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martes, 29 de julio de 2025

¿Puedes perderme? La cuenta del sujeto entre la falla y el significante

 ¿Puedes perderme? es la pregunta que el niño dirige al Otro en el momento en que el significante, mediante la operación de alienación, lo aloja al precio de una petrificación subjetiva. Lacan encuentra en la literatura —en particular en El diablo enamorado— un modo privilegiado de ilustrar esta interrogación que constituye la matriz del “Che vuoi?”, pregunta que no solo apunta al deseo del Otro, sino que también habilita la operación de la separación. Este movimiento introduce un redoblamiento de la falta: la falta del sujeto (como efecto de la alienación) es redoblada por la falta en el deseo del Otro, y este doble borde delimita una relación topológica entre sujeto y significante.

Sabemos que el sujeto, en términos lacanianos, es lo que un significante representa para otro significante. Esto implica una serie lógica: el primer significante (S1) va al lugar del representante, pero debido a la falla estructural del conjunto significante, este movimiento debe completarse con un segundo significante (S2), que introduce la dimensión del saber. Así se abre el intervalo entre significantes que permite el advenimiento del sujeto como efecto de significación.

Sin embargo, este efecto no está exento de equívocos. Podríamos afirmar, siguiendo esta vía, que el sujeto es el efecto de sentido que se produce cuando el Otro significa el llanto o la palabra del niño. En este sentido, el sujeto no preexiste a la significación, sino que se constituye como división en el seno de la demanda.

Ahora bien, ¿es el sujeto solo un efecto de sentido? ¿No hay, además, un intervalo —una hiancia— entre causa y efecto, que se abre precisamente por la falla estructural del lenguaje y por el deseo que introduce el Otro?

Lacan se vale aquí de dos referencias fundamentales para repensar al sujeto en su relación con el lenguaje: por un lado, la función del trazo, y por otro, la lógica fregeana, especialmente en lo que concierne a la distinción entre Sinn (sentido) y Bedeutung (referente). Esta bifurcación permite asociar el campo del lenguaje con la cuestión de la cuenta: ¿qué es contar? ¿Cómo se cuenta un sujeto?

Contar implica la posibilidad de ser incluido en una serie. Pero si el referente falta —y esto es lo que ocurre en el campo del Otro—, debe haber algo que opere en su lugar, una marca, un significante, un trazo, que permita que el sujeto entre en la cuenta del Otro, es decir, cuente para él. Esa operación no garantiza sentido, pero ofrece una inscripción: una forma mínima de existencia simbólica.

Así, el sujeto se constituye no sólo como efecto de sentido, sino como efecto de una falla: una falta que no se reduce a lo que no está, sino que estructura lo posible. Entre el deseo del Otro y el lugar que el sujeto ocupa, entre el trazo que borra y la lógica que cuenta, se juega la existencia misma del sujeto como tal.

jueves, 26 de diciembre de 2024

Existencia, inexistencia y el sujeto en las fórmulas de la sexuación

La interrogación sobre la relación entre existencia e inexistencia en las fórmulas de la sexuación pone en juego dos estatutos fundamentales del Uno: por un lado, algo que se afirma, y por otro, una imposibilidad de escritura. Esta dualidad nos lleva a concebir la inexistencia como una génesis lógica, donde se establece una disyunción que remite a la indeterminación de la verdad, marcada como "no-toda".

Lacan transita de una lógica basada en el principio de contradicción (el inconsciente freudiano) hacia una sostenida en la indecidibilidad. Este desplazamiento, orientado hacia lo real, es consustancial al concepto de sujeto del inconsciente, que Lacan describe en Subversión del sujeto y dialéctica del deseo como indeterminado tanto espacial como temporalmente.

El paso de la contradicción a lo indecidible establece una oposición entre la verdad y lo real, o más ampliamente, entre lo real y aquello que le sirve de pantalla. En el Seminario 21, Lacan señala que la contradicción es un "artificio de suplencia", y el desafío analítico consiste en deslindar lo real que subyace en la verdad. Este enfoque encuentra sus raíces en los Seminarios 9 y 15, donde Lacan analiza el principio de contradicción a partir de las referencias a Peirce y al cuadrángulo de oposición aristotélico.

La pregunta "¿qué es contar?" resulta crucial para definir al sujeto. El contar no es un acto evidente ni intuitivo, sino una operación que inscribe al sujeto en el Otro como falta. El sujeto se constituye como un -1, una sustracción que lo define como privación en el campo del Otro. Esta operación, que Lacan describe como privativa, encuentra su expresión topológica en la estructura del sujeto como un vacío.

En El acto analítico, Lacan interroga la predicación y el campo fálico para redefinir al sujeto y, en consecuencia, al acto analítico. Este último, caracterizado como "sin sujeto" y "no predicable", apunta a una dimensión que excede la contradicción y que se dirige al "no hay". Aquí se diferencia lo real de lo simbólico: mientras la contradicción organiza el funcionamiento del inconsciente freudiano, el "no hay" designa un impasse simbólico, un punto en el cual lo real escapa a cualquier captura significante.

Dos elementos sobresalen en este planteo lacaniano. Primero, la raya (inspirada en la escritura de Peirce) como artificio que da cuenta del sujeto, lo que Lacan formula diciendo que "el sujeto se representa por la raya". Segundo, la constitución del sujeto como lo que un significante representa para otro significante, lo que implica un vaciamiento de toda predicación. Este vaciamiento revela al sujeto no como una entidad sustancial, sino como un vacío que señala la imposibilidad de suturar la relación entre el significante y lo real.

Este recorrido, que abarca la relación entre existencia e inexistencia, el estatuto del Uno, y la operación del sujeto como falta en el Otro, define el terreno de la clínica psicoanalítica. Una clínica que, orientada a lo real, se distancia de toda lógica de la representación y pone en primer plano la indeterminación estructural del sujeto.