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viernes, 12 de julio de 2024

Acerca del síndrome vinculado a la alienación en el trabajo: Burnout: quemar-se el deseo

“Lo importante no es llegar / Lo importante es el camino”. Así comienza una bella canción de Fito, no sólo la traigo a este texto para recordarla sino también para resaltar que es una simple pero contundente definición del deseo.

Hace varias décadas se escucha hablar del síndrome del burnout, primeramente, se adjudicó el término a los trabajos asociados a lo asistencial para luego extenderse a los trabajos, en general. Burnout, término en inglés, implica “quemarse”. ¿Cuál es el proceso psíquico del burnout? ¿Cómo es que un sujeto convive con sus síntomas y monta una vida automatizada en ellos?

Existen al menos tres elementos característicos de este síndrome:

1) Agotamiento: parecido al stress, superado por la exigencia, la demanda es mayor a sus posibilidades de respuesta; la persona cayó en un circuito donde cualquier cosa “es demasiado”.

2) Despersonalización y/o deshumanización: la persona, al sentirse frustrada e indiferente, comienza a montar en cólera, enojo hacia el resto y así descarga su agresión.

3) Falta de realización personal: se focaliza tanto en lo laboral que pierde su sentido de vida. Deja de contar con elementos que lo enriquecen como persona (por ejemplo, ciertos lazos afectivos).

Lazarus y Folkman definen el burnout como la enfermedad de la Idealidad y el peso de los ideales. Plantean que a partir de la globalización se destaca que las grandes instituciones han caído (ha caído la institución de la iglesia, de la familia, los sindicatos, etcétera) sus valores perdieron peso, menos una institución: la empresa aparece como la única institución donde los valores no caen, sino que se replican en otras instituciones, se difunden esos únicos valores al resto del cuerpo social (por ejemplo, sobre la familia).

Vale destacar que el peso de los ideales son los que muchas veces conducen la vida del sujeto, compuesto por mandatos de todo tipo y color. No es que “estén mal” los ideales, tienen muchas utilidades, pero habrá que ver hasta dónde se llega con ellos y cuál es la diferencia entre lo que hay en la realidad y lo que pienso en el mundo ideal para que en esa diferencia encontremos algo más parecido a lo posible.

Desde el psicoanálisis no suele acuñarse el término burnout, aunque bien podemos hacer algunas homologías no identitarias con otros conceptos donde ubicamos al sujeto (sujeto neoliberal, sujetado por los ideales neoliberales). El exceso de trabajo y de falta de tiempo, o como lo nombré en un artículo anterior, el “fenómeno del sin tiempo”, es hoy en día moneda corriente. Se escucha todos los días en las consultas y en el padecimiento humano. Podríamos nombrar la afectación del cuerpo vivenciando el exceso (de trabajo, de quemarse, de cansancio, etcétera) como homólogo a los síntomas del burnout. Será importante entonces revisar de qué está hecho ese exceso para ponerle algún tope.

Mark Fisher nos acerca el concepto de hedonía depresiva y dirá que es “una incapacidad para hacer cualquier otra cosa que no sea perseguir el placer”. Resulta interesante plantear en este punto: ¿hay placer en el exceso de trabajo, en el exceso de vivir “sin tiempo”?

Podríamos decir, a modo didáctico, que gozar tiene dos caras, una que genera placer y otra que es más bien opaca, que se encuentra más allá del placer. Excedernos tiene que ver con ambas caras, por eso será tan necesario encontrar aquel punto de corte, de tope, un límite, un borde que contenga el desborde donde el exceso se presenta pidiendo más. Lacan nos transmite que el derecho a gozar podría convertirse en un deber ya que “Nada obliga a nadie a gozar, salvo el superyó. El superyó es el imperativo del goce: ¡Gozá!”.

El exceso lo experimentamos día a día, lo siente el cuerpo afectado por el cansancio, el agobio, el fastidio, la tristeza, la ansiedad, etcétera. En la actualidad, estos afectos son nombrados como “stress”, una gran bolsa de gatos que no los diferencia ni los nombra. Son afectos que se despiertan y resuenan en el cuerpo de cada quien, produciendo un tipo de arrasamiento predominante en la época: arrasamiento subjetivo.

“Lo importante es desear / Y no ser un muerto vivo”, así continúa la canción de Fito que nombraba al comienzo. Se llama “Eso que llevas ahí”. ¿Será que conocemos (o no) de qué se trata eso que llevamos ahí? Este podría ser el punto de partida de un análisis:¿qué estoy llevando? ¿dónde porto eso que llevo? ¿lo llevo o lo cargo? ¿me quemó el deseo?

Fuente: González, Florencia (2023) "Burnout: quemar-se el deseo" - Página 12.

domingo, 24 de octubre de 2021

Fatiga por compasión: identificando a la angustia

Este artículo tiene por objetivo postular que en la fatiga por compasión se produce una identificación de angustia. La correlación entre la identificación de angustia y la fatiga por compasión se establece considerando los síntomas intrusivos, bajo la forma de pensamientos e imágenes asociadas con experiencias traumáticas del paciente, a través de un caso ejemplar que es el sueño de la inyección de Irma en el que Sigmund Freud soñó con el caso de una paciente y el que Jacques Lacan interpretó como identificación de angustia.

Psicopatología del trabajo: la fatiga por compasión
La fatiga por compasión es un cuadro incluido en el campo de la psicopatología del trabajo y consiste en un estado anterior al síndrome de agotamiento profesional o burn-out. Se define de la siguiente manera:
La “fatiga por compasión” ha sido descripta igualmente como la resultante de un compromiso profesional hacia personas que presentan un gran desamparo psicológico o un estado traumático, en particular en profesiones de asistencia a personas (trabajadores sociales) y los profesionales de los servicios de emergencias y de socorro. En algunos casos, la fatiga por compasión precedería al burn out. (M. de Clerq, F. Lebigot, 2001). (Dejours, 2012:15)

En el texto Burn–out y desgaste por empatía en profesionales de cuidados paliativos de Patricia Acinas, se encuentra que tanto el burn-out como la fatiga por compasión se entremezclan y se despliegan de manera solapada, lo que hace difícil su detección o diagnóstico y posterior tratamiento. El burn-out presenta un grado mayor de aflicción que la fatiga por compasión.

En la fatiga por compasión hay síntomas intrusivos, entre ellos pensamientos e imágenes asociadas con experiencias traumáticas del usuario, aprendizaje vicario, y pensamientos y sentimientos de falta de idoneidad como profesional asistencial; síntomas evitativos como evitación de la exposición a material traumático del usuario; pérdida de energía; evitación de salidas extralaborales con compañeros; automedicación secreta; adicciones; y síntomas de activación fisiológica como reactividad. Aumento de la percepción de exigencias y amenazas. Aumento de la frustración. (Acinas, 2012:7).

Si se consideran los síntomas intrusivos de la fatiga por compasión, y en particular los pensamientos asociados al paciente, es posible establecer una correlación entre esta entidad clínica del campo de la psicopatología del trabajo con otro campo clínico que es el psicoanálisis.

Psicoanálisis: lo real, la angustia y la identificación 
Es posible sostener desde el psicoanálisis que los llamados síntomas intrusivos mencionados propios de la fatiga por compasión que consisten en pensamientos acerca de los pacientes obedecen a una identificación de angustia.

Se cuenta con un caso ejemplar para ilustrar la identificación de angustia ligada a la práctica profesional en salud. Se trata de un sueño de Sigmund Freud que Lacan analizara en su Seminario II El Yo en la Teoría de Freud y en la Técnica Psicoanalítica. En este sueño, en el modo en que Freud mismo lo analiza, se ilustra toda la complejidad de relación médico-paciente y los afectos, la responsabilidad del profesional, la eficacia de la cura, que se ponen en juego.

En el informe preliminar del sueño Freud narraba: 
En el verano de 1895 había yo tratado psicoanalíticamente a una joven señora, muy amiga mía y de mi familia. Bien se comprende que tal mezca de relaciones puede convertirse para el médico, y tanto más para el psicoterapeuta, en fuente de múltiples confusiones. El interés personal del médico es mayor, y menor su autoridad. Un fracaso amenaza con enfriar la vieja amistad con los allegados del enfermo. La cura culminó con un éxito parcial, pues la paciente perdió su angustia histérica, per no todos sus síntomas somáticos.(…) Le pregunté cómo estaba ella y recibí esta respuesta: “Está mejor, pero no del todo bien”. Sé que las palabras de mi amigo Otto, o el tono en que me las dijo, me irritaron. Creí entender un reproche, como si yo hubiera prometido demasiado a la paciente, y atribuí -con razón y sin ella_ el que Otto tomara partido en contra de mí a la influencia de los parientes de la enferma, que, según yo suponía, no había visto con buenos ojos el tratamiento. (Freud, 1900:127) 

Aquí tenemos la descripción de Freud de las circunstancias en que se produciría luego su sueño, el sueño de un médico psicoanalista que recibe noticias de una paciente que tuvo, que no ha sido curada. Aquí se juegan el modo en que Freud evaluaba el efecto de su práctica y una configuración de afectos que incidían en ella. La situación se complicaba debido a que la paciente era una persona de su entorno de amistades. Esta situación fue en parte el material con que se elaboró el sueño de Freud. El sueño tuvo lugar en la noche del 23 al 24 de julio de 1895. Y éste es el texto que se encuentra en La interpretación de los sueños:
Un gran vestíbulo-muchos invitados, a quienes nosotros recibimos.-Entre ellos Irma, a quien enseguida llevo aparte como para responder a su carta, y para reprocharle que todavía no acepte la “solución”. Le digo: “Si todavía tiene dolores, es realmente por tu exclusiva culpa”.- Ella responde: “Si supieses los dolores que tengo ahora en el cuello, el estómago y el vientre; me siento oprimida”. -Yo me aterro y la miro. Ella se ve pálida y abotagada; pienso que después de todo he descui dado sin duda algo orgánico. La llevo hasta la ventana y reviso el interior de su garganta. Se muestro un poco renuente, como las mujeres que llevan dentadura postiza. Pienso entre mí que en modo alguno tiene necesidad de ello. -Después la boca se abre bien, y hallo a la derecha una gran mancha blanca, y en otras partes veo extrañas formaciones rugosas, que manifiestamente están modeladas como los cornetes nasales, extensas escaras blanco-grisáceas. -Aprisa llamo al doctor M., quien repite el examen y lo confirma...El doctor M. se ve enteramente distinto que de ordinario; está muy pálido, cojea, está sin barba en el mentón… Ahora también está de pie junto a ella mi amigo Otto, y mi amigo Leopold la percute a través del corsé y dice: “Tiene una matidez abajo a la izquierda”, y también señala una parte de piel infiltrada en el hombro izquierdo (lo que yo siento como él, a pesar del vestido)...M. dice: “No hay duda, es una infección, pero no es nada; sobrevendrá todavía una disentería y se eliminará el veneno”...Inmediatamente nosotros sabemos de dónde viene la infección. No hace mucho mi amigo Otto, en una ocasión en que ella se sentía mal, le dio una inyección con un preparado de propilo, propileno...ácido propiónico… trimetilamina (cuya fórmula veo ante mí escrita con caracteres gruesos)… No se dan esas inyecciones tan a la ligera...Es probable también que la jeringa no estuviera limpia. (Freud, 1900: 128-129)

Lacan analizó el sueño de la inyección de Irma en su Seminario II, El yo en la teoría de Freud y en la técnica psicoanalítica, en las clase del 9 y 16 de marzo de 1955. Allí él postulaba al yo como colección de identificaciones, también lo que llamó el “ego de Freud” y analizó cómo ilustar lo simbólico y lo imaginario en este sueño.

Este análisis del sueño de la inyección de Irma ilustra de qué manera se encuentra en este caso la identificación de angustia, lo que le ocurre a un médico cuando se ve afectado por lo que Lacan llama “lo real” aquello que no tiene forma de ser nombrado, lo que horroriza, inevitablemente.

El análisis de Lacan al núcleo del sueño de la inyección de Irma es éste:
La cosa no termina ahí. Habiendo conseguido que la paciente abra la boca-justamente de esto se trata en la realidad, que no abre la boca-lo que Freud ve al fondo, esos cornetes recubier tos por una membrana blancuzca, es un espectáculo horroroso. Esta boca muestra todas las significaciones de equivalencia, to das las condensaciones que ustedes puedan imaginar. Todo se mezcla y asocia en esa imagen, desde la boca hasta el órgano sexual femenino, pasando por la nariz; muy poco tiempo antes o muy poco tiempo después Freud se hace operar, por Fliess u otro, de los cornetes nasales. Es un descubrimiento horrible: la carne que jamás se ve, el fondo de las cosas, el revés de la cara, del rostro, los secretatos por excelencia, la carne de la que todo sale, en lo más profundo del misterio, la carne sufriente, informe, cuya forma por sí misma provoca angustia. Visión de angustia, identificación de angustia, última revelación del eres esto: Eres esto, que es lo más leja no de ti, lo más informe. A esta revelación, comparable al mana, thecel, phares, llega Freud en la cumbre de su necesidad de ver, de saber, expresada hasta entonces en el diálogo del ego con el objeto. Erikson efectúa aquí una observación excelente, tengo que reconocerlo: normalmente, un sueño que desemboca en algo así debe provocar el despertar. ¿Por qué no despierta Freud? Porque tiene agallas. (Lacan, 1983:235-236) 

Roberto Mazzuca ha denominado identificación con lo real a lo que Lacan llamó “identificación de angustia” y la ha caracterizado de la siguiente manera:

Ahora bien, ¿por qué considerar que ese encuentro sin mediación con un real último y angustiante es una identificación: iden tificación de angustia? Sólo se entiende si el término identifica ción no vale sólo para el acto de asunción de una imagen o un significante, sino para cada momento en que el sujeto queda en relación con su ser, sin importar cuál registro prevalece. En definitiva, ese “real último” con el cual el sujeto se confronta en el momento de la identificación de angustia, le concierne tan íntimamente que forma parte de él. La identificación de angustia no resulta de la pregunta ¿qué soy? pero constitu ye una respuesta sin que esa pregunta se haya formulado. Equivale a un mensaje que dice al sujeto: en definitiva, tú eres eso. “Es un descubrimiento horrible: la carne que jamás se ve, el fondo de las cosas, el revés de la cara, del rostro, los secretos por excelencia, […] la carne sufriente, informe, cuya forma por sí misma provoca angustia. Visión de angustia, identificación de angustia, última revelación del eres esto: Eres esto, que es lo más lejano de ti, lo más informe”. (Mazzuca, 2007: p. 35-6)

En ese sueño célebre de Freud se encuentra el concepto que en la hipótesis de este texto es la clave para describir a la fatiga por compasión desde el psicoanálisis.

Los profesionales pueden llegar a realizar una identificación de angustia al vivir enfrentados a lo real, en sentido lacaniano, en la práctica con sus pacientes antes los avatares a los que los en frenta su trabajo diario, lo que Lacan llamó “la carne sufriente”. La fatiga por compasión puede tratarse en la medida en que la identificación de angustia entre en el dispositivo psicoanalítico.

Conclusiones
El aporte del psicoanálisis a la psicopatología del trabajo en este texto consistió en correlacionar el síntoma intrusivo de la fatiga por compasión que se evidencia en los pensamientos del pro fesional respecto del paciente con la identificación de angustia que Lacan señaló cuando Freud soñara con el caso de una pa ciente que no había logrado la cura definitiva, sueño conocido como “La inyección de Irma”.

La fatiga por compasión se sostiene en una identificación de angustia del profesional con los casos de los pacientes y es por esta especificidad que el dispositivo psicoanalítico es apto para su tratamiento.

Bibliografía.
Acinas, P. (2012). En el texto Burn–out y desgaste por empatía en pro fesionales de cuidados paliativos. Revista Digital de Medicina Psi cosomática y Psicoterapia Vol. 2 (2012) n.° 4.

Dejours, C. (2014). Psicopatología del trabajo (Neffa, G. Trad.) Buenos Aires, Argentina: Miño y Dávila. Trabajo original publicado en 2012 Freud, S. (1899-1900). La interpretación de los sueños, en Obras Com pletas, Vol. IV, Buenos Aires, Argentina: Amorrortur Editores, 1989. Lacan, J. (1983). El seminario de Jacques Lacan. Libro 2. El yo en la teoría de Freud y en la Técnica Psicoanalítica. 1954-1955. (Agoff, I. Trad) Buenos Aires, Argentina: Paidós (Trabajo original publicado en 1978).

Mazzuca, R., Las identificaciones en la primera parte de la obra de Lacan (1931-1959). Anuario de Investigaciones [en linea] 2007, XIV [Fecha de consulta: 5 de junio de 2019] Disponible en: ISSN 0329-5885.

Fuente: Bisso, Elena (2019). La identificación de angustia en la fatiga por compasión: Un aporte psicoanalítico. XI Congreso Internacional de Investigación y Práctica Profesional en Psicología. XXVI Jornadas de Investigación. XV Encuentro de Investigadores en Psicología del MERCOSUR. I Encuentro de Investigación de Terapia Ocupacional. I Encuentro de Musicoterapia. Facultad de Psicología - Universidad de Buenos Aires, Buenos Aires.

jueves, 17 de septiembre de 2020

El perito psicólogo en el fuero laboral

El juicio laboral ocurre a partir de un conflicto entre empleado y empleador, por el relaciones laborales no abordadas. El empleado, asesorado por su abogado, inicia una causa laboral en el Fuero Laboral. Estos juicios se han triplicado en los últimos tiempos, porque las acciones judiciales son la única forma que tienen los trabajadores de defenderse. 

Un empleado puede tratar de adaptarse, en un principio, pero enfermarse después. También hay personas con un yo sano que pueden manejar obstáculos y salir de ellos.

La Ley 24.557/95, Ley de Riesgos de Trabajo tiene por objetivo la reparación de los daños derivados del trabajo y reducir la siniestralidad laboral a través de la prevención de los riesgos de trabajo. Se deben reparar os daños derivados del accidente de trabajo y enfermedades, incluyendo la rehabilitación. El actor recibe un resarcimiento económico para arreglar el daño. Pero están excluidos aquellos accidentes de trabajo o enfermedad por culpa del mismo trabajador.

La ART (aseguradora de riesgos de trabajo) implementa condiciones de seguridad y mejora. Va a indicar las medidas que los empleadores deben mejorar en el establecimiento para adecuarlo a la normativa vigente.

El Estrés Laboral

Se lo define como “la condición en la que algún factor o una combinación de factores en el trabajo interactúan con el trabajador para alterar su homeostasis psicológica y/o fisiológica”.

Hay algunos modelos que buscan lograr una aproximación objetiva a este fenómeno:

  1. El modelo de ajuste entre individuo y ambiente laboral (Harrison): considera que el estrés es producido por un desajuste entre las demandas del entorno y los recursos de la persona para afrontarlas, así como también entre las necesidades del individuo y los recursos del ambiente disponibles para satisfacerlas. Este modelo permite identificar tres factores importantes para la comprensión de la generación y dinámica del estrés ocupacional: los recursos con los que cuentan las personas para hacerle frente a las demandas y requisiciones del medio; la percepción de dichas demandas por parte del sujeto; y las demandas en sí mismas.

  2. Modelo como método predictivo para identificar y modificar situaciones potenciales de estrés (Karasek): relacionando la demanda laboral con el control que los trabajadores pueden ejercer en sus puestos de trabajo.  Este autor arriba a tres conclusiones: en primer lugar que modificando las exigencias del trabajo o el control sobre él se puede reducir la tensión, lo que le permitirá a los trabajadores alcanzar mayores niveles de autonomía. En segundo lugar, que la tensión psicológica aumenta cuando lo hacen las exigencias de la tarea y disminuye el control que los trabajadores ejercen sobre él. Y en tercer lugar, que los niveles de competencia aumentan cuando al alto nivel de exigencia lo acompaña un alto nivel de control sobre la tarea.

  3. El modelo de estrés (Matteson e Ivancevich): elementos relevantes del estrés 🡪 cuatro componentes: el primer componente: los estresores internos y externos de la organización;  que actúan sobre el segundo componente: la apreciación de la situación por el individuo; que a su vez, incidirá sobre el tercer componente: los resultados de esa apreciación (a nivel fisiológico, psicológico y comportamental); influyendo todos ellos sobre el último componente: las consecuencias referidas tanto a la salud del individuo como las referidas a su desempeño dentro de la organización. También considera que hay 5 conjuntos de estresores organizacionales potenciales, generadores de estrés: ambientales, individuales, grupales, organizacionales y extraorganizacionales… los cuales son analizados en sus tres niveles: individual, grupal y organizacional.

  4. El modelo de discrepancias entre situaciones percibidas y deseos como antecedente de las conductas de afrontamiento (Edwards): una situación es definida como estresante, cuando las demandas del ambiente exceden las capacidades del individuo, sólo si estas demandas realmente representan un deseo que el individuo es incapaz de alcanzar. Refiriéndose a la representación subjetiva de cómo son las cosas para el sujeto, independientemente de lo que en realidad son. De acuerdo con esto, los factores del medio ambiente producirán estrés sólo en la medida en que el individuo lo perciba como tal.




CONSECUENCIAS DEL ESTRÉS LABORAL…

FISIOLÓGICOS Y PSICOSOMÁTICOS

Aumento de catecolaminas y corticoides en sangre y orina; elevación de los niveles de glucosa; incremento del ritmo cardíaco; aumento de la presión sanguínea; sequedad de boda; exudación; dilatación de las pupilas; dificultad para respirar; escalofríos; nudos en la garganta; entumecimiento de las articulaciones.

CONDUCTUALES

Propensión a sufrir accidentes; drogadicción; arranques emocionales; aumento o pérdida del apetito; consumo excesivo de alcohol y/o tabaco; excitabilidad; conducta compulsiva; risa nerviosa; dificultades para hablar; inquietud; temblor; enfado frecuente; irritabilidad; agresividad; aislamiento; ansiedad; cambios bruscos de humor.

COGNOSCITIVOS

Dificultad para tomar decisiones; problemas de concentración; olvidos frecuentes; hipersensibilidad a las críticas; bloqueo mental; bloqueo de memoria, atención y concentración.

EMOCIONALES

Apatía; aburrimiento; depresión; frustración; culpabilidad; vergüenza; melancolía; baja autoestima; estado de alarma y tensión; nerviosismo; incertidumbre.

LABORALES

Ausentismo laboral; menor capacidad o rendimiento laboral; acciones hostiles; conflictos; falta de motivación por el trabajo; accidentes; rotación laboral.


Burnout

También conocido como el “síndrome del desgaste profesional” o “síndrome del quemado”. Es un sentimiento de inadecuación personal y profesional que se manifiesta en un cansancio emocional muy fuerte, que conduce a una pérdida de motivación por lo que se hace, que suele desembocar en un sentimiento angustioso de fracaso laboral.

Es un intento fallido de adaptación a la pérdida progresiva de los ideales y objetivos que caracterizan la esencia de la profesión elegida, así como de las energías necesarias para su ejercicio, causada por una inadecuada contención organizacional, sumado a las dificultades del trabajo, su presión y excesivas demandas.

Desde una perspectiva clínica, Freudenberg empleó el término burnout en el ámbito de la salud, aludiendo a un tipo de estrés laboral e institucional generado en aquellas profesiones de ayuda y servicio social en las que existe una relación constante y directa con otras personas que son los beneficiarios de su acción profesional que exigen entrega, implicación, idealismo y servicio a los demás. “Sentirse usado, exhausto debido a excesivas demandas de energía, fuerza o recursos personales que es el resultado de la devoción a una causa, estilo de vida o relación que fracasó en producir la recompensa esperada”.

Desde una perspectiva psicosocial se asume la definición de Maslach que dice que el burnout debe ser conceptualizado desde una visión tridimensional, como un síndrome de agotamiento emocional, despersonalización y falta de realización personal en el trabajo; que puede desarrollarse en aquellos individuos cuyo objeto de trabajo son personas en cualquier tipo de actividad, y que surge como consecuencia de la discrepancia entre las expectativas que el individuo deposita en el mundo laboral y una realidad que se muestra frustrante. Por agotamiento emocional entendemos al cansancio y fatiga; la despersonalización se produce en la persona afectada por el desarrollo de sentimientos, actitudes, respuestas negativas y distantes hacia otros individuos, especialmente hacia los beneficiarios del propio trabajo; el sentimiento de falta de realización profesional y/o personal surge cuando existe una tendencia de esos profesionales a evaluarse negativamente cuando las demandas del medio laboral exceden su capacidad para atenderlas, afectando la habilidad en la realización de su trabajo y la relación con las personas a las que atienden o con las que se relacionan. Implicando también: bajo rendimiento laboral, evitación de relaciones personales y profesionales, incapacidad para soportar las presiones y baja autoestima.




CONSECUENCIAS DEL SÍNDROME DEL BURNOUT…

FISIOLÓGICOS Y PSICOSOMÁTICOS

Tensión muscular; hipertensión; crisis asmáticas; catarros frecuentes; frecuencia de infecciones; alergias; fatigas crónicas; alteraciones menstruales; úlcera; diarrea; jaqueca; trastornos del sueño; desórdenes gástricos.

CONDUCTUALES

Agresividad; aislamiento del sujeto; cambios bruscos de humor; enfado frecuente; irritabilidad; incapacidad de concentración; conductas adictivas.

ACTITUDINALES

No verbalizar; cinismo; apatía; hostilidad; suspicacia

EMOCIONALES

Sentimientos de soledad; sentimientos de alienación; ansiedad; sentimientos de impotencia; sentimientos de omnipotencia; sentimientos de frustración y descontento; distanciamiento afectivo

INTER-PERSONALES

Deterioro de las relaciones interpersonales; aumento de conflictos personales; aumento de problemas familiares


LABORALES

Ausentismo laboral; menor capacidad o rendimiento laboral; acciones hostiles; conflictos; falla de motivación por el trabajo


INVENTARIO DE MASLACH PARA MEDIR EL BURNOUT: lleva 10-15 minutos; sirve para evaluar a profesionales de la salud mental y otras áreas. Mide el desgaste profesional. Mide los 3 aspectos del síndrome: cansancio emocional; despersonalización; realización personal. Se trata de un cuestionario autoadministrado, constituido por 22 items en forma de afirmaciones, sobre los sentimientos y actitudes del profesional en su trabajo y hacia los pacientes. En cada pregunta se pone un puntaje entre 0 y 6 dependiendo del grado de intensidad. Dentro del test existen tres subescalas bien definidas:

  1. De agotamiento emocional: consta de 9 preguntas (1, 2, 3, 6, 13, 14, 16, 20). Valora la vivencia de estar exhausto emocionalmente por las demandas del trabajo. Puntuación máxima 54.

  2. De despersonalización: está formada por 5 items (5, 10, 11, 15, 22). Valora el grado en que cada uno reconoce actitudes de frialdad y distanciamiento. Puntuación máxima 30.

  3. De realización personal: se compone de 8 items (4, 7, 9, 12, 17, 18, 19, 21). Evalúa los sentimientos de autoeficacia y realización personal en el trabajo. Puntuación máxima 48.

El grado de agotamiento es una variable continua con diferentes grados de intensidad:

0= Nunca

1= Pocas veces al año o menos

2= Una vez al mes o menos

3= Unas pocas veces al mes o menos

4= Una vez a la semana

5= Pocas veces a la semana

6= Todos los días

El Decreto 659/96 contiene un baremo que debe utilizarse en este tipo de pericias, que contiene un listado de enfermedades. Fuera de ese listado, no se consideran adecuadas. Están excluídas las enfermedades preexistentes, que constan en el examen pre-ocupacional.