Mostrando las entradas con la etiqueta alcoholismo. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta alcoholismo. Mostrar todas las entradas

viernes, 29 de abril de 2022

Indicadores de alcoholismo en el Test del Árbol

Si bien en los casos de alcoholismo no hay indicadores fijos, si podemos decir que se observa una regresión en el estilo de dibujo que adquiere formas más primitivas como alteraciones en la copa, temblores, etc.
Acompañamos este trabajo con el protocolo realizado por una persona alcohólica.

Observamos: Tamaño muy grande (80 % alto de la hoja). Ausencia de piso utilizando el borde inferior (desborde inferior).Tronco soldado con líneas vellosas. Copa deformada. Temblores verticales se evidencian principalmente en el follaje lado izquierdo y muy notorio en el nudo del árbol. La forma del tronco con abultamiento a derecha (tipo palo borracho aunque no es tan convexo del lado izquierdo). Trazos repasados en el cierre del tronco y en la base. El doble contorno de la izquierda del follaje surge muchas veces cuando el sujeto nota tembloroso o poco firme el trazo y suma otro como refuerzo. El emplazamiento es central. Estos signos al interpretarlos nos dan cuenta de un nivel de actuación sobre el ambiente, emocionalidad elevada, con mecanismos autorreguladores insuficientes, el tronco soldado da cuenta de un déficit en el control racional de los impulsos y estados emocionales, hay un bloqueo emocional, acumulación de tensiones (tipo de tronco) que luego se descargan intempestivamente sobre el ambiente como explosiones de carácter, susceptibilidad. La distorsión de la copa, su asimetría denota perturbaciones en la capacidad representativa y de simbolización y algún grado de distorsión cognitiva. La falta de base y el desborde inferior dan cuenta de sentimientos de inestabilidad que se intentan compensar (ubicación central) con un autocontrol no exitoso. El nudo da cuenta de estados traumáticos pasados.




sábado, 18 de diciembre de 2021

Vísperas de las fiestas: ¿Sirven las bebidas sin alcohol para pacientes con consumo problemático?

Se vienen las fiestas, un momento difícil para aquellos pacientes con consumo problemático de alcohol. Una de las salidas que estos pacientes suelen proponer es el consumo de bebidas sin alcohol, ¡Pero cuidado! No todo es tan simple.

La frecuencia de recaídas en adicciones severas causadas por dicho "no alcohol" ese elevada: las confusiones, los engaños (le invitan amigos de buena fe a que la prueben), factores de riesgo "invisibles", ó los excesos de confianza pueden ser más dañinos que el alcohol en bruto, en el caso de las adicciones severas. 

Hay muchos casos de pacientes que llevan años de abstinencia y por consumir bebidas "sin alcohol" reviven toda la fijación que por años costó distanciar, regresando a su pecho tóxico. Se sueltan las amarras poco a poco, yendo directamente a la recaída. ¿Cuál es el fin de las bebidas sin alcohol? ¿Manejar sin que salga alcoholímetro? En nada ayuda a tratamientos en rehabilitación, solo es pan para hoy y hambre de mañana.

La bebida sin alcohol es, para alguien con consumo problemático, como regalarle una maquinita a escala de traga-monedas "sin para poner monedas" a una persona con ludopatía.

domingo, 26 de septiembre de 2021

Carl Gustav Jung, un tratamiento aplicado al alcoholismo y algún remordimiento

En las memorías de Carl Gustav Jung se encuentra la mención a un paciente alcohólico. El tratamiento implica una sorpresiva acción, que alguno podría considerar “buena” a nivel de los efectos terapeuticos. Además leemos que el paciente se convierte en alguien exitoso. Asociada a esta buena acción, hay un resto, esto es, algún remordimiento por parte de Jung.
No sabemos el año de los eventos, aunque puede pensarse que ha de haber sido alrededor de 1909, cercano a la invitación a la Universidad de Clark y momento en que comienza a ser reconocido en Estados Unidos.

Por otro parte debiera ser anterior, lógicamente, a 1913. De aquel año sería la “Experiencias en el desierto”, de la que da cuenta en su “Libro Rojo”. Allí escribía: “¡Estás lleno, en efecto, rebosas de intenciones y codicias! ¿No sabes aún que el camino hacia la verdad sólo está abierto para el que carece de intenciones?».

El paciente en cuestión llega por derivación de un colega americano, con un diagnóstico de “neurastenia alcohólica”. Además con el pronóstico de ser incurable. Acaso debido a esto o a alguna falta de confianza en la habilidad de Jung, el paciente porta una indicación: si el tratamiento fracasa, ha de probar con otro profesional, en Berlín.

Jung comunica:
Vino a las horas de consulta y después de que hube conversado un poco con él advertí que el hombre tenía una neurosis corriente de cuyo origen psíquico él no sospechaba nada. Hice con él la prueba de asociación y por ello supe que sufría las consecuencias de un formidable complejo materno. Procedía de una rica y distinguida familia, tenía una simpática mujer y, por así decirlo, carecía de preocupaciones aparentemente. Sólo que bebía demasiado y esto era un desesperado intento de narcotizarse para olvidar su agobiante situación.
Naturalmente, por este método no logró librarse de sus dificultades.
Su madre era propietaria de una gran empresa y el hijo, extraordinariamente inteligente, ocupaba en ella un puesto directivo. Realmente hubiera debido sustraerse mucho antes a la humillante subordinación de su madre, pero no podía decidirse a sacrificar su brillante posición. Así pues, quedó ligado a su madre, que le había facilitado su puesto. Siempre que estaba con ella o debía someterse a una de sus intromisiones comenzaba a beber para adormecer sus afectos o bien liberarse de ellos. En el fondo, sin embargo, no quería abandonar el confortable nido, sino que se dejaba seducir, en contra de sus propios instintos, por la comodidad y el bienestar.
Después de un corto tratamiento dejó de beber y se consideró curado. Pero yo le dije: «No le garantizo que no vuelva a caer en la misma situación si regresa a su antiguo puesto». No me creyó y regresó con buenos ánimos a América.
Apenas estuvo nuevamente bajo la influencia de su madre, reincidió en la bebida.”

Hasta aquí la primera parte del caso. Se lee que la idea del colega americano se confirma: hay fracaso. En lo que sigue, tenemos la intervención de Jung, que apunta a afectar el cuadro a partir de una indicación a la madre, lo cual provocaría una separación de la influencia de ella.
Jung escribe:

Entonces fui llamado por su madre, que se encontraba de paso en Suiza, para una consulta. Era una mujer razonable, pero de un carácter de mil demonios. Me di cuenta de con quién debía enfrentarse el hijo y supe que éste no disponía de las fuerzas necesarias para oponerse. Físicamente era él de aspecto algo delicado y en condiciones de inferioridad respecto a su madre. Así pues, me decidí por un golpe de fuerza. En ausencia del hijo, extendí ante ella un certificado de que él, a causa del alcoholismo, no podía desempeñar por más tiempo su cargo en el negocio. Debía ser despedido. Este consejo fue cumplido y naturalmente el hijo se indispuso conmigo.
En este caso realicé algo que, normalmente, no es fácil de conciliar con la conciencia médica. Pero sabía que debía aceptar sobre mí esta responsabilidad para bien del paciente.
¿Cómo se desarrolló el caso en lo sucesivo? Se separó de su madre y pudo desenvolver su personalidad: hizo una brillante carrera pese a o a causa del drástico tratamiento. Su mujer me estaba agradecida, pues su marido no sólo había superado el alcoholismo, sino que seguía su propio camino con sumo éxito.
Durante años tuve remordimientos respecto a este paciente por haberle extendido a escondidas aquel certificado. Pero sabía con certeza que sólo un golpe de fuerza podía liberarlo. Y con ello la neurosis quedaba también resuelta.

Puede leerse lo anterior en clave de la relación con la “verdad”.

En esta línea no sería inadecuado entender que la verdad, la pretensión de éxito allí donde se confirmaba el fracaso, sea actuada. En el camino se rompe con el ideal de responsabilidad médica, lo que trae el remordimiento. Por otro lado, la verdad del éxito queda desplazada en el éxito del paciente.

La lectura deja señalada esa verdad medio-dicha tras las buenas intenciones.

domingo, 19 de septiembre de 2021

Qué es el Cuestionario sobre los componentes obsesivo-compulsivo de la bebida (Obsessive Compulsive Drinking Scale)?

 DESCRIPCIÓN

El Cuestionario sobre los componentes obsesivo-compulsivo de la bebida (Obsessive Compulsive Drinking Scale) fue diseñado por Anton1 para valorar los aspectos cognitivos obsesivos y compulsivos relacionados con el consumo del alcohol. Deriva de una modificación del Yale-Brown Obsessive Compulsive Scale para bebedores, el YBOCS-hd (heavy drinkers).


Existe una versión validada en España por Rubio y cols2.


Se trata de un cuestionario autoaplicado de 14 preguntas sobre las ideas de beber, las interferencias de las mismas en el sujeto, la resistencia al consumo, la frecuencia de consumo y la interferencia del consumo en la vida del sujeto.


Cada pregunta admite cinco posibles respuestas, tipo Likert, que se puntúan de 0 a 4. Las seis primeras constituyen la subescala obsesiva y el resto la compulsiva. La puntuación de la subescala obsesiva se obtiene sumando las puntuaciones de las preguntas 3, 4, 5 y 6 y la puntuación más alta obtenida en el par de preguntas 1-2. La subescala compulsiva suma las puntuaciones de las preguntas 11 y 12 y la más alta de cada uno de los pares 7-8, 9-10 y 13-14. La escala también proporciona una puntuación total.


La administración del cuestionario es rápida (5 minutos), fácil y no require personal especialmente formado para explicar las instrucciones de la misma.


INTERPRETACIÓN


En el consumo de alcohol existen fenómenos relacionados con el deseo imperioso de beber.  Anton1,3 y Model4 proponen equiparar el componente compulsivo con la conducta de ingesta etílica y el componente obsesivo con el deseo. Este modelo no está aceptado por todos los autores.


Si bien la puntuación de la escala se ha relacionado con la severidad de la dependencia alcohólica2, su mayor utilidad es la valoración de pacientes alcohólicos en ensayos clínicos y como monitorización de la terapia llevada a cabo en este tipo de pacientes. Según Anton5, las puntuaciones en sujetos alcohólicos son altas antes de iniciar el tratamiento, descienden durante el mismo y tienden a elevarse poco antes de una recaída. En sujetos sin recaídas los valores persisten bajos a lo largo de periodos de seguimiento de al menos 12 semanas.


Si se administra el cuestionario durante un periodo de abstinencia relativa (unas 3 semanas), la puntuación obtenida puede predecir el consumo alcohólico final y la presencia de recaídas5,6. No todos los autores7 coinciden con estas apreciaciones, posiblemente debido a los distintos intervalos de tiempo empleados en los estudios. Parece ser que la puntuación sería un buen indicador de recaídas a corto plazo (semanas), disminuyendo su precisión al ampliar el tiempo (meses).


Por último, se ha sugerido8 que la puntuación podría ser indicativa de la gravedad de la dependencia alcohólica y por lo tanto orientar hacia la intensidad del tratamiento a poner en marcha.


A modo orientativo, reproducimos los valores obtenidos en la valoración española, en distintos grupos de sujetos.



Componente        Componente       TOTAL

      Obsesivo            Compulsivo

Gravedad de

la dependencia

Leve   3.3 + 10.3             9.0 + 27.6   12.3 + 37.7

Moderada 7.6 + 0.9              12.6 + 3.1 20.3 + 5.7

Severa 12.1 + 4.3 15.3 + 3.0 27.4 + 6.2


Consumo alcohol

< 200 gr/día 8.3 + 4.5 12.9 + 3.8 21.3 + 7.3

> 200 gr/día 12.8 + 4.9 15.5 + 2.9 28.3 + 6.8


PROPIEDADES PSICOMÉTRICAS


Fiabilidad:

Numerosos estudios1,3,6,8,9 han puesto de manifiesto las elevada consistencia interna del test, con una alg¡fa de Cronbach de alrededor de 0,86 para la puntuación total y de 0,83 y 0,73 para las subescalas. La fiabilidad test-retest también es muy aceptable (0,96)


En la validación española2 los valores de alfa de Crobach eran de 0,87 para el total y de 0,85 para el componente obsesivo y 0,71 para el compulsivo. Todos los ítems mostraron una buena correlación con la puntuación total de la escala.


Validez:

Ha demostrado buena correlación con otros instrumentos similares como el Alcohol Dependence Scale (ADS)8, el ALLCOMA8, Addiction Severity Index (ASI)7 y la Escala de Dependencia de Alcohol (EIDA)2.


Varios autores2,9 al realizar el análisis factorial del cuestionario proponen una solución de cuatro factores (obsesión, compulsión, automatismo e interferencia). Para otros7, sólo existen tres factores principales (obsesión, control-consecuencia y consumo).


La escala ha demostrado una razonable sensibilidad al cambio6,7.

BIBLIOGRAFÍA


Original:


Anton RF, Moak DH, Latham P. The Obsessive Compulsive Drinking Scale: A Self-Rated Instrument for the Quantification of Thoughts about Alcohol and Drinking Behavior. Alcohol Clin Exp Res, 1995; 19(1): 92-9.


Validación:


Rubio G, López M. Validación del cuestionario sobre los componentes obsesivo-compulsivo de bebida en alcohólicos españoles.  Adicciones, 1999; 11(1): 7-15.


Documentación:


American Psychiatric Association. Handbook of Psychiatric Measures. Washington DC, 2000.


Rubio G, López M. Validación del cuestionario sobre los componentes obsesivo-compulsivo de bebida en alcohólicos españoles.  Adicciones, 1999; 11(1): 7-15.


Adicional:


1.- Anton RF, Moak DH, Latham P. The Obsessive Compulsive Drinking Scale: A Self-Rated Instrument for the Quantification of Thoughts about Alcohol and Drinking Behavior. Alcohol Clin Exp Res, 1995; 19(1): 92-9.


2.- Rubio G, López M. Validación del cuestionario sobre los componentes obsesivo-compulsivo de bebida en alcohólicos españoles.  Adicciones, 1999; 11(1): 7-15.


3.- Anton RF, Moak DH, Latham PK. The Obsessive Compulsive Drinking Scale. A new method of assessing outcome in alcoholism treatment studies. Arch Gen Psychiatry, 1996; 53: 225-31.


4.- MODELL jg, Glaser BF, Cyr L, Mount JM. Obsessive and compulsive characteristics of craving for alcohol  in alcohol abuse and dependence. Alcohol Clin Exp Res, 1992; 16: 272-4.


5.- Anton RF. Obsessive-compulsive aspects of craving: development of the Obsessive Compulsive Drinking Scale.  Addiction, 2000; 95 (S2): 211-7.


6.- Roberts JS, Anton RF, Latham PK, Moak DH. Factor structure and predictive validity of the Obsessive Compulsive Drinking Scale. Alcohol Clin Exp Res, 1999; 23(9): 1484-91.


7.- Kranzler HR, Mulgrew CL, Modesto-Lowe V, Burlesson JA. Validity of the Obsessive Compulsive Drinking Scale (OCDS): Does craving predict drinking behavior?. Alcohol Clin Exp Res, 1999; 23: 108-14.


8.- Moak DH, Anton RF, Latham PK. Further validation of the Obsessive-Compulsive Drinking Scale (OCDS). Am J Addictions, 1998; 7(1): 14-22.


9.- Bohn MJ, Barton BA, Barron KE. Psychometric Properties and validity of the Obsessive-Compulsive Drinking Scale. Alcohol Clin Exp Res, 1996; 20(5): 817-23.

domingo, 11 de julio de 2021

El alcohol y su papel en la socialización

No es raro que se distinga el alcoholismo de la toxicomanía a partir de los grados de afiliación al fantasma y al inconsciente transferencial. De tal forma, en la compulsión alcohólica se mantendría un lazo con los otros, en distintos grados o por lo menos en la fantasía. 

Tampoco es raro que en el uso del alcohol se lea a partir del lazo a lo viril, en sus fragilidades o dificultades, e incluso en su disolución. En el ejemplo dado por Freud del alcohólico en la taberna, nos indica que hay un par especular con el que se bebe o un grupo ellos. También una mostración del lazo homosexual que los une. 

El Otro, puede leerse en algunos autores, se presenta en términos de mirada ante el cual se realiza la hazaña de la ingesta o como entidad protectora o bondadosa. 

No es raro que se sostenga que el alcohol es una suerte de lubricante de las relaciones sociales, algo que viene a facilitarlas. En esto, seguramente, influye su reiteradamente trabajada potencia para levantar inhibiciones.

Una intervención de Lacan, de 1951, nos propone otra faceta del papel que puede tener el alcohol en la socialización. Se la halla en un comentario que realiza a partir de la lectura de un trabajo de P. Fouquet:

M. LACAN - Encuentro que los distintos expositores son bastante injustos con Fouquet, acusándolo de no haber abordado problemas que estaban fuera de su ámbito. Es cuando el Sr. Fouquet aborda los problemas psicopatológicos que uno debe hacer algunas reservas sobre los términos de adicción y frustración que usa. Estos términos son ambiguos porque tienen un significado preciso en la experiencia analítica y un significado muy vago en el lenguaje cotidiano. Es difícil ahondar en esta cuestión sin hacer un estudio fenomenológico de la embriaguez, cuya etapa y aspectos pueden tener diferentes significados, ciertamente distintos de los efectos de la nutrición láctea. Es cierto que el alcohol no solo es un veneno sino también un alimento. Como resultado, el marco del alcoholismo, por la variedad de significados que conlleva, plantea problemas muy embarazosos. También debe tenerse en cuenta el alcoholismo en diferentes épocas culturales. El vino y el alcohol, por ejemplo, jugaron un papel importante en la civilización china. La orgía* podría ser una parte importante del estilo de una civilización. El papel del medio ambiente es innegable y se puede sostener que el alcohol es una dimensión sociológica esencial. Poner a un individuo frente al alcohol ha sido a veces un factor de selección social. Por tanto, es difícil quitar el alcohol de su papel en la interacción social.

* Es de entender que se trata de un uso referido a “bacanal”, es decir la fiesta en honor a Baco, donde se bebía sin límites.

Fuente: Intervención de Lacan a la exposición de P. Fouquet del trabajo “Reflexiones clínicas y terapéuticas sobre el alcoholismo”, publicada en 1951, en l’Evolution Psychiatrique, fascículo II, páginas 260-261

miércoles, 3 de febrero de 2021

Cinco axiomas aplicados a la clínica de las toxicomanías.

Fuente: Galante, Darío (2016), "Cinco axiomas aplicados a la clínica de las toxicomanías Five axioms applied to the clinic of drug addictions" - Revista Pharmakon Noviembre 2016

Resumen: El trabajo se propone revisar cinco axiomas que Jacques-Alain Miller postula para la clínica psicoanalítica de nuestra época actual y su aplicación a la clínica de las toxicomanías. Palabras clave: psicoanálisis, toxicomanías, hipermodernidad.

En la clínica actual el psicoanalista suele encontrarse con un sujeto desorientado. Podemos verificar en el campo de la toxicomanías que muchos pedidos de tratamiento no son más que una demanda en la que el discurso capitalista ya operó en su faceta más estragante. Frecuentemente se demandan tratamientos para moderar el consumo para, precisamente, poder seguir consumiendo.

La proliferación de objetos que el mercado ofrece produce la paradoja por la cual se promociona un goce en el que el sujeto queda atrapado en un falso dilema. Al no haber una responsabilidad orientada, surge la ansiedad, confundiendo así una práctica de goce con una elección.

A su vez se impulsa una cura al malestar contemporáneo con los métodos propios que el sistema ofrece como fantasía. Una ficción basada en la idea de que se puede abordar el sufrimiento sin pasar por el síntoma.

Debemos preguntarnos si esto es posible, es decir: ¿se puede abordar el sufrimiento sin pasar por el síntoma? Y debemos contestar que, en principio, sí. Sobre todo si partimos de la idea de que tratar un malestar no es lo mismo que transformarlo en una experiencia en la que un sujeto pueda hacer algo distinto con lo inefable.

En muchas ocasiones el psicoanalista es demandado como un especialista en toxicomanías, erigido como un representante del agente de salud. Ubicado en ese lugar suele demandársele lo mismo que a muchos otros: sentido, devenido en un objeto de uso.

El tóxico y el cuerpo
¿Qué es lo que lleva a un sujeto a querer incorporar una y otra vez un tóxico en el cuerpo? Esta pregunta es clave para entender la problemática de las toxicomanías. Es decir, que el meollo del asunto no pasa tanto por el consumo en sí, que incluso puede ser ocasional, sino por la repetición de esta práctica.

Para responder a esta pregunta, podemos orientarnos con Jacques Lacan cuando en su Seminario XIX plantea la relación desordenada que tiene el Ser hablante con su cuerpo, atribuyéndole al goce la causa de tal perturbación y al lenguaje la función de suplencia que ordena, en cada sujeto de un modo en particular, la intrusión del goce en la repetición corporal.*

Esta referencia se puede entender mejor, sobre todo en lo que atañe a la problemática de las toxicomanías, a partir de lo que plantea Jacques-Alain Miller (Miller, 2003, pág. 272) cuando destaca que lo que Lacan demuestra es que todo goce material es goce Uno, goce del cuerpo propio. Es decir que siempre es el cuerpo propio el que goza. Siguiendo este razonamiento es que podemos sostener que «uno puede drogarse con drogas, pero también con el trabajo, la pereza, la televisión. En otras palabras, esta intuición que se repite sin pensar demasiado descansa en una evidencia: el lugar propio del goce es en todos los casos el cuerpo propio, y así el goce es una dimensión esencial del cuerpo».

Podemos suponer entonces que, originariamente, está el goce del cuerpo, y luego el objeto del goce, siendo las drogas uno de esos objetos posibles.

A partir de Aún (Lacan, 1989), Lacan se dedica a mostrar que el goce es fundamentalmente Uno, poniendo el énfasis en que, primariamente, es el cuerpo propio el que goza, más allá del Otro.

El Ser y el cuerpo
Para el hombre, su falta en ser, como efecto del significante, divide su ser de su cuerpo. Por un lado se es (ser) y por otro se tiene un cuerpo (tener).

Por el hecho de poseer un cuerpo el hombre también tiene síntomas. Se tiene síntomas porque no se es un cuerpo sino porque se tiene un cuerpo. Los imprevistos que suceden en el cuerpo señalan cotidianamente que no se es un cuerpo, sino que se lo tiene.

Estos imprevistos los encontramos, por ejemplo, en un sujeto que en un momento importante de su vida, al dar un discurso, siente ganas de orinar; u otro que siente que se le seca la garganta; y también en un joven que conquista muchas mujeres, pero que cuando encuentra una que sí le interesa, sistemáticamente, tartamudea.

Estos sucesos, como tantos otros –si se los sabe analizar– son acontecimientos discursivos que dejan huellas en el cuerpo, que producen síntomas. Es decir que el sujeto en análisis puede encontrar los acontecimientos que trazan sus síntomas.

El significante tiene efecto de significado y al mismo tiempo afecta a un cuerpo. El acontecimiento funda la huella de afecto, viene a ocupar el lugar del trauma como aquello que mantiene un desequilibrio perma- nentemente: esto es lo que llamamos acontecimiento traumático. El afecto esencial, entonces, es la marca del lenguaje sobre el cuerpo.

Diferenciamos, entonces, lo que puede ser un acontecimiento que genera angustia –por ejemplo, la obser- vación del coito de los padres– de la marca del lenguaje sobre el cuerpo, aunque un episodio caiga justo en el lugar de lo traumático.

Esta idea –la del lenguaje como traumático– conduce a Lacan a trabajar paulatinamente sobre una idea del sujeto con un complemento corporal. Y ese complemento corporal se va construyendo en la conceptualización del objeto a.

Este objeto marca el exceso de goce que el sujeto padece en el cuerpo por el solo hecho de ser un sujeto del lenguaje. Es un objeto en el que se destacan dos vertientes. Por un lado, en términos lógicos, es un vacío, cuando se lo considera como el objeto de la pulsión, es un vacío en torno al cual gira el sujeto, su consistencia es de lógica pura. El segundo aspecto del objeto es que es una extracción corporal (Miller, 2003). Finalmente, Lacan salva esta dicotomía entre el sujeto y el objeto con el termino parlêtre.

Lo importante en este punto es marcar al síntoma como estructural en el sujeto; su aspecto contingente es lo que le va sucediendo en la vida al sujeto, lo que forma parte de la envoltura formal del síntoma, mientras que su faceta real se organiza a partir de lo que Lacan conceptualiza como no relación sexual: ¡éste es el gran trauma del parlêtre, lo que deja huellas en el cuerpo del sujeto!

Miller (Miller, 2012) señala que, a partir del seminario XX, Lacan va a trabajar el pasaje del sujeto al parlêtre, es un pasaje que tiene como consecuencia el mayor peso que cobra el cuerpo en la dirección de la cura; se pasa de este modo del significante puro (sujeto) al sujeto más el cuerpo (parlêtre).

Es en el seminario XXI, Les non dupes errent, donde Lacan va a destacar que el acontecimiento es el decir de cada uno (Lacan, 1974). Este acontecimiento no se refiere a lo simbólico, en tanto lo que sucede en la his- toria del sujeto, sino a lo real, a lo que se escribe mas allá del desciframiento.

Que el síntoma sea un acontecimiento de cuerpo destaca entonces que la referencia al síntoma no está en el Otro. El síntoma, desde esta perspectiva, deja de ser un significado que le viene al sujeto del Otro para pasar a ser algo que le sucede en el cuerpo en tanto Uno.

La definición del síntoma como acontecimiento de cuerpo nos permite analizar un rasgo muy presente en la práctica de las toxicomanías, que se presenta como el primer obstáculo a sortear: en dicha práctica se ingiere una substancia en el cuerpo que, en principio, no se significa como síntoma.

Los cinco axiomas
Si algo nos enseñanza la clínica de las toxicomanías es precisamente esto: el goce está en el cuerpo. Entonces el problema que se reedita una y otra vez, cuando la solución encontrada por el sujeto es el tóxico, es cómo pasar, en la transferencia, del Uno al Otro.

Esta suerte de encrucijada que constatamos cotidianamente en nuestros consultorios nos permite pensar en una serie de casos en los que la apertura al discurso del Inconciente se presenta en un horizonte de imposibilidad.

Hay muchas consultas que de algún modo quedan en esa fase en la que no hay un llamado al Otro sino que en verdad a veces solo son tibios intentos de manifestar alguna queja. Este mundo de hoy, el mundo de las adicciones, en el que todo puede convertirse en una adicción, condiciona de un modo muy particular los casos que llegan a la consulta del analista. Como planteaba al comienzo, considero que es fundamental precisar en cada consulta qué es lo que se le demanda al analista y cómo se le demanda.

En su seminario El lugar y el lazo, Miller plantea que «podríamos forjar principios, verdaderos axiomas (en el sentido de “evidencias indiscutidas”) que hoy encontramos en lo que yo llamaba el mundo, nuestro parte- naire-mundo» (Miller, 2013, pág.82). Miller propone allí cinco axiomas que pueden darnos una orientación muy precisa de cómo llegan los sujetos hipermodernos a la consulta. Considero que estos desarrollos están es- pecialmente indicados en los que se constata que la consulta al analista se orienta más por conseguir una alivio en el principio del placer que en asumir una responsabilidad en la posición de sujeto (Lacan, 1985, pág. 837), es decir, que son especialmente indicados para aplicarlos al caso de las toxicomanías.

Primer axioma: el deseo manipulado en el sentido de la demanda
El primer axioma consiste en reducir el deseo y falsearlo para convertirlo en demanda, determinando de este modo una oferta acorde a esta manipulación.

martes, 20 de octubre de 2020

Indicadores de alcholismo en el test de Bender

En este protocolo correspondiente a un hombre de mediana edad podemos ver algunos indicadores patognomónicos que pueden asociarse a alteraciones psicomotrices y comportamentales que suelen estar presentes en personas con consumo de alcohol.



La intensidad de los indicadores dependerá de la frecuencia y grado de consumo ya que cuando el consumo es de largo tiempo y ha sido intenso suelen sumarse indicadores de base organico-neurologica.

En este caso se observa principalmente el estilo de trazo zigzag y spike en la figura 7, que además es un trazo sucio y repasado, la presencia de primitivización en la figura 1 que además tiene una rotación de más de 45° descendente y tamaño macrográfico. La primitivización o retrogresión también la presenta la 3 y 5.

El trazo es tembloroso en la figura A, y mas evidenciables en la curvatura de la figura 4 y la 6. Además hay inversión de la angulación de las columnas en la figura 2 (en las ultimas 4 columnas), la figura 3 también presenta dificultades de angulación ídem en la tangente de la figura 5. La posición de la figura A no es adaptativa, hay tendencia a la colisión entre las figuras 4,6 y 7.y la 2 y la 3.

El conjunto de estos últimos indicadores nos da cuenta de variabilidad en los estados y reacciones emocionales, dificultades para tolerar las presiones y tensiones tanto emocionales como estresores que al sujeto le resulten amenazantes. Hay dificultades para adaptarse a las situaciones, menor funcionabilidad en la operatoria del yo y sus recursos de afrontamiento y defensivos con lo cual hay tendencias al actino out cuando se siente muy presionado.

miércoles, 17 de junio de 2020

La era de la fiesta permanente.


Fuente: Naparstek, Fabián (2009) "Introducción a la clínica con toxicomanías y alcoholismo II", Capítulo "La era de la fiesta permanente".

Me quiero detener en precisar el uso actual de la droga y finalmente su relación con la locura. Con este fin voy a comparar dos tipos de fiestas: Una antigua y la otra actual. Tengo la idea que la fiesta es un lugar central en la vida de los jóvenes y un lugar especial para el uso de las drogas. Es allí donde los jóvenes suelen encontrarse, manifestarse, consumir, etc…

El primer punto que quiero destacar es bien conocido y se extrae de la concepción de la cultura que desarrolla Freud en su "Totem y Tabú", donde efectivamente habla de la fiesta. En el mito de la constitución de la cultura Freud destaca varios rasgos de los cuales voy a subrayar algunos. Freud nos plantea que existía una horda primitiva donde un protopadre poseía a todas las mujeres. Los hijos lo matan y hacen cultura a partir de un pacto. Se entiende que el pacto es simbólico, es la entrada de la palabra en el lazo social y que para hacer cultura no hubiese alcanzado con solo matarlo. Este pacto está sostenido fundamentalmente en una renuncia y una repartija. Es una idea central en Freud: no hay cultura sin renuncia. Se reparte el botín de guerra por una vía negativa. Es decir, que no es una distribución equitativa al estilo socialista. Es una repartija que se asegura de que al menos a nadie le tocará una parte en especial. Todos renuncian a algo. No importa si a alguien le toca diez mujeres, una o ninguna, sino que se aseguran que al menos una no le tocará a nadie. Todo esto Freud lo deduce desde la llamada fiesta totémica: una vez por año se mata al animal que representa al padre, se lo comen, y realizan un encuentro con un "exceso limitado y obligatorio"(2). Es importante destacar que las dos características de la fiesta totémica responden al exceso y lo obligatorio. El exceso implica que aquello que durante el tiempo de las normas no se puede realizar, se permite en la fiesta. Está prohibido tocar el tótem y en la fiesta se lo comen. Todas las leyes que rigen la comunidad pueden ser infligidas durante la fiesta. Lo obligatorio responde a un pacto de sangre y se enlaza especialmente a la culpa. Para pertenecer había que participar. De esta forma se aseguraban que todos se sintieran igual de culpables ante la falta cometida. En todo caso, se trata de una fiesta donde lo que prima no es lo singular, sino el tumulto. Todos con todos, donde no hay lo singular. Queda así armada una cultura con una renuncia de un lado (represiones, inhibiciones, neurosis, religión, familia, estado, ideales, etc.) y el exceso a un costado. Sin embargo, hay un resto que no se puede digerir - al padre se lo intenta comer cada año y eso indica que hay un hueso que no se termina de tragar -, ni ordenar, ni hacerlo entrar en ley, pero hay que darle lugar cada tanto. Es una lógica que Freud utiliza especialmente para el Súper Yo. Su idea es que mientras mas virtuoso es el individuo, mas exige el súper yo es. La persona que cada tanto se da un gusto, está menos exigido por el Súper Yo.

Se entiende que para Freud era mejor que aquello tenga su lugar cada tanto y que la gente tenga sus pequeños excesos. Es mejor eso a que la gente intente dejar totalmente afuera ese resto. Entiendo yo que sigue la fórmula lacaniana donde aquello que es expulsado retorna en lo real.

Se puede representar esto que vengo describiendo con el siguiente esquema de la temporalidad de la civilización descripta por Freud.

Esquema:
Goce. Ley. Padre muerto.
/-----------/-------------------------------------------------------------/ Cultura.

Así las cosas, el goce queda a un costado de la ley, como goce clandestino. La psicosis muestra muy bien los efectos devastadores cuando el goce no se hace clandestino e invade por todas partes. En ciertas tribus indígenas – como lo he descripto anteriormente - la droga era parte de la cultura y fundamentalmente de estas fiestas. La descripción de dichas tribus mostraba muy bien que el consumo de droga estaba al servicio de ratificar el pacto con el padre, con la autoridad, para revalidar la cultura dentro de la fiesta. Es la droga al servicio del ritual religioso y de la cultura. Ordalías que sirven para hacer entrar al individuo o confirmar un individuo en un grupo. En ese caso es un consumo limitado y reglado (3).

Vayamos ahora a la actualidad. Lo que antes era algo limitado en el tiempo y espacio ahora se extiende a todo. Esto es consecuencia de la llamada caída de los ideales y de la autoridad. Vivimos un empuje a la satisfacción total por el consumo, a una especie de fiesta permanente – llámese fiestas revés o fiestas de los dj ́s, etc. -, donde no habría límite, donde no habría renuncia, donde Imposible is Nothing (como dice la publicidad). Lo que antes estaba al costado y acotado, ahora es el protagonista. Hablar de hipermodernismo - como lo introduce Lipovetzky - implica llevar al extremo el modernismo. La idea de Lipovetzky es que se resaltó el derecho a gozar - las diferentes luchas del derecho al goce - y del derecho al gozar se pasó al empuje al goce. Por eso dice que no estamos en la posmodernidad ya que implicaría un cambio y acá no se trata de un cambio, sino de llevar al punto límite lo mismo. Así el mundo queda dividido entre empuje al goce - lo que antes era una obligación limitada a participar de la fiesta, hoy es empuje al goce del consumo - y depresión - que es una de las patologías mas extendida en la actualidad. Antes era entre orden y pequeños desordenes cada tanto. Ahora el que consume obtendría un goce sin freno, el que no, se deprime. Se puede decir entre consumo y abstinencia. La llamada globalización hace creer que en cualquier parte del mundo se puede gozar de lo mismo, todos por igual. Las guerras étnicas - que Lacan de alguna manera anticipó - aparecen como una resistencia a mantener algo de cada cultura; mantener algo de lo singular frente al todos por igual.

Pero se puede dar un paso más y ubicar lo siguiente. De acuerdo a lo que he planteado hasta ahora, lo que antes era un resto a un costado, ahora se ubica en el centro. Hay un culto por el resto, una cultura del resto. En este punto hay que tener en cuenta que el resto puede ser un desperdicio o lo que causa a un trabajo. El que causa al trabajo es un resto fecundo que en Freud se ve muy bien con lo que él llama el resto diurno. Es un resto que empuja al trabajo, que pide que se lo tramite. Sin embargo hoy hay más bien un culto del resto como desperdicio. El desperdicio es algo propiamente humano y es lo que resta de toda operación - simbólica - y cae como residuo. No lo he verificado en otros países, pero en la Argentina en las fiestas de los jóvenes se consume al final de la misma lo que se llama el JUNTADITO o MEZCLADITO. El JUNTADITO es una mezcla de todos los restos que han quedado de lo que se ha bebido en la noche. Se juntan en un solo vaso, jarra o recipiente y se lo toman. Consumir el juntadito en un intento de que no quede resto de la fiesta. Se entiende, quien toma ese resto se identifica a él y queda tirado en la calle como el resto mismo de la civilización.

miércoles, 3 de junio de 2020

Notas sobre el alcohol y el alcoholismo

El alcohol es una de las drogas más antiguas y es consumido por todas las culturas. Es un agente depresor del SNC.
Produce vasodilatación de los vasos sanguíneos perisféricos. No se digiere, sino que pasa directamente a la sangre y se metaboliza en el hígado. Si la capacidad de metabolismo del hígado se rebasa, se destruye por otras vías, que implican daño celular.

El vino está presente en nuestra mesa y no se difunde mucho su peligrosidad. Si bien contiene calorías, es falso creer que saca el frío. La vasodilatación calienta la piel a consta de la temperatura interna del cuerpo, que disminuye. En ese sentido, el alcohol es refrigerante y puede causar enfriamiento e infecciones respiratorias.
No es estimulante, sino que logra anestesiar al sistema nervioso central para no sentir la fatiga.
Relación alcohol – juventud – publicidad: Existen mensajes publicitarios que dicen que tomar alcohol es una forma de estilo, una forma de ser. Existe un reduccionismo que trata a las personas como si fueran cosas. La gente en las discos se transforma con una copa en la mano. Hay que ser libres de elección y tomar distancia de nosotros mismos para evaluar lo que realmente importa.
5 puntos para tener en cuenta:
  1. El alcoholismo tarda en ser evidente. Esa tardanza es mal interpretada por el acohólico como que no tiene problemas al beber. El bebedor no quiere hablar de los peligros del alcohol y se encierra en sí mismo si alguien lo hace (negación). El alcohólico es el último en darse cuenta de su condición.
  2. Estar sobrio significa afrontar a la dependencia con realismo.
  3. Para empezar a controlar algo, hay que llamarlo por su nombre: alcoholismo. Llamarlas de otra manera es negarlas.
  4. La negación nos sugerirá no hablar, con cualquiera que sea experto, de nuestros miedos a recaer o de nuestra insatisfacción con la sobriedad.
  5. La negación nunca muere, es atrapante y siempre toma distintas formas para hacernos dudar.
La búsqueda espiritual. Se trata de la búsqueda del sentido de nuestras vidas. Nuestra sociedad da prioridad al tener sobre el ser, hablar de un ser superior es controvertido e incrédulo. Volver a la religión (la que sea) es encontrar un significado en nuestras vidas, encontrar algo fuera de nosotros a lo que serle fiel. La auto trascendencia ayuda a mantener la sobriedad alcanzada en la recuperación.


Fuente: “Alcohol y alcoholismo”. Articulo de la Revista Proyecto Hombre. Madrid. España. Año 1999.