades sociales y/o escolares de los niños y, por último, que son asignadas con el objetivo fundamental de obtener un beneficio económico o similar para los padres o la estructura familiar. Incluye: realización de actividades domésticas excesivas; actividades en el ámbito extradoméstico; exigir “remuneraciones”, so pena de recibir castigos.
Corrupción: conductas que impiden la normal integración del niño y refuerzan pautas de conducta antisociales o desviadas, especialmente en las áreas de agresividad, sexualidad, drogas o alcohol. Incluye: fomentar el desarrollo de hábitos adictivos; alentar a contactos sexuales de diverso tipo; estimular la agresividad y la respuesta violenta; iniciación e incitación a la prostitución.
Síndrome de Münchaussen: simulación por parte del padre o madre de síntomas físicos patológicos, mediante la administración de sustancias o manipulación de excreciones o sugerencia de sintomatologías difíciles de demostrar, que llevan a internaciones o estudios complementarios innecesarios. Incluye: visitas reiteradas a médicos y guardias hospitalarias; ausencia de un médico estable que controle al niño; consultas en fines de semana o en horarios de guardia o nocturnos; aplicación de todo tipo de remedios y/o recursos técnicos que agreden al niño.
Incapacidad parental de controlar la conducta del niño: los padres manifiestan claramente su total incapacidad para controlar y manejar de manera adaptativa el comportamiento de sus hijos. indicadores: manifiesta ignorancia de los pasos del niño; justificación de tal abandono por supuestos problemas presentados por el niño, los padres “no saben qué hacer”.
Abandono: dejar literalmente al niño abandonado.
Maltrato prenatal: consumo de drogas durante el embarazo que provoque que el niño nazca con un crecimiento anormal, patrones neurológicos anormales o con síntomas de dependencia física a las drogas.
Intoxicación: implica la ingestión de compuestos o sustancias químicas por acción de los padres. Tipos: intoxicación intrauterina, intoxicación a través de la lactancia, intoxicación por descuido o negligencia e intoxicación violenta.
Formas raras y graves del maltrato infantil: son cuadros confusos que pueden llevar a suponer que se trata de lesiones accidentales: quemaduras por microondas, intoxicación por sal común, ritualismo por prácticas religiosas, etc.
Secuestro y sustitución de identidad: esta forma se incluyó después de la Dictadura Militar. Hace referencia a todos aquellos casos en los que el menor fue separado de su madre al nacer, para ser entregado a personal policial o personas relacionadas con los secuestradores, negando su identidad y la posibilidad de vuelta a su familia de origen. En este caso se trata de una forma de maltrato social/institucional.
Situaciones que implican un alto riesgo psicosocial para los niños: