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jueves, 12 de junio de 2025

¿A qué jugaban los niños en la época colonial?

En la época colonial en lo que hoy es Argentina (siglos XVII y XVIII, aproximadamente), los niños jugaban con lo que tenían a mano y aprendían a entretenerse con juegos que combinaban tradición indígena, española y criolla. Sus juegos eran sencillos, muchas veces hechos con materiales naturales o reciclados, y reflejaban tanto la vida rural como las costumbres urbanas.

Algunos juegos típicos eran:

🪀 Juegos al aire libre:
La rayuela: se dibujaba en el suelo con tiza o carbón y se jugaba saltando en un pie.
La escondida: igual que hoy, un niño contaba mientras los demás se escondían.
La soga (tirar de la cuerda): dos equipos competían por fuerza.
Carreras de embolsados o de a pie.

Juegos con objetos:

El trompo: de madera, se hacía girar con una cuerda.
La taba: se jugaba con el hueso del talón de una vaca (astrágalo) y era popular también entre adultos.
Las canicas (bolitas): de barro cocido o vidrio.
Los barriletes (cometas): hechos con cañas y papel, se remontaban en días de viento.

Juegos de imitación:
"A los gauchos" o "a los soldados": imitaban las tareas del campo o los desfiles militares.
"La casita": las niñas jugaban a formar una casa con muñecas de trapo o de madera.

 Juegos cantados o en ronda:
"El gallito ciego": uno con los ojos vendados trataba de atrapar a los otros.
"A la sortija": versión infantil de un juego ecuestre donde se pasaba un anillo o se sacaba de una cuerda.

En general, los juegos estaban muy marcados por el género y la clase social. Los niños de familias criollas acomodadas podían tener juguetes importados o más elaborados, mientras que los de sectores populares jugaban con objetos caseros. Los niños también ayudaban mucho en tareas domésticas o del campo desde edades tempranas, por lo que el tiempo de juego era limitado.

lunes, 2 de septiembre de 2024

Cuando un niño “no juega” ¿Por qué el analista tiene que inventar el Juego?

 

¿Sabías que el Juego en la niñez…?

  • No es innato.

  • No se hereda genéticamente .

  • No está asegurado ni garantizado para el niño.

  • Es algo a construir, desarrollar, entre el niño o niña y sus Otros significativos

El Juego
¿Por qué es una pieza constitutiva del psiquismo infantil?


El Juego permite poner en escena las fantasías, la sexualidad, los síntomas, las inhibiciones y los hechos significativos que han sido vividos pasivamente por el niño o niña. 

El Juego resignifica y transforma las experiencias traumáticas de la niñez. Permite también la distinción entre el Yo y el otro semejante. 

Por este motivo, el Juego es una pieza fundamental en el armado y constitución del psiquismo infantil.

La terapia del Juego

La actividad lúdica tiene en sí misma una dimensión terapéutica. En el juego el niño o la niña crea un mundo aparte: fuera del espacio y tiempo común. 
El Juego es una escena a la que el infante le pone una cantidad de libido muy importante y hace de cuenta que es otro (una persona grande, un mago, un superhéroe, alguien de la realeza).

Freud nos afirma en el texto “El poeta y los sueños diurnos” que: “Todo niño que juega se conduce como un poeta, creándose su mundo propio, o, más exactamente, situando las cosas de su mundo en un orden nuevo”.

La Inhibición para Jugar
Si el niño o la niña está inhibido de jugar, puede desarrollar:

Una posición melancólica, que sea puerta de entrada a una posición autista.

Una pobre autopercepción del sí mismo.

La sensación de indefensión unida al  sentimiento de inferioridad.

Un empobrecimiento significativo de sus vínculos familiares y sociales.

Problemas en la escuela (cognitivos y/o con los pares).

¿Cómo intervenir cuando el niño o niña están inhibidos en su Juego?

Nuestro accionar clínico apuntará a “abrir la puerta” para que el infante salga a jugar. Les donaremos nuestra experiencia infantil (nuestro cuerpo y nuestra disponibilidad a jugar). Crearemos personajes que dialogan entre ellos y situaciones que los mismos tienen que atravesar. 

Se construirá -”sin querer queriendo” y sin forzamientos- una escena, vez por vez. En donde el niño o la niña, a su manera, nos guiarán a encontrar “la llave lúdica” que permitirá abrir el juego.

¡¡Clave Clínica!!
¿Qué nos aporta la presencia o la ausencia del Juego en la niñez?

La actividad lúdica es, por excelencia, aquello que permite la simbolización en la infancia (es decir, pasar de la cosa a la representación). El terapeuta debe apostar siempre a producir el Juego si este está bloqueado o inhibido. 

Como analistas, dependemos de aquello que en el Juego se manifiesta. Solo la lectura de la escena lúdica -desde dentro de la escena, con nosotros implicados- es la que nos enseña y nos orienta sobre las líneas clínicas y los modos de intervención de nuestro accionar en la práctica.

lunes, 26 de agosto de 2024

Algunas orientaciones clínicas para el tratamiento con niñas y niños

 

Comenzar un tratamiento con un infante incluye un pedido por parte del analista de entrevistar a su madre y/o padre, en tanto el niño es portador de una historia que lo antecede: deseos familiares, ideales, mandatos e identificaciones que le son propuestas. 

Orientaciones Clínicas en las Entrevistas a la Pareja Parental


Escucharemos en el relato de las madres y los padres:

  • Qué lugar ocupa el niño en la pareja parental. Los ideales.

  • Los mitos familiares (en los silenciamientos, en los secretos familiares).

  • Las marcas traumáticas no simbolizadas en esta familia.

  • Los mandatos generacionales de la pareja parental.

 

Orientaciones Clínicas en el Tratamiento con el Infante

A través del juego, haremos una lectura de cómo el niño o la niña pone en escena:

  • Sus posibilidades y/o sus dificultades de armar un juego simbólico 

  • Aquello que repite en el juego.

  • La manifestación de su angustia, sus miedos, sus fobias infantiles.

  • El despliegue de su cuerpo y la disposición a servirse de él. 

La Clave Clínica en la Terapéutica de la Niñez

El Juego 

En los Tratamientos Infantiles, nuestro tesoro irremplazable es el Juego, obviamente enlazado a nuestras palabras.

El Juego es el que le permite al infante crear, inventar mundos imaginarios, poner en escena sus miedos, su agresividad, su ambivalencia, su sexualidad, el lugar que ocupa fantasmáticamente en la pareja parental. Su posición subjetiva (psíquica y corporal) frente a las demandas de los adultos responsables de su crianza.


El Efecto del Jugar: Un Doble Movimiento Constitutivo

En el Juego se produce un Doble Movimiento Constitutivo: 

  • El infante repite lo displacentero, al tiempo que lo elabora. 

  • También vivencia otras experiencias -hasta aquí inéditas- que construyen inscripciones novedosas en su subjetividad.

Nuestro Foco y Horizonte Clínico

El psiquismo del niño y la niña está en plena estructuración, nada es para siempre. Por este motivo, como analistas pondremos siempre el Foco en la Potencia Infantil, en lo que aún tiene la posibilidad cierta de crearse y construirse en el tiempo presente, y que encontrará un despliegue mayor en el horizonte futuro del niño. 

Una Gran Oportunidad. En la Clínica de la Infancia queda demostrada la gran permeabilidad y apertura que tienen las niñas y los niños para desanudar y desarmar sus conflictivas edípicas. 

El Tratamiento temprano en la infancia posee una gran eficacia clínica, comprobable en la vida de los niños. 

Enorme es el don y el aporte de los analistas que deciden orientarse a la clínica infantil. 

domingo, 21 de julio de 2024

Juguetes y sus puntos de vista: ¿Desde el niño o el adulto?

 El gran Filósofo del arte y crítico de arte Walter Benjamín (figura importante de la Escuela Frankfurt), en 1928 ya definió aspectos que más adelante elaboró Winnicott sobre juguetes. Dice W. Benjamín:

"el jugar sigue considerándose desde el punto de vista del adulto, y teniéndose casi exclusivamente como un ejercicio de imitación del mundo del adulto. Hasta el siglo XIX se desconocía al bebé en tanto ser dotado de espíritu propio: el adulto era el ideal en cuya imagen el educador trataba de formar a los niños. Ese racionalismo que veía en el niño un adulto en miniatura. Para el niño que juega, la muñeca puede ser niña o adulta.
Los objetos de tamaño casi natural son expresión de la inseguridad que el burgués no es capaz de superar al tratar con el niño. La conciencia de culpa, encaja perfectamente con los tamaños tontamente desproporcionados."
Continúa Benjamín (1928) empleando a Freud, añadiendo:
"Sabemos que para niño el alma del juego radica en eso, que nada lo hace más feliz que el "¡otra vez!". El oscuro afán de reiteración no es menos poderoso ni menos astuto en el juego, que el impulso sexual en el amor. No en vano creía Freud haber descubierto en él un "más allá del principio del placer". En efecto, toda vivencia profunda busca insaciablemente, hasta el final, repetición y retorno, busca el restablecimiento.
Todo podría lograrse a la perfección, si las cosas pudieran realizarse dos veces"; el niño procede de acuerdo con este verso de Goethe. Pero para él no han de ser dos las veces, sino una y otra vez, cien, mil veces. Esto no sólo es el modo de dominar experiencias primitivamente terroríficas mediante el embotamiento, la provocación traviesa, la parodia, sino también la de gozar una y otra vez, y del modo más intenso, de triunfos y victorias. El adulto libera su corazón del temor y disfruta nuevamente de su dicha, cuando habla de ellos. El niño los recrea, vuelve a empezar. La esencia del jugar no es un "hacer como...", sino un "hacer una y otra vez", la transformación de la vivencia más emocionante en un hábito. Porque el juego, y ninguna otra cosa, es la partera de todo hábito. Comer, dormir, vestirse, lavarse, tienen que inculcarse al pequeño en forma de juego, al ritmo que marcan las canciones infantiles. El hábito entra en la vida como juego; en él aun en sus formas más rígidas, perdura una pizca de juego hasta el final."
Para concluir con Benjamín (1928) no debemos olvidar aquel: "error fundamental de considerar la carga imaginativa de los juguetes como determinante del juego del niño; en realidad, sucede más bien al revés. Si el niño quiere arrastrar algo, se convierte en caballo. Conocemos algunos juguetes antiquísimos que prescinden de toda máscara imaginativa, tanto más genuinos cuanto menos le significan para el adulto. Porque cuanto más atractivos, son los juguetes, tanto menos "útiles" son para jugar; cuanto más ilimitada se manifiesta en ellos la imitación, tanto más se alejan del juego real, vivido".

sábado, 5 de agosto de 2023

¿Cuáles son los componentes del universo infantil?

El amigo, para un niño, es una figura decisiva en su estructuración subjetiva. Dicho amigo se constituye en un espacio intermedio (ni exterior, ni interior), libre de amenazas.
Por brindarle un suelo de confianza, le permite al niño lanzarse a jugar, con la libertad de “hacer como si”, haciendo de cuenta que es otro (una persona grande, un mago, un superhéroe, alguien de la realeza). Los amigos dan rienda suelta a fantasías que se despliegan en forma conjunta. Situaciones lúdicas que permiten elaborar -uno con otro- miedos, angustias, fantasmas y deseos.

El juguete: la creación en acto

Si se le pregunta a un infante muy pequeño cuál es el mejor amigo, no nos sorprendería si responde "mi osito". El juguete es, para él, mucho más que un objeto inanimado, en tanto le otorga su don amoroso y su fantasía. Es el mismo niño el que lo crea, en el preciso momento que lo transforma en otra cosa y le otorga vida propia. A esta invención, Donald Winnicott la denomina: “creación en acto”.

Importante conclusión: ¡¡No confundamos un juguete con un producto ya fabricado y envasado!!

El juego

La actividad lúdica tiene en sí misma una dimensión terapéutica (tal como Freud nos lo señala en “Más allá del Principio de Placer”). En el juego el niño crea un mundo aparte, fuera del espacio y tiempo común. Lo inviste con mucho afecto, repite lo displacentero al tiempo que lo elabora y vivencia otras experiencias -hasta aquí inéditas-.

Asimismo, Freud nos afirma en el texto “El poeta y los sueños diurnos” que: “Todo niño que juega se conduce como un poeta, creándose su mundo propio, o, más exactamente, situando las cosas de su mundo en un orden nuevo”.

El “amigo imaginario”

En la infancia aparecen los amigos imaginarios. Este fenómeno se encuentra dentro del desarrollo esperable de la fantasía infantil, la creatividad y la imaginación, tramas fundamentales de la salud psíquica del niño/a.

¿Y qué función cumple el “amigo imaginario”?

Se trata de un personaje que el mismo infante crea, y le otorga la posibilidad de depositar allí sus frustraciones, sus deseos y sus primeras elecciones de objeto. Se transforma en una herramienta lúdica, que permite tener más confianza en sí mismo y temerle menos al afuera, facilitándole, así, la sociabilización y el armado de nuevos vínculos.

¡Aclaración!

El “amigo imaginario” suele patologizarse y confundirse con una alucinación. Sin embargo, la diferencia fundamental con dicho fenómeno radica en que, además de crearlo, el infante le otorga la función que él desea y lo tiene bajo su control -lo puede invocar y hacerlo desaparecer cuando quiera-. Con la madurez creciente del niño, el amigo imaginario toma su maleta invisible y decae.

La comunidad de amigos: una apuesta imprescindible

Es tan importante para el niño introducirse dentro de un grupo de amigos, ya que este hecho le permite desarrollar un sentido de pertenencia y de descentramiento de su narcisismo. Ser uno entre otros. Comenzará a lograr autonomía de los adultos, aprenderá a relacionarse con sus pares, compartir intereses, respetar las reglas del juego y apoyarse mutuamente en los amigos. Todo este acontecimiento ocurre, generalmente, en la edad escolar.


jueves, 12 de enero de 2023

Consejos de grandes ajedrecistas

Los consejos están hechos para no ser seguidos, nos recuerda Lacan, se dirigen al yo que suele ser bastante terco. Aún así me pareció que podía ser interesante compartir estas frases de grandes maestros del ajedrez que he leído últimamente con la finalidad de armar el seminario de entrada en análisis en casos de toxicomanías. Se pueden aplicar a la vida y, muchas de ellas, inspirar al psicoanálisis. Si Freud comparó sobre todos los comienzos y finales de un análisis al ajedrez es porque este se trata de un juego lógico, pero también emparentado al arte. Hoy arrancamos esta nueva aventura. Se trata de trabajar entre el arte y el cálculo, como dice uno de estos maestros. Dejo por acá estas notas para quienes quieran recogerlas.

Luis Dario Salamone /psicoanalista
1- Si pienso, juego mal.
2- De pocas partidas he aprendido tanto como de la mayoría de mis derrotas.
3- Hay que eliminar la hojarasca del tablero.
4- Con el fin de mejorar tu juego, debes de estudiar los finales antes que todo, ya que mientras que los finales pueden ser estudiados y dominados por sí mismos, el medio juego y la apertura deben de ser estudiados en relación con los finales.
5- El buen jugador siempre tiene suerte.
6- En el Ajedrez, como en la vida, la mejor jugada es siempre la que se realiza.
7- Aquel que teme a un Peón de Dama aislado, debería de retirarse del Ajedrez.
8- La belleza de un movimiento no se refleja sólo en su apariencia, sino en el pensamiento detrás de él.
9- No es suficiente ser un buen jugador, se debe también jugar muy bien.
10- El mejor entrenador del ajedrecista es uno mismo.
11- El jugador que lleva ventaja debe atacar o perderá dicha ventaja.
12- El Ajedrez es arte y cálculo.
13- En el ajedrez, como en la vida, el adversario más peligroso es uno mismo.
14- Concibe el ajedrez como arte y no como juego.
15- En el ajedrez tienes que tener espíritu de lucha. Tienes que forzar jugadas y asumir riesgos.
16- Juego al ajedrez para divertirme, y las jugadas vienen a mi mente de una manera inconsciente, supongo, mientras estoy jugando.
18- Nunca se ha ganado una partida abandonándola.
19- Ha habido momentos en mi vida en los que estuve muy cerca de pensar que no podía perder ni una sola partida. Entonces, resultaba vencido, y la derrota me obligaba a descender a la tierra, desde el mundo de los sueños.
20- La vida es como el ajedrez: cada decisión que tomas es una jugada que define tu futuro.
Frases pertenecientes a los ajedrecistas Anand, Capablanca, Tarrasch, Steinitz, Botvinnik, Smyslov, Aliojin, Fischer y Tartakower.

miércoles, 26 de octubre de 2022

Niños tímidos: ¿Y si los acxompañamos a jugar?

La experiencia del jugar le permite al niño desplegar aquello que le ocurre (y que, sin embargo, no sabe ni comprende), al tiempo que lo estructura subjetivamente y le otorga la posibilidad de deshacer y liberar sus inhibiciones e impedimentos.
Como analistas proponemos al juego como herramienta clínica para abordar las problemáticas de la infancia. Por eso, ¡te recomendamos algunos juegos para realizar con los niños!

¿Qué juegos le podemos ofrecer?

.Jugar a las escondidas

.Jugar a armar un escenario en donde sean los títeres quienes actúan entre ellos una historia

.Utilizar títeres de dedos para armar una ficción conjunta

.Dibujar escenas con pares, en el colegio, en la plaza, en familia. Poner un nombre a cada dibujo y una historia que los entrelace

¡Fundamental!

Es muy importante que el analista tenga un rol activo y preste su cuerpo para desarrollar el juego, incentivando al niño con propuestas que lo inviten a tener la experiencia de lo lúdico -teniendo especial cuidado de que no se sienta invadido-.

¡Un plus!

Otro recurso válido, que acompaña al juego, puede ser el cuento. ¡Te recomendamos algunos cuentos útiles para compartir con el niño y tratar esta temática!

. “Tímida” de Deborah Freedman
. “Mimí Tomatito” de Laure Monloubou
. “Gustavo, el fantasmita tímido” de Flavia Z. Drago

¡Se pueden encontrar en internet y en librerías!

miércoles, 15 de diciembre de 2021

Los tiempos lógicos y cronológicos

El tiempo es la sustancia de la que estoy hecho.

El tiempo es un río que me arrebata, pero yo soy el río;

es un tigre que me destroza, pero yo soy el tigre;

es un fuego que me consume, pero yo soy el fuego.

El mundo, desgraciadamente es real;

yo desgraciadamente soy Borges.

J. L. Borges, "Nueva refutación del tiempo"


Me ha parecido, pues, necesario que al mismo tiempo que abordo el discurso de un niño y/o de un adolescente en su infatigable inmortalidad e incesante sexuación, considerar indagar y lo digo con cierta cautela, significantes, letras, números, cuadros y musicalidades, que no puedo ignorar, a partir de dos ángulos distintos, que implican anudar: lógica y tiempo.

La palabra “lógica” según el Diccionario Etimológico de la lengua castellana de Joan Corominas, 1987, deriva del griego y se refiere al discurso, al verbo. A la disciplina que trata de los principios y criterios sobre la validez de las inferencias y demostraciones. Para el psicoanálisis implica una estructura dialéctica y analógica, que puede formularse en lenguaje matemático.

El término “tiempo” deviene del latín tempus, temporis (tiempo, momento, ocasión propicia, estado temporal en un momento determinado). El sentido originario de tempus remite más bien a una noción instantánea o de fracción considerada en la línea temporal, frente a vocablos latinos como aevus o aetas que remiten al tiempo en su extensión durativa. (Joan Corominas, 1987). También, proviene de una raíz indoeuropea, di o dai, que implica la acción de «dividir». Para el psicoanálisis el tiempo es efecto del discurso, e incluye los conceptos de retroacción y anticipación entre otros.

Así, tenemos una lectura diacrónica, a través del tiempo, y otra sincrónica, en un mismo tiempo. Desde luego, y en el devenir del caldero de la lengua que bulle, ambas modalidades de lectura pueden ser desplegadas dialécticamente.

En la primera, la diacrónica, las nociones y relaciones son desenrolladas de una manera sucesiva, una detrás de otra, hay un antes y un después —lógica por contigüidad—.

Mientras que las trenzas de cuerdas, una diacrónica.

Aquí, historizamos desde el presente el pasado, pero a la manera de una novela familiar.

En la segunda, la sincrónica, se analiza lo que se da en un momento dado. Así, los denominados modelos, esquemas, grafos, superficies topológicas, y nudos, implican la posibilidad de una lectura sincrónica, porque sus conceptos y enlaces remiten a la —lógica por simultaneidad—.

También, y es sorprendente saber, que ambas, contigüidad y simultaneidad, junto con la semejanza (analogía) y la causalidad, corresponden a las lógicas de lo inconsciente.

Estos criterios postulados por Freud (1950a, 1900a), regulan los desplazamientos y condensaciones de investiduras en lo inconsciente, y que reitero y dejo constancia: la simultaneidad (autoerotismo), la simultaneidad y la pasividad (constitución del yo placer purificado), la simultaneidad y la actividad, denominada contigüidad (yo cinético vía trastorno en lo contrario), la semejanza-analogía (complejo del prójimo) y la causalidad (teorías sexuales infantiles y yo real definitivo). Finalmente, la semejanza (que instaura vía juicio la diferencia sexual), la analogía (que posibilita lo distinto del das Ding - objeto a) y la causalidad (que posibilita las fantasías primordiales o fantemas, y el tiempo edípico).

Estos criterios son importados epistemológicamente por Lacan desde Freud, Saussure y Román Jakobson, como metonimia y metáfora. Aunque, en verdad, Lacan opta por la posición de Pierce (1965), que afirma que el signo no implica una díada, no tiene un carácter doble como sostenía Saussure, sino que se constituye como una relación triple.

Ahora bien, ya Lacan desde 1945, en «El tiempo lógico y el aserto de certidumbre anticipada», procura anudar dos dimensiones fundamentales, lógica y tiempo. En este lazo cobran importancia, variables temporales, algunas nuevas como la prisa o precipitación, cuya antítesis lo constituye el aguardar y otras ya indagadas e inventariadas como: el a-posteriori, la anticipación, la fijación, la regresión y la progresión. Estas dimensiones estructuran la acción del viviente.

Pero, detengámonos un momento en la presentación de estos lazos y efectos, porque en los tiempos lógicos de la niñez y la adolescencia nos resulta de gran utilidad tener en cuenta sus principales características.

Entonces, se impone una breve referencia ya que han sido, en otros textos de mi autoría, elaborados detenidamente.

A-posteriori (Freud, nachträglich, Lacan, aprés- coup): Se trata de una articulación de diferentes escenas, que habilita la decantación de un efecto de significancia —singular—.

Anticipación: Se refiere a un acto del pensar de carácter preparatorio de un desenvolvimiento posterior, por ejemplo, en la pubertad el sujeto puede “anticipar” temporalmente la muerte del propio yo.

Fijación: Ligazón privilegiada de la libido con objetos, imágenes, o tipos de satisfacción libidinal vinculados a fases previas. Las fases no son restos de un vivenciar anterior, recuperado cronológicamente, por el contrario, son formas de la demanda atribuidas retroactivamente al pasado.

Regresión: Proceso de organización libidinal del sujeto, derivado de un retorno en sentido inverso al desarrollo o progresión libidinal ante la frustración, con la perspectiva de una satisfacción fantasmática. Este movimiento puede ser analizado de acuerdo a diferentes modalidades, a saber: tópica, temporal y formal. En sentido tópico, la regresión se efectúa, a lo largo de una sucesión de sistemas anímicos. Puede ser indagada fundamentalmente en el sueño, en la alucinación patológica y en ciertos rasgos circunstanciales con relación a la memoria. Por ejemplo, la regresión a la fase del espejo, sitúa al sujeto en la alienación de una captura imaginaria sumamente radical. En sentido temporal, la regresión supone un retorno del sujeto a organizaciones libidinales previas del desarrollo. Se refiere a las pulsiones, al yo y a los objetos que se segregan de él.

En sentido formal, la regresión incluye el paso a modos de expresión y de comportamiento de un nivel previo. Como el retorno de las modalidades de funcionamiento del proceso secundario al primario.

Progresión: Implica considerar los procesos psíquicos en tres sentidos posibles, cuya prescindencia no es posible: a) como un movimiento de avance, progresivo de la excitación, desde el extremo perceptual hasta el extremo motor del aparato psíquico (sentido tópico), b) según el desarrollo de la libido y del yo (sentido temporal) y c) según la construcción de modalidades de expresión y figuración cada vez mas complejas (sentido formal).

Y concluimos con “prisa o precipitación”, un concepto que es evidente por sí mismo, y que implica una urgencia por concluir, una decisión, un juicio, un ritmo específico.

Estos procesos permiten enlazar los diversos factores que cobran eficacia en las llamadas series complementarias [vivencias, fantemas, disposiciones y pulsiones]. Es decir, como se sueldan las vivencias con los elementos del ello, (pulsiones, fantemas y disposiciones).

El análisis opera como un juego
“Las matemáticas sirven para eso: corregir al objeto. Es un hecho que las matemáticas corrigen y que lo que corrigen es el objeto mismo.

De donde [surge] mi reducción del psicoanálisis a la teoría de los conjuntos.” ¿Transferencia en Saint Denis?
JOURNAL d´Ornicar?
¡Lacan para Vincennes!

En el contexto del Seminario XII, “Problemas cruciales del psicoanálisis”, Lacan (1965/66) se consagra a la pregunta por el juego y nos dice que se trata de un término de amplia extensión, que abarca desde el juego de un pequeño, pasando por los juegos de azar, hasta la llamada teoría de los juegos de Von Neumann.

Agrega, luego que el análisis tiene todos los caracteres de un juego. Ya sea en sus formas más simples o más elaboradas, el juego implica la dialéctica en sus tres términos y un cuarto —distinto—, inferido por analogía, que lo integra y no le quita verosimilitud.

Una regla, aunque esté enmascarada y encubierta, es considerada como aquello que es propio del juego. “Una regla que está excluida de él como prohibida, ese punto que es, precisamente, aquel que, al nivel del sexo, les designo como el punto de acceso imposible, dicho de otro modo, el punto donde lo real se define como lo imposible. El juego reduce ese círculo de la relación del sujeto al saber; esa relación tiene un sentido y no puede tener más que uno sólo; es el de la espera. El sujeto espera su lugar en el saber. El juego es siempre de la relación de una tensión, de un alejamiento por donde el sujeto se instituye a distancia de lo que existe ya en alguna parte como saber; si en el tiempo yo creía, aún, que algo se juega”. (Lacan, 1965/66, p. 357)

En este marco, desearía intercalar de forma explícita las nociones de nuestra praxis, es decir, a los cuatro conceptos propuestos por Lacan (1964) que, desde luego, están en el fundamento del psicoanálisis con niños y adolescentes: Inconsciente, pulsión, transferencia y repetición.

Recordemos que el análisis es una praxis. Pero, ¿qué suele entenderse por praxis? En principio se trata de un término de raigambre marxista y sartreana, {*} que en el discurso procura un orden de verdad, al que se accede sólo por un camino singular: la trasferencia. Es el proceso por el que nuestra teoría se convierte en una parte de la experiencia vivencial en el marco de la transferencia en su disparidad subjetiva. También, el campo de la praxis puede ser comprendido como una tramitación simbólica de lo real.

Fuente: Diego Moreira, "Los tiempos lógicos y cronológicos"

viernes, 3 de septiembre de 2021

La subjetividad en peligro. Procesos identificatorios fallidos en neurosis y psicosis

El sábado 21/8/21, la Lic. Clemencia Baraldi dictó un Taller Clínico titulado "La subjetividad en peligro. Procesos identificatorios fallidos en Neurosis y Psicosis".

👇A continuación, los apuntes de la conferencia.👇

La construcción metapsicológica deviene de un apremio clinico. Es decir, nosotros teorizamos para entender la clínica y en el interjuego entre clínica y teoría, los profesionales debemos encontrarnos, en esta tarea imposible que es psicoanalizar.

Caso Francisco

Niño de 6 años, consultan los padres, con quien mantiene una primera entrevista para saber qué lugar ocupa el niño en la estructura discursiva familiar. No recibo niños sin padecimiento (ej., si los padres consultan porque no es el niño ideal para los padres) ni a niños cuyos padres no se comprometan a colaborar con el trabajo.

El primer obstáculo que se presenta es que Francisco no puede quedarse solo ni por un minuto. Uno de los padres siempre tiene que estar con él, sino se angustia de manera insoportable: llora, pega, se pega... La analista le dice al niño que el padre está en la sala de espera y que puede brir la puerta cada vez que lo desée. El niño entra y sale varias veces del consultorio.

La familia duerme y come, toda junta. El padre dejó de trabajar, de manera que toda la responsabilidad económica queda del lado de la madre. Francisco dice que juega y la analista le muestra los juguetes que considera que son adecuados para su edad. Él los rechaza, diciendo que son juguetes de bebé. L analista le invita a traer sus juguetes. El niño aparece con unos dinosaurios, que nombra correctamente. La analista le pregunta, entonces, a qué jugarán.

¿Cómo a qué jugamos? -pregunta el niño. -Este es el T-rex, este es braquiosaurio...

Francisco no puede entrar en ficción alguna. No juega. El padre se pregunta dónde está Francisco, cuál es su rasgo. Él dice que Francisco hace lo mismo que toda la familia. Hay un detalle de esta pregunta del padre, que es que él deja de trabajar al momento que nace su hijo. La pregunta paterna incumbe al hijo, pero también a la función.

¿Qué es jugar?

En Más allá del principio del placer (1920), Freud describe el fort-da, el primer juego del niño que observó en su nieto cuando él jugaba repetidas veces con un carretel, articulando un par de significantes: fort (afuera), da (adentro, vuelve). En determinado momento, Freud marca que el niño se mira al espejo y dice "El bebé oohh", el bebé se va.

El juego no es simplemente placer y Freud se pregunta por qué el niño juega a aquello que lo angustia: las idas y venidas de su madre, que para el niño son arbitrarias. El niño hace activo lo que sufre pasivamente, de manera que el niño logra domesticar lo traumático. Pasa a regular la presencia-ausencia y no simplemente padecerla. El jugar es una carta de ciudadanía para transitar la infancia.

Jugar no es lo mismo que nombrar o coleccionar juguetes. Los elementos que forman parte del juego son 4:

1) Recurencia: En el fort-da, vemos que el niño pasa largas horas haciendo que la madre vaya y vuelva.

2) Fabricación del juguete: El mejor juguete es aquel que el niño es capaz de fabricar, porque es la primer metáfora del sujeto. Cuando un niño logra esto, logró ingresar a la polisemia del lenguaje. De esta manera, un colador de fideos puede ser un casco, ó un palo de escoba un caballo; una sábana, una capa de super-héroe.

3) La organización de la ficción: El niño sabe que lo que hace no es la realidad, pero cree en esa ficción. De esa ficción, el niño debe poder entrar y salir. No hay ficción en un niño que pega la mesa con su sonajero.

4) Un par de significantes. En el fort-da, hay un fort para un da, o un da para un fort. Con Lacan diremos que entre ese par de significantes, S1 y S2, emerge el sujeto y se secreta ese objeto a. Este juego es el que permite luego decir luego "El bebé se va del espejo del Otro".

Cuando un niño puede reconocerse distinto del Otro sólo si se ha encontrado en el espejo. El estadío del espejo tiene que ver con esa posibilidad humana de reconocerse allí donde no est en el espejo. El niño a los 6-8 meses se reconoce en el espejo y gira su cabeza, esperando la sanción del Otro, que le devuelven la idea de que quien está allí, es él. El niño ahí confirma algo que ya intuye: él no es parte del cuerpo de la madre. Para esto, debe acontecer lo que llamamos segunda identificación.

La identificación

Este concepto recorre toda la obra de Freud, aunque en el capítulo 7 de Psicología de las masas y análisis del yo (1921) se lo trata muy especialmente. Freud propone a la identificación como la más temprana exteriorización de una ligazón afectiva con otra persona, de la que se toma un rasgo.

Hay que diferenciar identificación de mímesis. La mímesis habla de un todo, como un camaleón que forma parte del paisaje. La identificación secundaria toma un rasgo y requiere del registro simbólico, anudado a lo real y a lo imaginario, para apropiarse de él.

¿Pero qué entendemos por primera identificación? Se trata de una identificación al padre primordial. Esto Freud lo dice posteriormente a 1921 en Psicología de las masas, El Yo y el ello es de 1923 y en la página 23 nos dice que esto nos reconduce a la génesis del ideal del yo, donde se esconde la identificación primera y de mayor valencia del individuo: la identificación con el padre de la prehistoria personal. ¡Prehistoria! Freud relaciona permanentemente la ontogénesis (los procesos de la subjetividad y de los procesos psíquicos) con la filogénesis (el proceso de hominización). Hay humanidad cuando se constiuye el lenguaje, que requiere de una prohibición como invariante de estructura. La prohibición de la que se trata es la del incesto, del que Freud da cuenta en la construcción del mito de Tótem y Tabú. En este mito, un macho dominante tomaba para sí a todas las mujeres. También está la figura del tótem, que suele ser un animal sagrado del que se rescata un rasgo. Por ejemplo, la bravura del león. A este animal, en ocasiones especiales, se lo mata y se lo devora, pensando que en esta incorporación se incorpora un rasgo de este animal. Los hermanos expulsados matan al hombre aliándose, y lo devoran, pero incorporan la renuncia a al menos una mujer, la madre, y a la idea de matar al padre. La muerte de este padre en manos de sus hijos, se constituye en significante que legaliza lo humano por el lenguaje.

El mito de Freud es interesante, donde no interesa si ocurrió o no, sino notar que mucho de lo que Freud dijo allí aparece mucho fantasmáticamente en la neurosis obsesiva y en sus rituales. En la neurosis obsesiva, la problemática del padre toma una consistencia muy interesante y digamos, al paso, que allí donde hubo un mito, lacan dijo que iba a convertirlo en una premisa lógica. En Ancore dice que porque hubo alguien que no ingresó en la lógica de la castración, es que ahora todos ingresamos, dando lugar a los matemas de la sexuación.

La primera identificación es mítica, anaobjetal, inaugural, indatable, necesita de un Otro primero para que se produzca. Se trata de un Otro simbólico que pueda armar cuerpo en el niño. Esto significa que quien desarrolla la función materna debe responsabilizarse desde su deseo que el niño "le llora" y debe calmar y poner palabras a eso que le pasa. En La negación, vemos que hay un primer acto psíquico en el niño por el cual él expulsa la cosa cuando incorpora el lenguaje, porque la madre le habla a alguien entronizado y deseado. Esto no depende de lo biológico, sino de lo simbólico, que si no está trae aparejado problemáticas muy complejas.

Entonces, en la primera identificación el niño recibe a través de la función materna la herencia filogenética de la humanidad. Lo que a la humanidad le llevó siglos construir, el niño lo recibe en pocos meses: recibe el lenguaje. Hoy ya se sabe todo esto a nivel neurológico. El lenguaje y las distintas lenguas generan cambios que organizan el cuerpo. La madre, hablando, organiza una serie pulsional -mirada, voz, boca, musculatura-, intrincándolas. En esta identificación, se incorpora la lengua materna.

La segunda identificación es a un rasgo que permite saber que yo no soy el otro. Hay fracasos en la segunda identificación, en donde un niño, en lugar de tomar un rasgo del padre, hace del padre. Camina y habla como él. Peor aún los niños que se mimetizan con un animal y hacen de ese animal. No es que juegan a ser un perro, sino que se han mimetizado con él en lo que es un fracaso de esta segunda identificación. De esta manera, la identificación exige del Otro, pero a la vez hay que salir de él tomando un rasgo. Por ejemplo, el nombre propio: nos lo han puesto, pero nos lo apropiamos para saber quiénes somos. En el estadío del espejo, el niño confirma lo que sabía anteriormente, de manera que se anudan los registros de manera tal que si uno se rompe, se desencadenan los otros.

Como Lacan proviene de la psiquiatría, nos deja el concepto de desencadenamento, irrupción de la psicosis, donde los registros dejan de funcionar como tal. En el espejo, donde el niño confirma imaginariamente -en su imagen-, lo que de alguna manera ya sabía en lo simbólico (su nombre, por ejemplo) y anudado a lo real, que es el registro que no correspone a la imagen ni del símbolo, pero que anudado a los otros dos permite acotar.

En la salida del estadío del espejo hay un anudamiento de la imagen (el niño se ve en el espejo), con lo simbólico (el niño se nombra, dice "yo") y de real, porque parte de su organismo no hace parte del yo. El yo es cuerpo, no es el organismo biológico. El cuerpo es pulsional, que responde a las representaciones del inconsciente.

Sin identificación secundaria (al rasgo) no hay ingreso ni salida del el estadío del espejo. Allí está el rasgo unario, que al niño lo vuelve Uno en una serie. Sobre ese rasgo unario se agregan una gran cantidad de identificaciones que van a permitir que Freud diga que el yo es un prcipitado de identificaciones, sedimentadas en esta primera identificación. Vamos a encontrar patologías pre-especulares, porque no ingresan o no salen del estadío del espejo, como los campos de las psicosis y el autismo.

La segunda es una identificación al rasgo y la tercera es una identificación al síntoma del Otro ó a su deseo. Esta tercera identificación no requiere de una relación previa. Freud la ilustra con las jóvenes donde una recibe la carta de su amado y se desmaya, haciendo que el resto de las jóvenes se desmayen, identificadas al problema de la que recibió la carta. Esto se ve frecuentemente en los fenómenos de masa.

Caso Horacio (adolescente)

Horacio se presenta mal vestido, mal higienziado, quejoso. Es traído por sus padres "por las dudas, por si algo se puede hacer". Las sesiones se inician entre sus reclamos y sus saltos. "Tengo que trabajar con albañiles", dice el niño, al que su padre arquitecto lo lleva a las obras.

El niño brinca del escritorio al piso y del piso al diván. "¿Es gracioso o no es gracioso?", pregunta el niño comulsivamente. La analista dice que él quiere caer en gracia, pero que no es lo mismo que la gracia se caiga. A veces, Horacio habla con voz de pito muy aguda; otras, con una voz de ultratumba que resuena como un trueno y es muy difícil de soportar. Es evidente que la adolescencia le cayó en el cuerpo sin poder soportarla. El adolescente en cuestión no puede especularizar ni simbolizar lo real de la pubertad.

¿Cómo simbolizar los cambios de voz, esquema corporal, disrupción libidinal sin resortes simbólicos que den consistencia? Una tarde, al finalizar una sesión, toma un papel del escritorio y lo devora masticándolo lentamente. La analista lo mira con benevolencia y le dice que él quiere llevarse algo de allí. Afirma con su cabeza y se retira con menos ansiedad que de costumbre. Otro día, ingiere una tarjeta con el nombre de la analista. ¿Se trata de la comida totémica? Sí y no. Sí, porque estamos ante una transferencia real en donde los acontecimientos son reales y no simplemente recuerdos de lo reprimido. En 1913 Freud sostuvo que la primera identificación es canivalística y que se trata de una incorporación. Y no, porque esta incorporación es un andamiaje que si bien permite muchas cosas, no repara lo no realizado en su momento.

Horacio empieza a venir con gusto y puede incluir voluntariamente una herramienta fundamental para el trabajo: la escritura. Trae un cuaderno y en el que consolida sus dichos y sus preocupaciones. Por ejemplo "Las personas sexuales son putas, los que se miran y se tocan son putos", "No me gustan las mujeres". Rechazo de una sexualidad que no puede ser abordada ni afectada.

En otro tramo de su tratamiento, aparece con un ratón real en una jaula. Saca el ratón de su jaula y ante el estupor de la analista, se lo introduce en la boca una y otra vez. ¿Un ratón? De todos los animales, produce rechazo por unanimidad. ¿Qué quiere decir Horacio en esta escena que muestra? Nuvamente él se lleva algo a la boca. De devorarlo, ¿Qué rasgo podría incorporar? La analista le dice que para hablar del ratón, será necesario que lo deje en el cuarto contigüo. Él acepta a regañadientes, pero esta prohibición lo remite nuevamente a la escritura, donde escribe "¿Cuándo serpa el día en que una mujer abrace y bese un ratón?"

Trabajar sobre la escritura es siempre un recurso muy importante en estos casos donde la incorporación de la lengua no ha quedado sellada por la emergencia de la letra propia. Hay un fallido de la primera identificación, porque la segunda no puedo sellar a la primera. La letra es litoral entre lo real y lo simbólico, es decir, sin ser puramente real ni simbólico, hay algo que él ya puede engarzar de estos dos registros.

En el campo de las estructuras holofraseadas -psicosis, por ejemplo-, la transferencia no navega por los ríos de la palabra y aún cuando esté presente, remar solo con ella sería como echar los bofes en el remo, cuando el navío está en la arena, omo señala Lacan. La operación analítica será realizada sobre su caligrafía.

¿Cuándo será el día que una mujer

abrace y bese un ratón?

Esta frase él la acepta y se constituye en un ahelo. Este pasaje de ratón a rato, es posibilitado por la estrctura. Si uno se manejara por el campo de la palabra, no podría producir esta operación por el fracaso de la primera identificación. Horacio se afirma en lo que está diciendo y se afirma, dice que sí le gustan las mujeres. Deja de huir cada vez que su padre ingresa en el hogar; incluso, puede armar una precaria historia de sí mismo, que permite una mpinima ubicación del momento del conflicto donde implosiona la estructura, cosa que sucede cuando lo real de cuerpo irrumpe en la adolescencia, sin que exista cobertura simbólica e imaginaria que lo acote.

Esta operación produce una baja en la ansiedad, una mejor convivencia. Horacio sigue utilizando la escritura, pero ¿es realmente eso una incorporación de la lengua, que no aconteció cuando era niño? Esta escritura es una suplencia. Hay una relación entre tiempos lógicos y tiempos cronológicos, por la cual en clínica de niños uno se pregunta qué tan temprano llegamos tarde. Nacemos anatómicamente superdotados, pero neurológicamente prematuros, maduración que termina a los 5 años de edad. Si ciertas zonas del cerebro no se irrigan en determinado momento, aparece el fenómeno del desgaste, por el cual ya no se irriga. La atención antes de los 5 años es más deseable que luego.

En el caso de Horacio, esta suplencia de incorporación permite una serie de mejorías, pero no lo saca de su psicosis. Un día una chica una chica lo invita a tomar café, y el no va porque "A mí no me gusta el café". O sea, café es solo café y no ingresa en la polisemia del lenguaje.

Si comparamos el primer caso con el segundo, podemos decir que ambos son dos trabajos pedidos por encargo. Está la dificultad de que no es el sujeto que consulta por su síntoma. En ninguno de los dos casos hay síntoma, en el sentido que el sujeto no relata algo de sí mismo que molesta y que genera transferencia, cosa que tampoco hay.

En el caso de Francisco, no podemos decir que esté loco. La analista le indicará al padre que intervenga ante la conducta del niño de pegarle a la madre y que la pareja parental duerma sin los hijos. De esta manera, Francisco dice "Hubo pelea en casa, pero esta vez yo no tuve la culpa", de manera que sale del todo conglomerado de su familia.

Con Francisco la analista se vale del dibujo, ya que él no puede jugar. No aparecen dibujos de personas, pero sí zombies, plantas, peces, lo que extiende el tiempo para que no tenga que salir a confirmar la presencia de la madre. Es un caso que se puede apostar a la neurosis. Comparado con el caso de Horacio, podemos decir que la maniobra en la trasnferencia de no leer lo que dice, sino la escena que monta y trabajar sobre la escritura, va a permitir una estabilización y una mejora en el padecimiento.

Son dos casos donde hay fallidos identificatorios, pero con estructuras diferentes. En ambos hay algo que el analista puede hacer.

lunes, 9 de agosto de 2021

No se necesitan juguetes para poder jugar

Una máxima en la clínica con niños y en la educación del nivel inicial es que cuánto menos cosas haga un juguete, más cosas hará la mente del niño/a. En este sentido, es importante disponer de espacios lúdicos dónde se priorice el jugar y no el juguete

Los niños y las niñas pequeñas no necesitan de juguetes para jugar. Solo hace falta cualquier objeto para que ellos y ellas comiencen a crear un mundo lúdico variado. Estos juguetes se conocen como "juguetes de estructura simbólica abierta".

Objetos que no tengan un uso específico para que puedan desarrollar un juego libre que no límite sus creaciones al momento de jugar. Que le den alternativas de explotación, sin tener una función especifica, para que sean ellos los que les asignen características, dándole vida, imaginando colores,   realizando sonidos, etc. De esta manera, transformarán un objeto común en algo lúdico.

Es por eso que muchas veces repetimos las actividades, ya que es importante que esos objetos vuelvan a estar a su disposición para afianzar lo aprendido y seguir explorando apoyado en esos conocimientos.

Estos objetos son el puente para descubrir el mundo que los rodea, descubren que esos objetos ocupan un espacio social y cultural. 

Luego ese conocimiento les permite darle otro uso, otro significado... hacer una metáfora. 

Así crecen las posibilidades, los pueden transformar, desarrollando de esta manera un pensamiento lógico.

Cerramos la entrada con el cuento "El zoo de Joaquín" como un caso dónde podemos observar que muchas veces los objetos se pueden transformar en cosas maravillosas:





























Por otro lado compartimos la importancia del juego simbólico a la edad de dos años y el trabajo en grupo, que posibilita el aprendizaje a partir de las acciones de sus pares.