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martes, 18 de marzo de 2025

El Uno: más allá de la universalidad

Uno de los pilares en la construcción del concepto de significante en psicoanálisis es la exploración de las distintas formas que ha asumido la idea de Uno a lo largo de la historia del pensamiento. Este recorrido alcanza un punto de llegada con la formulación lacaniana: “Hay de lo Uno”.

Este planteo no implica concebir el Uno como una fusión o totalidad. Por el contrario, toda la enseñanza de Lacan, desarrollada a lo largo de más de tres décadas, se caracteriza por su oposición a cualquier noción de universalidad, que solo puede existir como una ilusión. En este sentido, puede encontrarse un eco en Freud cuando introduce la dimensión del Eros: aunque tiende a la unión, esta aspiración encuentra su límite en la pulsión de muerte, en aquello que escapa al lazo.

El “Hay de lo Uno” lacaniano se inscribe en la tensión entre cero y uno. Mientras el cero remite a la relación entre lo necesario y lo posible, el uno introduce la discordancia entre lo imposible y lo contingente.

Se trata, entonces, de dos campos de goce, en los cuales un sujeto puede situarse con independencia de la diferencia biológica.

  • En el campo del Uno, el acceso al cuerpo del partenaire —donde la mujer, según Lacan, encarna lo real del partenaire— exige la castración, lo que genera una tensión entre la ilusoria universalidad del campo fálico y una excepción que la desmiente.
  • En el campo del cero, en cambio, emerge una negación que afecta al cuantor, pero no a la función: no-todo x responde a la función fálica. Esto implica que quien se sitúe allí tendrá una relación no-toda con el falo, lo que introduce una dimensión de negatividad con implicaciones denotativas.

martes, 17 de octubre de 2023

Disciplina... Ese tabú en psicoanálisis

 Es increíble lo poco que puede encontrarse en las publicaciones psicoanalíticas temas relacionados con la disciplina sin que la temática caiga en el mero desprecio. El tema, según parece, tiene dos grandes resistencias.

La primera, es que la disciplina está en el ámbito del yo. Muchos postlacanianos han descuidado los estudios del yo, al punto que existen sólidas críticas como la que hiciera Piera Aulagnier y Andre Green (2000), quien dijo:

Si no hubiera existido la prohibición de reflexionar sobre el yo y si Francia no hubiese seguido como un solo hombre el dictamen de Lacan de que el yo era el producto de las identificaciones especulares del sujeto –cosa que es, ¡pero no únicamente!- y si, por último, hubiéramos tenido el valor, justamente, de abordar su análisis de otra manera, pues bien, es probable que no hubiéramos sufrido el retraso que acumulamos y que, por otra parte, terminó por afectarnos con los casos fronterizos

Es decir, aún hoy hay un cierto tabú en las temáticas relacionadas con el yo. No obstante, si se es freudiano, temáticas como la disciplina pueden estudiarse perfectamente desde la metapsicología, lo que implicaría hacerlo desde las instancias ello, yo, superyó y la realidad.

¿Pero qué es la disciplina? En principio, se trata de normas reglas que si se siguen, aumentan la chance de obtener cierto resultado. Entre estos resultados, la definición clásica indica que podría ser el orden y la subordinación. En países como Argentina, la subordinación revive viejas cicatrices históricas que nada tuvieron que ver con la autoridad, sino con el autoritarismo. Diferenciemos estos términos: la autoridad señala a una ley que está por encima de quien la enuncia; en el autoritarismo, lo que impera es la ley del capricho, casi al estilo "Porque yo lo digo". Esta es la segunda resistencia para hablar de la disciplina. Asistimos a un auténtico rechazo al orden, que cuando no es por cuestiones locales lo son por asuntos globales: la idea de que la libertad es hacer "lo que uno quiere". 

La pulsión de vida no está regida por el principio del placer

No se debe relacionar al principio del placer con la pulsión de vida, sino todo lo contrario. Este error se produce por un corrimiento producido por discursos actuales, en especial los económicos, en donde se piensa que lo mejor que puede pasarle a alguien es ir por el lado del principio del placer, como si eso fuera su deseo. Y justamente, es allí donde más el sujeto se pierde.

¿Pero qué podemos decir los psicoanalistas, más allá de estas cuestiones políticas? El principio del placer no tiene inscripción como límite al goce. Es decir, no frena al síntoma, sino que al contrario, lo lleva de manera dirigida hacia la pulsión de muerte.

La pulsión de vida es un empuje a conservar, mantener y constituir unidades vitales cada vez más articuladas. La pulsión de muerte es todo lo contrario: desagrega lo que está constituido.

El principio de placer está definido como uno de los principios del aparato psíquico. Si los estímulos que ingresan al aparato pueden inundarlo, el principio de placer hace que el funcionamiento psíquico esté dirigido a disminuir la sobrecarga, que es vivida con displacer. En Más allá del principio del placer (1920), Freud dice: El principio de placer es entonces una tendencia que está al servicio de una función: la de hacer que el aparato anímico quede exento de excitación, o la de mantener en él constante, o en el nivel mínimo posible, el monto de la excitación.

En el texto La negación (1925), Freud propone que el yo de placer purificado busca sacar lo ajeno, disminuir todo aquello que el aparato no logra metabolizar. Lo ajeno se vuelve peligroso y por ende rechazado bajo el "No".

El displacer produce una tendencia a la descarga a cero, nada que exija a ese aparato. Un ejemplo de la vida cotidiana sería que alguien que está sumamente estresado no quiere que se le sume nada nuevo. El problema es que si el aparato psíquico apunta a descargar a cero, entonces apunta a la muerte. El principio de Nirvana es la antesala a la pulsión de muerte. De esta manera, Freud decide llamar a esto principio de constancia

El principio de placer, que busca su descarga a cero -en un nivel constante- se contrapone a la pulsión de vida, que busca constituir cada vez más en el encuentro y desencuentro con el exterior. Si el psicoanalista apunta a que el sujeto se tranquilice, que haga lo que le da placer, que disfrute y que rechace todo lo que le produce displacer, ese sujeto puede abandonar la pulsión de vida y ser tomado por la pulsión de muerte. Lacan, en el seminario 7, establece que el principio del placer lleva directamente al goce, al más allá del principio del placer. El sujeto puede creer que va por la vía del bien y de lo bello, pero se encamina a la pulsión de muerte. 

Ejemplo: Si un estudiante decide quedarse todos los días en su casa, ¿Podría recibirse? Si el estudiante se mueve en el terreno del placer-displacer ("Hace frío, estoy cansado..."), nunca podrá lograrlo. Para recibirse, hay que ir en contra del principio del placer, que apunta a evitar el displacer, ya sea el cansancio o el frío. Cuando impera el principio de placer, puede aparecer la pereza como síntoma. 

En 1920, Freud se encontró con las neurosis de guerra, hombres que habían peleado en la Primera Guerra Mundial y sufrían de pesadillas y de imágenes horrorosas de lo que vieron. Esto pone a Freud en frente a que pese a que la guerra había terminado, el aparato psíquico de estas personas volvía una y otra vez sobre el displacer. Ahí Freud se dio cuenta que no era el placer lo que regía la pulsión de vida.

El principio del placer parece libre y hermoso, pero esconde el sometimiento al discurso del Otro. Hay muchas jóvenes que despiertan a su adolescencia pensando que liberarse es mostrar el cuerpo desnudo por las redes. Se sienten libres, pero las fotos de todas terminan siendo iguales, con la misma ropa, poses, etc. Salieron de la obediencia de una moral para meterse en otra.

La pulsión de muerte es muda y no deja lugar a la reflexión: es pensar en el hoy. En la clínica de los consumos problemáticos esto es evidente, pero la pulsión de muerte también puede ser sutil. Estamos habituados a recibir en los consultorios a personas con 40-50 años que dicen "No construí nada", por ejemplo una carrera, una familia, o lo que sea. 

La disciplina no son los imperativos del superyó

Mucho se ha escrito sobre esta instancia, que Freud formaliza en El yo y el ello, aunque ya hay avances anteriores en su obra. Básicamente, el superyó aparece en la clínica mediante sus castigos, el sentimiento inconsciente de culpa, la reacción terapéutica negativa y la intensificación de los síntomas. En los hechos, el superyó aparece como un molesto saboteador antes que un leal ayudante. esta instancia tironea al yo y a él se deben muchas de las debilidades, miedos, e inseguridades. 

Mientras uno se puede alejar de la gente sarcástica y pesimista, el superyó acompaña siempre a la persona. Su voz, aunque es áfona por estar introyectada, permanentemente le habla al yo. Si por ejemplo alguien quiere empezar a hacer deporte, podrá sentir que se le cruzan ideas como "Nunca podrás aprender el deporte." "Nada conseguirás haciendo ejercicio", entre otras sentencias que aparecen como máximas, en donde las imperfecciones pasan a primer plano. 

En un análisis, el analista debe darle voz al superyó, de manera que el sujeto se escuche. Las máximas del superyó son coaguladas y pretenden tener carácter universal (Siempre, nunca, todos, nadie, lo mejor, lo peor...), y cuando se puede deducir de la frase de que se trata, es fácil deshacer el argumento mediante la lógica. La fortaleza del superyó no es otra que la de su afonía, en tanto estas frases quedan desapercibidas de la conciencia del paciente, aunque claramente tienen sus efectos.

Ni bien alguien comienza con un proyecto que tiene que ver con su deseo, el superyó destaca todos los acontecimientos negativos en la vida de la persona. Cuando comienza a idear objetivos y proyectos, el superyó dirige la atención hacia todo lo desagradable sobre las personas, sitios y cosas que constituyan el ambiente. Si el yo no es lo suficientemente firme en este vasallaje, la conclusión será "¿Por qué molestarse?". Esta actitud negativa, es la que a veces requiere de parte de los analistas una dosis de humor, de manera de extender hasta el infinito y el ridículo estas frases entrometidas.

Otra de las estrategias imperativas del superyó es el de tomar un defecto, coagularlo en su sentido y generalizarlo. Cualquier cualidad irrelevante disponible, incluso tu raza, sexo, o religión y la convertirá en un instrumento para el fracaso. El resultado es la actitud derrotista. Pongamos un ejemplo: "Estoy demasiado viejo." "Soy demasiado joven." En ambas frases, tanto ser viejo como joven puede funcionar como explicación para no hacer algo. Una de las intervenciones del analista en este caso es abrir al sentido de estos términos, que como se ha dicho, están coagulados. De esta manera, joven podría abrir a los sentidos de vitalidad y vejez al de experiencia, además de los sentidos que el paciente trae.

martes, 12 de mayo de 2020

Las distintas organizaciones del yo

Ya hemos dado las bases constitutivas del aparato psíquico: representaciones cosa, representaciones palabra, cómo están sometidas a diferentes regímenes económicos. Sobre las bases de esas representaciones y con ellas, en base a la interacción con el otro humano, se van a ir formando las instancias psíquicas.

En Freud, hay varios yoes primitivos. Hace años había una discusión entre kleinianos y no kleinianos de si había suficiente yo al nacer, como para aplicar defensas tan sofisticafas como introyección, proyección, identificación proyectiva, etc. Las defensas se aplican sin que haya un yo parecido al yo de realidad definitivo. Se aplican por movimientos de placer-displacer, o huida, por principio de Nirvana.

Vamos a comenzar por las estructuras yoicas freudianas. Lo primero que señala Freud es un yo real inicial: responde al principio de Nirvana. Freud lo llama yo porque es en el bebé el punto en que siente la urgencia. Es el punto en que siente el hambre, aquel punto en el cual no se puede huir. No está bien nominado, porque de ahí en adelante todo lo que sea percepción o llegada de nuestra necesidad corporal primero y psíquica después, va a ser el punto del cual no podamos huir de la llegada de nuestras urgencias. Sin embargo, este yo inicial aplica este primer principio que intenta responder a la constancia, que es el principio de Nirvana. Este yo hace la descarga que el Proyecto llama descarga neuronal primitiva. Expulsa la excitación, o al menos lo intenta mediante gritos, llantos, pataleos. Es el llanto absolutamente desesperado del recién nacido, que se agita intentando expulsar el hambre que como señal le llega al cerebro desde su estómago. No hay ningún tipo de elaboración. Por suerte para el bebé, alguien acude y lo alimenta y cierra el circuito de la descarga neuronal primitiva. Esto, que se describe en el Proyecto de Freud, deja huellas mnémicas.

La huella mnémica de los cuerpos fusionados del bebé en la escena de satisfacción y el cierre de la urgencia como huella mnémica, con la reiteración de las escenas de satisfacción, se consolida. También registra las vivencias de insatisfacción, los dolores de panza, los cólicos, los gases atravesados y lo malo que le suceda, en un conglomerado que Freud llamó objeto hostil. Ese objeto hostil forma un conglomerado representacional displacentero que va a estar totalmente separado del conglomerado placentero, que poco a poco va a ir consolidando. El objeto hostil, en cuanto haya una vivencia que se acerque a despertarlo, va a reinstalar la descarga neuronal primitiva. Es decir, el llanto desesperado. Por lo tanto, tenemos un bebé que pasado cierto tiempo ya tiene un psiquismo disociado. Yo placer purificado se llama el conglomerado de experiencias fusionales buenas. Objeto hostil, el conglomerado de experiencias malas. Este va a seguir sosteniendo la descarga neuronal primitiva que responde al principio de Nirvana.

Algo se transforma con la presencia del yo placer y es que una vez que consolida ante el próximo embate del hambre, en lugar de llorar desesperado Freud propone que va a tener la primera actividad psíquica. El yo placer purificado va a pasar a percepción. Ese pasaje a percepción es la primera actividad psíquica, el primer deseo y se llama alucinación primitiva. Freud la deriva de su experiencia con sueños. Considera que el sueño es la actividad más primitiva del aparato psiquico y considera que en el bebé debe ser su actividad psíquica más primitiva. Afortunadamente tenemos confirmación neurológica de esto, aunque esa confirmación neurológica nos plantea problemas. parece haber registros neurológicos de que aún los fetos avanzados tienen registro de sueños REM. O sea, hasta se adelanta a las escenas de satusfacción. No sabemos con qupe sueña un niño antes de nacer, quizá representan lo que están viviendo. En todo caso, no es contradictorio con la primera tesis freudiana de que la primera actividad sea la de alucinar.

Para Freud, es muy importante la madre porque son experiencias fundanetes del aparato, la experiencia de satisfacción y la experiencia de consuelo. Esas las provée la madre. Sin esas experiencias, el aparato claudica y se desarma. El yo placer purificado, antes de que venga la madre, logra alucinar. Por un ratito, alucina y cuando esto falla, llora.

Primera oral o primer estrato psíquico.
En este estrato psíquico son importantes tres estruturas: yo real inicial, que es el punto de la urgencia inevitable del cual, por llanto y pataleo se trata de escapar y corresponde  al principio de Nirvana. Las experiencias de satisfacción constituyen al yo placer purificado y las experiencias de dolor y desagrado, disociadamente, constituyen al objeto hostil. O sea, que tenemos 2 yoes y un objeto hostil. Esto hace que el primer estrato esté cruzado por una gran disociación.

Hay que enfatizar que también todo el amor está concentrado en el yo placer purificado y el objeto hostil es odiado. Para Freud, el amor y el odio son de temprana constitución. Es absolutamente contradictorio Winnicott, que dice que el odio es reactivo. Por lo tanto, también esto va a ser releído a la luz de las super pulsiones Eros y Muerte. El amor hacia el yo placer purificado va a ser un predominio casi absoluto de Eros. También tiene contaminación de muerte porque al funcionar alucinatoriamente, dura pico tiempo. Por lo tanto, fenece. No hay nada que sea puro Eros ni pura Muerte en el aparato psíquico.

El objeto hostil es el que promueve sentimientos de odio y aversión en el bebé y desencadena, mediante el principio de Nirvana, la descarga neuronal primitiva. El yo p.p. tiene como funcionamiento, justamente, el funcionamiento alucinatorio. Habíamos dicho que estos dos funcionamientos presentan disociadamente de manera exquisita el funcionamiento del principio de placer, que es realización del deseo, ahora, ya, inmediatamente, mediante la alucinación y evitación compulsiva del displacer, mediante el intento expulsivo del objeto hostil.

Está el yo placer purificado, que desde las descripciones del Proyecto implican huellas mnémicas fusionadas de inscripciones del cuerpo del bebé y de la mamá. El bebé, cuando es amamantado, no puede discriminar entre su cuerpo y el de la madre. Por lo tanto, inscribe fusionadamente esas huellas. Por lo tanto, es lo que más tarde, más allá del proyecto, Freud va a describir como la identificación primaria anterior a la elección de objeto. Como también va a llamar identificación primaria a la identificación cuando se hace la diferencia de objeto. Yo me hice cargo de llamar a esta identificación originaria o identificación fusional. Por lo tanto, este es el narcisismo originario fusional que está tajantemente dividido de todo lo malo que se expulsa odiándolo y tratándolo todavía con la expulsión nirvánica.


Segunda oral.
Si las experiencias buenas predominan sobre las malas, como diría Melanie Klein, se va produciendo poco a poco una unificación paulatina de los perceptos del propio cuerpo, porque en el objeto hostil está expulsada la panza que duele por el hambre, que queda expulsada como exterior. Por lo tanto, poco a poco el bebé tiene que ir aceptando que la boca deseante es la boca en la cual se produce la satisfacción, que la pancita que le duele es esa pancita en la cual cae la leche que se satisface, que su cuerpito que es sostenido por la madre es parte de esa pancita que duele y de esa boca deseante que se satisface. Es decir, para Freud se va componiendo la representación corporal unificada. Ese es el nuevo acto psíquico de Introducción al narcisismo y es la constitución del yo de la segunda oral.

Es imposible que no se constituya la representación del yo sin que se constituya, al mismo tiempo, la representación del objeto de mamá, que el Proyecto llama juicio del semejante. Ahí comenzarían ya los procesos intelectuales, sería el primer juicio o movimiento propiamente intelectual: yo soy distinto al objeto mamá y se abre una apertura en la cual el bebé puede esperar a la madre, pero hay algo que se recupera del yo real inicial para siempre: asumir que el lugar de la urgencia es uno mismo y esto es muy importante. El lugar de la urgencia va a marcar para siempre a la construcción de todo el aparato psíquico como lugar del cual no me puedo escapar. Por eso, en base a eso, se van a construir el principio de placer, pero va a ser seguido por el principio de relidad. El principio de Nirvana va a tratar siempre de hacer escapar de ese lugar del cual no se puede huir y el principio de realidad va a ser el sostenedor de hacer centrar de ese lugar del cual no se puede escapar, de lo que se es, de lo que es todo el aparato psíquico.

Al diferenciar por juicio del semejante, Freud también llama identificaciones primarias a las identificaciones que se hacen de vuelta de la diferenciación del objeto. Por eso, las identificaciones originarias fusionales (1° oral) se diferencian de las identificaciones de vuelta del objeto (2° oral), es decir, que ya han diferenciado al objeto. Estas últimas, entonces, se llaman identificaciones primarias, que son las que corresponden a las que en Introducción al narcisismo dice como nuevo acto psíquico: la constitución de un yo diferenciado.

Recapitulemos: Gracias a esta inscripción de esa identificación originaria o fusional es que el yo puede conservar dentro de si las experiencias de satisfacción como lo bueno. Ahora, posteriormente las experiencias displacenteras también son integradas al yo. En la primera oral, lo displacentero queda separado del yo por una defensa, que es la escisión. Posteriormente, se pasa a la 2° oral y se integran esas experiencias displacenteras o dolorosas. Además, el yo integrado asume como unidad las experiencias dolorosas y satisfactorias que vienen del cuerpo, y las experiencias psíquicas buenas y malas que vienen del psiquismo.

- La primera etapa es bivalente, porque hay puro amor por un lado y puro odio por el otro.
- En cambio, la segunda oral es una etapa ambivalente, según el aporte de otros autores también. Se puede amar y odiar al objeto, porque a veces el objeto viene rápido y otras veces el objeto no está. Tiene que ver con el famoso fort-da de Freud: su nietito se bancaba que su madre no esté.

Yo ideal e ideal del yo no es una diferencia freudiana, sino post freudiana. Tomamos hoy esa diferencia porque parece perfecta. Podemos considerar que yo ideal es un yo complaciente a la pulsión e ideal del yo es un aspecto del superyó que le propone al yo un proyecto de vida. Pero Freud usa a estos conceptos indistintamente. Podemos decir que yo ideal son los restos fijados de los yoes antiguos. La complacencia de las pulsiones tiene que ver con su majestad el bebé. Cuando Freud habla del ello, sigue pensando en fijaciones pulsionales. Esas fijaciones de antiguos yoes se condensan en una estructura llamada yo ideal, que puede ser tranquilamente la fijación "his majesty the baby". La ambivalencia, así como la omnipotencia, irán bajando poco a poco.

Freud homologa amor con Eros y odio con Muerte. Podemos atrevernos a desacordar con Freud en este punto, porque Eros-Muerte están planteados como pulsiones muy primordiales. El modelo que él toma es el del metobolismo, es decir, son prepsicológicas, porque actúan en la naturaleza. El psiquismo las hereda desde lo natural. Los afectos básicos con los que nacemos como la capacidad de amar u odiar, aunque son filogenéticos, tienen procesamientos muy complejos en la medida que se avanza ¿en los estratos del aparato psíquico. Entonces, es muy simplista identificar al amor con Eros y al odio con Muerte. Por ahí, en el bebé podría ser, pero en un amor de pareja ya es muy complejo y culturalizado, es muy difícil.

Tiene distinto nivel categorial la pulsión oral, el narcisismo fusional originario, la dialéctica Eros Muerte, la disociación constitutiva, la identificación fusional y los afectos amor odio. Son diferentes categorías que se dan simultáneamente. Todo este trabajo es organizar la teoría freudiana.

Fuente: Entrada confeccionada con los encuentros 17 y 18 "Las distintas organizaciones del yo", primera y segunda parte, del canal Freud Desconocido.

martes, 21 de abril de 2020

La dinámica del aparato psíquico y sus fuerzas productoras

• ¿Cuáles son las fuerzas productoras de discursos, pensamientos, fantasías consciente e inconscientes, conductas y afectos que forman parte de la compleja dinámica del aparato psíquico?

¿Por qué el psicoanálisis es tan diferente al conductismo? Porque los productos que emergen visibles, como conductas, afectos, discursos, son todos elementos de una complejidad de determinantes que provienen de un aparato psíquico. Todos esos productos, aunque sean emisiones conscientes, tienen determinantes conscientes pre-conscientes, pero a su vez han tenido origen inconsciente. O sea, pueden tener cierta autonomía de determinación preconsciente-consciente. No toda producción científica ni todo discurso preconsciente consciente le podemos encontrar la determinante inconsciente, pero a muchísimos sí. Por eso, ninguna psicología de la consciencia ni de la conducta se va a poder equiparar al poder explicativo del psicoanálisis.

Como veníamos diciendo, las tres instancias del psicoanálisis -ello, yo y superyó- están constituidas por representaciones que no son fotos. Las representaciones freudianas son, al mismo tiempo que ideas, son inherentemente fuerzas. Lo complejo de esas fuerzas es que por los cambios que van de 1905 a 1920, vamos a tener que articular la sexualidad de 1905 con la sexualidad y libido de 1920, que es llamada Eros y que está en dialéctica permanente con muerte. Vamos a tratar de explicar esto.

La sexualidad de 1905 nace apoyada sobre la satisfacción de la necesidad y es esa complacencia sensual amorosa que todo bebé siente con los cuidados de los papás. Ese amor, complacencia sensual, une a las corrientes de ternura y sensual en el bebé. Hay ciertos autores que deslindaron apego de sensualidad. El apego de ños niños, mientras más chiquititos son, es sensual: quieren el cuerpo de la mamá, necesitan la manipulación y el sostén de mamá y papá. A los bebés les gusta el abrazo, el juego, que los tiren al aire, estar en la cama con ellos. Upa, abrazos, caricias, apretujones. La maduración del bebé es a posteriori y es larga. Para que se desarrollen las fases como la oral, la anal, se necesita de ese intercambio sensual que contribuya a desarrollarlo. Se da en ese intercambio, que también incluye a los abuelos y a la familia.

Esa libidinización de 1905 no tiene ninguna contraposición con Eros de 1920, sino que es Eros de 1920. Hay que agregar a las sexualidad de 1905 de que el descubrimiento freudiano de que todos nacemos con la capacidad de amar y odiar. Eso está señalado tempranamente en Freud, pero en 1920 se consagra como una tendencia primordial. Eros y Muerte, capacidad de unir, construir y apacidad de deconstruir y desunir. Es decir, construir y destruir. Freud había señalado en 1914 que amor y odio son constitutivos. Podemos observar que un bebé puede tener rabietas, ante todo lo que perturbe como el dolor de panza, lo que le impida la teta. O sea que aunque Eros y Muerte son de 1920, el amor y el odio están marcados en 1914 como afectos primariamente constitutivos. Freud hablaba de sadismo y masoquismo muy tempranamente.

Melanie Klein decribe la fantasmática de odio, también descripta por Piera Alaugnier, es muy consistente con Freud. Todo lo que al bebé le resulta penoso o desagradable, el bebé lo fantasea de manera terrible, como vivencias de ser atacado y ganas de atacar.

Freud también dijo que los bebés odiaban tempranamente. Eso quiere decir que tienen deseos de destrucción, o sea que ahí está operando Muerte. Por lo tanto, las pulsiones parciales ya se pueden considerar fuerzas que son intrincaciones a predominio de muerte o a predominio de Eros. Por eso a las pulsiones sexuales parciales se las pueden llamar sexual agresivas parciales, porque ya incluyen desde los primeros conceptos, los que se agregan en 1920. Eros y Muerte atraviesan todo el desarrollo filogenético del aparato psíquico.

Si el aparato psíquico avanza del ello al yo de realidad definitivo, es porque las pulsiones han sido sobreinvestidas en representaciones palabra. Las representaciones palabra, por lo tanto, son intrincaciones a predominio relativo de Eros, comparadas con las pulsiones, que son intrincaciones, algunas a predominio relativo de Eros, pero menos firmes que las intrincaciones a predominio de Eros de las representaciones palabra. La energía del ello es libre, fluente, no tiene composiciones estables, se mueven a desplazamiento y condensación. Eso quiere decir que si bien las representaciones logran algún tipo de estabilidad por predominio relativo de Eros, siempre es débil.

Las representaciones cosa están funcionando más cerca de la representación, más que la ligadura que puedan tener al lenguaje semántico verbal de las representaciones palabra. Piaget ha dado una secuencia extraordinaria de la formación del preconsciente. Por eso, las representaciones que llegan al nivel de concepto de generalizaciones abstractas, se sostienen con un nudo que es la palabra. La palabra sostiene significados complejos, predominando Eros. Un concepto o una idea trasladada a un pensamiento complejo sostiene una fuerza de esa idea. Si decimos "Argentina", hay una idea de esa fuerza en uno y funciona a predominio de Eros. Eso no puede desplazarse o condensarse como una representación cosa, por tener marcos estables. Lo mismo pasa si uno estudia a Freud y se convence racionalmente y sentirse freudiano por la convicción. Eso es una fuerza que también está en las representaciones cosa, pero a otro nivel.

Una fijación implica una falla en Eros, en el trabajo progrediente de la sobreinvestidura. Se trata de una estasis de libido que no se complejiza ni se libera.

¿Qué nos hace vivir? Los alimentos, si, pero a los seres humanos lo que nos hace vivir es la energía del aparato psíquico. ¿Qué a alguien pobre de espíritu? Es quien tiene pobreza de representaciones. El psiquismo es un organismo vivo, que necesita alimento, que es conocimiento, afectos, pasión. Si el conocimiento no te apasiona, hay otras cosas. Se trata de libidinizar en términos de Eros. El proyecto de vida, ¿qué otra cosa es sino el ideal del yo? El ideal del yo es una función del superyó. Si  no tenés superyó e ideal del yo, no hay proyecto de vida propio. Por eso una sociedad que cría a sus hijos sin valores, es peligrosa. El Estado no puede suplantar a los padres que los han criado en el principio del placer, que no les han dado valores ni proyectos de vida. Un psiquismo con ligaduras fuertes, no puede abandonarse tan fácilmente por una liberación pulsional temporal, porque prima Eros sobre Muerte.

En un caso de adicción, el paciente cuenta que los abandonó a los 16 años y él se puso su familia al hombro. Entonces, el eje del análisis fue que él penaba y se drogaba porque no era el chico que él hubiera podido ser si el padre no lo abandonaba. Entonces, tuve que mostrarle que el chico valioso qque era con todo lo que hizo, porque el padre lo abandonó y que deje de llorar por lo que hubiera podido ser si el padre no lo abandonaba.

miércoles, 15 de abril de 2020

El masoquismo: pulsión de vida y pulsión de muerte

En entradas pasadas empezamos a plantear el tema de la repetición desde el el texto Freudiano "Más allá del principio del placer" (1920). Freud se fue centrando en las fuentes de excitaciones, es decir, las pulsiones. Las llama, en este texto, representantes de excitaciones internas que se tranfieren al aparato anímico. Coloca una pregunta: ¿De qué modo se entrama lo pulsional en la compulsión de repetición? Nos va a plantear dos pulsiones: las que pretenden conducir la vida o la muerte y las sexuales (que aspiran a repetir la vida y la realiza). Las llama pulsión de vida y pulsión de muerte. 

La compulsión a la repetición nos puso en la pista sobre la pulsión de muerte. hay que asociarlas desde el comienzo mismo con las pulsiones de vida. Pulsión de vida y pulsión de muerte, las dos luchan entre si desde desde los orígenes. Freud dice en la última parte de Más allá del principio del placer:

Hemos discernido como una de las más tempranas e importantes funciones del aparato anímico la de «ligar» las mociones pulsionales que le llegan, sustituir el proceso primario que gobierna en ellas por el proceso secundario, trasmudar su energía de investidura libremente móvil en investidura predominantemente quiescente (tónica).

Ligar es pasar al proceso secundario, tiene que ver con posponer la satisfacción. Recuerden que el proceso primario exige la satisfacción rápida, inmediata. 

En el curso de esta trasposición no es posible advertir el desarrollo de displacer, mas no por ello se deroga el principio de placer. La trasposición acontece más bien al servicio del principio de placer; la ligazón es un acto preparatorio que introduce y asegura el imperio del principio de placer. 

Separemos función y tendencia de manera más tajante que hasta ahora! El principio de placer es entonces una tendencia que está al servicio de una función: la de hacer que el aparato anímico quede exento de excitación, o la de mantener en él constante, o en el nivel mínimo posible, el monto de la excitación." Todavía no podemos decidirnos con certeza por ninguna de estas versiones, pero notamos que la función así definida participaría de la aspiración, más universal de todo lo vivo a volver atrás, hasta el reposo del mundo inorgánico.

O sea, a esta tendencia de volver la excitación a un nivel mínimo. 

Todos hemos experimentado que el máximo placer asequible a nosotros, el del acto sexual, va unido a la momentánea extinción de una excitación extremada. Ahora bien, la ligazón de la moción pulsional sería una función preparatoria destinada a acomodar la excitación para luego tramitarla definitivamente en el placer de descarga.

Aquí Freud va hablando de los mecanismos y el modo en que va trabajando el aparato psíquico.

Dentro de este mismo orden de consideraciones, nos preguntamos si las sensaciones de placer y displacer pueden ser producidas de igual manera por los procesos excitatorios ligados y los no ligados. Pues parece fuera de toda duda que los procesos no ligados, los procesos primarios, provocan sensaciones mucho más intensas en ambos sentidos que los ligados, los del proceso secundario. Además,'los procesos primarios son los más tempranos en el tiempo; al comienzo de la vida anímica no hay otros (...)
También tiene que llamarnos la atención que las pulsiones de vida tengan muchísimo más que ver con nuestra percepción interna; en efecto,'se presentan como revoltosas, sin cesar aportan tensiones cuya tramitación es sentida como placer, mientras que las pulsiones de muerte parecen realizar su trabajo en forma inadvertida.

Lacan va a decir que la pulsión de muerte es muda. La función del aparato psíquico es ligar las mociones pulsionales que le llegan. Freud nos plantea que el aparato psíquico debe sustituir proceso primario por secundario. Ligar prepara y asegura el principio del placer.  

Es a partir de la existencia del concepto de pulsión de muerte que Freud nos plantea un masoquismo primario. Vayamos ahora al texto "El problema económico del masoquismo" (1924), donde Freud avanza con el concepto de pulsión de muerte, lo que Lacan conceptualiza como goce.

En la página 163 (Ed. Amorrortu) hay una nota introductoria de Strachey. Conviene leerlas porque aporta muchos elementos, no solo los particulares de ese texto, sino que tiene una lectura de la obra freudiana muy imprtante; entonces conecta un texto con otro, pudiendo leer los textos en continuidad. Dice Strachey:

(...) tras la introducción de la «pulsión de muerte», se nos dice que «podría haber también un masoquismo primario» (AE, 18, pág. 53), y en la presente obra su existencia se da por cierta," explicándola principalmente sobre la base de la «mezcla» y «desmezcla» de las dos clases de pulsiones —concepto ya examinado en detalle en El yo y el ello {1923b),(...)

Freud muestra que ese masoquismo primario o «erógeno» tiene dos formas derivadas; a una de ellas, que denomina «femenina», ya la había examinado en su trabajo «"Pegan a un niño»; pero la tercera clase de masoquismo, el «masoquismo moral», le permite explayarse sobre muchos puntos que habían sido apenas rozados en El yo y el ello, y plantear nuevos problemas en relación con los sentimientos de culpa y la actividad de la conciencia moral.

Pegan a un niño va a ser un texto del que Lacan va a decir que muestra la estructura del fantasma. Dice Freud:

Desde el punto de vista económico, la existencia de la aspiración masoquista en la vida pulsional de los seres humanos puede con derecho calificarse de enigmática.

Para Freud, el concepto de pulsión es lo más oscuro y enigmático de toda la teoría.

 Nos sentimos tentados de dar al principio de placer el nombre de guardián de nuestra vida, y no sólo de nuestra vida anímica. Pero entonces se plantea la tarea de indagar la relación del principio de placer con las dos variedades de pulsiones que hemos distinguido, las pulsiones de muerte y las pulsiones eróticas (libidinosas) de vida,
(...)
Sólo pudo ser la pulsión de vida, la Ubido, la que de tal modo se conquistó un lugar junto a la pulsión de muerte en la regulación de los procesos vitales.

Este concepto también lo toma Lacan de reguladores.

Volvamos al masoquismo. Se ofrece a nuestra observación en tres figuras: como una condición a la que se sujeta la excitación sexual, como una expresión de la naturaleza femenina y como una norma de la conducta en la vida {behaviour). De acuerdo con ello, es posible distinguir un masoquismo erógeno, uno femenino y uno moral. El primero, el masoquismo erógeno, el placer {gusto} de recibir dolor, se encuentra también en el fundamento de las otras dos formas; han de atribuírsele bases biológicas y constitucionales, y permanece incomprensible si uno no se decide a adoptar ciertos supuestos acerca de constelaciones que son totalmente oscuras. La tercera forma de manifestación del masoquismo, en cierto sentido la más importante, sólo recientemente ha sido apreciada por el psicoanálisis como un sentimiento de culpa las más de las veces inconciente. 

Freud va a tomar el masoquismo femenino, que en realidad tiene que ver con una posición, porque se trata del masoquismo en el varón. El masoquismo femenino es un fantasma.

De esta clase de masoquismo en el varón (al que me limito aquí, en razón del material disponible) nos dan suficiente noticia las fantasías de personas masoquistas (y a menudo por eso impotentes), que o desembocan en el acto onanista o figuran por sí solas la satisfacción sexual."

Miren qué interesante lo que ubica como observación de la impotencia. O sea, satisfacen allí con su fantasía la masturbación o la importencia.

Las escenificaciones {Veranstaltung] reales de los perversos masoquistas responden punto por punto a esas fantasías, ya sean ejecutadas como un fin en sí mismas o sirvan para producir la potencia e iniciar el acto sexual. 

O se que primero toma las neurosis; luego las escenificaciones reales de los perversos.

En ambos casos —ya que aquellas no son sino la realización escénica {spielerische} de las fantasías— el contenido manifiesto es el mismo: ser amordazado, atado, golpeado dolorosamente, azotado, maltratado de cualquier modo, sometido a obediencia incondicional, ensuciado, denigrado.
(...)
Pero si se tiene la oportunidad de estudiar casos en que las fantasías masoquistas hayan experimentado un procesamiento particularmente rico, es fácil descubrir que ponen a la persona en una situación característica de la feminidad, va!c decir, significan ser castrado, ser poseído sexualmente o parir. Por eso he dado a esta form.a de manifestación del masoquismo el nombre de «femenina»

Por eso es que tiene que ver con una posición y no con una diferencia sexual. Puede ser un varón que tenga una posición femenina inconsciente.

(Por lo demás, es raro que los martirios masoquistas cobren un aspecto tan serio como las crueldades —fantaseadas o escenificadas {inszeniert]— del sadismo.) En el contenido manifiesto de las fantasías masoquistas se expresa también un sentimiento de culpa cuando se supone que la persona afectada ha infringido algo (se lo deja indeterminado) que debe expiarse mediante todos esos procedimientos dolorosos y martirizadores. Esto aparece como una racionalización superficial de los contenidos masoquistas, pero detrás se esconde el nexo con la masturbación infantil. Y por otra parte, este factor, la culpa, nos lleva a la tercera forma, el masoquismo moral.

O sea, que muchas veces está esta fantasía de exponerse a esta posición de recibir maltrato como una expiación de la masturbación infantil. Freud va haciendo una explicación y dice que tiene que ver con la vida pulsional.

Si se retrocede algo más, hasta el supuesto de las dos variedades de pulsiones que consideramos operantes en el ser vivo, se llega a otra derivación, que, empero, no contradice a la anterior. En el ser vivo (pluricelular), la libido se enfrenta con la pulsión de destrucción o de muerte; esta, que impera dentro de él, querría desagregarlo y llevar a cada uno de los organismos elementales a la condición de la estabilidad inorgánica  

Freud va tomando ciertas condiciones biológicas.

La tarea de la libido es volver inocua esta pulsión destructora; la desempeña desviándola en buena parte (...) hacia afuera, dirigiéndola hacia los objetos del mundo exterior. Recibe entonces el nombre de pulsión de destrucción, pulsión de apoderamiento, voluntad de poder. Un sector de esta pulsión es puesto directamente al servicio de la función sexual,(...)

Dentro del círculo de ideas del psicoanálisis, no cabe sino este supuesto: se producen una mezcla y una combinación muy vastas, y de proporciones variables, entre las dos clases de pulsión; así, no debemos contar con una pulsión de muerte y una de vida puras, sino sólo con contaminaciones de ellas, de valencias diferentes en cada caso.

Esto es muy importante porque cada subjetividad y estructura clínica toca este punto. ¿Qué cuantum de destrucción está en juego? 

No alcanzamos a colegir la proporción de Ins pulsiones de muerte que se sustraen de ese domeñamiento logrado mediante ligazón a complementos libidinosos.

O sea, ¿cuánto es posible poder ligar? Si pensamos por ejemplo en la estructura de la psicosis, Freud habla allí de desmezcla pulsional. O sea, en esta estructura no está esta regulación entre pulsión de vida y pulsión de muerte. Este punto de la regulación es uno de los objetivos de la cura. Se trata de la regulación del goce, de la posibilidad de hacer pasar el goce al inconsciente, hacińedolo pasar por la cadena significante, que esté en otro campo.

martes, 14 de abril de 2020

Los deseos.

En esta ocasión abordaremos los deseos, en relación a la intrincación a Eros y Muerte. Primero debemos aclarar un tremendo equívoco que se ha transladado a toda la cultura a partir de Lacan, que es hablar "el deseo" en singular. El deseo en singular no existe en el psicoanálisis freudiano; es un invento lacaniano. En Freud, existen los deseos.

Empecemos por las pulsiones. Las pulsiones son los deseos primarios: orales, anales, fálicos y los primeros deseos genitales. Aún los deseos ge nitales pueden ser pulsionales. En Psicología de las masas, cuando Freud habla de tres estilos de investidura del objeto sexual, plantea la investidura pulsional simple, es decir, sin el embellecimiento del enamoramiento o del amor.

A partir de 1920 hay que leer toda le teoría de Freud con la dialéctica de intrincación-desintrincación Eros y Muerte. Ya dijimos que las representaciones cosa, que corresponden el ello, son ligaduras libres. Libres quiere decir inestables, que se manejan  a desplazamiento y condensación. Eso supone que la intrincación Eros - Muerte de la ligadura también es inestable. O sea, que puede haber liberación de Muerte porque Eros, en el ello, no es lo suficientemente fuerte como para intrincar o contener a Muerte, o sea destrucción. Eso nos puede llevar, siguiendo a la teoría freudiana, a especificar a las pulsiones del ello como pulsiones sexual agresivas parciales, para diferenciarlas de Eros - Muerte como superpulsiones. Con esto se acaba el equívoco de que Freud llame pulsiones a las parciales y pulsiones a Eros y a Muerte.

Hay deseos primarios en el ello. Por sobreinvestidura, es decir, por retranscripción progrediente, estos deseos se van complejizando y a partir del naufragio del Complejo de Edipo, que coincide con la represión primaria, la represión primaria divide el ello inconciente de las instancias secundarias: yo de realidad y superyó, que se reparten el preconciente-consciente.

¿Qué pasa con los deseos primarios? Quedan fijados y constituyen al ello primariamente reprimido. A este ello primariamente reprimido a veces Freud lo llama no-reprimido. Se refiere a no secundariamente reprimido, pero es primariamente reprimido. Quiere decir que nunca accedió al preconsciente-consciente. Ahora, decir que el yo no tiene deseos sería absurdo. El yo tiene sobreinvestiduras de deseos, por lo tanto hay deseos del yo que son retranscripciones progredientes de algunas pulsiones. Retranscripción progrediente es una transformación de lo que originalmente fue pulsión, pero una retranscripción según las leyes del preconsciente. Es decir, retranscripción a representacion palabra, o sea, conceptual, con miramiento a la representación de realidad y a los valores, eticidad y moralidad del superyó. Por lo tanto, hay que insistir en mostrar que en Freud hay que considerar deseos en plural.

Una cosa son los deseos del yo en concordancia con la realidad y en concordancia con el superyó y otra cosa los deseos primarios pulsionales. En general, en las instancias secundarias, la energía es ligada, o sea que las instancias secundarias son mejores tuteladoras de las intrincaciones, más estables Eros-Muerte, sin que el triunfo sea sólido, es decir, siempre hay que reconocer un triunfo relativo de Eros. Por eso, el aparato psíquico llega a un equilibrio mecánico cuando una persona lucha hábilmene al estar equilibrándose, un equilibrio activo entre 2 fuerzas: Eros - Muerte. Lo mismo pasa con sus deseos, tiene deseos que siempre consideran la realidad, el superyó y las tendencias del ello. El yo trata de satisfacer al ello, pero en consideración a la realidad y al superyó.

En psicoanálisis freudiano hay deseos, no un deseo ni "el deseo". El yo tiene alternativas respecto a sus deseos. Puede satisfacerlos con la consideraciones que decíamos antes; puede hacerlos conscientes y una alternativa a reprimirlos es ejercer sobre ellos el juicio de condenación. Condenar un deseo con consideración a la realidad y al superyó es salvarse de la represión. Puedo tener ganas de matar al vecino, pero puedo pensar, razonar que no me conviene o que no es justo que lo mate por una pavada. Hay ahí un razonamiento, una conveniencia. Tenemos capacidad de pensar, por ende la capacidad de condenar un deseo de ser llevado a cabo. En lugar de reprimir, uno puede hacer un juicio de condenación. El juicio de condenación salva de la represión, evita la neurosis.

*Relacionado: La adaptación a la realidad y su relación con la represión.

La otra alternativa es la sublimación. La sublimación es muy importante y depende muchísimo de la educación, que actualmente falla en nuestro país, por educar a los chicos bajo el principio del placer. La sublimación es una desexualización de la pulsión y usa la energía desexualizada para llevarla al narcisismo trófico, o narcisismo de vida. Esa fuerza narcisista que toma el yo necesita valores ideales de superyó para poder tener metas a las cuales dirigir la energía que desexualizó de la pulsión. Desexualizar es abandonar las metas sexuales directas, por ejemplo morder, chupar, cagar, mear, coger, en sentido puramente pulsional y elegir una meta cultural. Eros Muerte sigue funcionando, pero si bien hay un momento de peligro -dice Freud- cuando se desexualiza la pulsión, al hacer una intrincación narcisista de vida ya se está haciendo una intrincación a predominio de Eros. Si se tiene la suerte de encontrar un motivo que te dé el superyó, eso puede adquirir una fuerza pasional que dé un objetivo de vida, mucho mpas fuerte que el que puede dar la satisfacción de la pulsión.

En la sublimación, el yo gana libido para libidinizar objetos más complejos, como libidinizar el pensamiento. De allí toman la fuerza los grandes genios, ¿cómo pudo aguantar su vida Stephen Hawkin, condenado a morir a los 22 años? Ahí hay una clara libidinización del pensamiento preconsciente-consciente, manteniendo al yo al predominio de Eros. 

Nelson Mandela, tras estar 27 años picando piedras, dice que su alma permaneció libre y eso lo hizo dueño de su destino. Fue dueño de su destino porque siempre tuvo su ideal. 

• Isabel de Inglaterra, decide no casarse cuando se entera de una conspiración contra ella. Decide no casarse, pues si se casa por las leyes de Inglaterra, el marido será rey con igualdad de derechos con ella. Entonces, decide no casarse para ser reina. Ella dice que decidió ser reina, no ser madre, porque es la madre de Inglaterra. "Dios me dé fuerzas para sostener mi libertad". A nuestro tamaño, esto es algo que cada cual lo puede hacer. 

En cada desintrincación, se libera un monto de Muerte a pesar de que haya retranscripción. Si hacés retranscripción, la volves a intrincar. Se corre un peligro cuando se desexualiza, por eso nada es gratis: hay que volver a reintrincar. Hay una suerte de homologación de liberación de las pulsiones, en el sentido que se puede ser libre si se hace lo que uno desea. Todavía hay psicoanalistas que al no saber esto, creen que su trabajo es des-reprimir y no es así: desreprimir es desreprimir pulsiones y eso es peligroso. Freud definía al deseo como un camino que iba entre el placer y el displacer, entonces si se trata de pasar del displacer al placer, eso puede implicar agredir o destruir. Nuestro trabajo es transformar lo inconsciente en preconsciente, no es des-reprimir. Nuestro trabajo es sobreinvestir y eso se olvida. 

¿Qué pasa cuando la pulsión de muerte no es inmediatamente ligada? Veamos algunos casos:

• Freud hablaba de un ejemplo de la pulsión de muerte, para él ligada a la destrucción, si es exteriorizada puede volver hacia sí mismo y daba el ejemplo de un hombre tirándose de los pelos. 

• El ejemplo de Dostoievsky, que escribió libros impresionantes. Él era también un juegador compulsivo, entonces a pesar de los libros, dice Freud, que no tenía un superyó bien instalado, porque prometía y prometía dejar de jugar y seguía siendo un jugador compulsivo que prometía a su mujer, llorando, dejar de jugar, pero caía una y otra vez. Quiere decir que las sublimaciones fueron ineficaces, que nunca pudieron intrincar el monto de pulsión de muerte que persistía en la compulsión a jugar. 
Pulsiones parciales sexual-agresivas son deseos compulsivos primarísimos y son constitutivos del Ello o Inconciente Tópico, su empuje compulsivo es el drang de la representación Vorstellung-Repräsentanz, son pues de energía ligada "libre" o sea que funciona a Desplazamiento y Condensación que son las leyes del Inconciente y, por lo tanto, tienen intrincaciones que, si son a predominio relativo de Eros este predominio no puede ser firme respecto a Muerte. Estas pulsiones parciales están separadas por la Represión Primaria o Censura de las instancias Secundarias: Yo Realidad Definitivo y SuperYo. Estas instancias Secundarias también tienen deseos pero estos son sobreinvestiduras de las pulsiones en términos de conceptos verbales y en consideración a la Representación de Realidad del Yo y de los Valores del SuperYo. Los valores son los deseos del SuperYo. En las instancias Secundarias las investiduras son energía ligada responden a las leyes del lenguaje y de las lógicas secundarias,esas investiduras son por lo tanto energía ligada con mayor estabilidad de las intrincaciones relativas de Eros sobre Muerte.-

Pŕoxima entrada: La dinámica del aparato psíquico y sus fuerzas productoras

sábado, 28 de diciembre de 2019

Sexualidad de 1905 y Eros - Muerte.

En entradas anterios hablamos sobre las inscripciones. Esta vez, particularmente, trataremos las diferentes energéticas de estas inscripciones. Este es uno de los puntos más espinosos y desconocidos de la teoría freudiana.

Empecemos por el punto más espinoso, que es la energética pulsional. Solo hay dos teorías de las pulsiones. Está la teoría que opone las pulsiones sexuales a las pulsiones del yo. Esa teoría es abandonada cuando se propone la segunda teoría definitiva acerca de la dualidad pulsional: Eros y Muerte. Lo que persiste es la teoría de las pulsiones parciales: oral, anal, fálica primera, genital. Y si esas pulsiones conviven con las que también llamó pulsiones Freud, pulsiones Eros - Muerte.

Esto trae muchísimos problemas: he pedido que admitan que a Eros y a Muerte se las debe llamar super-pulsiones, porque son radicalmente diferentes a las pulsiones parciales. Primero y principal, porque las super pulsiones Eros-Muerte presiden la misma instalación de todo el aparato psíquico, atraviesan la instalación y el funcinamiento del aparato psíquico. Por lo tanto, Eros-Muerte constituyen a las pulsiones sexuales parciales, que desde mi punto de vista y lo que acabo de decir, deben ser consideradas pulsiones sexual agresivas parciales, porque están constituidas por intrincaciones de Eros-Muerte.

Hay otro problema: el uso del concepto de sexualidad en Freud, o sea libido, la energía sexual, no es claro y esto es un débito de Freud, que lo usa en dos sentidos diferentes sin haberlos corregido él mismo, pero sí lo aclaró taxativamente que él los usa en dos sentidos. Usa libido o energía sexal en el sentido en que lo explicó en 1905: es la energía que proviene del cuerpo y que nace apoyada en la satisfacción de las necesidades básicas: hambre, defecación, micción, excitación sexual de origen biológico.

Esta energía que estamos describiendo es diferenciada en 1920 como sexualidad de la función sexual y se mantiene el nombre de libido y sexualidad. Para nuestra desgracia, Freud diferencia esta sexualidad de la energía sexual, libido, sexualidad; de Eros, que es la super pulsión. Esta sexualidad o libido solo se define por la meta, que es la formación de complejidades cada vez mayores. O sea, Eros es una energía constructiva, complejizante. Solo tiene meta y se opone a otra energía, que es la de muerte.

Muerte solo tiene un fin: descomplejizar, destruir. Eros y Muerte presciden la constitución del aparato psíquico y todo su funcionamiento a lo largo de todas las instancias. Están en una dialéctica permanente de intrincación y desintrincación, o sea que cada estrato del aparato psíquico y cada instancia, en la medida que se estabilice, es triunfo relativo de eros. Es decir, si la instancia se estabilizó, siempre relativamente, eso significa triunfo relatico de Eros.

Las instancias secundarias que un aparato psíquico ha constituido más o menos establemente, garantizan esta estabilidad relativa: yo de realidad definitivo y superyó. O sea, las instancias a predominio de representación palabra. Por lo tanto, son las instancias a predominio de la energética de libido o sexualidad en el sentido de eros, no en el sentido de sexualidad de 1905. Se trata de la sexualidad de la función sexual, según Freud. Sería la sexualidad predominante en el ello. En el ello predominan las pulsiones sexuales agresivas y parciales. Predominan los objets parciales.

En 1920 Freud dice, en las últimas conferencias que no abandona nada de la teoría de la función sexual. Sigue vigente en el sentido que la sexualidad de la función sexual nace apoyada sobre la satisfacción de las necesidades orgánicas y no se abandona nada de la teoría de las pulsiones sexuales parciales. No se abandona nada de la ontogénesis de las pulsiones oral, anal, fálica... Esta función sexual, en 1920, está atravesada por eros y muerte, con un relativo predominio de eros en cada estrato. La sexualidad más o menos estabilizada, es la que corresponde a los conceptos de masculinidad y femineidad, inscriptos en el preconsciente-consciente, o yo de realidad definitivo, no al falo-castración que están en el ello.

La inscripción de la vorstellung representanz tiene esa embajaduría de energética corporal que se cruza con la excitación proveniente del exterior. Ahí se sueldan. Para que eso se logre, tiene que haber una articulación con Eros. Lo complejo que nos deja Freud es que se suelda la representación corporal con la excitación proveniente del exterior, pero además necesitamos Eros y Muerte, de manera que curpo, exterior, eros y muerte son 4 fuerzas al mismo tiempo. La fuerza que hace el cuerpo desde la necesidad empuja al aparato psíquico a trabajar, pero también la fuerza que trasciende al aparato psíquico, anterior a la pulsión, es Eros y muerte. Son 2 fuerzas intrincadas.

El empuje a buscar el objeto en el exterior para satisfacer la necesidad primero y crear el plus de placer que es la pulsión, es un trabajo con predominio de eros, pero también está Muerte. Cuando se produce la inscripción, suponemos que hay predominio relativo de eros. Como son investidras no ligadas, son libres, tienen todavía cierta tendencia de muerte, o sea que el predominio de eros es inestable. Por eso el funcionamiento del ello es a desplazamiento y condensación. Se trata de una lucha de fuerzas muy compleja, donde eros trinfa relativamente sin que muerte desaparezca. El aparto psíquico se complejiza, pero muerte nunca desaparece. Las pulsiones, además, desde Eros y Muerte las llamo sexual agresivas, porque la sexualidad del ello siempre tiene objetos parciales, no tiene por objeto personas. Esto es lo que se plantea en El problema económico del masoquismo, pero además la pulsión busca una teta, una cara, no busca un sujeto ni un otro reconocido como sujeto. Eso corresponde más bien a eros, al yo de realidad.

En el estatuto falo-castración, Freud llama encuentro de objeto a la fase genital. Esto es muy relativo, porque la parte del Edipo que junto con el encuentro del objeto genital falta desarrollar en Freud la elaboración del otro como sujeto y falta desarrollar el objeto inmediato y el objeto mediato (social).

Muerte es desagregación, al contrario de eros, que es complejización. Descomplejización es por definición destrucción, entonces estas fuerzas luchan permanentemente por formar uniones y desuniones. Lo agresivo tiene que ver con eso, uno tiene que destruir un alimento para poder aprovecharlo y Freud pudo tomar esto del catabolismo y el anabolismo de la biología. Freud insiste permanentemente en esto del metabolismo para referirse a eros y a muerte. Nuestro cuerpo se destruye inexorablemente, pero no es algo que no le vaya a ocurrir al sol o a las galaxias, aunque no lleguemos a verlo. Eros y muerte son parte de la naturaleza.

Finalmente, Freud no usa el concepto tánatos. El concepto es el de muerte.

Próxima entrada: Los deseos

miércoles, 13 de noviembre de 2019

Pulsión de muerte. Conferencia 1991 (Silvia Bleichmar)

Conferencia dictada por Silvia Bleichmar, el 27 de septiembre de 1991 en el marco de XIV Encuentro de discusión y IX Simposium organizado por la Asociación Escuela Argentina de Psicoterapia para Graduados.
Le decía antes de empezar, a Luis Córdoba que sentía mucho entusiasmo de poder debatir este tema, tema controvertido en Psicoanálisis -ya parece que hubo controversias en las reuniones de ayer- tema que confronta problemas nodales de la teoría y la clínica freudiana y que implica además abordar una cierta audacia porque al enfrentarlo uno tiene que ir desplegando las contradicciones de la obra freudiana y al mismo tiempo replanteándose qué validez conserva hoy este concepto en nuestra práctica y en nuestra teoría. Hasta dónde el concepto de Pulsión de Muerte sigue teniendo algún tipo de raigambre en nuestro pensamiento cuando nos dirigimos al proceso de la cura y cuando abordamos los fenómenos resultantes o los obstáculos del proceso de la cura en el movimiento de teorizarlos.
De qué manera funciona el concepto de Pulsión de Muerte en la metapsicología de bolsillo de los analistas, como dice Laplanche. Cada psicoanalista tiene una metapsicología de bolsillo, un conjunto de conceptos con los cuales se aproxima a la clínica, con los que la piensa y que está permanentemente en el trasfondo de su procesamiento. Y de qué manera hay conceptos que implican tal vez elementos últimos a partir de los cuales parecerían no estar implicados directamente en los pequeños movimientos con los que vamos resolviendo nuestra tarea y que sin embargo, ofrecen un horizonte de fondo sobre el cual se van pensando.
Yo creo que el concepto de pulsión mismo es un concepto en discusión hoy en Psicoanálisis. Es un concepto en discusión desde varios ángulos. Desde los ordenamientos que se hicieron a partir de los años 60' aproximadamente en Francia, a partir de los 70' en Argentina, fue desgajándose cada vez más un claro intento por desbiologizar la pulsión y por ubicar una perspectiva para ella que la desprendiera definitivamente del instinto.
Es muy interesante... en el Coloquio de la Federación Europea de Psicoanálisis, al cual me voy a referir varias veces, Coloquio de 1984, Hanna Segal dijo que los ingleses debían revisar su traducción del concepto y que no podían seguir llamando instinto al Trieb freudiano sino que tenían que empezar a llamarlo pulsión, en el sentido en que fue planteado por los franceses. Modelo, si Uds. quieren, de pensamiento psicoanalítico en una psicoanalista consagrada que, después de años, se va replanteando hasta dónde siguen siendo válidos los postulados de los cuales partió.