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jueves, 7 de septiembre de 2023

Neurosis narcisistas, segunda tópica e identificación.

RESUMEN Este trabajo es el resultado de un rastreo bibliográfico inicial, con el objeto de fundamentar la puesta en cuestión del supuesto de la identificación narcisista en el campo de la melancolía. Ubicamos a la melancolía desde una falta de distancia entre i’(a) y a, bajo el imperativo del superyó, no atemperado por el Ideal, dado que el superyó toma su puesto, ni erotizado por el masoquismo. La identificación narcisista en todo caso se pone en juego cuando la dimensión del otro aparece, pero éste queda reducido a no ser más que una imagen, se establece con ese otro una relación narcisista y especular, otro amado-odia.

1- Narcisismo, identificación y superyó 

Freud mantiene el término de neurosis narcisistas desde Introducción del narcisismo hasta el texto de Neurosis y psicosis. Sin embargo debemos decir que dicho término no puede aludir a lo mismo dado que entre uno y otro se formula la segunda tópica, lo cual produce una discontinuidad en la teoría. De hecho funda un campo nosológico nuevo, dado que articula el conflicto en juego en cada caso a dicha tópica, redefiniendo las neurosis narcisistas a un conflicto entre el yo y el superyó. 

Asimismo la identificación constitutiva del yo, es planteada en el Yo y el ello, como melancólica. Sostiene que al resignar un objeto puede sobrevenir una alteración del yo, que describe como una erección del objeto en el yo, al igual que en la melancolía; agregando que quizás esta identificación sea en general la condición bajo la cual el ello resigna sus objetos. Incluso propone que el carácter del yo es una sedimentación de las investiduras de objeto resignadas, conteniendo la historia de estas elecciones de objeto. 

Antes de la formulación de la segunda tópica comenta, en la Conferencia 26, (1916), que mediante el análisis de las afecciones narcisistas es posible llegar a conocer la composición de nuestro yo y su edificio de instancias. De este modo queda planteada una necesaria articulación entre, la identificación, el narcisismo y el superyó. 

En “Duelo y melancolía”, texto anterior a la elaboración de la segunda tópica, plantea que la identificación narcisista con el objeto se convierte en el sustituto de la investidura de amor, lo cual implica que dicho vínculo no deba resignarse a pesar del conflicto con la persona amada. Esto hace que el sustituto del amor de objeto por identificación sea un mecanismo importante para las afecciones narcisistas. La pregunta que suscita este recorrido es, si es posible, luego de las elaboraciones freudianas y lacanianas mantener el supuesto de una identificación de ese orden para la melancolía. Con el fin de revisar la articulación entre la melancolía como neurosis narcisista según lo planteado por Freud y la dimensión del superyó recurrimos a los esquemas ópticos con las modificaciones que introduce Lacan en el Seminario 10, a partir de la formulación del objeto a. 

Según lo que venimos planteando en investigaciones anteriores, en el caso de la melancolía tenemos la conjugación de la falta de distancia, la no-separación entre el objeto a y la imagen especular i’(a) en el campo imaginario, dado que el Ideal del yo, como elemento tercero, se encuentra ausente, actuante en el duelo, ausente en la melancolía. 

En el rastreo bibliográfico de nuestra investigación partimos, como inicio del problema, de 2 citas de Lacan, una del Seminario 5 Las formaciones del inconciente y la segunda, del Seminario 9 La identificación En el Seminario 5 sostiene que: “En la medida en que, por parte del Ideal del yo, el propio sujeto en su realidad viviente puede estar en una posición de exclusión de toda significación posible, se establece el estado depresivo propiamente dicho. (Lacan, 1958: 308). 

Del Seminario 9, si bien se refiere a la psicosis, podemos hacer extensivo el siguiente enunciado a la melancolía, El psicótico está siempre obligado a alienar su cuerpo en tanto soporte de su yo, o de alienar una parte corporal en tanto soporte de una posibilidad de goce. Si no empleo aquí el término de identificación es porque creo justamente que en la psicosis no es aplicable: la identificación en mi óptica implica la posibilidad de una relación de objeto donde el deseo del sujeto y el deseo del Otro están en situación conflictiva pero existen en tanto dos polos constitutivos de la relación. Podemos conjugar esos enunciados con lo propuesto en el Seminario 11. 

En el entrecruzamiento por el cual el significante unario llega a funcionar aquí en el campo del Lust, es decir, en el campo de la identificación primaria narcisista, está el mecanismo esencial de la incidencia del ideal del yo. He descrito antes la mira en espejo del ideal del yo, de ese ser que vio primero aparecer en la forma del progenitor que, ante el espejo, lo tiene cargado. Aferrándose a la referencia de quien lo mira en un espejo, el sujeto ve aparecer, no su ideal del yo, sino su yo ideal, ese punto donde desea complacerse consigo mismo. Recapitulando, si el melancólico está en exclusión del Ideal, teniendo en cuenta el afecto doloroso/depresivo que está en juego, y al decir de Lacan, es en el entrecruzamiento del rasgo unario en el campo del lust donde la identificación narcisista, da cuenta de la incidencia del ideal del yo, podríamos poner en cuestión que en la melancolía se trate de la identificación narcisista, máxime teniendo en cuenta la cita del seminario 9 en la que Lacan afirma que la identificación no es aplicable al campo de la psicosis, aunque consideramos que no necesariamente se trate de esa estructura. Podemos aventurar por lo tanto que en la melancolía, redefinida como neurosis narcisista bajo los conceptos de la segunda tópica, el superyó en conflicto con el yo, no se encuentra “atemperado” por el Ideal, pero tampoco erotizado por el masoquismo moral, que resexualiza, libidiniza, los lazos con la moral que la disolución del Edipo había desexualizado. 

Como plantea Freud, La conciencia moral y la moral misma nacieron por la superación, la desexualización, del complejo de Edipo; mediante el masoquismo moral, la moral es resexualizada, el complejo de Edipo es reanimado, se abre la vía para una regresión de Ia moral al complejo de Edipo. Por lo tanto, el superyó en la melancolía adopta la fórmula freudiana del cultivo puro de pulsión de muerte, empuja actuando como pura voz. Empuja a hacer Uno con el objeto en tanto desecho, a reunirse con el objeto a, al decir de Lacan “cuyo mando se le escapa”. 

El yo del narcisismo que está en juego entonces, es arrasado por la falta de alteridad, porque el Otro se encuentra ausente testimoniado en el rechazo del inconciente y porque lo Hetero/hostil, como único predicado sobre el objeto a para el melancólico, le es propio sin mediación simbólica. 

Ubicamos entonces a la melancolía desde esa falta de distancia entre i’(a) y a, bajo imperativo del superyó, no atemperado por el Ideal, dado que el superyó toma su puesto, ni erotizado por el masoquismo. 

Esa identificación, en todo caso se pone en juego cuando la dimensión del otro aparece, pero éste queda reducido a no ser más que una imagen, se establece con ese otro una relación narcisista y especular, otro amado-odiado, sin la mediación simbólica que pondrá en juego el Ideal. 

Citamos otros psicoanalistas que han tomado un sesgo similar en cuanto a estas proposiciones. 

Concordamos con Fréderick Pellion cuando en su libro Melancolía y verdad (2003) plantea 

"…la identificación narcisista no es suficiente para dar cuenta de la totalidad de manifestaciones clínicas de la melancolía. En particular, el fenómeno del autorreproche, como vuelco sobre la propia persona de un reproche al objeto, es irreductible a ella." (Pellion, 2003: 148) 

En relación al objeto de amor del melancólico Jaques Hassoun en “La crueldad melancólica” se pregunta: “¿El otro al que el melancólico amará, no es semejante a ese Yo-ideal que Narciso, atormentado por la ausencia de imagen (de algún otro), ama hasta morir?”. (Hassoun, 1995: 16) 

Vemos en esta pregunta situado tanto la falta de alteridad del semejante que lo aplasta en la dimensión narcisista, como el arrastre a la precipitación suicida. La alteridad tiene la modalidad de una pura exterioridad, lo que revela la contracara de la paranoia, el Otro no le concierne al melancólico. 

El melancólico puede hacer existir al objeto de amor/odio, ya sea por la vía del autorreproche o por la vía de mantenerlo como perdido en un duelo imposible. 

En ese sentido Giorgio Agamben en Estancias (1995) lo propone de un modo impecable: "…la melancolía no sería tanto reacción regresiva ante la pérdida del objeto de amor, sino la capacidad fantasmática de hacer aparecer como perdido un objeto inapropiable." (Agamben, 1995: 53) 

Por lo tanto pensamos que es insuficiente la identificación narcisista para dar cuenta de la melancolía. La falta de distancia entre el yo y el objeto que lo hace penar, da cuenta de una dificultad en la separación. A falta del Ideal que mantiene la distancia, el superyó impone el aplastamiento. Un medio de trasladarlo al exterior es hacerlo existir bajo el autorreproche o bajo el estado de duelo permanente. 

2- Dolor melancólico y moral superyoica 

Dado que sostenemos que a falta de Ideal del yo, es el superyó el que lo releva, situamos una articulación entre el dolor melancólico y la moral superyoica. 

Freud a lo largo de su obra ubica una relación entre la moral, el dolor anímico y el padre, articulación que se precipita en la formulación del superyó en la segunda tópica. 

En el caso de la neurosis podemos ubicar una línea que va desde el padre perverso a la perversión de un superyó que se revela como sádico, ya que la moral que resulta de su intervención se ve resexualizada, vía el masoquismo moral del yo, es decir que el yo ha devenido masoquista bajo el influjo del superyó sádico, que emplea un fragmento de la pulsión de destrucción interior, preexistente en él en una ligazón erótica con el superyó. 

Lacan en el Seminario 26, La topología y el tiempo, (Lacan, 1978) le da la palabra a Didier Weill Éste sitúa la diplopía a la que confronta el Padre siendo al mismo tiempo el que está en función como Nombre del Padre y también del persecutorio superyó. Articula el duelo por el Padre con un duelo, digamos cuasi imposible, ya que no es melancólico sino que linda con la melancolía. 

"Entonces a Jung que plantea esa cuestión, y efectivamente ustedes sienten que lo que está en cuestión para Jung en esa senda, es en el fondo el drama que representa para todo individuo el hecho de que sea el mismo padre, el mismo padre muerto quien esté en el origen a la vez del significante del Nombre del Padre y a la vez del superyó, de ese superyó persecutorio, casi melancólico, dado que la incorporación en el fondo que hace más del padre, el duelo que hacemos del padre en tanto que es lo que sería ese individuo inacabado que por habernos hecho mejor que eso, es un duelo imposible que linda con la melancolía." (Lacan, Weill, 1978: 37) 

De modo que el afecto doloroso de un duelo lindante con la melancolía y el dolor moral, que podríamos articular en su faz feroz al superyó parecen estar en relación. 

De hecho Kant refiere que el dolor es el afecto que está en juego respecto del imperativo categórico de la Buena voluntad como Bien Supremo, es su correlato sentimental frente al imperativo con el que Freud calificó al superyó. Para Kant el dolor es testimonio de que se obró moralmente dado que se renunció al objeto patológico, 171 cualquiera sea éste en el campo de los bienes, por obrar según el Bien supremo de la Buena Voluntad. 

El imperativo categórico kantiano y la máxima sadiana tienen su punto de conexión en que ambos son universales y en ambos de diferente modo, el dolor está en juego. En el Seminario 7, La Ética del psicoanálisis (Lacan, 1959), abordando la dimensión de das Ding, la Cosa, la cosa en sí, el nóumeno Kantiano, Lacan nos dice: 

"En efecto, Kant admite de todos modos un correlato sentimental de la ley moral en su pureza y, muy singularmente, les ruego lo registren, -segundo párrafo de esta tercera parte- este no es sino el dolor mismo:

En suma, Kant es de la opinión de Sade. Pues para alcanzar absolutamente das Ding, pare abrir todas las compuertas del deseo, ¿que nos muestra Sade en el horizonte? Esencialmente, el dolor. El dolor del prójimo y también el propio dolor del sujeto, pues en este caso no son más que una única y misma cosa. … (Lacan, 1959: 99-100) 

Años después, en Kant con Sade (Lacan, 1963) afirma el carácter matador del imperativo, por la homofonía entre el tu es (tú eres) y el tuer (Matar). Es pues sin duda el Otro en cuanto libre, es la libertad del Otro lo que el discurso del derecho al goce pone como sujeto de su enunciación, y no de manera que difiera del Tú eres que se evoca desde el fondo matador de todo imperativo:

Suspendamos el decir su resorte para recordar que el dolor, que proyecta aquí su promesa de ignominia, no hace sino coincidir con la mención expresa que de él hace Kant entre las connotaciones de la experiencia moral. Lo que ese dolor vale para la experiencia sadiana se verá mejor de abordarlo por lo que tendría de desarmante el artificio de los estoicos para con él: el desprecio. 

Imagínese una continuación de Epicteto en la experiencia sadiana: “Ves, la has roto”, dice designando su pierna. Rebajar el goce a la miseria de tal efecto en el que tropieza su búsqueda, ¿no es convertirlo en asco? (Lacan, 1963: 750) 

Hay que recordar que los estoicos proponían el desprecio por el cuerpo y la indiferencia por la realidad material. Epicteto, Séneca y Marco Aurelio son algunos nombres de la filosofía estoica. Según Epicteto, “La muerte, el destierro y todas las cosas que parecen terribles tenlas ante los ojos a diario, pero la que más de todas la muerte, y nunca darás cabida en tu ánimo a ninguna bajeza ni anhelarás nada en demasía”. 

Y en Marco Aurelio podemos intuir algo de ese pensamiento: “Existe un remedio vulgar, aunque eficaz, de cara a despreciar la muerte: rememorar a los que se empeñaron en vivir hasta ser pegajosos” Sabemos de la admiración que Lacan tenía por los estoicos, pero en este caso, a lo que Lacan apunta parece ser al pensamiento estoico que desarmaría la dimensión kantiana y también la sadiana, ya que desprecia dolor. 

A diferencia de la perversión ya que la víctima sadiana no debe ser alguien que goce del dolor ni que lo desprecie, dado que a lo que apunta el sádico es que, por la vía del rebajamiento y la humillación, dolor anímico, o por la vía del dolor corporal aparezca el puro cuerpo, la reducción del sujeto a un puro cuerpo biológico, su caída en tanto sujeto del significante, de la cual el sádico será instrumento al servicio del Ser Supremo en maldad, interpretando el deseo del Otro como voluntad de goce. 

Retomando, a partir de la lectura lacaniana, el superyó será el resto caído del Otro a partir de su intervención significante, en ese sentido es reconducido a las primeras marcas, y también objeto a, objeto voz caído del Otro. 

En el Seminario 10 (Lacan, 1962-1963) es claro cuando propone: Todos conocen… los vínculos del estadio oral y de su objeto con las manifestaciones primarias del superyó. Al recordarles su conexión evidente con esta forma del objeto a que es la voz, les indiqué que no podía haber concepción analítica válida del superyó que olvide que en su fase más profunda, es una de las formas del objeto a. (Lacan, 1963: 318) 

Y en el Seminario 16, De un Otro al otro (Lacan, 1969), la voz como objeto a, soporte de la articulación significante, puede instaurarse o no bajo una modalidad perversa. 

Resulta estrictamente imposible concebir lo que ocurre con la función del superyó si no se comprende-no es del todo, pero es uno de sus resortes- lo que ocurre con la función del objeto a realizada por la voz como soporte de la articulación significante, la voz pura en la medida en que está, sí o no, instaurada en el lugar del Otro de una manera que es perversa o que no lo es. 

La función del objeto a en su estatuto de voz, no es lo que se escucha en la oreja, sino, que, tal como se verifica claramente en el masoquismo moral, va al lugar de completar al Otro. En el caso del masoquismo perverso, aparece la dimensión de la irrisión: la orden que recibe del amo, está dictada por el mismo masoquista. 

Para concluir, podemos afirmar que en el masoquismo, la función del Otro es esencial, mientras que en el dolor melancólico el Otro se encuentra ausente y el semejante solo tiene existencia como pura imagen. 

El melancólico se encuentra en exclusión del Ideal del yo, condición de la identificación narcisista. Sin la mediación del Ideal, ni la resexualización del masoquismo moral, que atempere la voz del superyó. 

BIBLIOGRAFIA 

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Pellion, F. (2003) Melancolía y Verdad. Buenos Aires. Ed. Manantial,

Fuente: Eisenberg, Estela Sonia (2014). Neurosis narcisistas, segunda tópica e identificación. VI Congreso Internacional de Investigación y Práctica Profesional en Psicología XXI Jornadas de Investigación Décimo Encuentro de Investigadores en Psicología del MERCOSUR. Facultad de Psicología - Universidad de Buenos Aires, Buenos Aires.

jueves, 7 de julio de 2022

Los aportes filosóficos de Kant a la clínica

 Al parecer; la vida de Kant era totalmente rutinaria, los vecinos aprovechaban a poner en hora su reloj cuando él pasaba. Primero veamos qué pasaba filosóficamente en aquel momento.

  1. John Locke

En Gran Bretaña, John Locke propuso el empirismo y el liberalismo. Todos nuestros conocimientos provienen de la experiencia, de ella se derivan y a ella se reducen.

La filosofía de Locke se dirige contra las ideas innatas, está contra el apriorismo. Son los sentidos los que introducen las ideas, es una postura totalmente representacional. El sujeto es como un papel en blanco donde se van inscribiendo las ideas. 

Locke tuvo gran influencia en la psiquiatría, fundamentalmente porque los filósofos franceses del siglo XVIII tomaron sus ideas por motivos políticos. Para la Revolución francesa es muy importante concebir que todas las experiencias se pueden inscribir de nuevo. En El Tratado del entendimiento humano, hay ideas parecidas a los tratados de psiquiatría.

Locke propuso que las ideas pueden ser simples o compuestas y estas últimas se componen de acuerdo a leyes.

Locke sostiene algo así como "Si yo siento, entonces soy". Moulinex le preguntó por el caso de un niño ciego que se le enseñara a distinguir un cubo de una esfera mediante el tacto. Si el niño recuperará la vista, le preguntó, ¿Reconocería la esfera? Locke respondió que no. El problema de Moulinex estuvo inserto en toda la historia de la filosofía y varios autores intentaron responder a esta inquietud. Los racionalistas respondieron que sí, mientras que los empiristas respondieron que no.

En el año 2002, en EEUU se investigó esto en niños con catarata congénita y gran parte de los chicos reconocen la diferencia, de manera que la postura empirista estuvo equivocada. 


  1. David Hume

Este filósofo escoces actualmente está siendo cancelado por su racismo. No obstante, hizo aportes excepcionales. Era más fundamentalista que Locke. El partió del empirismo, pero sostuvo que las cosas solo se podían explicar por el racionalismo.

Sostuvo que las ideas eran producto de la percepción, pero para él las percepciones se podían dividir en impresiones e ideas. La impresión se debe a la intensidad de la impresión. Las ideas son aquellas que uno recuerda. Las impresiones aseguran realidad, mientras que la idea no.

Para Hume, al preguntarse por la causalidad, no hay nada en la naturaleza que nos permita asegurar la relación causa-efecto. Para Hume sólo pueden asegurarse la semejanza y la contigüidad espacio temporal.

Semejanza y la contigüidad espacio-temporal. Es más, la ley puede aún reducirse a dos condicionantes; a saber, la semejanza y la contigüidad espacio-temporal.

La relación causa-efecto se reduce a la conexión regular de dos acontecimientos en el espacio y en el tiempo por la habitualidad de la observación. Esto hace que uno conciba que debe existir un agente quebhaga esa conexión y ese agente es el yo. Para un empirista tab extremo, decir que esa 

conexión tiene que ver con la habitualidad y con el yo, es realmente sorprendente.

Esto dio un giro en la filosofía, porque le despertó a Kant del sueño del automatismo y de las reducciones radicales al racionalismo o el empirismo.


Immanuel Kant

Junto con Aristóteles y Heidegger, es uno de los filósofos más importantes, porque hace un giro copernicano en lo que tiene que ver con el conocimiento y el sujeto.


Crítica de la razón pura. Esta es su obra principal, donde intenta dar cuenta del funcionamiento de la razón. Para eso, deberá hacer una disección de la razón y qué leyes la hacen funcionar.

Kant divide a la razón pura en una parte que tiene que ver con la sensibilidad, otra que tiene que ver con el entendimiento y otra con la razón, en un sentido autónomo.

Kant intenta saber cómo podemos hacer "silogismos perfectos". Se trata de juicios analíticos que no aportan conocimiento. Un juicio analítico es un juicio donde el sujeto es igual al predicado. Ej: un triángulo es una figura con tres ángulos. Este juicio es verdadero, sin embargo no aporta conocimiento. 


Otros juicios son los llamados sintéticos, donde el sujeto es distinto al predicado. Ej. Los cuerpos son pesados. Necesitan de la experiencia, no son juicios perfectos si no pasan por una experiencia empírica. Son imperfectos en tanto no se resuelven por el hecho de la razon, aunque otorgan conocimiento. 


Kant busca tratar de articular juicios sintéticos que otorguen conocimiento y que sean absolutamente verdaderos. A esto Kant los llama juicios sintéticos a priori.


Los juicios en general requieren de la experiencia y una vez que la tenemos, a posteriori podemos decir si un juicio es verdadero o no. Kant busca juicios tan certeros como los juicios analíticos y que aporten conocimiento. Busca que la razón se maneje autónomamente y que la razón sea una garantía de verdad.


Los filósofos de la época estaban muy entusiasmados con el dominio de la razón, Pues creían que mediante la razón podían dominar la naturaleza. En ese sentido, ya se sentían a la misma altura que Dios. La fe estaba perdiendo su posición de transmisión del conocimiento y empezaba a tener mucho auge el sujeto. Se trata de la época que conocemos como la Ilustración. Hubo una ilustración francesa y otra alemana. Mientras que la Ilustración francesa sostenía que había Dios e inmortalidad, la alemana sostenía que era superior a Dios y que no había inmortalidad. La filosofía alemana se tornó casi como una religión laica y todo lo que se producía en religión se hacía por la filosofía. En Kant se ve mucho esto, es casi un monoteísmo laico sostenido por la razón, que para Kant aseguraba todo. Cuando acán se le preguntó que era la Ilustración como él dijo que era como llegar a la mayoría de edad en el orden de la filosofía.


Posteriormente la razón tuvo tal importancia que todo se intentó dirimir vía la razón, hasta que la razón se autonomiza y empieza a funcionar casi como algo ajeno al sujeto. Marx y Adorno en el texto La dialéctica de la ilustración identifican queblanoercerdion de la razón se debió a una razón instrumental que generó grandes errores en la humanidad. Allí aparece la correlación entre Sade y Kant, que toma Lacan. Hanna Arendt dijo que Eichmann se manejaba con la moral kantiana y si era razonable, Eichmann lo hacía, de manera que encontramos un grado de perversidad en la razón pura.


Los juicios implican tomar elementos de la realidad y reunirlos en una unidad. De manera que se trata de traducir lo particular a algo más general. 


Hasta ahora, el yo tenía que ver con el cartesiano, pero este no estaba vinculado al pensamiento. Con Kant aparece la idea de que las representaciones son de uno, por lo tanto lo condicionan. Pero que hace que nos pertenezcan? Es la dinámica que Kant afronta. Ahora es sujeto se constituye en la conciencia, que en el pasado solo era la toma del conocimiento. La lectura kantiana es que tomar conciencia es algo moral, porque se toma una actitud respecto a esa conciencia. Todo se moraliza y la moral misma es racional. Si no responde a la razón, no es moral. Es una ética de fines, no de medios, donde los fines son racionales. 


Según Leotard, todo lo que pasó con el Tercer Reich tuvo que ver con una razón y es lógicamente racional. Para Liotard, la posmodernidad es la demostración de aquello con lo que sueña la modernidad. 


La Critica a la Razón Pura está dividida en

Estética. Tiene que ver con la cuewtion empírica.

Analítica tiene que ver con el.entendimiento 

y dialéctica tiene que ver con la razón pura.

Cuando Kabt dice trascendental, se refiere a lo que está a priori. Se trata de las condiciones de posibilidad a priori que aseguren eda estética, analitica y dialectica que lleven a la verdad de los juicios sintéticos a priori.


La Estética trascendental

La impresión sensible es decir, en el dato tal como aparece en en la conciencia, tiene dos aspectos.

1- sensibilidad afectada es la materia del fenómeno.

2- sensibilidad como investidura: otorga la forma (recordemos a Aristóteles cuando habla de materia y forma) del fenómeno el modo propio de la sensibilidad: las formas a priori de espacio y tiempo.


Para Kant el sujeto formatea la realidad mientras va conociendo las cosas. Ese formateo son elementos puros que el sujeto lanza hacia la realidad para poder aprehender lo que esa realidad sensible le transmite. Este formateo a priori, que no está en la realidad como datos empíricos, sino que son datos que le pertenecen al sujeto y le permiten encuadrar la realidad de una forma aprehensible para el sujeto.


Por ejemplo, ¿El tiempo pasa? pero si no existiera el tiempo pasaría? Existiría el espacio si uno no existiese?


Intuición pura.

La intuición que llama empírica, es aquella que se refiere al objeto mediante la sensación.

La intuición pura. La "intuición pura" en sentido trascendental es aquella en que no hay nada que pertenezca a la sensación.

La intuición pura no es otra cosa que la forma pura de la sensibilidad.


Para Kant, espacio y tiempo son las formas a priori de nuestro conocimiento sensible.


Lógica trascendental. La analitica trascendental.

El entendimiento es la incorporación de lo que uno va conociendo en la vida a nuestra razón. Entendimiento es lo que se puede razonar de los conocimientos empíricos que uno va teniendo. 

Los juicios, según vimos, se forman de forma sintética a posteriori. Eso forma parte de la lógica trascendental. 


Dentro de la lógica está:

  • La analítica, constituida a partir de la comparación de elementos en función de elementos dados o pensados. Tiene que ver con el entendimiento.


  • La dialéctica. El ejercicio puto de la lógica trascendental, solamente bajo el dominio de la razón, que funciona autonomamemnte. 

Lógica trascendental

Trata de las leyes del entendimiento y de la razón a partir de leyes a priori.

Lógica formal presupone el entendimiento ya constituido y se ocupa no de fundamentar, sino de fijar sus leyes.

La lógica trascendental, en cambio, deduce y fundamenta este mismo entendimiento con sus funciones. 


La lógica trascendental es analítica o dialéctica.

  

Como analítica trascendental, desentraña, mediante un análisis del entendimiento, los elementos a priori del conocimiento intelectual que hacen posible los objetos de la experiencia.


Cómo dialéctica trascendental desenmascara, mediante un análisis de la razón, el uso dialéctico o sofístico del conocimiento puro más allá de los límites de la experiencia posible.


La analítica consistirá en dar aquellos elementos a priori del conocimiento intelectual por los que estamos en condiciones de pensar las representaciones sensibles.


Los conceptos, los principios.

Los conceptos son el orden que integra bajo una unidad superior la multiplicidad de los fenómenos. 


Los Principios son las proposiciones y leyes universales construidas sobre los conceptos.


Facultad de juzgar.

La deducción metafísica lo encuentra en la concepción del entendimiento como facultad de juzgar. Si no es por la intuición, toda otra relación con el objeto será mediata, y de apoyar a necesariamente en la intuición.


Los juicios son, segun esto, funciones de unidad entre nuestras representaciones. Es posible pues, reducir a juicios todas las acciones del entendimiento, de suerte que el entendimiento En general se ha representado como una facultad de juzgar.


JUICIOS

Para Kant los juicios no funcionan de forma anárquica, sino que funcionan de acuerdo a ciertas formas.

CANTIDAD: Universales, particulares, singulares.

CUALIDAD: Afirmativos, negativos, limitativos.

RELACIÓN: categóricos, hipotéticos, disyuntivos.

MODALIDAD: problemáticos, asertóricos, apodícticos. 


De acuerdo a esta forma de enjuiciar, surgen conceptos de cantidad, de cualidad, de relación y de modalidad, que vaciado de las apariencias son las CATEGORÍAS:

De cantidad: 

Unidad, 

Pluralidad, 

totalidad.

De la cualidad: 

realidad, 

negación, 

limitación.

De la relación:

substancia y accidente, 

causa y efecto, 

comunidad y acción recíproca.

De la modalidad:

Posibilidad e imposibilidad

existencia y no existencia

Necesidad y contingencia


Conceptos puros del entendimiento

Tales conceptos son por hipótesis independientes de toda experiencia y, en consecuencia, para legitimarios no podemos acudir a la experiencia, sino que necesitamos de una deducción que nos asegure a priori su validez. (Se legitima por derecho? por las leyes que le dan forma)


Condiciones de posibilidad a priori

La deducción trascendental debe explicar cómo los conceptos puros pueden referirse a objetos o, bajo qué condiciones a priori son posibles los objetos. Esta deducción ha de ser a priori, es decir a demostrar que las categorías se relacionan con los objetos de experiencia no solo de hecho, sino de derecho. Demostrar que solo las categorías hacen posible la experiencia.


Unidad del yo

Pero ¿Qué es lo que enlaza mis representaciones? El hecho de que todas ellas pueden referirse a un yo, a una conciencia. En esta referencia al "yo pienso", a la unidad de una autoconciencia, reside, por tanto, la condición suprema de posibilidad del enlace de mis representaciones. 


Para que los múltiples datos de la experiencia se conviertan para mí en 《objeto》 de experiencia propiamente dicha, deben hacerse "míos", deben llegar a ser conscientes para mí como sujeto único.


Apercepción pura

La representación que puede ser dada antes de todo pensamiento se llama intuición punto en consecuencia, lo múltiple de la intuición tiene una relación necesaria al yo pienso en el mismo sujeto que lo recibe: pero está representación (yo pienso) es un acto de la espontaneidad, es decir, no se puede ser considerada como perteneciente a la sensibilidad.


Se llama apercepción pura (para distinguirla de la empírica) porque ella es esta autoconciencia que, al producir la representación yo pienso, debe poder acompañar todas las otras representaciones Y que, una e idéntica en toda conciencia, no puede ser deducida de ninguna otra.


Yo en el sentido lógico trascendental.

No se trata evidentemente del yo en el sentido ontológico cartesiano, de sustancia pensante, sino del yo en el sentido lógico trascendental de sujeto de conocimiento, Como la condición común y originaria que acompaña todas mis representaciones y qué es idéntica A sí misma en todo estado de conciencia. 


A esta unidad consciente que surge de la apercepción pura Kant la define como unidad trascendental por razón del conocimiento a priori que de ella surge.

 

Apercepción significa en leibniz conciencia clara y distinta.


Unidad sintética de la apercepción

Kant habla más exactamente "unidad sintética de la apercepción" .

En ella reside según Kant el fundamento último de la unidad del objeto y de la identidad del sujeto. En efecto, para que las diversas representaciones dadas se conviertan en objeto de experiencia se tienen que reunir sintéticamente en una autoconciencia. 

Al mismo tiempo, esta unidad sintética de lo múltiple de las intuiciones, como dada a priori, es el fundamento de la identidad de la autoconciencia.


El sujeto se ha convertido en punto de partida. No hay objeto sino para un sujeto los objetos del conocimiento se rigen por el sujeto y no al revés. La objetividad procede de la subjetividad. La posición del objeto como objeto coincide con la posición del sujeto como sujeto. 


La unidad del objeto tiene su origen en la unidad de la conciencia, esto es, en el "yo pienso''. Por eso él "yo pienso", visto históricamente, constituye no solo el centro del pensamiento kantiano, sino la plenitud del moderno subjetivismo. 


El sujeto se ha convertido en el punto de partida en centro: nivel constituye las cosas.


Principio supremo de todos los juicios sintéticos.

El principio supremo de todos los juicios sintéticos es pues: todo objeto está bajo las condiciones necesarias de la unidad  sintética de lo múltiple de la intuición en una experiencia posible. De esta manera, los juicios sintéticos a priori sin posibles cuando las condiciones formales de la intuición conduce a la síntesis de la imaginación y a la necesaria unidad de la misma en una apercepción trascendental.


Las condiciones de posibilidad de la experiencia en general son, alavez, condiciones de posibilidad de los objetos de experiencia y tienen por eso validez objetiva en un juicio sintético a priori.


Los Principios tienen sus correlatos

Axiomas de la intuición son correlatos de la categoría de la cantidad. 

Anticipaciones de la apercepción es correlato de la categoría de la cualidad. 

Analogías de la experiencia es correlato de la categoría de la relación. 

Postulados del pensamiento empírico en general es correlato de la categoría de la modalidad.


Pero qué hace que uno pueda ir más allá de eso, con la razón en su máximo esplendor? Para eso Kant Avanza en el uso de la dialéctica, qué es el uso puro de la razón.


La dialéctica trascendental.

Es aquella parte de la lógica trascendental quien investiga el uso del pensamiento puro más allá de los límites de la experiencia posible. 


Se llama dialéctica porque es más allá de los límites de la experiencia y por eso para Kant Su uso es ilegítimo y sofístico. Pero se llama trascendental porque puede ir más allá de la experiencia sensible bajo las condiciones de posibilidad de los a priori del pensamiento.


Principio superior. Si el entendimiento se ocupaba de los fenómenos de la sensibilidad y los unificaba en juicios y conceptos. La razón se ocupa de conceptos y juicios del entendimiento y lo única con respecto a un principio superior.


Principio superior. Si el entendimiento se ocupaba de los fenómenos de la sensibilidad y los unificaba en juicios y conceptos, la razón se ocupa de conceptos y juicios del entendimiento y lo ubica con un respecto a un principio superior.


La cosa (ding ansich) va a ser un concepto importante en la filosofía. La cosa (das ding) es la esencia en si y es algo que todos los filósofos posteriores se van a dedicar a pensar. Ese objeto no existe en Sí, es una propuesta, un postulado de la razón pura, y no es posible llegar a él a través del entendimiento.


Condición absoluta. Se busca la condición superior a partir de las condiciones hasta donde sea posible. Busca la condición general que es a su vez condición absoluta esa misma incondicionada para el condicionamiento del entendimiento punto es el concepto puro que infiere la totalidad de las condiciones para un condicionado dado.


Tres ideas. Sí tenemos en cuenta al sujeto de la experiencia interna, a los objetos como de la experiencia externa y a los objetos del pensamiento en general, tenemos estos postulados, bajo una idea del noúmeno o cosa en sí:

- la idea del yo.

- la idea del mundo.

- la idea del Dios.


Crítica de la razón pura práctica: la ética.

Imperativo categórico: haz de tu máxima individual una ley universal. Lo establece estudiando las máximas individuales. Se trata de máximas hipotéticas (individual), de acuerdo a un fin propuesto. 


Las máximas hipotéticas no hacen a la et8ca, a la moral para todos. Kant intenta agrupar lo que actúa a priori, es decir, totalmente universal para todos y donde el fin se dirime exclusivamente por el uso de la razón.


Ahí donde estaba el noúmeno, Kant propone el imperativo categórico. El imperativo categórico está en todos y actúa en todos y nos dice cual es la razón ética y nos dice cuál es el bien. Esto hace agua por todos lados.


A Kant no le importa más que la universalización. Da unos ejemplos prácticos bastante malos. Lo Que nos interesa a nosotros es que esta idea universal, bastante seductora, es lo que Freud ubica como superyó. El superyó es la imagen de la máxima individual hecha universal, que es el imperativo categórico en Kant.


Kant señala que para llegar a esa máxima es necesario no guiarse por las pasiones, sino con el bien más allá de lo bueno. 


Una tristeza kantiana.

Kant encuentra en la tristeza algo que no es malo. 


Tristeza insípida (tristesse indipide), es una expresión que utiliza Horace-Bénédict de Saussure (1852, 1867) para expresar el efecto que le produce observar el paisaje de la montaña de Bonhomme, una de las montañas saboyanas; esta expresión es tomada por Kant para diferenciarla de aquella tristeza que es resultado del abatimiento. 


Kant se interesa por esta descripción sea que le ofrece la posibilidad de recordar que la tristeza producto de una aflicción puede encontrarse entre las emociones vigorosas cuando tiene su base en las ideas Morales, a diferencia de aquellas que son expresiones punto solo en el primer caso puede ser confrontada con otro sentimiento: lo sublime.


Lo Sublime en Kant es algo que va más allá del bien y del mal, de la belleza y la fealdad. Lo sublime es algo que vibra en uno y nos hace sentir de una manera diferente. 


Imperativo categórico.

Cuando Kant formula el imperativo categórico lo propone como un postulado Qué surge en torno a la segunda crítica.


En está se sostiene la premisa fundamental de que la acción moral solo puede estar determinada por la ley moral Por lo cual es necesario que la acción no esté sensiblemente orientada, En otras palabras, que no esté patológicamente condicionada punto Por tal motivo Kant interpreta Qué es el respeto por la ley lo que determina a la voluntad en el plano subjetivo, pero es la ley misma el elemento objetivo de la voluntad. 


Al no está regida por los sentimientos como las fórmulas John de la ley debe regirse por la no consideración de la orientación empírica ni las pasiones, se considera entonces que debe orientarse por la exigencia de la apatía.


Kant: dolor como aguijón de la actividad

Como una anticipación agónica de una lenta muerte frente a la rápida precisión de un corte abrupto en el hilo de la vida coma la insatisfacción en el mismo sentido no puede ser asequible el sujeto, ni en el sentido moral, ni en el pragmático; Por ese motivo, "la naturaleza ha puesto en el hombre el dolor como aguijón de la actividad". De modo tal, que el mismo suscite una búsqueda infinita de la perfección hasta el último instante de la vida, Y aunque en las últimas horas pueda esperarse admitir dicha satisfacción a uno como o los otros "nunca es pura y completa"


Esta satisfacción que no puede ser sentida como tal es lo que nos deja pensar en el concepto de goce.


Sade en Kant

Desde la perspectiva de Lacan se observa que, si bien como hecho constatable, la Filosofía en el tocador viene ocho años después de la Crítica de la razón práctica y se puede decir que, al mismo tiempo que la completa da su verdad de la crítica. Si se tiene en cuenta que la propuesta kantiana se reduce a que la máxima de la acción se haga ley y al mismo tiempo, la razón devenga universal y por derecho lógico valga para todos; eso se sostiene en la premisa de que la experiencia de la ley moral no pueda establecerse en ninguna experiencia del orden fenoménico. 


Irónicamente el carácter de la máxima kantiana puede ser confrontado a otra que bien puede ser ofrecida por Sade.