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martes, 22 de julio de 2025

El valor libidinal de la imagen y el campo fantasmático en el estadio del espejo

La operación del estadio del espejo requiere una apoyatura simbólica que le confiere su verdadero valor estructurante. Lejos de reducirse a la futilidad o apariencia de una imagen, es precisamente en esa articulación con lo simbólico que la imagen cobra valor libidinal.

Este valor se evidencia en el júbilo del niño al reconocerse en la imagen especular. No se trata de una mera identificación óptica: ese entusiasmo libidinal lo impulsa a trascender sus limitaciones motrices, anticipándose en una forma que aún no domina, pero que inaugura un modo de ser.

Es en este punto donde Lacan ofrece una de sus pocas referencias cronológicas explícitas: sitúa esta experiencia entre los seis y dieciocho meses de vida. Sin embargo, lo crucial no es el dato empírico, sino la coordenada lógica que se establece: el infans, en tanto aún no habla, pero ya está inmerso en el campo del lenguaje. El tiempo que interesa aquí no es cronológico, sino estructural: el tiempo lógico de una operación constituyente que no requiere palabras articuladas, pero sí la presencia de un Otro significante.

Ese desequilibrio motriz, esa inercia del cuerpo aún no dominado, se compensa con la asunción jubilosa de una imagen ilusoriamente unificada. Esta imagen ideal, que introduce una función de dominio, no remite a ninguna esencia ontológica, ni sostiene una inmanencia. Por el contrario, es una ficción estructurante: un montaje donde la libido se distribuye en una economía que compromete tanto lo imaginario como lo simbólico.

Así, el dinamismo libidinal no responde a un impulso natural, sino que se despliega como una distribución de catexias, orientadas por el deseo del Otro, que configuran el campo fantasmático del sujeto. No se trata sólo del espejismo de la imagen especular, sino del entramado de significantes que sostiene esa ficción, y que constituye un primer modo de organizar el mundo y la verdad.

Este campo fantasmático, que se constituye en el cruce de la imagen y el significante, protege y expone al mismo tiempo la radical dependencia del sujeto hablante. Dependencia no sólo motriz o biológica, sino estructural: porque en ese punto interviene el Otro encarnado, el “sostén humano” del que habla Lacan. Un deseo no puede ser anónimo: el deseo del Otro se presenta con rostro y voz, y es esa presencia la que torna posible la inscripción subjetiva.

miércoles, 4 de junio de 2025

El inconsciente y la letra: más allá de lo psíquico

Quisiera comenzar con una pregunta que, lejos de ser retórica, organiza todo este planteo: ¿es posible subsumir el inconsciente dentro del campo de lo psíquico? La respuesta, desde la lectura que propongo, es rotundamente no. Uno de los desarrollos que más claramente pone en evidencia esta imposibilidad se encuentra en los seminarios 20 al 22 de Lacan.

En esos seminarios, Lacan aborda el inconsciente desde el sesgo de la escritura, y desde allí puede afirmar que el inconsciente "converge entre lo modal y lo nodal". Según la RAE, "converger" implica coincidir en una misma posición frente a algo debatido, o también acercarse a un punto límite. En este marco, lo modal (las modalidades del decir) y lo nodal (los puntos de anudamiento estructural) funcionan como coordenadas donde se hace posible delimitar un fallo, una falla estructurante. De ahí que Lacan recurra a la escritura.

Lo escrito es definido por él como algo “peliagudo”, es decir, complejo, difícil de resolver. Incluso, siguiendo a María Moliner, algo apresurado o precipitado. Parte de esta dificultad radica en que un escrito no está hecho para ser leído, una idea que Lacan ya venía trabajando desde la publicación de sus Écrits. Si no es para leer, entonces ¿para qué es?

Para situar un lazo. Lo escrito sirve para ubicar al inconsciente como texto, como estructura de letra, dado a leer. Este lazo entre la letra y la escritura, que no está exento de complicaciones, funda el campo del decir en psicoanálisis. Apostar a llevar lo escrito al decir no es un mero juego formal: se trata de una apuesta clínica, una pregunta vigente en ese momento de la obra de Lacan: ¿es posible un decir que saque al sujeto de la necedad?

La necedad, en este contexto, no es una contingencia que sobreviene: el inconsciente la implica, porque arrastra consigo lo imposible de escribir. Por eso, la necedad no es simplemente ignorancia, sino una negativa a saber, un no querer saber de lo imposible, o incluso un no querer saber ese imposible.

Y frente a ese imposible, lo psíquico no puede más que aparecer como un entramado ficcional, solidario de lo que Lacan llamó, con una expresión bellísima, las ficciones de la mundanidad.

sábado, 1 de febrero de 2025

La verdad en el psicoanálisis: Del Otro al límite con lo real

En L’étourdit, Lacan diferencia claramente el enfoque del psicoanálisis del de la ciencia: mientras esta última se ocupa del saber, el psicoanálisis se ocupa de la verdad, precisamente porque se ocupa del fantasma.

Sin embargo, la concepción de la verdad en la enseñanza de Lacan muestra una evolución significativa entre sus inicios y sus años finales. Este cambio también se refleja en cómo la verdad es vivida por el sujeto al inicio y al final de su análisis.

En un principio, la verdad aparece como aquello que pasó por el Otro, dado que el significante se inscribe en el Otro como lugar donde la palabra enuncia la verdad. Esto sitúa a la verdad en el ámbito de una estructura ficcional que actúa como un techo o límite, razón por la cual Lacan relaciona al Otro con la historia.

A medida que el análisis avanza y la escucha analítica enfrenta atolladeros y obstáculos en esta estructura ficcional, se aíslan puntos de límite que permiten redefinir la verdad como un "medio dicho". Este desplazamiento implica que la verdad deja de ser una ficción completa para situarse en su colindancia con lo real, donde encuentra su límite, descompletándola e introduciendo una inconsistencia.

Un momento clave en este tránsito aparece en el Seminario 12, donde Lacan plantea que la verdad del saber reside en aquello que el saber "no cesa de no escribir": la diferencia sexual. En este punto, la verdad se posiciona en el borde o litoral entre lo simbólico y lo real, revelando su condición fragmentaria y su relación estructural con lo imposible.

Así, la verdad en el psicoanálisis transita desde su inscripción en el Otro como ficción hasta su articulación como límite, un medio decir que pone en evidencia su ineludible vínculo con el real.

domingo, 26 de junio de 2022

Teoría de la Ficciones –Bentham-

La influencia de Bentham en su época fue mas bien política que filosófica. Es considerado el fundador y principal representante del utilitarismo.
Formulo como ley de la ética, el llamado “Principio de interés”: La mayor felicidad para la mayor cantidad posible de individuos.

Ficción proviene de fingir. Fingir viene de fingere (fingo). Se le da 3 sentidos:

  1. Modelar la forma, dar forma.
  2. Representarse, imaginar, modelar por el pensamiento.
  3. Inventar falsamente, dar existencia ideal a lo que realmente no lo tiene, simular.
Ficciones lingüísticas.

Entidad: Todo elemento, materia o sujeto de discurso, que desde el punto de vista gramatical llamamos nombre-sustantivo.

Puede distinguirse en:
  • Perceptibles: Toda entidad cuya existencia conocen los seres humanos por el testimonio inmediato de sus sentidos, sin razonamiento, sin reflexión.
  • Inferenciales: Aquella cuya existencia de su creencia se produce por reflexión, se deduce, se infiere, a partir de una cadena de razonamiento. Puede ser:
  • Humana: es el alma considerada como existiendo en estado de separación del cuerpo. Pertenece a la clase de Entidades Ficticias.
  • Superhumana: Suprema: es Dios. Si Dios no se puede ver dada la imperfección con la que trabajan los sentidos del ser humano, Dios pertenece a la clase de Inferenciales Reales.
Ambas pueden ser real o ficticia.

Entidad Real: Aquella que para los propósitos del discurso, de lo que se habla, se le adjudica realmente existencia. (Cuerpo). Si percibo un objeto: entidad real.

Entidad Ficticia: Aquella que en la forma gramatical del discurso se le asigna existencia, porque estamos hablando de ella, pero no porque pensemos que exista; se le asigna existencia a los fines del discurso, porque en realidad no la tiene. Son las facultades de la mente, los poderes de la mente (Ej: pensar). Si hablo de abstracciones: entidad ficticia.

Cada entidad ficticia tiene alguna relación con alguna entidad real y solo se entiende en relación a esta. Se puede distinguir una:

Entidad ficticia de primer orden: Aquella relacionada con una entidad real. Ej: movimiento y reposo: son derivadas de un corpóreo: cualquier entidad real esta en movimiento o en reposo.

Entidad ficticia de segundo orden: Aquella relacionada con una entidad ficticia de primer orden

Entidades Perceptibles Reales: Percepciones individuales de todos los tipos.

Cuando se dice “entidad” se representa algo que tiene existencia. Pero cuando a la palabra entidad le adjunto la palabra “ficticio”, se quiere dar el efecto que no tiene existencia. Aparentemente aquí hay una contradicción: ¿Por qué en lugar de hablar de entidades ficticias, no decimos no-entidades?

La raíz de esta contradicción esta en la naturaleza del lenguaje: es el instrumento sin el cual nada puede ser dicho y poco puede hacerse. Las entidades ficticias deben su existencia solo al lenguaje.

En el lenguaje, las palabras se presentan en el carácter de nombres. Nombre de entidades reales y nombres de entidades ficticias.

Si la ficción no viene de una forma superior de la lengua, no podría tener existencia, sino apariencia. Quizás ahora puede verse la diferencia entre una entidad ficticia y una no-entidad.

Ej: En tal lugar, vive un ser llamado Diablo, que tiene un cuerpo de hombre, cuernos como las cabras, etc. de esta aseveración así hecha, se observa que el Diablo es una no-entidad, pero nos dice que realmente existe, hay una seria persuasión de la existencia de ese objeto así descripto.

Pero muy diferente es la noción de entidad ficticia: hablamos de ella a los fines del discurso, como si existiera, le atribuimos existencia; pero en la ficción no hay persuasión de alguna existencia real, si la hay, dudamos de su verdad. En las entidades ficticias no podemos dar cuenta de nada excepto hablando.

Clasificación de las entidades ficticias.
Entidades ficticias físicas: A esta clase pertenecen las que están incluidas en la lista aristotélica en sus 10 predicamentos, excepto el primero (cantidad, cualidad, lugar, relación, sustancia, tiempo, situación, posesión, acción, pasión o sufrimiento).

Entidades ficticias absolutas de primer orden: Son aquellas relacionadas con una entidad real. Son materia, forma, cantidad y espacio. En general se hablan de estas como si fueran entidades reales, pero son ficticias porque solo tienen existencia por una sustancia que sí es real, es de una determinada materia, de una determinada forma, existe en determinada cantidad, etc. Se desprenden de una entidad real.

Entidades ficticias absolutas de segundo orden: Son aquellas relacionadas con una entidad ficticia de primer orden. Son cualidad y modificación.

Entidades ficticias conectadas con relación: A las entidades las conectamos por medio de la idea de relación. La relación es una entidad ficticia que enlaza a las demás.

Entidades ficticias simples conectadas con relación: Lugar, tiempo, movimiento, acción, reacción y pasión.

Entidades ficticias consideradas y denominadas respecto de su concomitancia: Objeto, sujeto, objetivo.

Entidades ficticias concomitantes, resultados del proceso de agregación, división y subalternacion lógica.

Entidades ficticias políticas y cuasi-políticas: Efectos (obligación, derecho, poder) y causas (orden, prohibición, castigo). La obligación es la raíz de la cual se derivan todas las otras entidades ficticias. Un individuo tiene la obligación de abstenerse de desarrollar tal acto: si lo hace, no recibirá ningún dolor, si no lo hace, recibirá un castigo.

Entidades ficticias conectadas a la relación como entre causa y efecto.

Existencia y las clases de entidades ficticias relacionadas con ella: necesidad, imposibilidad, certeza.

Ficciones en Psicología.
Todas nuestras ideas psicológicas derivan de ideas físicas. Hablamos de las ideas mentales como si fueran corpóreas.

El nombre de un objeto individual ha sido llamado nombre propio. El nombre de una clase de agregados de objetos, nombre común.

Bentham insiste sobre la necesidad de hablar de las entidades ficticias como si fueran reales. Pensar en ellas desde la proposición en, desde la imagen o similitud de un receptáculo en el cual una idea tiene lugar, por ej, “aquel pan esta en esa sartén”.

Todas nuestras ideas vienen de nuestros sentido, ¿de que otro origen podría venir los signos o el lenguaje? Solo al canal del lenguaje le debemos la claridad o no claridad del discurso y de la ficción.

Lacan y la Teoría de las Ficciones.
Lacan utiliza la palabra ficción en términos de Bentham. Postula que “la verdad tiene estructura de ficción”; es decir que no existe la verdad, sino en la fantasmagoría de cada sujeto. Cada uno construye, en su fantasma, su propia verdad.

En el “Estadio del espejo”, Lacan dice:

Pero el punto importante es que esta forma sitúa la instancia del yo, aun antes de su determinación social, en una línea de ficción, irreductible para siempre por el individuo solo (...)

Es decir que toda la construcción del Yo es ficticia: el infans, sumido todavía en la impotencia motriz, se identifica con una imagen entera que recibe desde el exterior. Esta forma total de su cuerpo se adelanta en un espejismo a la maduración de su poder, a lo que él puede; y es por lo tanto una ficción. El Yo se constituye a partir de la identificación con esta imagen.

Al hablar de identificación, estamos hablando de una ficción, ya que se trata de una abstracción; se le asigna existencia a los fines del discurso. Les doy existencia porque yo pienso en ellas.

Estadio de Espejo: es una ficción.

Ficticio: No es falso; es una construcción que es una abstracción. Todo lo que es abstracción, es ficción. Es a nivel del pensamiento.