Mostrando las entradas con la etiqueta ETS. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta ETS. Mostrar todas las entradas

jueves, 4 de agosto de 2022

La adherencia, el mayor obstáculo en la lucha contra el VIH

El Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (Sida) es la forma más grave de la infección provocada por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), un patógeno que ataca el sistema inmune. Afecta a 38 millones de personas en el mundo y cada año, unas 650.000 personas mueren por causas vinculadas con el VIH, según las estimaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
En Argentina, recientemente se aprobó la Ley Nacional de VIH, Hepatitis Virales, Tuberculosis e Infecciones de Transmisión Sexual que asegura el tratamiento antirretroviral de forma gratuita, pero también aborda el aspecto psicológico y propone un abordaje integral desde la salud colectiva.
Por estos días se supo que un laboratorio argentino desarrolló un tratamiento innovador con un único comprimido diario. La directora de Asuntos Científicos de Richmond Elvira Zini, dice:

"No podemos hablar de remisión en VIH porque el virus, aún estando indetectable, se mantiene latente, en reservorios. Sí, podemos hablar de indetectabilidad del virus. Con este tratamiento, siempre y cuando el paciente sea adherente, se logra alcanzar una carga viral indetectable rápidamente y ésta se mantiene a lo largo del tiempo. Hago hincapié en el concepto de adherencia, siendo indispensable para lograr que ese objetivo se mantenga en el tiempo".

En la Argentina se estima que existen actualmente 140 mil personas viviendo con VIH, de los cuales más del 70% recibe una terapia antirretroviral (TARV) que permite reducir la presencia del virus en el organismo, según datos del Boletín de Respuesta al VIH y a las ITS (infecciones de transmisión sexual) difundido por el Ministerio de Salud de la Nación en diciembre de 2021.

Uno de los principales desafíos para que el tratamiento sea efectivo es asegurar que los pacientes tomen la medicación de manera regular, para alcanzar una carga viral indetectable, y por eso intransmisible.

Aun así, la adherencia al tratamiento sigue siendo uno de los mayores obstáculos en la lucha contra esta enfermedad, y las razones son múltiples: desde la falta de acceso, especialmente en el interior del país; hasta el hecho de sentirse bien y no tener síntomas, por lo que muchos pacientes no mantienen la regularidad del tratamiento o directamente lo abandonan.

¿Qué tiene el psicoanálisis para decir sobre esto? A partir de Más allá del principio del placer, Freud descubre un tipo de satisfacción en el sufrimiento, de manera que le permite introducir el concepto de pulsión de muerte. Repetición, reacción terapéutica negativa, resistencias tendrán su explicación a partir de la pulsión de muerte. En palabras de Damasio, autor de El extraño orden de las cosas (2018), sabemos que:

"Lo que Freud llamaba la «pulsión de muerte» sigue siendo un factor importante de los fracasos sociales humanos, aunque yo lo describiría en términos menos misteriosos y poéticos. Ese factor, tal como yo lo veo, es un componente estructural de la mente cultural humana."

Otro texto para abordar el tema es “Los que fracasan cuando triunfan” es el segundo ensayo de la serie “Algunos tipos de carácter dilucidados por el trabajo psicoanalítico”, de 1916. Allí Freud establece que no hay duda acerca del vínculo entre la enfermedad y el éxito. Justo cuando está a punto de realizar su deseo, el sujeto enferma y surge el fracaso, como si la dicha no pudiera ser soportada.

De esta manera, el analista no lucha contra el VIH, sino con las manifestaciones de la pulsión muerte y el arrasamiento del cruel superyó. Pulsión de muerte por un lado, versus el deseo, que es lo que nos permite vivir.  

Estimular la adherencia, es decir, ayudar a que los pacientes mantengan el tratamiento, contribuye sustancialmente a los objetivos 90-90-90 del Programa de las Naciones Unidas sobre el VIH/sida (ONUSIDA). Esta meta apunta a que el 90% de las personas que viven con el VIH conozcan su estado serológico, que el 90% de los diagnosticados con VIH reciban terapia antirretroviral continuada y, por último, que el 90% de las personas en tratamiento alcancen una carga viral indetectable.

lunes, 28 de marzo de 2022

"Jugar a la mamá": A propósito de la transmisión voluntaria del VIH

En cierta institución me es derivado un paciente varón cuya psicóloga anterior (ignoro la corriente con la que trabajaba) utilizó tantas veces el término "paciente inestable", que me era difícil saber si se trataba de una persona ó de un barril de fósforo blanco. Lo que cuenta este paciente, lejos de tratarse de alguien inestable, es un despreocupado historial de relaciones sexuales sin protección (preservativo, PrEP) y un cierto morbo, según él refiere, a contraer el VIH. Manteniendo la abstinencia debida, le invito al paciente a que cuente el morbo, que hable de esa fantasía, pues sabemos que lo que acontece en la cama del paciente es oro para un tratamiento. ¿Por qué? Porque en las fantasías sexuales vemos mucho del fantasma: tiene un guion, personajes, está lo pulsional, hay escenografía y hasta utilería (fetiches). 

Aunque cueste creerlo, para algunas personas el VIH tiene la categoría de fetiche. ¿Por qué no? Sabemos que cualquier objeto puede tener el estatuto de fobia (hay fóbicos a infectarse con VIH) ó fetiche. Como se dice por internet, "Si existe, alguien hará porno de ello". Otros manejan, respecto a la posibilidad de contraer el virus, una inquietante indiferencia. "Si pasa, pasa", dicen, mientras mantienen relaciones sexuales sin método de protección alguno. ¿Negación maníaca? ¿Actuar contrafóbico al estilo "huir hacia adelante"? Decidí ponerme a investigar.

Hay que comenzar diciendo lo obvio: el fenómeno del HIV surgió a partir del año 1983, de manera que ni Freud ni Lacan han teorizado el tema de manera directa. De manera que hay que tener muchísima prudencia y no apurarse a comprender sin haber pasado un largo tiempo de preguntas. Y menos que menos, pretender hacer generalizaciones que al final resultan insostenibles.

Por ejemplo, quien se dedicó a hablar sobre el HIV fue Luis Chiozza en el tomo 12 (1993) de sus obras completas. Chiozza hace todo un recorrido por los términos de identidad y pertenencia para concluir que de lo que sufre el paciente con HIV es un sentimiento de impertenencia:

Desde el punto de vista psicoanalítico, si consideramos la infección por HIV como un síntoma, podemos ver en él la transacción que condensa los intereses de las mociones pulsionales y de las defensas yoicas. 

El sujeto, desconociendo la historia, desestimando la inclusión en el contexto que llamamos linaje, satisface a la defensa yoica y la simboliza mediante el ataque a la discriminación y el aumento de la tolerancia. Si no hay diferencias, no hay ninguna pertenencia que deba ser añorada, no existe motivo para sufrir el dolor de no pertenecer. Al desconocer las diferencias entre lo familiar y lo extraño, se niega la existencia de un ámbito de pertenencia familiar. La deficiencia de discriminación a nivel inmunitario equivale, entonces, a una forma “orgánica” del rechazo activo a la pertenencia. 

Por otra parte, en la incapacidad de discriminar, o en la renuncia a dicha capacidad, se expresaría la moción pulsional, la intención inconciente de “integrarse” aunque sea en un marco más amplio, menos discriminado. Desde este punto de vista, primero la promiscuidad, y luego el SIDA, serían intentos regresivos de integrarse y pertenecer

Siempre citando a Chiozza, "Una identidad bien establecida condiciona que un sujeto pueda vivir con “su propio estilo” y que, al mismo tiempo, experimente el natural amor propio de pertenecer a una familia, un linaje, un pueblo, una raza, una especie, etcétera."

Y muy resumidamente, de lo que se trataría es que:

"La fantasía configurada como imposibilidad de incluirse y pertenecer, se constituye así en un núcleo que, como sentimiento inconciente de impertinencia, crece por aposición de las vivencias asociadas en la infancia (y en la vida adulta), reforzando el sentimiento de ser un hijo no reconocido, no adoptado, un paria, un hijo de nadie. 

13. El punto de fijación y las vivencias infantiles que señalamos son los dos factores que constituyen la disposición para enfermar de SIDA, disposición que adquiere la forma de un sentimiento inconciente de impertinencia."

Con Chiozza suceden cosas increíbles. En mi carrera profesional, vi gente de mucha trayectoria que lo seguía, mientras que otros lo criticaban ferozmente. Mi humilde opinión es que Chiozza es freudiano de raza, pero en su afán de llevar toda enfermedad al terreno de la psicosomática, pareciera que a veces fuerza los conceptos para que encajen. Igualmente, hay que darle crédito a la idea de la pertenencia, en tanto la cuestión del VIH es llevada por muchas personas hacia los términos del ser, de manera que aparecen discursos al estilo "Soy portador, VIH soy positivo, soy indetectable". Encontramos ahí un nombre prestado, en un ser para el Otro, como hartamente solemos encontrar en las psicosomáticas, como el caso de "soy alérgico".

Otra autora que escribió sobre el VIH fue Silvia Tendlarz, en 1997, titulado "El SIDA está entre nosotros. SIDA y psicoanálisis".  Allí la psicoanalista hace una puntualización de la historia de la enfermedad hasta aquel momento, los afectos y sentimientos de quien recibe el resultado positivo, la confirmación del diagnóstico, en una época donde los tratamientos no eran los actuales y donde VIH estaba inexorablemente asociado a al SIDA y a la muerte.

Y luego encontramos muchos artículos que hablan de prevención, el estado actual de las políticas sobre el tema... Alguno se aventura a hablar de la intimidad de quienes conviven con el virus, pero todo a nivel general y desde una óptica ascética, muy poco comprometida con la investigación de la sexualidad en estos casos.

Un cierto día, hace un par de años, tiré el tema en la mesa en un grupo de amigos donde tres convivían con el VIH desde hacía tiempo. Ante la falta de artículos que trataran el tema psicoanalíticamente (yendo a las fijaciones, a las fantasías, a la metapsicología), se me ocurrió preguntar directamente a ellos.

Te la hago fácil: el que se contagia es porque quiere jugar a la mamá -dijo uno, generando un silencio en la mesa - ¿Qué es eso de que te acaben adentro, sin preservativo?

Aquella frase permaneció en el recuerdo entre estos amigos, quizá por su alto nivel pulsional, quizá por algo más. Un tiempo después, empezamos a notar la cantidad de gente que por la aplicación Grindr anunciaba su seropositividad y ofrecía explícitamente contagiar a otros. Lo interesante es que se hablaba de esto bajo el término de "preñar". Y no solo en personas de habla hispana: en inglés usan el término "poz breeding", Es decir, preñar al otro con el VIH. De esta manera, aquel chiste de "jugar a la mamá" empezaba a revelar alguna verdad.

Aunque parezca creerlo, la idea de concepción actual como la unión de dos gametos, apareció recién en 1874. No, no es un error de tipeo. Las explicaciones anteriores hablan del semen como una sustancia mágica que forma al bebé. Encontramos la ilustración del científico Nicolas Hartsoeker de 1694 de un espermatozoide que según él contenía una mini-persona adentro, célula que ya se había descubierto utilizando el microscopio. Esta última idea del hombre portador de un bebé a ser implantado existe también en frases actuales como "En (tal año) él ni existía en los huevos de su padre", "Le hizo un hijo (a tal mujer)", ó la expresión "Tirar los pibes" como sinónimo de eyacular.

Por otra parte, el fantasma de embarazo masculino aparece en los mitos, como el embarazo de Zeus que tiene de hijo a Palas Atenea y a Dionisio; {o el vientre de Cronos, de donde Zeus rescata a sus hermanos. También aparecen delirios de embarazo en Schreber y en los los aportes del psicoanálisis con niños de Arminda Aberastury, quien planteó que, en el varón, el deseo de tener un hijo del padre en su vientre es normal en las primeras etapas del desarrollo.

Finalmente, en El problema económico del masoquismo, Freud sitúa el "masoquismo femenino", que nada tiene que ver con que las mujeres sean masoquistas, sino que se trata de un fantasma masculino. Él dice:

Pero si se tiene la oportunidad de estudiar casos en que las fantasías masoquistas hayan experimentado un procesamiento particularmente rico, es fácil descubrir que ponen a la persona en una situación característica de la feminidad, vale decir, significan ser castrado, ser poseído sexualmente o parir. Por eso he dado a esta forma de manifestación del masoquismo el nombre de «femenina»

De manera que la pregunta es si no habrá circunstancias donde el VIH le da materialidad a una fantasía de embarazo entre dos hombres, en los términos de un hombre transfiriendo algo en el otro de manera permanente, que puede tener un mayor nivel de elaboración (como en el caso de los preñadores que aparecen en los perfiles) ó uno menor; por lo tanto llevar a la repetición inconsciente de un mismo actuar sin pensar. 

Esto no quita que no se deba seguir investigando otras posibles fantasías en estos pacientes. Otra pregunta que me surge es si habrá relación entre la necesidad de castigo y el sentimiento de culpa inconsciente con el VIH. O qué relación hay entre las melancolizaciones y los pacientes que aún pudiendo acceder a los tratamientos actuales, dejan que el síndrome se desarrolle.