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viernes, 11 de agosto de 2023

Sudario

Leo Messi le envió su camiseta a Facundo Quiqnon, jugador del Dallas, cuando lo enfrentó por la Leagues Cup. El volante reveló que, por más que tuvo su momento de duda, finalmente se dicidió a lavar la camiseta: "Fue una charla conmigo mismo, si la metía dentro del lavarropas. Me criticaron mucho por hacerlo", según expresó.


El sudor tiene diversas connotaciones y simbologías en diferentes culturas alrededor del mundo. Por otra parte, también existen varias frases y expresiones en diferentes culturas que aluden al sudor como metáfora o símbolo de diversos conceptos. Y no menos importante, en la clínica puede aparecer bajo diversas modalidades: como objeto de asco, como fetiche, como síntoma (en el caso de la hiperhidrosis), entre otras.

Relacionado: Seminario clínico Huele a Pubertad.

El sudor también puede simbolizar el trabajo duro, la dedicación y el esfuerzo. En muchas sociedades, sudar después de un esfuerzo físico intenso se considera un signo de compromiso y determinación en la consecución de metas. También aparece, en muchas culturas históricas y agrícolas, el sudor se asociaba con el trabajo manual y las labores agrícolas, siendo un recordatorio de la conexión del ser humano con la tierra y la naturaleza. Así, la expresión "Ganarse el pan con el sudor de la frente" o "Sudar la gota gorda" se refieren al esfuerzo y trabajo arduo necesario para obtener una sustento o lograr algo en la vida.

Por otra parte, la frase "Sudar frío" se emplea para describir una sensación de ansiedad, miedo o nerviosismo intensos que pueden provocar una reacción física similar al sudor. el sudor puede estar vinculado a emociones intensas como el miedo, la ansiedad o la excitación. La expresión "sudar de miedo" también ilustra esta conexión.

Finalmente, el sudor puede aparecer en ciertas metáforas de Esfuerzo Espiritual. En algunas tradiciones religiosas y filosóficas, el sudor puede usarse como una metáfora para describir el esfuerzo espiritual y la búsqueda de la iluminación. Allí tenemos El Sudario de Jesús, también conocido como la Sábana Santa, que es un objeto de veneración religiosa que se cree que podría ser la tela en la que fue envuelto el cuerpo de Jesucristo después de su crucifixión. Según la tradición cristiana, esta tela habría capturado la imagen de su rostro y cuerpo debido a algún tipo de fenómeno divino durante su resurrección.

lunes, 26 de abril de 2021

¿Qué son las funciones de contacto descriptas por Polster?

Uno de los desarrollos más notables de Erving Polster (Gestalt) fue la descripción de las funciones de contacto, que son las forma en que nos conectamos con el ambiente. Ellas están formadas por el canal sensorial: los 5 sentidos, los cuales permiten captar lo que sucede en el ambiente y por el canal motor (conversar y moverse): el cual permite accionar en el ambiente.

El sujeto establece distintos niveles de prioridad, dándole importancia a determinados hechos en determinados momentos, restándole a otros. No todas las funciones de contacto tienen un carácter prioritario sino que varían según el motivo y la situación, siendo las otras formas de contacto intermedias y facilitadoras del contacto final que interesa. 


El contacto puede ser: referencial (de orientación), o por el contacto mismo.


Las funciones de contacto son

  1. MIRAR: es el contacto visual. Este no siempre es de carácter prioritario sino que puede ser un intermediario para facilitar el contacto final ulterior. No se puede fijar exclusivamente la tensión en lo relevante sin sacrificar el sentido de contexto que complete el resto de la escena, este contexto determina la dimensión y resonancia a la experiencia presente y hacia lo que puede suceder. (empleo de mirar como deflexión: observar hacia otro lado cuando se le habla, mirada fija y penetrante la técnica para solucionar el bloqueo del contacto visual es restaurar la voluntad de ver y volver a sentir los efectos del mirar.)

  2. ESCUCHAR: el que en verdad escucha recibe los sonidos que penetran en el. Mientras uno escucha cede el terreno hasta que le toca asumir un papel activo otra vez. Este es el carácter reciproco de hablar/escuchar. Las interrupciones generan caos. Estamos educados a no interrumpir para aprender a escuchar el prójimo y a mantener ambas partes activas. Cuando se escucha se toma contacto tanto con lo que se dice como con el sonido en si (la forma que lo decís). Hay que apuntar a una escucha plena sin prejuicios, ni puntos de vista ya establecidos ni selectividad, ya que estos limitan este canal de contacto. O sea, limitan la escucha. 

  3. TOCAR: es el medio mas obvio para establecer contacto pero sin embargo existen tabúes que reprimen esta forma de contacto. Cuando estos tabúes se relajan, el individuo puede tocar y comprometerse con todo una gana de experiencias que antes tenia prohibidas. En la terapia se apunta a restaurar el contacto táctil para poder completar situaciones inconclusas. Evitar el contacto es una preocupación por las consecuencias de nuestras conductas: es un prejuicio que paraliza ya que el tabú que impera considera al tocar como una consecuencia de una relación afectiva. La brecha neurótica es la dificultad entre lo que uno quiere rechazar y lo que en realidad rechaza. Para reducir esta brecha es necesario ponerse en contacto con el no existencial, el cual determina cuando decir si cuando se tiene que decir. Las inhibiciones impiden el contacto con la realidad existencial, por lo que debemos aprender a identificar el no existencial del o prematuro, el cual nos hace insatisfechos e irrealizados. 

  4. y 5: OLER Y GUSTAR: el olfato y el gusto, son una función de contacto de segunda categoría, pero puede volverse el centro de interés en momento de ocio o en situaciones de emergencia. Por lo general son remplazadas por función es mecánicas. Para Perls el comer es el proceso prototípico de la actividad elaboradora y asimiladora de lo que el ambiente puede ofrecerle al individuo. El principio el niño traga todo el alimento fácilmente asimilable que se le brinda, luego, cuando empieza a masticar y a morder, modifica sus hábitos de comer, eligiendo lo que a él le parece. El gusto es una actividad valorativa que determina si el alimento es o no aceptable, gracias el estimulo y recompensa de la función del comer. 

El oler es una función de contacto primitiva y la más subestimada. Para los animales es el medio más eficaz de contacto. Se trata de evitar los olores más mundanos, naturales y propios y se trata de realizar los olores más perfumados que refuerzan el contacto pero que a su vez sustituyen el olor personal. 


6- CONVERSAR: el conversar tiene 2 dimensiones: la voz y la palabra. La voz, es el prototipo del tono  expresivo el cual, varía y en función de esa variación  el mensaje se transmite, puede interpretarse de diferentes formas.  Es una función expresiva que posee una dirección y un impulso: si es armoniosa, es más asimilable y bien recibida; si en cambio, es violenta, se produce una resistencia que afecta el contacto normal por este medio. La risa es otro aspecto significativo de este contacto. El habla, es una variable de respirar por lo que se apunta a restaurar, en terapia, la respiración acentuando lo que existe en lugar de procurarlo cambiar directamente. La palabra, es un poderosos agente de contacto ya que depende de cómo sea el lenguaje le vamos a llegar a la persona; los hábitos lingüísticos de cada uno (circunloquios, jerga), revelan mucho acerca de la persona y de lo que quiere o le pasa. 

  1. MOVERSE: el movimiento, por lo general, se desdibuja en un segundo plano y sólo se ejerce un efecto sutil e inadvertido. Es un facilitador del contacto; focalizarse en el movimiento, revela la acción desembarazada y fluida de una persona que apoya la actividad en que está empeñada.

viernes, 29 de enero de 2021

El sueño de inyección a Irma, Anna Hammerschlag.


Un sueño paradigmático y una enseñanza de que el método de análisis del sueño pasa fundamentalmente por las asociaciones, La interpretación símbólica es de un gran valor, desestimada por muchos analistas, pero que se usa cuando el de las asociaciones no lleva a ningún lado, o no prduce nada.


Otra enseñanza que es extrae ¿tendrán todos los sueños ese contenido de elaborar un sentimiento de culpa? o de otro modo: ¿Es el sentimiento de culpa inconsciente el que provoca la interrupción del dormir que es un sueño?

Veamos fragmentos del Sueño: su amigo Otto le dió una inyección de propilo, propileno, ácido propiónico. Ese día Marta abrió un frasco de Ananás, regalo de Otto, Y ahora aparece el elemento olfativo importante del sueño: aguardiente barato, amílico, que se negó a probarlo. Ese olor evocó una sustitución: eliminó amilo y soñó con propilo.

Lo cierto es luego de oler amilo lo sustituye por propilo y aparece la fórmula de la Trimetilamina. ¿De dónde sale esta fórmula?: un amigo que sabe de hace años todos sus trabajos en germen. Él creía reconocer en la trimetilamina productos del metabolismo sexual. La sustancia lo lleva al factor sexual en el sueño de Irma.

El sueño lo tiene Freud durante el embarazo de Anna, y es curioso el dato y no deja de sorprender e impactar que los hijos de los involucrados en el sueño se hicieran psicoanalistas. (Este es el caso de Anna Freud; Robert Fliess; Marianne Rie, hija de Oscar Rie, el Otto del sueño; Anny Rosenberg hija de Ludwig Rosenberg, el Leopold del sueño).

Algunas interpretaciones del sueño apuntan a los deseos de aborto: después de todo ya era el quinto embarazo, la situación económica no era brillante como para mantener tanta familia y ayudantes: nurses, amas de casa, maestras distintas a domicilio, etc., algún familiar, etc.En esa situación Eli Bernays, el marido de Anna Freud, la hermana de Freud y hermano de Marta Bernays, la mujer de Freud, le prestaba dinero que le faltaba y se quejaba de que él le daba dinero pero embarazaba a su hermana y gastaba en los mejores cigarros.

Qué dice Lacan de esta fórmula de la trimetilamina: Dirá Lacan (1992): "Al igual que el oráculo, la fórmula no da ninguna respuesta a nada", y más adelante dirá, "...una voz que ya no es sino la voz de nadie hace surgir la fórmula de la trimetilamina como la última palabra de lo que está en juego, la palabra de todo. Y esta palabra no quiere decir nada, a no ser que es una palabra. Es decir, cumple con vaciar totalmente de contenido la palabra, equiparando ignorancia del analista con imposible de investigar. Para Lacan, hay un solo analista.

Si el sueño cumple la función de que no es él el culpable de lo que le pasa a Irma, bien puede estar conectado con el intento de tratar a su amigo morfinomaníaco con cocaína y despertando una adicción peor aún.

En 1884/85 Freud escribe las dos parte de Uber Coca. En una de ellas dice que en las hojas de coca se han hallado las siguientes sustancias: acido cocatánico, una cera peculiar y Hygrina, una base volátil que tiene un olor que recuerda a la trimetilamina.

Debemos tener presente que el sueño y las asociaciones empiezan con un amplio vetíbulo , mucho invitados, cuya simbilización sexual no ofrece mucho obstáculo: el vestíbulo de la vagina que recibe muchos hijos.

Por otro lado, la trimetilamina la asocia con Fliess, especialista que investigaba la asociación de la mucosa nasal con la sexualidad. Es decir, la sustancia y el olor característico.

De todos los estudios llevados a cabo para entender el sentido, y la historia de la trimetilamina en el sueño, falta uno fundamental, y perdonen que me haya enfermedo de una epidemia en la mayor parte de los trabajos analítico: todos queremos ser originales. Sólo que unos se sienten originales y luego escriben su trabajo y otros, cuando sospechan que han encontrado algo original, lo escriben, poniendo el acento en que han descubierto algo en forma independiente y pasando a segundo plano si fue el primero o no.

Para Lacan la trimetilamina es un producto de la descomposición del esperma, como nos informa. Pero está equivocado, es un producto que le da el olor típico de la vagina. Considerarlo como “descomposición del esperma” suena a que lo compuesto es el pene y lo descompuesto (castrado) es la vagina, por lo tanto, la de Lacan es una visión infantil de la diferencia sexual; es querer transformaar una teoría infantil en una teoría psicoanalítica.

Hay una enfermedad del metabolismo y dermatológica

Un equipo de investigadores navarros, en colaboración con científicos procedentes de los Países Bajos y Alemania ha diagnosticado en España el primer caso de una rara enfermedad conocida como el 'síndrome del olor a pescado', que padece una niña de cuatro años.

Según publica la revista 'Medicina Clínica', esta enfermedad, denominada trimetilaminuria, presenta como principal característica que los enfermos que la padecen despiden un fuerte olor a pescado, similar al que despiden vaginas en muchas mujeres.

Esta enfermedad, señalan los investigadores, es metabólica, a veces genética o secundaria al hígado o el riñón y fue descrita por primera vez en 1970. Desde entonces, se han diagnosticado unos 200 casos en todo el mundo y se sabe que se debe a un efecto en la oxidación hepática de la trimetilamina en trimetilamina N-óxido.

La trimetilamina es una amina volátil que despide un fuerte olor a pescado en la orina, el sudor, el aliento y las secreciones vaginales de los pacientaes, especialmente las embrazadas, y su origen es alimentario, a partir de la degradación bacteriana en el intestino de alimentos ricos en colina, carnitina y lecitina, así como del pescado.

Este mal olor corporal produce graves problemas psicológicos como consecuencia del rechazo social al que se ven sometidos los pacientes con esta enfermedad.

Una constante de este mal es el retraso en su diagnóstico, pues se ha comprobado que los pacientes tardan de 5 a 10 años en consultar su problema.

Así, la mayoría de los enfermos son reacios a visitar al médico por miedo a que el mal olor sea atribuido a una falta de higiene, y la demora en el diagnóstico se achaca también al desconocimiento médico aunque, si la enfermedad comienza en el primer año de vida, los padres aseguran que el niño 'no huele a bebé'.

Según estos investigadores, el único tratamiento del que se dispone en la actualidad es de tipo dietético y los pacientes deben eliminar o disminuir en su dieta las fuentes de sustratos de las que se deriva la trimetilamina como la yema de huevo, hígado, riñón, legumbres, guisantes, los pescados de agua salada y el marisco, mientras que los yogures y los zumos minimizan el mal olor.

La enfermedad está infradiagnosticada y se calcula que han pasado muchos años y siglos con pacientes consultando por este tema sin que se haya comprendido.

martes, 5 de noviembre de 2019

Huele a Pubertad - seminario clínico (I)

Notas del seminario clínico dictado por Marta Rodriguez, el 12 y 19 de mayo del 2016.

Clase del 12 de mayo de 2016.
En el seminario “El carozo de la clínica” nos dedicamos a ubicar el primer tiempo de la estructura. El sujeto del psicoanálisis tiene un tiempo de constitución. El sujeto adviene en relación al Otro. Este sujeto, que no se auto-engendra, tiene un lugar en la estructura como objeto del Otro. Lo que ubicamos el año pasado era lo que se llama el primer despertar sexual, planteado por Freud en Tres ensayos… que es la pregunta del sujeto por la falta en el Otro, por qué lugar ocupa este sujeto en la falta. En este tiempo de la estructura ya podemos hablar de sujeto: sujeto en tanto responde, pues los objetos no responden. En la posición de sujeto hay una respuesta en al campo del Otro.

También ubicamos en el seminario del año pasado que en la infancia, la respuesta del sujeto se ubica en lo que es el juego del niño. En El creador literario y el fantaseo, esto es muy claro en la manera como está ubicado. Freud ahí dice que el niño articula su respuesta en el juego y apuntala esta respuesta en objetos: los juguetes. Vamos pasando del niño en posición de objeto, a la respuesta en el juego, a los objetos donde se apuntala esta respuesta y siguiendo ese texto, veremos que el niño en ese juego y en esos juguetes articula su mundo libidinal en relación a los objetos parentales. El objeto se va articulando y desplazando. La respuesta del sujeto en el juego se articula en relación al deseo, el goce, a la falta del Otro. Son distintas formas que podemos ubicar cómo el juego articula este lugar de falta en el Otro, en el cual el sujeto adviene. El niño arma un campo ficcional desde el cual lee, interpreta y responde.

Supongamos un niño que juega al borracho. Él daba vueltas y vueltas hasta marearse. Este era su juego. Podemos decir, en relación al campo del Otro, que este niño había leído e interpretado que cuando él vino, su padre se las tomaba. El niño lee e interpreta en relación a lo jugado del Otro y responde tejiendo un juego: jugar al borracho. Vino y se las tomó.

En la pubertad vamos a encontrarnos con un nuevo tiempo en la estructura en donde veremos como el sujeto se la juega en relación a lo jugado del Otro y a cómo jugó. Este chico, en la pubertad, puede tener que tomarse hasta el agua de los floreros para encarar a una chica. O que sea un chico, en el centro de estudiantes y tome la escuela. O que sea un hombre de palabra, que se le pueda tomar la palabra. Entonces, lo interesante de este segundo tiempo de la estructura es cómo se reescribirán las marcas previas a la luz de la posibilidad del acto, que es una de las novedades de lo que Freud llama el segundo despertar sexual.

Entonces, hay un primer y un segundo despertar. En la época de Freud fue absolutamente revolucionario decir que la sexualidad no se iniciaba con la posibilidad de la reproducción sexual, sino que el sujeto del que nos ocupamos se constituye por la sexualidad. La sexualidad es constitutiva y constituyente del sujeto. Esto hace necesaria la prohibición del incesto, porque nos constituimos en un borde  erógeno con el cuerpo del Otro. Tiene que haber una prohibición en el orden mismo en que nos constituimos como sujeto. 

La novedad que acarrea la pubertad es que el empuje real de la sexualidad despierta en el cuerpo orgánico. En El despertar de la primavera, uno de los personajes dice que es como un rayo, de golpe. O como en La Metamorfosis de Kafka, donde el sujeto se duerme, despierta y algo cambió. No es el que era y hay un desconocimiento de la posición del sujeto en relación a este despertar a  este empuje. 

Que el sujeto despierte, que la pulsión despierte con esta fuerza que implica el acto sexual, de la erección, de la menarca y la eyaculación, no quiere decir que el sujeto esté a la altura de esa posibilidad del cuerpo. Ese es todo el trabajo psíquico que implica la pubertad, de ir ubicando, pues el sujeto todavía no cuenta con los elementos necesarios como para tejer esa trama. Es como el movimiento del remo, para avanzar tiene que ir hacia atrás. Ese es el trabajo de la pubertad: leer las marcas previas para poder avanzar y enlazar este real del cuerpo con el sujeto que pueda responder al acto.

Lo que llama y habilita en el segundo despertar sexual es que la pulsión abre una nueva posibilidad al haber un cambio en la meta, que es el acto. Por ejemplo, en los adolescente hay toda una cuestión en relación a los actings, que son necesarios y constitutivos. Muchas veces son pasajes al acto, que pueden ir desde la cachetada de Dora en el lago a precipitarse por una ventana. Actings y pasajes al acto, en tanto que hay algo del acto que se tiene que constituir y que lleva tiempo. Constituir la instancia del acto es ubicar un sujeto orientado a su deseo, a su goce y a su objeto. Pero esto no va de suyo, porque no hay un objeto adecuado. Esto es una construcción en relación a las marcas previas y a los avatares de este segundo tiempo. 

Necesariamente, en la pubertad el objeto tiene que cambiar. El acto hace que tenga que pasar del objeto endogámico de los padres a otro objeto. De los objetos primarios, a la elección de un objeto fuera de lo endogámico. Si la posibilidad del acto sexual está y el objeto no cambia, lo que está es el incesto. Es tiempo de reescritura de las marcas y de reinscribir la prohibición del incesto. Al trabajar con chicos de esta edad notamos un tiempo de mucha susceptibilidad y paranoia en el aire. Están tan sensibles a la posibilidad del incesto que los acecha, que esto se siente en el aire. Hay que ser muy delicado y muy prudente con ellos.

Freud dice, en Tres ensayos

Con el advenimiento de la pubertad se introducen los cambios que llevan la vida sexual infantil a su conformación normal definitiva. 

No habla de edades de inicio ni de finalización. Habla de advenimiento, como el rayo que cae. Esta conformación puede nunca terminar de producirse. O años, o un tiempo que no podemos cuantificar, porque es un movimiento del sujeto.

Hace un par de años me llegó a la consulta un señor de unos 65 años, extranjero, que quería hacer una consulta de pareja. Me da el nombre de la pareja, pero por su nombre no podía saber si era una mujer o un hombre. Había una ambigüedad y lo tomé así. El día de la consulta, el hombre viene solo, que dejó la pareja. El hombre cuenta que se casó, que tuvo hijos, título universitario, se separó, tuvo una pareja, otra y que hizo todo lo que se supone que debía hacer y esperaban de él. Dice que estaba muy confundido y que no sabía lo que él quería. Cuenta que desde muy joven se analizaba con analistas muy prestigiosos y que “nunca lo hice con una mujer”. O sea, con 65 años estaba en el mismo punto que en la entrada en la pubertad. Hasta esa edad, él había hecho lo que el Otro esperaba de él y todavía no había llegado a algo con una pareja, porque estaba debajo de la pollera de su mamá. En relación a su deseo y a su posición, estaba en pubertad. Con este ejemplo, vemos que la pubertad no es una cuestión de edad.

La pubertad es un momento de desorientación, de desenganche del campo del Otro, donde deberá recortarse otra vez, releyéndose y reescribiéndose para ubicar su posición sexuada y su posición en relación al amor, al goce y al deseo. Esto es lo que posibilita que un sujeto se ubique en relación al acto. Se pueden hacer muchas cosas: tener hijos, un título… Y eso no quiere decir que haya acto del sujeto. 

Lacan, en el seminario V habla de los títulos en el bolsillo. Cuando uno compra un título de propiedad de una casa, uno hace una reserva. Hay una apuesta de que uno quiere tener esa propiedad. La salida del Edipo es más o menos eso: uno tiene la reserva, la aspiración, están dadas algunas condiciones, pero para que se efectivice la compra de la propiedad y de la escritura a nombre de esa persona, hay que poder pasar haciendo una revisión de las cláusulas y condiciones del que vende y del que compra. La pubertad implica ese tiempo de revisión de las cláusulas en el campo del Otro y en el sujeto y las posibilidades de escrituración. De escrituración en nombre propio. Mientras tanto, mientras se va revisando esas cláusulas y posibilidades, pasa un tiempo. 

Esto no necesariamente se constituye en un análisis. Algunos chicos lo constituyen con sus padres, con internet, con sus amigos. Algunos otros nos llegan a las consultas cuando alguna de estas posibilidades de escrituración, de su historia, de cómo escribirse a nombre propio, de esa desorientación se complica. En relación a este movimiento de la reinscripción de la prohibición del incesto, les voy a contar un breve caso.

Un chico en el hospital que empecé a atender cuando él tenía 7 años y ahora tenía 13. Se trataba de un chico psicótico que había estado en tratamiento desde muy chico en el Tobar García. Había avanzado mucho, por lo tanto en determinado momento se cierra el tratamiento en esa institución para pasar a otro hospital con otras características. Cuando llega a la consulta, este nene viene con la madre. Era un apéndice de la mamá, como saben los que han tratado a este tipo de chicos, que muchas veces les cuesta la separación entre un consultorio y la sala de espera. Así como costaba que entrara en un consultorio, costaba que él estuviera solo en una cama. Hasta ese momento, él tenía su cama, pero siempre había dormido con su mamá.

Empecé a tratarlo. Un día viene la mamá enojadísima conmigo, diciendo que con el juego estaba produciendo unas cosas terribles: el chico se había ido a dormir sólo a su cama. Él dormía rodeado de juguetes. La mamá me acusaba de que yo iba a ahogar al chico. Los objetos lo iban a ahogar. Pero lo que este nene estaba haciendo era ocupar el lugar con nada que tuviera que ver con su mamá. Estos objetos lo protegían y lo defendían. Estos objetos no se le iban a meter por los agujeros de su cuerpo. Con algunas maniobras, colegas, logramos que el chico siguiera en tratamiento. Por ejemplo, se le dijo que los muñecos no respiran y que el oxígeno iba a estar en la habitación. 

El niño a los 12 años: le cae el rayo. El chico, ya hecho un hombrecito, se me venía encima de una manera bastante complicada. Estaba muy excitado y era difícil frenarlo. Había que esquivarlo hasta que nos poníamos a jugar. Esto que él traía en su cuerpo, tan real sobre su analista, va decantando hasta que un día viene y me dice que quería que yo fuera la novia. Con lo cual, aparece la palabra y algo del orden del querer y no este cuerpo que no podía manejar. Le digo que no puedo ser la novia, que yo soy una persona grande. Lo invito a jugar. Eran los 90 y estaba el programa de Marcelo Tinelli, Video Match. Al terminar la sesión, el decía “Chau, chau, chau” repetidamente. Había algo del corte que no ocurría, corte que permite que el objeto caiga y se pueda salir de la escena. Durante mucho tiempo, se armaba esta escena: quiero que seas mi novia, no se puede, jugábamos a Show Match… y en la salida algo no se cortaba y quedaba retenido. 

Un día, me dice que Ricardo Darín y Susana pueden, que ella era vieja y el joven y pueden. Dice que la madre dice que se podía. Ya no alcanzaba decir que yo era vieja, con una madre que decía que incesto es posible. Le digo que Ricardo Darín y Susana Gimenez eran mayores de edad, pero con los púberes no se puede. Ahí aparece otra cláusula. “No se puede un niño con una vieja”, le digo, aunque yo tenía veintipico de años. Pero seguía con el “Chau, chau, chau…”. Un día le digo “Estuve hablando con mi novio y le conté que hay un chico en el hospital que anda diciendo estas cosas y me dijo que de ninguna manera y que si no se entiende va a venir él a explicarte por qué, ¿está claro?”. ¿Vieron cuando Freud dice que la madre apoya la castración en su padre, en un hombre para una mujer para que no sea él el hombre? En el caso de este chico, no había hombre que hiciera mujer de esa madre y el niño era el objeto de goce de esa mujer. Desde ese día, se fue diciendo chau. 

A la sesión siguiente, pide dibujar. Me dice “qué linda es la secretaria”. A partir de ese momento se empieza a constituir una cierta fantasía con alguien inalcanzable, como cuando las chicas fantasean con un cantante al cual no pueden llegar. Estos objetos de pasaje ya no implican el incesto, hay una sustitución en lo inalcanzable, pero que ya no es un objeto incestuoso. Freud lo dice en Tres ensayos…

[...] la elección de objeto se consuma primero en la [esfera de la] representación; y es difícil que la vida sexual del joven que madura pueda desplegarse en otro espacio de juego que el de las fantasías, o sea, representaciones no destinadas a ejecutarse.

Entonces, del juego a las fantasías, a la articulación en vías del acto sexual. Estos otros objetos que se encuentran en esa línea del fantasear, no pasa nada. Se va hacia esos otros que puedan ser posibles, es todo un arco y todo un tiempo esa constitución. En el caso que expusimos, había que armar ese andamio. En otros casos es más sencillo. Se trata de un movimiento que implica un desprendimiento del campo del Otro. Para eso, hay ciertas condiciones que deben darse.

El Otro debería también hacer un movimiento. A veces los padres lo hacen y otras veces obturan. No se les puede cerrar todas las puertas a los chicos, sino la única salida que les queda es la ventana. Cuando el encierro llama, el incesto acecha. No se les puede cortar todo lazo con el afuera, eso es muy complicado. No se trata del incesto de relación sexual con los padres, sino esta situación que enloquece. Es el goce del Otro. Nosotros tenemos que buscar formas de abrir.

En El despertar de la Primavera vemos como ante este pasaje que la estructura requiere, la posición de los padres de esos chicos es de cerrar. Eso lleva a circunstancias trágicas. 
En La Metamorfosis, Gregor Samsa despierta metamorfoseado… La familia no quiere saber nada de esos cambios y el chico queda encerrado en su cuarto hasta morir.
En La casa de Bernarda Alba de Lorca, nos permite pensar también otro caso, donde la madre cierra cierra todas las puertas. La hija quiere salir, no encuentra salida y termina ahorcada. 

Este pasaje implica, entonces, cortar con el objeto que se fue para el Otro. Habría que pensar, en los adolescentes que se cortan la muñeca, si no se trata de cortar con la muñeca de mamá. 

El flyer de este seminario viene acompañado de la imagen de unas zapatillas colgadas:

El título habla del olor, de un desprendimiento del cuerpo, que sería un real. Hay una dificultad del adolescente en delimitar algo del cuerpo y de lo propio. Que se adolecentice la niñez no ayuda: hay corpiños para nenas de 8 años con push-up. Y por otro lado los adultos también de adolecentizan que a los chicos los deja en un lugar bastante complicado. ¿Cómo hace el adolescente para lograr una marca propia? Entonces van por otras marcas: en el cuerpo, en las paredes, como para ganar espacio necesario en el Otro. 

El cuerpo del adolescente no es como el que era, ni para el sujeto ni para el Otro. Es un cuerpo del que hay que apropiarse, huela bien o mal. Es un olor sexual, hormonal. Y en la vida animal, el olor hormonal es la atracción del partenaire

También el olor puede ser usado para repulsar. Es interesante poder pensar esto del olor con Winnicott, cuando él hablaba del objeto transicional. Hay un objeto que el niño elige y que tiene una característica particular, que es su olor. Este objeto, en ese olor, guarda algo entre la textura de la mamá y el chiquito. Y es condición de que ese objeto esté presente para que un nene, por ejemplo, pueda entrar a la salita del jardín. Ese objeto enlaza algo de su relación al Otro y le permite un primer desprendimiento, una separación. 

Entonces, ¿cómo podemos pensar esto del olor, además de lo hormonal? Como estos objetos en esta nueva zona de pasaje en relación al Otro. Los chicos en la consulta vienen con el I-Pad, con una botellita, con un amigo… Vienen con objetos como cuando eran chicos. Para levantarse a una chica no es sin una cerveza en la mano, o un cigarrillo. Son objetos que están ahí acompañando este tiempo de pasaje de desprendimiento del Otro. Hay un descolgarse del campo del Otro, para lo cual tiene previamente que haber un Otro para colgarse. El tema es ver dónde el adolescente cae y con qué se enlaza.

En este movimiento de pasar del Otro a los pequeños otros, los chicos se agrupan en lo que se llaman tribus. Hay ropajes en relación a la constitución de este cuerpo que necesita cambiar. 

Para nosotros, es importante deponer los prejuicios y ponerlos hacia un costado para escuchar qué hay de ese chico, que puede estar desorientado y confundido. No va de suyo la relación de objeto de un adolescente, sino que se constituye con la lectura de las marcas previas y de cómo el sujeto se va ubicando en este nuevo tiempo. 

En referencia a la foto, podemos pensar en ventilar y dar un poco de aire. Hay algo que Winnicott dice, que los padres tienen que resistir. Diríamos, que no cuelguen los botines. En el último capítulo de Realidad y Juego, dice que a los padres les toca resistir, mantenerse intactos. Para todo este movimiento se necesitan adultos, sino, él dice, el juego de la vida está perdido. Si los chicos no tienen cómo confrontar y ubicar su posición, si no hay con quién, ese movimiento no se puede hacer. Dice que los padres no deben tener acciones de represalia ni venganza. Ulloa diría “con la mayor ternura posible”, que los padres estén ahí resistiendo, lo que no es fácil.

No te pierdas la segunda parte de "Huele a Pubertad - seminario clínico (II)" Hasta que se publique, te recomiendo la entrada ¿A qué huele una pulsión? de Fabián Ortiz.

sábado, 16 de marzo de 2019

¿A qué huele una pulsión?


Por Fabián Ortiz
“Los olores conmueven las fibras del corazón con más seguridad que los colores o los sonidos” 
Rudyard Kipling


1. El porqué de esta ponencia
Cada vez que me enfrento a los textos freudianos donde se abordan las pulsiones, y en particular al enigmático Pulsiones y destinos de pulsión (1915), me asalta la misma pregunta: si es cierto lo que afirmaba Jacques Lacan respecto de las mociones pulsionales, a saber, que están relacionadas con los bordes de los orificios corporales, ¿qué pasa con la pulsión olfativa?

Son muchas las personas que otorgan al olfato una gran importancia, hasta tal punto que podría decirse que su relación con el mundo en el que viven pasa en gran medida por lo que perciben a través de ese sentido. Los pacientes hacen a menudo referencia a cuestiones relacionadas con el mundo de los olores durante las sesiones. Pese a todo ello, encontrar literatura psicoanalítica referida al olfato —incluida la propia obra de Freud— es una tarea complicadísima.[1] Esta ponencia, que plantea la vieja pregunta freudiana acerca de lo reprimido (adónde ha ido a parar lo que en su día fue fuente de grandes placeres para el sujeto), se apoya en el libro “Aportes para una comprensión psicoanalítica del olfato. La fase oral-olfatoria”,[2] en algunas referencias a lo olfatorio que pueden hallarse en los textos de Freud, en la ya citada concepción lacaniana y en ciertos inspiradores pasajes de una joya de la narrativa como “ El perfume”.[3]

2. La oscura pulsión freudiana
El concepto de pulsión, fundamental en la construcción de la metapsicología freudiana, es quizás también uno de los más oscuros del psicoanálisis. No en vano el propio Freud se refirió a estas mociones anímicas como “seres míticos, grandiosos en su indeterminación”.[4] Apareció pronto en su investigación teórica, ya cuando elaboraba su “Proyecto de una psicología para neurólogos” (1895), y no lo abandonó mientras vivió. Se trata de un concepto fundamental, “fronterizo entre lo anímico y lo somático”,[5] que da cuenta de aquello que anclado en el cuerpo, en lo orgánico, está ligado estrechamente a una representación psíquica. Es el de pulsión un concepto destinado a explicar las relaciones con el objeto y la búsqueda de satisfacción. Variadas y multicolores, las pulsiones poseen entre sí cuatro elementos en común: la fuente, el empuje, la meta y el objeto, siendo de los cuatro este último el que resulta mutable, intercambiable con tal de que la pulsión se satisfaga. Las pulsiones son esencialmente parciales y sus destinos, cuatro: se pueden transformar en lo contrario, volverse hacia la persona propia, caer bajo la represión o ser factibles de sublimación. Freud dividió el amplio y multicolor mundo de las pulsiones, con el objeto de hacer más accesible su estudio teórico, en dos grandes grupos que mantenían su idea de conflicto psíquico: las pulsiones sexuales o de vida, por un lado, y la pulsión de muerte, por otro; unas mueven al organismo, en tanto representante de la especie, a la reproducción, mientras la otra opera en el individuo desviándolo de las exigencias heredadas de su filogénesis.

Dos de las dificultades para estudiar las pulsiones estriban en que se suelen equiparar con cierta facilidad a la noción de instinto[6] y que no remiten a un fenómeno clínico tangible, sino que son sus exigencias las que permiten abordarlas en los análisis.

3. El borde de Lacan
En su seminario de 1964,[7] Jacques Lacan consideró la pulsión como uno de los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis. Tomó la conceptualización freudiana y la despegó de sus bases biológicas, para insistir en el carácter constante de la pulsión, con su movimiento arrítmico, que la distingue de las demás concepciones funcionales. Tomando lo dicho por Freud acerca de la contingencia del objeto, Lacan subrayó que el objeto de la pulsión no puede ser asimilado a nada concreto; para captar la esencia del funcionamiento de las pulsiones debemos concebir el objeto como un hueco, un vacío, una falta, lo no representable: el objeto(pequeño) a.

Para Lacan, el objeto de la pulsión es siempre parcial,[8] y en el citado seminario introduce dos nuevos objetos pulsionales, además del pecho materno (en la fase oral) y las heces (en la fase anal): la voz y la mirada, que denominó “objetos del deseo”.

En la clase del 6 de mayo de 1964, titulada Desmontaje de la pulsión, Lacan dice que el yo real “tiene un carácter de sujeto planificado, objetivado” y que Freud, a su entender, “subraya los caracteres de superficie de este campo al tratarlos topológicamente”. Es, conviene dejarlo claro desde ya, una lectura que hace Lacan, porque lo que afirma no está en la obra freudiana. Apoyado en eso, el francés sigue adelante: “Presento por último la cuestión de la fuente. Si quisiéramos a cualquier precio hacer entrar la regulación vital en la función de la pulsión, pensaríamos seguramente que es ahí donde está el sesgo. ¿Por qué? ¿Por qué las zonas erógenas no son reconocidas más que en estos puntos que se diferencian para nosotros por su estructura de borde?[9] ¿Por qué se habla de la boca y no del esófago, o del estómago? Participan igualmente de la función oral. Pero a nivel órgano, hablamos de la boca, y no sólo de la boca, de los labios y los dientes (...) Lo mismo ocurre con la pulsión anal. No todo consiste en decir que una cierta función viviente está integrada a una función de intercambio con el mundo del excremento. Hay otras funciones excrementicias, hay otros elementos que participan además del margen del ano (...)”.

Para resumir, desde esta plataforma argumentativa se impulsa Lacan para afirmar que existen una pulsión correspondiente a la mirada (pulsión escópica) y otra al oído (pulsión invocante, dirigida a la voz portadora del lenguaje y, por tanto, del deseo del Otro). Por tanto, boca, ojos, oídos y ano, orificios de cuyos bordes partiría la satisfacción de las pulsiones. Pero ¿qué pasa entonces con las fosas nasales? ¿Por qué no hablamos de una pulsión olfativa?