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sábado, 31 de agosto de 2024

El "enuí" o "ennui": ¿Qué es?

 El "enuí" o "ennui" es una palabra de origen francés que se refiere a un estado de aburrimiento profundo y tedio, caracterizado por una falta de interés o entusiasmo en la vida o en las actividades cotidianas. Este sentimiento va más allá del simple aburrimiento; es una especie de cansancio emocional o mental que puede estar relacionado con una falta de propósito o satisfacción en la vida.

Ennui en la película "Intensamente 2"

El ennui a menudo se asocia con una sensación de vacío y la idea de que nada es lo suficientemente interesante o significativo como para mantener la atención o el entusiasmo. Es una experiencia que puede surgir de la monotonía, la rutina o la falta de estímulos que generen pasión o alegría.

El ennui en la bibliografía

El concepto de "enuí" o "ennui" ha sido abordado por varios autores a lo largo de la historia, especialmente en la literatura y la filosofía, quienes han explorado este sentimiento de vacío y tedio existencial. Aquí te menciono algunos de los más destacados y sus aportes:

1. Charles Baudelaire

  • Obra: Las flores del mal (1857)
  • Aporte: Baudelaire, un poeta francés del siglo XIX, es conocido por su exploración de la decadencia y la melancolía en la sociedad moderna. En Las flores del mal, el ennui es un tema recurrente, donde lo describe como un estado de aburrimiento profundo y malestar espiritual. Para Baudelaire, el ennui es una especie de mal de la civilización moderna, un vacío existencial que surge de la falta de sentido en la vida cotidiana.

2. Jean-Paul Sartre

  • Obra: La náusea (1938)
  • Aporte: Sartre, un filósofo existencialista francés, aborda el tema del ennui en su novela La náusea. El protagonista, Antoine Roquentin, experimenta un profundo desasosiego y aburrimiento que lo lleva a una crisis existencial. Sartre utiliza el ennui para explorar la idea de la existencia absurda y la búsqueda de significado en un mundo carente de propósito intrínseco.

3. Fiódor Dostoyevski

  • Obra: Memorias del subsuelo (1864)
  • Aporte: En esta novela, el protagonista es un hombre amargado y aislado que experimenta una profunda insatisfacción con la vida. Dostoyevski explora el ennui como una condición humana inevitable que surge de la autoconciencia y la incapacidad de encontrar satisfacción duradera en los placeres mundanos. El ennui aquí es un síntoma de la lucha interna entre el deseo de ser y el absurdo de la existencia.

4. Albert Camus

  • Obra: El mito de Sísifo (1942)
  • Aporte: Camus, otro filósofo existencialista francés, aborda el sentimiento de ennui en su ensayo El mito de Sísifo, donde introduce el concepto del absurdo. Según Camus, el ennui es una manifestación del absurdo, una respuesta al reconocimiento de la falta de sentido inherente en la vida. Para enfrentarlo, Camus sugiere la aceptación del absurdo y la creación de significado a través de la rebelión personal y la afirmación de la vida.

5. Gustave Flaubert

  • Obra: Madame Bovary (1857)
  • Aporte: Flaubert retrata a Emma Bovary como una mujer atrapada en un matrimonio aburrido y en una vida provincial, llena de un profundo ennui. Ella busca escapar de este sentimiento a través de aventuras amorosas y lujos, pero nunca logra encontrar satisfacción. Flaubert muestra cómo el ennui puede llevar a la insatisfacción crónica y a decisiones autodestructivas.

6. Arthur Schopenhauer

  • Obra: El mundo como voluntad y representación (1818)
  • Aporte: El filósofo alemán Schopenhauer relaciona el ennui con su visión pesimista de la vida. Según él, el ennui es una consecuencia inevitable de la condición humana, donde el deseo y la voluntad perpetuos conducen al sufrimiento. Cuando los deseos se cumplen, surge el ennui, ya que la satisfacción nunca es duradera. Schopenhauer ve el ennui como una prueba de la vacuidad de la existencia humana.

7. Søren Kierkegaard

  • Obra: O lo uno o lo otro (1843)
  • Aporte: Kierkegaard, un filósofo existencialista danés, describe el ennui en el contexto de la desesperación y la alienación. En O lo uno o lo otro, explora la idea de que el ennui surge de la falta de autenticidad y la incapacidad de tomar decisiones significativas. Para Kierkegaard, el ennui es un síntoma de una vida vivida sin propósito o pasión, y su superación requiere un compromiso profundo con la propia existencia.

Estos autores, cada uno a su manera, han explorado cómo el ennui puede surgir de la falta de significado en la vida moderna, la búsqueda de propósito y la confrontación con la propia existencia. A través de sus obras, ofrecen perspectivas profundas sobre la condición humana y los desafíos de encontrar sentido en un mundo a menudo percibido como vacío y sin rumbo.

miércoles, 23 de agosto de 2023

Heidegger y el aburrimiento

Martin Heidegger, el filósofo alemán, discutió extensamente sobre el concepto de aburrimiento en su obra "Ser y Tiempo" ("Sein und Zeit"), publicada por primera vez en 1927. Heidegger considera el aburrimiento como una emoción fundamental que revela aspectos profundos de la existencia humana y la relación con el mundo circundante.
Para Heidegger, el aburrimiento no es simplemente una molestia o una sensación vacía, sino que tiene un significado más profundo. Él argumenta que el aburrimiento revela la naturaleza fundamentalmente inauténtica de cómo muchas personas viven sus vidas. Según Heidegger, las personas a menudo se distraen con ocupaciones superficiales y ocupaciones triviales para evitar enfrentar preguntas fundamentales sobre el sentido de la existencia y la autenticidad de su ser.

El aburrimiento, para Heidegger, es un estado en el que se suspenden las ocupaciones habituales y se experimenta un sentimiento de vacío. En este estado, se hace evidente la falta de sentido y significado en la vida cotidiana. Heidegger ve el aburrimiento como una oportunidad para confrontar directamente la angustia existencial y para iniciar una búsqueda más profunda de autenticidad y autodescubrimiento.

En el contexto de la filosofía heideggeriana, el aburrimiento puede ser visto como un llamado a explorar y cuestionar nuestras vidas en busca de un mayor significado y autenticidad. En lugar de huir del aburrimiento a través de distracciones constantes, Heidegger sugiere que deberíamos enfrentarlo y utilizarlo como una oportunidad para reflexionar sobre nuestras vidas y el sentido de nuestra existencia.

En resumen, Heidegger ve el aburrimiento como una emoción que revela la superficialidad y la inauténtica forma en que a menudo vivimos nuestras vidas. Considera que enfrentar el aburrimiento puede ser un paso hacia una vida más auténtica y significativa, alentándonos a cuestionar y explorar más profundamente nuestra existencia.

martes, 9 de agosto de 2022

Nada y afectividad: la angustia como horizonte en Heidegger

La disposición afectiva (Befindlichkeit) encuentra su verdadera dimensión ontológica en la reflexión de Heidegger. En Ser y tiempo (parágrafos 28, 29, 31 y 34) la considera, junto con el comprender (Verstehen) y el discurso (Rede), una de las formas constitutivas originarias del Dasein. En cuanto tales, pueden ser consideradas las «categorías» básicas de la Ontología fundamental (analítica del Dasein) que Heidegger se propone y a las que llama «existenciarios» Esta atención a la afectividad, al «encontrarse», pone de manifiesto, como advierte L. Sáez, que el abrir originario no es noético, sino pático y que tiene lugar por medio del sentimiento (Stimmung). 

Años después, en la conferencia pronunciada en Normandía en agosto de 1955, bajo el título ¿Qué es eso de la filosofía?, Heidegger advierte que la afectividad no es un invento moderno, que «el temple de ánimo no es una música de sentimientos que afloran casualmente». Hay siempre un páthos que acompaña al desarrollo de la filosofía; éste se ha modificado a lo largo del tiempo, pero siempre estuvo ahí, ya sea como asombro (Grecia), ya como duda (en la modernidad), ya como mezcla de miedo y angustia (en su propio tiempo). «A menudo —añade— da la impresión de que el pensar, en la forma del representar y cálculo razonador, estuviera enteramente libre de todo temple de ánimo. Pero la frialdad del cálculo y la prosaica sobriedad del planificar son señales de una disposición. Aún más: incluso la razón, que se manifiesta libre de todo influjo de las pasiones, está como tal razón dispuesta a confiar en la comprensibilidad lógico-matemática de sus reglas y principios»

Por lo demás, Heidegger se opone a la tradicional manera de entender los sentimientos. Éstos no son algo irracional, pasajero, sin importancia; tienen, por el contrario, una función clave: «abrirnos» nuestro propio ser, darnos a entender nuestra situación original. Y lo que allí se «abre» es, ante todo, el puro hecho de existir, la facticidad. En este punto, Heidegger prolongaba una cierta tradición, que, como advierte Gadamer, se remontaba a Aristóteles. Concretamente en la Retórica de Aristóteles, encontró la doctrina de los afectos (páthe), las disposiciones y resistencias que el oyente siente hacia el orador. Teniendo esto presente, e imbuido por su propia experiencia viva, Heidegger penetró el significado del «modo de encontrarse» (Befindlichkeit), lo cual suponía la superación de la estrechez de la filosofía de la conciencia.

En el parágrafo 29 de Ser y tiempo, Heidegger lo reconoce, al señalar que «la primera interpretación de los afectos fue realizada por Aristóteles en el marco de la psicología en el segundo libro de la Retórica». Y advierte que «lo que en orden ontológico designamos con el término de disposición afectiva (Befindlichkeit), es ónticamente lo más conocido y cotidiano: el estado de ánimo, el temple anímico. Y así, la serenidad, el disgusto, el mal humor, no son una nada; antes bien, el estado de ánimo manifiesta el modo “como uno está y como a uno le va”. En este “como uno está”, el temple anímico pone al ser en su “ahí”»

En el parágrafo 30 Heidegger lleva a cabo un interesante análisis del afecto del miedo (Furcht), en el que deja ver el carácter relacional de este afecto que ya destacó Aristóteles. Pero, sobre todo, el análisis de la angustia (Angst), que lleva a cabo en el parágrafo 40, resulta del mayor interés para nuestras consideraciones. Heidegger advierte que, aunque en principio es oscura su conexión ontológica con el miedo, hay entre ellos una afinidad fenoménica y, tras un análisis detenido, señalará que la angustia hace posible el miedo y que el miedo es angustia caída en el mundo, angustia impropia y oculta en cuanto tal para sí misma

También respecto de la angustia destaca Heidegger el carácter relacional, señalado antes a propósito del miedo. Hay un «ante-qué» de la angustia, que consiste en el estar-en-el-mundo en cuanto tal; se trata de algo enteramente indeterminado y a partir de lo cual el mundo adquiere el carácter de una total insignificancia. Lo que produce angustia no está en ninguna parte, pero «en ninguna parte» no significa simplemente «nada». Es algo que está tan cerca que oprime y le corta a uno el aliento y, sin embargo, en ninguna parte: es el mundo en cuanto tal. La angustia es, además, «angustia por». Y en ese «por» la angustia revela al Dasein como ser posible, le hace patente la libertad de escogerse y tomarse a sí mismo entre manos. Finalmente, el angustiarse mismo es un modo de la disposición afectiva; pero no un modo cualquiera, sino el modo fundamental del estar-en-el-mundo. Si la disposición afectiva muestra el modo «como uno está», en la angustia uno se siente «desazonado». Con ello se expresa la peculiar indeterminación del «nada y en ninguna parte» en que el Dasein se encuentra cuando se angustia. Esa desazón o extrañeza (Unheimlichkeit) hace referencia al noestar-en-casa. La familiaridad cotidiana se derrumba; todo se vuelve extraño, inquietante, siniestro. Pero este sentimiento, revela algo positivo y profundo: sólo mediante él puede ganar el Dasein una mismidad que antes no tenía. Ciertamente se trata de un estado de ánimo poco frecuente, pero, como advierte Heidegger, menos frecuente aún que el hecho de la verdadera angustia es el intento de interpretarla en su función ontológico-existencial. Las razones para ello radican, en parte, en la omisión de una analítica existencial del Dasein y particularmente, en el desconocimiento del fenómeno de la disposición afectiva. 

El filósofo hace una alusión a la nada, que se pone aquí por primera vez de manifiesto y que Heidegger desarrollará por extenso en el ensayo de 1929, publicado bajo el título ¿Qué es metafísica? Se trata de la conferencia inaugural de ese año en la Universidad de Friburgo, donde Heidegger acababa de se nombrado catedrático de filosofía. El ensayo se inicia con un preámbulo en el que se advierte que no se va a hablar acerca de la metafísica, sino que se va a dilucidar una cuestión metafísica. Y, de acuerdo con ello, se distinguen tres partes esenciales: planteamiento de un interrogante metafísico; elaboración de la cuestión y respuesta a la cuestión.

Heidegger reconoce que para preguntar por la nada es necesario que la nada «se nos dé», que la encontremos de algún modo. Y ¿dónde encontrarla? Es verdad que de una manera vaga e imprecisa «conocemos» la nada, hablamos de ella. Pero, más allá de esa imprecisión, ¿qué es la nada? En principio parece la negación pura y simple de la omnitud del ente, la completa negación de la totalidad de lo ente. Y entonces deberíamos tener una experiencia radical de esa «omnitud del ente» para, luego, desde su negación, llegar a conocer qué sea la nada. No parece que sea posible un «conocimiento»; pero sí hay una experiencia tanto de la «omnitud del ente», como de la nada. Una experiencia que está ligada a la afectividad, al sentimiento.

Y de nuevo reconoce Heidegger la importancia de la afectividad, del estado de ánimo, que es lo que permite que nos encontremos en medio de lo ente en su totalidad. Experimentamos la totalidad del ente bajo dos estados de ánimo: el aburrimiento y la alegría. El aburrimiento no consiste en un mero «estar aburrido» ante tal o cual cosa o estado concreto. El «auténtico aburrimiento», dice Heidegger, es «el tedio profundo, que va de aquí para allá en los abismos del Dasein como una niebla callada, reúne a todas las cosas y a los hombres y, junto con ellos, a uno mismo en una común y extraña indiferencia. Este tedio revela lo ente en su totalidad». Pero no sólo el aburrimiento, también la alegría proporciona esa experiencia. Heidegger presta menos atención a este sentimiento, pero dice algo muy llamativo al respecto. Se trata de la alegría que experimentamos por «la presencia de un ser querido», reconociendo así que la alegría ligada a esa experiencia arroja sobre todas las cosas —y no sólo sobre esa persona— una luz distinta, una luz que se difunde a todas y las baña por igual, haciendo experimentar la «totalidad del ente».

Por su parte, también la nada necesita una condición afectiva. ¿Le ocurre al Dasein un estado de ánimo tal en el que éste se vea llevado, arrojado a la propia nada? Tal estado de ánimo es la angustia, que Heidegger, una vez más, distingue del miedo y de la mera ansiedad o inquietud (Ängstlichkeit). La angustia es un sentimiento «de» y «por» nada. Y Heidegger hace una descripción reveladora de ese sentimiento que nos transporta a la nada: 

«Decimos que en la angustia “se siente uno extraño”. ¿Qué significan el “se” y el “uno”? No podemos decir ante qué se siente uno extraño. Uno se siente así en conjunto. Todas las cosas y nosotros mismos nos hundimos en la indiferencia. Pero esto, no en el sentido de una mera desaparición, sino en el sentido de que, cuando se apartan como tales, las cosas se vuelven hacia nosotros. Este apartarse de lo ente en su totalidad, que nos acosa y rodea en la angustia, nos aplasta y oprime. No nos queda ningún apoyo. Cuando lo ente se escapa y desvanece, sólo queda y sólo nos sobrecoge ese “ningún”. La angustia revela la nada». 

Ella nos mantiene en suspenso, porque hace que escape lo ente en su totalidad. Y nos deja sin palabra.

Heidegger advierte que la nada que ella descubre no es ni un ente, ni un objeto: «En la angustia la nada aparece “a una” con el ente en su totalidad». Pero, ¿qué quiere decir este «a una»? Al mismo tiempo que se apartan, todas las cosas se vuelven hacia nosotros, he ahí el sentido de «la escapada» del ente en total: las cosas se escapan de nosotros, y, al escaparse, no parece que deba haber ninguna razón por la que deban existir o seguir existiendo. «En la angustia el ente se torna caduco». Y a esta caducidad acompaña una especie de tranquilidad, de fascinación, o de «calma hechizada», que Heidegger entiende como Nichtung (desistimiento, anonadamiento).

Al hilo de estas consideraciones, la negación no parece algo originario de lo que derive la nada, sino que es esta última la que funda a aquélla. Toda negación surge, pues, de la nada y no al contrario. Al advertir esto, Heidegger critica la soberanía de la lógica en el ámbito de la filosofía, pues la negación se extiende mucho más allá del ámbito de la lógica. Por lo demás, la angustia radical es un sentimiento raro y que frecuentemente reprimimos, pero está en la base de todo y palpita en el fondo de la existencia. Y Heidegger insiste en la dimensión metafísica de esta reflexión: el estar sosteniéndose en la nada y en la angustia explica la trascendencia del Dasein, y explica, sobre todo, que la pregunta por la nada sea una cuestión metafísica.

Fuente: REMEDIOS ÁVILA CRESPO (2006) "HEIDEGGER Y EL PROBLEMA DE LA NADA. La crítica a la posición de Nietzsche" - PENSAMIENTO, vol. 63 (2007), núm. 235

miércoles, 7 de octubre de 2020

Aburrimiento, ¿Camino de descubrimiento?

Nunca tanto como hoy, el mundo se ha organizado para evitar el aburrimiento. ¿Es posible estar todo el tiempo activo y conectado? ¿Cómo entender lo que está pasando cuando los chicos se aburren?

El aburrirse ha pasado a ser como una especie de monstruo temido por padres y educadores que sienten que tienen que ser como una computadora prendida que responde a las demandas de los niños con presteza y que muchas veces se la utiliza para eso. Pero este tipo de respuestas no dejan espacio para poder diferenciar los distintos tipos de aburrimiento, desde el necesario para procesar duelos, pérdidas tanto vitales como accidentales y dar paso a la creatividad en sus diferentes manifestaciones, hasta el que podríamos denominar aburrimiento extremo o patológico.

Porque detrás de esa supuesta “asistencia” inmediata para que no se aburran, muchas veces existe un objetivo no declarado que es: ”no me molestes, “arréglate solo”. Esto último nos habla de los déficits parentales que por diferentes razones, ya sea culturales, sociales y también económicas no disponen del tiempo para una necesaria interacción que habilite identificaciones sostenedoras de identidades sólidas.

Utilizando los desarrollos del Psicoanálisis en este campo, podemos observar que tras el aburrimiento que en algunos casos se presenta como inhibición intelectual y vital que se da en niños físicamente sanos, operan por el contrario, procesos inconscientes muy activos, cuya finalidad es mantener al niño aislado, tanto de la comprensión de la realidad objetiva, como de la de su propio mundo interior. Donde aburrirse suele ser un trabajo psíquico agotador, trabajo que si accede a un tratamiento en los casos de aburrimiento patológico podría abrirnos el camino a las representaciones mentales necesarias para que se produzcan los conflictos psíquicos encubiertos debajo de ese aburrimiento.

En estos casos se constituye en un trabajo psíquico agotador, tanto para el niño como para los que lo rodean, donde el vincularse podría devenir en la posibilidad de encontrarse con un pensamiento que atacaría el frágil equilibrio obtenido tanto en el plano del aprendizaje como en el de las relaciones con los otros.

Vemos de esta manera, niños y adolescentes en los que la percepción inteligente de ambos mundos, el interno y el externo les causaría tanto dolor y conflictos, tanta ansiedad y sufrimiento psíquico que tratan por todos los medios de evitarlos. Es el típico chico que en clase y en la casa perturba a los otros, provocando malestar a su alrededor o por el contrario permanece ensimismado y retraído, precipitando diagnósticos sombríos sobre sus posibilidades de evolución y aprendizaje.

O por el contrario, el aburrimiento puede ser simplemente una necesaria pausa para encontrar-se y encontrar nuevas formas de conexión, si el hecho de aburrirse no se constituye en una defensa contra todo aquello que ligue a la vida. No hay que olvidarse de que grandes creaciones de la humanidad han sido el resultado de ciertos estados de retracción y aislamiento sostenido que fueron fundantes y generadores.

Por otro lado, en la actualidad vemos que la aparición de cualquier debilidad o tristeza se lo vive como un fracaso “en la gestión” de los padres paradójicamente hablando, antes que como un estado propio de la vida misma, momentos de retracción necesarios para elaborar los cambios constantes tanto de los niños como sobretodo de los adolescentes. Estados que pueden llevar al autoconocimiento, y al despliegue de una potencialidad creativa, que de otra manera estaría opacada por una actividad constante que aplanaría esos instantes de estar inmersos en una aparente pasividad y que pueden ser el caldero necesario de una creatividad que busca su cauce. Por el contrario observamos que generalmente el aburrimiento pasa a ser un síntoma que asusta a los padres, en vez de una etapa necesaria, una transición para encontrar y encontrarse, base imprescindible de la creatividad, de esa tan nombrada página en blanco frente a la que todo creador se angustia.

A esto se le suma la exposición excesiva a los aparatos tecnológicos, donde la tecnología como una herramienta útil e imposible de sustraerse a ella, al mismo tiempo puede ir limitando la imprescindible interacción paterno filial. Antes era la televisión el chupete electrónico, ahora es la computadora, el IPad, etc., que en la medida de que se lo ofrezca con esa finalidad, nos encontramos con niños que demandan un entretenimiento permanente y de lo contrario se sumergen en estados de aburrimiento, ansiosos y desesperados.

O sea que nos enfrentamos con las inteligentes y pasivamente activas formas en que puede operar lo que Luzuriaga denominó la “contrainteligencia” tratando de abrir una puerta tanto para los estados necesarios de aburrimiento como para aquellos niños sobre quienes se ha hecho demoledores diagnósticos y que en realidad pueden terminar siendo muy inteligentes para lograr no saber, no conectarse.

Muy capaces y podría decirse activos para aburrirse donde la creatividad es usada en la mayoría de las manifestaciones de aburrimiento, de manera negativa para cortar y atacar la ligazón, que nada ni nadie llame su atención ni despierte su interés. Porque saber significaría en muchos de estos casos, crecer y encontrarse con lo irremediable de situaciones que no se pueden cambiar ni modificar, o sea que la inteligencia se vuelve contra sí misma y ataca la creatividad.

Podemos observar que el ataque sistemático a cualquier esbozo de vinculación es constante porque es vivido como peligroso, produciendo un daño irremediable en todo nuevo vínculo que pueda establecerse, ya sea de aprendizaje, amoroso, de juego, de proceso analítico, etc. Ataque en la mayoría de los casos sostenido por el entorno y los mandatos biopolíticos que propulsan la futilidad de los vínculos y la intolerancia a cualquier tipo de fracaso. La pregunta sería: ¿Y qué hacemos con esto? Tratare de presentar algunos ejemplos de situaciones cotidianas que podrían orientar respecto a la prevención de estos estados que tanto nos preocupan.

Esta propuesta depende también de las edades. Por ejemplo, los más chiquitos, en general cuando salen a la calle se angustian mucho, es algo que las personas grandes desconocen, pero lo podemos ver en los cachorritos, que cuando salen a la calle se asustan, no quieren separarse de su dueño, lo mismo le pasa al “cachorro” humano. Los chiquititos se asustan mucho, y de pronto encuentran que eso de tener objetos en la mano, engañosamente, los tranquiliza. Desde un punto de vista psicológico, esa necesidad desaforada que tienen en algunas ocasiones de que les compren cosas, tienen más que ver con la angustia ante los espacios abiertos y las situaciones nuevas, que con los objetos aparentemente deseados en ese momento. En ese sentido, la posibilidad de que el adulto en cuestión que está con el chico en ese momento, le pueda hablar, le vaya explicando el mundo que lo rodea con palabras sencillas, a manera de cuento, es mucho más tranquilizador que cualquier objeto desechable que le puedan comprar.

Y también seleccionar los espectáculos de acuerdo a las edades, porque es cierto que los chiquitos se conforman con cosas diferentes como inventarles un juego, contarles un cuento, que a su vez es tanto o más valioso que llevarlo a ver un espectáculo que no entiende nada , donde a poco de empezar empieza a llorar.

Un chico a partir de los 9 años puede apreciar más un espectáculo, una película, ocasión donde es preferible establecer un diálogo acerca de lo que se fue a ver, hacer toda una narrativa en torno a una película, que ver muchas películas, salir y no decir una palabra, como si no hubiera pasado nada. De esa forma se trata de ayudar a procesar distintas emociones y sentimientos metabolizados por la función continente de un otro que se disponga a escuchar y a comprender, que le vaya narrando la vida.

También propiciarle estar más distendidos, estar con chicos de su edad, respetar la necesidad de pasarse largo rato mirando el techo sin hacer nada tanto en los niños como en los adolescentes.

El aburrirse puede ser un camino de descubrimientos que no siempre nos habla de inhibiciones que incluye todas las variantes que la creatividad que cada uno encuentre, sin estar bajo la exigencia de un hacer que no tiene nada que ver, la mayoría de las veces con el descubrir nuevos territorios de interés.

Todo lo expuesto lo relaciono con la frase que dijo una niña pequeña: “Mama, me contas cómo es el mundo” y está dirigido a que puedan ir internalizando una narrativa que como una trama hecha de gestos, caricias, miradas y palabras pueda sostener los cambios necesarios, imprevistos e inevitables de la vida. Porque sabemos que la posibilidad de aprender de los niños y de jugar tiene que ver primordialmente con la capacidad vinculante brindada por las interacciones tempranas, que establecen un espacio de transición y de descubrimiento, de “ir contándoles el mundo”, que habilita la evolución y el crecimiento hacia la maduración cognitiva y el desarrollo emocional.

Fuente: Catz, Hilda "Aburrimiento, ¿Camino de descubrimiento?" - LetraUrbana.com

sábado, 12 de septiembre de 2020

Confinamiento: ¿depresión o aburrimiento?

Lo que estamos padeciendo en este confinamiento es angustiante y poco placentero. Predomina el aburrimiento, que debemos diferenciar de la depresión. En el aburrimiento, la capacidad de sentir placer está latente aunque limitada por el encierro que nos despoja de nuestras rutinas y estimulos propios de nuestra vicisitudes cotidianas. Esta situacion genera con frecuencia aburrimiento. Abordar la depresion, en cambio, implica considerar diversos padecimientos que se pueden agrupar en categorías:

A) Estados de ánimo y afectividad: tristeza, baja autoestima, autorreproches, pérdida de placer e interés, sensación de vacío, apatía, ansiedad, tensión, irritabilidad, inhibiciones varias.

B) Pensamiento: concentración disminuída, indecisión, culpa, pesimismo, crisis de ideales y de valores, pensamientos suicidas.

C) Manifestaciones somáticas: alteración de algunas funciones (insomnio, hipersomnia, aumento o disminución del apetito, disminución del deseo sexual); dolores corporales (cefaleas, lumbalgias, dolores articulares) y síntomas viscerales (principalmente gastrointestinales y cardiovasculares).

Muchos hombres deprimidos no son diagnosticados porque su actitud no consiste en recluirse en el silencio del abatimiento sino en el ruido de la violencia, el consumo de drogas o la adicción al trabajo. Suelen mostrar lo que, con un eufemismo, se suele llamar “irritabilidad”.Pocas veces el varón expresa la alteración del estado de ánimo a través de síntomas psíquicos como la tristeza, la labilidad emocional o la ideación depresiva. Por eso la depresión masculina está más enmascarada que la femenina y puede pasar inadvertida cuando el profesional –médico, psiquiatra o psicólogo- no advierte que la depresión se está manifestando como anorexia, astenia, dolores musculares, cefaleas, insomnio, pérdida de peso.

Una frustración narcisista puede precipitar una depresión al producir un colapso de la autoestima si la persona se siente incapaz de vivir acorde con sus aspiraciones.

Coincido con Richard Friedman:"Mi intención no es sugerir que la pandemia no pueda causar un incremento de enfermedades mentales graves; eso es bastante factible. Solo estoy afirmando que es prematuro hacer ese juicio. Mientras tanto, no tratemos el estrés cotidiano con medicamentos. Y no le tengamos pavor al aburrimiento, más bien intentemos utilizarlo a nuestro favor".
Fuente: escrito por Luis Hornstein

lunes, 23 de marzo de 2020

Recomendaciones psicológicas para afrontar la pandemia

SENTIMIENTOS Y PENSAMIENTOS ASOCIADOS AL CORONAVIRUS:
La situación nueva de pandemia dispara estados de ansiedad. El elevado nivel de incertidumbre que acompaña esta situación precipita y mantiene un estado de captación ansiosa que constituye la preparación frente a una amenaza nueva y desconocida.

La situación vinculada con la pandemia es un estresor que puede incidir en nuestra calidad de vida. Algunas de las emociones que podemos estar sintiendo ante esta situación son:

• Miedo: a perder la salud, a las posibles consecuencias de la enfermedad, a la falta de recursos, a la falta de insumos básicos. Es posible sentir miedo ante una situación que se percibe como nueva y amenazante. Es posible que pensamientos como “me puede pasar a mi” o “puedo contagiar a mi familia”, emerjan. Frente a ello pueden aparecer pensamientos negativos asociados a la muerte propia o de la familia, así como también temor a contagiar a los seres queridos y provocarles un daño. Estos sentimientos pueden generar tanto reacciones funcionales como disfuncionales.

Dentro de las reacciones funcionales es posible que aparezcan conductas creativas, actividades formativas o recreativas. En el caso de las reacciones disfuncionales que pueden incrementarse -aquellas conductas que implementamos para regular nuestras emociones negativas-, encontramos como ejemplo consumir noticias compulsivamente, entre otras.

• Frustración: esta situación puede provocar una sensación de pérdida de libertad, de dificultad en llevar adelante proyectos y actividades personales. Puede haber pensamientos del tipo “no puedo hacer lo que hago siempre”, “no puedo terminar mi trabajo”, “quiero salir y no puedo”. Frente a esta situación novedosa estamos obligados a ser pacientes y debemos generar nuevos hábitos.

• Enojo: suele ocurrir cuando experimentamos la sensación de que está ocurriendo un hecho injusto. Puede haber pensamientos del tipo de “el gobierno tendría que haber cerrado antes, esto no es mi culpa” u “otras personas no respetan la cuarentena y se aprovechan”. Lo que puede provocar conductas irresponsables como salir de casa o iniciar pleitos. Es importante recordar la importancia de realizar las denuncias por los medios oficiales y no exponerse a situaciones violentas.

• Ambivalencia: es posible sentir alivio por estar en casa pero también emociones como miedo, frustración o enojo. Puede suscitarse en pensamientos del tipo “ahora puedo hacer lo que nunca hago. Aunque quisiera saber cuándo terminará todo esto”.

GUIA BASICA
Desde la Facultad de Psicología de la UBA se ha elaborado la siguiente guía básica para conducirse en esta emergencia: cómo protegerse y cómo afrontar esta situación desde el punto de vista psicológico.

• Desorganización: el hecho de no poder continuar con la propia rutina es un factor que desorganiza nuestra estructura; ya que perdemos la sensación de control. Es importante recordar la capacidad que tenemos para reorganizar una nueva estructura.

• Aburrimiento: el aislamiento provoca que nuestra posibilidad de vincularnos para compartir tiempo con otros se reduzca significativamente; con lo cual nuestras actividades de ocio y esparcimiento disminuyen significativamente. En este sentido, pueden aparecer pensamientos del tipo “¿ahora qué hago?”, “¿cuándo podré salir a divertirme?”. Es importante utilizar los medios digitales que tenemos a nuestro alcance para seguir manteniendose en contacto. Tenga presente que es una situación transitoria y la conducta de respetar las indicaciones es en sí misma una acción muy valiosa para usted y toda la comunidad.

• Tristeza: esta situación puede darse por la ruptura de la cotidianeidad. También puede agravarse con el aislamiento y por tener contacto reiterado con noticias negativas. Pueden aparecer pensamientos del tipo “no tengo ganas de hacer nada”. Tenga en cuenta que es una situación transitoria y que el propio esfuerzo por respetar las regulaciones es lo que permitirá que finalice lo antes posible. No deje de compartir estos sentimientos con las personas con las que comparte su hogar o con otros a través de medios virtuales.

• Sentimiento de soledad: la falta de vinculación puede provocar una sensación de soledad y agravarse especialmente en aquellas personas que viven solas. Pueden aparecer pensamientos del tipo “me siento solo”, "qué hago si me pasa algo". Es importante tener en cuenta que otros están pasando la misma situación y que puede ser posible establecer nuevas formas para vincularnos. Quizás con personas a nuestro alrededor (vecinos, comerciantes de la zona, etc.) con las que no solemos relacionarnos o también a través de medios virtuales que hasta ahora no habíamos utilizado.

• Sensación de encierro: el aislamiento puede hacernos sentir encerrados y agobiados. Pueden aparecer pensamientos del tipo “quiero salir a la calle y juntarme con gente”. Recordar lo transitorio de esta situación y la posibilidad de realizar otras actividades pendientes en el hogar es importante para utilizar recreativa y productivamente el tiempo.

• Ansiedad: la situación puede provocar sensaciones desagradables en relación a la incertidumbre. A su vez, pueden aparecer conductas y pensamientos que busquen huir de la realidad. Pueden aparecer pensamientos del tipo “voy a dormir hasta que termine esto”. Es importante intentar mantener una rutina, establecer una serie de actividades para realizar durante el día y separar un espacio del mismo para el esparcimiento.

Estas emociones pueden tramitarse identificándolas, aceptando y cambiando
aquellas conductas que interfieren con el afrontamiento de esta situación.
Identificar implica observar y comprender nuestros pensamientos y emociones.

UNO PUEDE TENDER A TENER PENSAMIENTOS COMO LOS SIGUIENTES:

Estos pensamientos, que pueden calmar a una persona lo llevaran a tomar conductas de riesgo, exponiéndose a sí mismo y otros. La conducta también modula las emociones.

La emoción es la desesperanza y su aparición dificulta que nuestra conducta se mantenga estable, ya que si nada sirve no tiene sentido hacer nada. Es importante identificar esta emoción para comprender que la misma nos hará más difícil generar una nueva rutina y respetar las normas sociales.

La emoción suscitada es la ansiedad de que algo se está perdiendo. Es probable que nos lleve a estar hiperactivos, al agotamiento y al sentimiento de fracaso. Establecer metas resulta una buena estrategia en esta situación, pero es esencial que éstas sean realistas; ya que imponer metas muy exigentes contribuirá a generar un sentimiento de que uno no rinde lo que debería.

"No pasa nada, esto no me va a afectar, estan exagerando".

"Es catastrofico, no lo van a poder controlar, estamos totalm"ente desprotegidos".

"Debo aprovechar esta situacion para hacer todo lo que tengo pendiente, debo ganar tiempo"

Monitorear constantemente el número de infectados y fallecidos confirmará un
sesgo negativo que incrementará nuestro malestar y hará más difícil que podamos mantenernos regulados. La aceptación de esta situación implica tomar estos fenómenos imponderables como parte de la naturaleza y estar más en contacto con el presente sin hacer proyecciones a las posibles consecuencias de esta situación.

RECOMENDACIONES Y CONSEJOS PARA AYUDAR A CONTROLAR LA ANSIEDAD EN RELACION AL CORONAVIRUS:

• Mantener los horarios del sueño.

• No sobreexponerse a noticias y consultar solamente fuentes confiables (organismos oficiales, instituciones prestigiosas) y en momentos del día establecidos (por ejemplo, al mediodía o a la tarde, y no tanto al despertar o antes de dormir).

• Aunque no vaya a salir de su casa, quitarse el pijama o la ropa de dormir para evitar la sensación de discontinuidad y poder organizar los ciclos del día.

• Proponerse aprender algo nuevo a través de tutoriales o cursos online, hay muchos gratuitos y de calidad.

• Hacer una rutina de ejercicios físicos periódica en casa, siempre tomando en cuenta que es una situación especial.

• Continuar accediendo a la naturaleza y a la luz solar siempre que sea posible.

• Alimentarse bien y mantenerse hidratado.

• Mantener sus redes sociales de contención emocional con sus familiares, amigos y personas de confianza a través de medios digitales.

• Limitar los grupos de chats que difunden noticias, muchas de ellas falsas o erróneas ya que promueven pensamientos negativos y catastróficos y le imponen a nuestra mente un sobreesfuerzo.

• Ser considerado con uno mismo, con sus estados emocionales, teniendo presente que los cambios de rutina tan abruptos, la incertidumbre y la amenaza de la pandemia afecta nuestro estado emocional por más saludables que seamos. Considerar que esto mismo le ocurre a los demás, por lo tanto, intentar ejercitar la tolerancia con nosotros mismos y con los demás.

• Las personas somos seres rutinarios, sociales y valoramos la previsibilidad. Tengamos presente que la pandemia en pocas semanas alteró todo esto.

• El cambio implica desarrollar conductas flexibles y adaptativas a esta situación con la finalidad de afrontarla positivamente.

• El armado de nuevas rutinas es un desafío, requiere flexibilidad y tener en cuenta que es un esfuerzo el cambio de rutinas muy abrupto.

• Si se tienen hijos o menores cercanos, es importante hablar con ellos. Converse sobre la información oficial sobre el coronavirus en un lenguaje adecuado a la edad y de manera honesta. Recuerde que la familia y los afectos observan nuestras emociones y comportamientos. Un buen ejemplo de comunicación acerca de la importancia de la higiene de manos está disponible en este video:

• Los niños tanto como los adultos requieren mantener espacios de juego y divertimento que promuevan emociones positivas.


• Si vive en espacios reducidos y en familia no los sobreexija con tareas. Tenga presente que respectar la cuarentena es ya un esfuerzo en sí mismo y como tal es valioso. Converse en familia sobre el sentido altruista de las conductas responsables para que tengan sentido los esfuerzos.



• Buscar ayuda adicional. Si se siente muy nervioso, triste, ansioso o que la situación afecta alguna esfera de su vida, busque un profesional de la salud mental. Siempre con la finalidad de encontrar modos constructivos de manejar la adversidad.



MATERIAL DE CONSULTA:

• American Psychological Association (APA, 2020). Five Ways to View Coverage of the Coronavirus.
• Ministerio de Salud (2020). Comunicado Oficial: Destacados. 14 de Marzo de 2020.


Para la confección de esta guía se utilizó información proveniente de la Ministerio de Salud de la Nación, Organización Mundial de la Salud (OMS), Medical Weill Cornell Center, NIH (National Health Institute)

jueves, 19 de marzo de 2020

Las influencias familiares a la hora de elegir una profesión-ocupación


Hoy desarrollaremos la influencia de la familia en la elección vocacional y ocupacional, con un caso clínico como ejemplo.

La novela familiar en que cada sujeto se inscribe, comienza incluso antes del nacimiento. El deseo de los padres acerca del futuro niño, siguiendo el guión del ideal familiar se plasma en los mandatos e ideales del super yo del sujeto.

Los padres y la familia en general tienen expectativas para el futuro de sus hijos, lo que a veces asoma, claramente en el discurso y otras veces aparece velado, así como estas pueden observarse en gestos, actitudes y mensajes indirectos.

Frases como por ejemplo “Hace lo que quieras, pero acá te compre la guía del estudiante, elegí lo que quieras pero elegí una carrera”. Son comunes en los padres, hacia los hijos que están en un proceso de elección frente a su futuro, estos mensajes ocultan las influencias que conlleva las propias elecciones, reprimidas, anuladas, proyectadas por los padres en algún momento de su vida y ahora frente al hijo que intenta armar su futuro, genera todo tipo de mociones en las cuales puede haber miedos, culpas, dudas, angustias.

Bohoslavsky, dice que la persona no es sino lo que busca hacer, y en esta búsqueda el contexto social-familiar es de primera importancia para el joven que elige, la persona mantiene con su familia vínculos muy íntimos y se encuentra atravesando un momento de separación.

La elección siempre tiene que ver con los otros (reales y fantaseados)”. El futuro trabajo o futura carrera cristaliza relaciones interpersonales con aquellos otros, con los cuales se han establecido relaciones primarias.

El adolescente, como ya hemos visto atraviesa la salida de la reedición de la situación edípica. La forma en cómo se resuelve dicha situación va a determinar la catectización de dichos objetos, entre los que encontramos las carreras y profesiones.

Cuando hablamos de la identidad, vimos que las identidades vocacional-ocupacional están relacionadas, con la identidad personal, que responde a la integración de la identidad sexual, familiar, etc. Todo conflicto ante la elección de ser en el hacer expresa, según Bohoslavsky una no integración de identidades diversas. Elegir algo nuevo, decidirse implicará dejar de lado todo lo demás, así en la Orientación se expresa lo que el joven tiene que dejar de lado para poder elegir.

Bohoslavsky llama identidad negativa a la interferencia del logro de la identidad ocupacional, que está en intima relación con los aspectos rechazados por el grupo familiar.

Justamente se llama “negativa” a esta identidad porque es lo contrario de lo que el grupo familiar espera que sea el joven: por ejemplo la familia espera que se siga la profesión tradicional familiar, o bien que estudie una carrera redituable, etc. y el adolescente con identidad negativa puede no querer estudiar como una forma de actuar en oposición al grupo familiar, llegando a convertirse en un mal alumno en la carrera y así fracasar para demostrarle a sus padres que él es lo contrario a lo que ellos desean que sean. El autor sostiene que la identidad negativa, surge a partir de la identificación con los valores rechazados por el grupo familiar, le sirve al joven para aplacar ansiedades persecutorias. 

Frente a las sugerencias conscientes, abiertas y dichas, tanto como las ocultas o indirectas de las expectativas que las familias depositan en el joven que va a elegir bajo la presión del “tendrías que hacer”, se pueden adoptar diferentes tipos de reacción.

El sujeto que se coloca en una posición sumisa frente a los sugestivos mandatos parentales, puede expresar el aburrimiento y la falta de creatividad como síntoma.

Otra reacción posible es la oposición frente a los mandatos que cuanto mayor es la oposición podremos inferir que mayor es la dependencia en el origen; esto no lleva a la reflexión para una elección madura sino que se elige para oponerse al mandato. A veces es una elección impulsiva y no configura una elección autónoma. 

La elección por ambivalencia o por polivalencia aparece cuando dos o más posibilidades para elegir resultan tanto positivas como negativas, lo que lleva a la duda ya que no sabe que priorizar.

Otra respuesta frente a los mandatos familiares es la desorientación, lo que configura un estado más confuso; el desorientado duda hasta de si mismo pero no puede llegar a tener alternativa en realidad dice Gelvan de Veinsten quiere buscar algo para encontrarse.

La disociación fragmenta las partes de lo que estaba unido y lleva a un trabajo analítico, pero si el disociado es el sujeto que elige (y no la elección) se llega a la disgregación.

Por último otra respuesta es la simulación, que funciona como un como si es decir, la identidad es un personaje oportuno según el momento y no un verdadero compromiso con su elección.

Esto tiene que ver con los procesos de identificación, que nunca son predecibles de antemano, ni objeto de la manipulación, sino que se descubren a posteriori, una vez que se han producido.

El estimulo y la influencia familiar siempre existe. Los padres siempre influyen en la elección vocacional de los hijos, estimulando y posibilitando aprendizajes y vivencias, proporcionando modelos de identificación. Lo que nunca se puede predecir es cómo va a ser esa influencia, porque cada persona hace su propia combinatoria con los estímulos de los que dispone, armando una síntesis personal.

Los estímulos o influencias difieren de los mandatos y las exigencias. A veces las carreras más valorizadas coinciden con nuestros deseos inconclusos, o con mandatos de la familia ampliada a la que pertenecemos; y las carreras rechazadas con alguna experiencia personal o cercana, insatisfactoria.

Se puede aplicar a una carrera o a una profesión totalmente nueva, habilidades y capacidades desarrolladas anteriormente por alguno de nuestros padres o abuelos. 

En el libro La elección vocacional-ocupacional Gelvan de Veinsten, pregunta si los padres debieran decir o callar sus expectativas para con sus hijos en cuanto a lo vocacional-ocupacional. Opinamos al igual que la autora que “condicionan mas lo que no se explicita que lo que se dice clara y abiertamente”, o sea que es preferible en un dialogo franco y abierto con los hijos expresar los deseos, dudas y temores con respecto a sus elecciones de futuro por ende, nuestra opinión acerca de las influencias familiares es que los padres pueden aportar anécdotas, recuerdos, juegos y características infantiles. Pueden ayudarlos a reconocer facilidades y estilos personales enriqueciendo su percepción. Pueden ayudarlos a buscar ayuda e información. Pueden acompañarlos en este proceso escuchándolos cuando lo necesiten, participando con ellos en la búsqueda de programas, charlas con profesionales y reconocimiento de facultades en la medida que ellos acepten o pidan este acompañamiento.

“La pobre Nora” 
Nora se encuentra, estudiando el tercer año del profesorado de educación primaria. Tiene 45 años y ser maestra fue siempre su deseo gritado a voces, pero ha callado en el seno de su familia.

Es mamá de tres hijos, ya que según lo que ella cuenta sus padres esperaban de ella, que se case y que forme una familia. Ser ama de casa era el plan parental acerca de esta hija, que es la mayor de cuatro hermanas mujeres y dos hermanos varones. 

La familia de origen de Nora está conformada por el padre kinesiólogo y la madre ama de casa. Uno de sus dos hermanos es profesor de educación física, el otro es kinesiólogo como el padre y de sus tres hermanas, dos son dos maestras y una es arquitecta, pero trabaja como profesora de dibujo técnico. Pero “la pobre Nora” ya que así le decían sus padres, según ellos mismos no tenia condiciones para ser maestra.

Nora cuenta acerca de su familia que era la hija más criticada y sobre la que recaían todas las tareas de la casa, ya que su madre iba quedando paulatinamente ciega. “pobre Nora todo lo que tiene para hacer” era lo que rutinariamente decían sus familiares y ella iba prometiéndose que algún día iba a ser maestra.

Durante la adolescencia fue una excelente alumna en la escuela secundaria, se proponía ser la mejor y así llego a ser abanderada pero a pesar de sus esfuerzos no era estimulada por su familia y cada vez, la brecha que se abría con sus padres era mayor. Recuerda que al llegar quinto año se puso de novia con su marido, y al poco tiempo de noviazgo termina el secundario, pero en vez de anotarse en la carrera tan soñada, y casi por el mandato familiar deciden casarse postergando su carrera para más adelante, al poco tiempo queda embarazada y cuando anuncia feliz la noticia la madre le dice “ahora así que no vas a poder estudiar”. 

Para ayudar a su marido trabaja, siendo su beba muy pequeña, y al poco tiempo debe dejarlo por un nuevo embarazo.

Durante el tiempo que se encargo de criar a sus hijos, vio como sus hermanas se iban recibiendo de las diferentes carreras que iban emprendiendo siendo sus hermanos estimulados por sus padres, cuestión que la iba llenando de rabia y rencor, mientras para conformarse hacia cursos de pintura y porcelana fina.

Cuando su segundo hijo realiza la escuela primaria, Nora crítica fuertemente a las maestras y al sistema educativo frente a los conflictos de aprendizaje de su segundo hijo. Frecuentemente dice “Si yo fuera maestra, sabes cómo tendría el aula”…”Yo nací para ser directora de escuela” y emprendió dentro de las paredes de su hogar la no muy sana tarea de “ser la maestra particular de su hijo”. En tanto padres y hermanos de tanto en tanto le dicen “Pobre Nora, lo que te tocó pasar con tu hijo”, en tanto que una de sus hermanas ya recibida de maestra le decía que era lo más conveniente para hacer.

Cuando se recibe su hermana menor de arquitecta y empieza a trabajar como profesora de dibujo técnico Nora se descompone fuertemente de la vesícula y es intervenida urgentemente, luego de esta intervención y ya en el post-operatorio decide dejar los cursos de porcelana y pintura, con los que se había propuesto emprender un negocio, paralelamente decide averiguar sobre la carrera que había sido tan deseada por ella.

Tanto sus hijos y su marido la apoyan en el nuevo emprendimiento y una vez inscripta lo comunica a su familia y la madre enérgicamente le dice “Vos estás loca, no vas a poder, tenés que atender a tus hijos y a tu marido” “Tú hermana tiene dos turnos en la escuela (primaria) pero es soltera, por eso tiene tiempo” ante esta respuesta por primera vez Nora no se calla más y empieza una gran discusión.

Nora reconoce que lo qué más le ha dolido de la postura de su madre es que nunca la ha reconocido, o más bien siente que a ella solamente se le da el lugar de ama de casa y se siente desmerecida intelectualmente en un grado inferior a sus hermanos, que siempre han sido estimulados al trabajo y al estudio de la docencia.

Así Nora comienza su primer año del profesorado con muchas dificultades siente que le cuesta, luego de tantos años empezará a leer libros académicos. Por momento se frustra, llora se angustia, pero su familia actual la apoya y la ayuda. Nora no renuncia y continúa. Se ha comprado un guardapolvo al que atesora para sus futuras prácticas; es su gran tesoro.

En el transcurso del segundo año de su carrera, sin ser reconocida aún por su madre, y ante un conflicto cognitivo sufrido (dos aplazos consecutivos, Nora queda embarazada sistemáticamente cumpliendo reiteradamente con el mandato familiar. Este embarazo pareciera obstaculizar su deseo. Abiertamente sus padres discuten con ella sugiriéndole abandonar la carrera, y en medio del llanto decide romper el vínculo con sus padres, quienes además viven tres pisos más arriba de su casa en el mismo edificio.

Hoy Nora tiene tres hijos y ha empezado sus prácticas con aquel guardapolvo atesorado. La carrera le ha llevado más de los años reglamentarios, pero ella sigue pensando en el día que se reciba para cumplir con el deseo de aquella niña que jugaba a la maestra mientras limpiaba, a la vez que desde otro lugar pudo retomar el vínculo con sus padres des-significando la sentencia que aún emite su madre.

miércoles, 18 de diciembre de 2019

Aproximación al concepto de esquizofrenia: de la psiquiatría al psicoanálisis.

Por Abínzano, Rodrigo.
RESUMEN
El presente trabajo tiene como propósito interrogar el concepto de esquizofrenia tanto en el campo de la psiquiatría como en el del psicoanálisis. Comenzaremos revisitando a los autores predominantes y las teorizaciones de Freud y Lacan en torno de la esquizofrenia. Luego, compararemos los abordajes que se han hecho a partir de la década de los años cincuenta con los avances en psicofarmacología y en ciencias neurobiológicas. Analizaremos en particular el lugar que han tenido las alucinaciones auditivitas en el tratamiento de los distintos autores.

Por último, nos interesará cotejar las diferencias y similitudes prescriptas por los distintos abordajes.

Este rastreo se da en el marco de un proyecto de investigación guiado por los avances de las técnicas de neuroimágenes aplicadas a los fenómenos de alucinaciones auditivas en la esquizofrenia. Orientados por dichas coordenadas, arribamos a algunas conclusiones que nos permiten caracterizar el campo problemático delimitado por el cruce inter-discursivo.

viernes, 28 de junio de 2019

Revisión del Narcisismo en la clínica con niños: En la senda de Bleger.

Apuntes de la conferencia dictada por Ricardo Rodulfo el 8/5/2018.

En un escrito de Fernando Ulloa “El efecto iano”, estudia algo que ha perjudicado mucho al psicoanálisis, que es el efecto de capilla o escuela ligados más al deseo de dominación política y de primacía institucional, que a trabajar y a hacer avanzar al psicoanálisis.

El narcisismo es una de las categorías más importantes del psicoanálisis, pero a mi juicio es un concepto mal parido, que quedó colocado de manera errónea con múltiples consecuencias y es lo que me propongo a revisar. Bleger proponía directamente abolir el concepto de narcisismo. Él consideraba que el concepto debía ser sustituído y en su lugar proponía cambiarlo por su propio concepto de simbiosis.

El concepto de narcisismo es introducido por Freud en una situación de política institucional complicada, en donde Freud está a la defensiva. No es una buena posición para una buena teorización. Narcisista sería alguien que está enamorado de sí mismo, que solo se relacionaría consigo mismo y que no tendría prácticamente interés ni conexiones con otras personas. En los tiempos de Freud había una idea muy arraigada, que era pensar al psiquismo como un círculo cerrado. Según esta representación, una persona es un círculo cerrado que se vincula con otro círculo cerrado. Según esta idea, uno nace sin relacionarse con nadie en una especie de estado autoerótico, como lo llamaba Freud. También se decía que los bebés tenían una especie de autismo normal, algo totalmente dislocado. Entonces, se pensaba que uno al principio no se relacionaba con nadie, luego con uno mismo: esto sería el narcisismo, relacionarse amorosamente con uno mismo. Recién después de esto, uno se vincularía con las demás personas. Después de eso vendría el famoso complejo de Edipo y uno se relacionaría con el padre, la madre, y los hermanos. Para el psicoanálisis clásico, recién de todo eso uno se relacionaría con la sociedad. Entonces, se partía de la idea de un niño asocial que estaba únicamente relacionado con su propio placer, luego consigo mismo, luego con papá y mamá y finalmente con otras personas. Esta concepción hoy es totalmente insostenible, pero todavía se la sigue enseñando.
Esto llevó a asociar al narcisismo con 2 figuras que en los ensayos morales filosóficos inspirados en el cristianismo de los siglos pasados se criticaba mucho: la figura del vanidosos y del egoísta. El narcisista sería un vanidoso, alguien engreído de su propia perfección, belleza, etc. A la vez sería alguien profundamente egoísta, porque no le interesarían los demás. Hay otro pequeño detalle: no hay ningún estudio ni análisis del mito de Narciso. Freud había intentado hacer un análisis del mito de Edipo cuando introdujo la teoría, pero con el de Narciso no hubo ninguna lectura del mito. En esa época, previa a Lévi-Strauss, no había mucho criterio para analizar los mitos. Cada autor los usaba para lo que les servía, los interpretaba como les parecía y eso fue lo que pasó con el mito de Edipo. Freud no tenía nada de qué agarrarse, porque no habían criterios metodológicos serios para analizar mitos hasta bien entrado el s. XX, donde tenemos a partir de la década del ‘60 los 4 grandes tomos de Mitológicas de Lévi-Strauss.

Cuando empecé a interesarme por el narcisismo, fui al mito de Narciso. Me apoyé en una de las versiones más desarrolladas del mito de narciso, que es la de Ovidio, un poeta latino. En Metamorfosis están ese y otros mitos. Narciso aparece como un joven, hoy diríamos un adolescente, que para entonces no se los consideraba como tales, sino niños que se volvían jóvenes y enseguida adultos. Narciso es un joven muy solicitado amorosamente, tanto por varones como por mujeres, pero él se rehúsa, se aparta y se reserva. Él toma distancia y en cierto momento se va lejos. En muchos mitos y en las religiones se ve que héroe cultural va a traer algo nuevo a la cultura, replegándose de lo social. Un ejemplo es Jesucristo cuando se va al desierto, donde subsiste a las tentaciones del demonio, o el mismo Mahoma, Buda, que se retiran porque están por hacer un movimiento que requiere justamente que se retire. Es dar un paso atrás, un paso al costado, para dar un paso que se va a producir.

Narciso se va y un día llega a un bosque que nadie había pisado jamás. En ese bosque hay un lago de aguas purísimas, un lago que espejaba muy bien. En ese lago tiene lugar el encuentro: Narciso encuentra una imagen en el agua. En esos momentos él no lo experimenta en términos de reconocimiento, como que ese es él. Ni siquiera reconoce que eso es una imagen. El mito da muy bien con un detalle clínico, que se puede ver en la evolución del niño: pensar primero que lo que hay ahí es alguien de carne y hueso, digamos, al cual quisiera agarrar. No se da cuenta que ha pasado de un medio terrestre a un medio acuático. Finalmente Narciso se da cuenta que es una imagen. Lo interesante es que al darse cuenta de que es una imagen, se apasiona más que nunca. Finalmente termina por reconocer que es su propia imagen y Narciso se queda morando allí, se queda en ese lugar.

Lo que el mito nos cuenta es que Narciso es el primer hombre que descubre un espejo. También podríamos decir que lo inventa, donde para otro quizá no habría más que agua. Al hacerlo, descubre esto tan interesante que es la imagen. Esto es un rasgo específicamente humano. El homo sapiens es la única especie viviente que cuando se da cuenta que dentro del espejo es una imagen, en lugar de desencantarse o desinteresarse como ocurre con los animales, ocurre exactamente lo contrario. Cuando se da cuenta que es una imagen, su pasión llega al límite y eso le deja una marca que no se borrará jamás. Entonces, de lo que Narciso se enamora no es neciamente de su propia imagen al estilo de un creído que se saca selfies, sino de la imagen en sí misma. El cuerpo es el medio es lo único con lo que se cuenta para llegar a eso de la imagen, porque no olvidemos que se trataba de la antigua cultura griega, que no tenía espejos. Menos pantallas, cine, fotos, ni nada que implicara la posibilidad de la imagen, más que esa imagen en el espejo.

Hay otros mitos de origen brasileño en donde el protagonista se regodea burlándose de un monstruo torpe que cuando se ve en el agua, quiere agarrarse y se abalanza como si fuera una presa. El chico está arriba de un árbol, viendo todo eso y riéndose de este tonto que toma la imagen por la cosa y se confunde. Este es el punto en narcisismo, el descubrimiento de la imagen o la invención de la imagen, que en Narciso va a ser la larga punta de una larga madeja del desarrollo de la imagen de nuestra cultura, que hoy justamente está en una etapa de notable culminación, aunque nadie sabe qué vendrá después. Hoy tenemos espejos, pantallas de todo tipo, televisores, computadoras, celulares… Esto de Narciso es la punta de una enorme desarrollo, el interés por la foto, el cine. Hoy en día, podemos ver que cuando estamos con gente ante un pasaje muy lindo, vemos personas que en lugar de entregarse a ese paisaje, le sacan una foto. Ni lo miran, pero sacan la foto sin detenerse en el encuentro con el paisaje. Esto sería exactamente una relación narcisista, una relación donde prima la relación con la imagen. No se trata necesariamente de la imagen de uno mismo.

El narcisismo opera una intervención sobre la subjetividad, que va a ser sumamente paradójica: uno es doble. Si me puedo reconocer como que soy yo, allí es donde me duplico en alguna imagen: mi imagen en el espejo o la imagen que me devuelve el Otro. La práctica de autofotografiarse tiene que ver con eso, son prácticas narcisistas, pero no porque sean engreídas o ególatras, sino que hacen un culto a la imagen. L imagen se vuelve algo muy importante. Un paciente me contó que había entrado en Tinder, pero él no tenía ninguna inhibición con las chicas. Interrogué para qué quería Tinder, cuando en la vida real él se manejaba bien. Él dice que le había dado curiosidad cómo sería encontrarse con una chica a través de la imagen, mediado por la imagen. Era una exploración y ahí también se ve la atracción narcisista que la imagen ejerce.

El psicoanálisis tardó mucho en llegar al espejo, no partiendo del mito. El primero que llegó al espejo como algo que no podía no estar en la constitución del sujeto, fue Lacan. La concepción que Lacan desarrolla en relación al narcisismo, desde mi punto de vista tiene una serie de problemas que cada vez dificultan más trabajar con ella. Tiende a alinearse en una tradición platónica metafísica que tiene muchos hitos y figuras de referencia, que consideran la imagen y lo imaginario como algo engañoso, mentiroso, falso, ilusorio en donde podemos quedar empantanados y hay que salir. El segundo problema de la forma lacaniana de pensar el narcisismo es que tiende a quedarse en la idea de reflejo, la imagen que refleja nuestro cuerpo. Se queda en esta cuestión de la reflexión y nosotros tenemos que pensar que se trata de un texto de la década del ‘40. Hace muchos años años de esto, Lacan no tiene la culpa si alguien sigue diciendo lo mismo después de tantos hallazgos dentro y fuera del psicoanálisis, los hallazgos de las neurociencias. Hoy podemos pensar las cosas de forma distinta y es ingenuo (incluco positivista y organicista) limitarse a decir que la imagen refleja nuestro cuerpo.

La imagen es una interpretación. Lo que vemos allí es una interpretación de nuestro cuerpo, suponiendo de que se trate del encuentro con el espejo o cualquier encuentro con pantallas que no sea ya de nosotros. Nadie se limita a ver en un sentido perceptual, sensorial, viendo con los ojos en tanto órgano visual. La interpretamos, de forma que podemos interpretar un rostro como felicidad, de pesadumbre, de crueldad, etc. El espejo no se limita nunca a reflejar, sino que es un espacio donde inventamos, ponemos cosas, escribimos e interpretamos continuamente. Hay materiales clínicos muy claros al respecto. Por ejemplo, todos podemos estar de acuerdo con que alguien sea delgado, pero que esa persona se vea gorda. Siempre hay un trabajo interpretativo, uno se inventa una identidad. Hay un trabajo de ficción, no es porque sí que hoy en las redes sociales predominen las ficciones de identidad. Por ejemplo, al hablar con desconocidos, donde se narran historias ficticias. O se editan las imágenes con photoshop, se retoca, se reinterpreta su propia figura. Es lo mismo que el maquillaje, hace máscara. Hay ahí una interpretación en el rostro que hace que alguien haga resaltar sus labios, los ojos, blanquear la piel para contrastar con el cabello o los párpados. Hay un trabajo interpretativo en acto que se va haciendo y un trabajo sobre la imagen que también va inventando una identidad. De eso se tratan todas estas cuestiones del narcisismo. Hoy es más fácil verlo gracias a la informática y al avance del cine y la fotografía, pero digamos que si uno quiere ir a la definción más abreviada posible, podría decir que el narcisismo empieza allí donde la imagen ocupa un espacio decisivo en mi. La relación con la imagen puede volverse tan o más importante que la relación con otra persona. O la relación conmigo mismo pasa incluso por la imagen.

Hace muchos años tuve un análisis muy largo con un político muy importante de la Argentina, de más de 50 años. Había un detalle que a mi me llamaba mucho la atención, que luego me di cuenta que formaba parte de la identidad de un político, que son ciertas deformaciones profesionales. Él era un senador y batallaba por conseguir determinadas cosas por su provincia, como inversiones para mejorar las condiciones de vida de esa población. Pero él le prestaba más atención a cómo salía eso en el diario que a como salía en la realidad. Esa es una situación narcisista, estar conectado con las cosas a través de una cierta primacía que toma la imagen. Esta pasión por la imagen puede llevar a situaciones de alienación furiosa, a que alguien esté más pendiente a como sale en la foto que como se está verdaderamente desempeñando.

El interés de la imagen es cada vez más precoz. Uno ya puede ver chiquitos de menos de un año que ya empiezan a interesarse por las pantallas. No entienden el relato, pero ya entienden el dibujito, el movimiento, la música, etc. Las imágenes publicitarias también nos espejan y nos devuelven retratos de familias felices y proponen todo el tiempo figuras de identificación en las cuales reconocernos. Pero el reconocimiento no es exacto, no se trata de un tema perceptivo ni de maduración neuronal, sino que hay un trabajo interpretativo en reconocer que ese soy yo. Es un trabajo interpretativo que me da una identidad y me protege de cierta relación con lo desconocido. Daniel Stern propone una experiencia que es muy interesante: si uno se mira a los ojos por mucho tiempo, se inquieta, excepto la pareja de enamorados o la pareja mamá-bebé. Estas parejas pueden mirarse por largos períodos sin inquietarse, pero en cualquier otra situación, una mirada insistente (incluso por parte de íntimos) empieza a inquietar o a molestar. Si uno se pone frente a un espejo y se queda mirándose por largo tiempo, va a terminar en angustia. Pasado el tiempo del reconocimiento, va a empezar a surgir lentamente la imagen de lo desconocido en mi. Ese “soy yo” es ficcional. Cuando digo “soy Rodulfo”, se apropia de mí una ficción, con una serie de personajes. Tengo una serie de nombres, de apellidos asignados, que es muy ficcional. El verdadero nombre es como los seudónimos, no existen.

En ciertos puntos de inflexión del tratamiento, donde ha ocurrido o está por ocurrir un cambio importante en el paciente, como dejar atrás un duelo o deshacerse de un síntoma, o se despierta una capacidad creativa que no sabía que tenía, puede ser que el paciente vaya a la peluquería y se aparezca con un peinado totalmente distinto al que tenía. O cambia la manera de vestirse. Son todos anuncios del cambio que está aconteciendo. Pero todos esos cambios tienen lugar en un terreno interpretativo. Es imposible mirar una película sin interpretarla. La imagen es mucho más que una mera reflexión. Proyectamos allí un montón de cosas. Nuestra imagen está  cargada de ideales de qué es ser hombre, qué es ser mujer, qué es tener tal edad, ser de tal clase social, y que ayudan a pensar los procesos que están teniendo lugar.

Gracias a lo que Lacan llamó efecto del significante, las palabras no vienen puras, sino que arrastran una serie de elementos ideológicos, míticos, políticos, aunque no lo querramos. Cuando uno dice narcisismo, incluso en el ámbito psicoanalítico, nunca es un elogio. Pareciera que tiene que ver con el engreimiento. En realidad, sin narcisismo no podríamos vivir como seres humanos, estaríamos amputados de la imagen. ¿Cómo vivir sin pantallas, celulares, pantallas? La tecnología actual permite la multiplicación frenética de identidades inventadas, historias, etc. El ser humano tiene una relación muy importante con la imagen, como si fuera algo real. La imagen está viva, es viviente. Eso es el narcisismo. La religión musulmana prohíbe pintar imágenes. Es un sacrilegio, por eso el arte plástico musulmán es un arte no figurativo: tiene figuras geométricas, decoraciones, arabescos, todo menos figuras humanas. El mito religioso dice que el día del Juicio Final, Allah le va a ordenar al pintor de la figura humana que le dé vida. Como el pintor va a fracasar, porque solo Allah puede dar vida, ese pintor va a ir al infierno para siempre. Este mito marca de forma negativa, pero muy clara, que se trata de dar vida al dibujo. Ese es el elemento vivo que descubre Narciso, la imagen como viviente en general y no solo su propia imagen.

El niño aburrido. Es todo una problemática hoy, hay más niños, adolescentes y jóvenes aburridos que angustiados. Hay poco sobre el aburrimiento en la literatura psicoanalítica. Una gran psicopedagoga argentina, Alicia Fernández, escribió sobre el aburrimiento. También lo hizo Heidegger. Los padres se quejan de que sus hijos no pueden ver una película son aburrirse, todo los aburre. Me interesa el caso de los niños que se aburren mirando o leyendo algo. Se aburren cuando no pueden ver en la imagen que les ponen, por ejemplo en una película, ningún aspecto propio. No se encuentran allí, no interpretan que hay algo suyo. Cuando alguien ve una película o serie y se identifica con un personaje, no se aburre porque se reconoce en eso. Algo de su deseo pasa por cómo es ese personaje. Ahí no hay aburrimiento posible.

Lo que el psicoanálisis descubre es que las personas llamadas narcisistas están mucho más pendientes de los otros que otras personas. El narcisista, lejos de satisfacerse en la contemplación de su propio ombligo, es alguien que depende de muchas personas y sobre todo depende de las imágenes que los otros le devuelven a él. La clínica desmintió todo ese formato en que se volvió el concepto de narcisismo.

Pregunta: ¿Cuál es la relación del concepto de narcisismo con el de simbiosis de Bleger?
R.R.: En los años ‘70 Bleger (Él murió en el ‘71) propuso que la subjetividad humana no comenzaba como un círculo que crecía hasta desarrollarse con los demás. Propuso que la subjetividad humana se formaba en una mezcla indiscernible que él llama simbiosis. Somos mezclas mal delimitadas o débilmente delimitadas, de ahí viene lo de ambigüedad. No es ni interno si externo, ni mío ni del otro, sino que participa de los 2. La interpretación, en este sentido, es ambiguo, porque no es una propiedad del saber del analista que condesciende a decírsela al paciente, ni tampoco es pura invención del paciente. es algo que se va haciendo entre paciente y analista y ya no interesa ver de quién es cada cos. ¿De quién es el orgasmo, en una relación de pareja? No hay un autor, eso es la simbiosis, una mezcla donde crecemos y nos formamos y siempre vivimos en un “entre”, entre 2 o más. No hay yo sin un sentimiento previo de nosotros. Yo no puedo decir yo sin salir de un foco donde me reconozco como miembro de un nosotros, que puede ser la familia o los que lo rodean. Yo soy todos esos, es una cosa muy plural. Este trabajo él lo presentó en un congreso y al año murió, sin poder desarrollar este concepto. Cambiar este concepto es muy difícil por el efecto escuela, las enseñanzas estereotipadas, la inercia del significante.

Pregunta: A veces los padres consultan preocupados porque el niño mira todo el tiempo a la pantalla. ¿Cómo lo piensa?
R.R.: La pasión por la pantalla siempre va a ganar la partida. En este punto, yo siempre me acuerdo de Don Quijote de La Mancha. Don Quijote se había vuelto loco, supuestamente, de tanto leer novelas de caballería y eso hizo que adopte una identidad ficticia narcisista, que es don Quijote de la Mancha, cuando él en realidad se llamaba Alonso Quijano. Él sale, entonces, a correr el mundo. La novela está ambientada en el momento que Gutenberg había inventado la imprenta hacía un tiempo y ahora estaba la posibilidad de leer libros impresos y que los libros circularan. Don Quijote leía contínuamente y en una escena de la novela, se reúnen el barbero y el cura del pueblo y deciden quemarle los libros para curarle, pensando que se había vuelto loco por tanto leer. En esa época no había televisión, pero es la misma situación trasladada a la lectura. Luego aparecieron otras novelas donde la lectura arrastraba a la perdición, como Madame Bovary, que leer la arrastra a la muerte o al suicidio. Para ese entonces, leer era peligroso, aunque hoy en día los padres quieren que sus hijos lean. Antes se les decía a los niños que se iban a quedar ciegos por tanto leer. La pantalla actual pasa por esta misma fase y tiene muchos aspectos.

El niño puede entablar relaciones lúdicas con la pantalla. hay chicos que se ponen a hacer experimentos con las pantallas, las fotos, celulares… Pueden entrar y salir, por ejemplo, a jugar a la pelota con sus amigos. Cuando es una chico que no hay manera de sacarlo de allí, o es un genio que está creando algo, o a está a la defensiva aislado… O en la casa falla alguna regulación por parte de los padres, que se quejan cuando han dejado avanzar demasiado las cosas por mucho tiempo. Caen en prohibiciones como querer dejar a los chicos en la edad de piedra sacándoles el módem, la tablet, etc. El mismo mito de Narciso nos dice, no en un sentido moralista, sino por la pasión que despierta. No se puede dejar al chico solo, porque la pasión es muy voraz y devora todo. Hay que acompañar a los chicos para regularlo, no entrar en estas cuestiones binarias de todo prohibido - nada prohibido.

Muchos docentes ven a la informática como una amenaza y antagonizan… Pero lo hacen en desventaja. El maestro debe subirse a la imagen para ser valorizado.

Tampoco se puede privar a los chicos de la tecnología para que no se sientan descolocados o marginados frente a sus padres. Hace falta regulación sin demonizar a la pantalla, que a veces se la culpa de demasiadas cosas. Es cierto que tienen sus peligros, ¿pero qué invención humana no lo tiene? Hasta las mejores cosas que inventamos tienen su costado maravilloso y peligroso. Por ejemplo los medicamentos, que mal usados pueden enfermar. Es parte de la cultura humana, no hay algo que sea unilateralmente bueno. Nosotros podemos decir que la imagen es peligrosa, pero no podemos sacarla de allí, hay que trabajar con eso que ya está.

Pregunta: (Pregunta por las terapias New Age).
R.R.: esas terapias de quererse a sí mismo son su propia caricatura. Si alguien hace eso sin reírse, carece de sentido del humor. Y si carece de sentido del humor, no tiene demasiadas chances. Pero me parece que no se trata de quererse mucho o poco, sino de querer producir consumidores sociales útiles que consuman ese material terapéutico y sobre todo, obediencia. Las sociedades, sea cual sea su gobierno, siempre quieren que seamos obedientes. Se valoriza la obediencia, la ley está del lado de los obedientes y nunca de los transgresores. Estas consignas de quererse a uno mismo son para personas fácilmente manipulables. Quererse mucho o poco no está en juego, sino la relación que uno tenga consigo mismo.