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lunes, 1 de julio de 2024

Depresión y renegación

Notas de la conferencia dictada por Raul Yafar, Martes 12 de octubre de 2021 "Depresión y renegacion" - Centro Dos. Sumamos las notas de la conferencia "La anulación del sujeto" del 2022, centro DosEn esta conferencia del 2016, el autor delimitó el discurso depresivo. Para ese entonces, no estaba seguro del mecanismo estructurante implicado. 

Existen cuadros en el borde de la neurosis, en el sentido que no siguen los patrones clásicos que fuimos aprendiendo. No están por fuera del contexto de la neurosis, podríamos decir que se encuentran en "la antesala de la neurosis", como es el caso de las depresiones. 

De las depresiones, existe la referencia a Duelo y melancolía, un díptico muy cerrado en sì mismo. La depresión, sin embargo, puede ser considerada un tercer cuadro (Lo sostiene en su libro). La depresión es muy diferente a la melancolía. Insisto en que vale elevar a la depresión al nivel de un discurso, en el sentido de los discursos de Lacan, más allá de las manifestaciones conductuales.

Existen otros cuadros "paraneuróticos", que no entran dentro del terreno de las neurosis clásicas -histeria, neurosis obsesiva, fobia-, sino que la suplementan. Se trata de los fenómenos de anulación subjetiva, mecanismos donde queda abolido el efecto sujeto. Para ello me dirigí al concepto freudiano de renegación ó desmentida. En Freud hay de 20 a 30 referencias a este concepto. Lo interesante de este concepto es que responde a una multiplicidad de mecanismos. Quien notó esto fue Claude Rabant, por ejemplo en "Inventar lo real", donde a él le llama la atenciónla relación entre la renegación y la desubjetivación o anulación subjetiva.

A esto, hay que sumarle los conceptos de locura no psicótica, como las teorizaciones de Hegel en Fenomenología del espíritu, que no son psicóticas. Además, el concpto de carácter, que en Freud aparece desarrollado. Podemos pensar que en las depresiones hay un funcionamiento fantasmático coagulado, cerrado.

Empecemos diferenciando cuadros relacionados a los dolores, las tristezas y fenómenos de variación del estado del ánimo. Hay mucha variedad clínica que se medica con antidepresivos. Si a eso le sumamos los duelos, tenemos un campo vasto. La melancolía es un campo, pues hay melancolizaciones neuróticas y también las hay psicóticas. Las depresiones tienen que ver con la tristeza, la congoja, que incluyen cuadros como:

- El duelo.

- Melancolía.

- Duelos patológicos.

- Bipolaridad.

La depresión como cuadro. No se trata de la conducta depresiva, porque en sí mismo eso no dice nada. La manifestación de la conducta no resulta suficiente, acá pensamos a la depresión como mecanismo, estructura ó un discurso. Alguien puede ser un irónico y presentar un discurso depresivo. Incluso puede ser alguien que frecuentemente hace chistes y tener un discurso depresivo.

Aunque Freud nunca habló de esto, en Freud hay unas interesantes referencias en La transitoriedad (1915), mismo año que Duelo y melancolía. que se refieren a lo queremos situar. Duelo y melancolía es un texto metapsicológico, junto a Pulsiones y sus destinos, La represión, entre otros. 

La transitoriedad, en su comienzo, habla de algo interesante para situar la represión. Freud está caminando por una campiña florida en verano, junto a dos amigos. Uno de ellos es un poeta amigo de Freud y del otro está el amigo taciturno, que no dice una palabra. En el poeta se escucha el discurso depresivo. Pese a que Freud no lo indica, Freud debe haber dicho algo tipo "Qué linda esta mañana", porque según Freud dice:

El poeta admiraba la hermosura de la naturaleza que nos circundaba, pero sin regocijarse con ella. Lo preocupaba la idea de que toda esa belleza estaba destinada a desaparecer, que en el invierno moriría, como toda belleza humana y todo lo hermoso y lo noble que los hombres crearon o podrían crear. Todo eso que de lo contrario habría amado y admirado le parecía carente de valor por la transitoriedad a que estaba condenado.

 Es decir, el poeta reconoce la belleza (sensorialmente), PERO no la puede disfrutar (acontecimiento del cuerpo). Se niega a aceptar circular su vida pulsional ante esa belleza que lo podría hacer gozar. Esto mismo es lo que le pasa al depresivo. Entre la admiración y el disfrute posible del poeta, se interpone una valoración negativa: las flores se van a marchitar. El poeta se niega a toda una intrincación pulsional (mirar u oler las flores, por ejemplo) porque algún día se van a marchitar. El terreno de lo que se pierde y de la falta, para este poeta, es algo negativo.

El depresivo es un argumentador, está a nivel de lo conceptual. Es decir, no es alguien que camine solo y hace de su discurso depresivo casi una ideología. Como si fuera un filósofo, conceptualiza la situación y argumenta. Por lo tanto, más allá de las conductas que asociamos a la depresión, nos interesa esta argumentación y este discurso.

Todo el texto de Lo perecedero gira alrededor de esta discusión ética, pues hay una ética en la depresión y Freud responde a eso en el contexto de 1915 y la Primera Guerra Mundial. 

¿Vale la pena amar, disfrutar del amor, si ese vínculo puede marchitarse? ¿Vale la pena, pese a que no sea eterno? Este poeta diría que no. El depresivo se niega a entrar al circuito del amor y del dolor. No hay amor sin dolores posibles, tarde o temprano el amor puede terminar y extinguirse. El depresivo no quiere amor ni dolor, solo aceptaría algo eterno, algo inteligible  y no corruptible como el mundo de las ideas de Platón. El discurso del depresivo, en este punto, se convierte en ideología, porque lo defiende conceptualizando y argumentando. Es el caso del poeta que debate con Freud.

Pensemos el objeto en el depresivo: más que idealizado, está "idolizado". Por ejemplo, en el caso de las flores. No es que estén idealizadas, sino idolizadas. En estos casos, el ideal está profundamente alterado. Se trata de un narcisismo que solo acepta la eternidad, sino se niega el disfrute. Entonces escuchamos cosas como "No vale la pena amar, porque el amor termina", "Si no es el príncipe azul, no me enamoro". Se queda fuera del juego del deseo y, por lo tanto, fuera de la castración y la pulsión. está en la antesala del intercambio de objetos.

El depresivo cree en un falo que jamás cae, un ídolo, un objeto eterno, "platónico". Esto, conceptualmente, es una forma de goce que si bien no está en el objeto (ej. las flores), está en este objeto inexistente. Por otro lado, el depresivo intenta destruir prematuramente el objeto, pues el pintor ya se imagina la flor marchita antes de que se marchite. 

Indicaciones clínicas

El depresivo hará con su analista lo mismo que hace con los objetos del mundo. El depresivo les hará esta pseudo-pregunta: ¿Y para qué...?. En cambio, el melancólico se aparece a la consulta con autorreproches, creyendo que merece la muerte, no el amor. 

- No se trata de un duelo, ni del dolor frente una pérdida. 

- Tampoco es una melancolía, que tienen una alteración profunda del yo. En la melancolía no hay lazo social, mientras que el depresivo hace discurso. En ese sentido, el depresivo está dentro del discurso puede ir a análisis a buscar a un Otro con el cual discutir, refutar, hace ideología.

- Finalmente, no es un duelo patológico, es decir, aquellos que no han cumplido con los pasos esperables del duelo. Es como si el muerto solo hubiera desaparecido y en cualquier momento fuera a aparecer. 

- Tampoco es bipolaridad, es decir, estas manías medicadas que aplanan al sujeto. En estos casos, la manía es lo central y las fases depresivas el resultado de la medicación y las intervenciones para el brote.

La posición del depresivo que estamos viendo es la antesala de la neurosis. Mira todo desde afuera. 

No hay que creer que el depresivo entró en análisis porque hace 5 años está en la consulta. El gran trabajo a hacer es que entre en análisis, que su discurso varíe y entre en la concatenación del deseo. Para el depresivo, ni vale la pena traer un sueño. 

En la dirección de la cura, no se trata de alentar ni confrontar este discurso. El depresivo es un filósofo con afilados argumentos. Más bien hay que ir a revelar este objeto eterno que él ha inventado, por ejemplo, la flor eterna, el príncipe azul, etc. En nombre de este objeto existente, el depresivo destruye al mundo.

Por otro lado, son pacientes que no quieren saber nada de lo femenino, es decir, con el  manejo de la falta y el no-todo. El falo está en estado de exaltación.

 La anulación subjetiva

Verleugnung fue traducida como renegación, o más tarde, desmentida. En la obra de Freud, el concepto está utilizado de diversos modos. A veces lo aparenta con la psicosis, con la perversión; otras veces, con la neurosis. El punto en común de los usos que Freud les dio es que en todos los casos se anula la subjetividad, lo que Lacan llama efecto sujeto se empieza a volatilizar.

La Verleugnung siempre se relaciona con la castración y el universo de la falta, en el sentido de los modos que el sujeto encuentra diversos modos de evitarla. Freud y otros autores señalan contenidos de tono negativo (aunque no siempre preciso), siempre se trata de desdecir, negar, retractar, desaprobar, desautorizar, repudiar, negar, renegar... Todas estas formas de anulación del sujeto tienen este tono negativo, impreciso, inespecífico, variado y siempre aluden a hacer algo con la falta, para anularla. 

Por momentos la Verleugnung se presenta de forma negadora, rehustativa, expulsiva y renunciativa. La negación y la renuncia se refieren más al objeto, que no es aceptado o incorporado. La expulsión y el rehusamiento tienen más que ver con actos del sujeto. 

Freud vuelve una y otra vez al concepto de Verleugnung, pero la aplicación que Freud le da varían de sentido. Por cuestiones metapsicológicas, ya no se puede hablar de represión para la neurosis y renegación para las perversiones, cosa que se popularizó con las estructuras clínicas del primer Lacan. En el seminario 4, aparece la fobia relacionada con el fetiche y se establecen estructuras. Podemos decir que la Verleugnung es un mecanismo cotidiano que cualquier estructura puede utilizar, incluso en la psicosis

Algunos sentidos para pensar la Verleugnung son:

- La creencia.

- Lo insoportable, el dolor.

- Las particiones del sujeto.

- La mentira, la desmentida.

- El borramiento de las huellas.

- Adjuración.

- Los mecanismos del sacrificio y el chivo expiatorio.

- Los canallas.

Son mecanismos que vemos todos los días, en la vida cotidiana o en los consultorios. Todos tienen un matiz de "Si, pero no", como expuso Maud Mannoni. Veámoslos con más detalle.

1) Asunción del sujeto. 

Comenzamos con la falta en ser del sujeto asumida, para después ver las formas de anulación de esa falta. El sujeto, inicialmente, se enfrenta a algo que no le agrada, que lo turba, le molesta o le produce una herida narcisista. La subjetividad es un hueco que se abre para el yo, por eso Lacan pone la S barrada. En el primer mecanismo, el sujeto asume que esto ocurrió, se angustia y lo acepta. Esta aceptación puede ser parcial, por ejemplo el que asume pero prefiere no hablar de eso. Esto que describimos tiene la estructura de un duelo. En esta primera forma, no hay anulación del sujeto.

2) El descreimiento como causa

Supongamos que aquello que al sujeto no le gusta es egodistónico, en el sentido que se entera, pero no lo acepta. Las razones pueden entrar en conflicto con el ideal del yo. Si por ejemplo uno se entera que una persona a la que consideraba buena hace una maldad, uno diría "No puedo creerlo". Hay una creencia ligada al ideal del yo previa que genera un descreimiento. La persona anula el efecto subjetivo, la barradura que lo afecta. La creencia se impone sobre el sujeto y lo obliga a no creer. El yo finalmente se afirma, diciendo "esto es falso", convenciéndose a sí mismo. La respuesta es una afirmación mediante una creencia previa apoyada en el ideal del yo. Es un acto de fe, se retrocede ante una verdad, amparándose en una creencia. Aquí hay un esbozo de anulación del sujeto, en tanto barrado.

3) El descreimiento como consecuencia. Lo insoportable del dolor.

En este caso no hay una creencia previa, de manera que tiene que forjar o crear alguna. Esto no es perverso, lo vemos en las religiones. Por ejemplo, el sujeto puede enfrentarse a la muerte de un ser querido. Puede inventar, entonces, la creencia en el "más allá". Es un mecanismo más colectivo.

En este tercer momento, la creencia previa no alcanza y se tiene que inventar algo. Se juega la dimensión de lo intolerable o insoportable. Volviendo a Lo perecedero de Freud, de lo que se trata es de un enfrentamiento a la finitud. Esto exige crear una creencia, ante lo insoportable. El discurso sería "No lo soporto, tengo que crear una respuesta a esto".

4) El proceso específico de las perversiones. 

Es el que aparece desarrollado en El fetichismo ó La escisión del yo en el proceso de defensa. Freud plantea que la creación del fetiche es un triunfo sobre la castración, aunque en realidad es un fracaso. La percepción de la castración es tan intensa, que por un fracaso en su tolerancia se apela a este mecanismo. 

El fetiche es individual, es una especie de religión privada. Por eso no tiene que ver con el tercer mecanismo. El sujeto lo inventa para defenderse de la castración y sólo le sirve a él: el brillo en la nariz, el zapatito, etc. No se trata de una creencia, ni del ideal del yo (colectivo) ni una obra de arte. Se parece más a la singularidad del objeto transicional.

5) No darse por enterado.

De nuevo, ante la experiencia de la castración, el sujeto puede no darse por enterado: le entra por un oído y le sale por la otra. No hay trabajo, sino un signo automático, un abolición de lo aceptado y no aceptado. La subjetividad queda anulada, el sujeto hace de cuenta que no escuchó.

El único rastro que queda de no darse por enterado. No es una censura, porque eso implicaría algún alojamiento. Es un no registro, solo queda la señal de una "estupidización", porque a quien todo le resbala, parece tonto. genera desesperación en el otro, que no sabe si es tonto o un vivo.

6) Las particiones del yo.

El yo tiende a la síntesis, agrupa. El psicoanálisis, en cambio, al análisis. Las escisiones del yo hay una simultaneidad que se aparenta con el mecanismo anterior de no darse por enterado. Acá encontramos el famoso artículo de Maud Mannoni "Ya lo sé, pero si embargo...". Es un sí pero no, aunque Mannoni lo trabaja por el lado de la neurosis. 

Cuando uno va al teatro a ver una obra, pone en suspenso la realidad que conoce, la credibilidad. Uno no está pensando en que es un actor haciendo que lo matan, sino que se conecta con la historia, aún sabiendo que no es cierta. es el mecanismo esencial del arte, en tanto la obra puede tomarlo a uno y causarle indignación, gracia o tristeza. Por eso en el cine y en el teatro se apagan las luces: para suspender la realidad y sumergirse en la trama. Luego de la obra, uno recupera la realidad.

7) "Ya lo sé, porque quiero creer"

Este mecanismo tiene que ver con el fantasma, la propia realidad de cada uno. Por ejemplo, la pareja de uno puede serle infiel y aunque hay muchas huellas y todos lo saben, la persona quiere creerle. 

8) "Ya lo sé, pero eso no rige para mí (o mi grupo)"

Se trata de asumir una ley universal, pero la partición rige en tanto hay una excepción. Este "si pero no", tiene que ver con este carácter excepcional. Este mecanismo puede ser colectivo, como por ejemplo las mafias y sus propios ejércitos. 

9) "Ya lo sé, pero no me importa (porque hay algo que me importa más)".

Es lo que Lacan llama "el ataque al Otro". La melancolía tiene algo de esto, porque sabe que no es una basura, pero igual se tira por la ventana. En Antígona hay algo de esto, ella sabe que la ley de la ciudad va a castigarla si sepulta a su hermano, pero ella lo hace igual. El heroísmo también está ligado a esto.

10) La mentira... y la desmentida.

Con Lacan hay una complejidad respecto a la verdad y la mentira. Nos referimos acá a la mentira concreta, la que alguien le dice a otra persona. También está la desmentida, es un acto de enunciación "Yo no lo hice", es una declaración de desmentida. Una apelación dirigida al otro, pública y colectiva.

11) Borrar las huellas.

Es el caso del "crimen perfecto": se comete un crimen y se borran las huellas. En Moisés y la religión monoteísta, Freud habla de borrar las huellas de Moisés. En nuestro país, el caso de los desaparecidos. O borrar razas. 

12) Adjuración.

Ocurre cuando alguien reniega sobre que algo que hizo o que amó y dice "Nunca lo quise", "Nunca lo hice". No es una arrepentimiento, sino fanatismo.

13) La venganza.

El sujeto espera el "plato frío" para vengarse un tiempo después, lo que conlleva una satisfacción. Por ejemplo en Hamlet al matar a Claudio. 

14) El sacrificio.

Es el mecanismo del chivo expiatorio, que carga con las culpas. El mecanismo de los linchamientos. La comunidad se salva sacrificando a alguno. En el seminario 10 hay algunos párrafos sobre el sacrificio, diciendo que la comunidad convoca a los dioses para calmarlos y les entrega algo valioso a cambio.

15) Los canallas.

En canalla es un buen lector del deseo del otro (con minúscula), porque de él se aprovecha. Lacan habla en dos lugares del canalla, donde dice que hay que negarle el psicoanálisis. Es el caso del dealer, que comercia con la necesidad del adicto.

miércoles, 10 de octubre de 2018

Las presentaciones clínicas de la angustia.

Apuntes de la conferencia dictada por Raul Yafar, el 19/09/2017

Lacan menciona varias veces que la angustia es la guía de la clínica durante sus seminarios intermedios. La angustia es la presentificación del objeto y marca la dirección de la cura. Lacan dedica el seminario X a la angustia y hace un cuadro que no va a volver a repetir en ningún otro seminario. Se trata de un cuadro que tiene algunas desprolijidades, pero como en todos sus seminarios, él lanza nuevas nociones, mientras que revisita otras.

El cuadro tiene doble entrada y redefiniremos sus términos para que se aproximen más al uso cotidiano que tenemos nosotros en Buenos Aires. Se trata de un cuadro muy rico para la práctica psicoanalítica, pero al mismo tiempo se basa en la etimología del lenguaje francés. Nosotros necesitamos retraducir, ampliar, darle una significación más abierta a algunos términos para que nos remita a otros fenómenos que nosotros podamos inteligir todos los días en nuestro trabajo. También agregaré algunos vectores y me referiré al tema del acto, que aparece en el seminario X y se va ampliando durante los años posteriores.

Lacan empieza con el famoso retorno a Freud de sus primeros escritos y los primeros seminarios. Pero a partir del seminario 7, Lacan hace un giro y empieza a concentrarse cada vez más en las temáticas del fantasma y de lo que él llama el objeto del psicoanálisis, al que nombra como objeto a. El objeto a es el objeto que se presentifica en la angustia. Hay un recorrido desde el seminario 7 hasta el X, donde va situando cada vez más esta noción. Esta configuración nos habla del recorrido de un análisis y da una definición más acabada de lo que podría ser un recorrido completo de inicio, duración, dirección y finalización de un análisis. Esto concluye en el seminario de la lógica del fantasma, que es el 14, el acto analítico, que es el 15. En este momento Lacan funda su institución, porque estamos en un momento de un Lacan lleno de ideas que acababa de abandonar una institución internacional, la IPA y está fundando su propio recorrido, más allá del retorno a Freud. Los últimos seminarios de Lacan son más cambiantes: los discursos, las fórmulas de la sexuación, pero no nos vamos a meter con eso.


El cuadro de la angustia aparece en un solo seminario, el 10 y da cuenta de un momento fundamental de una obra de Lacan. Aquí Lacan define a la angustia como la guía de la clínica, en la medida que la angustia está ligada a lo más real del aparato psíquico y es una señal que nos marca por dónde va el real del sujeto. Veamos el cuadro:


Lacan toma las nociones de inhibición, síntoma y angustia de Freud. Como la teoría de Lacan de la angustia no se parece mucho a la de Freud (la de Freud está ligada a la angustia de castración, al complejo de Edipo y a la articulación de la función paterna). la angustia lacaniana está más ligada a un texto de Freud que se llama “Lo siniestro”. No es angustia de castración, sino angustia a secas. Lacan toma “Inhibición, síntoma y angustia” y dice que lo único que va a usar es el título y no el texto. Con eso abre un cuadro de doble entrada y coloca 3 los términos en el centro, en diagonal. Por otro lado, Lacan supone que hay 2 vectores: el eje de la dificultad y el eje del movimiento.
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Este esquema, para que no sea chato, hay que pensarlo en movimiento. Tenemos un vector en el medio y otros 2 vectores. Lacan aprovecha el título de Freud para hablar de algo que comienza en la inhibición, que prosigue hasta convertirse en un síntoma y si supera el síntoma se encuentra con la angustia.


Es decir, el eje diagonal nos habla del recorrido del deseo. Puse punto 0 del deseo (esto lo agregué yo), inicio del movimiento del deseo en la búsqueda de un acto que lo satisfaga. El deseo busca la realización desde el punto 0 hasta su concreción. Pero cuando el deseo empieza a avanzar, se topa primero con las inhibiciones, luego con los síntomas y después con las angustias. Si el punto cero concluyera en un acto, el cuadro se auto-disolvería y no existiría como tal. Este cuadro da cuenta de la psicopatología lacaniana de la vida cotidiana.

El deseo comienza en el punto cero y el vector marca que se va topando con distintas dificultades. Se atravesara todo este recorrido, terminaría fuera del cuadro en un acto de deseo. En el medio están los obstáculos. Si no hubiera obstáculos y el nacimiento del deseo condujera directamente al acto del deseo, no habría cuadro como tal ni psicopatología de la vida cotidiana. Todo este cuadro ocupa el lugar de un acto no realizado, un acto imposibilitado.

¿Qué es lo que le pasa al sujeto cuando se va topando con las distintas dificultades que el cuadro menciona? Atraviesa instancias críticas, podríamos decir. Una crisis (del griego Krino, que significa declinar, caer, desfallecer) es cuando algo se cae y todavía no surgió algo nuevo en su lugar. Cuando uno se muda pasa por el momento desolador de ver la casa anterior vacía. Uno se sube al camión de la mudanza hacia su nuevo hogar, pero todavía no lo tiene. Acaban de perder el hogar anterior y esa etapa entre la disolución de lo antiguo y el nacimiento de lo nuevo, es una crisis. Si el sujeto comenzara por el punto 0 y llegara al acto y a la realización subjetiva, no entraría en crisis. La crisis son todos los movimientos y dificultades que se dan cuando tropieza con los distintos lugares del cuadro.

La psicopatología cotidiana de Freud tiene que ver con los lapsus, los olvidos y las demás formaciones del inconsciente, que son tramas fundamentalmente significantes. En este caso a Lacan no le va a preocupar esto, precisamente porque es el seminario de la angustia donde desarrolla el concepto de objeto a, porque es un cuadro de psicopatología objetal, no significante. Acá no hay olvidos, las consideraciones de descifrado del síntoma… Todo lo que va a mencionar estará ligado a variantes de las presentaciones del objeto. No van a tener ustedes nada que descifrar, nada que abrir en tanto a la trama significante e inconsciente. Tampoco es un cuadro que tenga tanto que ver con el inconsciente, sino con el actuar o no actuar, la posición de hacer o no hacer, el logro o no, si el deseo conduce o no a un acto. Por eso, el gran inicio del cuadro está en la punta de la inhibición. La palabra inhibición es fundamental en el seminario 10, en el de la angustia. La inhibición es la contraposición del actuar. Estar inhibido es el opuesto de poder actuar conforme al deseo propio.

Repitamos que el cuadro existe porque desde el punto 0 del deseo, lo primero con lo que nos topamos es con la inhibición. Si no hubiera inhibición, luego síntoma y luego angustia, tendríamos acto y este cuadro no tendría sentido. Por eso, al final del seminario, Lacan retoma este cuadro y lo aplica al obsesivo. El obsesivo, justamente, es un sujeto que huye de los actos. Desplaza el sentido de su deseo, está siempre fuera de sí. Por lo tanto, el cuadro es ideal para ver cómo un neurótico obsesivo se desplaza por el cuadro y no puede salir. Si el obsesivo no lo fuera, haría lo que tiene que hacer. Un obsesivo, si tiene que hacer una llamada telefónica y la hace, no tiene cuadro, no hay inhibición, síntoma, impedimento, ni embarazo… Habría acto. Lacan hace una lectura de la neurosis obsesiva según este cuadro.

Otra cosa que nos interesa es que los “casilleros importantes”, que marqué con negro, que son las nociones de impedimento, embarazo, emoción y turbación. Hay 2 novedades en este cuadro, aparte del movimiento de la diagonal freudiana de inhibición, síntoma y angustia. Podemos hacer:
  • Un movimiento elíptico del impedimento-embarazo-pasaje al acto.
  • Un movimiento elíptico emoción, turbación, acting out.


Ahora, si miramos la angustia, veremos que arriba está el pasaje al acto y a la izquieda el acting out. Si del punto 0 pudiéramos recorrer sin tanto obstáculo, sin tanta crisis, el recorrido más allá de las inhibiciones, los síntomas y las angustias, llegarían al acto. Entonces, acá hay un trípode en relación a la angustia, que es el trípode del actuar, que es central en el seminario:
Del acto Lacan habla poco, pero hay una novedad. Lacan antes hablaba del deseo como metonímico, el deseo deslizamiento. El deseo, como noción teórica en este seminario, se parte en 2: el mismo deseo metonímico e interminable y está lo que él llama deseo-en-acto. El deseo se vuelve una noción dúplice, se quiebra en 2 nociones distintas. Aquel deseo que nosotros recordábamos, ese deseo histérico insatisfecho de la dirección de la cura, del deseo interminable, metonímico, el que se deslizaba por las cadenas de la demanda, sufre una torsión porque este cuadro lo está llevando a otro lugar, que es el lugar del actuar. En realidad, muy cerca de la angustia, están los distintos modos del actuar. Los más trabajados por Lacan en este seminario son el pasaje al acto y el acting out, pero el actuar está mencionado como deseo-en-acto, que después aparece como trazado en acto en relación a la pulsión en el Seminario 11, pero todas estas son las formas de la respuesta a la angustia en su relación con el acto, con el actuar en sí.

Pongamos el cuadro a trabajar:
  1. La diagonal. Es virtual, empieza en el 0, en el inicio del movimiento del deseo, atraviesa las distintas crisis subjetivas que implican la inhibición, el síntoma y la angustia, y arribaría a través de esa diagonal al acto. Si el punto cero llega al acto, el cuadro desaparece y tenemos el cero como inicio y final. No ocurre porque tenemos la psicopatología lacaniana.
  2. La angustia es el concepto central, aunque la puso en el ángulo del cuadro. Alrededor están todas las cuestiones ligadas al actuar.
  3. Aparecen nociones novedosas que ocupan los casilleros alrededor del eje freudiano: impedimento y embarazo de un lado, que conduce a una noción psiquiátrica que Lacan está refutando, el pasaje al acto. El pasaje al acto no viene del psicoanálisis. También están las categorías de emoción y turbación que conducen a algo muy conocido, que está en la obra de Freud y que alcanzó en la escuela kleiniana su más alto grado, que es el acting out. Entonces están estos 2 vectores con movimiento envolvente, por un lado y por el otro, dirigiéndose hacia la angustia también.


El eje superior es el eje de la dificultad y el eje vertical es del movimiento. Ambos términos, considero, son absolutamente desacertados. Si uno empieza a atender a estas nociones, tenemos que la palabra movimiento no está en el mismo rango que la palabra dificultad. Lo que vamos a pensar es que este eje llamado “dificultad”, está ligado al FRENADO DEL SUJETO ante el acto del deseo por dificultades que le resultan exteriores. Y al eje vertical lo vamos a llamar eje de AGITACIÓN PSICOFÍSICA.
FRENADO DEL SUJETO EN LO EXTERNO: El primer punto es el impedimento. El impedimento es una noción que ocurre todo el tiempo. ¿Qué los detendría a hacerme una pregunta con el micrófono, por ejemplo? Lo que detiene a cualquiera de los actos cotidianos es la captura narcisisita. Impedimento viene de impedicare, del latín “caer en la trampa”, la trampa de la captura narcisista. Uno, al tomar el micrófono, puede pensar que va a preguntar una pavada. En el camino del deseo, se detiene, mira hacia el costado en el espejo, se ve y dice “Yo no quiero que mi imagen se quiebre”. Para sostener esa imagen en la que me detengo, por las dudas no pregunto. El impedimento es la caída en la trampa del narcisismo. El deseo lleva a salir del narcisismo y a actualizar algo del orden del deseo. Aparece el sujeto rebelado en quien es. Si en el camino al deseo el sujeto se topa con la imagen de sí a la que quiere preservar a toda costa, se ve impedido. Los impedimentos nos atraviesan más allá de la estructura, de la histeria, de la neurosis obsesiva. Por supuesto, el impedimento es muy característico de la fobia. Pero más allá de esto, el impedimento es algo que nos ocurre todo el tiempo.

El sujeto avanza y se topa con sus impedimentos. Supongamos que se anima a seguir adelante y atraviesa la captura narcisista. Sale a escena, es observado, pero queda demasiado expuesto. Supongamos que todos nos miran, nos tropezamos y nos caemos. O al hablar de algunas cuestiones, cometemos un lapsus. O una mujer que se le engancha la ropa al bajar del auto y se le rompe la pollera. Ese segundo fenómeno es ya una salida de la captura narcisista y es lo que Lacan llama el embarazo. Hay que aclarar que los términos Lacan los usa de modo muy específico. Nosotros en la vida cotidiana los utilizamos de manera inespecífica. En castellano la palabra embarazo está más ligada a la preñez de la mujer. También lo podemos usar en sentido de sentirse embarazado por algo que ocurrió y este es el sentido que le quiere dar Lacan. Embarazo es salir del impedimento, salir a escena y toparse con algún ideal, con alguna exigencia superyoica que nos parte por la mitad.

Supongamos que alguien estaba impedido de estudiar canto. Se anima, sale del impedimento y tiene que cantar una canción frente al público, donde el instrumento es la propia voz. Entonces, supongamos que canta y desafina porque se pone nervioso o le da vergüenza. Hay ahí muchas miradas sobre ese que salió del impedimento y de la captura narcisista (o sea, a una dimensión más deseante), pero se arriesga a pasar por momentos de embarazo. Embarazo viene de que le cae la barra encima y parte al sujeto por la mitad: desafina delante del público. ¿Cuál sería el movimiento siguiente? ¡Que lo trague la tierra! Y ahí viene la segunda conclusión del pasaje al acto. Por eso digo que la palabra dificultad no me dice nada, yo diría que el sujeto sale de su escondrijo, sale del impedimento, se arriesga al embarazo y cuando le va mal se topa con la necesidad de salir de la escena violentamente, en un pasaje al acto. Entonces, este eje curvo de dificultad - embarazo - pasaje al acto es el eje del frenado del sujeto en lo externo. ¿Agarro el micrófono o no lo hago? ¿Empiezo a estudiar canto o no? ¿Me arriesgo al embarazo? ¿Salgo corriendo de la escena y huyo? Esta secuencia viene eslabonada una con la otra y es la secuencia del posible frenado del sujeto ante el camino de su deseo. Pero es una secuencia que se hace en base a algo exterior.  

AGITACIÓN PSICOFÍSICA: Lo primero que nos topamos es con lo que Lacan llama emoción. El término para nosotros se relaciona más con los sentimientos como cuando estamos poseídos por algo. Él dice que a la emoción hay que agregarle un toquecito goldsteniano. Kurt Goldstein fue un psiquiatra americano que le hacía entrevistas a los ex-combatientes de la Guerra. Luego de años de haber terminado la guerra, Kurt Goldstein les hacía unas entrevistas donde empezaba suavecito, pero tarde o temprano llegaba a que hablaran del trauma, de cómo fue que perdieron la pierna, por ejemplo. Él decía que cuando se llegaba a ese punto, se producía lo que se llamaba una reacción catastrófica. El sujeto, que parecía muy entero en su silla de ruedas, años después de terminada la guerra (años 60), cuando Goldstein llegaba a ese punto los sujetos se desmoronaban. Lacan dice, si bien habla de emoción, que para entender mejor esto hay que agregarle un toquecito goldsteniano. Se refiere a Kurt Goldstein el de la reacción catastrófica. El psiquiatra, que le hacía reportajes a los sobrevivientes, a los mutilados, esperaba a que bajaran la guardia y ahí les hablaba del trauma y él notaba que se desmoronaban, se agrietaban, perdían el color o sea, sufrían intensamente, rememorando traumáticamente y vivenciando los momentos de su pérdida en ese momento de la guerra, habiendo pasado muchos años. Cuando pasa esto, el yo sufre una especie de conmoción. Podemos entender la emoción como algo que nos perturba, nos inunda… Pero es muy inespecífico. Acá se tratan de emociones catastróficas, que van en la línea de los sufrimientos.

Si la emoción prosigue, va a un segundo término que se ha traducido como turbación. En francés es émoi. Quiere decir “caída de la potencia”. Lacan habla de esto también en el seminario VII. Émoi es cuando ocurre algo que hace que nos quedemos sin recursos subjetivos. Se tratan de esas situaciones donde alguien se confronta a una potencia emergente que le resta toda posibilidad de sostenerse. Podría caer desmayado, o que se le caiga un vaso. Si fuera una relación sexual, podría ser perder la erección. Si fuera que está sosteniendo un objeto, se le cae. El émoi es caída de la potencia. En la traducción castellana se lo tradujo turbación, pero no nos dice absolutamente nada. De hecho, nuestros pacientes pueden referirse a estos términos, pero refiriéndose a otra cosa. Hay que tener cuidado con la utilización cotidiana de los términos, porque tenemos que entender a qué se refiere Lacan con estas nociones.

Si primero se agitó emocionalmente, luego avanzó hasta un elemento que lo turba y le hace caer la potencia, la posibilidad de sostenerse. Cuando siente que se derrumba, que se desmaya, el sujeto va a sentir que lo traga la tierra. Quiere reingresar en la escena y entra en acting-out. El acting out es un reingreso en la escena, mientras que el pasaje al acto es una salida de la escena. En el acting-out hay convocatoria al Otro, porque el sujeto se siente derrumbarse y cuando se está por caer convoca al Otro. Como ven, los 3 términos vuelven a estar emparentados. Lo que pasa es que donde antes teníamos el movimiento de frenado del sujeto hacia el exterior y acá tenemos la agitación psicofísica en el interior del sujeto. Los fenómenos de este vector de la emoción, la turbación y el acting out conciernen a algo que les pasa en el interior. En vez de poner movimiento, que no me dice nada, yo prefiero pensar en una especie de agitación interna, psicofísica, que el sujeto no puede superar. Ambos vectores se complementan: agitación psicofísica por un lado y frenado del sujeto en sus actos por el otro.

Intentos de suicidio. Los intentos de suicidio son actos que no se pueden interpretar al modo del sueño. Cuando la joven homosexual se tira a las vías, Freud lo toma como una formación del inconsciente. Hace la relación entre caer, parir, etc. como si fuera un sueño. Pero una cosa es que alguien sueñe que cae por una baranda y uno tome el relato del sueño y lo descifre, y otra cosa es que alguien efectivamente se tire por la baranda, lo cual está más del lado del acto que de la formación del inconsciente. Freud reduce según su método a que todas las conductas del sujeto a descifrados significantes posibles. Este cuadro no es de descifrado, no hay ninguna formación del inconsciente acá. Cuando a alguien le dicen algo terrible en una reunión y se le cae el vaso al suelo, a nadie se le ocurre preguntarle qué asocia con vaso. No tiene nada que ver con la cadena significante. Este cuadro está ligado al actuar y a la presencia del objeto en el nivel de la presentificación de la angustia. Está más ligado al acto, al fantasma y a la angustia, no al descifrado de las formaciones del inconsciente.

Los intentos de suicidio son actos y no formaciones del inconsciente. Si ustedes piensan en el intento de suicidio, se haya matado el sujeto o no, no es lo mismo pensarlo como acting-out que como pasaje al acto. Si alguien se va al cuarto de al lado y se trata de abrir las venas con una cucharita habiendo 17 personas en el otro cuarto, es probable que eso sea un acting out, que está dirigido a un Otro al cual le está diciendo “siento que me traga la tierra, necesito que me agarren fuerte y me traigan a la escena de nuevo”. Ahora, el resultado del acto puede ser que igual se muera haciendo eso, pero no es lo que nos interesa acá. La posición del sujeto en el acting-out es de reingreso en la escena. En el acting out hay una convocatoria. El acting out cleptómano busca la mirada del Otro, sino sería un chorro. Al cleptómano lo ve todo el mundo y está convocando ser visto. En el acting hay un pedido de volver a ingresar en la cadena.

En el pasaje al acto, ya no hay Otro. Se trata de que lo trague la tierra, entonces si alguien se va a otra ciudad, se alquila un cuarto de hotel y se pega un tiro con una escopeta para matarse, ese no está dirigiendo ninguna demanda y no es un acting out. Si de todas formas no logra matarse porque la escopeta se traba, es otra cosa. En un intento de suicidio al modo pasaje al acto, no hay demanda dirigida, por lo que el sujeto ya no soporta su inserción en el Otro y quiere que lo trague la tierra, saliendo de la escena. En el pasaje al acto hay una renuncia al establecimiento del sujeto dentro del campo del Otro.

Hay que evaluar en qué condiciones se da estos actuares para poder definir de qué hablamos, incluso para determinar la gravedad. Los actings pueden ser muy destructivos, porque pueden salir mal. La descripción de las conductas no nos dice por sí misma lo que está pasando. La posición del sujeto se define a través de sus dichos.

Este cuadro tiene diverso valor para el psicoanálisis. La utilidad, a fines de que un análisis se instale, es diverso. Lacan sitúa al embarazo como cercano a la entrada en análisis. Es decir, en el momento en el cual concluyen las entrevistas preliminares y el sujeto se enfrenta a algunas cuestiones de lo personal que lo embarazan, que lo avergüenzan, que lo conmocionan, es una vergüenza productiva que hace que pueda entrar en análisis. Lacan le da más valor al embarazo que a la turbación, si bien la turbación se da en la vida cotidiana constantemente.

Si un analizante, al modo de transferencia negativa, hace un acting dentro de la conducta actuada en transferencia, como dice Lacan, en la transferencia salvaje hay que meter al caballo en el picadero. Hay que tomar la transferencia y trabajar sobre ella. Hay nociones dentro de este cuadro que a Lacan le parecen más útiles para el trabajo analítico que otras. El pasaje al acto no es una de ellas y la turbación tampoco. La emoción de Goldstein tampoco.

Por supuesto, entre nosotros, este cuadro es un poco desprolijo. El impedimento está al lado de la inhibición, el síntoma está ahí en el medio… Hay cosas que Lacan mucho no explica. Este cuadro a él le sirvió para lanzar un montón de nociones. Lo trabajó durante un par de clases, luego lo dejó por otras ocho clases en suspenso. En el seminario, él trabaja pasaje al acto y acting-out, trabaja Dora y la joven homosexual, y luego explica el cuadro en la neurosis obsesiva, no en la histeria. Trabaja el cuadro en relación a la pulsión escópica en la neurosis obsesiva.

Pregunta: ¿Podrías ubicar la depresión en este cuadro?
R.Y.: Me parece que la depresión se trata de un sujeto que se para al borde de los actos del deseo y no encuentra en los objetos del mundo ninguna motivación para ingresar al mundo a desear. La depresión se sitúa antes del punto 0 del deseo. El depresivo se pregunta para qué, si no vale la pena. Se sitúa en el borde externo de la psicopatología de la vida cotidiana. Hay que tener un poco de agallas para meterse con el cuadro, a mi me parece que la depresión queda fuera del cuadro.

La palabra que no aparece en este cuadro es la satisfacción pulsional. En un alto grado de realización pulsional, que uno lo puede pensar como un trazado en acto. Si después que el sujeto realiza el acto y viene angustiado, sería otra cosa. Yo no llamaría acto a eso, como los que fracasan al triunfar. Hay algo que el sujeto no está asumiendo como acto él mismo, sino no quedaría terriblemente angustiado.

Supongamos que hay alguien que los padres querían que fuera médico y el muchacho descubre que le encanta cantar. Da su primer show y le va muy bien. Pero cuanto mejor canta, más queda desprendido del campo del Otro, ya no tiene que ver con el padre y la madre. En un primer show, la realización pulsional está acompañada por un padecimiento del Otro. Cuanto mejor canta él, más huérfano es, está solo en el escenario él con su pulsión, gozando de lo que puede producir cuando canta. Ahí la angustia no es ante la propia pulsión, sino ante la caída del Otro.

Pregunta: Entre el deseo y el goce, está la angustia en el medio.
R.Y.: Si el goce de la satisfacción pulsional está ligado al acto, al trazado en acto pulsional, algo de la angustia tiene que ser resuelto para que el sujeto alcance el goce pulsional más allá de un deseo que se meramente metonimia. Lo que pasa es que este deseo, en la medida que es un deseo en acto, se hace deseo cargado de pulsión.

Pregunta: ¿Cómo entender la inhibición como síntoma puesto en el museo?
R.Y.: El impedimento, que está al lado de la inhibición, es cuestión de todos los días. La inhibición es un listado clasificatorio de los impedimentos. El impedimento, puesto en el museo, es la inhibición.

miércoles, 12 de julio de 2017

Clínica de la fobia: Nuevas modalidades.


Apuntes de la conferencia dictada por Raul yafar el 8/09/2015.
Estuve tratando de perfeccionar algunas cosas posteriores a los libros que escribí, que se sintetizan en un cuadro, al que fui agregándole una cantidad de referencias con el correr del tiempo, a partir de preguntas y de comentarios que me iban haciendo de distintas conferencias que fui dando respecto al tema.
El intento es transmitirles ese esquema básico que intenta cubrir el amplio campo de las manifestaciones de la fobia, la génesis de la angustia, las pesadillas (que no es un tema demasiado tratado) y cómo se relaciona esto con el síntoma. Yo me voy a parar en las conferencias freudianas y lacanianas, pero quisiera presentar un esquema general de todo lo que es la clínica de las fobias y sus relaciones entre sí. Cuando tengamos armado el esquema, de algún modo se arma una especie de enlace de relaciones posibles, que habría que seguir explorando en cada uno de los casilleros.
El esquema básico que yo armé tiene 8 casilleros y me puse a pensar en qué vincula cada casillero entre sí. La primera relación a tener en cuenta me parece que es la diferencia entre neurosis actuales y neurosis de transferencia. Ustedes saben que Freud menciona muy pocas veces esto y que el psicoanálisis sensiblemente se ocupa más de las neurosis de transferencia, aunque en los primeros textos de Freud las neurosis actuales aparecen muy privilegiadas. Los temas clínicos freudianos iniciales hasta los grandes libros temáticos sobre las formaciones del inconsciente, inicialmente están referidos a los grandes cuadros de las neurosis actuales. Textos de cómo diferenciar la neurosis de angustia de la neurastenia, textos de 1890 hasta fines de S. XIX.
Estos cuadros suenan parecidos pero son bien distintos: la neurosis de angustia y la histeria de angustia. Freud no parte del término fobia, sino de la histeria de angustia. Histeria de angustia no es un término freudiano, pero él la define como la neurosis que se desarrolla cada vez más en el sentido de la fobia. Es decir, es la neurosis que se desliza, que va por una especie de camino obligado, que conduce a la fobia. Pero la fobia es un derivado, pero no el origen. El término originario era histeria de angustia. Recuerden que la neurosis de angustia es parte de las neurosis actuales, como la neurastenia, que Freud las divide y luego agrega la hipocondría, que realmente es bastante distinto. Freud estaba obligado, pues en su época se solía amalgamar y porque las manifestaciones son muy complementarias y relacionadas a la insatisfacción de la vida sexual, se solía amalgamar a la neurastenia a la neurosis de angustia y Freud divide. Entonces, tenemos la primera pregunta para hacernos: ¿Qué diferencia la neurosis actual, como lo es la neurosis de angustia, de una histeria de angustia, que ya nos introduce al terreno de las neurosis de transferencia? Recuerden que Freud dice por ahí que las neurosis obsesiva es un dialecto de la histeria. Eso quiere decir que las 3 neurosis están amalgamadas en la neurosis de transferencia en torno a los términos de la histeria. La diferencia esencial a la que va llegando Freud es que psicoanalíticamente lo va llevando hacia la histeria de angustia. Hay varias diferencias, pero en el caso de la histeria de angustia:
  • Hay representaciones reprimidas. No las hay en las neurosis actuales, en este caso la neurosis de angustia. Como hay representaciones reprimidas, puede haber significaciones posibles del síntoma.
  • En la histeria de angustia hay realidad psíquica, hay otra escena.
  • En la histeria de angustia hay posibilidad de transferencia. En las neurosis actuales como no está esta posibilidad. Hay una suposición de saber encontrar a través de la asociación libre ya que hay una formación del inconsciente.
Esto nos da a lugar a preguntarnos si las neurosis actuales puede ser tratadas desde el psicoanálisis, como les decía hace un ratito, porque Freud se va deslizando a una clínica orientada a las neurosis de transferencia. En términos más lacanianos, hay una elección entre ser y sentido. La neurosis de angustia se relaciona más por el lado del ser y la histeria de angustia, la suposición del saber lleva a la búsqueda del sentido. Es decir, a la significación de los síntomas.
Estas son las pequeñas notas que puede encontrar en Freud sobre las diferencias que explican este vector entre el pasaje de las neurosis actuales hacia a las neurosis de transferencia. A este vector le tenemos que poner un signo de interrogación. Si se trata de que ese pasaje en necesario y posible para la entrada a un análisis, o son 2 cuadros que en realidad no tienen posibilidad de enlazarse. Esta es una de las preguntas.
Ya vimos los primeros 2 casilleros básicos. Yo hago una distinción entre lo que se conoce como agudo y crónico, pero a mí me parece mejor calificarlo como “episodios” de un cuadro y “estados” del mismo. El estado se instala, se instituye a través del tiempo. Ese estado es lo que en medicina se llama la cronificación, mientras que el episodio es más agudo. Cada uno de estos cuadros de la neurosis de angustia y la histeria de angustia tiene como tal, una manifestación episódica y una manifestación que define un estado, mantenido a lo largo del tiempo.
El episodio agudo de la neurosis de angustia, muy bien descrito por Freud y por los autores de su época, de la psiquiatría naciente de la época, las caracterizaciones polimorfas que tienen las crisis agudas de angustia, dentro del cuadro de neurosis de angustia. Esas descripciones son iguales a lo que ahora se llaman ataques de pánico. Lo que Freud caracteriza como neurosis de angustia, dentro de la neurosis de angustia como una de sus manifestaciones puntuales y agudas, es exactamente igual a la descripción actual del ataque de pánico. Esto no es pasible de transferencia en las conceptualizaciones de Freud. De todos modos, no quiero decir que porque ya lo haya dicho Freud, hablar de pánico no tenga su valor, porque el pánico define un estado que intenta diferenciarse del miedo o de una fobia. Es algo que apunta más a una manifestación aguda, puntual, abrupta. Así que con la palabra “pánico”, podríamos incluso buscar sus orígenes en lo que es la palabra “pan”, que tiene que ver con manifestaciones del tipo religioso.
Vamos a pasar, dentro de la misma neurosis de angustia, en las neurosis actuales, a cuando ya se configura cierto andamiaje que solemos llamar fóbico pero habría que poner en tela de juicio si la palabra fobia le cabe: las llamadas fobias del espacio. Agorafobia, claustrofobia, temores a las alturas, vértigos. Se las suele llamar, en las exploraciones post-lacanianas, “fobias lacanianas”. Mientras que el síntoma clásico fóbico freudiano son habitualmente las zoofobias infantiles y no tan infantiles. ¿Por qué se las llama fobias lacanianas? Porque atañen más a la temática de cómo se arma el espacio a raíz de todos los estudios de Lacan sobre el Estadio del Espejo, el tema de la mirada, de la pulsión escópica, la angustia escópica y las exploraciones cómo caracterizar los fenómenos de la consciencia. Ustedes saben que sobre la consciencia Freud tenía un escrito en la metapsicología que nunca se encontró. Aparentemente lo quemó. Los textos metapsicológicos son 5, pero originalmente eran 12. Hay 7 que se perdieron, uno se reencontró hace poco, pero había uno sobre la consciencia, que nunca se encontró.
En Lacan hay toda una exploración del tema de la consciencia y lo escópico, que la tienen en las 4 o 5 clases dedicadas en el S. XI de los 4 conceptos al tema de la pintura. Él investiga ahí la relación entre la pulsión escópica y la consciencia. Dado a que eso lo lleva a pensar cómo está constituido el imaginario humano, cómo se constituye. En las fobias llamadas espaciales o las fobias lacanianas, tienen ahí una configuración deficitaria del espacio como tal. Yo lo que digo es que si uno reserva la palabra fobia para esta definición de Freud, que es la histeria de angustia la que se desarrolla cada vez más  en el sentido de la fobia, no le cabría los cuadros si bien llamamos agorafobia y claustrofobia, no le cabría exactamente en el sentido sintomático a estas manifestaciones la palabra fobia como tal. Pero todavía no se me ocurrió ninguna denominación para ellas, así que las seguimos llamando fobias del espacio. Algún parentesco tienen porque las seguimos llamando así.
¿Cuál es la diferencia esencial? El síntoma freudiano, la fobia, la que se desarrolla a partir de la histeria de angustia, Es un síntoma en el que hay un significante, el significante fobígeno, en torno al cual gira y hace base rotatoria todo lo que sigue. Hay un punto de apoyo, hay un cablea tierra que permite hablar de síntoma y de significante del síntoma. Por lo tanto, hay un descifrado posible.
En la fobia del espacio no está el significante. Esto no quiere decir que Freud no haya pretendido encontrarlo. Esta distinción que yo hago en 2 casilleros no se encuentra en Freud. Cuando Freud piensa una agorafobia, el temor a salir a los espacios abiertos, hacia el exterior, hacia la calle, piensa que detrás hay una significación, otra escena, un temor a la prostitución, a la violación. Piensa en mujeres agorafóbicas que temen al espacio del afuera porque afuera hay algún componente fantasmático que está estanco. Entonces tiende a igualar y pensarlas como síntomas al estilo freudiano. Así como Juanito temía que el caballo lo muerda y eso remitía a que el caballo era el padre, bueno, una agorafóbica que no puede salir a la calle tal vez teme a una escena fantasmática de violación. Pero es la teoría la que viene a adosar ahí donde no hay un significante fobígeno, que sería el caballo en el caso de Juanito, la que viene a adosar allí una significación. Yo estoy pensando a las fobias del espacio como cuadros más deficitarios en el sentido que ya en el espejo, como tal en la configuración del yo, hay algo de las coordenadas espaciales que se pierde como tal y es el imaginario el que queda fallado. Hay una falla que se produce en los estadios pre-yoicos, en los pasos que conducen hacia ese nuevo apto psíquico que funda el yo, tal vez allí hay algo para con respectos a esas coordenadas espaciales que desde el punto de vista de Lacan eran como el basamento del psiquismo. Para Lacan son las conquistas de las coordenadas espaciales, que son una conquista del sujeto, que puede ocurrir bien o de manera deficitaria de acuerdo a cómo le haya ido en el estadio del espejo.
Ahora, aún dentro de la histeria de angustia, cuando se ha establecido la posibilidad de análisis y de transferencia por lo tanto, no siempre tenemos síntomas específicos con un significante fobígeno, lo cual no quiere decir que estemos en el terreno de los déficits yoicos. Tenemos otro cuadro, que son las estrategias del deseo. Lacan hay muchas veces que considera que las neurosis son 2: la histeria y la neurosis obsesiva. Y otras veces considera que son 3, incluyendo a la fobia. Cuando piensa que son 3, que es por ahí donde evoluciona el pensamiento post-lacaniano, de que sean 3 neurosis como también hablan los textos actuales, dice que:
  • En la histeria está el deseo insatisfecho.
  • En la neurosis obsesiva, el deseo imposible.
  • En la fobia, el deseo prevenido.
Dentro de las estrategias de lo que Lacan va a llamar en el seminario de la angustia el deseo-defensa, diferente al deseo neurótico del que venía hablando anteriormente. Recién en el seminario de la angustia Lacan divide al deseo en 2 dimensiones distintas.
Deseo defensivo. Este deseo defiende de otro deseo. Se trata de un deseo que corre metonímicamente, insatisfecho, prevenido, imposibilitado, pero es una defensa de la angustia. Y la angustia está más relacionada con el actuar.
Deseo en acto. Este sintagma va desapareciendo, mientras que aparece el concepto de acting en los seminarios posteriores. El pasaje al acto también aparece como deseo en acto.
En la fobia, ustedes tienen dentro de un posicionamiento deseante, defensivo pero deseante, al deseo prevenido. No siempre un fóbico tiene por qué tener un síntoma al sentido freudiano, un significante fobígeno, sino que puede tener un posicionamiento en relación al deseo, por lo tanto en relación al goce, prevenido. Y eso implica, si bien es un estado, que sea capaz de transferencia y que esté dentro de un derivado de la histeria de la angustia. Mientras que lo que llamé “Las fobias del espacio”, son cuadros mucho más graves, con una distorsión del yo mucho más profunda.
Para terminar el cuadro básico, me pareció que valía la pena agregar el tema de la pesadilla como una forma de estos sueños de la angustia. Los sueños de la angustia son múltiples, hay varios tipos de sueños de la angustia. La pesadilla es una forma de sueño de angustia, es una formación onírica que aparece a partir de cierta fecha, se la puede datar, porque no tuvo pesadillas siempre. Pesadilla en inglés nightmare, que quiere decir “la yegua de la noche”. Las pesadillas, según un libro clásico que es “La Pesadilla” de Jones en biógrafo de Freud,  quien tiene un libro muy erudito sobre rastrear la pesadilla y él la ve como una especie de fobia nocturna, onírica, así como la fobia podría ser una pesadilla diurna. La caracterización que hace de las pesadillas, de las que nacen en el medioevo en conventos, monasterios, donde los mojes y las monjas tienen sueños donde son poseídos por demonios, que son muy angustiosos pero de un alto nivel de erotización. Esos demonios, los íncubos y los súcubos de esos sueños, aparecen en determinada época. El contenido es bastante escenográfico, bastante fantasmático y remite a todo tipo de escena de seducción que podemos encontrar en la clínica de la histeria.
Yo decidí agregar el concepto de pesadillas post-modernas, porque me parece escuchar en algunos pacientes contenidos pesadillescos, escenarios de angustia, pero en un nivel de falta de encarnadura donde no aparece el componente de la otra escena del inconsciente. Sueños de caída vertiginosa interminable, sueños de oscuridades imposibles de ser atravesadas (de negrura), sueños que parecen anunciar que nunca van a terminar (falta de fin)  y que se van a seguir soñando para siempre. O sea, el vacío que también encontramos en los ataques de pánico, y la vaciedad que encontramos en el sentido, en la significación ligada al sueño.
Al cuadro que yo hice, yo le agregué vectores, pero uno podría trazar otros vectores y haciendo preguntas. Una fuerte es esta de que para poder conducir un análisis ¿será necesario que una neurosis de angustia devenga en una histeria de angustia? ¿La entrada del análisis pasará por allí? ¿O son 2 cuadros que nada tienen que ver uno con el otro? ¿Cuáles son las relaciones entre la constitución del espacio de la neurosis de angustia, como tal? ¿Es un cuadro que se puede relacionar como otro de los de acá, o es un cuadro que deriva de otro lado? Yo tengo ciertas dudas respecto a si se puede relacionar las fobias del espacio con las neurosis d angustia. Pero lo que pasa es que si lo saco de acá no sé dónde ponerlo… Lo otro es si alguna fobia lacaniana puede devenir en un síntoma freudiano encontrando algún significante fobígeno. Si ustedes leen al detalle cómo se arma el síntoma de Juanito, van a ver que empieza con manifestaciones agorafóbicas, pero que duran muy poquito. Yo detecté, leyendo la descripción al detalle, de esos 15 renglones donde el padre le cuenta a Freud cómo se armó el síntoma de fobia a los caballos, y van a ver que tienen varios ítems intermedios, que son 6 o 7, que se van enhebrando unos con otros, pero la primera manifestación es que él no puede salir a la calle. Después se encuentra con el caballo, que por supuesto había en los carruajes de Viena, pero eso ocurre uno o 2 días después. Hay ahí un par de días en que el síntoma todavía no es freudiano. Por supuesto, hay suficiente juego significante y solidez en el aporte del Otro para un niño de la riqueza simbólica  como era Hans, como para que él pueda encontrar en su bestiario, es decir, en su zoológico personal, algún animalito que le preste un significante como para armar el síntoma en el sentido freudiano. Pero al principio empieza brevemente como una fobia al espacio. Rápidamente el niño se agarra al miedo al caballo.
¿Saben cómo es la historia del caballo en relación al Freud? Freud era muy amigo del padre, tenía como 15 años más que él. El nombre de Hans era Herbert Graff, quien después fue director de escena de ópera y fue el que luego inventó lo que hoy llamamos escenografía. El padre, Max Graff, era un discípulo de Freud que iba a las reuniones de los miércoles. Hans cumple 5 años, en enero, y la fobia se desarrolla a esa edad en 4 meses y termina el 2 de mayo, es decir, es la fobia a los caballos de un niño que dura 4 meses. Cuando Hans cumple 4 años, Freud le regala un caballo de madera y cuenta en sus memorias, Herbert Graff, que ellos vivían en un 4º piso por escalera. Entonces Freud, que ya tenía como 65 años, se cargó el caballo en la espalda y lo subió 4 pisos para darle el regalo de cumpleaños al niño. ¿Cómo se dice caballo en alemán?
Caballo → Pferd →  Freud
Pferd es parecido a Freud, entonces tienen un niño que recibió una referencia ideológica importante para su padre, que era Freud su maestro, recibió de ese hombre su regalo de cumpleaños, unos meses antes, un caballo de madera y el nombre de Freud resuena parecido a la palabra caballo en alemán. El niño tiene un tejido simbólico familiar del cual extraer rápidamente, aunque empiece como una agorafobia, rápidamente un significante para armar la fobia  a los caballos. Esto después se amplía, pasa al carro, a otros animales como la cigüeña, aparece la jirafa, que son los animales posibles de los que dispone dentro de su infancia.
Esto es una muestra que uno puede empezar por una fobia lacaniana y conducir hacia un síntoma freudiano. Podría ser una dirección de la cura posible, pensar si algún significante pudiera hacer de cable a tierra en una agorafobia. Es un cuadro, donde les vengo a repetir, las formas espaciales se disuelven.
En la estrategia prevenida del deseo, tengan en cuenta idea de Lacan, que realmente produce un giro fuertísimo en su concepción del deseo, en el seminario de la angustia, de tomar al deseo como una defensa del real de la pulsión y de la muerte. Es decir, el deseo es la defensa de la pulsión y la contraposición entre pulsión y los efectos de la pulsión sobre el yo.
El mecanismo fundamental de la estrategia prevenida del deseo es la falta de asimilación del posible trazado pulsional. El sujeto se previene de un trazado pulsional que no podría incorporar porque no se lo puede hacer propio y se refugia en la identificación yoica, previniéndose de aquello que acontecería si pasase al terreno de la pulsión. Por ejemplo, si un fóbico tuviera que entrar en un negocio a comprar un objeto, lo pospondría para otro día, merodea por el negocio, no termina de entrar, entra y saca número, se empieza a aponer nervioso, empieza a traspirar… Si llegara al mostrador, estaría muy atento a cómo es mirado, si lo seduce, si lo rechaza, si es agresivo, etc. Todo ese conglomerado de cuestiones hace a la imposibilidad de sostener su gesto de entrar a un negocio, sacar un número, esperar, acercarse al mostrador, pedir lo que necesita, obviar eso y tomar el objeto, adquirirlo y quedándoselo. Todo eso es una moción pulsional. Así como lo ves, hacer el fort-da. Es decir, uno podría en la neurosis hablar de una clínica global del fort-da. Es arrojar el objeto y tomar lo que le corresponde. Cuando el niño juega al fort-da, se constituye como sujeto del juego. Si alguien entra a una ferretería, pide un objeto y lo compra, se hace sujeto sujetado a su propia moción pulsional de ese objeto que necesitaba. Ese objeto del que se apropia, después lo puede disfrutar, le da un goce pulsional. La fobia aparece como una defensa de ese ser oculto difícilmente asimilable. Entonces, tiene el objeto que había comprado, pero lo puede tener guardado por años sin usarlo. La prevención es prevención de un goce pulsional que no podría ser apropiado. Freud dice en “El yo y el Ello” que cuando las cosas funcionan bien, entre el yo y el ello no hay distinción. Es un breve párrafo pero muy precioso. Cuando las cosas funcionan, el yo se apropia, el jinete se apropia del caballo y se transforma en un centauro. La energía de la pulsión la hace propia, es de él. Toma esa energía y por lo tanto se vuelve en indistinción entre el yo y el ello. El texto se llama “El yo y el ello” porque contrapone 2 instancias de difícil amalgama. Pero si el sujeto cabalgase sobre su potrillo, no debería sentir angustia. No tendría por qué refugiarse en una de las estrategias del deseo neuróticas como la prevención. Este estilo de posicionamiento, no implica un síntoma en el estilo freudiano, una fobia donde podemos encontrar el significante. Puede ser un estilo del posicionamiento frente al deseo.
Unas palabras sobre el diagnóstico diferencial: estos cuadros son tan polimorfos que yo podría armar un pizarrón entero con las investigaciones, también sobre las manifestaciones de la neurosis obsesiva y la histeria. El cuadro de las manifestaciones de los miedos, las pesadillas, es amplio, que es importantísimo porque gran parte de nuestros pacientes podrían ser enrolados dentro de este cuadro. No sé si vemos tan frecuentemente las histerias llenas de síntomas como en otra época, o si hay síntomas obsesivos en pacientes que vienen a análisis. Lo que nosotros vemos por un lado o por el otro, son pacientes que parecen obsesivos, pero cuando se desarrolla el análisis se va viendo que tienen un posicionamiento fóbico. O histerias que más allá de ciertos síntomas puntuales, en realidad son grandes fobias.
Lo que yo quería marcar es que hay algunos términos con los que hay que tener cuidado. En Tótem y tabú Freud habla de las fobias de contacto, las llama fobias, pero en realidad son manifestaciones obsesivas. Todas las ideas de contaminación, las ideas de suciedad, están muy ligadas a la neurosis obsesiva.
Por otro lado, a veces escucho que los fóbicos son calificados de histéricos pero porque tienen muchos ensueños histéricos. Es decir, todas las escenografías en las cuales pueden introducirse, aparecen en sus ensueños diurnos desarrollados. El mismo fóbico, que jamás subiría a un escenario, imagina que es un gran artista y esto puede traer escenas o ensueños diurnos, pero que son restitutivos de su yo. Pero si sube a un escenario, no puede sostenerse, se derrumba. No es tan sencillo soportar la mirada del Otro para un fóbico.
Hay ciertas aparentes melancolías que son melancolizaciones de fobias. Cuando la fobia es crónica y dura décadas, en ese sujeto que se mantuvo muy refugiado, desarrolla una melancolización, pero no es una melancolía. Se empiezan a analizar, se dinamizan y el cuadro melancólico se disuelve y rápidamente aparece la condición fóbica que hay detrás.
Por otro lado, el fóbico, que está más cerca de la angustia, puede tener acting-outs realmente muy fuertes que pueden necesitar un diagnóstico diferencial con la perversión. Es decir, un fóbico se puede poner en contra-fóbico y puede terminar metido en escenarios que parecen perversos, pero que en realidad son acting-out. Hay un ejemplo de Lacan en el S. IV, que habla de una perversión transitoria en un análisis. En realidad es un paciente muy fóbico que en el medio del análisis encuentra un goce voyeurista en el que espía por un agujero en el baño de varones de un cine, espiando a las mujeres que estaban en el otro baño, viéndolas orinar. Se excita y se masturba pensando y fantaseando por lo que ve por el agujero de la pared. Pero es una configuración que se arma en el análisis, dura unos pocos meses y basta que uno de los guardias de la boletería lo pesque en el baño, para que se disuelva totalmente. Eso no ocurre en la perversión verdadera. En realidad es un actino out que resuena a perversión, pero no lo es.
Por último, quisiera hacer una diferenciación fuerte entre la fobia y la paranoia. Cuando alguien está angustiado, tomado por la angustia, puede tener muchas ideas paranoides o persecutorias y puede ser muy escandalosa la interpretación de ese sujeto. Pero eso no quiere decir que sea una estructura paranoica.
Pregunta: ¿Cómo abordar aquellos cuadros donde no hay transferencia?
R.Y.: Winnicot decía que cuando no podía hacer psicoanálisis, hago otra cosa. Es decir, si se puede configurar las coordenadas de un análisis clásico, se puede hacer. Sino, hay que hacer otra cosa. Supongamos que alguien trabaja en un lugar y se trata de una persona que no puede salir fácilmente de su casa. Se busca un trabajo que le queda a una cuadra y media. Entonces, durante 15 años hace el mismo camino y llega a su trabajo. Eso está configurado y lo puede sostener. Supongamos que ese trabajo cierra porque se muda para otro lado. Esa persona tiene que renunciar al trabajo, así como si el analista vivía ahí cerca y se mudó de barrio, no puede ir más a análisis. Resulta que todos tenemos instalados un GPS, que está funcionando todo el tiempo, orientándonos espacialmente y definiendo coordenadas. Por ejemplo, cuando nos mudamos, nosotros disolvemos nuestro hogar, siendo el peor momento cuando cerramos la puerta y vemos el departamento vacío. El instante donde ya se disolvió el hogar y se volvió un mero hábitat, nos subimos a la mudanza corriendo a controlar el nuevo domicilio, donde bajamos las cosas y después tratamos de acomodar todo rápidamente. Ahí estamos tratando de redimensionar lo que es nuestro hogar. Ahora, debemos dar recursos a este GPS.
En el ejemplo anterior de que alguien tiene un trabajo y le cambia las coordenadas, si el GPS funciona, reconfigura. Si no podés salir más a la calle, Freud tendería a pensar en una escena de ser robado, raptado, violado, en la calle. Si uno lo piensa como algo mucho más grave, diríamos que el GPS no funciona. Una dirección de la cura posible sería ayudar a ese sujeto a que reconfigure ese GPS. Por ejemplo, les hago una serie de preguntas: Cuando usted baja y se para en frente de la puerta, ¿qué tiene en frente?” “¿Qué pasaba en la esquina cuando iba al trabajo que quedaba a una cuadra y media?” El paciente va a responder con lo que hay, pero el paciente no puede ir más allá. Si uno insiste, el paciente se imagina en ese lugar, así que ya estamos más cerca del trabajo. Un trabajo posible sería trabajar sobre las coordenadas espaciales como tal, fortaleciéndolas, poniendo en juego ciertos eslabones, extrayendo, preguntando. “¿Por qué mañana no va y se fija que hay en la esquina?” Estamos hablando de alguien que apenas se puede mover de la casa, no que está sentado en el diván y trae 14 sueños. Interpretar que detrás de eso hay otra escena, es una forma de no ayudarlo. En lugar del análisis, conviene hacer otras cosas, como crear las coordenadas posibles para fortalecer ese GPS y que le permita ampliar ese imaginario. ¿Por qué no intenta ir hasta la esquina? Y después me cuenta la semana que viene. Entonces, para ese sujeto el mundo se empieza a ampliar. Esto se trataría de una inhibición más allá del terreno de toda simbolización posible, pero estamos hablando de alguien carenciado que precisa de un fortalecimiento de los eslabones simbólicos que configuran su yo para que no se disuelva en el espacio, en una sensación de que el mundo se lo traga si en vez de ir hacia la izquierda de su casa, va hacia la derecha. No estamos actuando en el terreno de descifrar, sino en el terreno de reconstituir y ampliar.
Pregunta: ¿Podés ampliar algo del estadío del espejo en relación a la fobia?
R.Y.: Me parece que la idea de Lacan en el S. XI, en esas 4 o 5 charlas que son famosas porque se habla de la estructura, dentro de los 4 conceptos o fundamentos del psicoanálisis que trata en ese seminario. Cuando termina los 2 primeros conceptos que son inconsciente y repetición, muere Marcó Ponti y sale un libro póstumo que él no llegó a corregir del todo. Lacan habla de los triángulos, que lo toma de Marcó Ponti, de un libro que se llama “Lo visible y lo invisible”. Parece que Lacan estimaba mucho a Marcó Ponti y además el libro le parece fascinante porque si bien él era un fenomenólogo, tiene algunas intuiciones muy psicoanalíticas. Entonces toma el esquema de ese libro incompleto, toma la inversión entre estos 2 triángulos. Un triángulo es el sujeto que mira a los objetos del mundo, que es un sujeto del conocimiento, el sujeto clásico de la filosofía, que puede representar esos objetos del mundo copiándolos, por ejemplo. Entonces, cuando uno le gusta el dibujo y quiere dibujar, intenta reproducir algo. Ese objeto del mundo sería una mera reproducción. El otro triángulo, que está al revés, es el triángulo de la angustia escópica. Es el objeto el que mira al sujeto y este última queda angustiado, petrificado, como el hombre de los lobos cuando los lobos lo miran desde el árbol, que hace que el sujeto quede angustiado y partido al medio. Ese es un efecto sujeto. El que desea es el objeto mirada, que nos mira sin ver (es el mismo caso de la lata de sardinas en el agua, hay varios ejemplos que da Lacan) y el que queda barrado es el sujeto. Si el sujeto es un pintor, entre ese objeto que lo angustia y él que recibe la barradura, pone una pantalla en el medio que es el cuadro o la obra de arte. Pero no es una mera imagen reproductiva del objeto como el primer triángulo, sino que es una pantalla que vela y eleva el objeto, es decir el cuadro, a la dignidad de la cosa, como para hablar del S. VII. Esto lo digo como una mera introducción.
Lacan piensa que todos hacemos lo mismo todo el tiempo. Si nosotros cerramos los ojos, en el instante que los abrimos, por un segundo, el objeto del mundo se nos viene encima y hay una señal de angustia. Esa señal de angustia hace que nosotros invirtamos las cosas y la conciencia rápidamente se apodera del mundo tranformándolo en un objeto a ver. Cuando nosotros parpadeamos, el mundo se nos viene encima como si la luz del mundo fuera como un gran objeto a que nos invade. Nos angustia, se produce la barradura subjetiva, minúscula, e invirtiendo los 2 triángulos el sujeto se recupera como conciencia y arma un trazado del mundo. Algo de esto estaría fallado, esto de poder rearmar el mundo al recalcular. Yo puedo conocer muy bien a este museo, pero continuamente se está reconfigurando mi mundo. En la claustrofobia, el mundo se diluye, todo se viene encima, pasaje al acto y rajo.
Pregunta: ¿La claustrofobia sería un fracaso del fantasma?
R.Y.: Si tomás fantasma como la realidad, sí. Si tomás fantasma como la condensación o el constructo denso de un goce opaco como en el caso de la fantasía de “Pegan a un niño”, recordemos que en esa fantasía de cita Freud los sujetos tomaban una escenografía densa, inamovible y con esa escena volcaban un goce auto erótico. Si lo tomás así, no tiene nada que ver con el fantasma. Si tomás fantasma como aquel programa que todos tenemos en la cabeza que configura nuestra realidad, sí, hay una vacilación fantasmática. Pero fantasma puede decir muchas cosas.
Pregunta: ¿Y el ataque de pánico?
R.Y.: El ataque de pánico tiene una descripción que si buscan en los textos de Freud, como “Sobre la pertinencia de diferenciar la neurastenia de la neurosis de angustia”, creo que es de 1894, van a encontrar tantas manifestaciones del tipo corporal, pero absolutamente disolvente de la subjetividad. La vivencia de muerte, la vivencia de derrumbe del aparato, me hace pensar que no estaría tan mal ponerle otro nombre y en vez de hablar de miedo, de angustia, o pánico, tomar lo que Freud habla de susto (shrek). Freud diferencia en “Inhibición, síntoma y angustia” el miedo, la angustia y el susto.  Ninguna de estas palabras denuncian este desierto subjetivo del ataque de pánico.
Pregunta: ¿Me podrías comentar algo de la etimología del ataque de pánico que antes dijiste?
R.Y.: El Dios pan era una especie de macho cabrío, que tocaba la flauta de pan, y parece que lanzaba un grito… A mi me parece que el ataque de pánico tiene que ver con la pulsión invocante más que con la pulsión escópica. Parece que lanzaba un grito, que era el grito pánico que ensordecía a los que rodeaba. Es otra de las manifestaciones de Dionisio, es un dios que al mismo tiempo es juguetón, alegre, erotizado, macho cabrío, pero al mismo tiempo panicante. Me parece que está el grito pan y me parece que hay muchas cosas que refieren los pacientes en el ataque de pánico que remiten más bien al silencio, a la falta de voz, al peso de la ausencia de la palabra. No hay ninguna palabra para nombrar eso que es el derrumbe el aparato, por eso me parece más ligado a la pulsión invocante que a la pulsión escópica.
Pregunta: ¿Cuál es su opinión sobre hacer un pasaje de las neurosis actuales hacia la histeria de angustia?
R.Y.: Yo quisiera que hubiera un pasaje [risas]. Me parece que es más lo que decimos y esperamos que lo que se puede situar. Los ataques de pánico, por ejemplo, que son las manifestaciones agudas de las neurosis de angustia a veces desaparecen. Pero no desaparecen porque se vuelva un fóbico con estrategia prevenida del deseo. Uno puede estar años sin tener un ataque de pánico, pero no por eso aparecen síntomas freudianos o estrategias prevenidas del deseo. Yo pondría ese signo de interrogación que ya puse. Porque en estos cuadros no puedo suponer la presencia de un supuesto saber ni de un mapa de representaciones. ¿Hay sueños ligados a esto que yo pueda trabajar en análisis o sencillamente se compensa? Pero que esa compensación devenga de ese vector, hay que demostrarlo.
Pregunta: ¿Sería algo más del orden de una restitución lo que estás diciendo y no de que se transforme en una neurosis de transferencia?
R.Y.: Llamalo restitución, reparación, recauchutaje… Pero es más un ordenamiento del otro gracias a un trabajo muy paciente, que puede tomar 2 años de trabajo.
Pregunta: Pero hay momentos dentro de las neurosis de transferencia donde pueden haber ataques de pánico.
R.Y.: Sí, habría que ver casos. Esto es clínica, una parte de la teoría. Lo que estamos tratando de situar se refiere a la práctica. La práctica es el día a día, los ateneos, la supervisión, ver los casos… Luego tenemos este cuadro clínico como el que traje de las manifestaciones de la angustia y la pesadilla… Es teoría. La clínica es teoría, cuando uno habla de las identificaciones, del síntoma histérico, de la angustia, está teorizando. Después podrá comentar ejemplos de la práctica. Habría que ver en el uno por uno de cada caso si encontramos momentos que podemos tildar de claustrofóbicos, panicosos, si son momentos, si son refilones, si el sujeto pudo ubicarse en la histeria de angustia y el síntoma freudiano.
La neurosis obsesiva es un desplazamiento lejano del campo de la angustia hacia el campo escópico. Parecería que es el campo anal el que predomina en la neurosis obsesiva, pero en el grueso de las manifestaciones más difíciles de mover en la clínica, es una instalación durísima e identificatoria del neurótico obsesivo en el campo escópico. Por eso la consciencia filosófica del obsesivo. Después se la pasa haciendo cálculos, dudas y la cuestión anal. Eso estamos acostumbrados a trabaj, lo dice Lacan en el seminario de la angustia, en las clases sobre neurosis obsesiva, que el problema del obsesivo y el fracaso de él mismo como analista en el campo e las neurosis obsesivas es por no poder mover la fijación escópica del obsesivo. El obsesivo es un observador, es un filósofo, es el que mira el mundo desde afuera. Como lo mira desde afuera, puede decirle que si al analista, llevarle 28 sueños, escuchar 300 interpretaciones y decirle “qué interesante lo suyo”… ¡Lo está mirando de afuera el análisis! El problema es cómo meter al obsesivo en el consultorio y que no deje entrar al consultorio a un fantasma de él mismo, mientras él mira desde afuera. Esta es la conclusión de Lacan.
Pregunta: Pareciera que hoy en día se habla de nuevas modalidades en la clínica…

R.Y.: Las modalidades y las posibilidades del sujeto no son infinitas, son algunas. Puede ser que en una época aparecieran más manifestaciones como las pesadillas del medioevo que yo les decía. Hay una cuestión de época, pero eso no quiere decir que el mundo griego de mil años antes, nunca nadie haya tenido una pesadilla. La tendría con el dios Pan corriéndolo por el Peloponeso, pero en realidad como descripción clínica tomable yo la encuentro más en el medioevo. Lo mismo con el ataque de pánico que seguramente hubo en todas partes, en todos los lugares, pero quizá no tuvo como en la pesadilla postmoderna la vaciedad de sentido que haga que haya más crisis de angustia aguda o que le prestemos más atención que antes. Yo no sé si no había anorexia hace 3 siglos. Las cuestiones del lenguaje, varían en sus descripciones… Pero la crisis de angustia que describe Freud es la misma que el DSM describe actualmente.