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martes, 9 de septiembre de 2025

Lógica, lenguaje y el ombligo del sujeto

La distinción entre lógica y lingüística supone un giro respecto del lenguaje mismo. ¿Cómo pensarlo? ¿Desde qué perspectiva situar esa diferencia? Si bien podría creerse que el lenguaje se reduce a los efectos de sentido, la enseñanza lacaniana muestra que no: ahí se abre la discrepancia entre connotación y denotación.

De allí se desprende que la lógica no se confunde con la gramática, sino que funciona como un operador que apunta al “ombligo del sujeto”, una tentativa de circunscribirlo. La resonancia con el “ombligo del sueño” freudiano es inmediata: se trata de ese punto opaco en el que lo real se hace presente, más allá del esquema Rho y de cualquier reducción a lo simbólico como pura sintaxis.

Ese ombligo, núcleo paradojal entre inconsistencia e incompletud, solo puede ser bordeado por la lógica, nunca resuelto. En ello reside su fecundidad: muestra tanto el límite de la lógica como el fracaso de la ciencia cuando intenta suturar lo imposible. En este punto, ciencia y psicoanálisis se cruzan, pues este último se orienta justamente por lo real en tanto imposible, como Lacan señala al cierre del Seminario 17.

En esta línea, Alain de Libera formula: “El sujeto está, si puede decirse, en exclusión interna de su objeto”. La frase condensa la paradoja: lo que “puede decirse” nunca se dice del todo, y la “exclusión interna” introduce un descentramiento radical. Allí comparece el objeto a, implicado en la división misma del sujeto, lo que conduce inevitablemente a la pregunta: si el sujeto se define por su subversión, ¿qué estatuto del objeto le corresponde en esa operación?

jueves, 17 de julio de 2025

Frege y la lógica del inicio: fundamentos para una clínica del vacío

Frege es uno de esos autores que, una vez introducidos en la enseñanza de Lacan, no pierden vigencia. Lacan vuelve a él una y otra vez, no como cita erudita, sino como sostén estructural de su lógica. ¿Qué es lo que vuelve a Frege tan relevante en este contexto?

Una hipótesis plausible es que Frege le permite a Lacan construir una lógica del inicio, es decir, una forma de pensar el comienzo sin recaer en los atolladeros del mito. Le ofrece, en ese sentido, una herramienta formal para evitar recurrir a narraciones fundacionales, lo que resulta clave en una teoría que se propone operar sobre lo simbólico sin sustancializarlo.

Conviene ubicar que Frege participa de una transformación mayor que atraviesa la segunda mitad del siglo XIX y las primeras décadas del XX: la reformulación de la lógica más allá de los límites aristotélicos. Este movimiento no solo transforma la lógica como disciplina, sino que repercute en la concepción del orden simbólico en su conjunto, con consecuencias visibles incluso hasta Gödel.

Para Lacan, hay una orientación estructural que lo lleva inevitablemente hacia ese terreno: su propuesta requiere una lógica de la génesis de la serie numérica, en tanto está en juego, al menos, una doble articulación:

  1. La relación del sujeto con el significante.

  2. El hecho clínico de que el inconsciente empalma con lo real.

Este último punto se enlaza directamente con la noción freudiana del "ombligo del sueño", ese punto opaco que Freud bordea y que resiste toda interpretación. Lacan lo retoma como indicio de una zona no simbolizada, irreductible, cuya existencia justifica su tesis en Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis: que no se puede abordar la pulsión sin antes ocuparse de la transferencia.

Ese punto opaco, ese agujero, es el lugar mismo de la inconsistencia del Otro. Y es allí donde Frege se vuelve fundamental: permite formalizar esa inconsistencia, no como falla anecdótica, sino como estructural. En ese lugar vacilante se emplaza la sutura, operación lógica que, en Lacan, prefigura una vía novedosa para pensar el síntoma. El síntoma ya no como formación de compromiso solamente, sino como respuesta a ese real innombrable que el significante no logra cubrir.