El analizante presenta, al inicio, una cadena asociativa en la cual caben ciertas posibilidades: si se trata de un discurso muy impregnado de lo religioso católico, el suicidio generalmente no aparece como opción (hasta el cuerpo le pertenece a Dios), la rebelión y el libre albedrío serán elementos que eventualmente habrá que construir. ¿Y cuáles son las escenas en las que el sujeto se reconoce? un idealismo asfixiante, la exigencia de perfección, la culpa, el masoquismo, el sometimiento. ¿Y cuáles serán intervenciones posibles? Oportunamente será cuestión de introducir a San Agustín y su vida “disipada” antes de ascender a la Santidad, o hablar de Jesús mostrando su temor en el Monte de los Olivos…
Un analizante con síntomas depresivos y una estructura histérica de tipo melancólico tenderá a interpretar todas las situaciones en sintonía con su ubicación como poco valioso. ¿Qué hay de tentador allí? Intervenir mediante intervenciones que apuntan a sostenerlo, ensalzarlo…Sin embargo, lo que se ve en la clínica es que si bien hace “sentir mejor” al paciente, eso no lo convierte en analizante de su estructura. ¿Acaso un punto de identificación para sostener a algún ser amado que se refugiaba en la cama? ¿Acaso pudiera ser el único modo de poder compartir algo con ese alguien? O tal vez podamos pensar que transitar el mismo camino del Otro, aún su suicidio, puede ser la única respuesta que alguien encuentra para responder a la pregunta de ¿qué sentía mi papá?
Si en las psicosis el delirio es legible, en las neurosis el inconsciente es interpretable, descifrable como un lenguaje, al modo de un jeroglífico. Tanto en la neurosis como en las psicosis hay una continuidad en el sentido que en ambas se pasea el significante, pero en forma regulada en la neurosis mientras que en las psicosis se lo encuentra paseándose solo. Por ende, la metodología de acceso, la técnica analítica es absolutamente diferente en un caso y en el otro.
Porque podemos “psicotizar” a alguien…
Fua Puppulo, Violaine. (2012). Rayuelas Lacanianas. Buenos Aires. La Docta Ignorancia Ediciones.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario