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jueves, 18 de marzo de 2021

El síntoma... ¿Es valioso o perjudicial?

La palabra síntoma proviene del griego sýmptoma, en donde :

- SÍN: significa conjuntamente, a la vez, al mismo tiempo, como el caso de sinfonia (conjunto de phonos), sincretismo, sindicato, sintagma...
- El verbo ptein es caída.
- El sufijo ma implica resultado, resultante, acúmulo

Es decir, en el síntoma hay manifestaciones que caen juntas, lo que permite definir un cuadro clínico. Al analista no le importa etiquetar al paciente, sino diagnosticar la estructura, pues no se trata de la misma manera a una persona psicótica, neurótica o perversa. Los perversos no suelen consultar, excepto cuando se les complica su escenario perverso.

El psicoanálisis consideró al síntoma como una formación del inconsciente, al igual que el sueño, los fallidos y lo chistes. 

El sueño elabora los problemas del día, que se han ligado a una historia traumática infantil que al sujeto le costó elaborar. El sueño une los problemas que nos han preocupado durante el día (resto diurno) a donde se dirige el deseo inconsciente, que básicamente es un deseo de reconocimiento del problema, obligando al sujeto a reconocerlo. Aunque podemos ubicar sueños a repetición, no siempre se sueña lo mismo.

El lapsus, donde por ejemplo se dice algo que uno no quería decir, aparece algo que el inconsciente quería decir. También resulta elaborativo o expresivo de un inconsciente del sujeto.

En el chiste, también encontramos algo parecido. El chiste es revolucionario.

El síntoma, sin embargo, es diferente. Lo primero que vemos es que el síntoma no es volátil como las formaciones que vimos recién. El síntoma permanece y tiene una fijeza, una estabilidad.

Para Freud, el síntoma es una transacción que implica una satisfacción secundaria, además del beneficio secundario del síntoma (que no es lo mismo). El beneficio primario que le interesó a Freud es la satisfacción de una tendencia, de una pulsión. A la vez, por satisfacer una moción pulsional que no debiera ser satisfecha, el síntoma cobra un castigo. 

En la neurosis, el síntoma satisface una tendencia edípica, a la vez que cobra un castigo (la molestia por el cual el paciente consulta). Es estable.

Pero, ¿Qué sucede en otras estructuras clínicas? 
Con mucha amplitud, podríamos llamar síntoma al delirio de las psicosis, enfermedades donde se ha roto la trama del sujeto que lo mantenía ligado a la realidad. La realidad depende de la formación del fantasma inconsciente, la que depende de la anotación de la ley de prohibición del incesto. Freud decía que cuando hay un desgarro de la trama psíquica del sujeto, el delirio es un intento de curación. Esto vale para la estructura clínica de la psicosis.

En el caso Schreber -una paranoia- sabemos que él tenía un padre, Moritz Schreber, ortopedista y pediatra que escribió un libro sobre educación infantil que aún se lee en Alemania. El mismo describe aparatos ortopédicos para que el niño esté derecho, como los que vemos a continuación:


Daniel Paul Schreber es el hijo de este padre, que además tuvo otros dos hijos y dos hijas. Uno de los varones se suicidó. A Schreber hijo le tocaba que su apellido se expandiera, puesto a que las hermanas casadas tomaban el apellido de sus maridos.

Schreber vivía con su esposa y su madre. La esposa hacía abortos espontáneos repetidas veces. Los médicos le dijeron a Schreber que era imposible que la mujer siguiera arriesgando su vida, teniendo en cuenta los abortos y la edad que ella tenía, Schreber sabe que no va a poder infinitizar el apellido de su padre. Allí Schreber tiene una hipocondría delirante. En la hipocondría delirante aparecen sensaciones como que los órganos se pudren, se agusanan... Lo atiende el profesor Flechsig, que es tan autoritario como lo era el padre.

La esposa de Schreber estaba tan agradecida con Flechsig, que puso un retrato de él al lado de la cama donde dormían. Schreber, lentamente, empieza a fabricar una idea delirante, es decir, una cadena de pensamientos no sujeta a confirmación. En Schreber aparece una primera sensación física anterior al delirio y a la que Schreber se resiste: la idea de qué hermoso sería ser una mujer en el momento del coito. Schreber se horroriza y empieza a sentir alucinaciones auditivas injuriantes, que tenían que ver con la identidad sexual. Esto es bastante frecuente en estos casos, escuchan voces que les dicen puta y otras cosas por el estilo. 

Schreber se resiste a ser una mujer penetrada, hasta que aparece un delirio -que le lleva años construir y que lo estabiliza-: Dios, con sus nervios divinos, a través de Flechsig va a penetrarlo y lo transformará en una mujer que va a ser madre de una nueva generación de humanos. O sea, Schreber, que no pudo ser padre, va a ser madre de una nueva generación de humanos superiores, siendo los hombres que lo rodean hombrecillos hechos a la ligera. Schreber es internado nuevamente en la clínica de Flechsig por este delirio, hasta que el delirio lo estabiliza. 

Para Schreber, como para cualquier psicótico, el delirio es tan importante que él escribe las Memorias de un enfermo nervioso, sobre las cuales Freud hace el trabajo sobre la paranoia. Freud indica que el delirio es un remiendo en la trama, por lo que no hay que discutirlo. Hasta el síntoma de una paranoia delirante es valioso, como vemos. 

El analista, en estos casos, es el secretario del alienado. Un analista en estos casos no discute el delirio, sino que trata que no lo obture. 

En estos casos en notable la megalomanía. ¿Cuán importante tiene que ser un sujeto para que Dios lo elija como madre de toda la humanidad? Aunque sea algo terrible, es importantísimo. El delirio es también una solución al desgarro narcisista que sobre el cuerpo de este niño había provocado las torturas de ese padre.

Esto que vimos es lo principal para trabajar con estructuras psicóticas. El delirio es una compleja costura a una ruptura de la trama.

Volvamos a la neurosis...
En la neurosis encontramos el mecanismo de la represión y retorno de lo reprimido. Aquí el síntoma también resuelve algo, a un costo muy alto, pero con posibilidad de cura.

En Juanito, un caso de fobia de un niño de 5 años, es hijo de una paciente de Freud y de un padre que concurre a la casa de Freud los días miércoles, donde un grupo de intelectuales vieneses se juntaba a discutir temas de psicoanálisis y cultura.

La madre, con Juanito, tenía algunas conductas tales como llevarlo a la cama, al baño a hacer pis o caca. Dormía en la misma habitación y el niño estaba prendado en lo que Freud llamó perversión polimorfa, una posición normal donde el hijo goza de la cercanía a la madre. 

Hoy sabemos que Juanito era Herbert Graff, hijo de Max Graff. El padre le decía a la madre que sacara al niño de la cama, pero ella no lo hacía. En cierto momento, Juanito descubre el placer de tocarse el pene. La madre, que le permitía hacer de todo, de pronto se pone en contra del niño y le dice que eso es una porquería. Es decir, cuando Juanito quiere tener una satisfacción propia, es censurado. Los padres le ponen un pijama cerrado para que el niño no pudiera masturbarse.

A la vez que le prohíben la masturbación, la madre queda embarazada de Hanna. Cuando la niña nace, Juanito pasa a su habitación. Ante esto, Juanito responde con angustia. Sueña que se va lejos y no puede hacer mimitos con la mamá. 

Así como el síntoma es estable en el tiempo, la angustia es insoportable y requiere una solución. En Inhibición, síntoma y angustia, Freud comenta que la angustia precede a una solución (en Juanito resolver la cuestión del cuerpo a cuerpo con la madre) o a una formación de síntoma, que estabiliza a la angustia. 

Para entender hoy el síntoma del caso Juanito, tenemos que situar que en esa época la locomoción era principalmente con caballos y que había muchos de ellos. Él pasaba sus vacaciones en un campo con caballos. Juanito empieza a decir que teme que un caballo lo muerda. Él había visto en aquel campo a un caballo mordiendo a una niña.

Las fobias a los inimales, muy común en la infancia, suelen ser a un animal que puede morder, pinchar, picar o pueden tragar. El caballo le brinda una causa a su malestar, lo cual nos enseña que un síntoma otorga una dirección causal al sufrimiento. (Juanito dice Wegen des Pferdes, "a causa del caballo)

Es interesante ver todas las operaciones que le permiten elegir a la figura del caballo. Él teme quedarse dormido en un carruaje que lo lleve a cualquier lado. En ese momento de la fobia, el caballo representa a la madre voraz que se lo puede comer, que el caballo lo puede llevar a cualquier lado así como se encuentra a merced del capricho de su madre que lo lleva y lo trae. 

¿Para qué le sirve la fobia a Juanito? Para poner afuera de su casa -el caballo voraz- como representante de su madre. Juanito se interesa por el wiwimacher y cuando le pregunta a la madre si tiene, ella le dice que sí. Ahí el tiene el sueño de la jirafa arrugada, que es un inicio de solución.

El padre de Juanito se encarga de "analizarlo", con la dirección de Freud. El padre comienza a poner en ruta a Juanito sobre estas transformaciones del caballo. En una ocasión, Freud le indica a los padres que le informen a Juanito sobre la diferencia sexual. Ellos no lo hacen. También tardan muchísimo en decirle que los niños se hacen en el vientre de la madre. Juanito se rompe la cabeza con esas preguntas.

En una única ocasión, Juanito habla con Freud y él le pregunta qué teme tanto del caballo. Él responde que teme a algo negro que tiene en la boca y que teme a las anteojeras que tiene el caballo, para que miren hacia adelante. Freud le responde que lo que él ve en el caballo son los bigotes y los anteojos del padre. Es Freud que hace virar el caballo que representaba a la madre hacia al padre. A la salida de esa sesión, Juanito le pregunta al padre si Freud habla con el buen Dios, suponiéndole un saber. Por la maniobra analítica, el padre pasa a estar representado en el caballo. Esto le permite a Juanito tener el sueño de la jirafa arrugada: él dibujaba la jirafa con wiwimacher y hacía on bollo sobre la jirafa de papel y se sienta encima, cominando por fin a la jirafa. La intervención de Freud hace a alguien representado en el caballo.

En las fobias infantiles, el niño pasa de ser un juguete del capricho de la madre a ser alguien que puede llevar el nombre de su padre.

En algún momento, empieza a aflojar la fobia de Juanito al caballo. Para Lacan, la fobia infantil es una plataforma giratoria entre la perversión polimorfa infantil y la entrada en la neurosis. Gracias al síntoma, el niño salió de la perversión polimorfa (estructural, pero que puede desencadenar en una estructura psicótica)  a pasar a la neurosis.

¿De dónde sacó Lacan lo de la plataforma giratoria? El padre de Juanito era músico y Juanito , luego de resolver la fobia al caballo, se fue a vivir con el padre. Juanito se dedicó a ser réggiseur de ópera: un director global de escena. Coordina la música, el canto, el vestuario, el escenario. Juanito introduce la plataforma giratoria y Lacan lo toma de ahí. Con la plataforma giratoria, el escenario gira y se pasa de una escena a la otra. Herbert Graff es un nombre en la historia de la ópera que introdujo la plataforma giratoria.

Evidentemente, Lacan tomó este acto inventivo de Juanito para decir que la fobia fue su plataforma giratoria para ingresar en la neurosis. ¿Qué quedó de esa fobia en Juanito? Juanito le preguntaba al padre por qué era suyo. 

En las fobias infantiles es particularmente transparente el uso valioso del síntoma. De lo que se trata es de no hacer lo que hacen las psicoterapias, como las cognitivas conductuales, gestálticas y breves, que tratan de desensibilizar y eliminar el síntoma. El psicoanálisis considera al síntoma como material precioso. Lo que el psicoanálisis hace es dejar hablar al síntoma para entender para qué le sirvió al sujeto, para remendar qué falla en su estructura.

En la neurosis se puede dejar de sufrir por el síntoma y hacer una mejor resolución del problema que llevó a recurrir a un síntoma

Cuando un análisis termina, empieza a darse cuenta que uno mismo vela por uno, que no hay buen Dios. Mientras tanto, el síntoma es de gran utilidad. Al síntoma no hay que dejarlo para que el sujeto sufra, pero tampoco se lo puede abolir con una intervención brutal.

Fuente: Silvia Amigo, notas de laconferencia dictada el 3/11/20, titulada "El síntoma ¿valioso o perjudicial?"

lunes, 14 de septiembre de 2020

La neurosis fóbica

Hoy continuaremos con el ordenamiento de la psicopatología freudiana. En la entrada anterior habíamos trabajado la neurosis histérica y hoy veremos la neurosis fóbica. Hay un  caso emblemático en Freud, el Pequeño Hans, de donse de desprende una gran cantidad de aspectos teóricos.

La organización de la teoría de la neurosis fóbica es una organización extraída del caso Juanito y las observaciones de la ontogénesis del aparato psíquico y el complejo de Edipo. Freud no tiene un capítulo donde describa la teoría de la neurosis fóbica, ni de la histeria, sino observaciones.

Como toda neurosis, la neurosis fóbica tiene naufragio relativo del complejo de Edipo. El naufragio se ha realizado, pero con una gran cantidad de fijaciones, que es lo que define a una neurosis. Las fijaciones, en este caso, son al complejo de castración y fijaciones a la madre fálica.

El historial emblemático es el caso de un niño pequeño, Juanito. Este caso tiene una cierta dificultad o característica, que es que Juanito está en tránsito del complejo de Edipo. De todas maneras, es un historial valiosísimo y es muy importante para construir una teoría de la neurosis fóbica.

Juanito desarrolla una fobia al caballo. Es notable que Juanito le teme al caballo porque teme que éste lo muerda. Freud interpreta que teme que el caballo lo muerda como símbolo de la castración, porque ha transferido sobre el caballo la imago del papá. Ha transferido sobre las correas del bosal del caballo el bigote del padre. Además, ha transferido el deseo vengativo de que el padre se muera, al ver un día un caballo que cayó en un ataque. Entonces, no solo desea que el papá se muera, sino que por este deseo, teme la venganza de que el papá lo ataque, lo muerda, lo castre. 

Es bastante evidente en el historial que Juanito es un heterosexual enamoradizo y que ama tiernamente a su mamá y está acostumbrado a ir a la cama con ella para mimarse. A los 5-6 años le llega la edad del complejo de Edipo y es muy claro el amor incestuoso a su mamá y la relación hetrosexual de objeto. Él es muy enamoradizo con las nenas. Este sería el edipo directo, pero en el temor al caballo hay otra corriente que es muy interesante: no solo lo teme por lo anterior, sino que teme a los caballos que tiran carretas, es decir, los caballos con carga. Esa carga es temible porque asocia a la mamá cargada, embarazada. Juanito ha transitado el nacimiento de su hermanita y por lo tanto ha podido percibir, intuir a su mamá cargada, embarazada. También tiene miedo a caerse en la bañadera, a quedar encerrado. Por lo cual, este historial invita a reflexionar es que Juanito tiene dos miedos: castración, en cuanto al Edipo directo, pero en cuanto al objeto de amor tiene miedo a quedar encerrado.

Freud marca el temor al encierro, confluyendo en el temor al caballo y este este uno determinantes de la fobia, donde es claro que el neurótico fóbico tiene miedo a quedar encerrado. El fóbico es evitativo del contacto, del compromiso, como podría ser el caso en la película Novia Fugitiva:

Casi todas las mujeres se quejan de los novios fugitivos, de la fobia masculina al compromiso. En la fobia hay una contradicción: quiero al objeto, pero quiero ser libre. "Juntémonos, pero dame aire", pide el fóbico, que como neurótico aspira a una relación imposible.

La madre de Juanito sostuvo ante él que ella tenía un gran hace-pipí (wiwimacher). La mamá embarazada puede ser vista, sentida o fantasada como una mamá fálica. La neurosis fóbica tiene fijaciones al complejo de Edipo heterosexual, pero tiene arrastre a fijaciones a la madre fálica, que hace que sobre todo en el caso de los varones hagan un intento de restitución de la unión con la madre fálica, que significa un encerramiento especular con esta madre fálica. Este encerramiento, en principio idílico, termina siendo espantoso, porque ese somos lo mismo activa fantasías de desidentificación e ideas de fuga.

La muralla fóbica es la extensión de la fobia original, por ejemplo, una fobia que empieza siendo al caballo de la plaza y luego se extiende a todos los caballos. Se contamina la fobia.

Un chico consulta porque consigue chicas que tienen todos los atributos, pero a los tres meses se le va el amor. La analista le dice que se le acaba el amor precisamente porque son amorosas, hermosas, y perfectas para vos y que tenía miedo a que avance. ¡Se acabó al análisis a la tercera sesión! La analista le dio en la tecla perfectamente y él huyó. Luego mandó un mensaje por Whatsapp diciendo que él creía que la problemática er cierta, pero que la psicoterapia no se la podría arreglar. 

Una chica, en rivalidad fálica con el padre, se peleaba con él por el auto. El padre peleaba fálicamente con ella, no era buen padre. Le tenía amor al padre, pero a la vez hostilidad, un edipo positivo ambivalente. Ella, a su vez, solo se enamoraba de hombres casados, o sea que la fantasía era arrebatarle el falo a otra mujer. Si se aproximaba amorosamente a un hombre libre, ella temía que en la unión ella fuera poseída y perdiera identidad. Ella sentía que perdía identidad en el amor. Concretamente, lo asoció con un mito campero de que un sapo meó a un perro y lo cegó. De esa fantasía provenía la potencia castradora que le atribuía al padre y a los hombres libres que se enamoraran de ella. Ella sentía con ellos que perdía su identidad, parecido por las asociaciones a una posesión demoníaca.

Próxima entrada: El ordenamiento de la psicopatología psicoanalítica: la neurosis obsesiva.

miércoles, 24 de junio de 2020

La angustia: desfiladero entre goce y deseo.

Apuntes de la clase de Daniel Zimmerman del 18/10/12, cátedra "Psicoanálisis II" - UMSA.

En clases pasadas…
Habíamos dicho que las coordenadas de la angustia en la concepción lacaniana retomaban las planteadas por Freud para subrayar coincidencias o hacer consideraciones desde la teoría que está haciendo Lacan. Dijimos que de admitir que la angustia funciona como una señal en el yo, en tanto señal se dirige al sujeto. Es el mismo sujeto del esquema L y lo que un significante representa para otro significante.
Dijimos que Lacan va a relacionar la angustia con esa dimensión que él llama Otro para distinguirlo de otro semejante.
Y dijimos que la fórmula de la angustia se trata como afecto que surge como sensación ante el deseo de [no escuché]. Nos detuvimos en esta afirmación a partir del propio ejemplo que él da en su seminario con el ejemplo de la mantis religiosa. Y propusimos evaluar la afirmación con la novela de Javier Marías “Mañana en la batalla piensa en mí”, el recuerdo de Luisa evocando la situación de su adolescencia.
También dijimos que el punto crucial de distinción en la concepción lacaniana, respecto a la freudiana, con la angustia, tiene que ver con la relación con el objeto. Si Freud advierte bien que hay una relación entre la angustia y el objeto, él va a proponer una concepción diferente del objeto en cuestión las coordenadas del surgimiento de la angustia respecto de la presencia o de la ausencia del objeto, no solo se modifican sino que se invierten. Lacan dice que “La angustia no es sin objeto”. Éste no es el objeto freudiano, sino que es un nuevo objeto, el objeto a.
En “Inhibición, Síntoma y Angustia” Freud pone en serie los distintos momentos en la evolución de un sujeto donde aparece la angustia: el nacimiento, el destete, el distanciamiento de la madre. Freud marca el denominador común, el peligro de que el objeto se pierda. Lacan va a decir que la angustia es una señal que se dirige al sujeto en la encrucijada de encontrarse con el deseo del otro para advertirle del peligro de que el objeto a no se pierda. Si para Freud la angustia señalaba el peligro ante la falta del objeto, para Lacan señala el peligro de que la falta falte. Para Lacan es crucial esa dimensión de falta para que el deseo se sostenga. Para Lacan el peligro no es que la falta se instaure, sino que algo conspire contra la subsistencia de esa falta.

¿Qué es el objeto a? 
En el seminario de la angustia Lacan va delineando al objeto a para echar nueva luz sobre la angustia. El objeto a, habíamos visto que es un objeto causa del deseo. El objeto a se constituye a partir del éxito de una operación subjetiva que debe devenir para ser neurótico. Es la que Lacan escribe con esta ecuación.
Línea 1: Para Lacan, primero siempre está el Otro (A). Tenemos un tiempo lógico (que no se puede fechar) en el que hay Otro de un sujeto (S) por venir. Fíjense que no está tachado. 
Línea 2: Con la eficacia de una operación, que en términos freudianos podríamos llamar Ley de prohibición del incesto (no te acostarás con tu madre – no reintegrarás tu producto) o en términos lacanianos Eficacia de la metáfora paterna. La eficacia de esta operación hace producir un doble resultado, a ambos lados de la barra del medio: del lado del Otro, el sujeto barrado o dividido (o sujeto del inconsciente); del lado del Sujeto, el Otro (A) atravesado por una barra, otro incompleto. Lacan dice que esto representa la idea de inconsciente, pero también podemos leerlo como el otro en falta por eficacia de la metáfora paterna.
Linea 3: Si tomamos a la operación como una división no exacta, vamos a ver que esta tiene un resto. Este resto se escribe “a”. El objeto a es el resto de la operación de constitución de un sujeto en el campo del Otro.
Sí acá ponemos el rombito que ustedes escribieron (ver clase de Stella Maris Rivadero), tenemos la fórmula del fantasma:
$ ◊ a  
En el seminario de la angustia va a subrayar “sujeto corte de a”. Lo que vieron en Juanito es esto. Así se constituye un sujeto para Lacan, a partir de Otro, con la eficacia de esta operación y cerrándose en sujeto en relación a Otro, con un resto que lo causa como [¿??]. Esto es para cualquier neurosis. Si decimos que el objeto a es el soporte del deseo, podemos decir que el sujeto encuentra en su articulación con este objeto el modo de sostenerse en su evanescencia, en su incompletud, en su división.


En el caso del fantasma de Juanito, en la medida que el papá le dice que la mamá no tiene el hace-pipí, se introduce una falta en el otro y esa es la falta que le permite mantenerse como sujeto del deseo. Pero esto es en la medida que el padre se lo dijo.

Cuando decimos sujeto corte de a lo podemos admitir si pasamos al tema de la angustia. Lacan va a decir que en cualquier surgimiento de la angustia lo que se produce es una inversión de los términos:
Lacan le agrega los pisos y marca el piso de la angustia, del goce y el deseo. Al estar el resto en otro lugar (piso 2) surge la amenza de completar al Otro. Ese es el peligro que señala la angustia. El piso de la angustia es coherente con lo que dijimos: no es sin objeto. El objeto apareció. Tiene que ver con el deseo del otro. Para señalar el peligro, no de que el objeto se fue sino que el objeto irrumpió.

En el ejemplo de Javier Marías, si Luisa, pendiente de ese derecho de tanteo que ejerce su hermana mayor y que ella se lo consiente, si dice que se angustiaba temiendo lo que siempre sucedía: que Marta elegía al que más le apetecía a Luisa. Si uno trabajara la angustia desde una perspectiva de la pérdida del objeto, uno podría pensar que Luisa no le reclama nada a su hermana mayor por temor a perder el amor de su hermana. ¿Por qué ella no se rebeló nunca y solo pudo librarse de ello cuando fue mayor y se fue a otras fiestas?

En las jornadas de aquel sábado, donde se señaló por qué se angustia la joven de la película “La Secretaria”. ¿Se corta porque la hermana se va? No, pareciera que se está por cortar y justo interrumpe la acción cuando oye que la hermana se va. El corte responde a una manera de elaborar una angustia, podemos decir que ella también está en la misma encrucijada. En coordenadas lacanianas, la angustia de ese personaje y de todos nosotros indica esto. 

¿Qué dice Freud de Juanito? Que la angustia es de castración. Es decir, el afecto que aparece como señal de un peligro, de que se cumpla la amenaza de que la empleada dijo de que si se sigue tocando la cosita, corre el peligro de perderla. Y esto tiene que ver con su incompetencia con el padre, al que ama muchísimo, pero resulta un obstáculo en el camino hacia su madre. Y según Freud, corre de riesgo de la pérdida de la cosita. 

Lacan dice que debemos considerar el corte en otro registro. El peligro para Juanito no es que venga el papá y produzca un corte, sino que el padre no ejerza un corte donde es preciso. Un corte que lo desprenda de lugar del objeto de su madre y le permita sostenerse como sujeto deseante. No se trata de una amenaza de que le corten el pitín, sino que el padre produzca un corte que lo saque del lugar de falo y que pueda correrse del lado de ser el falo de la mamá para algún día conservar el suyo y utilizarlo cuando sea el momento. Si no deja de ser el falo de mamá, llegado el momento, no va a poder utilizar el suyo propio. Para poder tenerlo, hay que dejar de serlo. 

En la teoría de Lacan, la angustia señala ese crucial desfiladero. Cuando el propio niño completa a la madre, perdería su propia condición de sujeto deseante. El niño quedaría como objeto del goce del Otro.

En el caso de Luisa y el derecho de tanteo que la hermana se atribuye, según Freud diríamos que se angustia porque no quiere perder el amor de la hermana. En cambio, Lacan diría que eso tiene que ver con el goce. Por eso, en el umbral de la fiesta (subrayo umbral porque la angustia siempre ocurre antes), le señala en esta teorización el peligro de que si no produce un corte con esa conducta de la hermana, va a quedar extraviada en todo lo que tiene que ver con su deseo (su entrada al campo del deseo). Luisa, para llegar a su deseo, tiene que renunciar al goce, hacer cierto corte con esta posición de goce del Otro.”Por ser la mayor, yo se lo consentía” dice el texto. Ahí accede a su demanda. Ella podría haber hecho el corte denunciando esta situación en su casa, por ejemplo. Pero la angustia nunca te muestra lo que hay que hacer.

La angustia es una señal que no se equivoca, podríamos decir que funciona como un oráculo. Su señal es siempre enigmática.

Ej: una joven que dice que está estudiando, que le interesa lo que está estudiando, pero sorprendentemente, cada vez que llega a la época de los finales no se puede concentrar. Paralelamente, sabemos que una hermana tenía desde siempre planeado radicarse en el exterior y un hermano se enganchó con una chica cuya familia está en el exterior, con lo cual terminó yéndose al exterior. Los padres se han quedado en Argentina y la pregunta es quién se encarga de ellos. Ella también quiere irse al exterior. Estudia para hacer carrera acá, e incluso dice que tendría que apurarse y recibirse cuanto antes, porque incluso ese título podría ejercerlo en el exterior. Sin embargo, no puede concentrarse para los finales. Ella dice que se angustia y dice que está perdiendo el tiempo. Surgió la angustia, señala un peligro. El peligro tiene que ver con estar perdiendo el tiempo. Ahora, la pregunta que yo plantearía es: Si la angustia aparece y la angustia no se equivoca, está ahí estudiando y aparece esta amenaza de estar perdiendo el tiempo. Entonces, ¿Estás perdiendo el tiempo en avanzar con las materias de la carrera o estás perdiendo el tiempo en la medida que tenés que ir a sacarte el pasaje para irte al exterior? Esa es la angustia. Le dice al sujeto que está perdiendo el tiempo, pero ojo con lo que vas a decidir, porque podés tomar una decisión que te encamine como sujeto o que te extravíe todavía más como tal. Atravesar el desfiladero de la angustia es poner en falta al otro, cuestionar su mandato.

Ej: En la película de Billy Elliot, el protagonista puede, siguiendo su deseo, poner en cuestión al Otro a tal punto que en el mismo escenario donde a un lado está un ring y al otro está el escenario de danza, el padre lo manda a un lado y Billy se va al otro. Con ayuda de otro que lo sostiene, que es muy interesante, que es la profesora que se pone de su lado. Los que vienen a consultar son los que están en el ring. O los que están por entrar al ring.

La angustia en el hombre de las ratas es frente a ponerlo a la disyuntiva con quién casarse. Porque a él le gustaba su prima, pero la madre le dice que se tiene que casar con otra que ella piensa que más le conviene por ser abogado (la familia de la novia son todos abogados). La madre le dice “Mejor que la dote, es que puedas tener acceso al estudio de los Rubenski”. En ese momento, el hombre de las ratas busca qué le dice su ideal del yo, como insignia de todo lo que viene del lado del padre. Y se encuentra que hay un chiste que el padre dice y que la madre repite con toda naturalidad que cuando él amaba a una chica, que no sé si era la hija del verdulero, pero que eligió a la madre para asegurarse un futuro más asentado. Cuando el hombre de las ratas busca algo de lo simbólico que le ayude en su decisión, ideal del yo, tropieza con esto que le impide… Lo llamaríamos la deuda impaga del padre. Se refugió en la enfermedad de la angustia de poner en falta al Otro. Poner en falta el mandato de la madre e interrogar la deuda del padre. La rata engancha ahí por los significantes: ratten según como se pronuncie, es rata o es deuda. Y raten es casamiento.

Caso Candaulo:
Según Heródoto, Candaules era un hombre muy enamorado de su esposa, sentía verdadera pasión por ella. Entre los colaboradores más apreciados por el rey, se encontraba Giges. Un día, Candaules empezó a alabar las virtudes de su mujer ante Giges y al final, creyendo que Giges pensaba que exageraba, le propuso visitar el dormitorio de su mujer antes de que ésta se acostara para que pudiera verla desnuda, y juzgar así por sus propios ojos lo que Giges escuchaba de su rey.

A pesar de los intentos de desechar la idea por parte de Giges por miedo a lo que podría sucederle después, la insistencia del rey acabó por hacerle aceptar muy a su pesar. Así pues por la noche, Candaules escondió a Giges en la habitación de su esposa. A la llegada de la mujer, todo se desarrolló tal y como los hombres habían planeado, excepto por el hecho que la mujer del rey se apercibió de la presencia de Giges cuando éste salía ya de la habitación, aunque no dio la voz de alarma.
Al día siguiente, la mujer hizo llamar a Giges, quien desconociendo que la reina sabía lo sucedido la noche anterior, no sospechaba lo que iba a ocurrir. La reina le dijo a Giges que sólo tenía dos opciones: matar a Candaules por haberle ofrecido lo que él tenía prohibido ver y convertirse en nuevo rey con ella como reina, o morir él mismo para evitar en el futuro nuevas tentaciones a las que podía someterle Candaules. Tras unos instantes en que Giges no podía articular palabra por su sorpresa, rechazó la oferta de la reina., pero ante su insistencia, decidió matar a Candaules. La reina lo introdujo en el dormitorio del rey y lo ocultó en el mismo lugar donde había estado disimulado el día antes; Candaules murió, apuñalado por Giges durante su sueño.
Cuando quiso ser coronado como rey, Giges tuvo muchos adversarios, que acordaron someter el caso al oráculo de Delfos. El oráculo confirmó los derechos de Giges y el control de Lidia paso a sus manos. El recurso al oráculo de Delfos es histórico: se sabe que en testimonio de reconocimiento Giges hizo un regalo consistente en objetos de oro y plata.
¿Qué tiene que ver esto con la angustia? En la versión de Marco Denevi:
Excesos del pudor

Orgulloso de la belleza de su mujer, el rey Candaulo hizo entrar en la alcoba matrimonial a Giges, su favorito, para que viese a la reina desnuda y lo envidiase.  Giges la vio y, en efecto, la envidia le nubló los ojos. La reina, sin perder su aire altivo (cosa nada fácil cuando se está sin ropa), se plantó frente a Giges y le arrojó a la cara esta verdad: «Una mujer decente sólo se muestra desnuda delante de su marido.» Entonces Giges mató a Candaulo, se casó con la reina y ocupó el trono.
Cuando la reina se da cuenta, manda a llamar a Giges y lo pone entre la espalda y la pared. O Giges muere por haber visto a la esposa del rey desnuda, o mata al rey. Ahí Giges queda preso en una disyuntiva, que es un instrumento que ella usa para librarse de Candaulo y llegar al trono ella. Ella le dice una verdad, no lo que tiene que hacer: “Una mujer decente solo se muestra desnuda delante de su marido”. Giges está acá:
¿Se advierte que la reina no lo obliga a nada? La angustia es oracular, le toca al propio Giges decidir. Él tiene que decidir qué pone en el protagónico de esa frase. O sea suicida o se casa con la reina, y la frase queda vigente. Candaules presentifica el goce del Otro. Y el planteo de la reina representa la mantis religiosa. Giges no quiere quedar preso en el goce del otro, situación que solo se resuelve con su muerte. O puede hacer un corte con el goce del Otro y asumir el protagónico de la frase, ser el marido y respetar la dignidad de la mujer.

lunes, 8 de junio de 2020

La angustia: de Freud a Lacan.

Fuente: Clase de Daniel Zimmerman del 04/10/12, cátedra "Psicoanálisis II" - UMSA.

Del texto “Inhibición, Síntoma y angustia” podríamos decir, en líneas generales, dijimos que en 1925 Freud nos dice que se equivocó. Habían algunas cosas que afirmaba previamente, por ejemplo, cuando atendió a Juanito lo trató con la teoría que ahora va a abandonar. Ahora dice que si existe una relación entre la angustia y la represión, es exactamente al revés de cómo la había planteado antes. Si antes afirmaba que la represión generaba angustia: frente a la represión se disocian representación y afecto. Y es ese afecto que es trasmutado en angustia, mientras que esa representación se reprime, el afecto queda trasmutado en angustia. Es decir, la angustia surgía a partir de la puesta en marcha de la represión.

20 años después, Freud no vacila en reconocer que debemos considerarlo exactamente a la inversa: es la angustia la que genera la represión. Es como medio de acotar esa angustia, que siempre es de castración, que surge de la represión. El retorno de lo reprimido causa el síntoma.
El miedo angustioso de la zoofobia es el miedo a la castración, sin modificación alguna, esto es, un miedo real; miedo a un peligro verdaderamente inminente o juzgado real. La angustia causa aquí la represión, y no, como antes afirmábamos, la represión causa la angustia.Aunque no nos es agradable recordarlo, de nada serviría silenciar ahora que hemos sostenido repetidamente la opinión de que por medio de la represión quedaba la representación del instinto deformada, esto es, desplazada, etc., y transformado el impulso instintivo en angustia. Ahora bien, y como acabamos de ver, la investigación de las fobias, que creíamos habría de probar tales afirmaciones nuestras, no sólo no las confirma, sino que parece contradecirlas directamente. El miedo angustioso de las zoofobias es el miedo del yo a la castración; la angustia de la agorafobia, menos fundamentalmente estudiada hasta ahora, parece ser un miedo a la tentación sexual, miedo que ha de hallarse enlazado, en su génesis, al miedo de la castración.
Freud vuelve a revisar sus 2 historiales publicados a la luz de esta nueva perspectiva. Entonces va a decir que es la fobia la que lo ilustra más cabalmente. Si un sujeto, infantil o adulto, desarrolla una fobia, en cuanto síntoma neurótico, el retorno de lo reprimido y una operación que se puso en marcha, como tentativa de manipular una angustia que al sujeto le resulta intolerable. Ante una angustia que resulta intolerable, el sujeto encuentra un modo de parapetarse frente a eso estableciendo un miedo localizado a un objeto. Después, no tiene más que mantenerse distante de ese objeto. El mecanismo es de desplazamiento y de evitación.

Freud dice que la angustia es de castración, que se puede ver en la clínica de la fobia de Juanito. Ahora, a la luz de esta nueva perspectiva del surgimiento de angustia, la fobia de Juanito a que un caballo lo muerda, propone Freud que debe leerse en una equivalencia simbólica del caballo con su padre, como es manejo de evitación y desplazamiento, intenta tramitar psíquicamente la angustia que surge en este infantil sujeto ante la amenaza de que su padre lo castre, es decir, que le corte el hace-pipí en la medida que él, aún a pesar de su corta edad, haberse atrevido a ponerse en rivalidad con su padre en relación a la madre. Si alguna duda quedara con que esa amenaza no podría ser cierta, el sexo de la hermanita vendría a corroborarla, sumado a que la madre le dijo que las mujeres también tenían hace-pipi.

A partir de esa formulación, Freud revisa otras situaciones en las que uno puede reconocer en la evolución del sujeto, angustias características: ante el destete, cuando el niño se queda solo, el trauma del nacimiento. El denominador común es la amenaza o el peligro de la pérdida del objeto, sea la madre, sea la teta o sea el hace-pipí. La angustia surge en esa encrucijada. Dice Freud que surge en esa encrucijada en función de advertencia, de señal. Para nosotros, ese afecto indescriptible e incómodo, tiene un valor de señal. La señal que advierte de ese peligro.

Freud pensaba que la angustia se encontraba en otra instancia psíquica, pero ahora no le cabe duda de la instancia psíquica que padece la angustia es el yo. La angustia es un afecto que funciona como señal que advierte de un peligro y ese peligro sería la pérdida del objeto.

La angustia para Lacan.
Lacan dedica todo un año al tema de la angustia, que está en el Seminario 10. Aunque él no lo explica, si uno se involucra, advierte que expresa una respuesta frente a una crítica de su propio entorno frente a sus desarrollos: el hecho de que poniendo el acento en la lingüística, el significante, lo simbólico y todo lo que venimos desarrollando, habría descuidado el tema de los afectos. Lacan responde a esta crítica dedicando todo un año a lo que podríamos considerar el afecto princeps: la angustia.

Lacan dice que todo su seminario transcurre en un diálogo en una interrogación permanente del texto de Freud “Inhibición, Síntoma y Angustia”. Él retorna a Freud y reformula lo que dijo. Él va a plantear a esta reformulación en los términos que él viene proponiendo. Lacan dialoga con estas afirmaciones de Freud y se pregunta: Admitamos con Freud que la sede de la angustia es el yo. Pero si la angustia tiene como sede al yo, ¿quiere decir que como señal está dirigida al yo?

Va a decir que en tanto señal tiene lugar en el yo, pero va a proponer Lacan que la angustia está dirigida al sujeto para advertirle de un peligro que tiene que ver con la castración, pero entendida de una forma diferente a como la entiende Freud.

El peligro de que la angustia advierte, es sobre el deseo. Justamente, en la encrucijada que este sujeto, en tanto sujeto deseante, se confronta con el deseo del Otro. Lacan nos propone que la angustia es la sensación del deseo del Otro. Cuando él dice eso en su seminario, se da cuenta de que debe bajarlo un poco.

Para explicarlo mejor, le cuenta a su auditorio un cuentito. Se vale de una ficción que él inventa, para lo cual solo tenemos que tener en cuenta qué es una mantis religiosa. Es un insecto de tamaño mediano de aproximadamente 4 a 6 c.m. Tiene dos grandes ojos compuestos y tres ojos sencillos entre ellos. Sus patas delanteras, que mantiene recogidas ante la cabeza, están provistas de espinas para sujetar a sus presas.

Son animales solitarios excepto en la época de reproducción, cuando macho y hembra se buscan para aparearse. Las hembras son mayores que los machos. En raras ocasiones, durante y tras el apareamiento la hembra se come al macho.

Lacan le propone imaginarse al auditorio que hay una mantis religiosa alta hasta el techo. Él se imagina disfrazado de mantis, pero sin saber de qué género (macho o hembra) está hecho el disfraz. Desesperado Lacan, busca verse a modo de espejo frente al ojo de la mantis para ver de qué está disfrazado. Pero el ojo de la mantis, todo facetado, no permitiría apreciar esa verificación. Lacan dice que esa es la encrucijada de la angustia: la encrucijada en la que le presenta al sujeto la pregunta de qué quiere ese Otro de mí. O qué clase de objeto soy yo para ese Otro.

La angustia surge en esa encrucijada. Al sujeto se le ha presentado, de alguna forma, el dilema de qué clase de objeto soy para el Otro. El deseo del Otro, como cualquier otro deseo, es algo que nunca se va a revelar. El neurótico se sienta a esperar conocer ese deseo, pero tiene 50% de chances, puede quedar arrasado en su condición de sujeto. La angustia señalaría al sujeto el peligro de quedar extraviado en el camino del propio deseo: es el peligro de que ante la irrupción del deseo del Otro, el sujeto podría quedar extraviado en el camino de su propio deseo.

No es solamente lidiar con el deseo del otro. El deseo del Otro me apremia a manifestarme deseante. No se trata solamente de esquivarlo, porque si yo digo que el deseo del hombre es el deseo del Otro, yo necesito del deseo del Otro para constituir mi propio deseo. O sea que el deseo del hombre se construye con el deseo del Otro. Si no hace nada, puede quedar arrasado, en sentido de cómo sujeto. Por lo tanto, el deseo del Otro me obliga, me apremia al acto, a accionar. Recuerden que ante todo, el Otro es un lugar, no necesariamente tiene que tener una encarnación como la mantis o puede ser una circunstancia. En Juanito, el Otro es el Otro primordial que es la madre.

La tercera afirmación de Lacan (después será retomada en futuras clases) es contraria a lo que dice Freud. Lacan va a decir que la angustia tiene que ver con la pérdida del objeto, pero va a advertir de un peligro, en relación del objeto, que no tiene que ver con que el objeto se pierda, sino con el objeto no se pierda. El asunto es que para poder afirmar eso, Lacan va a necesitar otra concepción del objeto en psicoanálisis que va a ser novedosa: va a inventar su propio objeto, el objeto a. Para Lacan, el objeto que tiene que ver en el psicoanálisis, va a ser un objeto que él plantea desde su propia concepción. El objeto a. Ya lo vamos a ver, pero desde esta perspectiva del objeto a, Lacan va a decir que en la medida que concibamos al objeto como objeto a, es que vamos a poder afirmar que el peligro que señala la angustia, no es como dice Freud que señala el peligro de su pérdida, sino el peligro de que esa pérdida no se produzca. Entonces Lacan va a decir que no es el peligro de quedarnos sin el objeto, Lacan recurre a un recurso retórico  y va a decir “la angustia no es sin objeto”. Freud decía que la angustia es sin objeto. Lacan nunca va a explicar de qué se trata eso, de ahí que la gente estudie, escriba artículos y libros.

¿Cuál es la ventaja de decir “no es sin objeto”? Si Lacan todo el tiempo está diciendo en que el objeto a es un objeto que quiere sacar de toda figuración… A ver, busquemos frases parecidas:
Lo que ella hace no es sin intención. “reconozco que en lo que hace hay una intención” Pero, ¿de qué intención se trata?
No da puntada sin hilo. Atención con la puntada de Fulanita. Pero no sabemos qué hilo trae atrás.
No puedo seguir sin él. Sabemos que lo necesita, pero no sabemos para qué.

La angustia no es sin objeto
La angustia nos señala la presentificación del objeto, pero no nos dice de qué objeto se trata. El objeto a es justamente el objeto causa del deseo, ya vamos a volver sobre el objeto a.

Caso clínico: Vamos a leer media página de una novela de Javier Marías, “Mañana en la Batalla Piensa en mí”. La contratapa nos sitúa:
Víctor Francés es guionista de televisión y escritor fantasma, encargado de redactar los discursos de hombres importantes e ignorantes. Divorciado recientemente, es invitado a cenar a su casa por Marta Telles, mujer casada cuyo marido está en Londres por trabajo y madre de un niño de casi 2 años. Tras la cena galante, el hombre y la mujer duermen al niño y pasan al dormitorio donde “aún medio vestidos y medio desvestidos, Marta Telles empieza a sentirse mal hasta que agoniza y muere en una escena sobrecogedora. Esta infidelidad no consumada se transforma en una especie de enganchamiento con problemas bien reales e inmediatos. ¿Qué hacer con el cadáver? ¿Avisar o no avisar? ¿Qué hacer respecto al marido? ¿Qué hacer con el niño dormido en la otra pieza? ¿Qué diferencia hay entre la vida y la muerte? Víctor Francés tomará pronto sus decisiones o bien no las tomará, dejándose llevar por sus pasos. Conocerá a la familia de su muerta, el padre, académico y cortesano; al marido, a la hermana menor Luisa, a la que seguirá sin propósito y se irá poniendo en situación de contar su secreto.
Hay un momento en el que Victor se hizo tan amigo de la familia que participa de un almuerzo, en donde está el padre, el viudo y esta hermana menor, Luisa. Están almorzando y evocan cosas de la fallecida. Entonces le explican a él que Marta era su hija mayor, que murió hace poco más de un mes, etc. En esta situación Luisa dice:
Todavía me acuerdo de los guateques de la adolescencia, en los que yo la pasaba fatal por su culpa: me prohibía que me gustara ningún chico hasta que ella no hubiera elegido. “Espérate a que yo decida, ¿eh?”, me decía a la puerta de la casa en que se celebrara. “Te vas a esperar, ¿verdad? Seguro, si no no entro”, me decía, y sólo cuando yo contestaba “Bueno, vale, pero date prisa” llamábamos al timbre. Por ser la mayor ejercía una especie de derecho de tanteo, y yo se lo consentía. Después tardaba bastante en decidirse durante la fiesta, bailaba con unos cuantos antes de comunicarme a quién había elegido; yo pasaba ese rato angustiada temiendo lo que casi siempre ocurría, acababa fijándose en el chico que a mí más me apetecía. Estoy segura de que muchas veces trataba de adivinar quién me gustaba a mí para entonces escogerlo, y luego, cuando yo protestaba, me acusaba de ser una copiona, de fijarme siempre en los chicos que a ella siempre le hacían gracia. Y ya no dejaba de bailar con él en toda la tarde. A cada ocasión yo disimulaba más mis preferencias, pero no había manera, me conocía bien y siempre acertaba, hasta que dejamos de ir a las mismas fiestas, ya más mayores. Era así –dijo Luisa con los ojos un poco perdidos de quien se abisma con facilidad recordando–, aunque también es verdad que habría podido elegir en todo caso, por entonces tenía bastante más pecho que yo y por lo tanto más éxito.
Está claro que Luisa nunca resolvió su angustia. El deseo de una se juega sobre el deseo de la otra. Podríamos pensar que la mantis está encarnada en la figura de la hermana y la pregunta de Luisa es ¿Qué clase de objeto soy yo para mi hermana?. Uno podría preguntarse en cómo aplicar a este ejemplo la angustia desde la perspectiva freudiana y desde la perspectiva lacaniana y ver las líneas de intervención que se desprendería de esa línea que tomáramos.

La clase que viene vamos a ver acting out y pasaje al acto, que son ciertas acciones del sujeto en la confrontación del deseo del otro. Son acciones del sujeto en la encrucijada angustiosa.

viernes, 29 de mayo de 2020

Los dos momentos de la angustia en la obra de Freud.

Fuente: Clase de Daniel Zimmerman (septiembre de 2012), cátedra Psicoanálisis II en UMSA.
Hay 2 teorías de Freud acerca de la angustia.
1) La represión genera angustia.
2) La angustia de castración causa la represión. El retorno de lo reprimido genera el síntoma.

Este recordatorio me parece interesante para saber que esta segunda teoría Freud la plantea en “Inhibición, síntoma y angustia” (1920). Freud había atendido cerca de 1905 a Juanito y después de haber mantenido una teoría más de 20 años no tiene ningún pudor en reconocer que se equivocó, que dijo una cosa y era exactamente al revés. Para ilustrar cómo puede cambiar la perspectiva, revisa 2 casos que atendió años atrás: Juanito y el hombre de los lobos. En los 2 casos aparece la fobia y con esta teoría de la angustia permite una revisión de la función de la fobia. Pero cuando atiende a Juanito, lo atiende con su primera teoría. Juanito nos presenta 3 momentos, en relación a la fobia y a la angustia:

1) Juanito atendido por Freud.
2) La revisión que hace Freud 20 años después de cómo se vería en caso en la medida que toda angustia es angustia de castración.
3) La vuelta que Lacan da con el seminario sobre Inhibición, síntoma y angustia.

Por la represión, se produce la disociación entre afecto y representación. La representación se reprime y el afecto es expresado en angustia.
¿Cuál es el peligro que señala la angustia? Freud va a decir que es la castración. Freud va a tomar la angustia del nacimiento, para ponerla en serie con otras angustias cruciales del desarrollo del sujeto. Hay varias situaciones donde Freud pone la angustia, como el destete.

En “Inhibición, Síntoma y Angustia” dice que
La angustia causa aquí la represión, y no, como antes afirmábamos, la represión causa la angustia.

Aunque no nos es agradable recordarlo, de nada serviría silenciar ahora que hemos sostenido repetidamente la opinión de que por medio de la represión quedaba la representación del instinto deformada, esto es, desplazada, y transformado el impulso instintivo en angustia. Ahora bien, y como acabamos de ver, la investigación de las fobias, que creíamos habría de probar tales afirmaciones nuestras, no sólo no las confirma, sino que parece contradecirlas directamente.
Esto lo empalmo con un párrafo anterior que dice:
El problema de cómo surge angustia en la represión puede muy bien ser de carácter complejo, pero ello no obsta para mantener la idea de que el yo es la verdadera sede de la angustia y rechaza nuestra opinión primitiva de que la energía de carga del impulso reprimido era transformada automáticamente en angustia. Al expresarnos así en ocasiones anteriores realizamos una descripción fenomenológica y no una exposición metapsicológica.
O sea que también hay una modificación en el lugar de dónde tenemos que situar lo que Amorrortu dice almácigo, que es la angustia. ¿Cuál es el verdadero almácigo o la sede de la angustia? El yo. Podríamos decir que la angustia es un afecto que tiene como sede el yo. La angustia funciona como una señal. Ante una situación peligrosa, esta puede ser señalada con la expresión de angustia.
Pero la conducta de aquél puede, una vez más, ser adecuada al ser reconocida la proximidad de la situación peligrosa y ser ésta señalada por la explosión de la angustia. En tal caso puede entonces ser suprimida la angustia en el acto por medio de medidas apropiadas. Se distinguen, pues, en seguida dos posibilidades de la aparición de angustia: una inadecuada, con relación a una nueva situación peligrosa; la otra adecuada, para señalar y prevenir tal situación.
[…]
No tenemos, en efecto, ningún motivo para atribuir al superyó manifestación alguna de angustia, y al hablar de una «angustia del ello» no hacemos sino usar una expresión impropia, que habremos de corregir, aunque más en la forma que en el contenido. La angustia es un estado afectivo, que naturalmente sólo puede ser sentido por el yo.
[…]
Se revela aquí innegablemente la tendencia de limitar a un mínimo el desarrollo de angustia, no utilizando ésta sino como señal, pues de no hacerlo así experimentará en otro lugar distinto el displacer que con el proceso instintivo amenaza, lo cual no constituye un éxito de los propósitos del principio del placer; sin embargo, esto es muy frecuente en las neurosis.
La angustia actúa sobre el yo, no sobre el ello ni el superyó. Funciona como una señal, de un peligro. El peligro es la castración, pero pongámoslo entre paréntesis, porque Freud va a poner en serie la castración entendida como la amenaza del papá de Juanito de cortarle el hace-pipí. Pero Freud dice que esta angustia se puede poner en serie con otras, incluso la del nacimiento. La del nacimiento, la de cuando el chico más crecido llora porque la madre lo abandona en la oscuridad de la habitación, o el destete. El denominador común es la pérdida del objeto. Freud, entonces, dice que la angustia es un efecto sobre el yo que tiene como función operar como una señal ante un peligro. El peligro es ante la pérdida del objeto.

lunes, 20 de enero de 2020

La anorexia en la enseñanza de Lacan.

Por Michel Sauval

1 - Las referencias a la anorexia en la obra de Lacan
Las referencias directas a la anorexia, en la enseñanza de Lacan, son las siguientes.
  • En los Escritos, en el artículo "La dirección de la cura y los principios de su poder", en los puntos 2 ("¿Cuál es el lugar de la interpretación?") y 5 ("Hay que tomar el deseo a la letra").
  • En los seminarios, en las siguientes sesiones del mismo:
  • Seminario IV (La relación de objeto y las estructuras freudianas), Clases 11 y 20 del 27 de febrero y 22 de mayo del 57
  • Seminario V (Las formaciones del inconsciente), Clase 29 del 2 de julio del 58
  • Seminario VIII (La transferencia), Clases 14 y 27 del 15 de marzo y 21 de junio del 61
  • Seminario IX (La identificación), Clase 11 del 28 de febrero del 62
  • Seminario X (La angustia), clase 25 del 3 de julio del 63
  • Seminario XI (Los fundamentos del psicoanálisis), clases 8 y 16 del 4 de marzo y 27 de mayo del 64
  • Seminario XV (El acto analítico) Clase 14 del 20 de marzo del 68
  • Seminario XXI (Los nombres del padre), Clase 11 del 9 de abril del 74

2 - Algunas consideraciones generales.
Hay tres características que llaman la atención cuando uno recorre estas referencias.

Son siempre referencias cortas (a lo sumo un par de párrafos), y en todas ellas encontraremos, siempre y repetidamente, la misma definición para la anorexia: "comer nada".

En muy pocos casos estas referencias están insertadas en desarrollos relativos a la oralidad. En la mayoría de los casos se encuentra asociada a temáticas aparentemente muy disímiles (acting out, fobia, neurosis obsesiva, acto analítico, deseo de saber, etc.) pero con un común denominador: son temas abordados en el análisis de casos clínicos.

En muchas ocasiones encontramos afirmaciones muy taxativas, del tipo "el que no entiende esto no entiende nada de psicoanálisis", etc.

En consecuencia, lo que buscaremos, en primer término, en este trabajo de lectura, es precisar el estatuto de esta "nada" que la anorexia "come", en función de sus relaciones tanto con la oralidad como con los otros temas con que Lacan la asocia.

En un segundo momento reflexionaremos sobre el carácter taxativo de algunas de estas afirmaciones de Lacan, para lo cual, no dejaremos de recorrer las principales bibliografías sobre la anorexia, ya no de Lacan, sino de los lacanianos.

jueves, 3 de octubre de 2019

Fobia y sexualidad en la infancia. Síntoma y función paterna

Notas de la conferencia dictada por Ariel Pernicone, el 27/08/2019

Herbert Graf es el verdadero nombre de Juanito. Max Graf era su padre y Otto Honey era su madre. El historial de 1909 fue el primer historial de un niño que padecía de fobia a los caballos. Se trata de un caso planteado por Freud y sobre el que Lacan da muchas vueltas también, como en el Seminario 4, Las relaciones de objeto. La propuesta de hoy es hacer una articulación entre este caso y la función del padre. ¿Cómo se articula un síntoma fóbico en la infancia, con relación a lo sexual, a lo pulsional y al síntoma?

La escena que voy a relatarles podría ser probablemente una pequeña anécdota cotidiana y hasta una costumbre típica de la Viena de principios de Siglo XX , si no la hubiera protagonizado Sigmund Freud y Herbert Graf, conocido por nosotros como el pequeño Hans o Juanito.

Esta escena, leída hoy a la distancia, me parece a mí, que cobra toda su colosal dimensión, por el símbolo que representa y por las enormes implicancias que tuvo para la historia del psicoanálisis con niños, ese breve encuentre en torno a un regalo, entre su creador -Freud- y un pequeño niño que casualmente cumplía años ese día.

Según el rastreo biográfico que pude hacer, fue el propio Max Graf , padre de ese niño llamado Herbert Graf, conocido crítico de música y discípulo de los primeros tiempos de Freud. Por 1902, Freud hacía las reuniones de los miércoles. Max Graf estaba entre uno de los primeros discípulos. Max Graf llega a Freud por una bella dama que había sido su paciente, cosa que dijo Freud y también fue relatada por Max Graf. Esa joven era la madre de Juanito, en 1897 y es mencionada en una carta a Fliess.

Juanito nace en 1903 y el caso se publica en 1909, como respuesta de Freud de lo que había trabajado en Tres ensayos para una teoría sexual de 1905. Freud, en el historial, jamás cuenta que conocía a Juanito. Freud, en realidad, intervino mucho en la vida de la familia Graf y eso el historial no lo revela. La investigación biográfica sirve para tener el contexto en el cual surge un texto. Es fundamental, aunque uno lee los casos por la letra escrita. El contexto de la época donde surge un texto permite un mejor trabajo de lectura.

Max Graf relata en detalle la anécdota:
Freud tenía un papel entusiasta en todos los acontecimientos familiares de mi casa, esto a pesar de que yo era un hombre joven y Freud era ya de edad avanzada y sus cabellos maravillosamente negros comenzaban a encanecer.

En ocasión del tercer cumpleaños de mi hijo (se refiere a Herbert ) Freud le trajo un caballo de balanceo que por sí mismo llevó hasta arriba por los 4 tramos de escalera que conducían a mi casa ".

No es menor la preexistencia del significante “caballito de madera” que Freud le regaló a Herbert a los 3 años. De este significante caballo, llegó cabalgando hasta nosotros, ya no ese regalo que fue para ese niño, sino como el símbolo de una enseñanza, un legado que conserva toda su vigencia en nuestro trabajo de lectura, como caso fundante del psicoanálisis con niños.

En mi opinión y en la de muchos analistas que trabajamos con niños, no hay forma de empezar a entender la dinámica de las neurosis en la infancia, si no se realiza un pasaje casi ritual, por ese baño de lenguaje, esa enorme "proliferación imaginaria " de este niño de 5 años , que constituye el historial freudiano fechado en 1909. Con esta convicción, quisiera avanzar con la propuesta.

El terapeuta de Juanito fue su padre y Max Graf le llevaba el reporte a Freud de lo que iba trabajando con su propio hijo. En la historia inicial del psicoanálisis, muchos pacientes eran hijos de amigos. Anna Freud fue paciente de Freud, Ernest Freud fue paciente de Anna Freud, los hijos de Melanie Klein fueron pacientes de ella, los hijos de Winnicott se atendieron con Melanie Klein.

Max Graf le permitió a Freud constatar el Edipo en vivo y en directo, de lo que Freud trabajó en Tres Ensayos, hasta que se produjo un tropiezo: aparece el miedo muy intenso a lo caballos.

¿Cómo entendemos el síntoma fóbico en la infancia, en particular en el caso Juanito? Freud va a plantear en forma clara y contundente que parte del problema y la clave central del pequeño Hans se juega en el intento de resolución del conflicto de ambivalencia con su padre.

Tal como lo formula en su versión del Edipo positivo clásico, Hans estaba dominado por un fuerte interés pulsional dirigido hacia su madre y serán los deseos incestuosos anudados a ella, los promotores de la expresión del deseo de eliminar a su padre -deseos parricidas- como un molesto rival a quien por otra parte, al mismo tiempo. amaba y tenía un apego tierno muy importante a él.

Según Freud es en ese conflicto de ambivalencia con el padre , enhebrado con la intensidad pulsional y en su enlace al complejo de castración , donde debemos ubicar la fuente central de la angustia , y aquello que conducirá a Hans a realizar una búsqueda de salida a su conflicto por la vía del síntoma .

Freud dirá que la salida a ese enorme conflicto que se sernía sobre el pequeño Edipo, encuentra esa solución desplazada a través de esa formación sintomática que fue justamente la fobia al caballo. Es decir, gran tensión en la ambivalencia respecto del padre que busca una resolución en la estructura y como no hay salida, produce un desplazamiento hacia la figura del caballo.

El caballo como síntoma, tiene una función: resuelve el sentimiento de ambivalencia hacia el padre. La hostilidad hacia él, será reprimida, y desplazada en forma metonímica en ese objeto que ahora representa al padre. La intención parricida al padre queda reprimida y se desplaza al caballo. El desplazamiento es uno de los mecanismos del síntoma, en especial en la fobia. Entonces, el caballo que lo quiere morder es un representante del padre.

Siendo consecuente con su idea , hacia ese blanco lo vemos disparar a Freud su famosa intervención del 30 de marzo de 1908 cuando Hans junto a su padre lo visitaran en su consultorio. Ahí Freud le enuncia el Edipo al pequeño Hans, como una interpretación. LO hace desde un lugar de oráculo, casi como una sentencia. Ahí encarna lo que Lacan definirá como la función del padre simbólico.

Es importante consignar que en 1926, en "Inhibición síntoma y angustia" Freud plateará una conclusión mas contundente aun, al afirmar que todo el motor de la represión del deseo hostil hacia el padre y sus deseos por la madre, radica fundamentalmente en la angustia de castración, de la cual ahora el caballo será un representante directo, que se manifestó en el niño en el temor angustioso a ser mordido. El caballo será entonces el representante, por la vía del descentramiento y la regresión, de la figura del padre como agente de la castración.

Lo interesante es que la fobia de Juanito, a la que Freud le dedicó 100 páginas de historial, duró de 4 a 5 meses. De principios de enero hasta el 2 de mayo. Suele ocurrir en la clínica que el síntoma fóbico dure mucho tiempo y otras veces es un momento, que tiene su función, que es lo que vamos a tratar de explicar.

¿Qué dice Lacan respecto a su lectura del caso Hans?
Es la palabrería de un niño de 5 años, entre el 1 de enero y el 2 de mayo de 1908. Esto es el pequeño Hans para un lector que no este al corriente, y si lo esta, y no tiene inconveniente es estarlo, sabe que esta palabrería tiene su interés….

Una fobia con todas las molestias que supone en la vida del joven sujeto, todas las inquietud es que suscita en su entorno, y todo el interés que esto despierta en el Profesor Freud…..".( Seminario IV).

Ahora bien, para entender lo sucedido con el síntoma, Lacan decide partir de la situación pre-fóbica con la siguiente pregunta: ¿En que situación encontramos al niño previo al estallido de la angustia y su posterior constitución de la fobia al caballo? Estas pinceladas que hace Lacan son para nosotros pequeñas orientaciones clínicas. Es decir, si ustedes encuentran en su consultorio con un niño con un síntoma fóbico, quizá habría que hacerle caso a esta indicación.

Lacan dirá que en verdad Hans no se encontraba privado de nada. Vivía en un mar de felicidad, enredado eróticamente en un juego fálico, relación imaginaria con su madre, que denomina como el juego del engaño, o el juego del señuelo intersubjetivo. Etapa super feliz, dirá con cierta ironía, en la que el niño nada plácidamente en un mar de dicha.

Al mismo tiempo Hans está intensamente interesado en la cuestión del wiwimacher, el hace pipí, y la prohibición de la masturbación no ha surtido aún efecto sobre el.

Con relación a su madre, el niño avisora un nuevo término, que se ubica entre su madre y el, en su comprensión inconsciente respecto de ella y su deseo.

Allí es donde siente al "falo" como el centro de su deseo, núcleo principal de la sexualidad femenina que marca esa fundamental estructuración inicial de un sujeto y que orienta su mundo en los primeros tiempos.

En relación a ese deseo, y esa falta primordial, él mismo se sitúa en distintas posiciones, ofreciéndose como falo,… Lacan dirá , "cameleándola" en una relación tramposa.

Es una relación tramposa, porque transcurre en un campo imaginario, dual, en una forma de vinculación intersubjetiva en la que el niño le asegura a la madre que puede colmarla en todo cuanto le falta en su deseo, y esta al mismo tiempo se muestra colmada por él. Esto es en relación a la falta primordial de la madre y él en lugar de falo, completándola. El niño entra en el juego del cameleo, donde ella le dice que es todo y él se ofrece en ese luga, teniendo ambos como telón de fondo aquello que la teoría freudiana nombra como " El penis neid", o envidia al pene , situándonos en esta etapa primera de Hans en el tiempo que Lacan denomino como la cuestión del falo imaginario. A la altura del seminario 4, Lacan está tematizando, entre otras cosas, la cuestión del falo imaginario.

Hasta aquí, parecía marchar todo bien, donde madre e hijo se completan en forma mutua. Estamos en el tiempo del narcisismo. Los primeros informes de Max Graf destinados a Freud se sucedían sin dificultades, proveyéndole la información normal y esperada respecto de la sexualidad infantil, pero en forma sorpresiva para todos, este niño aparentemente colmado y feliz empieza a angustiarse, y como si fuera poco comienza a tener, posterior a esa angustia primera, una intensa fobia a los caballos , negándose a salir de su casa.

¿Que precipitó la crisis? - se pregunta Lacan. Segunda orientación clínica para nuestro trabajo. Lacan va a plantear que el niño va a sufrir una descompensación a causa de la irrupción en el escenario dual e imaginario con su madre, de dos elementos reales que precipitaran a Hans en su crisis porque le plantean un problema nuevo a su existencia que requiere una solución.

Los dos elementos reales serán, en primer lugar el nacimiento de su hermana Hanna, y por otro lado, y principalmente, aquello que trajo como conflicto su propio crecimiento, que es la sorpresiva irrupción en su cuerpo del goce real y pulsional que provee su pene. Lo de la hermanita es típico del nene que está entronizado en el deseo de su madre y lo vienen a barrar cuando nace un hermano. Lo segundo es la sexualidad infantil, la aparición de las erecciones, el juego con el hace-pipí y lo que en su cuerpo empieza a aparecer como goce real y que conmociona su estructura. Dice Lacan:

“La cuestión parece simple pero no lo es, ya que es importante comprender que el trabajo psíquico que representa para todo sujeto en estructuración integrar el efecto traumatizante de la pulsión es una tarea compleja y en torno a esta cuestión se pueden explicar muchos de los síntomas por los que nos consultan en la niñez”

Otra orientación clínica: en muchos de los casos que nos vienen a consultar, hay algunas cuestiones que tienen que ver con el efecto traumatizante de lo pulsional. Es algo de lo real que irrumpe en el cuerpo y que hay que integrar.

Lacan entiende que estos dos elementos reales que irrumpen en su mundo, conmocionan su estabilidad, y las reglas hasta allí conocidas por el niño cambian de repente, y deberá pues realizar algún esfuerzo o trabajo psíquico para integrarlas de alguna forma, pero justamente será aquí donde se encuentra con una dificultad que traba la solución: La carencia del padre real. En este seminario, Lacan intenta trabajar la incidencia del padre real en la salida del campo imaginario. Toma el caso Juanito como un ejemplo de algo que produce un problema, una falla, una dificultad para salir del campo imaginario cuando hay una carencia de la intervención del padre real.

Lacan distingue padre simbólico, padre imaginario y padre real. El padre simbólico es el de Tótem y Tabú, el padre muerto, que está en un lugar inexistente, como figura. Con el padre imaginario es con el que se la ve todo niño, porque es el padre con el que se rivaliza, el que se lo supone Superman, con el que se fantasea. Curiosamente, dice que con el padre real es con el que menos se las puede ver, porque es el padre real, el padre con sus fallas. Las ve por sus efectos o por sus déficit.

Aca tenemos otro punto en la orientación clínica: como un niño puede quedar como síntoma de la disputa parental. El psicoanalista que trabaja con niños, frecuentemente tiene que trabajar con los padres. Freud no revela todos los detalles, porque él se aboca a escribir el discurso del niño, el diálogo con el padre y busca la perspectiva más intrapsíquica de Juanito. Lacan, en cambio, introduce la cuestión del padre y la madre en la problemática del síntoma.

El problema radica en que en este momento de descompensación, que todo sujeto en estructuración debe atravesar, donde las reglas conocidas de su mundo cambian, el niño ha de dar un paso que resulta literalmente infranqueable por si solo. No hay forma que salga de esta trampa por si solo, requiere de la intervención de un cuarto.

En este punto Lacan será contundente e implacable respecto de su lectura de la participación del padre de Hans en relación a la formación del síntoma del niño :

“Será en ese momento de crisis en el cual Hans se encontrará buscando una salida a ese juego imaginario con la madre, debiendo además intentar integrar a su subjetividad la existencia de los efectos pulsionales de su pene real , que se topa con un fuerte obstáculo en su desarrollo, tal como lo nombra Lacan, la ausencia del "pene mayor de todos", es decir el del padre, debiendo afrontar así su complejo de Edipo, en una situación que exige una simbolización particularmente difícil”.

Explicará así, que para la asunción de la función sexual viril en el varón, juega un papel esencial la presencia del padre real. Para que el sujeto sea atravesado verdaderamente por el complejo de castración, y encuentre un pasaje de salida, es preciso que el padre real juegue de verdad el juego, es decir que asuma su función de padre castrador en su forma mas correcta. Es decir, para salir de ese campo imaginario (que es estructurante, pero requiere una salida) el padre real debe asumir la función de padre castrador.

Podemos pensar que el padre de Hans es el padre prototipo de este momento, sobre todo en estos tiempos que el patriarcado ha empezado a caer. Ese padre bondadoso intenta no privarlo de nada y esto puede traer algunos problemas.

El caso Hans, según Lacan, ilustra como un niño se las arregló para encontrar en su síntoma, una suplencia allí donde su padre tan inmensamente bondadoso, ese padre cariñoso y amado, fallo en su función. Un padre que se obstinaba en no querer castrar.

Será allí, concluye Lacan, que ante la carencia de esta función significante central para la estructuración humana, Hans deberá recurrir a la un sustituto que supla esa carencia. Por eso en Hans aparece un caballo al cual Hans le teme, un caballo que lo quiere morder, que se cae. El caballo tiene múltiples significaciones, ese es otro tema importante. El caballo le permite hacer a Hans un recorrido que va de lo imaginario hacia lo simbólico.

Esta posición nos diferencia tajantemente de las posiciones conductistas. Para Lacan, el śintoma tiene una función y no debe ser erradicado brutalmente, sino dejarlo desplegar y que esa angustia desaparezca o se alivie. O que el síntoma caiga caiga tras cierto modo de trabajar la cuestión. El síntoma es indicador de una falla de la función del padre.

El caballo como síntoma , en ese sentido, será el significante que le aportará el punto de enganche , con sus múltiples significaciones posibles, que le permitirá el recorrido por su proliferación imaginaria, y a través de sus diversas construcciones míticas, para encontrar así el camino necesario de salida que va desde lo imaginario a lo simbólico.

En síntesis, para Freud el complejo sintomático del caballo, representó para el niño el sustituto desplazado de la representación del padre, allí donde el conflicto de ambivalencia, y la represión de la hostilidad edípica hacia él reclamaba una solución .

En Lacan, será la carencia del padre real, aquello que compelirá a la estructura subjetiva a buscar un sustituto de ese significante, y en este punto es donde el síntoma cumplirá una función que aportará una salida a la crisis planteada .

Probablemente dos caras complementarias de la misma moneda, en la que ambos coincidirán en la importancia central de la fuerza traumatizante y estructurante a la vez que ejerce la pulsión, y aquello que provee la castración simbólica como una vía de salida necesaria y posible a la conflictiva de todo sujeto en estructuración.

¿Cómo siguió la vida Juanito -Herbert Graf-?

Su vida se desarrolló muy exitosamente en el campo de la música.

Siguiendo probablemente de alguna forma cierto camino identificatorio en este campo que era la especialización de su padre, Herbert se convirtió en uno de los mas famosos regisseurs ( director de escena) de la ópera, que constituye una función clave en ese medio, que por otra parte fue una profesión prácticamente creada por el, cuya esencia consiste en crear la escenografia que sostiene la obra operística.

En el período previo al nazismo, emigra de Viena. A partir de 1936 trabajó como director de escena de Metropolitan de Nueva York, donde permaneció casi 30 años. Allí contrajo un primer matrimonio en 1927 con Lisselotte Austerlitz , del cual nació un primer hijo llamado Werner Graf en 1933, y luego tuvo un segundo matrimonio, con Magrit Thuering con quien tuvo una segunda hija en el año 1966, a sus 63 años, en Suiza , que se llama Ann Kathrin Graf, y actualmente tiene 41 años, quien vive en Ginebra donde Herbert Graf terminó su vida profesional como director de uno de los principales teatros de ese país.

Como parte de esta investigación tuve la posibilidad de dialogar con Ann-Kathrin Graf , vía e-mail, en el curso de los meses del 2007, y hacerle algunas preguntas.

Al preguntarle respecto de sus recuerdos sobre el padre, me dijo que conservaba pocos recuerdos ya que él falleció cuando ella apenas tenía 6 años, pero de todos modos siempre mantuvo fresco en su memoria el recuerdo de su padre, en su estudio, completamente dedicado a la preparación de su tarea en la casas de opera en todo Europa y que además estaba segura que el nunca volvió a tener síntoma fóbico alguno ni a realizar tratamiento alguno en su vida.

Herbert Graf falleció en 1973, de cáncer de riñón, luego de haber gozado de un enorme respeto en el mundo de la ópera y habiendo trabajado en casi todos los grandes teatros y con los cantantes más reconocidos de su época.

Caso clínico.
Joven de 11 años, con un intenso miedo a las tormentas. Se presenta angustiado y me dice que su miedo empezó en un momento en que estaba en su casa sin su padre y con su madre. Se produce, a fin de año, una tormenta feroz. En su opinión, eso desata sus tomores. Evoca que ese dia, con el avance de la tormenta, sintió que el agua empezaba a empujar con fuerza hacia adentro de su casa y que tal circunstancia le produjo una intensa angustia, al sentir que no podía detener el agua que inundaba con su fuerte empuje, mientras la tormenta no se detenía. Recuerden que término drang (empuje) de la pulsión.

Recuerda que a partir de ahí quedó muy asustado, y casi obsesionado con el clima. Comenzó desde entonces a observar las nubes, el viento, siempre atento, alerta, angustiado ante la posibilidad que se desate una nueva tormenta, y otra vez se produjera el empuje del agua hacia el interior de su casa, situación que deseaba evitar. Ese es el relato.

Eso que empuja, que viene de afuera, que le resultó sorpresivo, son todos los términos que empieza a articular mientras habla.

Su relato continúa, en los sucesivos encuentros, hablando de diversas cuestiones que iba asociando a sus miedos, hasta que un día llega a un punto, en el cual ubica ciertas cosas que le pasaban en el cuerpo y entonces, hablando de esto asocia, que lo que antecedió al miedo a la tormenta, fue una ocasión en la que él estaba en el auto con su familia y al mirar fijamente hacia una esquina, vio a unas mujeres que estaban con “poca ropa, paradas en una esquina y se le veían las tetas”.

El Seminario XXIII Lacan habla de la resonancia en el cuerpo, la pulsión como el eco en el cuerpo de un decir. Es decir, algo que como palabra o significante resuena en el cuerpo. Esto está todo el tiempo en la clínica. Mira las tetas de las mujeres en la esquina y le produce una especie de rayo.

Según recuerda, allí, quedó sorprendido por esta situación que lo impactó mucho y dice: “sentí como un rayo o relámpago en el cuerpo”. Ahí es donde articula otro significante. Es la excitación sexual que irrumpe en él. Parece nombrar entonces, algo de un goce desconocido, ignorado, que de pronto irrumpe en su cuerpo, no se sabe si es desde afuera o desde adentro, que empuja sorpresivamente y de alguna manera en el lenguaje, en la metáfora, empieza a ser nombrado, articulado, por la vía del síntoma. Lo que importa es que pudo empezar a hablar de eso.

Pregunta: ¿Cómo era la sexualidad de de estos padres?
A.P.: Los padres de este menor, la convivencia era compleja. No había relación sexual entre ellos. El padre lo trae a consulta. Cuando el chico empieza a desplegar su sexualidad puberal, se producen una serie de problemas que derivaron en este tema.

Pregunta: ¿Por qué creés que Lacan habla de carencia de padre real en Juanito? Porque me suena a la constitución de una psicosis.
A.P.: Yo no integré la posición de la madre en el caso Juanito. Hay 2 modos de pensar el falo y el deseo de la madre respecto de un hijo. Lacan explica que el niño es metáfora del amor por el padre o es metonimia. En el sentido que el hijo puede ser la metáfora del deseo de la madre por el padre, el padre de Juanito, en relación al deseo de la madre, está fuera de juego. Por el lado del deseo de la madre, todas las interevenciones del padre caían en saco roto; o bien porque el padre no tenía la suficiente decisión de producir el efecto de castración que Juanito necesitaba, o bien porque estaba fuera del deseo de la madre.

Se puede suponer que había un conflicto a nivel de la pareja y Juanito estaba enredado. La madre se había analizado con Freud en 1897 y 2 de sus hermanas se habían suicidado. En 1897 fue el año clave del autoanálisis de Freud con las cartas a Fliess. Él analizaba su propia fobia, que era una fobia a los trenes. Lo remonta a un recuerdo infantil donde él viajaba con su madre y la recuerda desnuda. En ese año, Freud descubre el Edipo en él, su sexualidad infantil, entre agosto y noviembre. Es el mismo período donde analiza a esta joven y a otras histéricas conocidas en los textos.

Lacan plantea que el intento del padre de Juanito de intervenir, quedaba siempre fuera de juego.

Pregunta: Hay fobias que no se resuelven en la infancia.
A.P.: Hay que dintinguir entre lo que es fobia de estructura y lo que es fobia como síntoma. La fobia en la estructura son las fobias universales, según Freud. Son fobias por las cuales todos los niños atraviesan, porque son estructurantes, como el miedo a la soledad, a la oscuridad. Todos los niños, en algún momento de su estructuración subjetiva, atraviesan un momento de fobia.

El caso de Juanito es fobia como síntoma, como suplencia de una falla. Eso puede quedar en la infancia y no retornar nunca más. La cuestión es la relación a la angustia, lo que aparece en la fobia en la adultez es un intento de tramitar la angustia, de producir una localización de la angustia para que no irrumpa de manera pavorosa. En el caso que vimos del púber, vemos la irrupción pulsional en el cuerpo. Hay algo que él no puede integrar y entonces hace esta metáfora de la tormenta. Esto puede terminar ahí, pero la cosa es cómo se sigue jugando el partido en relación al partenaire, cómo se las va a ver en su sexualidad en el encuentro con el otro, haciendo uso de los títulos en el bolsillo, como decía Lacan.

Alexandre Stevens dice que la adolescencia es un síntoma que es respuesta a la metamorfosis de la pubertad. Es decir, ¿cómo tramita alguien la metamorfosis de la pubertad? ¿Cómo se las ve con la sexualidad? Porque la adolescencia no es un término del psicoanálisis. El psicoanálisis menciona la metamorfosis de la pubertad. Cuando algo tiene un nivel de angustia que no se puede tramitar, vemos diferentes formas de respuesta: acting out, consumo… Pero también vía la neurosis: síntoma obsesivo y síntoma fóbico.

El síntoma impide que irrumpa una angustia primaria más pavorosa. Esa es su función y siempre está en relación a la sexualidad. En los sueños de angustia, aparece una caída del disfraz del sueño y el deseo reprimido aparece poco velado. Aparece la angustia. La pesadilla es la avanzada de quedar a merced del Otro. Esa es la angustia más pavorosa, ser objeto pasivo del Otro, vérselas con la angustia de lo real y la posibilidad de quedar devorado por el Otro. La pesadilla es distinta a los sueños de angustia, lo ven en el Seminario X. Algunas pesadillas son la antesala de un brote psicótico. Es el sueño dentro del sueño, la sensación de que te despertás por miedo y en realidad se sigue soñando y aparece nuevamente la pesadilla.

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