Mostrando las entradas con la etiqueta accidente. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta accidente. Mostrar todas las entradas

domingo, 15 de enero de 2023

Diario de un psicólogo en apuros: las corrientes de retorno y el pánico

Un psicólogo de vacaciones puede pensar haber abandonado su disciplina tan solo por haberse puesto una malla y sus ojotas, mientras se dispone a las clásicas actividades de los bañistas en la playa: caminar, tomar el sol o simplemente nadar en el mar. Ahora bien, este año el mar estuvo bastante convulsionado y no faltaron los accidentados ni las intervenciones de los guardavidas. Según Perfil:

Otro de los casos graves fue el de un hombre de 50 años que barrenaba una ola en una tabla corta a la altura del parador Cocodrilo, en Av. del Mar y Fragata 25 de Mayo, y se clavó de cabeza en un banco de arena. Cuando salió del agua, comenzó instantáneamente a sentirse mal. El hombre debió ser asistido por un golpe que le provocó una pérdida de sensibilidad motora.

Por supuesto, tampoco faltaron los ahogados. Lo que no me esperaba, en toda la teorización que se hace entre los turistas expectantes del rescate, es que hay un factor psicológico en todo el tema de los ahogados.

Bien se dice "El mar es traicionero" lo cual siempre me pareció un intento de tercerizar una traición que nos viene desde dentro, porque lo cierto es que el mar tiene sus secretos. Por ejemplo, hay que saber ver las corrientes de retorno, esas corrientes que retroceden desde la costa hacia el mar. Toda esa agua que llega a través de las olas, regresa hacia el mar por un canal:


Ahora bien, el peligro real de las corrientes de retorno (o de resaca) no es el ser arrastrado por ellas mar adentro, sino la forma en que la persona reacciona: muchos bañistas entran en pánico y tratan de nadar contra la corriente, cansándose enseguida y hundiéndose. La clave para escapar no es nadar contra ella sino en paralelo a la orilla, escapando de esta forma, ya que la anchura de la "zona de resaca" no suele ser de mucho más de unos 10 metros.

Confieso que me atrapó la resaca, pero de la otra

En este letrero, incluso se recomienda dejarse uno llevar, ya que eventualmente, el mar lo vuelve a escupir a uno a la costa. Lo que venos, esencialmente, es que el enemigo no es tanto el mar, sino más bien el pánico. Pánico que, por definición, genera una respuesta exagerada al peligro del que se trata.

sábado, 5 de noviembre de 2022

La evaluación del estado de equilibrio en el ámbito forense

 ¿Cuáles son los puntos que permiten determinar el estado de equilibrio psicológico presente en la persona evaluada? ¿Como verlos en una Evaluación psicodiagnóstica profunda? En el ámbito Forense donde uno de los puntos de pericia recae usualmente en determinar al momento de la misma cual es el estado psicológico del actor en razón, de los sucesos traumáticos vividos, y con ello la presencia o no de daño psíquico y en qué grado. 

El estado de equilibrio guarda relación en parte con el nivel de bienestar psicológico y somático que la persona siente respecto a su vida actual, por supuesto en estructuras de personalidad o situación psicopatológica con criterio de realidad mantenido pese a la sintomatología que pueda presentar. Todo factor estresor cuando es de índole traumático obliga al sujeto a reorganizarse en sus mecanismos de defensa y modalidades usuales de afrontamiento, que no siempre le son efectivas en esta nueva situación vital acaecida. 

A veces determinados accidentes dejan secuelas en lo físico que pese a la rehabilitación perdurarán en el tiempo con lo cual la persona deberá readaptarse desde esa nueva condición resignando por ejemplo una actividad que antes realizaba por ejemplo deportiva. Sobre esto pueden establecerse aspectos psicoemocionales sintomáticos que antes no estaban presentes en la vida del mismo. Al evaluar el estado psicológico de una persona debemos considerar la presencia o ausencia de sufrimiento psíquico y emocional significativo aun luego de pasado un tiempo del evento traumático. Todo esto depende en gran medida de la estructura de personalidad previa del actor, la presencia de hechos concausales significativos o bien preexistentes o posteriores al mismo o por consecuencia del mismo sumándose al hecho traumático vivido. 

Para finalizar este trabajo, sería importante administrar una batería de base conformada principalmente por: HTP (Test del Árbol, Test de la Casa y Test De la Persona), PBLL, (Test de la Persona bajo la lluvia), Test de Bender, Test de la Familia, Cuestionario Desiderativo y TRO (test de las relaciones objetales de Phillipson) a esta se podrá sumar como técnicas complementarias o de ampliación diagnostica: Test de depresión (Beck , Hamilton por ejemplo o similar), Test de ansiedad (STAI) SCL 90 o algún inventario de síntomas similar, algún test de atención (Toulouse-Pieron, D2, Stroop), Rorschach, MMPI 2 según criterio y necesidades de profundización en el diagnostico y determinación de la estructura psicológica y psicopatológica del actor. 

En el protocolo que acompañamos se evidencian elevados niveles de ansiedad. 



Gráficamente vemos un tamaño macrográfico, trazos repasados, la presencia de pastos en ángulos y la falta de discriminación entre los árboles, esto da cuenta de una falta de estabilidad psicoemocional actual.

domingo, 16 de octubre de 2022

Dificultades en el sueño en los niños: intervenciones clínicas

Dormir es una actividad humana muy importante. Nunca conviene preguntar cuán bien o mal duerme una persona, sino cómo es la cualidad de su vigilia. Es allí donde vemos si el sueño ha sido reparador o no. 

Dormir una cantidad suficiente de tiempo es un pre-requisito para el aprendizaje y la conducta. Por definición, el sueño es un estado biológicamente regulado que restaura y revitaliza todo el sistema en todos sus niveles: endócrino, inmunológico, metabólico, físico y emocional (National Sleep Fundation, Cardinali 2008)

Los desórdenes del sueño están asociados, en todas las edades, con:

- Mayor incidencia de errores y accidentes. Ej. accidentes de tránsito.

- Somnolencia diurna y estados del humor alterados.

- Ineficiente desempeño ocupacional (laboral, aprendizaje).

Al pensar una desregulación conductual y/o emocional, deberíamos tener como hipótesis la existencia de un desorden del sueño. Junto a un niño que no duerme, suele haber una familia que tampoco duerme, de manera que se afecta toda la salud del grupo familiar y no solo la del niño.

Los efectos del mal dormir en el funcionamiento cerebral y las funciones orgánicas son:

- Disminución de los umbrales de estrés.

- Reducción de la energía vital.

- Producción hormonal alterada.

- Debilitamiento del sistema inmune e ineficiente capacidad para sanarse.

- Función cognitiva disminuida y reducción de la memoria a corto plazo.

- Dificultades de autorregulación,

Las alteraciones en el sueño en niños son una frecuente preocupación reportada por los padres y a menudo interpretadas como conductas o hábitos mal adaptados. La incidencia de los problemas en el sueño de la población pediátrica es del 20% al 40%. En la población con niños con trastornos del desarrollo los trastornos en el sueño han sido estimados entre un 40% y 83% (Johnson, K.P y Mallow, B.A, 2006; Richdale & Schreck, 2009; Krokowiak y col., 2008). Esto se debe a que conciliar el sueño y mantenerse dormido no es algo que se dé de manera automática, sino que es algo que se aprende durante la infancia. No es algo dado que un niño duerma bien, sino que es algo que aprenden en los primeros años de vida.

Factores evolutivos

Los estadíos del sueño comienzan antes del nacimiento. El sueño REM aparece a los 6-7 meses de gestación y el no REM a los 7-8 meses de gestación. para el octavo mes gestacional, hay una estructuración completa del sueño, indicando buena coordinación córtico-subcortical.

Los recién nacidos entran en fase REM inmediatamente después de quedarse dormidos. A los 3 meses, el niño entra en no REM primero, patrón con el que continuará por el resto de su vida. En el recién nacido normal las fases de sueño REM superan al 50% total del sueño, esto indicaría la importancia de esta fase en el desarrollo cerebral. Las alteraciones de cualquier tipo a este nivel podrían intervenir en la modulación cerebral. 

Cantidad de sueño en niños y adolescentes

Recién nacidos: 16 a 20 hs. por día, en períodos de sueño de 3 a 4 hs.

A partir del 1° mes de vida, el sueño comienza a adaptarse al ciclo diario. Hay un incremento del sueño nocturno y vigilia diurna.

A los 6 meses de vida, el promedio de sueño total es de 14,2 hs. El período de sueño nocturno llega a 6 horas y hay varias siestas.

De 1 a 3 años, el sueño total declina a 13,2 hs. por día. El sueño diurno es consolidado en una sola siesta, en general por la tarde. Aquí las rutinas del sueño son importantes. Hay apego a ciertos juguetes (para conciliar y sostener el sueño) y aparecen los miedos nocturnos.

Edad prescolar (3 a 5 años): La mayoría de los niños suprime la siesta hacia los 4-5 años. Es esencial el mantenimiento de las rutinas de sueño; aparecen las parasomnias: terrores, pesadillas, bruxismo, etc.

Años escolares y pre-adolescencia (6 a 12 años): El sueño total a los 9 años es de 10,2 hs. A esta edad, durante el día el niño está muy alerta, casi no hay somnolencia diurna. 

Adolescencia: Declina el sueño a 9 hs. hacia los 13 años. Necesitan dormir 9-10 hs, pero duermen generalmente 7 hs. por noche.

El conocimiento de esta evolución nos permite valorar el sueño según la edad del niño y tener una idea de la cantidad de horas que tienen que dormir.

Trastornos del sueño en la infancia (en todos los niños)

La somniloquia, hablar en voz alta, aparece en el 32%. 

Las pesadillas: 31%. 

Sonambulismo: 28%.

Insomnio: 23%

Enuresis: 17%

Bruxismo: 10%

Ronquido: 7%

Terrores nocturnos: 7%

Síndrome de apnea obstructiva: 1-3%

Estos niños demuestran respuestas atípicas a la estimulación sensorial y diferencias en el dormir respecto a sus pares en el desarrollo típico.

La sensibilidad y dificultades en el procesamiento sensorial han sido sugeridos como un factor contribuyente a los problemas de sueño que estos niños experimentan, especialmente en niños que exhiben hiper respuesta y tienen dificultades de "gating" o filtrado sensorial de los estímulos del ambiente (Reynolds & Lane, 2011). Son niños que se despiertan por cualquier sonido, por ejemplo.

Los factores que reducen nuestra habilidad de dormir y permanecer dormidos son:

- El estrés, que es más marcado en los niños con trastornos del desarrollo.

- Diferencias en el humor y la emoción. Ej. rabietas, berrinches.

- Excesiva estimulación desde el ambiente y ambientes no familiares, que hacen que el niño no pueda lograr un estado de confort y relajación.

- Estimulación de la glándula pineal por la luz, por el uso de luz artificial. En la práctica revisamos el uso de pantallas, el uso de luces para los niños. 

- Imbalances nutricionales (selectividad) e inmunes (alergias, asma y otros). 

Los factores que mejoran el sueño y la habilidad de alcanzar estadíos del sueño reparadores son:

- Rutinas para el dormir.

- Ejercicio y actividad física (4-5 horas antes de dormir)

- Reducción del estrés, trabajando con la comunicación.

- Implicancia de la luz social, ritmos circadianos bien establecidos. Muchas veces los niños retrasan la hora de despertarse, perdiendo horas de luz, que es lo que ordena el ritmo circadiano.

- Una alimentación que sostenga la salud y el adecuado funcionamiento de nuestro sistema gastro-intestinal e inmunológico.

Conclusiones:

Es de especial relevancia en la infancia la evaluación de las alteraciones del sueño por ser un período crítico en el desarrollo y evolución del ser humano.

Tener en cuenta que el infante y el niño cuentan con muy poca capacidad de expresión de sus dificultades y tiene menor influencia o control sobre el entorno humano y el medio ambiente. Son los adultos que rodean al niño quienes pueden observar y ayudarlos en estos problemas. Esto es aún más marcado en niños con dificultades en el desarrollo, por la significativa implicancia en las alteraciones cerebrales y desarrollo cerebral.

Pautas y estrategias para el sueño y el dormir

Higiene del dormir. Establecer un horario para dormir que sea constante y temprano. Considerar que el niño tenga por lo menos 10 a 12 horas de sueño.

Estructura: el horario entre la cena y la hora de dormir debe ser un tiempo organizado, estructurado y calmo. Evitar actividades como lucha, saltar en la cama, etc. a la hora de dormir. No traer demandas a los niños en esos horarios. Eliminar TV, compu ó video juegos a esa hora.

Rutinas. Rutinas para irse a la cama que sean predecibles y estables. Por ejemplo: baño, lectura de un cuento, etc. Hay que tener en cuenta las características del niño, quizá para algunos sea convenientes bañarlos a la mañana o al mediodía, pero no a la noche. Tener definido dónde el niño duerme, que no sea cualquier lugar de la casa (el living, el auto). 

Conciliar el sueño es un proceso. Comenzar por lo menos 45 minutos antes de la hora que queremos que el niño esté durmiendo. Hay que ir reduciendo actividades, estímulos, ir aquietándose. Al niño le toma años dormirse a sí mismo y que si se despierta pueda volverse a dormir.

No llevar al niño a su cama ya dormido. Propiciar que se quede dormido en su propia cama.

Proveer oportunidades de juego acerca del dormirse fuera del horario de ir a la cama y en situaciones de no-estrés. para trabajar entre otros temas la ansiedad de separación.

Crear un organigrama rotatorio, de manera que los padres no estén deprivados de sueño y puedan sostener las rutinas e higiene del dormir.

En esta clínica hay que ser creativos. A algunos niños los duerme el movimiento (mecedoras, el auto).



Fuente: Notas de la conferencia "Dificultades de sueño y del dormir en la niñez, una mirada desde la integración sensorial y PINE" - María Rosa Nico de la Escuela freduiana de Buenos Aires.

sábado, 24 de julio de 2021

Daño psiquico en accidentes de tránsito

En hechos traumáticos graves, como en el caso de violentos y sorpresivos accidentes de tránsito, el accidentado sufre una disminución en sus funciones psíquicas (por ejemplo atención y concentración) a raíz de este accidente se produce una experiencia que aporta en muy breve lapso un aumento tan significativo de estación a la vida anímica, que fracasa en su elaboración y carga por los medios normales y habituales; lo que da lugar a trastornos duraderos en el funcionamiento psíquico.

El aparato psíquico, para poder funcionar adecuadamente, exige que se cumplan determinadas condiciones de estabilidad que son abolidas por la acción del hecho traumático en la medida que este no es una simple perturbación de la economía anímica, sino que viene a amenazar radicalmente la integridad del sujeto.

Lo que confiere al acontecimiento su valor traumático, son las circunstancias específicas de su producción; inesperadas, inopinadas y violentas, así como las derivaciones de posteriores intervenciones y tratamientos vividos como cruentos y dolorosos. Todo esto, sobre una persona que se ve sometida de imprevisto en un a situación muy peligrosa sin estar preparada para ello. V.S. debe merituar en su momento que una persona necesita, para su entera personal, estar sana y activa.

Resulta innegable que la integridad psíquica de las personas es objeto de protección jurídica, de modo tal que toda lesión a la psique debe ser resarcida sin perjuicio de las lesiones corporales que el afectado haya sufrido o no, ya que el cuerpo y psique son una unidad inescindible (conf. KRAUT, Alfredo, “Los derechos de los pacientes”).

El daño psíquico configura un detrimento a la integridad personal que se da en una persona que presente luego de producido el hecho, una disfunción, un disturbio de carácter psíquico, que muestre una modificación en la personalidad, una patología que sea consecuencia del accidente, sea coherente con éste y se configure en forma permanente.

Para graduar el daño psicológico debe obrarse de la misma manera que respecto al deterioro de la capacidad física siendo imprescindible la intervención de un experto que aporte al proceso los elementos fehacientes para la dilucidación de la magnitud.

El trabajo del perito, en estos casos, dependerá de que se te esté solicitando en los puntos de pericia. Si no hay un punto Pericial que exprese la necesidad de indicar indicios de simulación jurídica este punto no se entiende relevante. 

Lo central suele ser informar presencia o no de determinado cuadro (al menos en un juicio por daños y perjuicios). La simulación es un comportamiento humano, que en menor o mayor medida suele estar presente en las pericias (y en la vida cotidiana) y no necesariamente su detección significa de forma automática la ausencia de malestar o algún trastorno en el evaluado. Es conveniente analizar la presentación, el discurso y el material obtenido en un todo, no sólo basándose exclusivamente en un test, como el MMPI-2.

DOCTRINA APLICABLE

Previo a la Vigencia del Codigo Civil y Comercial de la Nacion. 

El daño psíquico se configura mediante la “... perturbación patológica de la personalidad, que altera el equilibrio básico o agrava algún desequilibrio precedente del damnificado” (ZAVALA DE GONZALEZ, “Daños a las personas...”, T.2, p.231).

“El daño psicológico es la perturbación transitoria o permanente del equilibrio espiritual preexistente, de carácter patológico, producida por un hecho ilícito” (CNCiv. Sala M, 07/06/2004, webrubinzal-jupri:254.4.9.r64, autos “Miguez González, Tomás c/ Torres Carlos Alberto s/ daños y perjuicios”).

Según Mariano Castex y M. Ciruzzi “... puede hablarse de la existencia de daño psíquico en un determinado sujeto, cuando éste presente un deterioro, disfunción, disturbio o trastorno, o desarrollo psico-orgánico que, afectando sus esferas afectiva y/o intelectiva y/o social y/o recreativa, limita su capacidad de goce individual, familiar, laboral, social y/o recreativa” (“El daño psíquico en la Medicina y Psicología Forense” por Mariano
Castex y María Ciruzzi 1989/1990” (voto del Dr. Castellanos causa n° 56.615 R.S. 64/2009, “BARDI, Constanza S. C/ BOLLA, Alberto A. y otro s/ Daños y perjuicios” entre muchas otras).

Puede sostenerse que habrá daño siempre que exista una lesión a un derecho subjetivo o a una facultad del sujeto, pero cabe agregar que "la lesión a un interés, personal y directo, que no surge de una situación violatoria de una norma de orden público, cuando asume la condición de un daño cierto, implica el perjuicio a que se refiere un precepto de tanta latitud como lo constituye el artículo 1068 del Código Civil (2)".

Más allá de las disputas doctrinarias que la definición contenida en la norma citada ha ocasionado, para que ese daño de lugar a la existencia de responsabilidad civil es necesario que se reúnan, al mismo tiempo, otros caracteres: 
a) la existencia de un acto ilícito; 
b) que exista un factor de atribución subjetivo u objetivo del mismo a un sujeto; 
c) que exista un daño patrimonial o extrapatrimonial; 
d) que medie un nexo de causalidad adecuado entre el hecho ilícito y el daño (3). A ello debe sumarse que el
hecho generador del daño puede también consistir en un acto perfectamente lícito o en una omisión.

Frente a la existencia de un daño generador de responsabilidad civil existen dos clases de reparación, la reparación natural o in natura y la reparación por equivalente. En el supuesto del daño psicológico la primer clase de reparación mencionada no resulta aplicable atento a que ante la existencia de un daño psi cológico ocasionado a un sujeto no resultara posible la "vuelta de las cosas a su estado anterior" en sentido estricto.

Consecuentemente, frente a un daño psicológico sólo resultará procedente la concesión de una reparación por equivalente o indemnización monetaria, es decir, dicho daño será resarcido mediante el pago de una suma de dinero. Dicha suma de dinero tiende a compensar la diferencia que existe en el patrimonio del sujeto damnificado luego del acaecimiento del hecho generador del daño, esto es, de be merituarse la diferencia entre la situación de la víctima con anterioridad al hecho y la realidad existente en su patrimonio al momento en que el juzgador dicte sentencia.

JURISPRUDENCIA APLICABLE
“En primer lugar, debe decirse que el daño psí quico se configura mediante una alteración patológica de la personalidad, una perturbación del equilibrio emocional que afecta toda el área del comportamiento, traduciéndose en una disminución de las aptitudes para el trabajo y la vida de relación y que, como toda incapacidad, debe ser probada en cuanto a su existencia y magnitud. Se trata de una alteración o modificación patológica del aparato psíquico como consecuencia de un trauma que desborda toda posibilidad de elaboración verbal o simbólica.

Al resarcir este tipo de daño no se trata de comprender ni de identificarse empáticamente o moralmente con el damnificado, sino de objetivar un diagnóstico clínico que tenga entidad psicopatológica. Por otra parte, es dable recordar que para establecer el daño psíquico se ha de proceder de la misma manera que para determinar el deterioro físico. En el caso de que se probare la existencia de dicho daño, será necesario distinguir entre el que se ha producido como consecuencia directa del acaecimiento del siniestro y aquél que se ha derivado de la situación personal anterior del damnificado. La distinción es útil porque el causante del hecho ilícito sólo debe cargar con las consecuencias derivadas de aquél y paliar esas secuelas exclusivamente, porque las restantes que apa rezcan teniendo como etiología una estructura de personalidad proclive a la descompensación y la derivada ampliación del perjuicio no deben ser receptadas.Asimismo, en un individuo sano, las perturbaciones podrán conmover o alterar momentáneamente el equilibrio por un lapso, mas lo normal es que pueda evitar el acarreamiento de connotaciones de índole patológica a través de sus propias defensas. En cuanto a los gastos de tratamiento, debe decirse que es criterio reiterado de este Tribunal que el actor debe recibir una suma para hacer frente a un tratamiento que extinga, o por lo menos disminuya al máximo las secuelas del infortunio.

* El art. 1068 del Código Civil al referirse a "perjuicio susceptible de apreciación pecuniaria", indirectamente por el mal hecho a las "facultades" de la persona, permite emplazar allí todo detrimento económico a la salud del ser humano, comprensivo de sus aptitudes físicas y psíquicas que le permiten desarrollarse como tal entre ellos al denominado "daño psicológico". (Conf. Risso, Ricardo E. “Daño Psíquico Delimitación y diagnóstico. Fundamento teórico y clínico del dictamen pericial”

* Si la prueba pericial de psicólogo es suficientemente explícita sobre la necesidad de llevar a cabo un tratamiento psicologico adecuado, para superar el estado depresivo en que se halla sumergido el aquí actor (arts. 384 y 474 del Código Procesal), este elemento objetivo de juicio torna desechables las objeciones subjetivas que vierte la demandada, subrayando que se está frente a un daño cierto que debe ser reparado (arts. 901, 903, 906, 1068, Código Civil; 163 inc. 6°, 164, 384, del Código Procesal). CPCB Art. 163 Inc. 6 ; CPCB Art. 164 ; CPCB Art. 384 ; CPCB Art. 474 ; CCI Art. 901 ; CCI Art. 903 ; CCI Art. 906 ; CCI Art. 1068.

jueves, 15 de julio de 2021

El daño psíquico y sus indicadores en los tests proyectivos

¿Que se entiende y comprende bajo el concepto de Daño Psíquico? Hoy analizaremos el concepto y analizaremos algunos elementos destacados que suelen estar presentes en los protocolos de personas que son peritadas por ser víctimas en este caso de accidentes.

Una de las tareas más delicadas y difíciles en el campo de la Evaluación Psicológica es el diagnosticar y determinar si la persona que ha sufrido algún tipo de evento dañoso en su vida que ha afectado en alguna medida mayor o menor su estabilidad psicológica, emocional y condiciones de vida ha sido afectada en modo perdurable por el mismo y las consecuencias que ello ha aparejado. Decimos difíciles porque,  ante todo suceso traumático, el grado que este genera alteraciones en el sujeto y su vida dependerá de una serie de variables, principalmente su capacidad defensiva, su estructura de personalidad, su historia de vida, etc., un mismo tipo de acontecimiento deje o no secuelas considerables puede trastocar la vida de una persona aún por ejemplo cuando en casos de accidentes, el mismo no deja ningún tipo de lesión física pero no obstante la persona lo ha vivido con tanta intensidad y angustia que le afecta enormemente y marca un antes y un después en su vida cotidiana y sus rutinas. Así también en otras personas eventos significativos mas allá del periodo natural de estrés postraumático no le impiden a la persona retomar su vida normal como antes de que el mismo irrumpiera en si mismo.

Entonces podemos definir el daño psíquico como todo trastorno, perturbación, síndrome o disfunción que como consecuencia de un hecho traumático sobre la personalidad del individuo genera una alteración en su psiquismo con gran menoscabo en su salud, su capacidad de goce, una disminución de sus aptitudes y actividades. Así puede afectar una o varias áreas en la vida del sujeto. Lo que diferencia el daño psíquico de otras situaciones o eventos negativos en la vida de un individuo, es el carácter por un lado de novedoso en el sentido que este hecho irrumpe en la vida del sujeto y es ajeno a su decisión. 

Cabe mencionar el concepto de trauma y situación traumática, un acontecimiento es traumático cuando por sus características de repentino , intenso genera en mayor medida y en forma permanente o con tendencia a cronificarse un incremento significativo de excitación a la vida psíquica, superior a lo que en condiciones normales y por su estructura de personalidad y capacidad defensiva el sujeto podría procesar y afrontar, es decir todo suceso traumático genera una ruptura respecto al umbral de tolerancia del sujeto quebrando su hasta entonces equilibrio psicosomático. El sujeto entonces no ha podido resolverlo con sus recursos habituales ni elaborar exitosamente la situación por lo cual en consecuencia se instalan trastornos duraderos en su personalidad, psiquismo y en su vida.

Algo importante a destacar es que es un proceso a nivel inconsciente, es decir que el sujeto no puede muchas veces evaluar en qué forma este acontecimiento lo ha afectado. Por ejemplo muchas veces el proceso de duelo esta encapsulado y la persona no evidencia sentirse deprimida mas allá de haber sufrido en razón del hecho traumático la pérdida de un ser querido. La reacción humana ante un mismo hecho muchas veces nos resultan imprevisibles así como diferentes. Pensemos que uno de los mecanismos de defensa más solidario para evitar conectarse con el sufrimiento es la disociación desde una base maníaca. Por ello en procesos evaluativos a veces el perito identifica muchos indicadores depresivos que parecen no ser egosintónicos con el sujeto peritado.

Hay una serie de reflexiones de carácter psicoanalítico que resultan una buena síntesis de lo expuesto en cuanto a la evaluación y diagnóstico de daño psíquico son las siguientes: el Yo no se restringe (caracteropatía), ni se escinde (neurosis), ni se fragmenta (Psicosis) en forma arbitraria, sino siguiendo los planos de clivaje o líneas de fractura, determinadas por supuesto por su constitución y experiencia infantil. Así el evento traumático muchas veces hace concausa con dichos preexistentes dejando aún más en situación de vulnerabilidad a quien lo ha sufrido.

Desde el punto de vista de las condiciones que hacen que un acontecimiento devenga en daño psíquico para una persona son en general aquellos en que la persona ha sido víctima directa o indirecta de situaciones que han representado:
• Amenaza respecto a la propia vida
• A su integridad psicológica
• Porque ha implicado una lesión física grave e irreversible
• Ha percibido el daño como intencional (violación, asesinato de un ser querido frente a si ejemplo en caso de robo)
• Perdida violenta de un ser querido
• Exposición al sufrimiento de los demás

Las consecuencias psicopatológicas más frecuentes que solemos encontrar en peritados por accidentes u otros sucesos traumáticos son:

👉 Trastornos adaptativos tales como estado de ánimo depresivo, ansioso.
👉Trastornos habituales por estrés postraumáticos tales como fobia, trastorno de pánico, del sueño, pesadillas, flash back del acontecimiento
👉Descompensaciones en personalidades con estructuras preexistentes de base psicótica, trastornos de la personalidad.
👉En lo cognitivo, disminución de la capacidad de atención – concentración. Amnesia lacunar (trastorno de la memoria que consiste en no poder recordar parcial o totalmente detalles o el episodio traumático)
En la segunda y ultima parte de este material mencionaremos respecto a algunos elementos proyectivos de carácter simbólico o temático que suelen estar presente en protocolos de peritados que presentan presencia de indicadores de daño psíquico.

Un caso 
Se trataba de un accidente en donde fallece el esposo de la persona peritada. Hemos seleccionado dos test de la batería el primero corresponde al test de la casa realizado por la esposa y el segundo al test de la casa dibujado por el hijo de 8 años. El niño no estaba presente en el accidente y la madre fue testigo del mismo. Ambos son victimas indirectas. El acontecimiento se produjo en términos esenciales de la siguiente forma. El padre y el hijo solían ir a buscar a la madre a la ruta cuando venía del trabajo, la esperaban cuando bajaba del colectivo. Ese día el niño no acompaña a su padre sino que se queda en casa de un amigo jugando. El padre como siempre va a buscar, venía en el auto del lado contrario a donde lo esperaba su esposa que debía cruzar la ruta. Mientras ella estaba esperando cruzar logra ver del otro lado el auto de su esposo que se aproximaba hasta que es investido por un camión que pierde el control del mismo y lo choca. El padre fallece en el acto, la esposa presencia el accidente. A consecuencia ambos mamá e hijo tienen que ir a vivir a la casa de los padres, por lo cual además del dolor por la situación vivida ambos deben reorganizar sus vidas y dejar la casa familiar.

Al observar los test en casos de accidentes suelen aparecer contenidos simbólicos o temáticos relacionados directa o indirectamente con el accidente. Por supuesto no es una relación directa ni siempre presente pero se presenta en muchos casos como el que comentamos en este material.

Al ver los protocolos que acompañamos podrán ver en el dibujo del niño, la presencia de un agregado temático, el dibujo de un auto, es significativo que el niño espontáneamente adiciona pese a tratarse del Test de la casa, además de un auto a su mama, y a su papa al lado del árbol. Esto nos da cuenta de que el niño que también se suma al dibujo aún no ha elaborado la situación de pérdida sufrida a pesar de que ya pasaron casi tres años del accidente. Tomando la temática del test de la casa, sabemos que en parte esta es un sensor de la situación interna y vincular del niño en relación a su hogar. Como significativos además de las adiciones mencionadas podemos ver inhibición de los afectos y ambivalencias además de desconfianza respecto al entorno sobre todo no familiar (puertas pequeñas, dobles, ennegrecimiento del picaporte, falta de chimenea, ventanas altas…) el agregado de si mismo y su familia tal como era antes del accidente (que también se reitera en el test de la familia) conlleva a una pérdida de la distancia proyectiva ya que le pedimos que dibuje una casa y no su casa. Esto sucede porque es tanta la angustia y el dolor de los cambios en su vida que se refugia en una representación más afín a sus deseos. Esto también no da cuenta de la obturación en el proceso de duelo y por ende es un indicador de daño psíquico.

En el test de la casa de la madre vemos un repliegue del dibujo hacia el lado izquierdo, un tamaño pequeño, ausencia de chimenea, un tejado intenso que nos da cuenta de represión afectiva alejamiento activo de la realidad actual, es significativo el remarcado por varias líneas en la puerta y el picaporte ennegrecido a izquierda, esto implica un sentimiento defensivo y angustioso respecto a conectarse con el medio ambiente, temor, preocupación y sobre todo privilegiar la comunicación solo hacia el entorno conocido y familiar (camino a izquierda). 



Como elemento simbólico significativo que además se ve como caído hacia la derecha figura el buzón, respecto al relato que la misma dice respecto a la casa graficada dice “un hogar” es una casa donde podría vivir con mi hijo. Tiene un buzón para que no estén las boletas, las cartas etc. Desparramadas en el pasto. Este pequeño relato es muy revelador del sentir de la misma y a la vez expresa una prospección al igual que las flores. Por un lado la fantasía de volver a armar un hogar (en el test de la familia fue muy conflictivo para ella decidir a quienes dibujar entonces termina dibujando a su familia pasada formada por su esposo e hijo, y con quienes vive actualmente sus padres y hermanos, al graficar a su madre la coloca entre ella y su hijo) pero por otro el desorden y la necesidad de encontrar un nuevo orden, boletas… son parte de las facturas y responsabilidades de la vida, el hecho de “desparramadas en el pasto” tienen relación con el accidente y es un elemento traumático, así vio a su esposo, cuando pudo llegar al lugar del accidente.

Para concluir estas reflexiones uno de los elementos que suelen aparecer en los test proyectivos es elementos simbólicos y vivenciales relacionados con las perdidas vividas y con el tipo de accidente sufrido. Por cierto nunca es un solo elemento sino en todo el conjunto de la batería donde estos signos gráficos logran comprenderse e integrarse.

martes, 13 de julio de 2021

Tabúes psicoanalíticos: aspectos de la clínica indicados por Freud pasados por alto.

En entradas anteriores vimos cuáles son las condiciones de analizabilidad, de donde se desprende que hay pacientes más y menos analizables. Ahora, ¿Qué es lo que sucede del lado del analista? Uno de los aspectos que incomodan al gremio son los casos donde según Freud el psicoanálisis no es estrictamente aplicable en su dispositivo clásico. 

Por ejemplo, Freud decía que solucionar una Fobia de tipo grave no basta con análisis y abrir perspectivas. También se debe emplear el Canal Motor y efectuar pequeños ejercicios graduales de tolerar el fenómeno adverso. Freud dice que en estos casos, sin aquello, se girará solo en círculos sin cambios.

Freud también dice que en accidentes inesperados que traumaticen, conviene rectificar la serie de eventos asociados y separar la probabilidad que una "parte" similar del evento no emulará al todo de nuevo.

En cuanto a algunos pacientes muy graves, Freud propuso que el aconsejar es posible de hacer, pero se debe volver a restituir el encuadre lo antes posible, aparte de no ser instructor ni volocarse en "ideal de".

Freud no solo estuvo atento y consciente de su propia contra-transferencia en sesiones, también estaba atento a la contra-transferencia auxiliar de su perro Jofie en algunas sesiones.

Freud aceptó la Terapia Activa de Ferenczi, solamente la autorizaba unicamente a Ferenczi. No confiaba en que otros analistas lo hicieran. Después el mismo Ferenczi en 1925 la descartó y por ende Freud también. Pero Ferenczi la reempezó en 1930 de otras formas que Winnicott y Balint hacen y enseñaron a generaciones.

Freud dijo que si un paciente con su enfermedad sintomática, con ella puede salvar la vida de su familia y terceros que no son autovalentes. Convendrá por ahora no intervenir y por un bien mayor no modificar o hacer sesiones.

Freud aclaró que de ser necesario por falta de recursos en clínicas u hospitales como por tiempo clínico, es importante hacer otras terapias más allá del diván como usar la vieja hipnosis, por ejemplo.

viernes, 11 de septiembre de 2020

Autopsia psicológica: Una herramienta útil para el peritazgo psicológico.


 Andrea Rodriguez

Una de las técnicas más importantes y utilizadas en la comprensión de los comportamientos criminales es la del peritazgo psicológico. Es en el cual el psicólogo despliega todos sus conocimientos en el ámbito legal y psicológico. Entre estos peritajes, se encuentra la denominada Autopsia Psicológica.

Este procedimiento es considerado como un proceso de recolección de datos del occiso que permite reconstruir su perfil psicológico y el estado mental antes del deceso. Para el desarrollo de dicho procedimiento, es necesario el trabajo interdisiciplinario entre médicos, abogados psiquiatras y psicólogos forenses. (Acevedo, Nuñez y Pinzón, 1999).

La Autopsia Psicológica como técnica pericial surge en los EE.UU. como una necesidad administrativa de definir la etiología médico legal en los casos de muertes dudosas donde no se contaba con los elementos suficientes para afirmar si se trataba de un suicidio o un accidente. Sin embargo, a pesar que esta técnica es bastante conocida y utilizada en EE.UU. no se ha establecido un procedimiento estandarizado para llevarlo a cabo.

Diversos autores Litman, Curphey, Shneidman, Farberow y Tabachnick, 1952; Shneidman, 1960-1964 (Citados por Shneidman, 1994b) plantean que para la realización del PAP se debe tener en cuenta varias categorías entres las cuales menciona: el estilo de vida del occiso, historia de vida, problemas económicos o sociales, relaciones interpersonales, rasgos de la personalidad, intentos anteriores de suicidio, posibles enemigos, entre otros.

Según Ebert (1991), los principales objetivos de la Autopsia Psicológica se dividen en cuatro:

1. Primer Objetivo: 
Determinar la manera de la muerte en casos de equívocos que necesitan ser distinguidos. Las maneras de muerte son: a) natural, b) accidental, c) suicidio y d) homicidio; este tipo de sistema es conocido por la sigla NASH. Generalmente, en algunos casos, la manera de muerte es bastante clara, lo que no ocurre con el modo como sucedieron los hechos.

2. Segundo Objetivo:
Averiguar el momento y el tiempo en el cual se produjo la muerte; para esto, el investigador debe indagar acerca de diferentes situaciones de la vida del occiso y tratar de relacionarlas con el hecho.

3. Tercer Objetivo:
Obtener la información suficiente para evaluar los datos obtenidos de diversos intentos de suicidio, con el fin de prevenir dichos intentos y la letalidad de los mismos.

4. Cuarto Objetivo:
Según el mismo autor, es terapéutico para la familia y los amigos del occiso. La entrevista y la investigación en general son mecanismos terapéuticos para estas personas, ya que permite comunicar pensamientos y sentimientos sobre la persona fallecida, de igual forma, la percepción que cada uno tiene sobre la muerte de aquella persona cercana, que por lo general es de culpa, dolor, vergüenza, resentimiento, entre otras.
De igual manera, la Autopsia Psicológica tiene como función ayudar a esclarecer los caso de muerte dudosa: suicidio, homicidio y accidente, donde ni el médico legista, ni el investigador policial tienen suficientes elementos para decidir, lo anterior se puede determinar:

1. Valorando los factores de riesgo suicida, de riesgo heteroagresivo o de riesgo de accidentalidad.
2. Valorando el estilo de vida del occiso.
3. Evaluando el estado mental en el momento de la muerte.
4. Estableciendo las áreas de conflicto y motivacionales.
5. Diseñando el perfil de personalidad del occiso.
6. Esclareciendo si existían señales de aviso presuicida.
7. Esclareciendo si existía un estado presuicida.

Ante un comportamiento o hecho que eventualmente no tienen una explicación clara, pero que podría llegar a tenerla si se estudian minuciosamente lo hechos antecedentes y consecuentes a lo sucedido, se podría inferir comportamientos o acciones llevadas a cabo bajo condiciones únicas y especiales que llevaron a la consecución de los hechos, por lo cual la psicología y la psiquiatría tienen mucho que aportar.

Shneidman, padre de la técnica, 1973-1977 (Citado por Ebert, 1991) propone tres categorías para estudiar los casos de muerte dudosa: a) el qué, b) el cómo y c) el porqué, en relación con la persona que cometió el suicidio; la causa actual de muerte con especial énfasis en el tiempo y la determinación de la forma en que ocurrió.

Como parte de la investigación criminal la Autopsia Psicológica también logra establecer el círculo de sospechosos en los homicidios de autor desconocido, al caracterizar a la víctima con sus conflictos, motivacionales y estilos de vida, se le ofrece a los investigadores policiales elementos de probabilidad en cuanto a posibles autores, quienes tendrían interés en vincularse a este tipo de personas.

Aunque la aplicación de la Autopsia Psicológica se hace de acuerdo a la legislación de cada país, cada equipo de trabajo decide la forma de proceder en la etapa de la recolección de datos. Shneidman, 1981 (citado por Thomas Young, 1992) argumenta que, cuando va a iniciar una investigación, nunca tiene un modelo sistemático de cómo la va a realizar. Es por este tipo de aseveraciones que muchos investigadores se sienten muy incrédulos frente a la validez y confiabilidad del procedimiento.

Por esta razón, Annon (1995) y Young (1992), plantean que uno de los serios problemas a los que se ve enfrentado el Protocolo de Autopsia Psicológica (PAP) es la falta de estandarización, pues cada persona o equipo que lo aplica tiene un estilo diferente y particular de realizarlo, lo cual afecta, según estos autores, notablemente los índices de validez del procedimiento. Es decir, no existe un modelo estructurado y sistematizado que disminuya el margen de sesgo.

Sin embargo, el número de autores que han escrito sobre el PAP es proporcional al número de modelos propuestos para realizar una investigación. En algunos caso se le da prioridad a unos aspectos y en otros se omiten.

Young, propone 15 categorías que se deben incluir al llevar a cabo dicha investigación:

1. Identificar la información personal del occiso (nombre, apellidos, edad, sexo, ocupación, religión, estado civil, etc.).
2. Detalles de la muerte.
3. Historia de la familia (hermanos, esposa, enfermedades médicas y tratamientos, intentos de suicidio, etc.).
4. Historia de muertes familiares.
5. Modelos familiares de reacción frente al estrés.
6. Tensiones recientes o problemas del pasado.
7. Historia de alcohol y drogas en la dinámica familiar.
8. Relaciones interpersonales.
9. Fantasías, sueños, presentimientos y pensamientos frente a la muerte, suicidio o accidentes que precedieron la muerte.
10. Cambios en los hábitos, aficiones, alimentación, patrones sexuales y otras rutinas ante de la muerte.
11. Información que relate los planes de vida.
12. Evaluación de intención.
13. Tasa de letalidad
14. Reacción de las personas que recibieron la noticia de la muerte.
15. Comentarios y anotaciones especiales.


lunes, 10 de agosto de 2020

Tiempos del trauma

Me viene bien lo que decía mi antecesor en la mesa [Marcelo Barros]. A partir de lo que planteo como título de trabajo: “Tiempos del trauma” me interesa, frente a estos movimientos que describía muy bien Barros como “traumas del siglo”, tratar de delimitar el concepto de trauma en psicoanálisis. Porque hay una extensión del concepto de trauma. En cualquier momento podemos ver televisión y encontrar una cantidad de personas a las que se nombra como traumatizadas por diversas circunstancias. La lista es larga: violencia política, delitos sexuales, catástrofes naturales. Pero, lo que define lo traumático en psicoanálisis, es que se da en dos tiempos. Si tenemos en cuenta lo que Freud dice en “El Proyecto de una psicología para neurólogos”, lo que sucede con Emma y el pastelero, transcurre en dos escenas. No hay una única escena traumática que determine una causalidad lineal, sino que son al menos dos y la segunda viene a recordarnos que vivimos en la realidad que de vez en cuando la realidad se desgarra por lo real.

Hace unos años estaba en Villa Gesell, tuvo mucha trascendencia el episodio, cayó un rayo en la playa y produjo la muerte de algunos chicos. La primera reacción es la reacción de cualquiera frente al trauma: quedarse congelado en el instante del trauma, en el instante donde la realidad se trastoca. Por eso, no tengo nada que decir sobre la clínica de la emergencia que lo primero que hace es tratar de poner en palabras el suceso traumático. Hablar del trauma. Es lo que todos hacemos frente a cualquier situación que, sacude nuestra realidad. Un pequeño accidente de automóvil lo contamos. Y lo contamos mientras estamos fijados, decía Freud, detenidos en el instante del trauma. Lo contamos de la misma manera, en un tiempo presente, detenidos en el instante donde la realidad se quebró.

Por eso decía que si la emergencia hace algo con eso es propiciatorio. Pero entiendo –y ahí es donde nos diferenciamos– que el psicoanálisis tiene otra cosa para decir: no alcanza con hablar, aunque sea imprescindible ¿Por qué? Porque el trauma no se deriva de la violencia con que una situación aparece, sino de cómo esa irrupción afecta a un sujeto de manera singular. Es decir, podemos acordar sobre lo disruptivo de determinadas situaciones como las que enumeraba recién: cataclismos, guerras, violencia sexual. Pero también, como Freud dice, frente a estos acontecimientos hay una respuesta del sujeto, por eso, no todos quienes atravesaron la guerra son afectados por una neurosis traumática. Entonces, hay dos escenas, entre una y la otra la significancia de un sujeto. No significado, significancia. El significado se desliza a lo general del diccionario y la significancia apunta a la vigencia de lo singular en cada una de todas las víctimas del trauma. Ahí es donde el psicoanálisis tiene algo que decir, porque en ese espacio es donde emerge la posibilidad de otro tiempo, de otro tiempo que es el del fantasma. Es decir, frente a la irrupción se prolonga algún tiempo el instante siempre presente o actual del trauma. Volviendo al ejemplo de la caída del rayo, al cabo de unos días quienes habían estado cerca empezaron a agregarle otros condimentos, a imaginarizarlo a partir de sus fantasmas. Cuando no es algo demasiado violento, sucede cuando presenciamos algún accidente menor, se tiene presente el momento y luego se empieza a diluir con los “A Dios gracias”, “Afortunadamente pasé por otro lado”, “No me tocaba a mí” o cosas por el estilo que son intentos de restablecer la realidad para cada uno.

Ahora bien, esta reconstitución de la realidad ¿alcanza para el tratamiento del trauma? Por el contrario, allí se inaugura otro tiempo que es el tiempo de cualquier análisis que comienza con el fantasma, esto es lo que el sujeto nos trae de su realidad. Es decir, contrariamente a lo que sugiere el sentido común o las distintas prácticas que hablan del trauma, el psicoanálisis llega al trauma siempre a través del fantasma. Ahora bien, llegar al trauma a través del fantasma supone que la escena que retorna en el análisis implica un tiempo anterior y es la respuesta del sujeto que fue inicialmente traumatizado por lalengua, como decía Luján [Iuale].

Entonces, cuando alguien es aspirado por este vacío del tiempo es justamente porque este vacío no es un agujero. Lo traumático que nos llega a través de lalengua es la incompletud del Otro, llega como exceso por la demanda o por el deseo del Otro, siempre traumático. Entonces, desde esta perspectiva y pensando en el título de la Jornada, ¿qué es lo que se escribe? Todo no, siempre va a quedar un resto irreductible de lo real. Lo real, es lo que no cesa de no escribirse, pero también, es aquello que demanda incesantemente la escritura. Ahora bien, ¿qué escribimos? Lacan es claro: no hay una traducción de una sustancia a la otra. Es decir, lo que es simbólico es simbólico, lo que es imaginario es imaginario, lo que es real es real. No se pasa de una a la otra, se puede incidir, anudar, pero no hacemos un cambio de sustancia. En ese sentido, lo que se puede escribir es la letra que se desprende de esa temporalidad reversible, imaginaria o sucesional, simbólica, que nos trae el relato del fantasma y que contornea lo real que no se puede escribir. Es decir, lo que mejor se puede –a mi modo de ver, por supuesto– hacer con el trauma es llegar a leer la letra que convierte un vacío en un agujero. Es decir, que aquello que en determinado momento captura al sujeto se constituya como agujero, que permita una caída que implique algo propiciatorio para el sujeto. Lo que no quiere decir que se haya reducido el instante del que empezamos hablando ni que desaparezca. Comentaba Marcelo [Barros], lo que Freud plantea en el Moisés y la religión monoteísta sobre dos posibilidades de salida para el trauma: una salida positiva y otra negativa. ¿Cuál es la salida positiva? Que se actualice el trauma. La salida negativa es que se olvide, porque cuando se olvida retorna como fobia o inhibición.

Para concluir, les quiero leer algo que muestra una dimensión social del trauma por la que pasó toda América Latina en la década del 70’, me refiero al terrorismo de estado. Este texto que tengo acá se llama Memorias del calabozo y reproduce una conversación entre Mauricio Rosencof y Eleuterio Fernández Huidobro, dos militantes tupamaros; Mauricio Rosencof luego fue director de cultura en Montevideo y Fernández Huidobro Ministro de Defensa. Pero en los 70’ eran militantes tupamaros, los encarcelan, los torturan, los sacan de la cárcel y los mantienen en un régimen de aislamiento como rehenes de la Dictadura Militar Uruguaya, mientras los trasladan de un lugar de detención a otro. Es interesante todo el texto, yo sólo les voy a leer unos renglones, no abunda en el horror, mantiene la sobriedad y hasta tiene algunas pinceladas de humor. Mauricio Rosencof, además de haber sido funcionario, es poeta. Fernández Huidobro también ha escrito, no ficción pero escribe. La cuestión es que reproduce una conversación. Imagínense el marco en el que estaban detenidos, en un aislamiento tan completo que los lleva a desarrollar un sistema de comunicación a través de golpes en las paredes de la celda. Es muy conmovedor todo. Pero lo que yo quiero compartir con ustedes es una escena que recorta Mauricio Rosencof.

Estaban aislados, cada tanto les autorizaban visitas y como recurso para irradiar el terror, les sacaban la capucha frente a los familiares. Rosencof cuenta lo siguiente:
Hay una visita que yo no la olvido. Alejandra (la hija) era chiquita, venía con la intención de darme una sorpresa. Yo sabía que ella tenía un problema en la vista que estaba en manos de un oculista. Y ese día la sorpresa que traía era presentarse ante su padre, coquetonamente con los lentes puestos. Traía las manitos para atrás ocultando el estuche con sus lentes. Y al verme, en las condiciones que me vio, de alguna manera su corazoncito no quiso agregar a lo que yo estaba viviendo su propio drama. Se le llenaron los ojos de lágrimas y en vez de darme la sorpresa y hacerme cerrar los ojos y cuando los abriera reaparecer con los lentes colocados, cuando vio que empezó a lagrimear, me mostró los lentes y dijo: “Ay, papá, qué horrible, estos lentes me hacen llorar”. Esta visita, esta pequeña historia la voy a llevar conmigo mientras viva.
¿Por qué les quería contar esto? Porque esto que no se olvida, esto sobre lo que ha sido necesario hablar, esto sobre lo que ha sido necesario escribir, a nosotros nos llega fuera del instante, en otro tiempo, como una elaboración del fantasma. De ese resto real, esto es algo que también dice Freud del trauma: siempre son restos de lo visto y oído, no sabemos más que su relato. Lo que Rosencof encuentra en esa mirada es lo que nadie quiere ver, es lo que su hija no quiere ver: el desamparo del padre, la humillación del padre. Lo que el propio Rosencof ubica como traumático en medio del horror de su paso por los centros de detención de la dictadura militar durante más de once años. Afortunadamente para él sobrevivió, no lo pudo olvidar –como dice- y lo escribió. Afortunadamente para nosotros.

Fuente: Héctor Zablocki (2017) “Tiempos del trauma” Desgrabación corregida por el autor de su participación en la jornada “Las escrituras del trauma”, 1 de Junio de 2016. Espacio de investigación en psicoanálisis. Centro de Salud Mental Nº1 “Dr. Hugo Rosarios”. CABA.

Héctor Zablocki es Psicoanalista y Director de “Triempo” institución psicoanalítica. Podés ver su conferencia El cuerpo y el síntoma en la neurosis obsesiva (¡Son 3!)

viernes, 10 de abril de 2020

Lecturas psicoanalíticas del accidentarse: Julio Grandel.


Usted sostiene que los accidentes no son casuales ni azarosos, sino que son la respuesta ante una “Crisis de Cambio” que el sujeto “no puede afrontar ni resolver”. ¿Por qué los vincula con una “Crisis de Cambio”? 

Yo lo sostengo, pero me baso en Freud. Estudiando psicoanálisis encontré que Freud tiene un libro que se llama Psicopatología de la vida cotidiana, donde estudia los errores de la vida, es decir: olvidos, olvidos de la memoria, de objetos, errores y también incluye accidentes. Sitúa varios casos de personas accidentadas que él, justamente, tiene el acierto de no llamar accidentes. Porque como decimos: en realidad “los accidentes no son accidentes”. Si tomamos la definición filosófica, aristotélica, de que el accidente es algo que le pasa a la persona por fuera de ella, es algo en lo que no tiene nada que ver esa persona, esos no son los accidentes. Entonces Freud los llama con un nombre alemán: Vergreifen, que significa “trastocar las cosas confundido”. O sea que el accidente es el trastrueque de las cosas de un estado de confusión. Freud será quien dirá que no son accidentales, que no son azarosos y que están determinados por el inconsciente. Y sobre esta base teórica freudiana yo me he valido para seguir estudiando y caracterizar un poco más, en nuestra teoría, que es lo que le pasaría a esa persona. Lo que nosotros sostenemos es producto de reflexiones y de observaciones en pacientes accidentados que son personas con crisis de cambio. Ésta es una teoría, por consiguiente puede ser refutada, puede ser ampliada. 

Pero ¿por qué particularmente crisis de cambio? 

Primero por hechos de observación. En la mayoría de los accidentados que hemos observado, que hemos estudiado en hospitales –los alumnos de CIPEA hacen trabajos, pasantías en hospitales– encontramos este hecho: que el paciente se mudaba, o se casaba, o se divorciaba, o tenía una pérdida de familiares, es decir vivía una situación de crisis. Esa es una teoría… Ahora, ¿por qué desde un punto de vista psicológico? Es porque en las crisis de cambio es donde más se sacude la persona, más se conmueve la personalidad. Todos nosotros, usted, yo, todos, estamos preparados para vivir –digamos– las contingencias de la vida; pero cuando son fuertes, súbitas y uno no está preparado, el aparato psíquico se resiente, el cuerpo… la psique y el soma se resienten, tiene que ajustarse todo el funcionamiento neurológico, hormonal, psicológico. Y ese momento es un momento de crisis, es como un punto débil, convengamos en términos de tráfico es una “esquina peligrosa”. 

¿Qué lugar ocupan las fantasías inconscientes? 

Las fantasías inconscientes ocupan un lugar primigenio, generando la situación, pero nosotros pensamos que siempre se van a articular con algo externo. Por supuesto que si el cambio le hizo estar afectado es por un problema interno, el problema externo es el elemento superficial para indagar: se estaba mudando entonces viene lo otro. ¿Cuáles son las raíces inconscientes del sentido de la mudanza?, ¿por qué ese cambio le afectó tanto como para accidentarse? La fantasía inconsciente es fundamental como generadora, pero tiene un activador, un desencadenante que es el hecho externo de cambio que desencadena un conflicto entre cambiar y no cambiar. Lo que nosotros consideramos que es fundamental es el conflicto interno entre cambiar y no cambiar. Si el sujeto decide cambiar seguramente es más difícil que se accidente, si decide no cambiar también, el problema es: si está en la duda, entonces tiene la angustia ante el cambio, no lo comprende, niega que está nervioso por el cambio; vemos que a la persona le parece que todo anda bien cuando todo cambio genera angustia, normalmente genera angustia. Aparece un dilema. Cuando eso tiene tal fuerza que no lo puedo resolver, el conflicto se convierte en trauma. Entonces al convertirse en trauma el inconsciente entra en una tensión, se conecta con fantasías internas y el accidente es como una salida, un intento penoso por resolver ese conflicto, para evitar que eso se quede adentro porque, según nuestra idea, si eso se queda adentro y tiene mucha carga energética la persona se va a enfermar, puede ser que se enferme de cáncer. Hemos visto casos de personas que han dicho “si no me accidentaba me hubiese infartado”. Siempre el accidente es una búsqueda de llevar hacia afuera el problema. Como tiene un choque entre lo nuevo y lo viejo, choca contra un auto, digamos, para decirlo en términos muy elementales. 

En 1992 presentó en CIPEA un artículo acerca de la relación entre psicoanálisis y perversión, para lo cual realiza un estudio de la novela Crash de James Ballard, ¿qué puntos fundamentales destacaría de ese texto? 

Esa novela es interesante porque trata de un grupo de personas que se especializan en estudiar accidentes pero para gozar perversamente de eso. Ellos se enteran por la policía que hay un accidente y van a estudiarlo, a verlo, pero no lo estudian como nosotros para dilucidar las causas, sino para ver –por ejemplo– si en ese accidente hubo heridos, una mujer herida. Y sobre esta base, buscan una prostituta que hace el papel de la herida y con esa persona que representa a la herida ellos gozan. Eso es una perversión, eso es lo fundamental. Nosotros tomamos eso como un indicio de que en cada accidente hay una dosis de perversión. En esa novela, el personaje principal que se llama Ballard –igual que el autor– también choca y ese choque es con una pareja. El hombre muere y él edípicamente se enamora de la mujer y después se excita teniendo relaciones sexuales con la viuda en el auto chocado. Todo eso es perverso desde el punto de vista psicoanalítico y psiquiátrico. Entonces consideramos que en cada accidente, si bien cumple un gran papel en el conflicto la pulsión de muerte, también los instintos están de alguna manera retrogradados a situaciones perversas, como formas de incesto, por ejemplo. 

¿Por qué piensa el incesto desde la perversión y no por la vía edípica? 

Si el sujeto representa lo edípico buscando excitarse con una mujer a la que ha chocado, lo edípico está teñido de perversión. Se enamora de esa mujer justamente porque está herida. Entonces, ahí se agrega a lo edípico un componente perverso. 

¿Su planteo apunta al sadomasoquismo, en relación a las heridas, el dolor, el goce por el dolor del cuerpo? 

El personaje de la novela a la que aludíamos estaba internado en el hospital y gozaba de sus propias heridas. Esto nos sirve de modelo para algunos casos. En cada caso, en cada accidente interviene una regresión sadomasoquista, si no tampoco habría accidente, el sujeto se contendría. En esa regresión sadomasoquista aunque haya un incesto, es un incesto muy primario, muy arcaico y muy perverso. Sin ser eso una cosa fundamental. 

No se trataría necesariamente de una perversión como estructura, lo que usted señala es que hay componentes perversos. 

Componentes perversos, exactamente. El gusto de chocar, el placer de chocar, el placer de asesinar a alguien, está ligado a eso. 

En Teoría psicoanalítica del accidentarse destaca que “no hay accidente sin que haya un funcionamiento psicótico momentáneo en la persona que lo padece o lo produce” ¿A qué se refiere con este planteo?

En el caso de una persona con una crisis de cambio que no tolera, ésta ha realizado una desmentida de su crisis, ese retiro de catexis de su crisis es un acto psicótico, semejante, parecido a la decatexis que tienen los esquizofrénicos, sin ser esquizofrénico. Si el sujeto no desmiente su conflicto, no teme la angustia que le produce el cambio, si el sujeto la carga concientemente y padece el cambio, no se accidenta. El que se accidenta es quien negó el cambio, el que hizo la desmentida interna y externa de la crisis de cambio, con lo cual hizo un desmantelamiento de su mundo interno porque tuvo que quitar la libido a todos los contenidos positivos y negativos del cambio y eso es un acto psicótico, es un funcionamiento psicótico, no es que sea psicótico. Los esquizofrénicos quizás empiezan por hacer una decatexis de sus representaciones, le quitan la carga, luego la fragmentan, después en lugar de fragmentar un auto o un brazo fragmentan un objeto interno: ya son esquizofrénicos. El camino es distinto después, pero el núcleo tiene mucho en común. 

También señala que hay un aumento de los accidentes en todas partes del mundo, constituyendose en una verdadera pandemia y que esto delata un malestar de nuestra sociedad. Siguiendo a Freud podríamos decir que el malestar es inherente a la cultura. Más allá del desarrollo tecnológico –el hecho de que ahora haya más autos y que vayan a mayor velocidad, por ejemplo– ¿qué elementos toma en cuenta para señalar que en este tiempo el malestar adquiere esta forma de manifestación de manera preponderante? 

Creo que habría que estudiarlo bien, pero pienso que de la misma forma que actualmente hay más pacientes borderline que neuróticos, porque ha disminuido cierto control de la pulsión –que a veces patológicamente ha dado la neurosis– la gente mueve más la agresividad y la sexualidad en forma de acting. Entonces está más predispuesta a expresarse bajo la forma del accidente. Primero porque –como usted dice– tiene la tecnología a su servicio, porque en el año 1600 hubo un solo accidente de un carro que se volcó. Pero de alguna manera la tecnología tendría que venir paralela con la maduración del hombre y no es así. Si el hombre tiene disminuida la capacidad de regular y sublimar sus pulsiones tanto eróticas como agresivas, el auto o cruzar la calle le brindarán una oportunidad mucho mayor de accidentarse, pero ello corresponde a un momento actual donde predomina la acción, predominan las técnicas de acción por encima de la neurosis, digamos tradicional. Hay más capacidad de actuar que de reflexionar. 

¿Tiene el mismo estatuto el accidente que padece alguien que se traslada como pasajero en un vehículo –digamos un tren, micro o avión– que el de aquel que va conduciendo ese transporte? 

Yo diría que, sobre todo si la persona es el acompañante, ahí sí, porque a veces el acompañante acerca una temática conflictiva y perturba al conductor. O el acompañante mismo está animado de un pulso agresivo intenso y lo expresa según la forma como se dirige al conductor. En los casos grandes, de personas que están a bordo de un avión, es más difícil hablar de eso. De cualquier manera que sea, como elemento de investigación, si una persona está a bordo de un tren, colectivo o avión y tiene un accidente y la persona consulta después, nosotros vamos a asociar ese accidente con su vida, sin llegar al atrevimiento de decir que él tuvo que ver con el accidente. Pero hay fenómenos vitales, incógnitas en la vida muy grandes: por algo ese sujeto estaba en ese ómnibus y se salvó. 

Nos comentaba una persona que tuvo un accidente de aviación que había quienes tuvieron la capacidad de tomar al compañero y saltar, y otros que se quedaron quietos, inmóviles y se murieron. Siempre la ecuación personal está. Si el sujeto se salvó podemos estudiar su ecuación personal, cómo hizo con ese accidente y qué significado tiene para su vida. Usted sabe que en el accidente en el que murió Carlos Gardel se salvó un muchacho joven que era su secretario. Este hombre murió hace pocos años, tenía más de 90 años y era un símbolo viviente. Vivía en Barcelona y consiguió un trabajo como secretario de Gardel porque sabía inglés y mientras Gardel estaba en Nueva York, tenía que actuar y no sabía nada de inglés. Entonces lo contrató para que hiciera las veces de intérprete. Se hicieron muy amigos. El joven le enseñó ingles y fueron juntos a Medellín, donde se cayó el avión. Este muchacho cuando se ubicó en el avión, se colocó cerca de la puerta de salida. Le preguntaron por qué y dijo “porque está cerca de los baños”, pero no era así. Él tenía la sensación que podía pasar algo y quería escapar, los otros en cambio facilitaron el accidente. Según leímos en la biografía de Gardel el piloto dijo: “tiene que salir ahora porque se avecina una corriente de viento terrible dentro de unas horas”, y ni Gardel, ni sus compañeros quisieron partir, estaban jugando a los naipes, siguieron jugando y fue ahí donde se embromaron. Este se salvó. Salió herido, tuvo quemaduras importantes pero quedo vivo y contando su historia. 

Usted le da un lugar importante a la intuición, que dentro de la psicología y del psicoanálisis sobre todo, es un concepto controvertido, cuando no muchas veces descalificado. ¿En qué se sustenta para sostenerlo? 

Primero, en observaciones basadas en el relato de personas. Por ejemplo el de una chica que estaba con un grupo de amigos festejando que el novio se había recibido de bachiller. El novio estaba con un amigo e iban a dar un paseo en auto y ella no quiso subir. Nunca tuvo una intuición explícita, nunca dijo por qué. Pero lo cierto es que ella dijo: “no es que yo dude del que maneja, ni nada, pero no quiero” y se salvó, y uno de los muchachos murió. Hay actos de este tipo donde uno tiene la obligación de pensar como hipótesis que existe una función intuitiva. También, hay conductores de vehículos que dicen que sienten que por la otra esquina viene un auto, esto es una intuición al servicio de no chocar. Después está el sujeto que busca el encuentro para chocar, hay una intuición negativa al servicio del accidente. Por otro lado, yo sigo muchos pensamientos psicoanalíticos modernos, como el de Bion que es un estudioso posterior a Freud que habla de que existe la intuición; no se explica todavía cómo, pero dice que hay personas que tienen una capacidad de percibir algo que no está presente en forma inmediata. 

¿Al hablar de intuición desligada de la memoria y el deseo estaría sosteniendo que el inconsciente en su atemporalidad pueda captar cosas que aún no han acontecido? 

Sí, exactamente. Eso es psicoanalítico, bioniano, freudiano. Sí, por supuesto. Cuanta más memoria y más deseos concientes usted tiene, más ocupado estará. Entonces está más opacada la percepción y la intuición. Esto mismo dice Bion. Es decir que el ideal es que el analista tiene que trabajar sin memoria ni deseo. No que no tenga deseo, sino que el deseo no esté por encima del paciente. Que la memoria, por ejemplo, no haga que yo ubique al paciente porque es un histérico y porque ayer me dijo esto o aquello. Bion dice que si uno puede tiene que desligarse de eso, abrirse totalmente y dejar que venga el paciente. 

La atención flotante… 

Claro, es la forma más extrema de atención flotante. Él lo llama el réverie, que es más extremo todavía que la atención flotante.

* El Dr. Julio Granel es autor de Teoría Psicoanalítica del accidentarse, Letra Viva Editorial, 2009.

Fuente: Cueto Emilia (2012), "Julio Grandel: Lecturas psicoanalíticas del accidentarse" - publicado en Imago Agenda n° 157.