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sábado, 28 de diciembre de 2024

El destino: Entre lo trascendente, lo trágico y Lo psicoanalítico

El concepto de destino se asocia a menudo con la idea de una fuerza superior o trascendental que precede a la existencia del individuo y, por tanto, determina su devenir. Desde una perspectiva religiosa, el destino se presenta como un designio inevitable, una suerte de plan o hado del cual el sujeto no puede escapar y del cual únicamente puede llegar a tener conciencia.

En el ámbito de la tragedia antigua, el destino adquiere una dimensión diferente. Un ejemplo paradigmático es el de Antígona, donde Sófocles sitúa a sus personajes frente a una encrucijada, marcada no por la imposición de un poder divino ineludible, sino por la necesidad de tomar decisiones. Aquí, el destino no se presenta como una fuerza que elimina toda posibilidad de acción, sino como una circunstancia que, aunque inevitablemente puede conducir a un desenlace trágico, deja espacio para una mínima elección. Lacan analiza este punto al resaltar el “error de juicio” de Creonte, quien reafirma rígidamente un Ideal petrificante, configurando su propio destino.

Desde el psicoanálisis, el destino adquiere otra perspectiva, vinculada al automatismo significante. Para Freud, esto se refleja en la "novela familiar", mientras que Lacan introduce el concepto del "mito individual". En esta concepción, el destino se articula como una cadena discursiva proveniente del Otro, en la que el sujeto está atrapado por un deseo que no le pertenece. Este “destino trágico”, como lo llama Lacan, encuentra su fundamento en la heteronomía, es decir, en la dependencia de un orden externo que marca al sujeto.

Sin embargo, el psicoanálisis introduce un matiz importante. Si bien el destino está determinado por esa cadena significante que parte de una contingencia, siempre queda un resto imposible de asimilar plenamente. Este resto, junto con la barradura que afecta al Otro, crea un margen de posibilidad. Es un borde que puede conmover al sujeto, abriendo la posibilidad de que el destino no sea completamente rígido, aunque tampoco garantizando su total superación. En este sentido, el destino en psicoanálisis no es ni una condena absoluta ni una elección completamente libre, sino un espacio intermedio donde la contingencia y lo imposible se encuentran.

sábado, 7 de diciembre de 2024

¿Qué es la neurosis? La neurosis como cicatriz del sujeto sexuado

Desde una perspectiva nosográfica más cercana a la psiquiatría, la medicina o incluso la psicología, la neurosis podría entenderse como una perturbación o anomalía que afecta las relaciones del sujeto con la enfermedad. Sin embargo, en el psicoanálisis, la neurosis trasciende este enfoque sintomático para inscribirse en una dimensión más estructural. Lacan llega a definirla como una cicatriz en el sujeto.

¿Pero de qué herida es la neurosis una cicatriz?

La neurosis actúa como una respuesta a la hiancia o rajadura que define al sujeto como sexuado. Ser sexuado no es una mera característica del sujeto; lo constituye, lo especifica, y lo afecta profundamente en su relación con el campo del goce. Esta rajadura, sincrónica y fundamental, se corresponde con lo que Lacan formula en el axioma "no hay relación sexual", es decir, la imposibilidad de que la identidad sexual o la complementariedad en el sujeto hablante se escriban de forma completa o definitiva.

En este sentido, la neurosis cicatriza esa hendidura mediante dos dimensiones: una vinculada al valor de verdad y otra al goce.

  1. La dimensión de la verdad: La neurosis ofrece al sujeto un guion, una narrativa que se materializa en la "novela familiar del neurótico". Este relato sostiene un mito de origen, una estructura ficcional que organiza y da sentido al campo de la verdad para el sujeto.

  2. La dimensión del goce: Simultáneamente, la neurosis proporciona al sujeto un repertorio de goce, un menú a partir del cual puede experimentar un plus de gozar. Este recurso compensa ilusoriamente la falta de un goce sexual plenamente complementario, convirtiéndose en un remedio parcial frente a la imposibilidad estructural que habita al sujeto.

De este modo, la neurosis, al operar como una cicatriz, está intrínsecamente relacionada con el funcionamiento del fantasma. Es en esta intersección entre la ficción estructural y el goce donde la neurosis encuentra su función: remediar, aunque nunca resolver completamente, las fracturas fundamentales del sujeto sexuado.

martes, 9 de junio de 2020

Edipo, tránsito y naufragio e instalación del superyó y yo de realidad definitivo

Hoy seguiremos desarrolando el tema de la entrada pasada: la especificación de los complejos de Edipo en el varón y la mujer, su tránsito, naufragio y la instalación del superyó.

Los complejos de Edipo (son femenino y masculino) no solo son importantes por la articulación de la identidad de género con el genital, donde se dan los posicionamientos masculino y femenino, sino porque introducen al sujeto en el esquema simbólico del parentesco que el niño está en condiciones de comprender. Antes de eso, abuela, abuelo, tío eran más bien representaciones cosa. En cambio, la introducción en el sistema de parentesco es una estructura simbólica en la cual se introduce y comprende la sucesión de las generaciones, la comprensión de la muerte y el acceso a simbolismos más grandes que lo introducen en otros grupos sociales. No es casual que a esa edad de los niños , en todo el mundo, comienza la escuela primaria.

Tanto en la mujer como en el varón, los Edipos son completos: homosexual y heterosexual. No solo se ama al progenitor del sexo opuesto, sino al del mismo sexo. O sea que son conflictivos y merece una elaboración. Ya explicamos lo que sucede respecto al heterosexual, pero también es conflictivo el Edipo homosexual y eso merece una elaboración y abandono del objeto homosexual.

En la mujer, el abandono de la madre la introduce en el Edipo positivo. En el varón hay un gran conflicto: el conflicto del varón es someterse homosexualmente al padre o matarlo. Por lo tanto, la salida implica que lo que ha sido problema vincular conflictivo se resuelva no solo en identificaciones al sexo que le corresponde, sino en una identificación muy particular, que es identificación a los valores de los padres, dice Freud, unidos y compatibles entre sí.

Esta identificación a los valores de los padres es la identificación que forma al superyó y constituye salida del complejo de Edipo. Freud aquí hace una observación bastante diga de explicar. Dice que el superyó de la mujer es débil y que el superyó del varón vuelve contra sí gran parte de la agresión que había dirigido contra el padre. En ese sentido, parece otorgarle una capacidad dee exigencia y de culpabilidad más grande. Esto ha planteado muchos interrogantes y también se explica por una categoría muy abandonada por los psicoanalistas, que es la categoría de superyó cultural, que Freud menciona en El malestar en la cultura.

Si la identificación al superyó es la idnetificación a los valores de los padres, el superyó de los padres es la identificación al superyó cultural, que es la estructura de valores de una sociedad histórico, cultural, dada. Incluso, Freud especifica que hay superyóes subculturales dentro de una misma cultura. Entonces, esto podría explicar la idea de Freud de que las mujeres de su tiempo tuvieran un superyó más débil. Esto quiere decir que la transmisión de valores femeninos en 1930 evidentemente constituían en valores domésticos y a no tener grandes valores en la cultura y la sociedad. En cambio, los valores para los varones de esa época sí los lanzaba a tener valores en la cultura, en la guerra, en la política. Es decir, estaban mucho más dirigidos a la obtención de logros económicos, sociales, políticos o en la guerra. Actualmente, esto fue cambiando. Hace 40 años, en Argentina no habían policías mujeres, por ejemplo. Hoy en día hay oficiales mujeres en todos los ejércitos del mundo y han participado en guerras. También hay presidentas, políticas y esto ocurrió en un breve lapso de tiempo.

El superyó cultural que hoy estamos transmitiendo a las niñas no es el superyó de debilidad doméstica que se les transmitía a las chicas en la época de Freud. En el caso Dora, ella tenía inquietudes intelectuales y en el historial se lee que ella asistía a conferencias culturales dedicadas a señoras y señoritas. ¿Qué cultura era esa, especialmente preparada para señoritas? Era una cultura lavada. Por eso no podemos tener inconvenientes en entender por qué Freud dijo que el superyó de su época, en la mujer, era un superyó más débil.

Hay un cierto problema en la traducción de naufragio, que en alemán también se usa para decir "ir al fundamento". Lo que sucede con el complejo de Edipo es que se vuelve fundamento, estructura psíquica. Lo que fue un cmplejo vincular se vuelve fundamento del yo de realidad definitivo, o sea preconsciente-consciente y superyó, en tanto ahí se produce la represión primaria, que es la que divide sistemas.

También hay discusión entre los psicoanalistas sobre la represión primaria. Freud dice que tiene que ser el antecedente necesario de la represiones secundaria. Esto quiere decir que tiene que ser necesariamente la que divide sistema inconsciente de los sistemas secundarios: yo realidad definitivo y superyó. La carta 52 es inestimable en este sentido. Es cierto que habla de represiones, porque al fundarse el aparato psíquico estrato en estrato, hay represiones, pero le da un peso absoluto a aquella que divide el inconciente del preconsciente. O sea, hay que darle un estatuto absolutamente privilegiado al que divide el sistema primario en el que rige el principio de placer a lo que divide a los sistemas secundarios, en lo que rige la representación palabra y el principio de realidad.

Naufragio quiere decir sobreinvestidura del Edipo y represión primaria.

Aunque la carta 52 no lo dice, pero podemos suponer que cuando se establece en ella la represión primaria, las represiones que han ido separando estratos, desaparecen, porque en el inconsciente circulan las pulsiones libremente con energía precisamente libre, no ligada. Las diferentes sobreinvestiduras que han habido entre estratos van siendo absorbidas e integradas a los estrtaos secundarios por sobreinvestiduras. Las pulsiones quedan fijadas. Lo que se va al fundamento es la compleja trama vincular: el ello queda reprimido, pero lo que quiere decir Freud es que la compleja trama vincular sea transformado, sobreinvestido en yo masculino o femenino, integrado al sistema de parentesco y que ese yo sea diferenciado el superyó. Por lo tanto, a los 6 o 7 años se da la primera estabilización del aparato psíquico en su sistema primario y secundario. A partir de ahí, lo que más va a sobrevenir es la revolución puberal-adolescente, pero como reorganización sobre esos sistemas.

La resolución heterosexual implica al Edipo negativo sobreinvestido. La salida del Edipo allí es por la heterosexualidad, pero pueden haber personas en las cuales haya predominado el homosexual. Para Freud, gran parte de la libido homosexual se transforma en libido gregaria y no hay que olvidar que para Freud el naufragio del complejo de Edipo implica una gran destinción de libido a la función gregaria social, por eso también los chiquitos ingresan al colegio. Hay un gran empuje a la gregariedad. Esta es otra categoría de Psicología de las masas, que es la libido o función de agregación, necesaria para construir grandes conglomerados sociales, sobre todo en las grandes civilizaciones. Esa es una de las funciones del Edipo, que es destinar libido gregaria, además de elegir el objeto de amor.

Del Edipo, la mujer sale por decepción y lentamente, por un padre que la frustra, del que la mujer sale cuando deja tener esperanzas en él. El varón sale por amenaza de castración.

Fuente: Encuentro n° 22 de Freud desconocido titulado "Edipo, tránsito y naufragio e instalación del superyó y yo de realidad definitivo"

Próxima entrada: los narcisismos

jueves, 19 de marzo de 2020

Las influencias familiares a la hora de elegir una profesión-ocupación


Hoy desarrollaremos la influencia de la familia en la elección vocacional y ocupacional, con un caso clínico como ejemplo.

La novela familiar en que cada sujeto se inscribe, comienza incluso antes del nacimiento. El deseo de los padres acerca del futuro niño, siguiendo el guión del ideal familiar se plasma en los mandatos e ideales del super yo del sujeto.

Los padres y la familia en general tienen expectativas para el futuro de sus hijos, lo que a veces asoma, claramente en el discurso y otras veces aparece velado, así como estas pueden observarse en gestos, actitudes y mensajes indirectos.

Frases como por ejemplo “Hace lo que quieras, pero acá te compre la guía del estudiante, elegí lo que quieras pero elegí una carrera”. Son comunes en los padres, hacia los hijos que están en un proceso de elección frente a su futuro, estos mensajes ocultan las influencias que conlleva las propias elecciones, reprimidas, anuladas, proyectadas por los padres en algún momento de su vida y ahora frente al hijo que intenta armar su futuro, genera todo tipo de mociones en las cuales puede haber miedos, culpas, dudas, angustias.

Bohoslavsky, dice que la persona no es sino lo que busca hacer, y en esta búsqueda el contexto social-familiar es de primera importancia para el joven que elige, la persona mantiene con su familia vínculos muy íntimos y se encuentra atravesando un momento de separación.

La elección siempre tiene que ver con los otros (reales y fantaseados)”. El futuro trabajo o futura carrera cristaliza relaciones interpersonales con aquellos otros, con los cuales se han establecido relaciones primarias.

El adolescente, como ya hemos visto atraviesa la salida de la reedición de la situación edípica. La forma en cómo se resuelve dicha situación va a determinar la catectización de dichos objetos, entre los que encontramos las carreras y profesiones.

Cuando hablamos de la identidad, vimos que las identidades vocacional-ocupacional están relacionadas, con la identidad personal, que responde a la integración de la identidad sexual, familiar, etc. Todo conflicto ante la elección de ser en el hacer expresa, según Bohoslavsky una no integración de identidades diversas. Elegir algo nuevo, decidirse implicará dejar de lado todo lo demás, así en la Orientación se expresa lo que el joven tiene que dejar de lado para poder elegir.

Bohoslavsky llama identidad negativa a la interferencia del logro de la identidad ocupacional, que está en intima relación con los aspectos rechazados por el grupo familiar.

Justamente se llama “negativa” a esta identidad porque es lo contrario de lo que el grupo familiar espera que sea el joven: por ejemplo la familia espera que se siga la profesión tradicional familiar, o bien que estudie una carrera redituable, etc. y el adolescente con identidad negativa puede no querer estudiar como una forma de actuar en oposición al grupo familiar, llegando a convertirse en un mal alumno en la carrera y así fracasar para demostrarle a sus padres que él es lo contrario a lo que ellos desean que sean. El autor sostiene que la identidad negativa, surge a partir de la identificación con los valores rechazados por el grupo familiar, le sirve al joven para aplacar ansiedades persecutorias. 

Frente a las sugerencias conscientes, abiertas y dichas, tanto como las ocultas o indirectas de las expectativas que las familias depositan en el joven que va a elegir bajo la presión del “tendrías que hacer”, se pueden adoptar diferentes tipos de reacción.

El sujeto que se coloca en una posición sumisa frente a los sugestivos mandatos parentales, puede expresar el aburrimiento y la falta de creatividad como síntoma.

Otra reacción posible es la oposición frente a los mandatos que cuanto mayor es la oposición podremos inferir que mayor es la dependencia en el origen; esto no lleva a la reflexión para una elección madura sino que se elige para oponerse al mandato. A veces es una elección impulsiva y no configura una elección autónoma. 

La elección por ambivalencia o por polivalencia aparece cuando dos o más posibilidades para elegir resultan tanto positivas como negativas, lo que lleva a la duda ya que no sabe que priorizar.

Otra respuesta frente a los mandatos familiares es la desorientación, lo que configura un estado más confuso; el desorientado duda hasta de si mismo pero no puede llegar a tener alternativa en realidad dice Gelvan de Veinsten quiere buscar algo para encontrarse.

La disociación fragmenta las partes de lo que estaba unido y lleva a un trabajo analítico, pero si el disociado es el sujeto que elige (y no la elección) se llega a la disgregación.

Por último otra respuesta es la simulación, que funciona como un como si es decir, la identidad es un personaje oportuno según el momento y no un verdadero compromiso con su elección.

Esto tiene que ver con los procesos de identificación, que nunca son predecibles de antemano, ni objeto de la manipulación, sino que se descubren a posteriori, una vez que se han producido.

El estimulo y la influencia familiar siempre existe. Los padres siempre influyen en la elección vocacional de los hijos, estimulando y posibilitando aprendizajes y vivencias, proporcionando modelos de identificación. Lo que nunca se puede predecir es cómo va a ser esa influencia, porque cada persona hace su propia combinatoria con los estímulos de los que dispone, armando una síntesis personal.

Los estímulos o influencias difieren de los mandatos y las exigencias. A veces las carreras más valorizadas coinciden con nuestros deseos inconclusos, o con mandatos de la familia ampliada a la que pertenecemos; y las carreras rechazadas con alguna experiencia personal o cercana, insatisfactoria.

Se puede aplicar a una carrera o a una profesión totalmente nueva, habilidades y capacidades desarrolladas anteriormente por alguno de nuestros padres o abuelos. 

En el libro La elección vocacional-ocupacional Gelvan de Veinsten, pregunta si los padres debieran decir o callar sus expectativas para con sus hijos en cuanto a lo vocacional-ocupacional. Opinamos al igual que la autora que “condicionan mas lo que no se explicita que lo que se dice clara y abiertamente”, o sea que es preferible en un dialogo franco y abierto con los hijos expresar los deseos, dudas y temores con respecto a sus elecciones de futuro por ende, nuestra opinión acerca de las influencias familiares es que los padres pueden aportar anécdotas, recuerdos, juegos y características infantiles. Pueden ayudarlos a reconocer facilidades y estilos personales enriqueciendo su percepción. Pueden ayudarlos a buscar ayuda e información. Pueden acompañarlos en este proceso escuchándolos cuando lo necesiten, participando con ellos en la búsqueda de programas, charlas con profesionales y reconocimiento de facultades en la medida que ellos acepten o pidan este acompañamiento.

“La pobre Nora” 
Nora se encuentra, estudiando el tercer año del profesorado de educación primaria. Tiene 45 años y ser maestra fue siempre su deseo gritado a voces, pero ha callado en el seno de su familia.

Es mamá de tres hijos, ya que según lo que ella cuenta sus padres esperaban de ella, que se case y que forme una familia. Ser ama de casa era el plan parental acerca de esta hija, que es la mayor de cuatro hermanas mujeres y dos hermanos varones. 

La familia de origen de Nora está conformada por el padre kinesiólogo y la madre ama de casa. Uno de sus dos hermanos es profesor de educación física, el otro es kinesiólogo como el padre y de sus tres hermanas, dos son dos maestras y una es arquitecta, pero trabaja como profesora de dibujo técnico. Pero “la pobre Nora” ya que así le decían sus padres, según ellos mismos no tenia condiciones para ser maestra.

Nora cuenta acerca de su familia que era la hija más criticada y sobre la que recaían todas las tareas de la casa, ya que su madre iba quedando paulatinamente ciega. “pobre Nora todo lo que tiene para hacer” era lo que rutinariamente decían sus familiares y ella iba prometiéndose que algún día iba a ser maestra.

Durante la adolescencia fue una excelente alumna en la escuela secundaria, se proponía ser la mejor y así llego a ser abanderada pero a pesar de sus esfuerzos no era estimulada por su familia y cada vez, la brecha que se abría con sus padres era mayor. Recuerda que al llegar quinto año se puso de novia con su marido, y al poco tiempo de noviazgo termina el secundario, pero en vez de anotarse en la carrera tan soñada, y casi por el mandato familiar deciden casarse postergando su carrera para más adelante, al poco tiempo queda embarazada y cuando anuncia feliz la noticia la madre le dice “ahora así que no vas a poder estudiar”. 

Para ayudar a su marido trabaja, siendo su beba muy pequeña, y al poco tiempo debe dejarlo por un nuevo embarazo.

Durante el tiempo que se encargo de criar a sus hijos, vio como sus hermanas se iban recibiendo de las diferentes carreras que iban emprendiendo siendo sus hermanos estimulados por sus padres, cuestión que la iba llenando de rabia y rencor, mientras para conformarse hacia cursos de pintura y porcelana fina.

Cuando su segundo hijo realiza la escuela primaria, Nora crítica fuertemente a las maestras y al sistema educativo frente a los conflictos de aprendizaje de su segundo hijo. Frecuentemente dice “Si yo fuera maestra, sabes cómo tendría el aula”…”Yo nací para ser directora de escuela” y emprendió dentro de las paredes de su hogar la no muy sana tarea de “ser la maestra particular de su hijo”. En tanto padres y hermanos de tanto en tanto le dicen “Pobre Nora, lo que te tocó pasar con tu hijo”, en tanto que una de sus hermanas ya recibida de maestra le decía que era lo más conveniente para hacer.

Cuando se recibe su hermana menor de arquitecta y empieza a trabajar como profesora de dibujo técnico Nora se descompone fuertemente de la vesícula y es intervenida urgentemente, luego de esta intervención y ya en el post-operatorio decide dejar los cursos de porcelana y pintura, con los que se había propuesto emprender un negocio, paralelamente decide averiguar sobre la carrera que había sido tan deseada por ella.

Tanto sus hijos y su marido la apoyan en el nuevo emprendimiento y una vez inscripta lo comunica a su familia y la madre enérgicamente le dice “Vos estás loca, no vas a poder, tenés que atender a tus hijos y a tu marido” “Tú hermana tiene dos turnos en la escuela (primaria) pero es soltera, por eso tiene tiempo” ante esta respuesta por primera vez Nora no se calla más y empieza una gran discusión.

Nora reconoce que lo qué más le ha dolido de la postura de su madre es que nunca la ha reconocido, o más bien siente que a ella solamente se le da el lugar de ama de casa y se siente desmerecida intelectualmente en un grado inferior a sus hermanos, que siempre han sido estimulados al trabajo y al estudio de la docencia.

Así Nora comienza su primer año del profesorado con muchas dificultades siente que le cuesta, luego de tantos años empezará a leer libros académicos. Por momento se frustra, llora se angustia, pero su familia actual la apoya y la ayuda. Nora no renuncia y continúa. Se ha comprado un guardapolvo al que atesora para sus futuras prácticas; es su gran tesoro.

En el transcurso del segundo año de su carrera, sin ser reconocida aún por su madre, y ante un conflicto cognitivo sufrido (dos aplazos consecutivos, Nora queda embarazada sistemáticamente cumpliendo reiteradamente con el mandato familiar. Este embarazo pareciera obstaculizar su deseo. Abiertamente sus padres discuten con ella sugiriéndole abandonar la carrera, y en medio del llanto decide romper el vínculo con sus padres, quienes además viven tres pisos más arriba de su casa en el mismo edificio.

Hoy Nora tiene tres hijos y ha empezado sus prácticas con aquel guardapolvo atesorado. La carrera le ha llevado más de los años reglamentarios, pero ella sigue pensando en el día que se reciba para cumplir con el deseo de aquella niña que jugaba a la maestra mientras limpiaba, a la vez que desde otro lugar pudo retomar el vínculo con sus padres des-significando la sentencia que aún emite su madre.

jueves, 6 de febrero de 2020

Ser o no ser... autor y actor de su propia obra.

Por Lucas Vazquez Topssian
• ¿Qué son, cuáles son y por qué se afirma que las “novelas” son las narrativas que constituyen la identidad?

Piera Aulagnier, dice que el ello es un maestro-brujo que repite una historia sin palabras que ningún discurso podrá modificar, es por eso que el orientador vocacional, al igual que el psicoanalista, asisten a multiples novelas que los consultantes despliegan con el intento de desarmar y armar su texto de vida y en otros casos como meros espectadores de un guión trazado de antemano por quienes han pretendido marcar un destino único, ya sean los padres u otros familiares.

Freud, en 1909, en La novela familiar del neurótico sostiene que una de las operaciones más necesarias, y más dolorosas en el desarrollo de la persona, es desasirse de la autoriedad parental.

Durante la infancia, el complejo de Edipo, es la trama vincular que configura un drama conflictivo, cuyo argumento es llegar aparecerse a los padres, la identificación como correlato de este complejo, tiene la función de ligar al niño con los emblemas paternos. Por otra parte el conflicto edípico tiene la función de dar lugar a la elección sexual, que luego será revisada y reelaborada durante la adolescencia.

Durante su crecimiento el niño va comparando a sus padres con otros padres, por lo tanto este deseo de ser como ellos se pone en jaque al comparar sus progenitores con otros, comienza a criticarlos en vista de que otros padres son preferibles en muchos aspectos.

Según Freud en muchas ocasiones de su vida el niño tiene el sentimiento de ser relegado por sus padres, añorando el amor total que le deparaban en los primeros años, amor que en muchos casos observan que es dado a otros hermanos que le siguieron, a menudo siente que es un hijo adoptivo, esto es las fantasías de adopción que frecuentemente algunos niños despliegan ante el comportamiento hostil de los padres y observar en otros conductas mas cariñosas según su propia observación. Esta situación infantil es designada por Freud, como “Novela familiar de los neuróticos” es una actividad fantaseadora que se revela primero en los juegos infantiles y luego desde la prepubertad se apodera del tema de las relaciones familiares.

En su texto, Freud dice que en las fantasías posteriores a la pubertad, el individuo se ocupa de librarse de sus menospreciados padres y sustituirlos por otros de un rango social más elevado. Una vez que el púber llega a conocer las múltiples vinculaciones sexuales entre padre y madre deja de lado, abandona estas fantasías de adopción y ya no duda de su origen, esta sería su segunda fase de esta “Novela familiar”, que se sostiene a partir de la primera fase “Asexual”.

Esta Novela familiar freudiana tiene diferentes derivaciones a partir del conocimiento de los procesos sexuales, que llevan al sujeto a imaginarse situaciones y relaciones eróticas de sus padres, llevando a colocar a la madre en situaciones de secretas infidelidades y de relaciones amorosas ocultas. Otra derivación es el tema de la venganza y las represarías, en aquellos niños que fueron castigados por los padres, surgen en esta novela fantasías de vengarse de ellos. Los hermanos menores a partir de este texto fantástico, otorgan tantas relaciones amorosas a la madre que se adjudican la legitimidad proclamando ilegítimos a sus hermanos mayores, esta derivación es eficaz para eliminar a los hermanos en la fantasía. Otros intereses particulares propios de cada familia y cada sujeto condimentan este texto cliché de la fantasía “Novela familiar”, dándole el matiz que cada uno imagine como autor del guión.

Estas obras de ficción donde se observa el esfuerzo por remplazar al padre real, son expresiones de la añoranza de la primera infancia feliz cuando su padre era el “Súper hombre y su madre la mujer más hermosa”.

El género narrativo de la novela, se nutre con estas ficciones vinculares similares a la novela familiar. De hecho, novela que proviene del italiano significa noticia y es una prosa , en la cual se narra una acción fingida en todo ó en parte de sucesos, pasiones y costumbres. El diccionario la define como “Obra literaria narrativa de cierta extensión, de carácter abierto, que contiene elementos diversos en un relato complejo”. Este carácter abierto le permite a su autor gran libertad de elección para integrar personajes, introducir historias cruzadas o subordinadas, cambiar de orden los hechos o incluir otros textos dentro del guión principal.

Así también el género de la telenovela, en el que se plasma en imágenes, con las más variadas historias, los textos fantaseados conscientes e inconscientes del texto básico de la novela familiar, muestra desde una perspectiva sociológica identidad ideal-izada del sujeto latinoamericano que retroalimenta el estereotipo local, siendo este una forma de lenguaje e identificación; un modo ambivalente de conocimiento y poder, y un modo de representación que es complejo, ambivalente y contradictorio.

Al representar hombres y mujeres “ideales” sobre todo en términos de raza y clase social, el discurso telenovelesco le dice a su espectador que sabe qué es lo que quiere ver y qué aspira a ser, intentando fijar en los sujetos la ilusión de una forma ideal de ser y parecer.

Observamos que los temas más frecuentes de novelas literarias, tanto como de las telenovelas tratan de héroes y heroínas, de clases sociales diferentes, conflictos parentales, prohibiciones, secretos familiares devenidos en tabúes, conflictos sexuales, casamiento por conveniencia, venganza entre hermanos, elecciones frustradas, asesinatos, odios, amores y pasiones con temas diversos, en los que en su último análisis encontramos aspectos varios de la conflictiva edípica universal.

Esta pequeña reseña, nos sirve para analizar las complejas tramas novelescas que se sostienen en la elección vocacional-ocupacional. En este ámbito lo vocacional se relaciona con el sentido que el sujeto encuentra en su vida es decir lo que siente y quiere SER. En tanto que lo ocupacional remite al HACER, o sea la accion direccionada hacia dicho sentido de la vida.

Como sostiene Gelvan de Veinsten, “Lo vocacional necesita sintetizar en principio las diferentes “Novelas” que se han escrito para uno aún antes de su nacimiento, en el camino de llegar a ser el autor de su propio argumento

La novela freudiana que se teje en cada ser producto de la familia e instituciones posteriores, es urdida a partir del deseo de los padres que a su vez soporta el peso de sus propias demandas familiares, o sea que los mandatos se tejen mucho antes del nacimiento, la madre que cuando niña juega con su muñeca, ya esta fantaseando la impronta del ser que quiere para su futuro hijo, el padre que de niño ha jugado al futbol en el potrero del barrio, imprime su deseo en ese hijo por venir imaginándolo un estrella del futbol y así con las mejores intenciones, y la leche caliente que nutre y ama se van colando los deseos y mandatos familiares que se revelan en el querer ser, en el parecer y en querer hacer.

Es por eso que Freud, en el texto que hemos reseñado, dice que en el crecimiento el sujeto debe desasirse de los padres siendo esto doloroso pero necesario para, como dice Gelvan de Veinsten llegar a ser el autor de su propio argumento.

El grupo familiar durante la infancia ofrece espacios, juguetes, experiencias para que sus esperanzas se cumplan. Esto es la novela familiar, el niño entonces tiene asignado por su familia un lugar y un papel, tanto como lo han tenido sus padres, hermanos, abuelos, primos, tíos. El complejo de Edipo y la fantasía de la novela familiar del neurótico se escriben a partir de la gran novela familiar: tener los ojos de la madre, la sonrisa del padre, caminar como el abuelo, son sentencias que se van tejiendo y por las cuales el sujeto se identifica y en este texto escrito por otros, imprime su particular novela.

La necesidad de aprobación por parte del clan, hace en la mayoría de los casos que el guión que uno escribe coincide en su mayor parte con la gran obra familiar.

Las consecuencias de esta novela pueden llegar a ser positivas o negativas. Los aspectos más positivos recaen en el hecho de poder dar identidad, en tanto soporte y pertenencia al sujeto, quien empero y como ya hemos dicho tiene que reescribir para apropiar-se en su guión. Consecuencias negativas, podemos observar en los casos de aquellos neuróticos que haces una “Copia fiel” del dictado familiar y se encuentran siendo y haciendo lo que deben ser y hacer, sin modificar ni apartarse ni una coma del texto parental. Es también el caso de los psicóticos que ni siquiera se pueden plantear escribir su propio libro, como dice Aulagnier, no saben que pueden reescribir el texto que otros le escribieron, es decir no cuentan con la posibilidad simbólica de apropiarse de las páginas de su vida y reescribirlas, posibilidad con que cuenta el neurótico.

En el ámbito vocacional-ocupacional el orientador tiene con frecuencia la oportunidad de observar estas posibilidades y su función es trabajar con ellas.

A partir de estos textos en los que la familia aporta la historia generacional, como el genial García Márquez lo muestra en Cien años de Soledad, el sujeto se identifica para pertenecer, él es quien mediante la identificación toma esta historia, se ciñe a ella o se aparta, la compra en su totalidad o reescribe sus propios párrafos. Va forjando así la identidad, que construye a partir de sus identificaciones infantiles. La adolescencia es esa peculiar etapa en el cual como ya dijimos el sujeto tiene necesariamente que desasirse de sus padres proceso doloroso durante el cual revisa cada una de sus identificaciones infantiles (regresión normal adolescente) para poder construir la identidad, en los aspectos personales, sexuales, vocacionales-ocupacionales, religiosos, etc.

La construcción de la identidad podríamos entenderla como crédito otorgado por los otros (los que crían, los que educan y los que de alguna manera a medida en alguna medida se cruzan y vinculan); a través de la conciencia que habilita la construcción de una imagen sobre sí que se ajuste al ideal.

La identidad por lo tanto se conforma alrededor de un proceso de unión a los otros, es decir, de pertenencia, pero al mismo tiempo, también, de separación con los otros, o sea, de diferencia. Mientras la identificación tendría que ver con las primeras experiencias de satisfacción, la separación, la diferencia, estaría asociada al dolor. De ese modo podría postularse que la identidad se estructuraría en torno de las experiencias de satisfacción por un lado y, del dolor por otro, que en conjunto, establecen marcas que edifican la subjetividad. La identidad es, pues, la representación de sí como perteneciente a un conjunto, pero también como diferente al mismo. Su paradoja más evidente consiste en que siendo una referencia al sí mismo, sólo puede sostenerse con lo que está en otra parte.

En los procesos de Orientación, la familia suele aparecer pre-ocupada sobre el futuro del consultante, en el texto narrativo de la novela familiar, para que el consultante los dialogue y pueda elegir desde su nueva versión, desde su nueva identidad. En los encuentros de Orientación la trama urdida por la familia se arma, se desarma, se vuelve armar como un rompecabezas en el cual la decisión autónoma puede llegar a materializarse en una elección de vida, como así también la Orientación abre un espacio para revisar elecciones que como copia fiel para no defraudar el ideal de sus padres han derivado en ocupaciones frustrantes y que pueden ser revisadas y re-orientadas.

Las novelas del pasado, dice Gelvan de Veinsten deben ser “releídas” adecuadamente para que no presionen en el futuro, lo cual implica la revisión de afectos positivos y negativos, como culpas y reproches lo que permitirá una elección autónoma y no como resultado de conflictos no resueltos.

Además de la “novela familiar”, al crecer nos inscribimos en otras novelas: la “novela escolar” y la “novela sociocultural”, por las cuales atravesamos al formarnos, mientras crecemos, y nos vamos socializando e institucionalizando.

La escuela es la institución más significativa luego de la familia, que a su vez se inserta en una comunidad sociocultural, por lo que es transmisora de valores acerca de su potencial y su papel social.

Como bien trabaja Alicia Fernández, en su libro La sexualidad atrapada de la Señorita Maestra, el sistema educativo presenta una mayor proporción de presencia femenina entre los docentes, éste sistema sancionando las diferencias sexuales, le exige a quienes enseñan esconder su sexualidad y anular su corporeidad tras el guardapolvo, dando al término tradicional de “señorita” y al actual “seño”, una fantasía de virginidad y pasividad, a la vez de darle la función de segunda madre lugar a partir del cual se construye en su rol y mira a sus alumnos-hijos significándolos y rotulando como el más inteligente, “el que no se integra”, el “desvalido”, el” travieso”, el “vago”, el “prolijito”. Roles a partir de los cuales se tejen verdaderas novelas aúlicas, y es lo que va a influir en la construcción de la identidad...

Casi parece naturalizado en los escenarios de la vida escolar situaciones del tipo en las que quien es rotulado como vago generalmente es a quién le cargan los hechos de violencia o perturbación, en las cuales esta segunda mamá repite: ¿otra vez vos?, y las más de las veces la realidad indica que sus compañeritos –hermanos al saber el rol fantaseado que ese niño ocupa, lo provocan y empiezan la situación a sabiendas de que éste es quien será sancionado. Estas situaciones, como ha señalado A. Fernández, suelen atrapar la inteligencia, si quedan estancadas como factores externos del aprendizaje que surgen a partir del contexto del niño y no del propio sujeto. Así también generalmente el abanderado no suele ser el niño más activo y productivo con sus inquietudes a la hora de aprender, sino aquél que es prolijo, obediente, estudioso, o sea hiperacomodativo (aunque no asimile tanto o presente conflictos cognitivos interesantes) pero es quien cumple con todas las expectativas en la mirada de la “maestra segunda mamá”.

Los niños que han sido presionados para aprender en el tránsito de su vida escolar, o que se han sobreadaptado, como forma de resolver estas presiones de los ritmos, y los tiempos de la vida escolar sin tener en cuenta su maduración y/o su estadio del desarrollo personal (ej.: “ los niños de primer grado tienen que alfabetizarse para el mes de septiembre) y de la mirada de la maestra que por ejemplo puede observar en la desatención un trastorno de aprendizaje y no tomándose en cuenta el estrés escolar que el niño pueda atravesar. Todo esto puede traer un desinterés progresivo de sus estudios, medidas sobrecompensatorias como compulsión al estudio, o bien somatizaciones, inhibiciones y síntomas diversos. Como dice Gelvan de Veinstein “La detección de los intereses individuales deben ser una misión de la educación a fin de facilitar las experiencias necesarias para su desarrollo

Los procesos de Orientación deben tomar en cuenta estas novelas escolares, en las que se incluyen padres y docentes...

La sociedad inserta en una cultura que promociona determinados valores, se plasma en políticas de estado y en economías que configurarán determinados modelos educativos, que formarán sujetos para “esa” sociedad.

Así sociedades que buscan ser homogéneas reproducen y felicitan al buen alumno que se acomoda a aprender lo que el docente quiere. Sociedades autónomas y creativas favorecen al alumno que critica y cuestiona, y que produce a partir de su creatividad, en tanto que las sociedades autoritarias (como la que generó la a la dictadura cívico – militar del “76, y sus disvalores) buscan premiar al alumno pasivo, que no molesta ni cuestiona.

Estos modelos socioculturales generan novelas en las que puede haber dobles discursos como “matar para imponer ideales humanitarios”, atrapando así a sus ciudadanos dándoles pautas a seguir para ser exitosos, solidarios o egoístas dependa lo que ella necesite. Así se va tejiendo la identidad socio-cultural de cada sociedad, que cuando es reconocida, le sirve a sus miembros para saber quiénes son y darle referencia, y que si se desdibuja genera la confusión tal como si se desconociera la identidad personal.

Retomando a Piera Aulagnier, podemos decir que como Orientadores, asistimos y demandamos de nuestros consultantes a que sean autores que revisen sus vivencias y se reescriban, sólo así en ese lugar en que el maestro brujo que es el ello que repite una y otra vez los mitos de la novela familiar, pueda dar lugar al discurso de un “Yo siendo Yo” con las luces de su propio escenario, no sólo conformado por la novela familiar sino por las novelas que lo han transitado institucionalmente, la novela escolar y la sociocultural.