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jueves, 1 de agosto de 2024

Insomnio y síntoma

 La pregunta de esta reflexión debiera dar paso a otra, para despejar el supuesto valor universal: ¿en qué condiciones y casos podría el insomnio ser un síntoma?

Comencemos por interrogar la naturaleza del insomnio. En todo caso, qué lectura podemos hacer de él en el campo del psicoanálisis.

Freud había planteado que el sueño es el guardián del dormir, o sea que el sujeto sueña para poder dormir. En ese sentido es notoria la diferencia, aún la distancia que se plasma entre un sueño y una pesadilla.

Un sueño es una construcción ficcional podríamos decir, aunque también participe algo que es de otro orden. Es una construcción que hace posible el dormir, que resguarda la posibilidad del descanso del sujeto. Y lo permite en la medida en que viabiliza un corte atinente a la relación del sujeto con su Otro de origen. Por supuesto no es un corte que suelte amarras, dado que el sujeto sueña, y con los significantes que vienen del campo del Otro.

El corte aludido afecta al vínculo del sujeto con el Otro, en la medida en que el cuerpo queda involucrado allí.

A diferencia del sueño la pesadilla no cumple la función de guardián del dormir, sino que lleva el sujeto a un despertar que es una interrupción, la que le impide seguir durmiendo.

O sea, la pesadilla es la ocasión de la irrupción de algo que corta las ligaduras significantes que sostienen la función de resguardo del sueño.

Desde esta diferencia el insomnio puede considerarse como el índice de una dificultad a nivel del significante. La puesta en funcionamiento de algo, o el funcionamiento de una falla que impide la constitución de este entramado significante que habilita el dormir en el sujeto.

El insomnio por ende podría constituir un síntoma solamente en la medida en que se suscita una pregunta que involucra al sujeto. Y no hablamos de reducir esto a un mero interrogante sobre el sentido, sino una pregunta que involucre la causa.

viernes, 18 de agosto de 2023

Pesadillas nocturnas en la infancia ¿Cómo intervenir frente a lo traumático?

El “sueño” que escenifica el horror: La Pesadilla
Son cada vez más los infantes que consultan a analistas por padecer pesadillas recurrentes, donde el horror es escenificado durante el dormir: un Otro lo persigue, hasta despertar en el instante exacto de lo soportable. El Otro en cuestión puede tener mil caras: vampiros, brujas, hombres lobos, diablos, zombis, animales y hasta ladrones. Fracasa entonces, al decir de S. Freud, la función del sueño, que es proteger el dormir.

El niño sufre y a la vez las figuras de cuidado se angustian. Son despertadas forzosamente por el pedido de ayuda, los gritos y sobresaltos de terror del niño o la niña.

Las pesadillas y lo traumático

Desde tiempos tempranos de su obra, Freud explica a las pesadillas a partir del estatuto de lo traumático. En Inhibición, síntoma y angustia, nos enseña que lo traumático designa una situación de desvalimiento (sea de orden sexual, pérdidas tempranas abruptas y/o muy significativas, la violencia de cualquier índole, las rupturas muy dolorosas), ante la cual el sujeto se encuentra sin recursos reales o simbólicos para elaborar la intrusión de una intensidad sin medida para el aparato psíquico.

Más adelante, expresa que: “en la primera infancia, no se está, de hecho, preparado para dominar psíquicamente las grandes sumas de excitación que llegan de adentro o de afuera”. El dominio de esa excitación requiere todavía de un Otro, que le confiere, aún, cuerpo a su psiquismo en formación.

Lo traumático: Aquello que “no cesa de no inscribirse”. ¿Por qué?

En tantas oportunidades, lo traumático no logra ser reprimido, no llega a hacerse inconsciente y, por lo tanto, no puede ser simbolizado. Esta circunstancia psíquica le impedirá al sujeto -en cualquier tiempo de su constitución- la capacidad de recordar y de poner en palabras lo que le pasa.

Aquellas situaciones que desbordan al aparato psíquico se expresan de forma directa y abrupta -por ejemplo, mediante el repentino terror nocturno-, en lugar del clásico retorno de lo reprimido (inhibiciones, síntomas y angustia).

La vivencia subjetiva (manifestada de diferentes modos) es la de quedar reducido y convertido en un objeto pasivo del Otro, con una amenaza cierta de desaparecer.

¿Qué-hacer del analista para ayudar a los niños que padecen pesadillas?

La labor clínica del analista se basará, fundamentalmente, en la utilización de la ficción y el juego, como recursos elaborativos del carozo traumático, que quedó enquistado en la vida del infante.

Al decir de Esteban Levin: “El juego no es inocente; más bien es la caída de la inocencia, ya que el niño juega lo irrepresentable, el placer, el dolor, la tragedia, el sufrimiento, y los hace posibles en la ficción, en la creación de mundos imaginarios”.

Intervenciones del analista

. Alojaremos, con un interés genuino, las historias que trae a consulta el niño o la niña sobre sus terrores nocturnos y atribuiremos valor a sus miedos, con amorosidad y paciencia.

. Nos situaremos como barrera de protección, en acto, del aparato psíquico desbordado del infante. Este es un hecho mayor porque se produce, en tiempo presente, una disminución de su sufrimiento.

. Oficiaremos de favorecedores de las posibilidades lúdicas propias de cada niño o niña (juego simbólico y de roles, dibujos, construcción de ficciones con títeres). Y también le prestaremos palabras para que, a su manera, arme un relato acerca de su sufrimiento.

. Haremos una lectura -en transferencia- de cuál es el lugar en donde la niña o el niño se siente atrapado -sin salida-, como objeto pasivo del Otro significativo.

. Mantendremos entrevistas con los Otros primordiales del infante que tenemos en tratamiento: permitiremos el despliegue de lo que tienen para decir y le brindaremos contención a su angustia.

. Le haremos saber a los Otros primordiales de la crianza que están implicados en aquello que los trae a la consulta. Con sumo cuidado de no deslizar en nuestros decires “culpabilidad” por el sufrimiento de su hijo


domingo, 16 de octubre de 2022

Dificultades en el sueño en los niños: intervenciones clínicas

Dormir es una actividad humana muy importante. Nunca conviene preguntar cuán bien o mal duerme una persona, sino cómo es la cualidad de su vigilia. Es allí donde vemos si el sueño ha sido reparador o no. 

Dormir una cantidad suficiente de tiempo es un pre-requisito para el aprendizaje y la conducta. Por definición, el sueño es un estado biológicamente regulado que restaura y revitaliza todo el sistema en todos sus niveles: endócrino, inmunológico, metabólico, físico y emocional (National Sleep Fundation, Cardinali 2008)

Los desórdenes del sueño están asociados, en todas las edades, con:

- Mayor incidencia de errores y accidentes. Ej. accidentes de tránsito.

- Somnolencia diurna y estados del humor alterados.

- Ineficiente desempeño ocupacional (laboral, aprendizaje).

Al pensar una desregulación conductual y/o emocional, deberíamos tener como hipótesis la existencia de un desorden del sueño. Junto a un niño que no duerme, suele haber una familia que tampoco duerme, de manera que se afecta toda la salud del grupo familiar y no solo la del niño.

Los efectos del mal dormir en el funcionamiento cerebral y las funciones orgánicas son:

- Disminución de los umbrales de estrés.

- Reducción de la energía vital.

- Producción hormonal alterada.

- Debilitamiento del sistema inmune e ineficiente capacidad para sanarse.

- Función cognitiva disminuida y reducción de la memoria a corto plazo.

- Dificultades de autorregulación,

Las alteraciones en el sueño en niños son una frecuente preocupación reportada por los padres y a menudo interpretadas como conductas o hábitos mal adaptados. La incidencia de los problemas en el sueño de la población pediátrica es del 20% al 40%. En la población con niños con trastornos del desarrollo los trastornos en el sueño han sido estimados entre un 40% y 83% (Johnson, K.P y Mallow, B.A, 2006; Richdale & Schreck, 2009; Krokowiak y col., 2008). Esto se debe a que conciliar el sueño y mantenerse dormido no es algo que se dé de manera automática, sino que es algo que se aprende durante la infancia. No es algo dado que un niño duerma bien, sino que es algo que aprenden en los primeros años de vida.

Factores evolutivos

Los estadíos del sueño comienzan antes del nacimiento. El sueño REM aparece a los 6-7 meses de gestación y el no REM a los 7-8 meses de gestación. para el octavo mes gestacional, hay una estructuración completa del sueño, indicando buena coordinación córtico-subcortical.

Los recién nacidos entran en fase REM inmediatamente después de quedarse dormidos. A los 3 meses, el niño entra en no REM primero, patrón con el que continuará por el resto de su vida. En el recién nacido normal las fases de sueño REM superan al 50% total del sueño, esto indicaría la importancia de esta fase en el desarrollo cerebral. Las alteraciones de cualquier tipo a este nivel podrían intervenir en la modulación cerebral. 

Cantidad de sueño en niños y adolescentes

Recién nacidos: 16 a 20 hs. por día, en períodos de sueño de 3 a 4 hs.

A partir del 1° mes de vida, el sueño comienza a adaptarse al ciclo diario. Hay un incremento del sueño nocturno y vigilia diurna.

A los 6 meses de vida, el promedio de sueño total es de 14,2 hs. El período de sueño nocturno llega a 6 horas y hay varias siestas.

De 1 a 3 años, el sueño total declina a 13,2 hs. por día. El sueño diurno es consolidado en una sola siesta, en general por la tarde. Aquí las rutinas del sueño son importantes. Hay apego a ciertos juguetes (para conciliar y sostener el sueño) y aparecen los miedos nocturnos.

Edad prescolar (3 a 5 años): La mayoría de los niños suprime la siesta hacia los 4-5 años. Es esencial el mantenimiento de las rutinas de sueño; aparecen las parasomnias: terrores, pesadillas, bruxismo, etc.

Años escolares y pre-adolescencia (6 a 12 años): El sueño total a los 9 años es de 10,2 hs. A esta edad, durante el día el niño está muy alerta, casi no hay somnolencia diurna. 

Adolescencia: Declina el sueño a 9 hs. hacia los 13 años. Necesitan dormir 9-10 hs, pero duermen generalmente 7 hs. por noche.

El conocimiento de esta evolución nos permite valorar el sueño según la edad del niño y tener una idea de la cantidad de horas que tienen que dormir.

Trastornos del sueño en la infancia (en todos los niños)

La somniloquia, hablar en voz alta, aparece en el 32%. 

Las pesadillas: 31%. 

Sonambulismo: 28%.

Insomnio: 23%

Enuresis: 17%

Bruxismo: 10%

Ronquido: 7%

Terrores nocturnos: 7%

Síndrome de apnea obstructiva: 1-3%

Estos niños demuestran respuestas atípicas a la estimulación sensorial y diferencias en el dormir respecto a sus pares en el desarrollo típico.

La sensibilidad y dificultades en el procesamiento sensorial han sido sugeridos como un factor contribuyente a los problemas de sueño que estos niños experimentan, especialmente en niños que exhiben hiper respuesta y tienen dificultades de "gating" o filtrado sensorial de los estímulos del ambiente (Reynolds & Lane, 2011). Son niños que se despiertan por cualquier sonido, por ejemplo.

Los factores que reducen nuestra habilidad de dormir y permanecer dormidos son:

- El estrés, que es más marcado en los niños con trastornos del desarrollo.

- Diferencias en el humor y la emoción. Ej. rabietas, berrinches.

- Excesiva estimulación desde el ambiente y ambientes no familiares, que hacen que el niño no pueda lograr un estado de confort y relajación.

- Estimulación de la glándula pineal por la luz, por el uso de luz artificial. En la práctica revisamos el uso de pantallas, el uso de luces para los niños. 

- Imbalances nutricionales (selectividad) e inmunes (alergias, asma y otros). 

Los factores que mejoran el sueño y la habilidad de alcanzar estadíos del sueño reparadores son:

- Rutinas para el dormir.

- Ejercicio y actividad física (4-5 horas antes de dormir)

- Reducción del estrés, trabajando con la comunicación.

- Implicancia de la luz social, ritmos circadianos bien establecidos. Muchas veces los niños retrasan la hora de despertarse, perdiendo horas de luz, que es lo que ordena el ritmo circadiano.

- Una alimentación que sostenga la salud y el adecuado funcionamiento de nuestro sistema gastro-intestinal e inmunológico.

Conclusiones:

Es de especial relevancia en la infancia la evaluación de las alteraciones del sueño por ser un período crítico en el desarrollo y evolución del ser humano.

Tener en cuenta que el infante y el niño cuentan con muy poca capacidad de expresión de sus dificultades y tiene menor influencia o control sobre el entorno humano y el medio ambiente. Son los adultos que rodean al niño quienes pueden observar y ayudarlos en estos problemas. Esto es aún más marcado en niños con dificultades en el desarrollo, por la significativa implicancia en las alteraciones cerebrales y desarrollo cerebral.

Pautas y estrategias para el sueño y el dormir

Higiene del dormir. Establecer un horario para dormir que sea constante y temprano. Considerar que el niño tenga por lo menos 10 a 12 horas de sueño.

Estructura: el horario entre la cena y la hora de dormir debe ser un tiempo organizado, estructurado y calmo. Evitar actividades como lucha, saltar en la cama, etc. a la hora de dormir. No traer demandas a los niños en esos horarios. Eliminar TV, compu ó video juegos a esa hora.

Rutinas. Rutinas para irse a la cama que sean predecibles y estables. Por ejemplo: baño, lectura de un cuento, etc. Hay que tener en cuenta las características del niño, quizá para algunos sea convenientes bañarlos a la mañana o al mediodía, pero no a la noche. Tener definido dónde el niño duerme, que no sea cualquier lugar de la casa (el living, el auto). 

Conciliar el sueño es un proceso. Comenzar por lo menos 45 minutos antes de la hora que queremos que el niño esté durmiendo. Hay que ir reduciendo actividades, estímulos, ir aquietándose. Al niño le toma años dormirse a sí mismo y que si se despierta pueda volverse a dormir.

No llevar al niño a su cama ya dormido. Propiciar que se quede dormido en su propia cama.

Proveer oportunidades de juego acerca del dormirse fuera del horario de ir a la cama y en situaciones de no-estrés. para trabajar entre otros temas la ansiedad de separación.

Crear un organigrama rotatorio, de manera que los padres no estén deprivados de sueño y puedan sostener las rutinas e higiene del dormir.

En esta clínica hay que ser creativos. A algunos niños los duerme el movimiento (mecedoras, el auto).



Fuente: Notas de la conferencia "Dificultades de sueño y del dormir en la niñez, una mirada desde la integración sensorial y PINE" - María Rosa Nico de la Escuela freduiana de Buenos Aires.

jueves, 2 de junio de 2022

Tratamiento de los trastornos del sueño

“En el sueño existe un proceso complejo de reorganización y restauración celular de vital importancia para la adquisición y aprendizaje de nuevas tareas”.

Estados de actividad del SNC:

Estado de vigilia


Sueño no REM

  1. Etapa 1 : 5% del sueño. Aparecen mioclonías fisiológicas.

  2. Etapa 2: 45-55% del tiempo. Fase de sueño superficial.

  3. Etapa 3-4:  10-20% .Sueño profundo. Función reparadora.

Sueño REM




20-25% del tiempo del sueño, se relaciona con el procesamiento de la actividad intelectual, aprendizaje, consolidación y recuperación de la memoria. Hay atonía muscular , excepto de los músculos oculares, respiratorios y del oído interno.


CLASIFICACION  TRAST.SUEÑO

Primarios:

DISOMNIAS.

Intrínsecas: Narcolepsia, hipersomnia, apnea del sueño, síndrome de piernas inquietas, insomnio idiopático.

Extrínsecas: Higiene inadecuada del sueño, insomnio de adaptación y de causa ambiental, inducido por sustancias.

Trastorno del ritmo circadiano: cambio de huso horario por viaje, cambio de horario de trabajo.

PARASOMNIAS:

- Trastorno del umbral para el alerta.

- Trastorno de la transición sueño-vigilia: trastorno rítmico del movimiento.

- Parasomnias asociadas con la fase de sueño REM: pesadillas, trastornos del comportamiento REM.

- Otras parasomnias: bruxismo.

TRASTORNO DEL SUEÑO SECUNDARIO A PATOLOGÍA MÉDICA Y PSIQUIÁTRICA:

- Patología médica: Tiroxicosas, asma, enfermedad cardiovascular.

- Patología psiquiátrica: depresión, manía, esquizofrenia, trastorno de ansiedad.

- Tratamiento no farmacológico: el objetivo es  mejoramiento  de las conductas y hábitos asociados con el sueño. Los efectos beneficiosos son evidenciables a más largo plazo que los efectos del tratamiento con medidas hipnóticas.

Pautas:

  1. Evitar el consumo excesivo de alcohol y cafeína.

  1. Evitar ingesta alimentaria importante inmediatamente antes de dormir.

  2. Establecer esquema regular de sueño que contemple horarios de despertar temprano , con poca variación en días subsiguientes.

4.    Interrumpir actividad laboral 30 minutos antes de dormir.

5.    Realizar ejercicio aeróbico regular, pero no cercano al horario de dormir.

6.    Evitar dormir durante el día.

7.    Promover un ambiente agradable al momento de dormir: silencio oscuro y temp. adecuada. 

8     En  caso de no conciliar el sueño en 30 minutos , levantarse de la cama y sólo retornar en caso de volver a sentir sueño.

9.    No forzar el inicio del sueño. Esto favorece estado de alerta.

10.  Mínima exposición  a estímulos luminosos a la hora de irse  a dormir, para no favorecer la aparición de fase retrasada del sueño. Las luces  de lectura y las computadoras no son suficientemente intensas para generar alteraciones del ritmo circadiano.

Tratamiento Farmacológico:

Para aquellos que cursan con insomnio: Benzodiazepinas , hipnóticos no benzodiazepínicos, antidepresivos sedativos, antialérgicos, melatonina.

Para aquellos que cursan con hipersomnia: psicoestimulantes. 

 Benzodiazepinas: Todas  son igualmente eficaces ,reducen latencia al inicio del sueño, incrementan el tiempo total del sueño, disminuye el número de despertares y mejoran calidad de sueño.

Tener en cuenta características farmacocinéticas  y características del insomnio.

Tener en cuenta los efectos adversos.

Hipnóticos no benzodiazepínicos:

  1. Zolpidem( Somit)

  2. Zopiclona (Insomnium)

  3. Eszoplicona( Inductal, Novo insomnium)

Caracteristicas :

  1. Efecto hipnótico similar a las BZD, pero no poseen efectos ansiolíticos, ni miorrelajante, sólo para tratamiento a corto plazo.

  2. Por semivida corta no producen efectos residuales y trastornos en el desempeño psicomotor, menor alteración en la memoria anterógrada

  3. Conservan arquitectura del sueño.

Antidepresivos sedativos: se los utiliza en dosis menores que para  el tratamiento de trastornos afectivos. Pueden agravar bruxismo (IRSS), síndrome de piernas inquietas( ATC).

Trazadona ( Taxagon ), Mirtazapina ( Remeron , Comenter), Amitriptilina( Tryptanol)

Antialérgicos:  Se indican en pacientes con intolerancia a las BZD o cuando están contraindicadas. Son menos eficaces para reducir la latencia, si bien mejoran el tiempo total de sueño. Difenhidramina( Benadryl), Prometazina( Fenergan)

Otros : Melatonina, psicoestimulantes( metilfenidato, modafinilo)

martes, 28 de diciembre de 2021

"Una temporada en el infierno": Angustia y pesadilla

En esta entrada, trabajermos sobre el tema de las pesadillas. Se preguntó J. L. Borges "¿Si las pesadillas fueran grietas del infierno?"
Por su parte, Sigmund Freud, en "Complementos a la teoría onírica" (1920), O.C. dice que:
" (...)los sueños de angustia resultan ser, una vez anuladas las deformaciones impuestas por la censura, satisfacciones de deseos inmorales: egoístas, sádicos, perversos. Tal como sucede en la vida diaria, estos delincuentes disfrazados son incomparablemente más numerosos que los que actúan a cara descubierta".

El genio de Quino nos ofrece la siguiente viñeta:


El 9 de noviembre de 2021 tuvo lugar la Conferencia Virtual dictada por Miriam Fratini, titulada ""Una temporada en el infierno" Angustia y pesadilla". Forma parte del Ciclo de Conferencias 2021 "La angustia: su presentación en la clínica", de la Institución Fernando Ulloa. 

A continuación, mis apuntes sobre la misma.

Hay un poema escrito por Arthur Rimbaud llamado "Una temporada en el infierno", de 1873. Resulta una metáfora iluminada para nombrar a la pesadilla. Tiene un capítulo que se llama Noche de infierno, donde define a la pesadilla como un sueño en un nido de llamas, lo cual es interesante en tanto un sueño que arde allí donde anida, lo cual a nosotros nos resuena en aquel sueño de "Padre, ¿no ves que estoy ardiendo?".

La creación poética ha reunido múltiples veces al infierno con la pesadilla. En 1977, en el teatro Coliseo Borges dictó una conferencia sobre la pesadilla en la que concluye preguntándose "¿Y si las pesadillas fueran grietas del infierno?"

¿A qué se debe esta conjunción de lo infernal con lo pesadillezco? Probablemente, a que el horror y la presión asfixiante que sentimos en nuestras pesadillas nos acercan a esa figura del sufrimiento y la condena eterna que suponemos en el infierno. La hipocrecía o el pudor de los teólogos ha reservado el uso de la palabra eternidad para los predestinados al infierno.

En el dominio de muchos fantasmas bien terrenales, a veces creemos asomarnos a la idea del sufrimiento o del malestar que conlleva la supuesta eternización de algo. Imaginemos un dolor, una depresión, una enfermedad, una circunstancia cualquiera de la vida que no cesa y nos pone en relación siniestra de infinitización. Freud también dice, citando a Goethe, que una serie ininterrumpida de días felices puede ser algo muy difícil de soportar.

El infierno es una fuerte figura del mal en nuestra tradición judeo cristiana de occidente. Freud cita varias veces a lo infernal y lo demoníaco. Hay algo de esa figura del mal que nos habita a los humanos, proyectada quizás en un después de la muerte en la idea teológica.

Los poetas llevan la delantera a los psicoanalistas, que con sus decires constituyen un puesto de avanzada de lo que muchas veces queremos explicar en el psicoanálisis. Lacan dice una frase ejemplificadora, cuando dice sobre Marguerite Duras "Ella sabe sin mi lo que yo enseño". 

En la conferencia de Borges, él dice que la pesadilla es una especie en el género de los sueños. Si creemos que esto es así, tendríamos dos grandes tópicos: angustia y sueños. Son dos temas que recorren de punta a punta la obra de Freud. Freud vuelve permanentemente a su teoría onírica, a sus teorías de la angustia en transformaciones, desarrollos, impasses, interrogantes y distintos momentos. Los relatos de los sueños y la manifestación de la angustia son un núcleo de nuestra clínica. Sería muy difícil recorrer hoy estos términos complejos.

La angustia, tanto como la pesadilla, no necesitarían definición alguna, porque la vida es despóticamente real. En las lecciones introductorias de 1915, Freud, en las lecciones sobre la angustia, en la página 2367 dice:
No creo tener necesidad de definir la angustia. Todos ustedes la han experimentado, aunque sea solo una vez en la vida, este afecto. 

Si preguntáramos a Borges qué es la pesadilla, Borges diría que "la pregunta es retórica, sé demasiado bien la respuesta". Todos tenemos un saber acerca de la angustia y la pesadilla. ¿Entonces por qué hablar de esto? El discurso del psicoanálisis no patologiza a la angustia. La angustia tiene una relevancia en nuestra práctica y es un resorte clínico fundamental. Tiene un lugar privilegiado, por ejemplo, en el seminario 10 de Lacan dice: Preservamos la dimensión de la angustia por su importancia. Es el único afecto que no engaña, la única traducción subjetiva del objeto como causa de deseo. Fija la dimensión temporal del análisis. Orienta al sujeto en su deseo. 

En la clínica, es muy importante la angustia y el psicoanálisis está en las antípodas del capitalismo contemporáneo en el que vivimos, ya que el capitalismo forcluye o rechaza a la angustia y pretende adormecerla en la aspiración de una vida desangustiada. Al mismo tiempo, acaudala y engrosa las arcas de laboratorios multinacionales aplicados a la venta de psicofármacos. Se estigmatiza a la angustia y al mismo tiempo se sirve de ella para acumular dinero con la venta de ansiolíticos. Para el psicoanálisis, la angustia tiene que ver más con lo que dice Mario Benedetti: no te salves... que es mucho más que decir que no tomes clonazepam.

¿Qué vinculo hay entre la angustia y la pesadilla? La pesadilla muestra una falla de la función de la angustia como señal o indicio de que la falta puede faltar. Este modo de enunciar a la angustia, en tanto falta de la falta, es el que Lacan establece la función de la angustia como una señal de un peligro. El mismo Lacan advirtió que hay algo inquietante en esta idea de que si falta la falta, comienza la angustia. Hacia el final de la clase 3 del seminario 10 dice esto.

En el seminario 4 Lacan habló sobre la falta, adjudicable al ordenamiento simbólico. Allí dice que si el niño puede ir al lugar de lo que a la madre le falta, hay algo que nos deja estupefacto. Con Freud, uno podría pensar que Juanito se angustia por el peligro de la falta de la madre. Dice Lacan en el seminario 10:
En Inhibición, síntoma y angustia, Freud nos dice, o parece decirnos, que la angustia es la reacción, reacción —señal ante Ia pérdida de un objeto; así, enumera: la del medio uterino envolvente, que tiene lugar al nacimiento, la eventual de la madre considerada como objeto, pérdida del pene, la del amor del objeto y la del amor del super ego.
Ahora bien, para ponerles ya en cierto camino que resulta esencial tomar, la vez pasada les dije que la angustia no es la señal de una falta, sino de algo que es preciso llegar a concebir en el nivel redoblado de ser la carencia del apoyo de la falta.

De lo que se trata la señal de angustia es de la falta del apoyo que aporta la función de la falta. Continúa Lacan:
¿Acaso ignoran ustedes que no es la nostalgia de lo que llaman el seno materno lo que encuentra la angustia sino su inminencia todo lo que nos anuncia algo que nos perm itirá entrever que va a volverlo a él? (...) Lo más angustiarte para el niño es que justamente esa relación sobre la cual él se instituye por la falta que le hace descanso, esa relación resulta ser lo más perturbado cuando no hay posibilidad de tanta, cuan do la madre le esta todo el tiempo encima, y especialmente al limpiarle el trasero, modelo de la demanda, de la demanda que no podría desfallecer.

La angustia, entonces, es que la relación con la falta sobre la que se instituye el deseo queda perturbada al no haber posibilidad de falta y la madre se le viene encima. Para decirlo rápidamente, es porque hay falta en la madre que hay deseo. Porque algo falta entre el niño y el Otro, lugar en simbólico en el que el niño se constituye como hablante, que el deseo existe. Cuando hay función simbólica de la falta entre el sujeto y el Otro, el deseo se constituye. Por eso, Lacan definirá al deseo como metonimia de la falta, ese deslizamiento permanente del deseo hacia otra cosa. 

De esta manera, la angustia es una señal que advierte al sujeto del peligro de que esa falta, constitutiva del deseo humano, de pronto pueda faltar y que el Otro se vuelva algo aplastante, como en la pesadilla.

En cuanto a la pesadilla, en el seminario 10 Lacan hace una presentación esquemática que la angustia se presenta como un desfiladero entre el goce y el deseo.
Es en el tiempo de la angustia que el deseo se constituye. Esta función media entre de la angustia entre el deseo y el goce lo lleva a Lacan a hablar de vertientes de la angustia del lado del deseo ó del lado del goce. En lo que dijimos hasta ahora, la angustia se presenta del lado del deseo, porque protege de la inminencia ó el peligro de que la falta falte. Freud había dicho que el horror (shrek) que podemos presenciar en los sueños de angustia, que podemos asimilar a las pesadillas, consiste en la falta a la disposición de la angustia ó la falta del apronte angustiado. Cuando Freud habla del horror, plantea una falla de la angustia como señal de que la falta viene a faltar.

La pesadilla nos orienta en la angustia desde la perspectiva del goce. En el seminario 10, Lacan habla de la experiencia de la pesadilla, separándola de los procesos oníricos y extendiéndola a múltiples situaciones de la vida. En el seminario 21 dirá que:
el pensamiento no es sino lo que he llamado hace poco "lo que se cogita", es decir, un sueño negro, aquél en el cual, comúnmente, ustedes habitan. Porque si en algo nos inicia la experiencia analítica es en la circunstancia de que lo más cercano a lo vivido, a lo vivido como tal, es la pesadilla.

Cuando lacan habla de la experiencia de la pesadilla, cita y recomienda el libro de Jones The nightmare, que Lacan ya había mencionado en el seminario 4. Allí se menciona a la pesadilla en términos del íncubo, esos demonios que oprimen y paralizan al soñante. Henry Fuseli tiene un famoso cuadro, el del demonio que oprime el pecho de una soñante:

El íncubo que la oprime es la pesadilla y detrás emerge la figura de una yegua nocturna (nightmare). Lacan, por su parte, da las coordenadas de la pesadilla:
Ni por un instante pienso eludir su principal dimensión: la angustia de la pesadilla es experimentada hablando con propiedad, como la del goce del Otro. El correlativo de la pesadilla es el íncube o el súcube, ese ser que hace sentir todo su opaco peso de extraño goce sobre nuestro pecho, que nos aplasta bajo su goce.

O sea, que tanto en el mito como en la pesadilla vivida, lo que vemos es que aquel ser que pesa por su goce es también un ser que interroga. También se cita el enigma que la esfinge en el mito le hace a Edipo.

La esfinge, cuya entrada en juego —no lo olviden— precede a todo el drama de Edipo, es una figura de pesadilla y al mismo tiempo una figura cuestionadora.

Retengamos esta idea de Lacan que lo esencial respecto a la experiencia de la pesadilla, siempre actual, aparece la angustia ante el goce del Otro. Evidentemente, si Lacan dice esto, es que se diferencia la angustia en la pesadilla de la dimensión de la angustia señal, próxima a los sueños que tienen elaboración, incluyendo a los sueños de angustia.

Entonces, tenemos la vertiente de la angustia que mira hacia el deseo y que se va a corresponder a la vida onírica en tanto el sueño es elaboración, trabajo del sueño y cumplimiento de deseo -aún en los sueños de angustia- y que fundamentalmente preserva el deseo de seguir durmiendo (el sueño como guardián del dormir). Hay una dimensión de la angustia ligada a los sueños en tanto trabajo de elaboración ornírica. Otra dimensión de la angustia es la vertiente de la angustia del lado del goce, que es la que se experimenta en la pesadilla en tanto experiencia del goce del Otro.

¿Qué podemos decir del goce del Otro? El goce es el final de juego del principio del placer ó de la regulación del juego placer - displacer. El goce es el nombre de la satisfacción en el más allá del principio del placer. El goce del Otro normbra aquello por lo cual el Otro se satisface con el yo de alguien. Se trata de pensar que el Otro se complace o se satisface en su presencia aplastante, pesada, opaca y extranjera de lo que le gusta. El goce del Otro es el punto en el cual el sujeto se reduce a no ser más que un objeto para el Otro en su satisfacción. Hay un ejemplo que Lacan toma en el seminario 8, que retoma en el seminario de la angustia: el ejemplo de la mantis, en donde se supone que la hembra de las mantis se satisface comiéndose la cabeza del macho en el apareamiento. Con esto, Lacan ilustra que cuando el Otro se satisface con el yo del sujeto, ya no estamos en la angustia que mira al deseo, sino en el horror de la vampirización ó de devoración.

El goce del Otro indica una presencia del Otro como una pura presencia, con un peso aplastante. Esto está enlazado casi estructuralmente con la pesadilla, donde el Otro se viene encima cuando la señal de angustia falla para advertirnos de este peligro. 

Lacan, por otro lado, dijo que el goce del Otro no existe, por la sencilla razón de que el Otro es un sujeto, de manera que es incapaz de satisfacción plena. Este es el recorrido de un análisis, que nos permite ver en el relato de una vida cómo a veces hemos quedados capturados en la mira fantasmática del Otro a la manera de la pesadilla.

La dimensión de la interrogación en la pesadilla es muy importante. Hay una película, Los fantasmas de Goya, donde se relata la historia del pintor. Tiene una pequeña historia colateral donde el inquisidor interroga a su víctima, donde la pregunta que hace una y otra vez es si es verdad... Desde la mirada psicoanalítica, la erdad es desde la perspectiva fantasmática, pero en la historia tenemos elementos siniestramente reales de esa presencia de una verdad torturante, cuando en la película se hace de un rasgo un elemento que funda la segregación y que arma un todo que segrega ese elemento detestable e impuro. Tenemos muchos elementos en la historia: judío, lesbiana, mujer, comunista, bruja...

Podemos concluir en que tal vez haya un punto pesadillezco en cada sueño. Es una interrogación abierto, se trata de un fracaso de la angustia como señal de que la falta viene a faltar. Casi en su final de su enseñaza, en el seminario 23, Lacan va a afirmar que la obra de Joyce es el relato de un sueño, que como todo sueño es una pesadilla, aunque sea una pesadilla atemperada. Quizá haya un lugar del sueño, como el ombligo del sueño, donde el sueño fracasa como elaboración onírica y no viste en términos de elaboración del sueño. La pesadilla es un lugar donde el sueño fracasa como tratamiento de lo real por lo simbólico.

La pesadilla de una analizante
Una mujer joven sueña que está en su casa, es de noche. Una presencia femenina la persigue. Dice que la figura es muy indefinida, que probablemente se parece a una de esas figuras fantasmales que ha visto en alguna película de terror. Ella asocia con la película "La llamada", una asociación significativa. La figura fantasmal aparece despeinada, con apariencia de loca y la soñante no puede evitarla, sino sucumbir a esa persecución. Sabe que esa figura la quiere matar, o algo peor, dice. En la pesadilla, ella se encierra en una habitación para protegerse y de repente, se corta la luz. Entonces, cree despertar. 

Hay un aspecto a desarrollar sobre los falsos despertares y los límites que a veces se esfuman en las experiencias de las pesadillas, entre lo que es onírico y no lo es. La vigilia ó el sueño, es algo que borra los límites y las escansiones, las diferencias que arman espacios de adentro y afuera, continuidades, antes y después, etc. 

La paciente no sabe si despertó ó si sigue en la pesadilla. Ella cree estar despierta, chequea el corte de luz , mira sobre su mesita de luz y advierte que efectivamente ha podido cerrar la puerta con llave y poner un límite con esa figurafantasmal que la persigue. De pronto, una respiración le indica que la figura que la perseguía está adentro de su habitación, según la paciente, que se adelantó a meterse en su dormitorio aprovechando el corte de luz, donde ella creía haber encontrado un refugio. Allí esa se despierta, presa de un horror indescriptible.

Aquí vemos muchos elementos que vimos de las pesadillas:
- La presencia aplastante.
- Los límites borrados.
- La sensación de falso despertar.
- El encierro. Ella creyó dejar fuera lo que en realidad está dentro. 

Finalmente, una frase de Alejandra Pizarnik, que la escribe sintiéndose mal el nueva York: Todas las noches me las pasaba en vela con el pensamiento pesadillezco de que yo no podía salir de Estados Unidos. Algo obstaculizaría mi partida y yo me quedaría ahí para siempre. 

Recomendado: Otra conferencia de Miriam Fratini: La autoridad del síntoma, ¿Por qué hace posible la cura?

jueves, 20 de mayo de 2021

"Hallar el camino de retorno" (que no encuentra el psicótico): ¿Qué quería decir Freud con esa expresión?

Referencia de la frase: Conferencias de Introducción, capítulo 26, La teoría de la libido y el narcisismo, pág.383 de Amorrortu

la expresión que utiliza en la conferencia 26, que el psicótico no encuentra el camino de retorno o de regreso de la libido a los objetos. Pareciera una descripción fenomenal, y más aún, que el secreto de poder encontrar un tratamiento psicoanalítico de las psicosis no pasa tanto por los contenidos del inconsciente del psicótico, que por otro lado es lo mismo que en todos, sino en poder investigar ese camino de retorno. Esa es la diferencia entre un neurótico y un psicótico. Y, queriendo seguir una costumbre freudiana muy fructífera de comparar lo normal con lo patológico, más de una vez pensé que el prototipo "normal" de ese impedimento es la pesadilla. A diferencia del sueño de angustia, en la pesadilla uno no puede despertarse, no encuentra el camino de retorno a la relación con los objetos de la realidad. Creo que ahí está el secreto. Poder explicar bien qué impide en la pesadilla poder despertarse, y trasladarlo al psicótico. Todos los días tenemos una o varias psicosis, los sueños, pero podemos encontrar el camino de retorno.

El despertar ocurre en los sueños de angustia, justamente la pesadilla se diferencia de ellos en que no puede despertarse. Si uno tiene la suerte de tener a alguien al lado cuando tiene una pesadilla ( a veces ese alguien mismo es una pesadilla, pero dejemos eso de lado) ese alguien es el que nos va a tratar de rescatar de ese encierro, esa opresión por la nightmare, la yegua de la noche.

Una hipótesis puede ser que el psicótico no encuentra ese camino, como ocurre en la pesadilla. La dificultad para despertarse en las pesadillas es un fenómeno no muy estudiado. En esa investigación, por supuesto, se deberá profundizar en las leyes del funcionamiento psíquico, cómo el yo pasa del proceso primario al secundario y viceversa; y el camino de la libido de los objetos al yo y viceversa.

Tenemos una psicosis diaria: el sueño. Pero volvemos al contacto con la realidad, encontramos el camino. El que tiene una pesadilla tiene dificultades de encontrar el camino de retorno y la angustia desgarradora de la pesadilla bien podría ser la que corresponde a no encontrar las representaciones de la vida real que representen a sus instintos, es la angustia ante la inminencia de no poder salir de la "psicosis normal". La psicosis es la pérdida del camino de retorno. Muchos investigadores, desde Freud, confirman la hipótesis de que el conflicto inconsciente del psicótico es el mismo que el de todos, salvo que se expresa de otro modo. Si esto fuera así, como lo insinúan varios aspectos de la vida de Freud desde 1894, el psicoanálisis pierde el tiempo tratando de ver los contenidos inconscientes del psicótico y debiera concentrar sus esfuerzos en entender qué es ese camino de ida y de vuelta, lo que podría lograr estudiando bien cómo entramos a soñar y cómo podemos salir del estado onírico.

martes, 6 de abril de 2021

Retiro, retorno y retracción...

La introversión es de la libido, la introyección del objeto. La identificación es tener algo en común con el objeto: puede ser el carácter, un síntoma, un interés, sustituirlo,etc., es decir, distintos tipos de identificaciones.

En el retiro de la libido de los objetos, la introversión primero pasa por los objetos de la fantasía, luego puede seguir su camino hasta el Yo y devenir narcisisimo. Luego puede desexualizarse y constituir al yo y si hay un empuje hacia el camino de retorno puede pasar otra vez por el objeto de la fantasía y volver al objeto del mundo exterior, o sublimar la libido y cambiar de objeto y meta, o en el intento por el camino de retorno se crea otro mundo, el delirio, donde las palabras sustituyen a los objetos. Las palabras pasan a ser sombras (segunda vez que Freud utiliza el término sombra) del objeto y son tratadas como si fueran objetos. 

A veces en el intento de "retorno a Freud" también la palabra puede sustituir al objeto. La idea freudiana de que hay teorías que sufren ese proceso ya tiene más de 100 años.

La retracción narcisista no es en sí ninguna patología, de hecho nos ocurre todos los días y salimos de ella. La patología se presenta cuando una experiencia traumática ha bloqueado el camino de retorno. Un modelo cuasi normal de eso es la pesadilla que a diferencia con los sueños de angustia muestra ese carácter particular que es el no poder despertarse. A veces, luego de varios intentos, logra encontrar el camino de retorno y otras veces, si el que tiene la pesadilla duerme acompañado, el acompañante lo sacude, lo abofetea, le habla fuerte y le indica así el camino de retorno.

El psicoanálisis clásico con psicóticos no es suficientemente efectivo porque durante muchos años se ha dedicado a analizar los contenidos, que, según Freud, no difieren de los contenidos de los neuróticos. El día que los psicoanalistas descubramos, describamos, y podamos tener poder sobre el "camino de retorno" el análisis de las psicosis tendrá un resultado distinto.

sábado, 10 de octubre de 2020

La Angustia ¿por qué es un huésped no invitado?"

La angustia "como huésped no invitado" aparece en la obra de Freud Inhibición, sínbtoma y angustia. Ese artículo, Freud comenzó escribiéndolo como "Inhibición y síntoma". El libro de Ilse Grubrich Simitis Volver a los textos de Freud tiene de subtítulo "Dando voz a documentos mudos". En ese libro, hay borradores, apuntes y notas que Freud escribía para sus ulteriores escritos. Allí figuran títulos tentativos que Freud luego desechó. Por ejemplo, Inhibición y síntoma terminó siendo Inhibición, síntoma y angustia. 

En el libro de Grubrich Simitis también hay notas que Freud se hacía a sí mismo como modo de recordarse cosas. Freud decía que solía olvidar con demasiada facilidad que todo lo oscuro es transferencia. Hay una nota que él pone y por carta se la dice a Ferenczi:

Es importante señalar que las teorías no se hacen. Tienen que caer en la casa como huéspedes no invitados mientras uno está ocupado investigando detalles.

Freud estaba investigando sobre la inhibición y el síntoma y como un huésped no invitado, apareció la angustia, dando lugar a la última teoría de la angustia en Freud: la angustia causa la represión.

La palabra huésped tiene una particularidad. Nietszche tenía un discípulo llamado Heinrich Köselitz, rebaustizado por él como Peter Gast. Gast, en alemán, significa huésped. Nietszche decía que era su modo de celebrar el doble sentido de la palabra huésped, que tanto en alemán como en otras lenguas sirve para designar a la persona que se aloja como a aquella que da alojamiento. 

La angustia se aloja. ¿Qué aloja la angustia, si es que aloja algo? 

Cuando Freud en Inhibición, síntoma y angustia dice que no es la represión la causa de la angustia (la primera teoría), eso lo lleva a reconocer que lo que había hecho hasta ese momento había sido una descripción fenomenológica y no una exposición metapsicológica de la angustia. En ese texto, puesto Freud a dar cuenta de la angustia desde otro lugar, él marca una diferencia entre el psicoanálisis y la filosofía. Dice que hay que dejarle a los filósofos la tarea de las cosmovisiones. Freud nunca se tentó por la protección que da una concepción del mundo. Lo interesante es que la angustia va a ocupar un lugar estructural en la teoría, distinción que Lacan también realiza en el seminario X de la angustia. Este seminario continúa la tarea de Inhibición, síntoma y angustia. 

Lacan también el psicoanálisis de la filosofía y lo fundamental para producir esta diferencia es que la angustia no es sin objeto. Esto es lo más propio del psicoanálisis: el objeto. Cualquier otra concepción elimina lo que hay de real en esta práctica.

Recordemos que Freud, en Inhibición, síntoma y angustia nos dice que quería estudiar el síntoma, la lucha secundaria del yo contra el síntoma y la elección de la fobia -de Juanito- no fue un paso feliz, pues apareció la angustia y con ella, las complicaciones. La angustia extiende un velo sobre el estado de cosas. Freud dice que la angustia no es cosa simple de aprehender. 

Lacan abre el seminario 10 de la angustia siguiendo estas huellas freudianas. En este seminario, no se interesa por la construcción de la fobia, que sería un modo de desangustiar y ponerle coto a la angustia via el significante. Recuerden que Freud dice que el camino de salid a la angustia es el síntoma. Lacan no se interesó en la construcción de la fobia, sino que tomó la mancha negra del caballo de Juanito, ese resto, para construir el objeto a.

El objeto a no es del orden del significante e irreduductible ese objeto al significante. La meta de Lacan en ese seminario es dar cuenta del objeto a. Así como solemos decir que los sueños son la vía regia para dar cuenta del inconsciente, la angustia lo es para dar cuenta del objeto a. No se trata de un objeto en el sentido de los objetos de la experiencia cotidiana, sino del nombre que Lacan le pone a la causa del deseo. No es ningún objeto. Hay distintos registros de la falta en psicoanálisis; no todo corre por cuenta del objeto. También tenemos al falo, el menos phi. El objeto a es un modo de nominación metafórica de ese hueco que siempre está delimitado por el movimiento pulsional. No es un objeto de la vida cotidiana, modelado según la imagen especular; el objeto a escapa de las leyes de la estética trascendental.

Lacan había hablado antes del objeto, pero en el seminario 10 de la angustia, emerge lo que implica el objeto a. Es un seminario con movimientos y variaciones. Freud comienza Inhibición, síntoma y angustia en un lugar y termina en otro. Lacan, en su seminario, también. Con la angustia, no se sabe dónde podemos caer.

Lacan dice que la angustia no es lo que la gente cree. Cuando dice eso, se refiere no solo a que la angustia es una excepción entre los afectos, sino que es el prototipo de los afectos, el afecto que no engaña y que además va a dar cuenta de la función que tiene. Lacan ubica, bajo la forma del afecto, es la preminencia del registro de lo real en este afecto.

A veces se habla de angustia, pero en realidad se trata de sentimientos displacenteros: desánimo, abatimiento, que con equivocada inmediatez se lo llama depresión u otros sentimientos displacenteros. Cólera, desesperación, desesperanza... Ninguno de todos estos sentimientos son equivalentes a la angustia. Freud decía que la angustia es una espectativa, un pre-sentimiento. La angustia es una presencia que anuncia que algo anda mal y a la vez en una ocasión para abrirse de otra manera y hacerse buenas preguntas.

Cuando alguien dice "Estoy angustiado", ya tomó distancia de ese punto de angustia, que es literalmente sin palabras. Cuando alguien toma distancia de ese punto de angustia, el punto desaparece dejando un rastro, un texto que interroga y hará posible la elaboración de lo que se rememore. Ese punto de angustia es evanscente. Nadie puede estar en la angustia y hablar de ella; ese caso ya da cuenta que lo desligado de ese punto de angustia se empieza a ligar. Esto es lo que torna a la angustia como inasible y a lo que Freud se refería cuando dijo que la angustia no era cosa fácil de aprehender.

Lacan extrae la definición de Freud de que la angustia es una señal. En la primera época de Freud, dice Lacan, la angustia le señaló algo a Freud. Cuando él dio cuenta de las neurosis actuales en su diferencia con las neuropsicosis de defensa, lo que dice de las neurosis actuales es que ahí no hay mecanismo psíquico. En relación a la angustia, a la neurosis de angustia, dice que ahí no hay representación. La angustia le permitió de entrada a Freud distinguir un campo por fuera de las representaciones: libido sexual traspuesta diectamente en angustia. En esta época, Freud construía una teoría del recuerdo y la angustia vino a marcar algo por fuera de la representación. Cuando lacan dice que esta primera presentación de Freud ya era una señal, es porque rescata esa fuerte intuición que tiene Freud de situar como fuente de la angustia el coito interruptus

Lacan hace una proximidad entre el orgasmo y la angustia, lo cual da cuenta de distintas modalidades de la angustia, que son diversas entre sí. 

La función de la angustia como señal de presencia

Lacan, en el S. X sostiene que la angustia tiene que ver con la presencia, la aparición, la manifestación específica del deseo del Otro. Para Lacan, el deseo siempre es deseo del Otro. Es en relación al deseo del Otro que el deseo del sujeto se configura, con las marcas de ese Otro. En Freud podemos pensar en la otra escena, que en cualquier formación del inconsciente soprende al sujeto, al dar cuenta de la alteridad fundante que opera en él.

Deseo del Otro significa que el deseo pasa siempre por el Otro, que no necesariamente es alguien. Habría que llamarlo "lo Otro", el lugar del lenguaje, que nos viene de afuera. Lo más íntimo nuestro nos viene de afuera y nos constituye. Es en este punto cuando Lacan dice que la angustia tiene que ver con la manifestación específica del deseo del Otro, que la angustia como señal adquiere valor. Es una señal en el yo, pero no para el yo. En la clase 11 de ese seminario, lacan dice:

¿Qué representa el deseo del Otro? Concierne nada más que a mi propio ser. Es decir, me pone en cuestión, me anula. Se dirige a mi como perdido, solicita mi pérdida para que el Otro se encuentre en ella. Es eso la angustia.

O sea, el sujeto pasa a estar cuestionado en su ser. Cuando uno tiene angustia, se siente oprimido, concernido, afectado en lo más íntimo de sí. No sé lo que soy como objeto para el Otro, no sé lo que soy, pero estoy a su merced. Además, no cabe duda que se trata de mi cuerpo ahí, de eso que soy y que está cuestionado. La angutia se siente en el cuerpo.

Para dar cuenta de la angustia en relación a la presencia, hay un eslabón indispensable que Lacan toma de Freud para dar cuenta de la angustia en relación a la presencia: Lo siniestro (unheimlich). Desde Lo siniestro, Lacan aborda y homologa estos términos, diferenciados por Freud. Hay indicaciones muy precisas sobre ese momento de entrada en el fenómeno de lo siniestro, o sea, eso que súbitamente irrumpe, lo que se manifiesta, esa dimensión de lo extraño y lo familiar a la vez y que hace que surja aquello que no puede decirse. Recordemos la imagen del jarrón especular virtual tal como lo presenta en el estadío del espejo. Allí se da cuenta que no todo el investimiento libidinal pasa por la imagen especular. Hay un resto que no pasa. Lo siniestro se produce cuando en ese lugar, caracterizado por la ausencia, aparece este objeto a.

¿Qué significa que el objeto a aparezca? Porque lo que aparece en invisible que organiza justamente el mundo de lo visible. Ese objeto no está en el cuello del jarrón. En la neurosis, en ese cuello se ubica la demanda del Otro, dándole lugar a lo familiar. A eso Freud lo nombra Heim, el hogar. Lacan dice que si esa palabra tiene algún sentido en la experiencia humana, es que ahí está la casa del hombre. Dice que el hombre encuentra su casa en un punto situado en el Otro, más allá de la imagen de la que estamos hechos. Encontramos la casa situada en el Otro, ese lugar representa la ausencia en la que estamos. Cuando se da esa aparición que hace que esa presencia invisible adquiera la forma de presencia, ahí pasamos del heim al unheimlich, que sería pasar de la demanda del Otro a esta aparición del deseo del Otro. 

Hay angustia cuando aparece, en este marco, lo que ya estaba mucho más cerca en la casa (heim). Lacan dice que ahí surge algo, como un huésped desconocido que aparece en forma inopinada. El fenómeno de la angustia, entonces, es el surgimiento del unheimlich del marco. Esto permite dar cuenta que la angustia está enmarcada y esto la coloca en una filiación directa con la estructura del fantasma. Con lo cual, en la vacilación del fantasma habrá angustia. Esto que surge es una presencia tan íntima como extraña. Es intimidante, es un extraño al yo que hace de ese yo un cuerpo extraño. Ahí el sujeto experimenta la no autonomía, es la experiencia del doble. 

La experiencia del doble, en el cine o en la literatura, podemos leerla con mucho más detenimiento. La literatura fantástica recorta ese instante de aparición, se detiene en ese instante de aparición, como se puede leer en los cuentos de Hoffmann, exacerva ese instante. Ese instante es fugaz, se da en detalles banales, donde se tiene un sentimiento de extrañeza y la escena del mundo se desvanece por un instante. Son momentos fugaces donde lo cotidiano es extraño. En la clínica, ubicamos aquí los ataques de pánico, en el modo en que suelen relatar como aparecen... y hasta la duda obsesiva. Son todas señales causadas por este objeto de la angustia, que se ubica entre lo familiar y lo extraño, dando lugar a una inquietante extrañeza.

Con todo este recorrido, Lacan puede decir que la angustia es sin objeto. Freud, en Más allá... hace las distinciones entre miedo, angustia y terror. Adjudica el miedo a un objeto ante al cual se siente miedo; a la angustia, como un afecto ante la expectativa de un peligro. En Inhibición, síntoma y angustia, Freud vuelve a decir que la angustia no tiene objeto. Lacan nos hace leer la frase anterior: la angustia es ante algo. Ese "ante algo" que la angustia opera como señal es leído por Lacan del orden de lo irreductible de lo real. Por eso, la angustia, de todas las señales, es la que no engaña: se trata de la traducción subjetiva de ese objeto a. Ahí estoy, me capto como objeto a causa del deseo del Otro y sólo puedo ser causa del deseo del Otro si he sido perdido para ese Otro. Acá Lacan sigue a Freud al sostener que solo en la pérdida se constituye el objeto en relación con el deseo. 

En Inhibición, síntoma y angustia, Freud dice que la angustia es la señal ante la pérdida de un objeto. Hace una lista de esos objetos: la pérdida del pecho materno, la pérdida del pene, la pérdida de amor del superyó, etc. Hay un apartado en la adenda de ese texto, donde Freud hace unas articulaciones, marcando la diferencia entre angustia, dolor y duelo. Como si fuesen distintas formas de pérdida, podríamos decir, de transitar esa pérdida. Freud dice que el dolor es la genuina reacción ante la pérdida del objeto. La angustia es frente al peligro que esa pérdida conlleva. Aquí vuelve a aparecer ese desamparo del que inicialmente hablaba Freud, ese desamparo primordial que ahora amenaza desde el presente. Lo que deja en estado de desamparo es la presencia del deseo del Otro. 

Lacan dice que la señal no es por una falta o una pérdida, más bien es señal de que se carece del apoyo que aporta la falta. Es decir, es señal de que la falta falta. Lo más angustiante que hay para un niño -dice Lacan- es la relación sobre la cual la relación de ese niño se instituye es la de la falta, porque solo desde ahí se puede producir deseo. Cuando esa relación con la falta se perturba cuando no hay posibilidad de falta, cuando tiene a la madre siempre encima. Lacan agrega, que en especial limpiándole el culo, que es el modelo de la demanda. No es la pérdida o la nostalgia lo que produce angustia, sino la inminencia.

Lacan interroga y discrepa con lo que Freud plantea como tope en un análisis. En Análisis terminable e interminable Freud utiliza una metáfora geológica, la roca de base, la angustia de castración, planteada como un límite infranqueable. Lacan corre esa roca. Es interesante que en ese mismo texto, Freud dice que la labor genuina de la tarea analítica es rectificar represiones originarias. Represión originaria, en el caso Schreber, está conceptualizada como la fijación del objeto de la pulsión. Es decir, objeto que luego será el objeto del fantasma. Es justamente en el análisis donde el sujeto puede intervenir en esa ficción, que Freud llama fantasía inconsciente, Lacan llama fantasma, donde la verdad encuentra para situarse. Una ficción que para Freud era embellecedora de lo traumático. 

Así como Freud habla de la angustia de castración como roca, como límite, en Análisis terminable e interminable mismo dice que más allá de ese límite está la posibilidad de rectificar represiones originarias. 

¿Cuál es la función de la angustia? En Más allá del principio del placer, cuando Freud se pregunta por la vida onírica de las neurosis traumáticas, esos sueños donde se repite el accidente y se despierta con terror, un renovado terror, un mismo nuevo terror cada vez, ¿Qué función tienen esos sueños, que procuran? Freud dira que recuperar el dominio de ese estímulo no ligado... y ligarlo. En Freud, la oposición entre energía libre y energía ligada juega un papel muy importante. La ligadura, en estos sueños, es posible gracias a la angustia que estos sueños provocan. Estos sueños traumáticos no eran sueños de angustia; en estos sueños aparece la angustia como desarrollo. Freud nos dice que solo a partir de ese desarrollo de angustia es que puede haber ligadura. Es decir, que entre en la malla del proceso primario. Sine sa angustia, sin ese desarrollo de angustia, no hay elaboración. La angustia pulsa para que pueda haber representaciones para vover a ligar.

Un viraje en el seminario 10...

Siguiendo con la función de la angustia, Lacan también plantea dos cuestiones: una relacionada con el interés de Lacan de construir el objeto; la otra, con la función de la angustia.

Construir el objeto le permite dar cuenta de los distintos momentos en que el objeto a ocupa en la estructura, que son diferentes. El objeto a va cumpliendo distintas funciones. No es lo mismo decir el objeto a como resto de la división del sujeto a decir el objeto a como objeto causa del deseo, el objeto a cedido... Hay una diferencia interesante que él hace en el seminario, en las últimas clases. Hace la diferencia entre el objeto parcial y el objeto caduco.

Lacan hace un esquema, donde muestra la operación donde el sujeto se constituye en el lugar del Otro. El Otro, como lugar del significante. En el primer pieso vemos el acceso del sujeto sin barrar (S) al Otro sin barrar (A). A partir de ahi, tanto el Otro como el sujeto quedarán barrados.

En el segundo piso, vemos el objeto a y en el piso de abajo, el sujeto barrado. El segundo piso donde coloca el objeto, es el piso de la angustia. La angustia está en un momento lógico anterior al sujeto barrado y al deseo. Una vez franqueada la angustia, el deseo se constituye. 

Así como decimos que la angustia es sin objeto, la constitución del objeto en la constitución del sujeto no es sin angustia. En esta operación tiene que ver con la constitución del sujeto: el esquema no se refiere al objeto que causa la angustia, sino del objeto que la angustia suelta y cede, constituyéndolo como objeto. Lacan pone el ejemplo del grito del bebé; ahí ha cedido algo. hay efecto de seisón, que es el de la angustia. Este movimiento que hace lacan sigue la huella freudiana de Inhibición, síntoma y angustia.

En un primer momento, responde a que la angustia es ante algo e implica una señal en el yo, pero Freud también dice en Inhibición, síntoma y angustia que el desamparo que provoca el nacimiento no tiene objeto alguno y es la angustia la única reacción ue se podría producir. Esto no es señal porque el yo no está constituído. Esa angustia primordial, producto del desamparo que habla Freud como un puro exceso económico, es un desamparo primordial que se hace presente (invasión económica), Lacan la lee como la manifestación del deseo del Otro. 

Freud apela a los poetas ante la pregunta de lo que quiere una mujer. Lacan dice que los poestas no saben lo que dicen, dicen las cosas antes que los demás. Margarita Roncarolo dice en un poema: Vamos a hacer un invento que nos cubra del viento del desamparo. En este seminario Lacan dice que este desamparo es una invención del neurótico, es un fantasma. Inventar conlleva una una ruptura que recrea el pasado. El psicoanálisis no es un método para recordar, pero este acontecimiento del lenguaje que Freud descubre, permite leerlo de otro modo. Esto se pone en juego desde las entrevistas preliminares, cuestión que a veces descuidamos. Las entrevistas preliminares eran muy importantes tanto pra Freud como para Lacan. Para Freud eran "ensayo de puesta a prueba".

Lacan nos advierte: el neurótico no va a dar su angustia. Empieza dando un poco de su síntoma. A lo que apela el neurótico es la demanda: quieren que le pidan, que le respondan. Como eso no sucede -en el mejor de los casos- el neurótico puede empezar a modular su propia demanda. Lo que importa determinar en esas entrevistas preliminares es si quien consulta adopta o no una actitud incauta con respecto a la lengua. Es decir, si se presta de manera incauta, sin cauteala, a ese juego significante. Eso es lo que va a abrir al campo de la analizabilidad y es el camino para que ese sujeto deje de contarse como víctima y pase a implicarse en la verdad de su síntoma. La intervención de Freud a Dora da cuenta de eso: ¿Qué tiene que ver usted en este desorden del que se queja? 

Cuando Freud dice en los artículos técnicos que hay que atender al valor individual del posible paciente. Ese valor puede entenderse como que se requiere de algún coraje, alguna decisión, alguna valentía. Analizarse es poder leer de otro modo lo ya leído. Uno ha leído y contruído teorías. Analizarse implica una otra lectura. Leer es intervenir, es introducir cortes en esa fucción fantasmática que nos habita y desconocemos. Un analizante puede decir, como dice el escritor Scarpelli "Nunca sabemos cómo será nuestro pasado".

En cuanto a la función que vimos de la angustia, es que la angustia no es una patología ni una enfermedad. La angustia nos hace saber cómo el deseo afecta tanto al cuerpo como al entendimiento. Ahora, si la angustia en una relación insondable al deseo dle Otrol en una relación esencial al desoe del Otro y el dispositivo analítico convoca a que emerja ese deseo entramado en el deseo del Otro que lo habita. La angustia, entonces, va a ser correlativa de la puesta en movimiento del dispositivo analítico. Será inevitable, entonces, que en el análisis surja angustia. Esto no quiere decir que haya que forzar su aparición, pero tampoco evitarla. Se tratará de franquear la angustia a través del texto del el punto de ngustia deja y es un llamado al sujeto para que se deslice por la metáfora, la metonimia, el lenguaje.

La angustia, en la práctica analítica, implica momentos privilegiados. es testimonio radical de una ausencia, de un vacío donde no hay ligazón. La ligazón viene después, producto de la represión, y esta es la última teoría en Freud. La angustia es causa de la represión y esta da lugar al síntoma, que va a ligar lo desligado de la angustia. 

Lo problemático sería que un análisis no haya señal de angustia, porque estaría indicando que no se han podido horadar las demandas que coagulan el deseo. Es importante seguir la huella freudiana y recordar que Freud abandonó la hipnosis para no hacer una cura sintomática. Si la angustia es una señal, se tratará de no obturarla o taponarla con fármacos u otros objetos, porque esto va a impedir que el sujeto entre al campo del deseo. 

Cuando Freud habló de la abstinencia del analista, se refería a no responder a la demanda para dejar subsistir al deseo. El llamado Hombre de los Lobos por Freud, iba en tren hacia Ginebra para analizarse con un doctor. El tren paró en Viena y él se preguntó por qué no consultar al profesor Freud. El Hombre de los Lobos cuenta de esa primera entrevista:
Como es de suponer le relaté a Freud mi tormentosa relación con Teresa en Munich y la visita de ella a Berlín que había terminado de manera funesta... Cuando le pregunté si debería volver a Teresa Freud me respondió con un “si”, pero con la condición de que esto sólo se produjera después de varios meses de análisis.
Eso lo lleva a no seguir a Ginebra y analizarse con Freud.

Fuente: Notas de la conferencia La Angustia ¿por qué es un huésped no invitado?" a cargo de la prestigiosa psicoanalista Alicia Majul. 6 de octubre de 2020.