Mostrando las entradas con la etiqueta peligro. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta peligro. Mostrar todas las entradas

miércoles, 25 de junio de 2025

Angustia entre señal y acontecimiento: el borde como diferencia clínica

El cierre del seminario La angustia introduce una diferencia clínica crucial que permite a Lacan tensionar dos dimensiones distintas de la angustia. Por un lado, retoma la concepción freudiana de la angustia como señal frente al peligro; pero, por otro, despliega una dimensión más radical, a la que denomina “el concepto de la angustia”, en la que se aloja algo del orden de lo traumático, aunque articulado a una lógica distinta.

La noción de concepto en este punto abre la pregunta por el borde, entendiendo que un concepto se delimita por lo que logra inscribirse, por lo que puede decirse. Pensar la angustia en este nivel implica entonces despegarla del límite simbólico-imaginario para situarla en un campo más fundamental: el borde que roza lo real, allí donde el sujeto se constituye.

En la última clase del seminario, Lacan contrapone la angustia-señal con la situación traumática. La señal se liga a la noción de peligro, en este caso relacionada con el objeto a en tanto cesible. Pero esto nos lleva a una pregunta esencial: ¿cuál es ese peligro?

Freud plantea un “peligro vital”, una amenaza a la integridad yoica

Lacan, en cambio, asocia el peligro a la constitución del sujeto mismo, ya que el objeto a —como resto de la división subjetiva— entra en juego como lo que debe cederse para que el sujeto advenga. Pero hay una temporalidad lógica en esta operación: el peligro se localiza antes de la cesión, en un tiempo lógico anterior al acto constitutivo.

Desde esta perspectiva, la angustia no es simplemente reacción a una amenaza, sino señal de aquello del deseo del Otro que no puede ser despejado ni representado. Es lo que escapa a la inscripción fálica, al marco significante. Es en ese punto que el sujeto queda sin coordenadas, confrontado a la pregunta sin respuesta: ¿qué soy ahí?

La angustia se vuelve entonces el índice de ese lugar sin medida, donde el deseo pierde su contención simbólica y se revela en su dimensión más voraz, fuera de límite.

miércoles, 19 de febrero de 2025

El peligro, la defensa y la escritura del trauma

Freud comienza su recorrido teórico explorando el funcionamiento del aparato psíquico y sus mecanismos. En un segundo momento, su enfoque se dirige a la pregunta sobre cómo este se constituye. Es en este marco donde el concepto de defensa adquiere relevancia, siempre en relación con la noción de peligro.

El peligro, según Freud, puede analizarse desde distintas perspectivas: ¿es posible intervenir sobre él, resolverlo? Esto permite distinguir entre un peligro "externo", del cual el sujeto puede escapar, y otro tipo de peligro, uno del que no puede sustraerse. En este último caso, emerge la pulsión como el núcleo del problema, mostrando que las coordenadas interno/externo complican la comprensión. Aquí, Freud sitúa la importancia del espacio y del borde, un borde que rompe con la oposición clásica interior/exterior propia de la geometría euclidiana.

El planteo fundamental de Freud reside en que, de manera temprana, logra vaciar al peligro de toda cualidad concreta, asociándolo a la irrupción traumática de un componente económico. El trauma, en este sentido, se entiende como aquello que excede las barreras de protección del aparato psíquico.

Lacan retoma esta concepción freudiana y la amplifica al formalizarla mediante el matema. Para Lacan, lo traumático se inscribe como lo económico que quiebra las defensas frente al peligro. Pero su escritura no opera como representación, sino como una dimensión de la formalización orientada hacia la transmisión. Escribe, entonces, el peligro asociado a la falta de garantías para el sujeto, una situación que lo deja, en cierta medida, desprovisto y solo.

En esta línea, Lacan describe el matema del significante del Otro barrado, que señala aquello que el significante "no cesa de no escribir". Esta falta es a menudo encubierta por las "ficciones de la mundanidad", pero persiste como la piedra de escándalo del psicoanálisis: el significante de una falta en el Otro. Así, el matema se convierte en una herramienta que escribe la estructura del trauma y, al mismo tiempo, la imposibilidad de una representación completa del sujeto.