Algunos sujetos encuentran preferible pensar que son el centro de atención del mundo para alguien, aunque más no sea con el interés de perseguirles, que darse cuenta de lo solos que están.
Contrariamente a la visión popular e incluso psiquiátrica de la psicosis paranoica, donde se piensa que debe consistir en un sufrimiento insoportable -que lo hay-, las propias personas que han estado en un episodio delirante han dejado en testimonios, algunos de ellos célebres, la afirmación de que aunque se sentían angustiados y perseguidos, también disfrutaban de una sensación de ser alguien verdaderamente importante en el desarrollo del mundo y de la historia.
Se podría decir que conseguían cierta satisfacción narcisista al pensar que toda la gente pensaba en ellos y eso por lógica, les hacía ser alguien muy relevante.
Es por ésto que cuando el delirio persecutorio cae, muchas de estas personas al ver el estado real de las cosas, caen en un estado melancólico.
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